Con cuchara. Sopas y Potajes.

Sopa de tomates asados y tomates cherry


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La sopa de tomate es un alimento muy nutritivo para los niños, dado que se trata de una verdura con multitud de vitaminas. Como los tomates, por lo general, no gustan a los niños, prueba esta sopa de tomates asados y tomates cherry.

Esta receta para niños es muy sencilla y a tus hijos les gustará, porque el sabor de los tomates asados, con el contraste fresco de los tomates cherry hace de esta receta una experiencia única. Aprovecha para hacer una cena a los niños rápida y fácil.


Ingredientes
  • 800 gr. de tomates
  • 250 gr. de tomates cherry
  • 2 cebollas
  • 1 l. de caldo
  • 2 dientes de ajo
  • 100 ml. de aceite
  • 10 gr. de azúcar
  • Albahaca
  • Pimienta
  • Sal

Preparación de la sopa de tomates asados y tomates cherry
1. Precalentar el horno a 200ºC. Lavar y partir los ajos, las cebollas y los tomates en trozos, ponerlos en una fuente para horno bien aceitada
2. Salpimentar, añadir hojas de albahaca al gusto y espolvorear por encima un poco de azúcar. Hornear durante unos 30 minutos, removiéndolo de vez en cuando.
3. Mientras se hornean, calentar el caldo de verduras. Cuando esté hirviendo, añadir los ingredientes que estaban en el horno, cocer durante unos 5 o 10 minutos.
4. Pasar la crema por la batidora o el pasapurés, hasta que tenga la textura adecuada.

5. Cortar los tomates cherry en mitades o cuartos, echarlos a una sartén con un chorrito de aceite y saltearlos durante un par de minutos. Añadir a la sopa para decorar con un chorrito de nata y unas hojas de albahaca fresca.
 
Sopa de garbanzos y huevo cocido para niños

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Las legumbres no se cuentan entre los alimentos preferidos por los niños, pero sí que suelen tomarlos mejor en forma de sopas y cremas. Si añades huevo cocido y un poco de pasta, ya tienes resuelta la cena para toda la familia.


Ingredientes
  • 1 bote grande de garbanzos ya cocidos (unos 450-500 gr)
  • 2 huevos duros
  • 1 ajo
  • 1 litro de caldo de pollo
  • 1 puñado pequeño de pasta para sopa
Consejos: Puedes añadir un poco de jamón serrano picado o chorizo como decoración para presentar el plato.


Preparación de la sopa de huevo con garbanzos

1. En una olla ponemos a calentar a fuego medio la mitad del caldo de pollo con los garbanzos.

2. En un mortero machacamos el ajo junto con las yemas de los huevos duros. Añadimos un pelín de caldo y vamos así limpiando la pared del mortero.

3. Vertemos en la olla. Volvemos a echar caldo al mortero y seguimos limpiando la pared del mortero hasta que quede completamente limpia.

4. Echamos el resto del caldo de pollo a la olla junto con el huevo picado y el puñado de pasta para sopa.

5. Cocinamos a fuego medio durante 20-25 minutos.
 
TRES SOPAS PARA RECUPERARSE DE LOS EXCESOS NAVIDEÑOS
No existe plato más reconfortante que una sopa, ni más apropiado después de los pasotes de las fiestas. Aquí tienes tres ideas fáciles, sanas y limpias ideales para la gran bajona de enero



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La bajona de la vuelta de vacaciones. Los tres kilitos de más. La vuelta al gimnasio. La cuenta bancaria con 3,85 euros. Lo sentimos, pero no te podemos librar de estos dramas posnavideños, y lo único que podemos ofrecerte es un cuidado paliativo tan viejo como la misma humanidad: la sopa.

No existe otro plato tan reconfortante, ligero, sencillo y económico como un caldo con cosas. En el vídeo de hoy te ofrecemos tres de eficacia comprobada: una de champiñones y miso de Momofuku; otra clasicona de tomate, y una última de garbanzos de Rodrigo de la Calle que tiene un color más especial que el de Sevilla. Dale al play y disfruta con ellas.


