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Las colonias obreras españolas
En España el modelo más habitual fue el de las colonias obreras, explica Muñoz Sanz. Se trata de modelos “más tradicionales y más pequeños”, que aun así son una versión en miniatura del mismo concepto.
Un ejemplo es el de Ciudad Pegaso, en Madrid. Esta colonia fue creada en 1956 por la empresa estatal ENASA, fabricante de los camiones Pegaso. Las más de 500 viviendas, de tres tipos según el cargo en la empresa, se alquilaban a bajo precio a los empleados y se ofrecieron instalaciones deportivas, un consultorio médico, zonas verdes y un colegio. ENASA también estaba a cargo del mantenimiento de calles, casas y jardines. En 1970, la empresa ofreció a sus empleados la posibilidad de comprar las residencias a precio de mercado.
Vista de Ciudad Pegaso con Google Earth
Otra ocasión en la que una iniciativa pública construyó una ciudad con el tipo de planificación de las ciudades de empresa fue en 1970, cuando se fundó la ciudad de Prípiat en Ucrania, entonces parte de la Unión Soviética. Fue la novena “ciudad nuclear” del país y su función era alojar a los trabajadores de la central de Chernóbil.
Prípiat en el año 2000, abandonada, con la central de Chernóbil al fondo, que siguió funcionando hasta ese año. Yuri Kozyrev / Getty Images
Declive (y resurrección)
A partir de la segunda mitad del siglo XX el modelo entra en crisis. Tanto en Europa como (en menor medida) en Estados Unidos, “el Estado provee a los trabajadores de las dotaciones y servicios que en otras ocasiones proporcionaba la empresa”, explica Muñoz.
También suben los sueldos y los trabajadores tienen más opciones para escoger su vivienda, sobre todo teniendo en cuenta que ya pueden permitirse un automóvil y que además mejora y se amplía tanto el transporte público como la red de carreteras. En otros casos, la producción se deslocaliza y se lleva a otros países.
Muchas de estas ciudades se “normalizaron”, como escriben Strauss y Zamfira. El municipio se hizo cargo de mantenimiento de los servicios públicos y muchas de las residencias se vendieron a los trabajadores o a otros vecinos, como en Ciudad Pegaso.
Otras ciudades se demolieron parcialmente después del cierre de la empresa, como ocurrió con Marktown, de la que solo queda un 20 % en pie. En algunos casos, como Lowell y Pullman, los turistas visitan lo que queda de esas ciudades jardín. Incluyendo las fábricas originales, algunas aún en funcionamiento, como la de Cadbury o Steinway, fabricante de pianos que levantó gran parte de lo que hoy es el barrio Astoria, en Nueva York.
Aunque el modelo clásico apenas se mantiene, en los últimos años, la ciudad de empresa utópica ha tomado una nueva forma: la del campus de empresas de compañías tecnológicas como Google y Facebook. De eso hablaremos en la siguiente entrega.
Un vecino de Marktown, fundada por The Mark Manufacturing Company, actualmente propiedad de BP. Chicago Tribune / Getty Images
https://verne.elpais.com/verne/2019/06/20/articulo/1561026041_802038.html
Las colonias obreras españolas
En España el modelo más habitual fue el de las colonias obreras, explica Muñoz Sanz. Se trata de modelos “más tradicionales y más pequeños”, que aun así son una versión en miniatura del mismo concepto.
Un ejemplo es el de Ciudad Pegaso, en Madrid. Esta colonia fue creada en 1956 por la empresa estatal ENASA, fabricante de los camiones Pegaso. Las más de 500 viviendas, de tres tipos según el cargo en la empresa, se alquilaban a bajo precio a los empleados y se ofrecieron instalaciones deportivas, un consultorio médico, zonas verdes y un colegio. ENASA también estaba a cargo del mantenimiento de calles, casas y jardines. En 1970, la empresa ofreció a sus empleados la posibilidad de comprar las residencias a precio de mercado.
Vista de Ciudad Pegaso con Google Earth
Otra ocasión en la que una iniciativa pública construyó una ciudad con el tipo de planificación de las ciudades de empresa fue en 1970, cuando se fundó la ciudad de Prípiat en Ucrania, entonces parte de la Unión Soviética. Fue la novena “ciudad nuclear” del país y su función era alojar a los trabajadores de la central de Chernóbil.
Prípiat en el año 2000, abandonada, con la central de Chernóbil al fondo, que siguió funcionando hasta ese año. Yuri Kozyrev / Getty Images
Declive (y resurrección)
A partir de la segunda mitad del siglo XX el modelo entra en crisis. Tanto en Europa como (en menor medida) en Estados Unidos, “el Estado provee a los trabajadores de las dotaciones y servicios que en otras ocasiones proporcionaba la empresa”, explica Muñoz.
También suben los sueldos y los trabajadores tienen más opciones para escoger su vivienda, sobre todo teniendo en cuenta que ya pueden permitirse un automóvil y que además mejora y se amplía tanto el transporte público como la red de carreteras. En otros casos, la producción se deslocaliza y se lleva a otros países.
Muchas de estas ciudades se “normalizaron”, como escriben Strauss y Zamfira. El municipio se hizo cargo de mantenimiento de los servicios públicos y muchas de las residencias se vendieron a los trabajadores o a otros vecinos, como en Ciudad Pegaso.
Otras ciudades se demolieron parcialmente después del cierre de la empresa, como ocurrió con Marktown, de la que solo queda un 20 % en pie. En algunos casos, como Lowell y Pullman, los turistas visitan lo que queda de esas ciudades jardín. Incluyendo las fábricas originales, algunas aún en funcionamiento, como la de Cadbury o Steinway, fabricante de pianos que levantó gran parte de lo que hoy es el barrio Astoria, en Nueva York.
Aunque el modelo clásico apenas se mantiene, en los últimos años, la ciudad de empresa utópica ha tomado una nueva forma: la del campus de empresas de compañías tecnológicas como Google y Facebook. De eso hablaremos en la siguiente entrega.
Un vecino de Marktown, fundada por The Mark Manufacturing Company, actualmente propiedad de BP. Chicago Tribune / Getty Images
https://verne.elpais.com/verne/2019/06/20/articulo/1561026041_802038.html