Crítica de 'Dunkerque': Una experiencia cinematográfica que deja sin aliento

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Crítica de 'Dunkerque': Una experiencia cinematográfica que deja sin aliento


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Este viernes se estrena 'Dunkerque', la última película de Christopher Nolan. Se trata de la primera película de Nolan basada en hechos reales. La crítica cree, de forma unánime, que es la mejor película en lo que va de año.

DANIEL G. APARICIO 21.07.2017

Acudí a ver Dunkerque sin expectativa alguna. No había leído ninguna crítica, no había visto el tráiler y no conocía mucho sobre este episodio de la II Guerra Mundial más allá de lo que se cuenta en otra película estrenada recientemente, Su mejor historia, en la que también tiene cierta importancia. Imágenes 1 Foto Como fan de Christopher Nolan, me costaba imaginar qué podía aportar el director británico al cine bélico realista, alejado de los elementos fantásticos y de ciencia ficción que tan buen resultado han dado en su filmografía. Pensaba que, quizás, sería una película en la que no se notaría su esencia. Nunca he estado más equivocado. Dunkerque es el talento de Nolan concentrado en casi dos horas de maestría cinematográfica. Su mano se ve en la belleza de cada plano, en la intensidad de cada secuencia y en su arriesgrada estructura, dividida en tres espacios y tiempos diferentes que se dirigen hacia un mismo punto: una semana en tierra, un día en el mar y una hora en el aire.

La mayor diferencia respecto a sus anteriores trabajos es la ausencia de un gran personaje protagonista. Nolan nos muestra la acción desde el punto de vista de varios hombres, pero en ninguno profundiza demasiado. De algunos se cuenta lo justo, de otros, prácticamente nada, porque el personaje principal es colectivo, los más de 300.000 soldados atrapados en una playa al norte de Francia y los cientos que trataron de ayudarlos a sobrevivir. Para el espectador –para mí– todo comienza con un disparo. Cuando aún no me he acomodado en la butaca, el primer impacto de bala, con un sonido que duele, me produce un nudo en la garganta que se resiste a desaparecer. Las sensaciones se van acumulando en el estómago. Me descubro sintiendo miedo, una sensación de inquietud aún mayor que la que producen las películas de terror. Pero sobre todo me invade la angustia. No hay un solo minuto de respiro hasta el final (quizá uno, y resulta catártico).

Sobrecogido, asombrado, sin poder parpadear, sufro con cada escena. 'Dunkerque' es el talento de Nolan concentrado en casi dos horas de maestría cinematográfica Gran parte de la culpa es de los efectos sonoros, devastadores, constantes, contundentes. Aportan más violencia que la sangre de la que se ha decidido prescindir. No se ve una gota. Dunkerque es agonía sin heridas, muerte sin casquería, dolor en el alma más que en el cuerpo. Tampoco hay casi diálogos. Los rostros, los gestos y las acciones lo dicen todo. Hablan de la valentía y la cobardía, que a menudo son la misma cosa, de la sensación de vacío y de la desesperada lucha por huir de un funesto desenlace que se da por hecho. Ante la ausencia de voces, quien no calla es la banda sonora de Hans Zimmer, que mantiene la tensión y acelera las pulsaciones incluso en momentos de aparente calma. Es un recuerdo constante de que el peligro no desaparece jamás. El enemigo es una amenaza invisible (solo se materializa en forma de aviones, bombas y balas) pero omnipresente.

Cuando todo termina y comienzan a desfilar los créditos, noto la emoción contenida en la sala y me doy cuenta de que Dunkerque es más que una película, es una experiencia, un recordatorio de cuál es la finalidad del cine (conmover, conmocionar) y por qué lo llamamos séptimo arte. Tuve la carne de gallina hasta una hora después de terminar la película. Todavía hoy, cuando la recuerdo, mientras escribo estas líneas, se me ponen los vellos de punta. Nolan me hizo sentir que formaba parte de aquello. Yo también estuve en Dunkerque.

VIDEO EN ESPAÑOL :
http://www.20minutos.es/noticia/3095706/0/critica-dunkerque-christopher-nolan/
 
11 películas que Christopher Nolan recomienda ver antes de ‘Dunkerque’


Tienes hasta el estreno del 21 de julio para ponerte al día con estos clásicos que han inspirado la película bélica de Christopher Nolan.

Por Daniel de Partearroyo - 30 de Mayo de 2017


Christopher Nolan

En un verano lleno de cine superheroico y aparatosas franquicias tratando de llamar nuestra atención, una de las películas de gran presupuesto más esperadas se sale de esa inercia para proponer una historia original basada en un episodio real de la Segunda Guerra Mundial. Se titula Dunkerque y la dirige Christopher Nolan. ¿Su historia? La Operación Dinamo que evacuó de Francia a las tropas aliadas cercadas por el ejército nazi.

Con Tom Hardy, Mark Rylance, Cillian Murphy y Kenneth Branagh encabezando el reparto junto al debutante Fionn Whitehead (bueno, y junto a Harry Styles), Dunkerque está llamada a ser uno de los acontecimientos cinematográficos del verano, al menos a nivel de taquilla y expectación.

Coincidiendo con su cercano estreno, Nolan ha colaborado con el British Film Institute para organizar un ciclo de películas en el BFI Southbank de Londres donde, bajo el título Christopher Nolan Presents, se proyectarán algunos de los títulos clásicos que le han inspirado a la hora de hacer su filme. Además de seleccionar las películas, el director británico ha ofrecido un pequeño comentario sobre cada una, que reproducimos a continuación acompañada de la programación completa que podrá verse en la capital británica del 1 al 31 de julio.

Avaricia
(Erich von Stroheim, 1924)


Una de las películas más emblemáticas de Von Stroheim y de las primeras décadas del cine, obviamente muy anterior a la Segunda Guerra Mundial, pero que Nolan considera “una épica muda” y que, desde luego, merece ser uno de los faros más importantes de cualquier cineasta.



Amanecer
(F. W. Murnau, 1927)


Un caso similar al anterior: obra maestra absoluta en la que se puede detectar inspiración para todo el cine posterior. Según Nolan, este dramático romance de Murnau le ayudó a “explorar las posibilidades de la narración puramente visual”.



Sin novedad en el frente
(Lewis Milestone, 1930)


Un clásico de la Primera Guerra Mundial. “La guerra deshumaniza [y esta fue la película que lo dijo primero y mejor]. Al volver a ver esta obra maestra es muy difícil no admitir que la intensidad y el horror [de la guerra] nunca han estado mejor representados. Para mí, demuestra el poder de resistencia ante la convención de encontrar significado y lógica a nuestro destino individual”, afirma Nolan.



Enviado especial
(Alfred Hitchcock, 1940)


“Ningún repaso al suspense cinematográfico y la narración visual estaría completo sin Hitchcock. Su virtuosismo técnico en Enviado especial al mostrar el hundimiento de un avión en el mar ha inspirado mucho de lo que intentamos en Dunkerque”.



El salario del miedo
(Henri-Georges Clouzot, 1953)


“Un clásico establecido en la creación de tensión”.



La batalla de Argel
(Gillo Pontecorvo, 1966)


“Una historia atemporal y conmovedora que fuerza la empatía hacia sus personajes de la manera menos teatral posible. Nos preocupa la gente de esta película simplemente porque estamos del todo inmerso en su realidad”.



La hija de Ryan
(David Lean, 1970)


“Playas barridas por el viento y olas que rompen en al orilla… La relación entre espectáculo geográfico, narración e impulso temático en este romance de David Lean fue extraordinariamente inspiradora para mí. Cine puro”.



Alien
(Ridley Scott, 1979)


Al igual que El salario del miedo, “un clásico absoluto a la hora de crear tensión”.



Carros de fuego
(Hugh Hudson, 1980)


“El esplendor visual, las historias entrelazadas y el agresivo anacronismo de la música combinados para crear una obra maestra de finura británica, cuya popularidad rápidamente hizo que se pasara por alto la naturaleza radical que tenía”.



Speed
(Jan de Bont, 1994)


¿Qué buscó Nolan en la película de acción sobre ruedas protagonizada por Keanu Reeves y Sandra Bullock? Quizás replicar su “ritmo de relojería” y la capacidad de tenerte pegado al asiento “mordiéndote las uñas”.



Imparable
(Tony Scott, 2010)




Christopher Nolan: ¿A favor o en contra?

Con el estreno de 'Dunkerque' a la vista, nos situamos en el punto de vista de los escépticos y de los enamorados del mejor y más odiado director vivo.

http://cinemania.elmundo.es/noticias/11-peliculas-christopher-nolan-recomienda-ver-dunkerque/

 
lo que yo no se es donde quedara el rigor histórico y convertirán el "LOS NAZIS SE PEGARON EL BUEN ROLLO Y LOS DEJARON ESCAPAR" real que se transformará en una "heroica retirada bajo el incesante fuego nazi por parte de las fuerzas británicas"
De hecho hace tiempo de cierto "revisionismo" a lo que fue algo mas que aceptado... que los nazis dejarin escapar a los británmicos en Dunkerke y de hecho se sabe que HUBO ORDEN DE PARO A LOAS TROPAS ALEMANES, que tenian efectivos suficientes para ventilarse a los britanicos. basicamente mandaron unos pocos aviones y unos pocos de infanteria y dejaron las tropas blinddas paradas dejando tres dias de margen para que se evacuaran a los britanicos

ahira se queieren matizar que los "alemanes se confiaron y pensaron que tenian suficiente" pues no, los alemanes sabian que la royal navy venia y apenas mandaron tropas porque estaban ocuopados en consolidasr el dominio de Francia por un lado y como guiño de buena intención a Churchill.


y no dudo que la película será buenisima pero creo que en rigor historico será "historia made in Hollywood"
 
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Imagen: Warner Bros. Pictures.

Si algo queda meridianamente claro después de ver Dunkerque es que Christopher Nolan jamás pudiera haber hecho esta película si antes no hubiera llenado las arcas de Warner Brothers con la trilogía de Batman. Ahora, envuelto en el manto protector que ha generado su condición de director comercial ha podido —por fin— dedicarse única y exclusivamente a cosechar su vocación autoral. Nolan ya había enseñado la patita con Interstellar, aunque algunos detalles al final del metraje delataran un desarrollo más comercial de lo previsto (el improbable villano interpretado por Matt Damon, sin ir más lejos).

Dunkerque no tiene un solo momento de pirotecnia emocional y como mucho concede al espectador dos alivios temporales: la llegada de los barcos a la playa y la frase de Kenneth Branagh casi en el desenlace. El resto es un relato en los confines de la antiépica, que podría resumirse perfectamente en aquella frase del director de cine Samuel Fuller: «Cuando estás en el campo de batalla, la supervivencia es todo lo que hay». La propia estructura de la película, casi en tiempo real, permite intuir la voluntad naturalista del director (impresionista, han clamado algunos críticos estadounidenses): no hay ninguna intención de crear vínculo dramático del espectador con los personajes a través de un arco dramático. A Nolan no le interesa explicarnos quiénes son esos tipos atrapados en una playa, a cuarenta y cinco kilómetros de casa, y la empatía surge de forma puramente intuitiva, cegados por un apocalipsis diminuto que parece envolver a los personajes y les obliga a hacer aquello que Ned Scotty, el personaje de El enigma que vino de otro mundo, grita al final del filme: «Mirad a los cielos. Seguid mirando. Seguid vigilando los cielos».

Dunkerque es una película en la frontera del cine bélico con el drama, que tiene algo de thriller y algo de reflexión sosegada sobre la inequívoca condición caótica del ser humano. Los primeros minutos de la película, sin diálogos (solo un par de imprecaciones al viento) recuerdan —y mucho— al trabajo de Paul Thomas Anderson en There will be blood, de la misma forma que la partitura de Hans Zimmer (alejado aquí del ruidismo de sus últimos trabajos) es hermana gemela de la Jonny Greenwod para el mencionado filme de Anderson.

Pero —sobre todo— la película es lo más cercano al arte y ensayo que jamás ha estado Nolan del género, en algunos tramos plenamente consciente de esa búsqueda sensorial (el torpedeo del barco y las posteriores escenas en las bodegas inundadas de agua) y en otras bordeando el nihilismo en el que acaba inmersa cualquier guerra (los soldados tratando de tapar con las manos los agujeros de bala de los francotiradores en el casco de una embarcación), Dunkerque no cesa nunca de perseguir al espectador a través de una narración pluscuamperfecta, llena de hombres cuya única victoria es la supervivencia porque ya han sido derrotados de todas las formas posibles.

El sonido de los ataques en picado de los stukas alemanes y la visión fugaz de los mismos es la única mirada del realizador al enemigo. Nolan prescinde del villano, de la esvástica y de la —obvia— tentación de recurrir a los nazis como contrapeso dramático para alejarse del mantra bélico (casi como Stanley Kubrick en Senderos de gloria) y focalizarse en el conflicto que vive cada soldado abandonado en esa playa. No le interesan al director los grandes conflictos éticos o el calado de la operación de rescate, sino el infierno aparentemente tranquilo y ordenado (esas colas para abordar las embarcaciones que nadie parece querer saltarse) que solo puede producirse en un ejército que se siente más cansado que derrotado, incapaz hasta de huir.

Dunkerque puede haber costado ciento treinta millones pero es una película que se esfuerza por ser pequeña y que va reduciendo su tamaño a medida que avanza, y que coloca a Nolan en las arenas de Memento o de su primer filme, Following. Además, y aunque el realizador tiene fama de ser frío como la Antartida, su último trabajo tiene la extraordinaria habilidad de inocularnos (vía sonora y visual) la tensión que irriga de la simpleza de la misión de los soldados: seguir vivos.