SOPA DE CHAMPIÑONES Y MISO

Para 4 personas

Ingredientes

  • 1 kg de champiñones
  • 1 zanahoria pelada
  • 1 cebolla
  • 2 dientes de ajo
  • 3 cucharadas de miso
  • Salsa de soja
  • Tofu (opcional)
  • Cebollino
Preparación

  1. Cortar la zanahoria en tres o cuatro trozos y la cebolla y los champiñones en cuartos. Ponerlos en una cazuela con los dientes de ajo aplastados y pelados.
  2. Cubrir con dos litros de agua fría y llevar a ebullición. Bajar el fuego y cocer suavemente durante una hora. Una vez hervido, dejar que se temple y colar.
  3. Añadir el miso disuelto en un poco del caldo. Probar y, si el miso no se nota mucho, añadir un poco más de cucharada en cucharada, hasta que tenga presencia. Si cuando ya sabe a miso te parece que la sopa un poco sosa, añadir salsa de soja cucharada a cucharada.
  4. Servir con cebollino picado. Si se quieres hacer un poco más sustanciosa, se le puede añadir tofu.

SOPA DE TOMATE

Para 4-6 personas

Ingredientes

  • 800 g de tomate natural triturado
  • 600 ml de caldo de verduras
  • 100 ml de oloroso dulce
  • ½ boniato picado (en su defecto, patata)
  • 1 zanahoria picada
  • 1 cebolla picada
  • 1 diente de ajo picado
  • 1 cucharadita de orégano
  • 1 o 2 guindillas rojas pequeñas picadas
  • 4 cucharadas de queso fresco batido
  • Aceite de oliva
  • Sal
  • Pimienta negra
  • Albahaca para decorar

Preparación

  1. Picar cebolla, zanahoria y boniato. Rehogar en una cazuela con un chorro de aceite de oliva unos 5-10 minutos, hasta que se ablanden un poco.
  2. Añadir el ajo, el orégano y la guindilla. Dejar un minuto más.
  3. Sumar el vino y dejar que reduzca hasta que no huela a alcohol.
  4. Incorporar el tomate y el caldo, llevar a hervor y cocer a fuego suave unos 15 minutos.
  5. Salpimentar y probar. Si está demasiado ácida, añadir media cucharadita de azúcar.
  6. Servir con una cucharada de queso fresco batido por ración y unas hojitas pequeñas de albahaca.

SOPA ROJA DE GARBANZOS

Receta de Rodrigo de la Calle, adaptada del libro En la mesa con Leonardo da Vinci, de Eva Celada.

Ingredientes

  • 250 g de garbanzos
  • 1 chirivía picada
  • 1 remolacha cruda picada
  • 1 cebolla picada
  • 3 litros de agua mineral
  • 1 rama de romero
  • 1 rama de salvia
  • 1 rama de canela
  • 30 g de aceite de oliva virgen extra
  • Perejil o perifollo
Preparación

  1. Dejar los garbanzos a remojo en el agua mineral el día anterior.
  2. En una cazuela, poner los garbanzos metidos en una malla y añadir su agua de remojo.
  3. Sumar la cebolla, la chirivía y el aceite y cocer tapado unas dos horas, hasta que los garbanzos estén tiernos. Se puede hacer en olla a presión, dejándolos unos 45 minutos.
  4. Retirar del fuego, sacar los garbanzos y añadir la remolacha, el romero, la salvia y la canela. Tapar y dejar que infusione hasta que el caldo esté frío.
  5. Colar el caldo y volver a ponerlo al fuego hasta que se reduzca a la mitad. Corregir de sal.
  6. Servir el caldo con los garbanzos y unas hojas de perejil o perifollo.
 
Crema de puerros, fácil y casera


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La crema de puerros es una de mis crema de verdura favoritas, (sin desmerecer a la crema de calabaza o la crema de champiñones, que me apasionan). Las cremas de verduras calentitas se agradecen mucho en estos días donde el frío ya es notable y sólo apetecen platos de cuchara.

Las cremas son ideales como cena porque son sencillas de preparar, rápidas y están deliciosas. La crema con puerros tiene un sabor suave y cremoso. Estoy segura de que no os va a dejar indiferentes.

Veréis que preparar esta crema es muy sencillo: simplemente salteamos las verduras, cocinamos con agua o caldo y por último incorporamos nata o queso.


