Entre que la cuñada la va a eclipsar y que el Guille seguro que ya anda por ahí de flor en flor, pues se le ha quedado esa cara. Tampoco es que sea ella sea de natural simpático o dulce.
Compromiso del príncipe Harry y la señorita Meghan Markle.
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Entre que la cuñada la va a eclipsar y que el Guille seguro que ya anda por ahí de flor en flor, pues se le ha quedado esa cara. Tampoco es que sea ella sea de natural simpático o dulce.
No creo que sea inquina contra ellos dos personalmente.
Creo que lo que ocurre es que la gente está hasta las narices de que quieran colocarnos a gente que no son más que nosotros como si fueran seres superiores.
El cuento de las monarquías ya no cuela, ni el de las cenicientas tampoco. Y la forma que tiene la gente de echar fuera el cabreo es criticando a la pareja. Tanto azúcar es contraproducente: cuanto más los elevan a los altares, más feos, vulgares o incultos los ve la plebe.
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O que literalmente, el amor de su vida, no había nacido aun posiblemente xDQue vueltas de la vida... esa dulce chiquilla hoy está comprometida con el Príncipe Harry de Inglaterra
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Una boda e
Una boda siempre es para celebrar y si es por el tan querido por los ciudadanos, Harry, ni te cuento. Ahora, 'orgullo' tampoco... El tema racial no va a modernizar la CR ni les va a hacer más especiales...
Me parece muy acertado tu punto de vista,aunque en algunos de los comentarios del hilo la inquina se dirige hacia ella personalmente pero no por los cuentos de hadas ni porque denosten la monarquía si no justo por lo contrario porque no la ven a la altura del trono a una plebeya con las "características?" de Meghan
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El plan parece funcionar...
Pues no era activista. Simplemente apoyaba labores humanitarias mientras se dedicaba a su carrera de actriz. Típico de muchas actrices de Hollywood.
No era tan importante ni tan relevante lo que hacía.
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Cortesía @AMBERS
OPINIÓN
Azul & Rosa
Sus altezas reales se devalúan
¡Qué lejanas, antiguas y ridículas quedan hoy aquellas palabras de Don Juan de Borbón, conde de Barcelona, a propósito del futuro sentimental de su nieto, el entonces Príncipe Felipe y que fueron recogidas por Alfonso Ussía, uno de los pocos monárquicos de corazón y de cabeza que hay en España. Si decidiera publicar sus memorias, que las tiene escritas ¡cuántas cosas desvelaría! (convéncele, querida Ymelda). En aquella época el Heredero andaba muy enamoriscado de Isabel Sartorius, su primer amor, sobre el que se hablaba y escribía demasiado. "Los que le animan a mantener la relación con esa chica tan simpática, la destrozarán en su primer fallo, porque no está educada ni preparada para ser reina". Algunos de aquellos consejos sentimentales eran más propios de matrimonios de Estado que ya no se llevan: "La futura reina no puede tener pasado porque éste siempre será presente". Y lo razonaba con estas sabias palabras: "Un español siempre encontrará un argumento para justificar un error personal del rey. Pero es mucho menos generoso con los tropiezos o el pasado de la consorte". Lo estamos viendo. Afortunadamente, el abuelo murió antes de que su nieto se casara con quien quiso aunque, a lo peor, no con quien debía. Como en todas las familias reales. Desde que los príncipes comenzaron a casarse por amor y, además, con divorciadas, el título de Alteza Real que la abuela Isabel II le otorgara a la muchacha está devaluado.
Otra Letizia en Buckingham
El anuncio del compromiso matrimonial del príncipe Harry, quinto en la línea de sucesión al trono del Reino Unido, con la joven norteamericana Meghan Markle, no ha sorprendido a la opinión pública británica, curada de espantos sentimentales. No de ahora sino desde que Eduardo VIII se enamoró de otra americana, Wallis Simpson, dos veces divorciada. No sólo abdicó sino que se marchó de Inglaterra para no regresar. Pero han pasado... 80 años y en todas las Casas Reales europeas reyes, reinas, príncipes y princesas herederas, se han enamorado y casado con quienes han querido, en la mayoría de los casos con quienes no debían. Empezando por la familia real británica: Carlos con Diana; Ana con Mark Phillips, Andrés con Sarah y Margarita con Tony. Todos acabaron en divorcio.
