CIUDADES

Relatos de una ciudad vacía
La sección de 'Madrid' del diario da voz a la pandemia a través de sus ciudadanos




Ciudadanos hacen cola para recoger comida, en Madrid, en abril.
Ciudadanos hacen cola para recoger comida, en Madrid, en abril. ALVARO GARCÍA
El País
Madrid 1 MAY 2020 - 07:43 ART

El estado de alarma por la Covid-19 ha dejado las ciudades aparentemente vacías. Una realidad engañosa, pues durante estos más de 40 días de encierro, la vida ha continuado su curso, pero en la intimidad, así sea la del hogar o la de un hospital. Los periodistas de la sección de Madrid de EL PAÍS están habituados a irrumpir en esos espacios, si bien estos días la experiencia se ha transformado: atraviesan calles y plazas desiertas para encontrarse con los protagonistas accidentales de una crisis sanitaria.

“Contar la pandemia desde la sección de local ha sido una oportunidad bellísima para hacer periodismo para los reporteros que han estado en la calle. Han visto algo que, ojalá, no volvamos a ver: la metamorfosis de una ciudad”, explica la jefa de sección de Madrid, Lucía González. Junto a Luis Gómez, redactor jefe, dirige a este equipo ya habituado a trabajar a distancia, pues la mayoría de sus redactores pasan el día en la calle. Esto les ha proporcionado una ventaja sobre otras secciones, pues ya tenían establecidas las dinámicas del teletrabajo. No obstante, la jefa de sección reconoce la sorpresa ante la fluidez y rapidez con la que todo el periódico se ha adaptado a la nueva situación: “Es una lección que nos ha tocado experimentar por las bravas, pero que nos servirá para la vuelta a la normalidad”.



Durante los primeros días, la ciudad no cesaba de arrojar información. Escoger por qué apostar era lo difícil en medio del caos. ¿Qué debía y quería conocer el lector? Los reporteros han visitado todo tipo de escenarios, haciendo el seguimiento de las diferentes aristas de la crisis: situación sanitaria, de recursos, educativa, de vulnerabilidad social… Manuel Viejo es uno de los periodistas que sale a diario. Asegura que a nivel organizativo “las piezas han encajado perfectamente”, aunque ya no recuerda como era el trabajo antes de la pandemia: “Los temas son distintos. Mi compañero Juan Diego Quesada lo define muy bien: ‘Cuando todos estamos en casa, nosotros contamos lo que hay fuera’. Las historias son delicadas, pero hay mucha empatía y generosidad”.
Esa generosidad que menciona es la de los ciudadanos, quienes comparten sus vidas con todos los lectores de EL PAÍS. En la sección han publicado temas dramáticos, como la apertura del hospital de campaña de Ifema, pero también esperanzadores. “El domingo mis compañeros Berta Ferrero y Luis De Vega publicaron un reportaje de un parto. ¡De un parto! Unos padres les dejaron que contaran y fotografiaran ese momento tan íntimo. La pandemia también es esto”, enfatiza Viejo.

Sin embargo, ha habido preguntas que no podían ser resueltas por la falta de acceso a algunos espacios en los primeros momentos de la crisis, especialmente una: ¿qué sucede en los hospitales? El reportero gráfico Carlos Rosillo confiesa que estuvieron intentando entrar en un gran hospital de Madrid durante semanas. “Al principio fue imposible, estaban cerrados a cal y canto, y solo nos llegaban fotos de móviles de dentro, de personal sanitario y de pacientes”, relata. Finalmente, el Gregorio Marañón permitió el acceso. Junto a la redactora Isabel Valdés, pasó 48 horas en el centro médico, siempre acompañados por personal del mismo y con las protecciones de seguridad obligatorias.

Lo más sobrecogedor, relata Rosillo, son las UCIS, donde los pacientes, entubados y con los ojos tapados, son atendidos por el equipo médico. Muchas de estas áreas no estaban originalmente destinadas a esta función, sino que, como en este caso, tuvieron que ser reconvertidas ante el aumento de enfermos. “La UCI en la que estuvimos era una unidad de coronarios”, explica el fotógrafo. Y añade: "Impresiona también ver los pasillos vacíos, sin casi gente ni médicos pasando; de vez en cuando pasa un equipo médico con alguien en una cama, todos tapadísimos".
Este artículo fue uno de los más leídos en la web. Esa respuesta de los lectores es una de las gratificaciones que la jefa de sección de Madrid encuentra en el oficio en medio de la pandemia. La otra, la cantidad de personas que escriben al periódico con peticiones y pistas para investigar, por ejemplo, el drama de las residencias de ancianos. “Ahí nos están ayudando muchísimo las secretarias de redacción: reciben mensajes que canalizan y que nos han servido para llevar a cabo varios reportajes”, reconoce González.

También escriben lectores que lo que quieren es ayudar. La semana pasada Viejo y el fotógrafo Álvaro García se desplazaron a Vallecas, al sur de la capital, para relatar la creciente actividad de los comedores sociales y los centros de ayuda parroquiales. En la cola para recoger comida había una chica de 18 años que compartió las dificultades económicas en las que se encuentra su familia. Un lector residente en Alemania se puso en contacto con EL PAÍS para localizar a la joven y poder así ayudarles a pagar el alquiler durante los próximos tres meses.

 
Roma, 1890: el esplendor decadente de la capital italiana, en fotos a todo color

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Pocas ciudades ostentan el poderoso magnetismo histórico de Roma. Sus esquinas supuran imperios, decadencia, invasiones y cultura por los cuatro costados, y alejadas del mundanal ruido del tráfico italiano, Roma parece congelada en el tiempo como casi ninguna otra ciudad. Permanece inalterable, semiderruida, a medio hacer, vívida y apasionante. Con más de dos milenios de existencia a sus espaldas, ¿quién podría preocuparse por su estado hace tan sólo cien años?