Crema de puerros
Ingredientes
  • 2 puerros
  • 1 patata mediana
  • 2 quesitos
  • caldo de verduras suave
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal
  • Pimienta
  • Picatostes
Cómo hacer crema de puerros
Preparamos los puerros y demás verduras para la crema
  • Limpiamos los puerros y troceamos, echamos un buen chorretón de aceite de oliva virgen extra en una cazuela y añadimos los puerros, salteamos.
  • Añadimos la patata pelada y troceada, damos unas vueltas.
Añadimos caldo de verduras y cocinamos
  • Vertemos caldo de verduras y dejamos cocinar a fuego medio durante 20 minutos, hasta que las verduras estén tiernas. Añadimos quesitos, sal y una pizca de pimienta. Trituramos la crema y dejamos cocinando durante 5 minutos más.
Servimos la crema de puerros
  • Servimos la crema de puerro calentita. Si queréis, podéis añadir unos picatostes o dados de jamón serrano.
 
Crema de calabacín ( Thermomix)


crema de calabacin thermomix



Ingredientes:


  • 2 calabacines hermosos
  • 1 patata mediana
  • 1/2 cebolla
  • 50 g de aceite
  • 600 g de agua
  • 1 cucharadita y media de sal
  • Pimienta
  • 180 g de queso Philadelphia

Cómo hacer crema de calabacín con Thermomix
Partimos los calabacines en trozos grandes, con la piel, y los ponemos en el vaso junto con la patata en cascos, la cebolla y el aceite. Programamos 10 minutos, Varoma, velocidad 2, sin cubilete.

Añadimos el agua y programamos 20 minutos, Varoma, velocidad 2, con cubilete.

Finalmente, añadimos el queso, la sal y la pimienta y trituramos 1 minuto en velocidad 8.

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Puree de calabacín en thermomix


receta crema de calabacin Thermomix facil



Esta es una versión de la crema de calabacín Thermomix que os explicamos arriba, veréis que también está muy buena. En lugar de añadirle queso Philadelphia le añadimos quesitos ¡seguro que os gusta!


Ingredientes

  • 2 calabacines grandes
  • 1 patata
  • 1 puerro
  • 30g aceite de oliva virgen extra
  • 500g caldo de verduras
  • Sal
  • 4 quesitos
  • Pimienta
Pelamos los calabacines (o no), los lavamos y troceamos en trozos pequeños, hacemos lo mismo con el puerro. Añadimos dentro del vaso el calabacín y el puerro junto con el aceite, 10 minutos, varoma, velocidad 2 (no pongáis el cubilete).

Incorporamos la patata, el caldo de verduras y la sal, 20 minutos, varoma, velocidad cuchara.

Transcurrido el tiempo, añadimos los quesitos, 2 minutos, velocidad progresiva 5-10.

Servimos la crema de calabacín calentita y añadimos un poquito de pimienta y pan tostado.



 
Crema de brócoli con queso


crema de brocoli



Ingredientes:


5 cucharadas de mantequilla sin sal
1 cebolla pequeña o mediana, cortada en dados pequeños
1 diente de ajo pelado y picado finamente
3 cucharadas de harina
2 tazas de caldo vegetal o de pollo
250 ml de nata o leche evaporada
2 a 3 tazas de brócoli, picado en trozos pequeños + 1 taza de floretes pequeños de brócoli
2 zanahorias, peladas y ralladas
Sal al gusto
Pimienta negra recién molida al gusto
1 pizca de cayena en polvo, opcional y al gusto
250 g de queso cheddar curado, y una pequeña cantidad rallado para adornar la crema


Como hacer la crema de brócoli

En una olla pequeña agregamos 1 cucharada de mantequilla que derretimos, agregamos la cebolla picada y salteamos a fuego medio moviendo constantemente hasta que se ponga transparente, unos 4 minutos. Agregamos el ajo picado y cocinamos unos 30 segundos removiendo para que no se queme. Retiramos y reservamos.

En una olla grande añadimos 4 cucharadas de mantequilla que derretimos, y agregamos poco a poco la harina, removiendo continuamente y cocinando a fuego medio durante 3 a 5 minutos hasta que la harina se espese. Vamos agregando el caldo de verduras o de pollo lentamente sin dejar de remover. Agregamos la nata o leche evaporada poco a poco mientras batimos para que se integre. Dejamos la mezcla a fuego lento durante 15 a 20 minutos o hasta que se reduzca y espese un poco. Vamos removiendo intermitentemente vigilándola.