Que la prometida de Harry sea una mujer divorciada, amén de mestiza y artista de polémico pasado, ya no tiene importancia. Como tampoco la tuvo que Felipe se casara con Letizia Ortiz Rocasolano, divorciada y de apasionado pasado. Pero, a diferencia del profesor Alonso Guerrero, el ex de la consorte española que hizo mutis por el foro manteniendo un digno y ejemplar silencio después de nueve años de relación y dos de matrimonio, Trevor Engelson, el productor de cine y ex de Meghan Markle, con quien estuvo casada dos años después de convivir también nueve, tiene ya en marcha su venganza. Se trata de una serie para la televisión sobre la historia de un norteamericano divorciado cuya esposa se casa con un príncipe británico. Hasta aquí, tal cual. Pero con el fin de añadir más morbo al relato, la joven aporta al matrimonio un hijo cuya custodia ha de compartir entre el padre norteamericano y la familia real de la protagonista.
Lo que preocupa a la Familia Real son las imágenes, más que eróticas, pornográficas, de la futura alteza real, en el papel de Rachel Zane, en la famosa serie Suits y sus relaciones sexuales en el despacho de abogados donde trabaja. Imágenes tórridas de ella en bragas cuando no desnuda con su pareja en la cama.
OPINIÓN
Azul & Rosa
Sus altezas reales se devalúan
- 2 DIC. 2017 09:24
¡Qué lejanas, antiguas y ridículas quedan hoy aquellas palabras de Don Juan de Borbón, conde de Barcelona, a propósito del futuro sentimental de su nieto, el entonces Príncipe Felipe y que fueron recogidas por Alfonso Ussía, uno de los pocos monárquicos de corazón y de cabeza que hay en España. Si decidiera publicar sus memorias, que las tiene escritas ¡cuántas cosas desvelaría! (convéncele, querida Ymelda). En aquella época el Heredero andaba muy enamoriscado de Isabel Sartorius, su primer amor, sobre el que se hablaba y escribía demasiado. "Los que le animan a mantener la relación con esa chica tan simpática, la destrozarán en su primer fallo, porque no está educada ni preparada para ser reina". Algunos de aquellos consejos sentimentales eran más propios de matrimonios de Estado que ya no se llevan: "La futura reina no puede tener pasado porque éste siempre será presente". Y lo razonaba con estas sabias palabras: "Un español siempre encontrará un argumento para justificar un error personal del rey. Pero es mucho menos generoso con los tropiezos o el pasado de la consorte". Lo estamos viendo. Afortunadamente, el abuelo murió antes de que su nieto se casara con quien quiso aunque, a lo peor, no con quien debía. Como en todas las familias reales. Desde que los príncipes comenzaron a casarse por amor y, además, con divorciadas, el título de Alteza Real que la abuela Isabel II le otorgara a la muchacha está devaluado.
Otra Letizia en Buckingham
El anuncio del compromiso matrimonial del príncipe Harry, quinto en la línea de sucesión al trono del Reino Unido, con la joven norteamericana Meghan Markle, no ha sorprendido a la opinión pública británica, curada de espantos sentimentales. No de ahora sino desde que Eduardo VIII se enamoró de otra americana, Wallis Simpson, dos veces divorciada. No sólo abdicó sino que se marchó de Inglaterra para no regresar. Pero han pasado... 80 años y en todas las Casas Reales europeas reyes, reinas, príncipes y princesas herederas, se han enamorado y casado con quienes han querido, en la mayoría de los casos con quienes no debían. Empezando por la familia real británica: Carlos con Diana; Ana con Mark Phillips, Andrés con Sarah y Margarita con Tony. Todos acabaron en divorcio.
