Colección de joyas, que no son las "de pasar", de Doña Sofía y de las infantas Elena y Cristina

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El collar de los huevos Fabergé...ya tiene muchos años. Los pongo de nuevo, porque recién encontré esta foto de hace muchos años con el collar.
Según Vanitatis "Cada colgante del collar de la Reina tiene su propia identidad y referencia. Incluso algunos huevos de Fabergé fueron encargos de Don Juan Carlos en la joyería Ansorena."
 
12/01/2019

LA JOYA DE LA CORONA EN 10 AÑOS DE HISTORIAS LOC
DOÑA LETIZIA
TOMA POSESIÓN DEL JOYERO REGIO


Y como Reina, ya ha tomado el control del joyero real: sólo le quedan por lucir dos de las ocho joyas de pasar. La Otra Crónica celebra sus 10 años con esta portada-joya de Gallego y Rey
En la Pascua Militar estrenó un broche que forma parte de las joyas de pasar. Sólo le faltan dos piezas del joyero por estrenar. En ocasiones también lleva cosas nuevas o de Doña Sofía. POR CONSUELO FONT

EL PASADO DOMINGO, 6 DE ENERO, la Reina Letizia volvió a copar el protagonismo en la Pascua Militar por un llamativo detalle: sobre su sobrio conjunto de falda larga y chaqueta, destacaba un broche de perlas y brillantes, del que colgaba una singular perla gris en forma de pera. Una pieza única, pues forma parte del lote de pasar trasmitido por la reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII.

Letizia no era aficionada a las grandes joyas en su etapa de Princesa pero, con su marido en el Trono, ha comenzado a desempolvar las mejores piezas del joyero real. Se estrenó en febrero de 2017 en la cena de gala al presidente argentino, Mauricio Macri, luciendo por primera vez la tiara flor de lis de platino y brillantes, que Alfonso XIII adquirió en 1906 en Ansorena como regalo de boda para Victoria Eugenia. Según una persona del entorno regio, “coincidió con el nuevo protocolo que estrenó la Corona para recibir a mandatarios extranjeros, que se trasladó al Palacio Real, para mostrar la grandeza histórica de España. Si se enseñan al mundo palacios, ¿por qué no las piezas del joyero regio?”.

Dicha diadema, como el broche de perlas grises, forma parte de las alhajas de pasar que Victoria Eugenia se llevó al exilio tras proclamarse la II República, cuando abandonó España. Era una apasionada de las joyas, tanto que mandaba traer sus alhajas al aposento y pasaba horas contemplándolas. De hecho, Alfonso XIII se gastó 341.000 pesetas en joyas en cinco años, una fortuna en una época en la que un alto funcionario ganaba 800 pesetas al mes.

A su muerte, en 1969, las recibió Doña María, madre de Don Juan Carlos, y ésta las trasmitió a la Reina Sofía cuando Don Juan renunció a sus derechos en 1977. Estuvieron en poder de Doña Sofía hasta la abdicación de Don Juan Carlos, cuando pasaron a la Reina Letizia. Según el genealogista José Luis Sampedro, autor del libro Las joyas de las reinas de España, “el joyero de los borbones, no tan extenso como el de la Corona británica, tiene piezas muy valiosas desde el punto de vista histórico. Estas alhajas nunca fueron propiedad del Estado, sino privadas de la Familia Real y vinculadas al jefe de la dinastía, siendo su consorte depositaria, que las trasmitía de generación en generación”. El lote de pasar figuraba en un codicilo del testamento de Victoria Eugenia y hace referencia a ocho joyas: la tiara flor de lis y el broche de brillantes con perla gris ya citados; unos pendientes de chatones que Letizia lució en los Premios Princesa de Asturias, dos pulseras de brillantes procedentes de una diadema que luce a menudo, otro broche de brillantes del que cuelga la mítica perla Peregrina, cuatro hilos de perlas grandes, un collar grande de chatones que tampoco se le ha visto a la Reina, y un collar de 37 perlas grandes.

Son las famosas perlas rusas de la reina Mercedes, que Letizia estrenó en octubre en la visita del presidente alemán y, según Sampedro, es la joya más valiosa por el tamaño de sus piezas y el broche de brillantes que lo cierra. Se lo regaló Alfonso XII en 1878 a Mercedes y pagó por él 250.000 pesetas a la firma J. Vaillant de San Petersburgo. Al morir Mercedes, pasó a su segunda esposa, la reina María Cristina, y de ésta a Victoria Eugenia, que solía añadirle la Peregrina como colgante.