Mientras la mezcla está en el fuego picamos el brócoli muy finamente reservando algunos pequeños floretes enteros y rallamos las zanahorias. Tras los 15-20 minutos añadimos el brócoli, las zanahorias y el sofrito de cebolla y ajo que habíamos apartado. Salpimentamos al gusto y añadimos una pizca de cayena molida (solo la puntita de un cuchillo), es opcional pero le da más sabor a la crema. Dejamos que cueza a fuego lento durante otros 20 minutos o hasta que reduzca o espese ligeramente, moviendo la crema de forma intermitente.

Mientras rallamos el queso cheddar curado, si podéis es mejor utilizar un queso de calidad. Tras cocer a fuego lento los 20 minutos añadimos la mayor parte del queso, y reservamos una pequeña cantidad para adornar nuestra crema. Revolvemos durante un minuto hasta que el queso se derrita completamente.

Pasamos la crema de brócoli a cuencos, adornamos con el resto del queso rallado y servimos inmediatamente.
 
Crema de mejillones con hojaldre


Crema de hojaldre y mejillones




Ingredientes

2 puerros
4 zanahorias
1 cucharada de harina
5 latas de Mejillones al natural Isabel
1 vaso de tomate frito
2 vasos de Caldo de pescado
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta negra molida
1 lámina de hojaldre extendido
1 huevo para pincelar



Crema de mejillones pasos




Ponemos en una cazuela dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra y rehogamos los puerros y la zanahoria, picados, cuando comiencen a dorarse añadimos la harina que mezclamos y rehogamos hasta que se cocine bien. Añadimos los Mejillones al natural y el caldo también, incorporamos el tomate frito, una pizca de sal y de pimienta negra molida, mezclamos y añadimos el caldo, dejamos cocinar unos 15 minutos. Trituramos muy bien hasta obtener una crema. Servimos la crema en cuencos o soperas individuales.

Cortamos círculos de hojaldre un poco más grandes que el tamaño del recipiente en el que vamos a servir la crema, los ponemos sobre éste, pincelamos el hojaldre con huevo batido y metemos en el horno precalentado a 180º C unos quince minutos o hasta que el hojaldre esté dorado. Aguanta muy bien el calor, así que tened cuidado de no quemaros. Esperamos que os guste esta Crema de mejillones con hojaldre y que os animéis a hacerla en casa.
 
Crema de espinacas


crema de espinacas



Ingredientes:


1 bolsa de 500 g de espinacas congeladas o frescas
1 cebolla
1 diente de ajo
Agua
100 g de nata líquida (crema de leche) o de leche evaporada (más ligera)
Aceite de oliva virgen extra
Sal y pimienta


Cómo hacer crema de espinacas paso a paso:
Hacer esta crema de espinacas es muy fácil… Lo primero que hacemos es pochar la cebolla y el ajo picados en una olla con un poco de aceite de oliva. Agregamos las espinacas, echamos sal y cubrimos con agua. Dependiendo de si son espinacas congeladas o frescas variaremos el tiempo que deben hervir en agua. Para las espinacas frescas unos 5 minutos y para las congeladas unos 7 minutos.

Una vez cocidas retiramos parte del agua de la cocción y batimos con la batidora eléctrica, hasta que quede una textura a nuestro gusto, más o menos líquida. Si la queréis más líquida debéis añadir más agua de la cocción. Para lograr una textura más fina podemos pasar por el pasapurés, algo que los niños seguramente agradecerán y se comerán mejor.

Añadimos la nata o crema de leche, y si la queréis más ligera podéis utilizar leche evaporada. Probamos y salpimentamos si es necesario.

Esta crema de espinacas la podéis acompañar de unos trocitos de pan tostado que luego podéis cortar con un cortapastas, croutones de pan, lo que vulgarmente llamamos «barquitos», también le podéis añadir queso parmesano rallado por encima o un huevo escalfado ¡estará deliciosa con cualquiera de las opciones!
 
Crema de brocoli y parmesano


Crema de brócoli y parmesano



Ingredientes
  • 2 cabezas de brócoli, cortadas en trocitos
  • 1 trozo de corteza de queso parmesano
  • 1 cucharada de salsa de soja
  • 1 cucharada del zumo de un limón
  • Sal y pimienta
Crema de brócoli y parmesano
Lavamos bien el brócoli y cortamos las cabezas de brócoli en trocitos, incluyendo las partes blandas del tallo. En una olla ponemos a calentar medio litro de agua hasta que cueza. Entonces añadimos el brócoli, la corteza de parmesano y la cucharada de salsa de soja. Lo cubrimos y lo dejamos cocer a fuego lento durante unos 8-10 minutos.

Cuando veamos que el brócoli está blando, apagamos el fuego y lo batimos con una batidora de mano en la misma olla. Le añadimos sal, pimienta y una cucharada de zumo de limón. Probadla y aseguraros que está bien de sal ya que al no llevar ningún caldo vegetal es posible que tengáis que añadirle algo más de sal de lo normal.

Finalmente, le podéis añadir un poco de parmesano o vuestro queso preferido rallado o en láminas finas.
 
Crema de merluza, tomate y huevo


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Ingredientes:
  • 1 chorrito de aceite de oliva
  • 5 dientes de ajo
  • 1 cebolla grande
  • 3 tomates
  • 1 chorrito de vino blanco
  • 4 filetes grandes de merluza sin piel ni espinas
  • 3 vasos de agua
  • 1 huevo
  • Sal
En una olla, ponemos un chorrito de aceite y hacemos un sofrito con el ajo y la cebolla picados. Cuando estén dorados, añadimos los tomates batidos y sofreímos bien.

A continuación, añadimos un chorrito de vino blanco y dejamos evaporar.

Añadimos los filetes de merluza en trozos, el agua, sal y pimienta, y dejamos cocer unos minutos, hasta que el pescado se haga.

Una vez listo el pescado, añadimos un huevo e inmediatamente removemos enérgicamente, para que el huevo se reparta por toda la sopa antes de cuajarse.

Trituramos bien y servimos.
 
13 trucos para mejorar tus sopas y cremas de otoño/invierno




La clave está en el caldo

Caldo



Siempre podemos usar simplemente agua, pero todos sabemos que una sopa o crema de verduras ganan muchísimo si la preparamos con caldo. Hay algunos comerciales buenos pero suelen ser algo caros, y no siempre son fáciles de encontrar. Huid de las pastillas de concentrado, con lo poco que cuesta hacerlo casero es una pena no invertir algo de tiempo en ello.

Lo mejor de los caldos es que se pueden congelar en porciones para tener siempre reservas listas para usar. Merece la pena aprovechar carcasas de pollo, restos de verduras, huesos de ternera o cabezas y espinas de pescado cuando las tenemos a mano. En cualquier caso, un buen caldo de verduras es la base comodín perfecta para cualquier sopa o crema.

Aquí tenéis todo lo que hay que saber para lograr un caldo de cine, con trucos y consejos para no meter la pata. Sí, un caldo es fácil de preparar, pero a veces nos pasamos queriendo potenciar el sabor y puede ser peor el remedio que la enfermedad. El caldo aporta mucho sabor y cuerpo a las sopas, pero si es malo puede echarlas a perder.


Cremas de verduras más suaves


Crema Cremosa



Cuando cocino cremas de verduras para mí rara vez añado nada que las haga más ligeras, pero porque me gusta la textura rústica, espesa y concentrada. Sin embargo, soy consciente de que suavizarlas mejora el sabor y las hace más delicadas, más presentables y mejor recibidas por todos los paladares.
El recurso más fácil es añadir un lácteo al final, después de triturar. Hay muchas alternativas: nata ligera de cocina o incluso más grasa, crème fraîche o Schmand, queso crema, leche de vaca o de cabra -preferiblemente entera y mejor si es fresca-, quark, yogur, labneh o un poco de mantequilla son buenas opciones. Hay que procurar que se integren bien para conseguir esa textura de terciopelo.


Y cremas cremosas libres de lácteos


Crema



Por supuesto, se puede conseguir el mismo efecto sin recurrir a los lácteos. Para intolerantes, alérgicos o veganos hay otras alternativas. La leche o nata de coco es muy popular, tiene un sabor muy suave según la marca y enriquece muchísimo las cremas. Hay que probar diferentes fabricantes porque la proporción de grasa y el aroma puede ser muy diferente.

Las cremas o “natas” vegetales son mi recurso favorito, y cada vez más fáciles de encontrar. Las hay de muchos tipos: soja, avena, arroz, espelta, quinoa, amaranto... Las de arroz normalmente tienen un sabor más neutro que va muy bien con cualquier verdura. También podemos hacer un equivalente casero a la nata dejando a remojo unos anacardos u otro fruto seco y triturándolos muy bien.

El tofu sedoso triturado se convierte en una crema de textura aterciopelada ideal para suavizar y enriquecer cremas de verduras. Y un truco que añade muchísimo sabor es triturar cebolla asada, dejándola que se cocine hasta que quede muy jugosa y caramelizada.


Saltear y sofreír antes de cocer


Crema Sofrito


Cocer sin más los ingredientes es un poco triste. Hay recetas muy apañadas que consisten en introducir todos los productos en una olla y ponerlos al fuego el tiempo suficiente, pero si tenemos tiempo conviene preparar primero un sofrito o saltear ligeramente la base del plato.

En las cremas de verduras lo habitual es partir de un sofrito ligero de cebolla y ajo, también con puerro y/o apio. Un pelín de sal, poca grasa y nada de prisas, para que caramelicen un poco suavemente. A mí me gusta añadir también en este paso jenjibre picado o rallado, y en ocasiones alguna especia entera, como cilantro en grano.

Cuando se tiene la base del sofrito se añaden las verduras para que se doren y vayan cogiendo sabor, con algunas especias secas al gusto. Si vamos a hacer sopa de pollo o una marinera, también es mejor dorar las proteínas antes de echar el caldo. Rascar el fondo de la olla sacará todo el sabor de los ingredientes.


Aderezos mágicos que ya tienes en la despensa


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Hemos mencionado las especias, pero en tu despensa seguro que tienes otros ingredientes que puedes emplear como aderezos adicionales. Salsa de soja -cuidado con la sal-, salsa Perrins o Worcestershire, vinagre de diferentes variedades -en cantidades moderadas y buscando la mejor calidad-, salsa picante, tahina, levadura de cerveza o salsa de pescado son los más comunes.

Estos aderezos hay que emplearlos con moderación y al gusto, según la receta que queramos preparar, pero en general todos añaden un extra de sabor en cualquier crema o sopa, solo con una pequeña cantidad. ¿Compraste salsa de ostras para una receta asiática y la tienes abandonada en la despensa? Es hora de darle uso.


No maltrates a las verduras


Crema Zanahoria Manzana1



Esto es muy importante en las cremas o sopas totalmente vegetales; por favor, nada de sobrecocer. Cada verdura y cada hortaliza tienen sus tiempos recomendados de cocción, a partir de los cuales pierden su bonito color, pierden textura y también nutrientes y sabor. No tiene ni punto de comparación una crema de espinacas de color verde brillante con otra mustia y triste.

En general, las verduras cortadas en piezas pequeñas o medianas no suelen tardar más de 15 minutos. Las más tiernas incluso podrán triturarse con 10 minutos de cocción, y recordemos que al sofreírlas ya hemos adelantado trabajo. Conviene comprobar el punto con frecuencia para acertar.


Potenciadores del sabor para tener en la nevera


Además de las especias y los aderezos que hemos visto, podemos recurrir a potenciadores del sabor que siempre viene bien tener en la nevera. Aquí hay mucho campo en el que experimentar, pero recomiendo probar con concentrado de tomate o de pimiento choricero, miso, pasta de anchoas, pasta de guindilla, chile en adobo, pasta de curry rojo o verde, un poco de pesto, hummus o harissa.


Más allá del arroz blanco y los fideos aburridos


Dentro de las sopas caseras, el arroz blanco y los fideos reinan en ollas y cazuelas. ¿Por qué no variar con otros ingredientes? Hay tantas posibilidades que es una pena caer en la monotonía, salvo que realmente nos apasione esa receta de familia que todos guardamos con cariño en la memoria.

Podemos empezar simplemente con las versiones de grano sin refinar con arroz y pasta integral. También hay fideos elaborados con otros cereales, como espelta, maíz, trigo sarraceno o arroz, perfectos estos últimos para dietas sin gluten.

Pero os animo a probar sopas con granos de cebada, trigo, centeno o espelta, con arroz salvaje o rojo, quinoa o mijo, avena entera o con otros tipos de pasta. El orzo y los gurullos me gustan mucho en sopas, y además podemos añadir a la combinación un puñado de legumbres. Las lentejas más finas no necesitan remojo y enriquecen mucho cualquier sopa.

La comida sosa siempre es triste, y diría que en los platos de cuchara más aún. No hay que olvidarse de añadir la sal necesaria para potenciar y desarrollar todos los matices de sabor, pero cuidado con pasarse. Mejor empezar con una pizca de sal que estimule la primera cocción de las verduras en el sofrito, después un poco más antes de echar el caldo, y corregir al final, tras triturar.

Hay que tener en cuenta que los añadidos pueden salar el plato sin tener que echar más sal. La salsa de soja, por ejemplo, es muy salada, y el caldo podría ya estar suficientemente salado por sí mismo. En cualquier caso, si nos hemos pasado, una patata pelada en trozos puede ayudar. Si estamos al final de la cocción, la echaremos ya cocida, dejando que se cocine un poco más.

En las cremas es más sencillo porque podemos triturar con la propia patata o añadir un lácteo que rebajarán el punto de sal. Los aderezos amargos y ácidos también nos ayudarán a reducir la sensación de tener un exceso de sal en la boca. Pero, repito, mejor ir con moderación desde el principio.


Añade un contraste de texturas


Nunca me han gustado los platos en los que todo es blandito, jugoso y cremoso o, al revés, duro y seco. Los platos de cuchara ganan muchos puntos si creamos contrastes de texturas en la boca, que también añaden variedad visual, haciendo la presentación mucho más interesante.

Los típicos tropezones o toppings son un recurso clásico: picatostes de pan crujiente, jamón en taquitos, huevo o piezas de la verdura de la crema cocida al dente. Pero hay mucho más para jugar y está casi todo permitido; probad con semillas, frutos secos, cereales, hierbas frescas, migas de pan crujientes, garbanzos tostados, chips vegetales... O probad esta original crema caramelizada, al estilo de la crema catalana.


Sé que es sumar trabajo, pero en ocasiones merece la pena empezar encendiendo el horno. Hay una gran diferencia de sabor entre una verdura o una carne cocinada en el horno y la que simplemente se ha cocido. Animáos a probar una sopa de pollo con el ave asado previamente, o un caldo de carne dorando las piezas primero en el horno.

También las cremas de verduras ofrecen sabores distintos, más intensos, si asamos los vegetales. La coliflor y el tomate son buenos ejemplos, aunque mis favoritas son la calabaza y los tubérculos. También el ajo y la cebolla se transforman si los asamos, en lugar de sofreírlos. Y si tenéis una cazuela tipo cocotte, podéis terminar la cocción de la sopa o crema dentro del horno.

Aunque vayamos a corregir la cremosidad al final, como ya hemos visto, la consistencia o textura de la crema se puede ajustar desde la cocción. Tendrá más cuerpo si añadimos una patata, arroz blanco o una manzana pelada, y ayudan a ligar el conjunto. Unas rebanadas de pan tipo candeal, tostado ligeramente, también contribuyen a espesar y dan más sabor.

En el caso más concreto de las sopas, un recurso sencillo para que espesen es triturar una parte de los ingredientes. Esto funciona de maravilla cuando contienen legumbres. Pero si, al revés, lo que nos interesa es que tenga un caldo muy clarito y limpio, hay que controlar mucho la grasa y desespumar.

En ocasiones especiales o con invitados nos puede interesar complicarnos un poco más para lograr esa textura de restaurante de lujo. La batidora de brazo o minipimer es práctica, pero añade aire; con un pasapurés quedará más homogénea. O podemos usar la batidora y luego pasarla por el chino, incluso atreviéndonos con el sifón; se perderá parte de la “sustancia” pero la presentación será inmejorable, fina y delicada.


El toque final: ¿ácido, amargo o picante?


Crema


Además de contrastes de texturas, los contrapuntos de sabor enriquecen mucho la degustación de un plato de cuchara. Son pequeños toques que podemos añadir justo antes de servir, jugando también con la presentación final. Sabores ácidos, amargos o picantes, que despierten las papilas gustativas creando sorpresa y jugando con los demás ingredientes.

Un poco de zumo de limón o lima, ralladura de la piel, gotas de vinagre de buena calidad, un chorrito de buen aceite de oliva virgen extra, escamas de sal ahumada, pimienta fresca recién molida, salsa picante, algún encurtido o fermentado, crema agria, queso curado fuerte, cacao puro... Usados con moderación, pueden dar mucha vidilla a cualquier sopa o crema.


 
"ESCUDELLA BARREJADA"



Escudella de diario





Una versión más sencilla y con menos ritual de la escudella navideña, que resulta igual de reconfortante y podemos adaptar a las diferentes verduras y legumbres que tengamos en casa.


MIRIAM GARCÍA 28/01/2020

La escudella barrejada o sopa revuelta -barrejar significa mezclar en catalán- es uno de tantos guisotes o cocidos que encontramos en la península, condumios contundentes para el invierno que reconfortan la barriga y el alma. Su nombre procede, precisamente, de que a diferencia de otros cocidazos como la escudella i carn d'olla, que se consumen en varios vuelcos, se trocean los ingredientes en pedazos menudos que se sirven al mismo tiempo dentro de la sopa en un completísimo plato único.

Dice la gastrónoma Claudia Roden que todos los cocidos y ollas ibéricas descienden de la adafina judía, que cocinaban los judíos a fuego lento durante la noche del viernes al sábado, día en que no podían encender la llama. Sin embargo, Colman Andrews apunta en su libro Cocina Catalana sobre su hermana mayor, la escudella i carn d'olla: “Algunos eruditos la consideran descendiente directa de la adafina de los judíos sefardíes; otros señalan que la noción básica de tal popurrí es común a todas las cocinas del mundo y se desarrolla independientemente casi en todos los lugares en donde haya ollas, vegetales y carnes”.

Cuenta este mismo autor que las escudellas gozaron de su punto álgido de popularidad en el siglo XIX y que muchas familias las consumían seis o siete veces por semana, variando solamente el almidón añadido. Se trata, en suma, de hacer un excelente caldo con las carnes y huesos que uno tenga a mano, en esto hay variaciones infinitas; además de verduras y legumbres variadas, que la cosa puede ser tan lujosa o humilde como sean nuestras posibilidades. Lo habitual es añadir arroz y fideos en la última parte de la cocción, lo que hacemos en nuestra versión, tan sencilla que obviamos las tradicionales pelotas.


Dificultad
Absolutamente ninguna, más que la paciencia para ablandar las carnes si no usamos olla a presión.


Ingredientes
Para 6-8 personas
  • ¼ de gallina
  • 100 g de tocino
  • 200 g de morcillo de ternera
  • 3 huesos de vacuno
  • Espinazo de cerdo salado
  • 50 g de tocino
  • ½ butifarra blanca
  • ½ butifarra negra
  • ½ repollo
  • ½ apio
  • 1 cebolla
  • 2 zanahorias
  • 1 puerro
  • 2 patatas
  • 1 diente de ajo
  • 100 g de alubias blancas
  • 100 g de garbanzos
  • 100 g de fideos gruesos
  • 100 g de arroz
  • Sal al gusto
  • 4 litros de agua si usamos olla exprés, 5 si es olla normal
Elaboración
  1. Poner en una cazuela amplia -u olla a presión- los huesos y todas las carnes, junto con el agua y los garbanzos dentro de una redecilla (recomendable para no tener que irlos pescando después).
  2. Llevar a ebullición, espumar y tapar la cazuela. Dejar hervir dos horas -el tiempo indicado para una olla a presión oscila entre 30 y 40 minutos- como mínimo, hasta que los garbanzos estén tiernos y el caldo tenga consistencia.
  3. Si se quiere, colar el caldo, reservar las carnes y los garbanzos, y dejarlo reposar, una vez frío, toda una noche en la nevera para desgrasarlo eliminando la grasa fría que queda en la superficie.
  4. Usar una parte del caldo para cocer las alubias aparte -hay quien añade las legumbres ya cocidas al conjunto; a vuestro libre albedrío) hasta que estén tiernas, para que no se nos ablanden en exceso.
  5. Limpiar, pelar y trocear todas las hortalizas, y ponerlas en otra cazuela. Añadir otra parte del caldo colado y llevar a ebullición. Cocer por lo menos 30 minutos, hasta que las hortalizas estén tiernas. Salar al gusto.
  6. Usar otra parte de caldo para cocer el arroz y la pasta, cada uno con su tiempo de cocción, o añadirlos directamente a la cazuela de las hortalizas el tiempo necesario antes de que acabe la cocción de estas.
  7. Trocear las carnes, con la butifarra en rodajitas, y servir platos de sopa con las hortalizas, las carnes en trozos, las legumbres, el arroz y la pasta. Disfrutar bien caliente.

 
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