El Mundo Orbyt.
CRISTINA E IÑAKI
30/09/2017
20 AÑOS DE SU BODA, ÚLTIMO ANIVERSARIO JUNTOS
El próximo miércoles celebran dos décadas de matrimonio. Ese día, Barcelona se volcó con los duques de Palma. Hoy, han perdido su título y no barajan la idea de regresar a la Ciudad Condal. La condena a Iñaki agota sus días juntos.
POR CONSUELO FONT
“LA INFANTA CRISTINA (52) Y SU FAMILIA no se van a mover de Ginebra por el momento, al menos hasta que el Supremo no se pronuncie sobre el recurso que interpuso Iñaki (49), que aún puede tardar meses. Pero quizá tampoco lo haga después, porque ella dice que está muy a gusto allí, donde pueden vivir como seres normales, lejos del acoso mediático y sin que les despellejen vivos. Y si al final Iñaki tiene que cumplir su pena en España, Ginebra está a tiro de piedra de avión, por lo que Cristina y sus hijos podrían visitarle todas las semanas”. Ésta es la opinión que manifiesta a LOC un allegado a los ex duques de Palma sobre su posible traslado a otro país, en concreto a Portugal, algo que se ha convertido en goteo continuo desde que en febrero se hizo pública la sentencia de Nóos, que condenó a Urdangarin a seis años y tres meses de cárcel, absolviendo a la Infanta.
Siete meses después, la familia sigue sin moverse de Ginebra. Incluso los hijos pequeños han comenzado nuevo curso en el Ecolin, el centro donde estudian desde 2013 y hasta Juan Valentín, que ayer, 29 de septiembre, cumplió 18 años y está en edad universitaria, ha decidido permanecer allí junto a sus padres.
Contra pronóstico, en Ginebra van a celebrar este miércoles, 4 de octubre, un aniversario muy especial, ya que se cumplen 20 años de la boda de Cristina de Borbón con el entonces jugador de balonmano Iñaki Urdangarin. Ese 4 de octubre de 1997, sábado, “Barcelona entera era una boda” como reflejó algún titular. Hubo fiesta la víspera en las calles con conciertos de música y castillos de fuegos artificiales. Al día siguiente, tras la ceremonia en la catedral, a la que acudieron 1.500 invitados, los novios hicieron un recorrido en Rolls Royce que presenciaron unos 200.000 barceloneses vitoreando a la pareja y al resto de la Familia Real.
Una boda calificada de “ejemplar” en la que, sin embargo, a algunos la procesión les iba por dentro. Por ejemplo, a Don Juan Carlos, a quien no hizo ni pizca de gracia que su hija se casara con un jugador de balonmano del que además tenía preocupantes informaciones sobre su ambición y supuestos líos de faldas. Intentó incluso impedir el compromiso, orquestando una campaña mediática con periodistas de su confianza, que frustró su hermana Pilar, al caer en la trampa de un periodista que le mintió asegurando que se había anunciado el compromiso. “Ah, ya lo han anunciado, pues sí, estamos encantados, es un chico estupendo”. El tiempo parece haber dado la razón a Don Juan Carlos, quien actualmente mantiene una relación fría con su hija y nula con su yerno.
Hoy, los Borbón-Urdangarin son una familia cada día más replegada en sí misma, que ha hecho piña en torno al ex duque, y viven obsesionados con ese hilo de esperanza en forma de recurso de casación que presentó Urdangarin en el Supremo. Según los expertos, el alto tribunal puede tardar entre 10 y 18 meses en resolver este tipo de recursos dada su complejidad, pues tiene casi 800 páginas y además incluye una ristra de delitos relacionados con la corrupción que hay que revisar uno por uno.
Son muchos en el entorno de Urdangarin que consideran un error que recurriera, sobre todo ahora que la Fiscalía del Supremo pide incrementar su pena a 10 años de cárcel. “Lo está pasando fatal, apura cada día como si fuese el último de su existencia, a sus 49 años, parece que tiene 60. Es prolongar su sufrimiento y sobre todo el de su mujer y sus hijos, que están totalmente inmovilizados”, señala la fuente antes citada.
NO A LISBOA
Tras hacerse pública la sentencia de Nóos en febrero, se dio por hecho que la Infanta, absuelta, iniciaría una nueva vida con sus hijos fuera de Ginebra. En concreto en Lisboa, donde el Aga Khan, ha adquirido el palacio Henrique de Mendoça como futura sede. Cobró fuerza entonces el rumor de que Cristina de Borbón se trasladaría a vivir a Lisboa mientras Iñaki elegiría probablemente la cárcel de Badajoz para cumplir condena, próxima a la frontera portuguesa, para estar cerca de su familia.