Una perla encontrada en Panamá en el siglo XVI y que Felipe II adquirió por 9.000 ducados, luciéndola las sucesivas reinas de la dinastía Austria. En la Guerra de la Independencia, José Bonaparte, hermano de Napoleón, la sacó de España, pero Alfonso XIII la recompró para Victoria Eugenia. Aunque se duda de su autenticidad, pues aseguran que la original la adquirió en 1969 el actor Richard Burton para regalársela a Liz Taylor.

Doña Letizia aún no la ha lucido, pero sí la Reina Sofía en la boda de la Infanta Elena. Tampoco ha estrenado el collar de 30 chatones que Alfonso XIII compró en Ansorena por 145.000 pesetas y Victoria Eugenia cedió a Doña María al casarse con Don Juan. La emérita lo lució en la boda de su sobrino Pablo de Grecia con Marie Chantal y en la de Federico de Dinamarca. Le queda también por estrenar a Letizia el collar de perlas de cuatro vueltas y el broche de cuatro perlas de Isabel II que María Cristina regaló a Doña María por su boda con Don Juan. Doña Sofía lo llevó en 1971 en la conmemoración de los 2.500 años del Imperio persa.

EL JOYERO DE SOFÍA

Pero Doña Sofía, además de lucir las alhajas de pasar, ha incrementado el joyero real con importantes piezas, unas aportadas por Don Juan Carlos, y otras de su herencia privada, como hija de los monarcas griegos y biznieta del emperador alemán Guillermo II, además de obsequios de allegados. A diferencia de la Reina Letizia, cuyo aporte más valioso que conozcamos es la tiara Ansorena de 50.000 euros que Don Felipe le regaló por su quinto aniversario de boda.

Algunas joyas de la emérita proceden de los borbones y fueron recompradas por Don Juan Carlos. Como la tiara Cartier, de diseño art déco en brillantes, platino y con siete perlas engastadas, que Alfonso XII adquirió en la joyería francesa en 1920. Victoria Eugenia se la dejó en herencia a su hija Cristina y, antes de su muerte, Don Juan Carlos se la compró. Letizia la estrenó en la visita de Estado del presidente de Portugal en abril. O la tiara rusa, tallada en perlas y diamantes imitando las kokoshnick rusas, también de María Cristina, que lucieron la infanta Doña Pilar y su hija Simoneta Gómez-Acebo en sus bodas y heredó Don Juan Carlos. Letizia la llevó en la visita a España del presidente chino, Xi Jimping. Otra valiosa diadema es la de la Chata. De diseño rococó en perlas y brillantes, comprada a los joyeros Mellerio, y propiedad de la infanta Isabel, hermana de Alfonso XII, apodada la Chata. Ella la sacó de España oculta en un sombrero. Don Juan se la regaló a Sofía por su boda y la emérita la llevaba en las fotos oficiales que le realizó Silvia Polakov.

REPARTO FAMILIAR

Se desconoce si estas joyas se incluirán en un futuro lote de pasar, o los eméritos las dejarán en herencia a sus hijos y nietos, como seguramente ocurrirá con gran parte del joyero privado de Doña Sofía. En el que destaca el espectacular rubí cabujón heredado de su madre, la reina Federica, que lució el pasado 6 de diciembre en el Congreso para conmemorar los 40 años de la Constitución y en la proclamación de Don Felipe como Rey. O la histórica tiara prusiana estilo imperio heredada de su abuela, Victoria Luisa de Prusia, hija del emperador alemán, que Letizia lució en su boda. Asimismo la tiara floral, regalo de bodas de Franco, que lucía la Infanta Cristina en su boda con Urdangarin.

Aunque quizá una de sus piezas más destacadas es el aderezo que Niarchos le regaló por su boda, una cadena montada en oro de gruesos rubíes de Birmania separados cada uno por cuatro brillantes más otra fila más de rubíes que el multimillonario armador adquirió en la joyería Van Clef et Arpels de París. Doña Sofía lo lució en la cena que Nixon les ofreció en la Casablanca cuando eran príncipes y en la misa de Espíritu Santo tras la proclamación como Rey de su marido.

Además, la emérita posee otras valiosas piezas, como la tiara de diamantes que la reina Federica le regaló por su boda, los tres brazaletes en oro, rubíes, zafiros y esmeraldas obsequio de su hermano Constantino, aderezos de esmeraldas y turquesas, pendientes como las cerezas de rubíes y brillantes que llevó Doña Letizia a la boda de Federico de Dinamarca, o las de garras de rubíes que lució en Japón. Una extensa colección que, según un allegado suyo, es uno de sus grandes tesoros . “Doña Sofía, bajo su apariencia austera, esconde su dosis de ambición y le entusiasman las joyas, aunque se recate de exhibirlas públicamente”, afirma la misma fuente antes citada.