Nosotros, claro, de la mano de Retronaut y de una exquisita colección de fotografías a color tomadas en la ciudad en 1890.


Hay varios elementos interesantes a destacar en la Roma finisecular que tan sólo un puñado de años antes había entrado a formar parte del joven estado italiano. Por un lado, no hay automóviles y tampoco hay pavimento: el tráfico es un elemento tan sustancial como peligroso a la identidad contemporánea de Roma. Por otro, tampoco hay turistas. Roma sufre (o disfruta, depende de las prioridades de cada uno) del mismo fenómeno que Venecia o Barcelona: su esencia ya es indiferenciable de las oleadas de turistas en cada monumento.

A finales del siglo XIX, Roma era una capital irrelevante en el mapa de las naciones europeas. Su esplendor de antaño sólo se manifestaba ahora en el decadente estado de sus ruinas, la mayoría de ellas sin restaurar. Con todo, la vista de una ciudad aún por transformar, repleta de siglos de historia sobre sus hombros, resulta del todo fascinante: al igual que el de París, se trata de un acercamiento único y repleto de posibilidades a una ciudad eterna.

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El foro, vacío, peor conservado que hoy en día. El Coliseo al fondo.

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El interior de San Pablo.

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El interior del Coliseo.

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El célebre puente que conduce al castillo de Sant'Angelo. Es una de las estampas más icónicas y maravillosas de Roma.

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El monumento a Garibaldi, héroe de la unificación italiana, tan reciente en 1890.

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El muy espectacular Templo de Saturno y el Arco del Triunfo de Septimus Severus.

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El Arco del Triunfo de Tito.

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El templo de Vesta.
 
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La colina capitolina.

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La Columna de Trajano, uno de los monumentos imperiales más espectaculares de la ciudad.

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La escalinata de Plaza España.

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La fontana de Trevi, ¡sin turistas!

Las fotos, por cierto, están disponibles en la Librería del Congreso de Estados Unidos (cuyo archivo es vastísimo), y fueron tomadas empleando la técnica del fotocromo. Tal procedimiento mezcla la fotografía en blanco y negro y la litografía en color, y fue desarrollado alrededor de una década antes a la toma de las imágenes romanas en Suiza, por la compañía de imprenta de Orell Gessner Füssli. El fotocromo utiliza diversas placas litográficas (sustancias rocosas que sirven para colorear tintes) para dar vitalidad al negativo de las fotos.

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La Piazza Navona.

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La plaza de la República.

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La Plaza de Minerva.

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La Plaza de San Pedro, dentro del Vaticano.

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La puerta de San Pablo.
 
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Los alrededores del Coliseo.

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Más estampas del foro.

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Otra panorámica. Algunas lugares y edificios de la ciudad, como es natural, se han visto sometidos a una importante remodelación.

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Panorámica de Roma. Roma no ha cambiado demasido en un siglo.

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Piazza del Popolo, uno de los lugares más simbólicos de la capital romana.

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Roma no contaba con la vitalidad cultural de otras urbes continentales como París, Berlín o Londres, pero sus calles aún respiraban arte e historia.

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Ruinas del Templo de Castor y Polux.

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Y más foro. Hoy en día esta imagen es inimaginable, los milagros del turismo moderno no lo permiten.

 
Buenos Aires desde el sofá
Paseo virtual por un monumento de la cultura porteña, los secretos para ser un buen parrillero y otras tres pistas imprescindibles para conocer la más europea de las grandes urbes americanas




La sala principal del teatro Colón de Buenos Aires. Ampliar foto La sala principal del teatro Colón de Buenos Aires. Wei Hao Ho alamy
Enric González
25 MAY 2020 - 00:02 CEST

1. Una visita virtual: en el teatro Colón

Buenos Aires no es una ciudad rica en monumentos característicos. Al viajero pueden sorprenderle el famoso Obelisco en la avenida 9 de Julio, la más ancha del mundo, o, en la misma avenida, el gigantesco retrato de Evita Perón sobre la fachada de un edificio ministerial. Pero la capital argentina es más de paisajes, de rincones y de gente. Si hay que elegir un símbolo que más o menos enorgullezca a todos los porteños, representativo de los años más brillantes de la urbe y de unas clases pudientes cuyos fastos asombraban al planeta (en París se utilizaba la frase “tan rico como un argentino”), llegamos inevitablemente al teatro Colón (Cerrito, 628). Es tan simbólico que el presidente patagónico Néstor Kirchner (2003-2007) se negaba a pisarlo porque lo consideraba un reducto de la oligarquía.

Hablamos de uno de los más brillantes palacios de la lírica. Con una acústica casi perfecta (dicen que tras la restauración concluida en 2010 perdió un poquito), una enorme sala principal con capacidad para casi 3.000 espectadores y una decoración suntuosa, desde su inauguración en 1908 es uno de esos lugares de Buenos Aires que hay que visitar forzosamente. Actualmente, por supuesto, está cerrado. Ahora en su sastrería se confeccionan equipamientos sanitarios y su personal trabaja voluntariamente en centros de cuarentena o de vacunación. Pero se puede entrar virtualmente en el teatro a través de la web del Gobierno bonaerense.