Que la prometida de Harry sea una mujer divorciada, amén de mestiza y artista de polémico pasado, ya no tiene importancia. Como tampoco la tuvo que Felipe se casara con Letizia Ortiz Rocasolano, divorciada y de apasionado pasado. Pero, a diferencia del profesor Alonso Guerrero, el ex de la consorte española que hizo mutis por el foro manteniendo un digno y ejemplar silencio después de nueve años de relación y dos de matrimonio, Trevor Engelson, el productor de cine y ex de Meghan Markle, con quien estuvo casada dos años después de convivir también nueve, tiene ya en marcha su venganza. Se trata de una serie para la televisión sobre la historia de un norteamericano divorciado cuya esposa se casa con un príncipe británico. Hasta aquí, tal cual. Pero con el fin de añadir más morbo al relato, la joven aporta al matrimonio un hijo cuya custodia ha de compartir entre el padre norteamericano y la familia real de la protagonista.
Lo que preocupa a la Familia Real son las imágenes, más que eróticas, pornográficas, de la futura alteza real, en el papel de Rachel Zane, en la famosa serie Suits y sus relaciones sexuales en el despacho de abogados donde trabaja. Imágenes tórridas de ella en bragas cuando no desnuda con su pareja en la cama.
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¿Tiene un doctorado? Sorprendente (para bien). En lo de pavisosa, rancia y mal vestida, completamente de acuerdo. El marido, un horror con rosácea, pobrecillo
The Guardian
Cuando Meghan se case con Harry, la relación de Gran Bretaña con la raza cambiará para siempre
Por Afua Hirsch
No subestimes el simbolismo de un matrimonio real. De ahora en adelante, será imposible argumentar que ser negro sea de alguna manera incompatible con ser británico.
Hace casi dos décadas, durante los embriagadores primeros meses del nuevo milenio, una ingobernable baronesa llamada Kate Gavron hizo una sugerencia impactante. El Príncipe Carlos, dijo, debería haberse casado con alguien negro . Sería, ella imaginaba, un poderoso símbolo del compromiso de la monarquía con la integración racial y el multiculturalismo.
Los comentarios de Gavron no fueron bien recibidos en ese momento. Como suele ser el caso con la raza y la realeza, mucho más interesantes que estas mismas observaciones, fueron las reacciones de los medios hacia ellos. Algunos sospechaban que esto era simplemente un intento clandestino de "deshacerse" de la monarquía, borrando su herencia a través de matrimonios interraciales. No tanto revolución, como dilución racial.
Otros suponían que casarse con una "chica negra" -como se describía a la persona hipotética- supondría volver a los matrimonios sin amor y estratégicos por los que la realeza alguna vez fue tan famosa. Era obvio para los comentaristas en ese momento que casarse con una chica negra, y casarse con alguien que realmente amabas, eran antitéticos y mutuamente excluyentes. Después de todo, no se puede esperar que un heredero al trono se sienta atraído por esa persona.
En este contexto, el compromiso del Príncipe Harry y Meghan Markle representa algo genuinamente diferente de todo lo que ha sucedido antes. Su matrimonio traerá a la realidad lo que el establishment británico careció de la imaginación para siquiera concebir como posible hace 17 años: que una persona de la realeza puede amar y casarse con alguien cuya herencia étnica no es solo diferente a la suya, sino la herencia que tiene siempre ha sido muy diferente en Gran Bretaña: negros y africanos.
La familia real juega un papel en gran medida simbólico en nuestra sociedad, por lo que es el simbolismo de este compromiso lo que me interesa. Luché para crecer con la sensación de que la monarquía era fundamental para la británica, pero que el carácter británico que representaban era uno que me excluía. Esta exclusión importaba Hizo que otras personas percibieran ser verdaderamente británicas, y ser negras, como identidades incompatibles. Representaba un tabú gigante. Todos los gobiernos que puedo recordar hicieron algún intento, retórico al menos, de reconocer y proteger la diversidad racial. La familia real en el ápice de nuestra sociedad estaba haciendo todo lo contrario.