Cortesía de @AMBERS



Doña Letizia toma posesión del joyero real
  • CONSUELO
 
Nurita ya debe estar a full tomando notas, archivando las fotos y refritando la nota.
Ya ha llegado el refrito, pero no de Tiburcia :D sino de Consuelito, otra copiona que se inspira en Cotilleando.

CASA REAL
Poco a Poco CONSUELO FONT
EL JOYERO DE SOFÍA
Pero Doña Sofía, además de lucir las alhajas de pasar, ha incrementado el joyero real con importantes piezas, unas aportadas por Don Juan Carlos, y otras de su herencia privada, como hija de los monarcas griegos y biznieta del emperador alemán Guillermo II, además de obsequios de allegados. A diferencia de la Reina Letizia, cuyo aporte más valioso que conozcamos es la tiara Ansorena de 50.000 euros que Don Felipe le regaló por su quinto aniversario de boda.

Algunas joyas de la emérita proceden de los borbones y fueron recompradas por Don Juan Carlos. Como la tiara Cartier, de diseño art déco en brillantes, platino y con siete perlas engastadas, que Alfonso XII adquirió en la joyería francesa en 1920. Victoria Eugenia se la dejó en herencia a su hija Cristina y, antes de su muerte, Don Juan Carlos se la compró. Letizia la estrenó en la visita de Estado del presidente de Portugal en abril. O la tiara rusa, tallada en perlas y diamantes imitando las kokoshnick rusas, también de María Cristina, que lucieron la infanta Doña Pilar y su hija Simoneta Gómez-Acebo en sus bodas y heredó Don Juan Carlos. Letizia la llevó en la visita a España del presidente chino, Xi Jimping. Otra valiosa diadema es la de la Chata. De diseño rococó en perlas y brillantes, comprada a los joyeros Mellerio, y propiedad de la infanta Isabel, hermana de Alfonso XII, apodada la Chata. Ella la sacó de España oculta en un sombrero. Don Juan se la regaló a Sofía por su boda y la emérita la llevaba en las fotos oficiales que le realizó Silvia Polakov.

REPARTO FAMILIAR

Se desconoce si estas joyas se incluirán en un futuro lote de pasar, o los eméritos las dejarán en herencia a sus hijos y nietos, como seguramente ocurrirá con gran parte del joyero privado de Doña Sofía. En el que destaca el espectacular rubí cabujón heredado de su madre, la reina Federica, que lució el pasado 6 de diciembre en el Congreso para conmemorar los 40 años de la Constitución y en la proclamación de Don Felipe como Rey. O la histórica tiara prusiana estilo imperio heredada de su abuela, Victoria Luisa de Prusia, hija del emperador alemán, que Letizia lució en su boda. Asimismo la tiara floral, regalo de bodas de Franco, que lucía la Infanta Cristina en su boda con Urdangarin.

Aunque quizá una de sus piezas más destacadas es el aderezo que Niarchos le regaló por su boda, una cadena montada en oro de gruesos rubíes de Birmania separados cada uno por cuatro brillantes más otra fila más de rubíes que el multimillonario armador adquirió en la joyería Van Clef et Arpels de París. Doña Sofía lo lució en la cena que Nixon les ofreció en la Casablanca cuando eran príncipes y en la misa de Espíritu Santo tras la proclamación como Rey de su marido.

Además, la emérita posee otras valiosas piezas, como la tiara de diamantes que la reina Federica le regaló por su boda, los tres brazaletes en oro, rubíes, zafiros y esmeraldas obsequio de su hermano Constantino, aderezos de esmeraldas y turquesas, pendientes como las cerezas de rubíes y brillantes que llevó Doña Letizia a la boda de Federico de Dinamarca, o las de garras de rubíes que lució en Japón. Una extensa colección que, según un allegado suyo, es uno de sus grandes tesoros . “Doña Sofía, bajo su apariencia austera, esconde su dosis de ambición y le entusiasman las joyas, aunque se recate de exhibirlas públicamente”, afirma la misma fuente antes citada.
 
No, no lo hemos comentado. Lo postée porque me llamó la atención, pero no tenía un acercamiento como el que has puesto. ¡Es precioso!
Sí que lo es! Me encantó. Pero es sólo un recorte de la foto que subiste tú. Genial idea este hilo, lástima los plagios...:cyclops: pero era esperable...
No me canso de admirar el porte de Sofía para lucir ropa y joyas. Y qué bonita se ve en las fotos de joven...
 
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