Buenos Aires desde el sofá


2. Una serie: Casi feliz

Hay muchas películas en las que Buenos Aires asume un papel más o menos protagonista. La célebre El secreto de sus ojos (2009) reflexiona sobre la resaca de la dictadura. El mismo amor, la misma lluvia (1999), también de Juan José Campanella, ofrece una mirada entre ácida y nostálgica. Nueve reinas (2000), de Fabián Bielinsky, homenajea la picaresca previa a la hecatombe económica y social de 2001. Pero lo más reciente, y una de las series más exitosas ahora mismo en Argentina, es Casi feliz (Netflix). Se trata de una obra sencilla y con bajo presupuesto en la que el humorista y presentador radiofónico Sebastián Wainraich crea una suerte de caricatura de sí mismo. No falta nada: la obsesión por el fútbol (en este caso por un club humilde, Atlanta), el ansia por cobrar en dólares, las visitas al psicólogo, la incertidumbre respecto al futuro. Salvando las distancias, es como si Woody Allen fuera porteño y en lugar de homenajear el Upper West Side celebrara los encantos del vetusto Microcentro bonaerense.

Buenos Aires desde el sofá

3. Un plato típico: el asado

Sobre la comida no hay discusión posible. Esta es la capital carnívora de un país carnívoro: hay cierta alarma porque el consumo de carne está cayendo en 2020 por debajo de los 110 kilos por habitante y año, bebés incluidos. Lo que une a los bonaerenses, y a todos los argentinos, es el asado. Nada más fácil: unas brasas de carbón y unos pedazos de carne. Y nada más difícil, porque el asado constituye un ritual de fraternidad, una ceremonia que oficia el parrillero y en la que cada participante procura sacar lo mejor de sí mismo. Hacen falta:
  • Chorizos, morcillas y chinchulines (pedazos de intestino vacuno).
  • Mollejas y piezas de carne peculiares como la arañita (concavidad de la cadera), la tortuguita (músculo gastrocnemio de la pata), la marucha (pecho), la tapa de nalga (justamente eso), la colita de cuadril (parte baja del cuarto trasero) o la picaña (corte triangular de la espalda de origen brasileño).
Muchos edificios de Buenos Aires disponen de una parrilla comunitaria donde celebrar la fiesta. Conviene tener paciencia, porque la carne se asa a cierta distancia de las brasas y porque se consume bastante hecha: las piezas demasiado jugosas, con rasgos sanguinolentos, son consideradas una incomprensible excentricidad española.

Buenos Aires desde el sofá

4. Las viviendas: urbanismo de aire europe

Buenos Aires es, físicamente, la más europea de las ciudades americanas. Vivir en el Palacio de los Patos o en el de los Gansos es como hacerlo en el más lujoso edificio de París. Me permito una anotación: el de los Patos, de 1929, se llama así porque alojaba a familias aristocráticas sin dinero; el de los Gansos, de 1947, alojaba a familias ricas sin aristocracia. Aunque la capital argentina tuvo también en 1936 el primer rascacielos de hormigón del continente, el muy neoyorquino Kavanagh, junto a la plaza San Martín, la fisonomía de esta urbe llana y arbolada resulta familiar a un europeo. Pero muestra asimismo un rasgo típicamente latinoamericano: además de edificios maravillosos contiene grandes poblados de chabolas sin acceso directo al agua corriente o a las cloacas. La Villa 31, la más céntrica, está casi enfrente del Kavanagh, en el selecto barrio de Retiro. Más de tres millones de habitantes del Gran Buenos Aires viven en villas de ese tipo, donde la cuarentena es imposible por el hacinamiento y donde el virus hace estragos.

Buenos Aires desde el sofá

5. Una canción: las letras de Charly García

Antes de la canción, elijamos al personaje. Tiene que ser el Gran Jefe, el mismísimo Charly García. Ese a quien Javier Calamaro, hermano de Andrés, otorgó en su versión de Sweet Home Alabama (Sweet Home Buenos Aires) la paternidad sobre la urbe: “Mr. Charly García inventó esta ciudad”, dice la letra. García, primogénito de una familia adinerada, niño prodigio del piano, héroe del rock, veterano de las clínicas psiquiátricas, superviviente de todos los excesos, tan ingenioso como furioso (como muestra, cuando un agente llamó a su puerta para detenerle: “¡Abra, soy policía!”, el músico respondió: “¿Y qué culpa tengo yo de que no haya estudiado?”), nació en Buenos Aires en 1951 y nunca dejó de hablar de sus calles.



¿Y si nos quedamos con dos canciones? La primera, No soy un extraño: “Acabo de llegar, no soy un extraño. Conozco esta ciudad. No es como en los diarios. Desde allá, dos tipos en un bar se toman las manos. Prenden un grabador y bailan un tango. De verdad”. Y Yo no quiero volverme tan loco: “En Buenos Aires se ve que ya no hay tiempo de más. La alegría no es sólo brasileira. No, mi amor”.

 
Llegó la hora de los amantes: Dinamarca les permitirá reunirse si enseñan cartas de amor a la policía

Llegó la hora de los amantes: Dinamarca les permitirá reunirse si enseñan cartas de amor a la policía



27 Mayo 2020
Esther Miguel Trula @flamencastone

Salud, dinero y amor. Durante todo lo que llevamos de esta aventura la mayoría de gobiernos del mundo se han concentrado en atender los dos primeros y urgentes aspectos de la vida de los ciudadanos afectados por un virus que ataca a nuestros sistemas sanitarios y nos obliga a reestructurar todo el sistema económico. Ahora que la crisis amaina, es el turno de ocuparse del tercer pilar de la ordenación de la humanidad.

Dinamarca ya se ha puesto manos a la obra con ello.

Espacio Schengen del corazón: este mismo lunes la policía danesa ha dado algunas instrucciones a la ciudadanía acerca de las próximas relajaciones en las medidas de control fronterizo, como por ejemplo la entrada de extranjeros siempre que cuenten con una segunda residencia. La medida que ha llamado la atención de todos, sin embargo, es la tocante a la vida amorosa. Los agentes permitirán la reunión de los amantes.