Los ex duques de Palma valoraron seriamente esta opción, e incluso Iñaki reveló en su entorno que se marchaban a vivir a Portugal, pero posteriormente se descartó. En parte porque el recurso de Urdangarin les permitió prolongar su estancia en Ginebra, pero también porque Zarzuela no lo vio con buenos ojos. En Portugal la familia del Rey goza de excelente imagen, ya que en Estoril se exilió Don Juan, no por delito alguno, sino por su oposición al franquismo. Además, viviendo en la capital portuguesa, la prensa estaría al acecho como en España y la polémica salpicaría nuevamente a la Corona. La Infanta Cristina comprendió esta vez que en Lisboa no podría gozar de la privacidad que disfruta en Ginebra, y lo desechó. Bien es verdad que con cierta tristeza, pues el país vecino era una forma de mitigar su “pena de destierro” tras tantos años lejos de España y de su gente.
Donde, por cierto, tras ser declarada no culpable, hizo un intento de rehabilitar su imagen, pasando la Semana Santa con Urdangarin en La Toledana, finca que posee en Ciudad Real su primo, el duque de Calabria, lo que desató una encendida polémica por la exhibición pública que hicieron. Tampoco tuvo éxito su tentativa de recuperar posiciones en la familia, ya que en el funeral por la Infanta Alicia, en mayo, al que acudió junto al resto de la familia del Rey, su hermano Felipe VI la ignoró públicamente. Todo ello la hizo desistir de un lavado de imagen que, aparte de aumentar el rechazo, podía afectar negativamente a la resolución del recurso de Urdangarin. Así que retomó un discreto perfil bajo que ha dado sus frutos, pues este verano en Mallorca sus hijos sí han sido rehabilitados por el Rey Felipe, que les llevó a navegar y a cenar en familia.
Este mes de septiembre, Cristina de Borbón ha viajado dos días a Barcelona en secreto, como siempre ha hecho, e incluso cuando acudió a una reunión de trabajo en La Caixa entró por el parking para evitar curiosos. También se entrevistó con sus abogados del bufete Molins, acudió a su peluquería, Llongueras, a alisarse el pelo y visitó a su cuñada, Ana Urdangarin, uno de sus grandes apoyos, que vive en el barrio del Puxet. Con ella pasa largas temporadas la madre de Iñaki, Claire Liebaert, desde que se quedó viuda, así que la Infanta también pudo ver a su suegra, con la que estuvo el verano en Bidart.
El viernes, 8 de septiembre, regresó a su hogar suizo para pasar el fin de semana en familia y no dejar solo a Iñaki, su obsesión. A una hora y 25 minutos de vuelo de Barcelona y a dos de Madrid, Ginebra es una opción de futuro cada vez más consistente para la familia Borbón Urdangarin, incluso si al final, como parece probable, el ex duque de Palma ingresa en prisión, y cumple condena en un centro penitenciario español. Antes de que eso llegue, la familia celebrará los 20 años de casados como si fuera el último juntos.
CRISTINA E IÑAKI
30/09/2017
20 AÑOS DE SU BODA, ÚLTIMO ANIVERSARIO JUNTOS
El próximo miércoles celebran dos décadas de matrimonio. Ese día, Barcelona se volcó con los duques de Palma. Hoy, han perdido su título y no barajan la idea de regresar a la Ciudad Condal. La condena a Iñaki agota sus días juntos.
POR CONSUELO FONT
“LA INFANTA CRISTINA (52) Y SU FAMILIA no se van a mover de Ginebra por el momento, al menos hasta que el Supremo no se pronuncie sobre el recurso que interpuso Iñaki (49), que aún puede tardar meses. Pero quizá tampoco lo haga después, porque ella dice que está muy a gusto allí, donde pueden vivir como seres normales, lejos del acoso mediático y sin que les despellejen vivos. Y si al final Iñaki tiene que cumplir su pena en España, Ginebra está a tiro de piedra de avión, por lo que Cristina y sus hijos podrían visitarle todas las semanas”. Ésta es la opinión que manifiesta a LOC un allegado a los ex duques de Palma sobre su posible traslado a otro país, en concreto a Portugal, algo que se ha convertido en goteo continuo desde que en febrero se hizo pública la sentencia de Nóos, que condenó a Urdangarin a seis años y tres meses de cárcel, absolviendo a la Infanta.
Siete meses después, la familia sigue sin moverse de Ginebra. Incluso los hijos pequeños han comenzado nuevo curso en el Ecolin, el centro donde estudian desde 2013 y hasta Juan Valentín, que ayer, 29 de septiembre, cumplió 18 años y está en edad universitaria, ha decidido permanecer allí junto a sus padres.
Contra pronóstico, en Ginebra van a celebrar este miércoles, 4 de octubre, un aniversario muy especial, ya que se cumplen 20 años de la boda de Cristina de Borbón con el entonces jugador de balonmano Iñaki Urdangarin. Ese 4 de octubre de 1997, sábado, “Barcelona entera era una boda” como reflejó algún titular. Hubo fiesta la víspera en las calles con conciertos de música y castillos de fuegos artificiales. Al día siguiente, tras la ceremonia en la catedral, a la que acudieron 1.500 invitados, los novios hicieron un recorrido en Rolls Royce que presenciaron unos 200.000 barceloneses vitoreando a la pareja y al resto de la Familia Real.