Rodada en 70 mm (*), casi como si fuera una epifanía y con la inestimable ayuda de Hoyte Van Hoytema (que ya ejerció de director de fotografía en Interstellar), Nolan planta un inmenso fresco que lejos de embadurnar a brochazos rellena con una suerte de puntillismo lleno de matices, donde el negro y el azul toman la pantalla y los encuadres parecen más fruto de la obsesión que de la necesidad. Es tal el preciosismo que resulta difícil no sucumbir a la hipnosis creada por la destreza y el ansia de perfeccionismo y olvidarse de las bondades de un guion (del mismo Nolan) de una inteligencia perversa: en una hora y cuarenta y cinco minutos el británico es capaz de perfilar un relato bélico por tierra, mar y aire.

Sabido es que Nolan tiene tantos admiradores como cinéfilos que han puesto precio a su cabeza, pero se antoja complicado a estas alturas dudar del talento de un hombre que ejecuta con una elegancia impecable un filme tan poco convencional como este.

Dunkerque es —caben pocas dudas— su película más personal y también la menos preocupada por la taquilla, aun sabiendo que el director de El caballero oscuro es un seguro de vida para los productores porque no acostumbra a resbalar en el plano financiero. De ahí el reparto de desconocidos (solo Tom Hardy puede presumir de apellido, aunque Mark Rylance —un Óscar— y Kenneth Branagh —otro— exhiban galones en el filme, no es que puedan ser considerados estrellas al uso) y la discreción de su campaña de promoción, alejada de los fuegos artificiales habituales en tráilers y redes sociales. Incluso el final de la película, con el legendario discurso de Winston Churchill leído a modo de cantinela por un soldado y alejado completamente del contexto original del mismo, resulta ser una declaración de intenciones que enlaza con el principio de la película: no hay heroísmo posible en la batalla; la mayor recompensa (y la mayor gloria) es regresar.

(*) Obviamente, y al igual que pasaba con el Super Ultra Panavision de Los odiosos ocho, ver la película en 70mm es una recomendación indispensable pero lamentablemente solo hay ciento veinte copias en ese formato y únicamente una en nuestro país (la sala Phenomena en Barcelona)

Publicado por Toni García Ramón en la revista digital Jotdown.

@pilou12
 
soy yo la única a la que este tipo decepcionó tras memento? Me parece un bluff total, pocas de sus historias tienen sentido, un tostón pretencioso y enrevesado dirigido al público milenial para que hagan wuauuuuu y nada más. De Inception me fui del cine, directamente, menuda estafa.
 
soy yo la única a la que este tipo decepcionó tras memento? Me parece un bluff total, pocas de sus historias tienen sentido, un tostón pretencioso y enrevesado dirigido al público milenial para que hagan wuauuuuu y nada más. De Inception me fui del cine, directamente, menuda estafa.
Hola @Hatshepsut
Sin embargo yo salvaría esta, como excepción:

"The Dark Knight / El Caballero Oscuro" (2008), con Christian Bale, Heath Ledger y Michael Caine.

Batman/Bruce Wayne (Christian Bale) regresa para continuar su guerra contra el crimen. Con la ayuda del teniente Jim Gordon (Gary Oldman) y del Fiscal del Distrito Harvey Dent (Aaron Eckhart), Batman se propone destruir el crimen organizado en la ciudad de Gotham. El triunvirato demuestra su eficacia, pero, de repente, aparece Joker (Heath Ledger), un nuevo criminal que desencadena el caos y tiene aterrados a los ciudadanos. (FILMAFFINITY

 
Hola @Hatshepsut
Sin embargo yo salvaría esta, como excepción:

"The Dark Knight / El Caballero Oscuro" (2008), con Christian Bale, Heath Ledger y Michael Caine.

Batman/Bruce Wayne (Christian Bale) regresa para continuar su guerra contra el crimen. Con la ayuda del teniente Jim Gordon (Gary Oldman) y del Fiscal del Distrito Harvey Dent (Aaron Eckhart), Batman se propone destruir el crimen organizado en la ciudad de Gotham. El triunvirato demuestra su eficacia, pero, de repente, aparece Joker (Heath Ledger), un nuevo criminal que desencadena el caos y tiene aterrados a los ciudadanos. (FILMAFFINITY


la he visto, sí bueno, vale, una más de héroe atormentado, nada que no hayamos visto en las excelentes pelis de cine noir que pones tú, claro con más efectos especiales y eso, pero no deja de ser vino viejo en odres nuevos y en mi opinión, peores.
 
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