¿Cómo se demuestra esto? Deberán tener pruebas de su relación de una longevidad de al menos seis meses. Serán válidas fotografías juntos o cartas de amor, y la pareja deberá estar dispuesta a enseñar estas pruebas a los policías en caso de que se la soliciten. No valdrán, eso sí, las conversaciones online, en parte porque consideran que si esa pareja no puede demostrar que quedaba en persona antes de la pandemia no merecen el derecho a verse en la fase actual.


Estado civil: le amo tanto. Según el gobierno, las pruebas autorizadas y los tiempos de duración de la relación exigidos garantizan que se trate de una pareja que, aunque geográficamente separada en este momento, sea lo suficientemente sólida según los estándares de las costumbres sociales danesas de hoy.Establecer estos límites a la hora de definir qué es un amante y qué no pone de manifiesto los problemas en los que se encuentran los legisladores de todo el mundo en esta era contemporánea en la que los ciudadanos tienen más garantías sociales que nunca (hace un siglo tal vez no estaríamos debatiendo estas concesiones) y en el que el ordenamiento de la vida sentimental se ha vuelto más líquido (los escandinavos saben que los certificados matrimoniales no amparan en absoluto al amplísimo espectro de relaciones existentes).


Acurruque asignado: durante el pico de explosión del coronavirus en Europa también otro Estado se atrevió a dar instrucciones a su ciudadanía sobre su vida afectiva: Países Bajos reconoció que era normal que los neerlandeses deseasen tener contacto físico con otros, así que su instituto equivalente a nuestro Ministerio de Sanidad les instó a buscarse un compañero sexual o amoroso para lo que quedase de pandemia. Recomendaba, eso sí, que fuesen monógamos en este período, que practicasen un contacto “selectivo” para evitar la propagación innecesaria.


La policía del amor: volviendo con los escandinavos, y a pesar de que es una concesión para que los amantes se reúnan dos meses y medio después de que se forzase su abrupta separación (cuentan que se ha visto a parejas en la frontera entre Dinamarca y Alemania cogiéndose de las manos por encima de las barreras de la frontera), la noticia no ha sido bien recibida por todo el mundo, especialmente por la oposición política y los juristas que se han preguntado que en qué mundo cabe que el Estado pueda requerir información tan íntima para que dos personas puedan estar juntas.


En España, y según lo que hay ahora mismo, decretado, los enamorados no podrán verse hasta que ambas provincias se encuentren en la fase de Nueva Normalidad, por lo que hay relaciones a distancia que habrán podido estar sin verse más de tres meses, algo que según algunos expertos hará que se refuercen estos modos de pareja mientras que otros apuestan por todo lo contrario. En la práctica, la fuerza del deseo ya ha provocado en nuestro país incidentes que se saldan en multas de cientos de euros.

 
Si pones bicis, la gente las usa: los servicios compartidos aumentan hasta un 20% los trayectos

Si pones bicis, la gente las usa: los servicios compartidos aumentan hasta un 20% los trayectos




27 Mayo 2020
Irene Sierra

Aunque la crisis del coronavirus ha dado un empujón al uso de la bicicleta frente al transporte público, antes de la llegada de la pandemia ya se observaba un aumento en algunas ciudades. De hecho, un reciente estudio vincula la existencia de flotas de bicis compartidas con el auge de este tipo de desplazamientos y el uso del transporte público.

Incremento. La investigación realizada por el departamento de política urbana de la Universidad de Washington señala que, en la última década, las ciudades que apostaron por sistemas de bicicletas compartidas han experimentado un aumento del 20% de este tipo de desplazamientos. Según algunas de las conclusiones del estudio, estos resultados se asocian a que compartir bicicleta es más cómodo que comprarla porque te exime de realizar el desembolso inicial y de preocupaciones como el parking o el riesgo de robo.


Desglose. Tras analizar los datos desde 2008 al 2016, descubrieron que el uso de la bicicleta y el transporte público había aumentando más en aquellas ciudades con flotas comunitarias. En estas ciudades, en 2008, el 66% de las personas conducían para ir el trabajo, el 1% lo hacía en bicicleta y el 22% en transporte público. Por su parte en las ciudades sin bicis compartidas, el 88% conducía diariamente, menos del 1% usaba la bici y sólo el 4% iba en transporte colectivo.

Ocho años después, las ciudades con flotas de bicis experimentaron una caída del uso del coche para ir al trabajo (el 59% lo utilizaba), mientras que los desplazamientos en bici habían subido al 1,7% y el transporte público al 26%. Las ciudades que no apostaron por las bicicletas colectivas vieron como el 83% de sus ciudadanos seguían utilizando el coche, un 1% apostaba por la bici y un 6% por el transporte público.


BiciMad. Aunque los datos del estudio anterior pertenecen a los hábitos de ciudadanos norteamericanos, los datos del sistema de bicicletas compartidas de Madrid sirven para ratificar esta tendencia. Para hacernos una idea, desde 2016 a 2018, el uso de las bicicletas del ayuntamiento creció un 27% pasando de los 2.813.000 usos de hace cuatro años a los 3.574.000 usos de 2018.

Uso post-Covid. Tras el primer fin de semana de paseo y ejercicio autorizado en la fase 0, el uso del sistema de bicicletas madrileño se incrementó un 298% respecto a la última semana de abril. Y, aunque todavía no hay datos exactos sobre la cantidad de ciudadanos que se están desplazando en bicicleta, la disminución del tráfico en las ciudades y el miedo al contagio en medios de transportes colectivos está incentivando más su uso.

De hecho, ciudades como Valladolid están aprovechando la actual coyuntura para desplegar su propio Madrid Central y otras como Barcelona, Zaragoza, Las Palmas o Avilés aumentarán los kilómetros urbanos destinados a la bicicleta con carriles de máximo 30 km/h.