Una boda calificada de “ejemplar” en la que, sin embargo, a algunos la procesión les iba por dentro. Por ejemplo, a Don Juan Carlos, a quien no hizo ni pizca de gracia que su hija se casara con un jugador de balonmano del que además tenía preocupantes informaciones sobre su ambición y supuestos líos de faldas. Intentó incluso impedir el compromiso, orquestando una campaña mediática con periodistas de su confianza, que frustró su hermana Pilar, al caer en la trampa de un periodista que le mintió asegurando que se había anunciado el compromiso. “Ah, ya lo han anunciado, pues sí, estamos encantados, es un chico estupendo”. El tiempo parece haber dado la razón a Don Juan Carlos, quien actualmente mantiene una relación fría con su hija y nula con su yerno.
Hoy, los Borbón-Urdangarin son una familia cada día más replegada en sí misma, que ha hecho piña en torno al ex duque, y viven obsesionados con ese hilo de esperanza en forma de recurso de casación que presentó Urdangarin en el Supremo. Según los expertos, el alto tribunal puede tardar entre 10 y 18 meses en resolver este tipo de recursos dada su complejidad, pues tiene casi 800 páginas y además incluye una ristra de delitos relacionados con la corrupción que hay que revisar uno por uno.
Son muchos en el entorno de Urdangarin que consideran un error que recurriera, sobre todo ahora que la Fiscalía del Supremo pide incrementar su pena a 10 años de cárcel. “Lo está pasando fatal, apura cada día como si fuese el último de su existencia, a sus 49 años, parece que tiene 60. Es prolongar su sufrimiento y sobre todo el de su mujer y sus hijos, que están totalmente inmovilizados”, señala la fuente antes citada.
NO A LISBOA
Tras hacerse pública la sentencia de Nóos en febrero, se dio por hecho que la Infanta, absuelta, iniciaría una nueva vida con sus hijos fuera de Ginebra. En concreto en Lisboa, donde el Aga Khan, ha adquirido el palacio Henrique de Mendoça como futura sede. Cobró fuerza entonces el rumor de que Cristina de Borbón se trasladaría a vivir a Lisboa mientras Iñaki elegiría probablemente la cárcel de Badajoz para cumplir condena, próxima a la frontera portuguesa, para estar cerca de su familia.
Los ex duques de Palma valoraron seriamente esta opción, e incluso Iñaki reveló en su entorno que se marchaban a vivir a Portugal, pero posteriormente se descartó. En parte porque el recurso de Urdangarin les permitió prolongar su estancia en Ginebra, pero también porque Zarzuela no lo vio con buenos ojos. En Portugal la familia del Rey goza de excelente imagen, ya que en Estoril se exilió Don Juan, no por delito alguno, sino por su oposición al franquismo. Además, viviendo en la capital portuguesa, la prensa estaría al acecho como en España y la polémica salpicaría nuevamente a la Corona. La Infanta Cristina comprendió esta vez que en Lisboa no podría gozar de la privacidad que disfruta en Ginebra, y lo desechó. Bien es verdad que con cierta tristeza, pues el país vecino era una forma de mitigar su “pena de destierro” tras tantos años lejos de España y de su gente.
Donde, por cierto, tras ser declarada no culpable, hizo un intento de rehabilitar su imagen, pasando la Semana Santa con Urdangarin en La Toledana, finca que posee en Ciudad Real su primo, el duque de Calabria, lo que desató una encendida polémica por la exhibición pública que hicieron. Tampoco tuvo éxito su tentativa de recuperar posiciones en la familia, ya que en el funeral por la Infanta Alicia, en mayo, al que acudió junto al resto de la familia del Rey, su hermano Felipe VI la ignoró públicamente. Todo ello la hizo desistir de un lavado de imagen que, aparte de aumentar el rechazo, podía afectar negativamente a la resolución del recurso de Urdangarin. Así que retomó un discreto perfil bajo que ha dado sus frutos, pues este verano en Mallorca sus hijos sí han sido rehabilitados por el Rey Felipe, que les llevó a navegar y a cenar en familia.
Este mes de septiembre, Cristina de Borbón ha viajado dos días a Barcelona en secreto, como siempre ha hecho, e incluso cuando acudió a una reunión de trabajo en La Caixa entró por el parking para evitar curiosos. También se entrevistó con sus abogados del bufete Molins, acudió a su peluquería, Llongueras, a alisarse el pelo y visitó a su cuñada, Ana Urdangarin, uno de sus grandes apoyos, que vive en el barrio del Puxet. Con ella pasa largas temporadas la madre de Iñaki, Claire Liebaert, desde que se quedó viuda, así que la Infanta también pudo ver a su suegra, con la que estuvo el verano en Bidart.
El viernes, 8 de septiembre, regresó a su hogar suizo para pasar el fin de semana en familia y no dejar solo a Iñaki, su obsesión. A una hora y 25 minutos de vuelo de Barcelona y a dos de Madrid, Ginebra es una opción de futuro cada vez más consistente para la familia Borbón Urdangarin, incluso si al final, como parece probable, el ex duque de Palma ingresa en prisión, y cumple condena en un centro penitenciario español. Antes de que eso llegue, la familia celebrará los 20 años de casados como si fuera el último juntos.
Última edición por un moderador:
