Cómo a través del virus de los medios, se inocula el virus del miedo

Por cierto, lo de la modificación de ley de sanidad de Galicia, ¿los gallegos van a consentir eso? Y, los demás vamos detrás... Me está dando miedo como en un año (que no llega todavía) ha dado un giro todo a un estado totalitario, nunca visto... Pero ¿qué cohones le pasa a la gente?
Aquí se consiente todo.... He visto un rato las noticias, unos 5 min, y es un lavado de cerebro total y eso durante meses y meses.....
Aunque a tu alrededor veas bien a la gente, aunque no tengas trabajo o no te dejen trabajar, ese machaque diario.... Madre mía la que nos espera....
Qué desesperación.....
 
¿Sois de príncipes rebeldes con todos los priveligios o de anti-sistemas que gustan la comodidad del cargo público? ¿Preferís quizás el artisteo?
Cualquiera que sea la opción ¡enhorabuena!todos son líderes que nos interpretan lo que la Naturaleza? nos quiere decir y que vosotros ignorantes negacionistas no entendéis.
Y si la Naturaleza? no hubiese dicho lo que ellos nos comunican algún fact checker lo hubiese desmentido, así que es berdáh
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Última edición:
"La ciencia" llamémoslo nueva cienciologia* funciona con dinero, prestigio y, el sumum, premios (Nobel y, cacunas varias) si hay que mentir u ocultar la verdad, se oculta porque los nuevos cienciologos* quieren esas cositas. ¿De dónde viene el dinero? Del gobierno (aquí se entiende ministerio de defensa) y, empresas privadas (farmacéuticas e industria quimica en su mayoría con pasta gansa) que trabajan "tugueder" por intereses obvios.
Si dices la verdad, te quitan los dineros y la inversión, y no podrás optar a ese prestigio o, esos premios nobel (con una suficiente que igual nos venimos arriba) de toda una vida investigando de, porqué fabricaste agente naranja para asesinar a millones de personas y, l@s que quedaron viv@s dejarl@s con secuelas de por vida, o porqué participaste en una vacuna dejando estériles a miles de mujeres e inclusive dejándoles secuelas irreversibles

*Nota, ténganse en cuenta los siguientes conceptos
"Nueva cienciologia" = ciencia
"Nuevos cenciologos" = científicos
 
La gente tiene miedo.

Viven en un estado policial ,con ciudadanos que observan y denuncian.
En la parte de atrás de mi vivienda hay un parque.

El otro día subía la persinan y había 4 chavales que estaban allí sin mascarilla pasando el rato.

Al oír el ruido miraron todos hacia arriba con cara asustada.

A los 3 minutos se fueron de allí,pensarían que avisaría a la policía o algo así.


Ni estaban de botellón ni hacían nada.
Estaban unos de pie otros sentados pasando el rsto
Hace un par de semanas, fuimos a dar un paseo por una zona que suele estar concurrida y estaba casi vacía una tarde de sábado, una ruina. Sólo estaba abierta alguna tienda y los bares y restaurantes cerrados. Nos sentamos en un banco a comer algo que llevábamos. Pasó una pareja de policías, como si nada, sin decir nada a nadie.
Venía un grupo de chicas y se dieron la vuelta. Un mujer con un niño que también estaban en un banco comiendo algo frente a nosotros, se dieron la vuelta.... Miedo.
Esa sensación de no querer ni que te miren, ni te digan nada de nada..... No les tenemos respeto, es miedo.
 

Robert F. Kennedy, Jr: ¿Son todas las muertes por vacunas una coincidencia?


Robert F. Kennedy, Jr.
Children's Health Defense
jue, 14 ene 2021 00:00 UTC

Traducido por el equipo de SOTT.net en español

Las declaraciones de las autoridades sanitarias y de los fabricantes de vacunas de que las muertes y lesiones que se producen tras la vacunación con COVID son coincidencias no relacionadas se están convirtiendo en un patrón. También están privando a la gente de la información que necesita para tomar decisiones informadas.
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La gestión oficial de la semana pasada de la muerte de dos daneses y un médico de Miami después de sus vacunas de COVID pone de manifiesto las enormes lagunas del sistema de vigilancia del gobierno para detectar las reacciones a las vacunas después de su comercialización.

Estos incidentes sugieren que es poco probable que las autoridades sanitarias ofrezcan al público auténticos perfiles de riesgo del uso de emergencia para las vacunas COVID.

Los perfiles de riesgo precisos permiten a los reguladores determinar si una intervención médica está causando más daños que beneficios y a los consumidores tomar decisiones racionales sobre su propio uso de un producto.

Los reguladores suelen elaborar evaluaciones de riesgo durante las pruebas preclínicas, comparando los resultados sanitarios de los individuos que reciben la intervención con un grupo de placebo. Estos estudios deben ser lo suficientemente amplios como para detectar lesiones poco frecuentes y de duración suficiente para revelar dolencias con un largo diagnóstico en un futuro inmediato.

La existencia del grupo placebo dificulta la ocultación o la atribución errónea de las lesiones. Por el contrario, la ausencia de un grupo placebo en los sistemas de vigilancia posvacunación facilita que los funcionarios farmacéuticos y reguladores interesados subestimen las lesiones atribuyéndolas a la coincidencia.

La coincidencia está resultando bastante letal para los receptores de la vacuna COVID.

Muerte por coincidencia

Poco después de informar de las muertes danesas y antes de que se realizaran las autopsias, Tanja Eriksen, jefa en funciones de la Unidad de Farmacovigilancia de Dinamarca, declaró al periódico danés EkstaBladet que la Agencia Danesa del Medicamento había determinado que la coincidencia probablemente mató a los dos ciudadanos daneses cuyas muertes se produjeron tras la vacunación.

Uno de los fallecidos era un ciudadano que padecía una "grave enfermedad pulmonar". La existencia de la comorbilidad (La presencia de uno o más enfermedades además de la enfermedad primaria) sugería que la muerte era, por tanto, casual. El segundo ciudadano recibió la vacuna a una "edad muy avanzada", por lo que también murió por coincidencia.

"Cuando se vacuna a grupos frágiles, es de esperar que haya muertes", explicó Eriksen, utilizando la lógica que rara vez aplican los funcionarios de salud a las muertes por el virus COVID-19. "Esto ocurrirá independientemente de que se vacunen o no".

Estas simples declaraciones -que las muertes y lesiones tras la vacunación son coincidencias no relacionadas- se están convirtiendo en un patrón.

El 20 de diciembre de 2020, World Today News informó de la muerte de un hombre de 85 años en Kalmar, Suecia, un día después de recibir la vacuna. El Dr. Mattias Alvunger, del Kalmar Hospital, desestimó la preocupación de que la muerte estuviera relacionada con la vacuna, llamando al hecho algo "rutinario", informó la Swedish Medical Products Agency.

El 1 de enero, Sonia Acevedo, una enfermera portuguesa de 41 años y madre de dos hijos, murió dos días después de recibir la vacuna de Pfizer/BioNtech. Su padre declaró al Daily Mail que nunca había bebido alcohol y que se encontraba en perfecto estado de salud. Sin embargo, las autoridades sanitarias portuguesas calificaron su muerte de triste coincidencia.

Israel también informó de dos muertes por la pandemia de coincidencia: una en un hombre de 75 años en Beit She'an, y la otra en un hombre de 88 años. Ambos murieron dos horas después de la vacunación. Las autoridades sanitarias israelíes advirtieron al público que no atribuyera las muertes a la vacuna.

En Lucerna, Suiza, un hombre de 91 años murió cinco días después de recibir la vacuna de Pfizer/BioNtech. Las autoridades suizas calificaron cualquier conexión de "altamente improbable".

El 3 de enero, el Dr. Gregory Michael, un querido obstetra de Miami y entusiasta de la vacuna COVID-19, murió de una embolia hemorrágica después de recibir la vacuna de Pfizer/BioNtech. El Dr. Michael desarrolló una Púrpura trombocitopénica idiopática (PTI) aguda -un conocido efecto secundario de la vacuna- inmediatamente después de recibir la inyección. Su recuento de plaquetas bajó de 150.000 a cero y nunca se recuperó.

Un ejército de expertos de todo el mundo, involucrados en el programa de vacunas, consultó los condenados esfuerzos por restaurar el recuento de plaquetas del Dr. Michael. La inevitable hemorragia cerebral lo mató dos semanas después. La esposa de Michael dijo que la muerte de su marido estaba "100% relacionada con la vacuna". Añadió que estaba físicamente sano, hacía ejercicio con frecuencia, rara vez bebía alcohol, nunca fumaba cigarrillos y no tenía comorbilidades conocidas.

No obstante, Pfizer descartó las lesiones de Michael como otra triste coincidencia: "No creemos en este momento que haya ninguna conexión directa con la vacuna". Pfizer señaló que la PTI también está causada por el exceso de consumo de alcohol y razonó que "hasta ahora no se han registrado señales de seguridad identificadas en los ensayos de las vacunas."

El martes, el New York Times citó al doctor Jerry Spivak, experto en trastornos sanguíneos de la Johns Hopkins University, diciendo: "Creo que es una certeza médica que la vacuna estaba relacionada."

Pero no es probable que Pfizer/BioNtech haya visto las señales de trombocitopenia en sus breves y escasos ensayos clínicos. La trombocitopenia se produce en 1 de cada 25.000-40.000 dosis de la vacuna triple vírica, aproximadamente. También es un efecto secundario igualmente raro, pero persistentemente notificado, de las vacunas contra la hepatitis A, la tuberculosis, el VPH, la varicela, la DTPa, la polio y la HiB.

Una lesión que se produzca con esa frecuencia no se vería probablemente en el ensayo clínico de fase II de Pfizer/BioNtech porque sólo 22.000 personas recibieron la vacuna. Sin embargo, una lesión de esta gravedad que se produjera una vez de cada 25.000 inyecciones podría debilitar o matar a 12.000 de los 300 millones de estadounidenses a los que la empresa espera administrar la vacuna.

El público puede esperar ver más de esta argucia estratégica: Cuando un médico mexicano sano de 32 años fue hospitalizado con encefalitis -inflamación del cerebro y la médula espinal- después de recibir la vacuna de Pfizer/BioNtech, los médicos mexicanos desestimaron la lesión como no relacionada con la vacunación, razonando que la condición no se había detectado en los ensayos clínicos de Pfizer/BioNtech.

Esta semana, una residencia de ancianos de Auburn, Nueva York, informó, sin ninguna ironía aparente, que 32 de sus 193 residentes han muerto desde que el centro comenzó a administrar la vacuna de Pfizer el 21 de diciembre. La empresa afirma que sus clientes están muriendo por infecciones de COVID-19, no por la vacuna.

Igualmente preocupante es el hecho de que otras muertes no se hayan denunciado en absoluto.

Entre los muchos pacientes agradecidos del Dr. Michael estaba Tessa Levy, que tenía una cita programada con él para el martes siguiente a su muerte, el 3 de enero. Michaels dio a luz a los cuatro hijos de Tessa, salvando a uno de ellos con un ingenioso diagnóstico en una fracción de segundo de una rara afección cardíaca que, de otro modo, habría matado al niño.

Tessa es la hija de mi gran amigo, el famoso cirujano de Beverly Hills, el Dr. George Boris. "Era un tipo sano, fuerte y vigoroso", me dijo Tessa sobre Michaels. "Nunca mostró ningún problema de salud".

En la víspera de Año Nuevo, el cuñado del Dr. Boris, Murray Brazner, también murió repentinamente, una semana después de recibir la vacuna de Pfizer. Ni la empresa de vacunas ni ningún organismo sanitario se dieron cuenta de su repentina e inesperada muerte. "No se realizó ninguna autopsia, y su muerte no está registrada como una lesión causada por la vacuna. Esto hace que te preguntes", me dijo el Dr. Boris.

La muerte del Sr. Brazner ilustra un problema aún más grave: muchas lesiones pueden estar escapando a la atención del sistema de vigilancia y de los medios de comunicación. Historias no reportadas similares a la tragedia del Dr. Brazner son ya quejas comunes en las redes sociales.

El 2 de enero, Janice Hisle se lamentó en Facebook de que la madre de su amiga, una mujer de Ohio, había muerto tras recibir la vacuna. Según Hisle, la mujer desarrolló una fiebre alta horas después de la inyección y murió un "par de días" después. "Estoy muy enfadada por mi amiga", comentó, "que está llorando porque no se permitió a los familiares verla antes de que la vacunaran. Pensaron que la vacuna 'abriría la puerta'".

No pudimos encontrar ninguna mención de la muerte de la mujer de Ohio en los registros de los medios de comunicación o en los recuentos oficiales de muertes por la vacuna COVID.

Se podría suponer que si las muertes tras la vacuna COVID-19 se pueden descartar o ignorar tan fácilmente, las lesiones menores también pasarán desapercibidas.

El tan conocido cuaderno de estrategias y propaganda de las vacunas

La rutina de descartar impulsivamente las muertes y lesiones sospechosas como si no estuvieran relacionadas con la vacunación no sólo pone en duda los datos oficiales sobre las lesiones causadas por las vacunas, sino que también contrasta notablemente con la costumbre de los funcionarios de salud pública de atribuir autoritariamente todas las muertes a COVID-19 siempre que el fallecido diera positivo a COVID en los 60 días siguientes a la muerte mediante una prueba de PCR famosa por producir falsos positivos.

De hecho, los 48 billones de dólares de la empresa de vacunas COVID, comparte tres características definitorias con todas las nuevas vacunas introducidas desde 1986:

1. Exageración sistemática del riesgo de la enfermedad objetivo. (Pharma llama a este proyecto "Disease Branding").

2. Exageración sistemática de la eficacia de la vacuna.

3. Minimizar sistemáticamente los riesgos de las vacunas.

1. Exagerar el riesgo de enfermedad:

Los organismos reguladores cuentan cada muerte como una muerte por COVID, siempre que el fallecido haya dado positivo en las pruebas de COVID en los 60 días siguientes a su muerte, sin importar que haya muerto en un accidente de moto.

En septiembre, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) admitieron que el 94% de las personas cuyas muertes el CDC atribuyó oficialmente a la COVID tenían otras enfermedades que podrían haberlas matado realmente. El fallecido promedio tenía 2.8 comorbilidades. Sin embargo, en las tabulaciones oficiales de los CDC, estos siempre presumen que la COVID-19 fue la causante de la muerte.

Pero como vemos en los ejemplos anteriores, cuando se trata de lesiones por vacunas COVID, rige la presunción contraria: la comorbilidad es siempre la causa de la muerte, incluso cuando, como en el caso del Dr. Michaels, no hay comorbilidades conocidas.

2. Exageración sistemática de la eficacia de la vacuna:


Pfizer pregona una tasa de eficacia del 95% en sus ensayos clínicos, pero se trata de una medida sin sentido de "eficacia relativa" basada en un pequeño conjunto de 94 personas en el grupo de placebo que contrajeron casos leves de COVID durante los ensayos clínicos.

La eficacia "absoluta" o "real" de la vacuna durante los ensayos clínicos fue del 0.88%. Según el British Medical Journal, esto significa que las autoridades sanitarias deben administrar 155 vacunas para evitar un solo caso de COVID leve.

3. Minimizando los riesgos de las vacunas:

El verdadero riesgo de lesiones causadas por las vacunas seguirá estando oculto por la costumbre de los funcionarios de salud pública de desechar rutinariamente las lesiones notificadas como no relacionadas con la vacunación.

Las prácticas de sobreestimar sistemáticamente la seguridad de las vacunas, subestimar las muertes por vacunas y exagerar los riesgos de la COVID-19 privan efectivamente al público de su derecho al consentimiento informado.

Entonces, ¿qué sabemos realmente sobre el verdadero riesgo de las vacunas COVID-19?

A los funcionarios de salud pública y a los portavoces de la industria les gusta decir que los riesgos de lesiones graves por la vacunación son "uno entre un millón". Sin embargo, en la primera semana de distribución, los estadounidenses recibieron 200.000 vacunas COVID y notificaron 5.000 lesiones "graves" (es decir, pérdida de días de trabajo o necesidad de intervención médica).

Esto supone una tasa de lesiones de 1 de cada 40 inyecciones. Esto significa que las 150 inyecciones necesarias para evitar un caso leve de COVID causarán lesiones graves en al menos tres personas.

Si los ensayos clínicos son buenos predictores, es probable que esa tasa aumente drásticamente después de la segunda inyección (los ensayos clínicos sugirieron que casi todos los beneficios de la vacunación COVID y la gran mayoría de las lesiones estaban asociados a la segunda dosis).

No sabemos el verdadero riesgo de muerte por la vacuna, ya que los reguladores han hecho invisibles prácticamente todas las muertes atribuyéndolas todas a la coincidencia.

El riesgo de 1 entre 40 de sufrir "lesiones graves" por la vacuna COVID de Pfizer es coherente con lo que sabemos de otras vacunas.

Durante muchos años, el U.S. Department of Health and Human Services (HHS) ha mantenido un sistema de vigilancia posterior a la concesión de licencias conocido como Vaccine Adverse Event Reporting System (VAERS). Incluso personas del gobierno, como el Dr. David Kessler, director general de Sanidad, han reconocido que el VAERS es un fracaso estrepitoso.

Sin embargo, sólo aferrándose a este sistema "diseñado para fallar" los reguladores y la industria han mantenido su pretensión de que los actuales perfiles de riesgo de las vacunas son aceptables.

Un estudio de 2010 financiado por el HHS concluyó que el VAERS captó "menos del 1% de las lesiones". En otras palabras, ¡las tasas reales de lesiones de las vacunas obligatorias son más de 100 veces lo que el HHS ha estado diciendo al público!

El estudio del HHS de 2010 descubrió que el verdadero riesgo de sufrir eventos adversos graves era de 26/1,000, es decir, uno de cada 37.

Del mismo modo, los ensayos clínicos de Merck para Gardasil descubrieron que una impactante mitad de todos los receptores de la vacuna sufrieron eventos adversos, que Merck llamó eufemísticamente "nuevas condiciones médicas", y que el 2.3% de los receptores de la vacuna (1 de cada 43) sufrió una enfermedad autoinmune en los seis meses posteriores a la vacunación.

Del mismo modo, un reciente estudio italiano descubrió que el 46% de los receptores de la vacuna (462 acontecimientos adversos por cada 1.000 dosis) sufrieron acontecimientos adversos, de los cuales el 11% fueron calificados como "graves", significa que 38 acontecimientos adversos graves por cada 1.000 personas vacunadas. Entre ellos se encuentran los gastrointestinales graves y los "trastornos neurológicos graves". Esto equivale a una tasa de lesiones "graves" de 1/26.

La superviviente del Holocausto Vera Sharav, de la Alliance for Human Research Protection, ha observado que "todos los que reciben alguna de estas vacunas están participando en un vasto experimento médico."

Los funcionarios de salud coinciden en general en que la concesión de la "autorización de uso de emergencia" a la puesta en marcha de tecnologías de vacunas experimentales con sólo unas semanas de pruebas de seguridad, dos años antes de la finalización prevista de la fase 2 de las pruebas, es un gran experimento humano, en el que participan millones de sujetos.

Pero es poco probable que los investigadores vean todas las señales de seguridad si un sistema de vigilancia mal diseñado permite a los funcionarios de salud locales y a los empleados de la empresa la discreción de descartar cualquier lesión grave como no relacionada.
Hay un error bastante gordo en esas afirmaciones, las del artículo, las vacunas no se aprobaron con semanas de pruebas sino meses, había sujetos 6 meses en seguimiento ya. Y de ninguna manera dos años antes de la fecha prevista de finalización de la fase 2, la fase dos se alcanza con un numero de Sujetos reclutados al igual que el resto de las fases, tras alcanzar ese numero con las dos dosis y con un tiempo de seguridad específico que son 30-60 días.
 
Ya sabéis... es para darle... tensión. Lo importante es el relato. Y si hay que montar un teatrillo para las noticias con pacientes falsos, pues...
 
Hace un par de semanas, fuimos a dar un paseo por una zona que suele estar concurrida y estaba casi vacía una tarde de sábado, una ruina. Sólo estaba abierta alguna tienda y los bares y restaurantes cerrados. Nos sentamos en un banco a comer algo que llevábamos. Pasó una pareja de policías, como si nada, sin decir nada a nadie.
Venía un grupo de chicas y se dieron la vuelta. Un mujer con un niño que también estaban en un banco comiendo algo frente a nosotros, se dieron la vuelta.... Miedo.
Esa sensación de no querer ni que te miren, ni te digan nada de nada..... No les tenemos respeto, es miedo.
¿En que estamos convirtiendo esta sociedad? Es lo que decía @Toisona más atrás... Es triste que se tenga miedo... ¿Miedo a qué? ¿A la muerte? ¿A que te señalen? ¿A que te hagan algo? ¿A vivir?
El miedo se deja donde se deja la mierda, por el desagüe p'abajo
 
Vacunas caducadas y pérdidas millonarias: El fiasco de la gripe A podría repetirse con la COVID-19

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Era julio de 2009 y el mundo se encontraba en medio de la pandemia de la AH1N1, también conocida en un primer momento como gripe porcina, entonces el Gobierno de España decidió comprar 13 millones de vacunas para inmunizar en torno al 30-40% de su población.

Sobraron prácticamente la mitad, cerca de 6 millones de dosis caducadas para destruir por un importe de 42 millones de euros.

Así explican las historiadoras españolas María y Laura Lara el fiasco de la campaña de vacunación de la la última gran pandemia antes del coronavirus en su libro "Los caballos amarillos: Enfermedades que nadie vio venir".

España no fue el único país que se vio obligado a destruir las vacunas adquiridas ante la falta de adhesión a la campaña de vacunación. Francia se deshizo de las últimas vacunas contra la H1N1 en noviembre del año siguiente: 19 millones de dosis, con un costo total, de compra y destrucción, de aproximadamente 400 millones de euros.

Siempre se cita Francia como ejemplo del estrepitoso fracaso de aquella campaña de vacunación porque fue el país que más vacunas perdió, precisa a Euronews el investigador Daniel Jesús Catalán Matamoros del Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual Universidad Carlos III de Madrid. Pero el mismo fenómeno se produjo en países de todo el mundo.

Estados Unidos eliminó 40 millones de dosis caducadas, una pérdida valorada en cerca de 260 millones de dólares (unos 211 millones de euros). El Reino Unido se quedó con una reserva de 39 millones de dosis tras vacunar a solo unos cinco millones de personas. Italia distribuyó 10 millones de dosis adquiridas por 184 millones de euros, pero inyectó solo 865.000.

Alemania compró 50 millones de dosis por 700 millones de euros, el objetivo era conseguir que el 30% de la población se vacunara, al principio se pensó que todo el mundo tenía que ponerse dos vacunas, pero luego se dieron cuenta de que una era suficiente. También mucha gente no estaba dispuesta a vacunarse.

La fecha de caducidad de la vacuna expiró a finales de 2011 y ya no se podía utilizar. Por esta razón, el país destruyó aproximadamente 12,7 millones de dosis de vacunas. Otros 16 millones de dosis fueron almacenadas centralmente y finalmente incineradas.

Europa fue una de las regiones que menos vacunas utilizó de las adquiridas inicialmente, según un informe de la OMS, un 57%.

En un informe de la Unión Europea para evaluar la campaña de vacunación se revelaba que el escepticismo y la falta de interés de la población estaban entre las primeras razones del fracaso. También el carácter moderado de la enfermedad, que no incitaba a vacunarse.

Más de una década después, el mundo ha comenzado una ambiciosa campaña de vacunación sin precedentes para poner fin a una pandemia de un virus más transmisible y peligroso que la gripe A, que ha perturbado las vidas de más de medio planeta en maneras difíciles de imaginar en 2009 fuera de los relatos de ciencia ficción.

España ha autorizado la compra de al menos 73,6 millones de dosis de vacunas contra la COVID-19. Francia, uno de los países con más escépticos a la vacuna contra el nuevo virus, 200 millones. Ambos Gobiernos se enfrentan a críticas por su lentitud, que salpican incluso al Ejecutivo de Alemania, el país que más personas ha vacunado hasta ahora de la Unión Europea.

¿La sombra de la fallida campaña de vacunación de la anterior pandemia se cierne sobre la actual? ¿Los Gobiernos más precavidos temen que se repita el fracaso? ¿Acabarán destruyéndose los excedentes, con costes multimillonarios?

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¿Qué fue la gripe A?​

La H1N1 era un subtipo de la familia de las gripes, como la denominada gripe española que originó la pandemia de 1918, explican las historiadoras Laura y María Lara. “La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la gripe A como pandemia en junio de ese mismo año, durando un total de 14 meses, hasta que el 18 de septiembre de 2010 se dio por finalizada”.

Las historiadoras recuerdan que el origen de la infección H1N1 fue una variante de la cepa H1N1 con material genético procedente de una cepa humana, dos porcinas y una aviaria. “La cuestión es que una mutación permitió el heterocontagio o salto entre especies, de cerdos a humanos y luego entre seres humanos”, añaden.

Durante los 14 meses que duró la pandemia se contagió el 14% de la población y murieron 500.000 personas, “en el más dramático de los recuentos”, señalan María y Laura Lara. Para ponerlo en perspectiva, unos 10 meses después de que la OMS declarara la pandemia del coronavirus, el número de fallecidos por el nuevo virus roza ya los 2 millones. El número de contagios (86 millones) confirmados no llega al 1,5% de la población mundial, pero según estimaciones de la OMS el 10% de la población mundial puede haber contraido la enfermedad.

La pandemia que no fue​

Así como ha ocurrido con la COVID-19, al poco de conocerse la importante propagación del virus, se empezó a investigar la vacuna para la gripe A. Si en 2020, la farmacéutica estadounidense Pfizer ha marcado el hito, en 2009 fue el grupo farmacéutico suizo Novartis.

“El 12 de junio de 2009 halló la vacuna el grupo farmacéutico suizo Novartis, que lideró la solución antiviral en la situación de crisis causada por la gripe A junto a la farmacéutica británica GlaxoSmithKline (GSK)”, explican las historiadoras Lara.

Los ensayos clínicos empezaron en julio y en agosto empezó a probarse en seres humanos. “Desde que se conoció la cepa del virus en abril y se comprobó que la vacuna funcionaba, rápidamente comenzó a producirse de forma masiva, a fin de combatir el virus".

Las historiadoras Lara concluyen que "la pandemia tuvo una mortalidad baja, en contraste con su amplia distribución”.

Mucha gente pensó que la gripe A no era realmente un problema, y que por lo tanto, no era necesario vacunarse”, apunta Adolfo García Sastre, profesor de Microbiología de la Escuela de Medicina Icahn en el Hospital Monte Sinaí.

“En realidad, la gripe A fue un problema, y si se hubiese vacunado más gente, se hubieran salvado más vidas”.

Los ecos del fracaso de 2009​

Francia es un ejemplo claro de cómo lo ocurrido en 2009 todavía resuena una década más tarde. Todos los analistas coinciden en que el “trauma” de la gripe porcina ha estado muy presente en la cautela con la que han planeado las vacunaciones.

El Gobierno francés se ha visto atrapado en su propia estrategia que pretendía “generar confianza”, señala un artículo de Franceinfo.

París no quiso abrir “vacunódromos” para realizar pinchazos a gran escala por temor a verlos vacíos. En su lugar el Gobierno quiso implicar a los médicos de cabecera -su ausencia fue otra de las críticas más repetidas en 2009- y para “dar seguridad” a los pacientes se ha establecido un complejo protocolo con una primera visita médica y cuatro días de reflexión para retractarse.

El resultado es que el 5 de enero, el país de 60 millones de habitantes sólo había notificado 512 vacunaciones. Ante las crecientes críticas por el escaso avance de la campaña París está intentando dar marcha atrás en esta intrincada estrategia.

El investigador Catalán Matamoros apunta a tres factores en el fiasco de la campaña de vacunación de la gripe A en 2009: la comunicación de los efectos adversos, una pobre coordinación y la desinformación que provocó que incluso muchos sanitarios decidieran no vacunarse y tampoco la recomendaban a sus pacientes.

“Por ello, al final sobraron millones de dosis en todo el mundo”, sentencia.

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Entre los efectos secundarios que más titulares protagonizaron entonces, uno de ellos fue la narcolepsia.

"Recuerdo vívidamente que estábamos todos alineados en el pasillo y nos dijeron que teníamos que hacerlo. No fue una elección". Así explicaba una enfermera británica a Buzzfeed su experencia traumática al recibir la vacuna de la H1N1 en 2009. Desde entonces dice que ha sufrido este trastorno crónico del sistema nervioso central que se caracteriza por fatiga extrema durante el día y ataques repentinos de sueño.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) dicen que se constató un mayor riesgo de narcolepsia tras la vacunación con Pandemrix, una vacuna monovalente contra la gripe H1N1 de 2009, que se utilizó en varios países europeos durante la pandemia.

Un equipo de científicos, en el que participaron los CDC, analizó en 2018 los datos de seguridad de las vacunas contra la H1N1 (arenaprix-AS03, Focetria-MF59, y Pandemrix-AS03) en 10 casos de estudio globales y concluyó que no detectaron ninguna asociación entre las vacunas y la narcolepsia. Sin embargo la Agencia Europea de Medicamentos decidió retirar la autorización a la vacuna Pandemrix que, de todas formas "no tenía suficiente demanda", concluía el informe.

En cualquier caso, mediatizar en exceso los efectos adversos de la vacuna puede ser contraproducente a la hora de conseguir la inmunidad rebaño necesaria para poner fin a la pandemia del coronavirus, que se estima entre el 70% y 80%, indica el investigador Daniel Jesús Catalán Matamoros.

“Los medios de comunicación ya están comenzando a publicar los ‘pocos’ efectos adversos que está teniendo la vacuna de la COVID-19. Este tipo de cobertura mediática produce un mayor miedo y temor por parte del público”, incide el investigador, autor de varios estudios sobre la influencia de los medios de comunicación en la salud pública. “Los medios son muy importantes a la hora de aumentar las tasas de vacunación”.

¿Vacunarse o "nueva normalidad" para siempre?

“Con la COVID-19, el problema es mucho mayor que el problema que causó la gripe A", el profesor García Sastre espera que este hecho anime a un mayor porcentaje de la población mundial a vacunarse. "Hay una mayor incidencia de enfermedad severa con COVID-19 que la que hubo con gripe A”.

Sin embargo, señala que hay dos grupos que seguirán siendo reticentes: los antivacunas - “ese grupo es pequeño e imposible de convencer, ya que no atienden a nigún razonamiento pro-vacuna” - y los que estén fuera del grupo de riesgo y “que como con la vacunación con gripe A, piensen que no es necesario para ellos vacunarse”.

A este segundo grupo aún se le puede hacer cambiar de opinión, prevé García Sastre, y coincide con el investigador Catalán Matamoros en la importancia de los medios de comunicación para ello:

“El mensaje que se debe transmitir es que las vacunas son seguras y que cuanto más gente se vacune, no solo menos gente tendrá enfermedad severa, sino que antes podremos volver a una vida normal, de lo cual nos beneficiamos todos”.

 
Vacunas caducadas y pérdidas millonarias: El fiasco de la gripe A podría repetirse con la COVID-19

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Era julio de 2009 y el mundo se encontraba en medio de la pandemia de la AH1N1, también conocida en un primer momento como gripe porcina, entonces el Gobierno de España decidió comprar 13 millones de vacunas para inmunizar en torno al 30-40% de su población.

Sobraron prácticamente la mitad, cerca de 6 millones de dosis caducadas para destruir por un importe de 42 millones de euros.

Así explican las historiadoras españolas María y Laura Lara el fiasco de la campaña de vacunación de la la última gran pandemia antes del coronavirus en su libro "Los caballos amarillos: Enfermedades que nadie vio venir".

España no fue el único país que se vio obligado a destruir las vacunas adquiridas ante la falta de adhesión a la campaña de vacunación. Francia se deshizo de las últimas vacunas contra la H1N1 en noviembre del año siguiente: 19 millones de dosis, con un costo total, de compra y destrucción, de aproximadamente 400 millones de euros.

Siempre se cita Francia como ejemplo del estrepitoso fracaso de aquella campaña de vacunación porque fue el país que más vacunas perdió, precisa a Euronews el investigador Daniel Jesús Catalán Matamoros del Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual Universidad Carlos III de Madrid. Pero el mismo fenómeno se produjo en países de todo el mundo.

Estados Unidos eliminó 40 millones de dosis caducadas, una pérdida valorada en cerca de 260 millones de dólares (unos 211 millones de euros). El Reino Unido se quedó con una reserva de 39 millones de dosis tras vacunar a solo unos cinco millones de personas. Italia distribuyó 10 millones de dosis adquiridas por 184 millones de euros, pero inyectó solo 865.000.

Alemania compró 50 millones de dosis por 700 millones de euros, el objetivo era conseguir que el 30% de la población se vacunara, al principio se pensó que todo el mundo tenía que ponerse dos vacunas, pero luego se dieron cuenta de que una era suficiente. También mucha gente no estaba dispuesta a vacunarse.

La fecha de caducidad de la vacuna expiró a finales de 2011 y ya no se podía utilizar. Por esta razón, el país destruyó aproximadamente 12,7 millones de dosis de vacunas. Otros 16 millones de dosis fueron almacenadas centralmente y finalmente incineradas.

Europa fue una de las regiones que menos vacunas utilizó de las adquiridas inicialmente, según un informe de la OMS, un 57%.

En un informe de la Unión Europea para evaluar la campaña de vacunación se revelaba que el escepticismo y la falta de interés de la población estaban entre las primeras razones del fracaso. También el carácter moderado de la enfermedad, que no incitaba a vacunarse.

Más de una década después, el mundo ha comenzado una ambiciosa campaña de vacunación sin precedentes para poner fin a una pandemia de un virus más transmisible y peligroso que la gripe A, que ha perturbado las vidas de más de medio planeta en maneras difíciles de imaginar en 2009 fuera de los relatos de ciencia ficción.

España ha autorizado la compra de al menos 73,6 millones de dosis de vacunas contra la COVID-19. Francia, uno de los países con más escépticos a la vacuna contra el nuevo virus, 200 millones. Ambos Gobiernos se enfrentan a críticas por su lentitud, que salpican incluso al Ejecutivo de Alemania, el país que más personas ha vacunado hasta ahora de la Unión Europea.

¿La sombra de la fallida campaña de vacunación de la anterior pandemia se cierne sobre la actual? ¿Los Gobiernos más precavidos temen que se repita el fracaso? ¿Acabarán destruyéndose los excedentes, con costes multimillonarios?

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¿Qué fue la gripe A?​

La H1N1 era un subtipo de la familia de las gripes, como la denominada gripe española que originó la pandemia de 1918, explican las historiadoras Laura y María Lara. “La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la gripe A como pandemia en junio de ese mismo año, durando un total de 14 meses, hasta que el 18 de septiembre de 2010 se dio por finalizada”.

Las historiadoras recuerdan que el origen de la infección H1N1 fue una variante de la cepa H1N1 con material genético procedente de una cepa humana, dos porcinas y una aviaria. “La cuestión es que una mutación permitió el heterocontagio o salto entre especies, de cerdos a humanos y luego entre seres humanos”, añaden.

Durante los 14 meses que duró la pandemia se contagió el 14% de la población y murieron 500.000 personas, “en el más dramático de los recuentos”, señalan María y Laura Lara. Para ponerlo en perspectiva, unos 10 meses después de que la OMS declarara la pandemia del coronavirus, el número de fallecidos por el nuevo virus roza ya los 2 millones. El número de contagios (86 millones) confirmados no llega al 1,5% de la población mundial, pero según estimaciones de la OMS el 10% de la población mundial puede haber contraido la enfermedad.

La pandemia que no fue​

Así como ha ocurrido con la COVID-19, al poco de conocerse la importante propagación del virus, se empezó a investigar la vacuna para la gripe A. Si en 2020, la farmacéutica estadounidense Pfizer ha marcado el hito, en 2009 fue el grupo farmacéutico suizo Novartis.

“El 12 de junio de 2009 halló la vacuna el grupo farmacéutico suizo Novartis, que lideró la solución antiviral en la situación de crisis causada por la gripe A junto a la farmacéutica británica GlaxoSmithKline (GSK)”, explican las historiadoras Lara.

Los ensayos clínicos empezaron en julio y en agosto empezó a probarse en seres humanos. “Desde que se conoció la cepa del virus en abril y se comprobó que la vacuna funcionaba, rápidamente comenzó a producirse de forma masiva, a fin de combatir el virus".

Las historiadoras Lara concluyen que "la pandemia tuvo una mortalidad baja, en contraste con su amplia distribución”.

Mucha gente pensó que la gripe A no era realmente un problema, y que por lo tanto, no era necesario vacunarse”, apunta Adolfo García Sastre, profesor de Microbiología de la Escuela de Medicina Icahn en el Hospital Monte Sinaí.

“En realidad, la gripe A fue un problema, y si se hubiese vacunado más gente, se hubieran salvado más vidas”.

Los ecos del fracaso de 2009​

Francia es un ejemplo claro de cómo lo ocurrido en 2009 todavía resuena una década más tarde. Todos los analistas coinciden en que el “trauma” de la gripe porcina ha estado muy presente en la cautela con la que han planeado las vacunaciones.

El Gobierno francés se ha visto atrapado en su propia estrategia que pretendía “generar confianza”, señala un artículo de Franceinfo.

París no quiso abrir “vacunódromos” para realizar pinchazos a gran escala por temor a verlos vacíos. En su lugar el Gobierno quiso implicar a los médicos de cabecera -su ausencia fue otra de las críticas más repetidas en 2009- y para “dar seguridad” a los pacientes se ha establecido un complejo protocolo con una primera visita médica y cuatro días de reflexión para retractarse.

El resultado es que el 5 de enero, el país de 60 millones de habitantes sólo había notificado 512 vacunaciones. Ante las crecientes críticas por el escaso avance de la campaña París está intentando dar marcha atrás en esta intrincada estrategia.

El investigador Catalán Matamoros apunta a tres factores en el fiasco de la campaña de vacunación de la gripe A en 2009: la comunicación de los efectos adversos, una pobre coordinación y la desinformación que provocó que incluso muchos sanitarios decidieran no vacunarse y tampoco la recomendaban a sus pacientes.

“Por ello, al final sobraron millones de dosis en todo el mundo”, sentencia.

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Entre los efectos secundarios que más titulares protagonizaron entonces, uno de ellos fue la narcolepsia.

"Recuerdo vívidamente que estábamos todos alineados en el pasillo y nos dijeron que teníamos que hacerlo. No fue una elección". Así explicaba una enfermera británica a Buzzfeed su experencia traumática al recibir la vacuna de la H1N1 en 2009. Desde entonces dice que ha sufrido este trastorno crónico del sistema nervioso central que se caracteriza por fatiga extrema durante el día y ataques repentinos de sueño.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) dicen que se constató un mayor riesgo de narcolepsia tras la vacunación con Pandemrix, una vacuna monovalente contra la gripe H1N1 de 2009, que se utilizó en varios países europeos durante la pandemia.

Un equipo de científicos, en el que participaron los CDC, analizó en 2018 los datos de seguridad de las vacunas contra la H1N1 (arenaprix-AS03, Focetria-MF59, y Pandemrix-AS03) en 10 casos de estudio globales y concluyó que no detectaron ninguna asociación entre las vacunas y la narcolepsia. Sin embargo la Agencia Europea de Medicamentos decidió retirar la autorización a la vacuna Pandemrix que, de todas formas "no tenía suficiente demanda", concluía el informe.

En cualquier caso, mediatizar en exceso los efectos adversos de la vacuna puede ser contraproducente a la hora de conseguir la inmunidad rebaño necesaria para poner fin a la pandemia del coronavirus, que se estima entre el 70% y 80%, indica el investigador Daniel Jesús Catalán Matamoros.

“Los medios de comunicación ya están comenzando a publicar los ‘pocos’ efectos adversos que está teniendo la vacuna de la COVID-19. Este tipo de cobertura mediática produce un mayor miedo y temor por parte del público”, incide el investigador, autor de varios estudios sobre la influencia de los medios de comunicación en la salud pública. “Los medios son muy importantes a la hora de aumentar las tasas de vacunación”.

¿Vacunarse o "nueva normalidad" para siempre?

“Con la COVID-19, el problema es mucho mayor que el problema que causó la gripe A", el profesor García Sastre espera que este hecho anime a un mayor porcentaje de la población mundial a vacunarse. "Hay una mayor incidencia de enfermedad severa con COVID-19 que la que hubo con gripe A”.

Sin embargo, señala que hay dos grupos que seguirán siendo reticentes: los antivacunas - “ese grupo es pequeño e imposible de convencer, ya que no atienden a nigún razonamiento pro-vacuna” - y los que estén fuera del grupo de riesgo y “que como con la vacunación con gripe A, piensen que no es necesario para ellos vacunarse”.

A este segundo grupo aún se le puede hacer cambiar de opinión, prevé García Sastre, y coincide con el investigador Catalán Matamoros en la importancia de los medios de comunicación para ello:

“El mensaje que se debe transmitir es que las vacunas son seguras y que cuanto más gente se vacune, no solo menos gente tendrá enfermedad severa, sino que antes podremos volver a una vida normal, de lo cual nos beneficiamos todos”.



.........:sorry:



 
Sisi si no digo que no. Pero que el dice que en España se estan ocultando muertes cuando lo que es raro son los datos de Alemania sobretodo dado el bajo nivel de contagio que tiene. En UK no se cual es la IA.

habló de la mentira de las cifras de Alemania tb en un hilo, hará un mes?.
Se lo puedes preguntar.
Antes lo seguía a diario, ahora de vez en cuando desde que empezó a hablar del ocultamiento de cifras y lo que pasaba con Israel.
Contesta siempre, o casi.
 
Vacunas caducadas y pérdidas millonarias: El fiasco de la gripe A podría repetirse con la COVID-19

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Era julio de 2009 y el mundo se encontraba en medio de la pandemia de la AH1N1, también conocida en un primer momento como gripe porcina, entonces el Gobierno de España decidió comprar 13 millones de vacunas para inmunizar en torno al 30-40% de su población.

Sobraron prácticamente la mitad, cerca de 6 millones de dosis caducadas para destruir por un importe de 42 millones de euros.

Así explican las historiadoras españolas María y Laura Lara el fiasco de la campaña de vacunación de la la última gran pandemia antes del coronavirus en su libro "Los caballos amarillos: Enfermedades que nadie vio venir".

España no fue el único país que se vio obligado a destruir las vacunas adquiridas ante la falta de adhesión a la campaña de vacunación. Francia se deshizo de las últimas vacunas contra la H1N1 en noviembre del año siguiente: 19 millones de dosis, con un costo total, de compra y destrucción, de aproximadamente 400 millones de euros.

Siempre se cita Francia como ejemplo del estrepitoso fracaso de aquella campaña de vacunación porque fue el país que más vacunas perdió, precisa a Euronews el investigador Daniel Jesús Catalán Matamoros del Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual Universidad Carlos III de Madrid. Pero el mismo fenómeno se produjo en países de todo el mundo.

Estados Unidos eliminó 40 millones de dosis caducadas, una pérdida valorada en cerca de 260 millones de dólares (unos 211 millones de euros). El Reino Unido se quedó con una reserva de 39 millones de dosis tras vacunar a solo unos cinco millones de personas. Italia distribuyó 10 millones de dosis adquiridas por 184 millones de euros, pero inyectó solo 865.000.

Alemania compró 50 millones de dosis por 700 millones de euros, el objetivo era conseguir que el 30% de la población se vacunara, al principio se pensó que todo el mundo tenía que ponerse dos vacunas, pero luego se dieron cuenta de que una era suficiente. También mucha gente no estaba dispuesta a vacunarse.

La fecha de caducidad de la vacuna expiró a finales de 2011 y ya no se podía utilizar. Por esta razón, el país destruyó aproximadamente 12,7 millones de dosis de vacunas. Otros 16 millones de dosis fueron almacenadas centralmente y finalmente incineradas.

Europa fue una de las regiones que menos vacunas utilizó de las adquiridas inicialmente, según un informe de la OMS, un 57%.

En un informe de la Unión Europea para evaluar la campaña de vacunación se revelaba que el escepticismo y la falta de interés de la población estaban entre las primeras razones del fracaso. También el carácter moderado de la enfermedad, que no incitaba a vacunarse.

Más de una década después, el mundo ha comenzado una ambiciosa campaña de vacunación sin precedentes para poner fin a una pandemia de un virus más transmisible y peligroso que la gripe A, que ha perturbado las vidas de más de medio planeta en maneras difíciles de imaginar en 2009 fuera de los relatos de ciencia ficción.

España ha autorizado la compra de al menos 73,6 millones de dosis de vacunas contra la COVID-19. Francia, uno de los países con más escépticos a la vacuna contra el nuevo virus, 200 millones. Ambos Gobiernos se enfrentan a críticas por su lentitud, que salpican incluso al Ejecutivo de Alemania, el país que más personas ha vacunado hasta ahora de la Unión Europea.

¿La sombra de la fallida campaña de vacunación de la anterior pandemia se cierne sobre la actual? ¿Los Gobiernos más precavidos temen que se repita el fracaso? ¿Acabarán destruyéndose los excedentes, con costes multimillonarios?

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¿Qué fue la gripe A?​

La H1N1 era un subtipo de la familia de las gripes, como la denominada gripe española que originó la pandemia de 1918, explican las historiadoras Laura y María Lara. “La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la gripe A como pandemia en junio de ese mismo año, durando un total de 14 meses, hasta que el 18 de septiembre de 2010 se dio por finalizada”.

Las historiadoras recuerdan que el origen de la infección H1N1 fue una variante de la cepa H1N1 con material genético procedente de una cepa humana, dos porcinas y una aviaria. “La cuestión es que una mutación permitió el heterocontagio o salto entre especies, de cerdos a humanos y luego entre seres humanos”, añaden.

Durante los 14 meses que duró la pandemia se contagió el 14% de la población y murieron 500.000 personas, “en el más dramático de los recuentos”, señalan María y Laura Lara. Para ponerlo en perspectiva, unos 10 meses después de que la OMS declarara la pandemia del coronavirus, el número de fallecidos por el nuevo virus roza ya los 2 millones. El número de contagios (86 millones) confirmados no llega al 1,5% de la población mundial, pero según estimaciones de la OMS el 10% de la población mundial puede haber contraido la enfermedad.

La pandemia que no fue​

Así como ha ocurrido con la COVID-19, al poco de conocerse la importante propagación del virus, se empezó a investigar la vacuna para la gripe A. Si en 2020, la farmacéutica estadounidense Pfizer ha marcado el hito, en 2009 fue el grupo farmacéutico suizo Novartis.

“El 12 de junio de 2009 halló la vacuna el grupo farmacéutico suizo Novartis, que lideró la solución antiviral en la situación de crisis causada por la gripe A junto a la farmacéutica británica GlaxoSmithKline (GSK)”, explican las historiadoras Lara.

Los ensayos clínicos empezaron en julio y en agosto empezó a probarse en seres humanos. “Desde que se conoció la cepa del virus en abril y se comprobó que la vacuna funcionaba, rápidamente comenzó a producirse de forma masiva, a fin de combatir el virus".

Las historiadoras Lara concluyen que "la pandemia tuvo una mortalidad baja, en contraste con su amplia distribución”.

Mucha gente pensó que la gripe A no era realmente un problema, y que por lo tanto, no era necesario vacunarse”, apunta Adolfo García Sastre, profesor de Microbiología de la Escuela de Medicina Icahn en el Hospital Monte Sinaí.

“En realidad, la gripe A fue un problema, y si se hubiese vacunado más gente, se hubieran salvado más vidas”.

Los ecos del fracaso de 2009​

Francia es un ejemplo claro de cómo lo ocurrido en 2009 todavía resuena una década más tarde. Todos los analistas coinciden en que el “trauma” de la gripe porcina ha estado muy presente en la cautela con la que han planeado las vacunaciones.

El Gobierno francés se ha visto atrapado en su propia estrategia que pretendía “generar confianza”, señala un artículo de Franceinfo.

París no quiso abrir “vacunódromos” para realizar pinchazos a gran escala por temor a verlos vacíos. En su lugar el Gobierno quiso implicar a los médicos de cabecera -su ausencia fue otra de las críticas más repetidas en 2009- y para “dar seguridad” a los pacientes se ha establecido un complejo protocolo con una primera visita médica y cuatro días de reflexión para retractarse.

El resultado es que el 5 de enero, el país de 60 millones de habitantes sólo había notificado 512 vacunaciones. Ante las crecientes críticas por el escaso avance de la campaña París está intentando dar marcha atrás en esta intrincada estrategia.

El investigador Catalán Matamoros apunta a tres factores en el fiasco de la campaña de vacunación de la gripe A en 2009: la comunicación de los efectos adversos, una pobre coordinación y la desinformación que provocó que incluso muchos sanitarios decidieran no vacunarse y tampoco la recomendaban a sus pacientes.

“Por ello, al final sobraron millones de dosis en todo el mundo”, sentencia.

Flourish logoA Flourish chart

Entre los efectos secundarios que más titulares protagonizaron entonces, uno de ellos fue la narcolepsia.

"Recuerdo vívidamente que estábamos todos alineados en el pasillo y nos dijeron que teníamos que hacerlo. No fue una elección". Así explicaba una enfermera británica a Buzzfeed su experencia traumática al recibir la vacuna de la H1N1 en 2009. Desde entonces dice que ha sufrido este trastorno crónico del sistema nervioso central que se caracteriza por fatiga extrema durante el día y ataques repentinos de sueño.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) dicen que se constató un mayor riesgo de narcolepsia tras la vacunación con Pandemrix, una vacuna monovalente contra la gripe H1N1 de 2009, que se utilizó en varios países europeos durante la pandemia.

Un equipo de científicos, en el que participaron los CDC, analizó en 2018 los datos de seguridad de las vacunas contra la H1N1 (arenaprix-AS03, Focetria-MF59, y Pandemrix-AS03) en 10 casos de estudio globales y concluyó que no detectaron ninguna asociación entre las vacunas y la narcolepsia. Sin embargo la Agencia Europea de Medicamentos decidió retirar la autorización a la vacuna Pandemrix que, de todas formas "no tenía suficiente demanda", concluía el informe.

En cualquier caso, mediatizar en exceso los efectos adversos de la vacuna puede ser contraproducente a la hora de conseguir la inmunidad rebaño necesaria para poner fin a la pandemia del coronavirus, que se estima entre el 70% y 80%, indica el investigador Daniel Jesús Catalán Matamoros.

“Los medios de comunicación ya están comenzando a publicar los ‘pocos’ efectos adversos que está teniendo la vacuna de la COVID-19. Este tipo de cobertura mediática produce un mayor miedo y temor por parte del público”, incide el investigador, autor de varios estudios sobre la influencia de los medios de comunicación en la salud pública. “Los medios son muy importantes a la hora de aumentar las tasas de vacunación”.

¿Vacunarse o "nueva normalidad" para siempre?

“Con la COVID-19, el problema es mucho mayor que el problema que causó la gripe A", el profesor García Sastre espera que este hecho anime a un mayor porcentaje de la población mundial a vacunarse. "Hay una mayor incidencia de enfermedad severa con COVID-19 que la que hubo con gripe A”.

Sin embargo, señala que hay dos grupos que seguirán siendo reticentes: los antivacunas - “ese grupo es pequeño e imposible de convencer, ya que no atienden a nigún razonamiento pro-vacuna” - y los que estén fuera del grupo de riesgo y “que como con la vacunación con gripe A, piensen que no es necesario para ellos vacunarse”.

A este segundo grupo aún se le puede hacer cambiar de opinión, prevé García Sastre, y coincide con el investigador Catalán Matamoros en la importancia de los medios de comunicación para ello:

“El mensaje que se debe transmitir es que las vacunas son seguras y que cuanto más gente se vacune, no solo menos gente tendrá enfermedad severa, sino que antes podremos volver a una vida normal, de lo cual nos beneficiamos todos”.

Más claro, agua.

[...]
En cualquier caso, mediatizar en exceso los efectos adversos de la vacuna puede ser contraproducente a la hora de conseguir la inmunidad rebaño necesaria para poner fin a la pandemia del coronavirus, que se estima entre el 70% y 80%, indica el investigador Daniel Jesús Catalán Matamoros.

“Los medios de comunicación ya están comenzando a publicar los ‘pocos’ efectos adversos que está teniendo la vacuna de la COVID-19. Este tipo de cobertura mediática produce un mayor miedo y temor por parte del público”, incide el investigador, autor de varios estudios sobre la influencia de los medios de comunicación en la salud pública. “Los medios son muy importantes a la hora de aumentar las tasas de vacunación”.

[...]
“El mensaje que se debe transmitir es que las vacunas son seguras y que cuanto más gente se vacune, no solo menos gente tendrá enfermedad severa, sino que antes podremos volver a una vida normal, de lo cual nos beneficiamos todos”.
 
Yo lo que no entiendo y perdonar mi ignorancia,es que te vacunes,te pongas las dosis que toquen y pasado un tiempo prudencial.

Tengas que seguir con la mascarilla,la distancia social y todas estas norma de " la nueva normaludad".
Mi cabeza debe ser muy limitada.

Es una novedad en todas las vacunas.
Otra cosa.
Mis familiares mayores están aterrados con acudir al mefico pie cualquier causa
Tienen miedo no solo a contagiarse.
Sino a que les hagan la prueba covid,y acaben ingresados.
Se están dejando visitas,pruebas y revisiones que les pasarán factura.
 
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