Más ventas. Desde el estado de alarma, las búsquedas en Google sobre bicicletas se han incrementado un 138% y durante el mes de abril Decathlon y Amazon llegaron a quedarse sin stock de varios modelos de bicicletas de paseo. En esta línea y dado el auge que se está experimentando, la Asociación de Marcas de Bicicletas de España (AMBE) ha solicitado a los ministerios de Transportes, Transición Ecológica y Hacienda ayudas económicas al consumidor para incentivar aún más la compra de bicis.

En Italia, el gobierno de Guissepe Conte acaba de aprobar una subvención de 200 euros para impulsar la compra y el despegue de este medio de transporte.
Imagen: Nicolas Vigier/Flickr


 
¿Estás enfermando por culpa de la contaminación? Cuatro claves para averiguarlo

¿Estás enfermando por culpa de la contaminación? Cuatro claves para averiguarlo



Parece que no hay día en el que no salga una nueva noticia sobre el "apocalípsis atmosférico", sobre todo en algún país en vías de desarrollo. Es fácil empatizar cuando vemos a gente en fotos rodeadas de contaminación en ciudades como Nueva Delhi, Ulaanbaatar o Katmandú y que muchas veces utilizan máscaras para ir al colegio o incluso trabajando entre la nube de contaminación.
Hace algunos meses un estudio afirmaba que más de 8 millones de personas morían cada año a causa de la exposición a la contaminación del aire, algo que supone más muertes que todas las muertes provocadas por enfermedades diarreicas, la tuberculosis y el VIH/SIDA.
Me dedico profesionalmente a investigar los efectos de la contaminación atmosférica en la salud y puedo decir que, aunque no vivas en alguna de estas ciudades, la contaminación del aire también puede afectar tu calidad de vida. Estas son las cosas que deberías saber.

1. ¿Qué es exáctamente la contaminación atmosférica?

La contaminación atmosférica es un término general para describir la presencia de varios componentes químicos en el aire. Los gases invisibles, como el ozono o el monóxido de carbono, se mezclan con pequeñas partículas o pequeñas gotas de líquidos en la atmósfera. Es imposible visualizar cada molécula a simple vista, pero cuando se juntan trillones de partículas las podemos visualizar en forma de neblina.

La mezcla de los componentes químicos puede diferir en cada caso y los científicos todavía no entienden cómo nos afecta cada tipo de contaminación, puesto que cada persona responde de forma diferente a la exposición a la contaminación atmosférica: hay personas que apenas tienen síntomas, mientras que otras, como los niños asmáticos, se pueden poner muy enfermas. Es más, el tipo de contaminación en un lugar cambia con el tiempo y puede ser diferente tanto en cuestión de horas como de forma gradual a lo largo de varios meses.

El aumento de la contaminación en el aire a corto plazo causado por, por ejemplo, demasiado tráfico en hora punta, puede hacer que enfermemos. Sin embargo, existen agentes contaminantes, como el ozono, que normalmente solo se manifiestan durante los periodos más calurosos y soleados del año. Es más, la cantidad de ozono en el aire sube y baja a lo largo del día, normalmente alcanzado el punto más alto por la tarde y el punto más bajo por la mañana.

2. ¿De dónde procede la contaminación atmosférica?

Puede que pienses que la contaminación atmosférica es el humo que sale de la chimenea de una fábrica o del tubo de escape de los coches.

Aunque se trata de fuentes de contaminación atmosférica importantes, existen muchas más. La contaminación del aire incluye tanto componentes químicos que los humanos ponen en la atmósfera como otros que se producen por causas naturales. Por ejemplo, los incendios forestales son una fuente importante de contaminantes en el aire que afectan a muchas comunidades y el polvo levantado por el viento también puede contribuir a una mala calidad del aire.

Como dijo Ronald Reagan "Los árboles contaminan más que los coches". Sin embargo, ahora sabemos que se equivocaba en sus palabras, pero en parte tenía razón porque los árboles emiten ciertos gases como el carbono orgánico volátil que forma parte de los componentes de la contaminación en el aire. Si lo añadimos a las emisiones de los coches y de la industria, hacen que sea posible que aumenten otros tipos de contaminación, como el ozono.
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(Anton Rusetsky/Unsplash)


No hay mucho que puedan hacer los científicos en cuanto a las emisiones de los árboles y los investigadores en salud pública como yo deberían centrarse en las causas humanas (desde la quema de petróleo a los controles de las emisiones en ambientes industriales) porque se trata de fuentes de contaminación cercanas a los lugares donde la gente vive y trabaja.

También hay que tener en cuenta que en el aire se producen muchas reacciones químicas y que dichas reacciones son responsables de lo que se conoce como contaminantes secundarios, algunos de los cuales son muy tóxicos.

Por último, es importante entender que la contaminación atmosférica no tiene límites: cuando un agente contaminante aparece en un lugar, puede desplazarse fácilmente hacia otros lugares de otras regiones o incluso países. En Nueva Delhi, por ejemplo, existe un tipo de contaminación temporal que se produce por la quema extensiva de campos agrícolas a 300 kilómetros de distancia.

Puede que el caso de Nueva Delhi sea un ejemplo extremo, pero aunque vivas en un ambiente con mucha menos contaminación, los contaminantes producidos en otros lugares suelen acabar en zonas residenciales y de trabajo, algo que ya sucedió en los recientes incendios forestales de California.

3. ¿Cómo podemos saber si la contaminación atmosférica nos está perjudicando?

No existe una respuesta fácil porque la contaminación atmosférica es un problema del que apenas somos conscientes y puede provocar muchos problemas de salud. Mucha gente es asmática o tiene enfermedades pulmonares, ataques al corazón o cáncer y todas estas enfermedades se pueden vincular a la exposición a las partículas contaminantes. Las mejores pruebas hasta la fecha sugieren que cuánto más altos sean los niveles de contaminación, peor van a ser los efectos sobre nuestra salud.

Desafortunadamente estas enfermedades pueden tener muchas otras causas: una mala alimentación, la genética, el acceso a atención sanitaria de calidad o el tabaco, por ejemplo. Esto hace que sea mucho más difícil establecer la causa de una enfermedad que puede estar relacionada con la contaminación atmosférica.

Cada estudio sobre los efectos en la salud nos da un resultado ligeramente diferente al resto porque cada estudio analiza un grupo diferente de personas y con diferentes tipos de contaminación. Normalmente los científicos basan sus resultados en las posibilidades de desarrollar una enfermedad a partir de la contaminación en el aire o en los cambios en la posibilidad de desarrollar una enfermedad en concreto.

Por ejemplo, un estudio de Taiwán examinó las tasas de concentración de partículas contaminantes durante dos años y los investigadores se dieron cuenta de que por cada 10 microgramos por metro cúbico las posibilidades de desarrollar problemas relacionados con la hipertensión aumentaban aproximadamente un 3%. Esto podría sugerir que un aumento de la concentración de la contaminación en una comunidad de población podría llevar a un aumento de los casos de hipertensión.

Por el contrario, los científicos normalmente dan por hecho que una menor contaminación atmosférica implica menos enfermedades.

4. ¿Por qué es algo debería importarte?

Una persona adulta normal respira unas 20.000 veces al día. La posibilidad de enfermar por la contaminación en el aire depende de la cantidad y del tipo de componentes químicos que inhales y de lo propenso que seas a desarrollar dichas enfermedades.

Para una persona que viva en una ciudad con tanta contaminación como Nueva Delhi, por ejemplo, esas 20.000 respiraciones diarias equivalen a 20 gramos de sal de mesa en partículas contaminantes que se depositan en sus pulmones cada día. Aunque no parezca demasiado, hay que tener en cuenta que estas partículas no son inofensivas como la sal: se trata de una mezcla de componentes químicos procedentes de materiales en combustión, combustibles no consumidos, metales e incluso material biológico.
(Kristen Fang/Unsplash)
(Kristen Fang/Unsplash)

En EE.UU y Europa se ha avanzado mucho en materia de reducción de la concentración de contaminación atmosférica durante las últimas décadas, sobre todo a través de normativas efectivas para regular la calidad del aire.

Sin embargo, a día de hoy en Estados Unidos, donde se están desmantelando de forma metódica las leyes medioambientales, existe una gran preocupación porque los políticos simplemente están optando por ignorar la realidad científica. Uno de los nuevos miembros del consejo asesor de la Agencia de Protección Medioambiental en dicho país es Robert Phalen de la Universidad de California y ha sugerido que "el aire moderno es demasiado limpio para una salud óptima".
Sus palabras se contradicen con miles de artículos científicos y definitivamente se equivoca.
Aunque algunos de los componentes presentes en la contaminación del aire apenas tienen efectos sobre la salud de las personas, no debería ser un dato para disuadirnos de los efectos nocivos de la contaminación atmosférica. Se trata de una táctica común para confundir a la gente basándose en datos no relevantes y presumiblemente con fines políticos.

Los datos no mienten: la exposición a la contaminación atmosférica es letal y provoca muertes en todo el mundo. Se trata de algo que debería importarnos a todos.
Imagen: Daniel Ochoa de Olza/AP
Autor: Richard E. Peltier, University de Massachusetts Amherst.
Traducido por Silvestre Urbón.

 
Cinquefrondi, el pueblo italiano “libre de coronavirus” que vende casas por 1 euro
Las propiedades disponibles tienen entre 40 y 50 metros cuadrados, con un pequeño balcón. Cuáles son las condiciones para acceder a la oferta
14 de Junio de 2020


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Cinquefrondi está ubicado en Calabria, cerca del Parque Nacional de Aspromonte
Cinquefrondi está ubicado en Calabria, cerca del Parque Nacional de Aspromonte
Casas antiguas en venta por un euro. Es la drástica medida que Cinquefrondi, un pueblo de unos seis mil habitantes en la región italiana de Calabria, decidió tomar para combatir la despoblación y relanzar el turismo golpeado por la pandemia de coronavirus.

La iniciativa no es del todo novedosa. Varios pueblos italianos, sobre todo en el sur, han tomado este tipo de medidas para impulsar el turismo, destacando el encanto del estilo de vida “lento” que estos pequeños centros ofrecen. Aunque Cinquefrondi busca diferenciarse por una razón especialmente atractiva en tiempos de pandemia, presentándose como un pueblo “libre de Covid”. En el lugar no se registró ningún caso de coronavirus, y la región Calabria en general fue una de las menos afectadas en Italia.

(Instagram)
(Instagram)
El alcalde Michele Conia ha definido la iniciativa “Operación belleza”. Dijo que experimentó de primera mano la despoblación de los pueblos y que él mismo, con su familia, fue tuvo que mudarse por razones económicas. Por eso quiere reurbanizar la zona y asegurar que los pueblos ofrezcan oportunidades para todos, a partir del el turismo.


“Encontrar nuevos propietarios para muchas casas abandonadas es la clave de la misión ‘Operación Belleza’ que lancé para revivir las áreas abandonadas y degradadas de nuestro pueblo”, dijo Conia a CNN. “Crecí en Alemania, donde mis padres habían emigrado, luego regresé aquí para salvar mi tierra. Demasiadas personas han huido de aquí durante décadas, dejando atrás casas vacías. No podemos sucumbir a la resignación", explicó el alcalde.

(Instagram)
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Rodeado por la belleza del parque nacional de Aspromonte y a unos 15 minutos en auto de algunas de las más bellas playas del mar Mediterráneo, Cinquefrondi es conocida como la “Ciudad Cremallera”, ya que se extiende entre la costa jónica y la tirrena de Calabria en la punta de la bota de Italia.


El pueblo tiene impresionantes vistas de las islas Eolias, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, a las que se puede acceder fácilmente desde un puerto cercano.

El pintoresco folklore y los festivales se encuentran entre los puntos destacados de Cinquefrondi. La diversión está garantizada, asegura Conia. Ferias y festivales de comida se llevan a cabo durante todo el verano. Cada noche hay un evento especial, entre ferias de agricultores que ofrecen cocina local, ferias artesanales que exhiben sillas y ollas hechas a mano y ferias de cazadores donde se sirven suculentos almuerzos de jabalí a los invitados.

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No obstante, el casco antiguo de Cinquefrondi está en gran parte abandonado. Numerosas casas ahora están en ruinas, pese a que las calles, plazas, fuentes antiguas, parques públicos e incluso una iglesia han sido cuidadosamente restauradas, así como un área que ahora alberga eventos sociales y culturales, donde hay una “escalera de los derechos” pintada simbólicamente en los colores del arcoíris para recordar a los visitantes que los habitantes locales creen en el estado de derecho en una tierra a menudo azotada por la criminalidad organizada.

Quien comprará una casa al precio simbólico de un euro, deberá contratar un seguro anual de 250 euros para garantizar la renovación. Si la renovación no continúa en un plazo de 3 años, se prevé una multa de 20 mil euros. Las casas disponibles tienen entre 40 y 50 metros cuadrados, con un pequeño balcón. Por lo tanto, los tiempos de reestructuración serían cortos y es poco probable que superen los tres años.

Cinquefrondi (Instagram)
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“Solo pedimos un cierto tipo de seguridad una vez que un nuevo comprador se involucra en el proyecto. El seguro es muy bajo y el costo de las renovaciones varía entre 10 mil y 20 mil euros, considerando que se trata de casas muy pequeñas", dijo el alcalde.

Actualmente hay una docena de viviendas disponibles, pero el alcalde ya planea aumentar la oferta, agregando otras cincuenta, si la iniciativa tiene éxito.-



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La lucha existencial de Detroit por ser algo más que un parque temático zombie

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Lo primero que te pasa por la cabeza al viajar a una de las grandes urbes de Estados Unidos es que, para tu sorpresa, todo lo que habías visto en la televisión no era un plató o una hipérbole de lo que realmente allí se encuentra, es que es tal cual lo habías imaginado. Los cochazos que ves pasear por Los Angeles, el agobiante ajetreo de Nueva York, la libertad que se respira en San Francisco.

Hay tantos ejemplos como ciudades admite tu memoria, pero lejos de quedarse en el lado aparentemente bueno de cada situación, también se traslada al más oscuro. A Detroit llegaba con una idea más o menos clara de lo que me iba a encontrar, de esa decadencia que mostraban las fotografías sobre sus edificios abandonados y el respeto que moldeaban sus estampas con bandas colocadas en esquinas de calles desiertas. Para mi sorpresa, la realidad superó a la ficción aún más que en otras ciudades.


Un domingo cualquiera en Detroit

A Detroit llego la noche de un sábado, y entre la oscuridad, el cansancio y la conversación que llevo con el taxista que me acerca al hotel, ni siquiera me da tiempo a pararme a mirar por la ventana qué es lo que me rodea. Ya en la cama, todo es más calmado y aburrido desde la ventana de un hotel que está alejado del downtown, lo que los anglosajones entienden como el centro de la ciudad o su distrito financiero, así que a eso tampoco le doy mucha importancia.
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El día siguiente la realidad es como un derechazo del tamaño de El Puño, el monumento a Joe Louis que le regaló la revista Sports Illustrated a la ciudad para conmemorar su victoria contra el púgil Max Schmeling, uno de los símbolos del nazismo y la lucha propagandística por la superioridad de la raza aria.

Es uno de los primeros emblemas de la ciudad que visito y, acostumbrado a lo que suele ser un domingo por la mañana en cualquier ciudad de mi país, plagada de turistas haciéndose fotos y locales que pasean a comerse una paella o encargar un pollo a l’ast, encontrarme la zona completamente desierta me parece increíble.

Podría ser posible de estar en una zona no demasiado concurrida, una de esas estatuas que se encuentran apartadas del bullicio de cualquier ciudad, pero el monumento está colocado en la avenida principal de Detroit, rodeado de imponentes edificios y con el río que da nombre a la ciudad como telón de fondo. A su lado, el que probablemente sea el símbolo más importante de la urbe norteamericana, The Spirit of Detroit.

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Para intentar buscar paralelismos pensad en la Estatua de Espartero en Madrid o la del Gato de Botero en Barcelona, por buscar ejemplos no especialmente imponentes pero lo suficientemente grandes y vistosos para que alguien quiera pararse a hacer una fotografía a casi cualquier hora de un fin de semana.

¿Allí? Absolutamente nadie. Con algún transeúnte que parece más despistado que habitual de la zona y el ruido de apenas una decena de coches repartidos en un par de minutos. La ciudad de los coches con el tráfico de un puerto de montaña en el momento de mayor auge que puede provocar una tímida avalancha de domingueros.

Detroit: parque de atracciones zombi

La historia detrás de ese desolador panorama es algo que ya hemos visto en decenas de ocasiones, ya sea a través de reportajes fotográficos más propios de Chernóbil que de la ciudad que en su día estuvo a la altura de Nueva York en importancia, en películas como la oscarizada 8 Millas (sí, a mejor canción), o con el enésimo artículo que relata cómo la cuna del automovilismo estadounidense acabó convirtiéndose en una ciudad fantasma.
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Volver sobre esos pasos es relativamente simple. Allá por la década de los 60, en medio de viajes a la Luna, guerras en el sudeste asiático y asesinatos de presidentes norteamericanos, las tres principales firmas de la industria de Detroit (Ford, Chrysler y General Motors) deciden irse al sur del país en busca de mano de obra más barata y sindicatos menos exigentes.

El desempleo se dispara, el éxodo de habitantes también y, para acabar de rematar la faena, la crisis de 2008 y la encarcelación por corrupción de su alcalde, Kwame Kilpatrick, sume a la ciudad en un pozo del que sólo puede remontar declarándose en bancarrota. Todo para intentar dejar atrás una deuda de 18.500 millones de dólares.

¿Qué pinta tiene una ciudad declarada en bancarrota? Desoladora. Sin tiendas a las que acudir, sin comercios locales que inviten a pasear o parques en los que ver a los críos jugar, el artículo que leo sobre la propuesta de convertir parte de los suburbios en un parque de atracciones de temática zombi deja de ser un chiste con gracia.

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Apenas un puñado de restaurantes de comida rápida, y una zona adornada con arena y sillas de colores para que los más pequeños puedan jugar como si estuviesen en la playa mientras sus padres toman algo, consigue insuflar algo de vida a la estampa. La promesa de un centro comercial gigante en una construcción aún en pañales, invita a pensar que volver dentro de 20 años a Detroit tal vez sea una buena idea, pero a día de hoy no es especialmente recomendable.
Será entonces cuando ese centro neurálgico, ahora hogar de compañías como Microsoft, habrá conseguido (o no) explotar la intención de la ciudad de convertirse en un nuevo Silicon Valley. De aprovechar la oportunidad de empezar de cero. De utilizar una decena de edificios de oficinas vacíos a precio de saldo como reclamo para pasar de ser cuna del automovilismo a incubadora de tecnología. Precisamente el futuro utópico del que parte David Cage para su videojuego 'Detroit: Become Human'.

El pasado y presente de Detroit en gráficos
Índice de población
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Precios viviendas
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Precios viviendas por distrito
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¿Hay esperanza para Detroit?

Si hay una cosa envidiable de Detroit es el empaque de su gente. Así nos lo demuestra el guía que nos lleva por algunos de los puntos más emblemáticos de la ciudad, detroitino de pura cepa que sigue enorgullecido de una ciudad que no recomendarías para pasar tus vacaciones. A medio camino entre lo cómico y lo deprimente resulta ser de esas personas que se golpea el pecho con cualquier dato que pueda dejar a la ciudad en mejor lugar de lo que muestra a simple vista.

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"Aquí hizo Martin Luther King el primer discurso de I have a dream antes de que se hiciese famoso en Washington”, “Detroit se quemó entera mucho antes que Chicago, antes de que quedar reducidos a cenizas fuese mainstream”, “este edificio lo construyó Yamasaki antes de hacer las Torres Gemelas”, “aquí están los solares que impulsaron la agricultura urbana antes de que los hipsters la llevasen hasta las terrazas neoyorkinas".

El orgullo les lleva a contar como victoria que Detroit no crece, pero al menos no cae al ritmo en que lo hacía años atrás.

Parte de ese agradecimiento lo atribuyen a Dan Gilbert, multimillonario a la cabeza de la entidad de préstamos Quicken Loans y franquicias deportivas como los Cleveland Cavaliers.
Como principal apoyo a ese crecimiento del downtown de la ciudad, Gilbert trasladó su negocio al centro de Detroit, consiguiendo que el número de trabajadores de la zona empezase a crecer.
Hay un doble rasero, claro, y es que eso supone ayudar en la reconstrucción de la ciudad, pero también adquirir propiedades a precios de risa.

No todos en Detroit ven ese movimiento con buenos ojos, asegurando que el crecimiento de la ciudad no responde a familias que salen adelante, sino a blancos acomodados ampliando su negocio y carteras. Eso frente a una comunidad afroamericana que supone casi el 80% de la población de una ciudad en la que casi el 40% vive bajo el umbral de la pobreza.

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Tengamos presente que la situación de Detroit ha llevado a subastar propiedades y edificios enteros por menos de lo que cuesta un coche. Algo que en su día, en plena crisis, se hacía por precios simbólicos que no superaban el dólar.

De poco importa que los edificios se compren y renueven si el flujo de población no crece o se concentra en una misma zona, de ahí que gran parte de los edificios abandonados acaben demolidos y se invite a las gentes de los suburbios a acercarse a la única zona de la ciudad que empieza a arrojar un poco de esperanza.

Entre anécdota y anécdota, el guía repite una vez tras otra que este edificio está remodelándose y este otro se acaba de convertir en un hotel o bloque de apartamentos después de pasar años con una fachada plagada de ventanas rotas. Las intenciones, buenas o no, están ahí, anunciándose nuevos proyectos continuamente y recibiendo donaciones como la de 150 millones de dólares que promete la firma de inversión JPMorgan Chase, todo con la intención de devolver a la ciudad al menos un ápice de lo que en su día fue.
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Con las grandes firmas comerciales aún sin ver clara la necesidad de colocar en el downtown un Zara, un Walmart o cualquier otra cadena que te venga a la cabeza, son los comercios pequeños los que quieren inspirar ese positivismo.

A base de locales modernos e iniciativas que activen a la comunidad, desde la bancarrota de 2013 se han abierto ya casi 150 nuevas empresas, el número de trabajadores del downtown ha crecido hasta los 50.000 y más de 1.500 nuevos residentes se han acercado a la zona, pretendiendo con ello dejar atrás esa atracción por las ruinas que inevitablemente mostramos los turistas que pasamos por allí.

 
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