Depende de muchos factores. El tipo de negocio, el plan de negocio de sus gestores, el volumen de provisionamiento de fondos, la capacidad de aplazar pagos a proveedores mientras tienen congelada su propia actividad, sus líneas de financiación activas. Un negocio bien gestionado debería poder aguantar un par de meses, a no ser que les pilles justo recién abiertos (en etapa de arranque todo son inversiones a futuro) o en alguna coyuntura muy concreta (por ejemplo una pyme que acabase de invertir su disponible en renovar maquinaria o en comprarse una nave industrial). Otros negocios es que tienen una fórmula de explotación que falla por todos los lados, en cuanto tienen un mes malo comprometen su viabilidad.
A otra escala, pasa lo mismo en las familias. Todos sabemos que por debajo de un nivel mínimo de ingresos, el ahorro es imposible. A partir de cierto nivel mínimo de ingresos, ya se puede guardar algo, sea menos o más. Hay quien lo hace y tiene lo que llama "un colchoncito" y hay quien no lo hace. Recuerdo una persona de la familia de mi marido cuya empresa acabó en concurso de acreedores que finalizó con su liquidación, en esa época larga llegó a estar hasta cuatro meses seguidos sin cobrar, luego le pagaban un mes y seguían debiéndole tres, etc. De esa época a todos nos quedó la obsesión de tener como mínimo dinero para aguantar cinco meses sin cobrar, fíjate tú, porque es que cualquiera de nosotros podríamos vernos en una tesitura así: trabajando, no cobrando y no pudiendo resolver el contrato a no ser que al quinto mes consigas que te lo autorice un juez. Pero aprendimos por el caso concreto de este familiar, que en su momento las pasó canutas para estirar sus ahorrillos y no pedirnos ayuda.
En las familias hay quien tiene colchón ahora y quien desde el primer mes ya está ahogadillo. Insisto: el principio básico es el nivel de ingresos/gastos anterior, quien vivía al día porque sus sueldos no permitían guardar ni diez euros es obvio que no van en el mismo paquete que quien pudiendo ahorrar un poco elegía no hacerlo (que es una opción perfectamente legítima, pero tiene sus riesgos, claro).