Eso no es sorprendente, dado que el concepto mismo de la familia real es la antítesis de la diversidad .
Pero ahora la hipocresía que floreció durante tanto tiempo en la oscuridad está adornada por la luz de las redes sociales. Minutos después de que se anunciara el compromiso real, el Daily Mail, en un tono de tranquilidad, recordó instantáneamente a la nación que Markle no se uniría a la línea de sucesión. "Contraer matrimonio con la realeza no te hace ganar el derecho al trono", tuiteó el periódico . Gracias a Dios por eso. The Spectator consideró oportuno señalar : "Obviamente, hace 70 años, Meghan Markle habría sido el tipo de mujer que el Príncipe habría tenido para amante, no para esposa".
¿Qué "clase de mujer" es esa? No es solo que ella se haya divorciado. La raza de Markle ha sido objeto de referencias tan frecuentes y crípticas que cuando leí por primera vez sobre ella, como nunca la había visto antes, realmente no tenía ni idea de qué estaban hablando los comentaristas. "No en el estilo de la sociedad rubia" de las relaciones de Harry pasado, nos dijeron , y "Straight Outta Compton!". Típicamente, el código británico del perro decía que ella tenía ascendencia negra, un código que Harry tomó el notable paso de llamar en una declaración que condenaba el tono de la cobertura de la prensa.
Dado que la familia real es una institución británica por excelencia, es apropiado que nuestra única disfunción británica en torno a la raza y la identidad también surja en respuesta a la llegada de Markle a la escena. Uno de los problemas con el discurso en Gran Bretaña hoy es la tendencia a restarle importancia a la diferencia racial, y la tentación de tantas personas bien intencionadas que "no ven la raza" a creer que si todos podemos cegarnos voluntariamente, lo haremos. con suerte vete.
Por el contrario, Markle ha tenido y se ha sentido orgullosa de su herencia, hablando extensamente sobre la experiencia de tener herencia negra en una sociedad con prejuicios; de ver abusada a su madre con la palabra "N", de trabajar en una industria altamente racializada como actor, y la lucha de identidad a la que tantas personas que crecen como minorías visibles pueden relacionarse.
Como mujer de raza mixta, la narración alrededor de Markle tiene capas adicionales de complejidad. Algunos comentaristas negros han señalado que, dado que es de piel clara y se ajusta a las ideas eurocéntricas de la belleza, incluso el impacto simbólico de su presencia es limitado . Mientras tanto, los comentaristas blancos siguen alimentando la idea de que las personas de raza mixta son una especie de variedad deseable de negro: la editora de Vogue Alexandra Shulman, por ejemplo, sugirió recientemente que existe un " tipo perfecto de raza mixta ", algo a lo que sin duda Markle también conformar.
Todo esto tiene lugar dentro de un contexto en el que se trata de la familia real de la que estamos hablando: la manifestación humana del sistema de clases. En una sociedad donde la raza y la clase a menudo chocan para delinear el privilegio y la oportunidad, pocos encontrarán transformada sus vidas en términos reales con la llegada de una bella actriz estadounidense al Palacio de Kensington.
Pero vivimos en tiempos definidos también por identidad. En los últimos años, la cuestión de lo que significa ser británico se ha armado y politizado de nuevas maneras. Markle es, por un lado de su familia, descendiente directo de la esclavitud de las plantaciones del profundo sur de Estados Unidos, una historia con la que todas las familias poderosas de Gran Bretaña, incluida la realeza, están inextricablemente unidas. Puede que no se haya dado cuenta en ese momento, pero al condenar la reacción de la prensa a sus relaciones con Markle, el Príncipe Harry se estaba alineando con aquellos que todavía están lidiando con las consecuencias de esa historia, y su legado muy real hoy.
Si el príncipe Harry hubiera querido encontrar la forma de hacer su papel más relevante en la Gran Bretaña moderna, podría haberlo hecho mucho peor. Y así, aunque ni la reacción a su compromiso con Markle, ni la reacción a la reacción, pudieron haber sido planeados, si los combates están destinados a unir a la gente, este está haciendo exactamente eso.
• Afua Hirsch es escritora y locutora
Fuente: Periódico "The Guardian" del Reino Unido.
Traducción: Google
https://www.theguardian.com/comment...y-meghan-markle-britishness-monarchy-relevant
Cuando Meghan se case con Harry, la relación de Gran Bretaña con la raza cambiará para siempre
Por Afua Hirsch
No subestimes el simbolismo de un matrimonio real. De ahora en adelante, será imposible argumentar que ser negro sea de alguna manera incompatible con ser británico.
Hace casi dos décadas, durante los embriagadores primeros meses del nuevo milenio, una ingobernable baronesa llamada Kate Gavron hizo una sugerencia impactante. El Príncipe Carlos, dijo, debería haberse casado con alguien negro . Sería, ella imaginaba, un poderoso símbolo del compromiso de la monarquía con la integración racial y el multiculturalismo.
Los comentarios de Gavron no fueron bien recibidos en ese momento. Como suele ser el caso con la raza y la realeza, mucho más interesantes que estas mismas observaciones, fueron las reacciones de los medios hacia ellos. Algunos sospechaban que esto era simplemente un intento clandestino de "deshacerse" de la monarquía, borrando su herencia a través de matrimonios interraciales. No tanto revolución, como dilución racial.
Otros suponían que casarse con una "chica negra" -como se describía a la persona hipotética- supondría volver a los matrimonios sin amor y estratégicos por los que la realeza alguna vez fue tan famosa. Era obvio para los comentaristas en ese momento que casarse con una chica negra, y casarse con alguien que realmente amabas, eran antitéticos y mutuamente excluyentes. Después de todo, no se puede esperar que un heredero al trono se sienta atraído por esa persona.
En este contexto, el compromiso del Príncipe Harry y Meghan Markle representa algo genuinamente diferente de todo lo que ha sucedido antes. Su matrimonio traerá a la realidad lo que el establishment británico careció de la imaginación para siquiera concebir como posible hace 17 años: que una persona de la realeza puede amar y casarse con alguien cuya herencia étnica no es solo diferente a la suya, sino la herencia que tiene siempre ha sido muy diferente en Gran Bretaña: negros y africanos.
La familia real juega un papel en gran medida simbólico en nuestra sociedad, por lo que es el simbolismo de este compromiso lo que me interesa. Luché para crecer con la sensación de que la monarquía era fundamental para la británica, pero que el carácter británico que representaban era uno que me excluía. Esta exclusión importaba Hizo que otras personas percibieran ser verdaderamente británicas, y ser negras, como identidades incompatibles. Representaba un tabú gigante. Todos los gobiernos que puedo recordar hicieron algún intento, retórico al menos, de reconocer y proteger la diversidad racial. La familia real en el ápice de nuestra sociedad estaba haciendo todo lo contrario.
Eso no es sorprendente, dado que el concepto mismo de la familia real es la antítesis de la diversidad .
Pero ahora la hipocresía que floreció durante tanto tiempo en la oscuridad está adornada por la luz de las redes sociales. Minutos después de que se anunciara el compromiso real, el Daily Mail, en un tono de tranquilidad, recordó instantáneamente a la nación que Markle no se uniría a la línea de sucesión. "Contraer matrimonio con la realeza no te hace ganar el derecho al trono", tuiteó el periódico . Gracias a Dios por eso. The Spectator consideró oportuno señalar : "Obviamente, hace 70 años, Meghan Markle habría sido el tipo de mujer que el Príncipe habría tenido para amante, no para esposa".
¿Qué "clase de mujer" es esa? No es solo que ella se haya divorciado. La raza de Markle ha sido objeto de referencias tan frecuentes y crípticas que cuando leí por primera vez sobre ella, como nunca la había visto antes, realmente no tenía ni idea de qué estaban hablando los comentaristas. "No en el estilo de la sociedad rubia" de las relaciones de Harry pasado, nos dijeron , y "Straight Outta Compton!". Típicamente, el código británico del perro decía que ella tenía ascendencia negra, un código que Harry tomó el notable paso de llamar en una declaración que condenaba el tono de la cobertura de la prensa.
Dado que la familia real es una institución británica por excelencia, es apropiado que nuestra única disfunción británica en torno a la raza y la identidad también surja en respuesta a la llegada de Markle a la escena. Uno de los problemas con el discurso en Gran Bretaña hoy es la tendencia a restarle importancia a la diferencia racial, y la tentación de tantas personas bien intencionadas que "no ven la raza" a creer que si todos podemos cegarnos voluntariamente, lo haremos. con suerte vete.
Por el contrario, Markle ha tenido y se ha sentido orgullosa de su herencia, hablando extensamente sobre la experiencia de tener herencia negra en una sociedad con prejuicios; de ver abusada a su madre con la palabra "N", de trabajar en una industria altamente racializada como actor, y la lucha de identidad a la que tantas personas que crecen como minorías visibles pueden relacionarse.
Como mujer de raza mixta, la narración alrededor de Markle tiene capas adicionales de complejidad. Algunos comentaristas negros han señalado que, dado que es de piel clara y se ajusta a las ideas eurocéntricas de la belleza, incluso el impacto simbólico de su presencia es limitado . Mientras tanto, los comentaristas blancos siguen alimentando la idea de que las personas de raza mixta son una especie de variedad deseable de negro: la editora de Vogue Alexandra Shulman, por ejemplo, sugirió recientemente que existe un " tipo perfecto de raza mixta ", algo a lo que sin duda Markle también conformar.
Todo esto tiene lugar dentro de un contexto en el que se trata de la familia real de la que estamos hablando: la manifestación humana del sistema de clases. En una sociedad donde la raza y la clase a menudo chocan para delinear el privilegio y la oportunidad, pocos encontrarán transformada sus vidas en términos reales con la llegada de una bella actriz estadounidense al Palacio de Kensington.
Pero vivimos en tiempos definidos también por identidad. En los últimos años, la cuestión de lo que significa ser británico se ha armado y politizado de nuevas maneras. Markle es, por un lado de su familia, descendiente directo de la esclavitud de las plantaciones del profundo sur de Estados Unidos, una historia con la que todas las familias poderosas de Gran Bretaña, incluida la realeza, están inextricablemente unidas. Puede que no se haya dado cuenta en ese momento, pero al condenar la reacción de la prensa a sus relaciones con Markle, el Príncipe Harry se estaba alineando con aquellos que todavía están lidiando con las consecuencias de esa historia, y su legado muy real hoy.
Si el príncipe Harry hubiera querido encontrar la forma de hacer su papel más relevante en la Gran Bretaña moderna, podría haberlo hecho mucho peor. Y así, aunque ni la reacción a su compromiso con Markle, ni la reacción a la reacción, pudieron haber sido planeados, si los combates están destinados a unir a la gente, este está haciendo exactamente eso.
• Afua Hirsch es escritora y locutora
Fuente: Periódico "The Guardian" del Reino Unido.
Traducción: Google
https://www.theguardian.com/comment...y-meghan-markle-britishness-monarchy-relevant
Personalmente prefiero la forma en que Harry incluyó a su madre en el compromiso. El detalle del jardín de Diana me parece mucho más acertado que regalarle el anillo de compromiso que usó que básicamente es un símbolo de un matrimonio sin amor y lleno de amargura.
En ese aspecto por lo menos:
Harry: 1
William: 0
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