César Vidal dice que se fue de España... porque iban a bombardear su casa.

Tiene un podcast diario en Ivoox, se llama la Voz de César Vidal. El martes tiene una sección de economie Roberto Centeno.
 
¿Que quién es Cesar Vidal? Médico, lingüista, filólogo, arquitecto, historiador, biólogo, pediatra, otorrinolaringólogo, ganadero, abogado, juez, politólogo, geógrafo...


Le falta ser lord de la Cámara Inglesa. Lo tiene todo. A mi me repugna totalmente este tío, pero confieso, y no me peguéis, por favor, que siempre he querido comprarme alguno de sus libros sobre movidas históricas. Dicen que están muy bien.

Madre mía, he confesado que casi me compro los libros de César Vidal. Ya lo he soltado. Qué a gusto.
 
Aprovecha que hoy hay descuento en la feria del libro :happy:
No sé, a mi me regalan un libro de César Vidal y sé que esa persona me odia, el típico libro que tienes que ocultar de tu biblioteca
 
Le falta ser lord de la Cámara Inglesa. Lo tiene todo. A mi me repugna totalmente este tío, pero confieso, y no me peguéis, por favor, que siempre he querido comprarme alguno de sus libros sobre movidas históricas. Dicen que están muy bien.

Madre mía, he confesado que casi me compro los libros de César Vidal. Ya lo he soltado. Qué a gusto.

Realmente no es un historiador, porque nunca ha escrito nada que haya supuesto encerrarse en un archivo, público o privado, a currarse documentos y fuentes directas. Nunca ha aportado un solo dato o una sola interpretación que no hubieran publicado ya otros, tampoco. Es un divulgador sobre temas históricos, que no es lo mismo que un historiador. Por supuesto, la divulgación es un trabajo muy loable y muy útil para hacer llegar ciertos temas al gran público, pero exige una ética. Y Vidal ni siquiera es un divulgador honrado, porque el fulano fusila trozos enteros de libros y artículos ajenos y no es que no ponga comillas, es que ni los cita en la bibliografía. En suma: es un plagiador descarado. El artículo de un bloguero que reproduzco abajo permite hacerse idea de por dónde van los tiros con este hiperprolífico escribidor.

Lo anterior no significa que no haya publicado ningún libro de divulgación entretenido, sino que es un caradura redomado.

Si te vas a comprar algo suyo, Beltane, te voy a hacer una recomendación que tal vez te podría gustar, porque se tocan temas esotéricos.
Es uno de sus libros anteriores a entrar a trabajar en medios de comunicación, cuando firmaba como César Vidal Manzanares. "Los incubadores de la serpiente. Orígenes ideológicos del nazismo, la II Guerra Mundial y el Holocausto" (Anaya &Mario Muchnik, 1997).
Como es su costumbre, el tío copia descaradamente de unos y otros, pero la lectura tiene su interés.

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Desmontando a César Vidal (primera parte)



César Vidal (anteriormente conocido como César Vidal Manzanares) pasa por ser uno de los grandes historiadores de esta nuestra España, faceta que combina (¿o debería decir promociona desde?) con su cargo de exitoso conductor del programa nocturno La Linterna de la cadena COPE. No he de ocultar que en sus intervenciones en las tertulias de María Teresa Campos me sentía inmensamente atraído por su amplísima (en apariencia) cultura y por su capacidad para mantener la elegancia oratoria ante burdos periodistillas progres que no pasaban de gritar consignas vacías de contenido. Ante rivales como los que representaban a la izquierda oficial / oficialista en la mencionada tertulia matinal, Vidal ganaba por goleada. Sin embargo, no sale tan bien parado cuando expertos en la materia analizan algunos de esos libros que fabrica año tras año con la misma facilidad con la que mi abuela hacía chorizo en la matanza del cerdo.

¡Ay, amigo Vidal, pero qué cerca estás del plagio en tus libros!

Uno de sus libros publicados en 2004 fue Checas de Madrid (Barcelona: Belacqua/Carroggio), supuestamente un ejemplo más de la pasión por desvelar la verdad de este historiador-filósofo-teólogo-periodista. No será un simple arbusto el que critique a Vidal, pues mis conocimientos de Historia de España son bastante más limitados que los suyos (vamos, eso creo, porque igual el hombre se empeña en convencernos de que no es así). Por lo tanto, acudo a la reseña publicada en una de las mejores revistas de España, Revista de libros. En el número 87 (marzo 2004), el profesor Eduardo González Calleja escribe una extensa reseña titulada "De campos, cárceles y checas. Maneras de ver la represión durante la Guerra Civil y la posguerra", en la que analiza dos nuevos libros dedicados al tema. Tras elogiar la rigurosidad de los artículos incluidos en el libro de Carme Molinero, Margarita Sala y Jaume Sobrequés (Eds.) Una inmensa prisión. Los campos de concentración y las prisiones durante la Guerra Civil y el franquismo (Barcelona: Crítica) en su primera parte de su reseña, González Calleja dedica estas elocuentes palabras a Vidal:


Lamentablemente, no puede decirse lo mismo de la obra de Vidal, cuya falta de originalidad arranca desde su mismo título, tomado de una novela del periodista de ABC Tomás Borrás -el inventor del «complot comunista» de la primavera de 1936 (5)- que ni siquiera aparece aludida en la bibliografía final. Estamos ante un ejemplo señero del «método» de confección de libros que ha dado notoriedad a este escritor: una porción de páginas de relleno que envuelve la inanidad total a la hora de tratar el tema que es presunto objeto de análisis (sólo se dedican 26 páginas a la actividad «chequista» en Madrid de un total de 364); un aparato «crítico» repleto de notas improcedentes o de relleno, con siglas que quizá pertenezcan a fuentes ignotas, con una bibliografía contextual que se exhibe pero que no se emplea, trufada de títulos deliberadamente poco accesibles al lector español, que se citan de forma incompleta o que no aparecen en la relación final. El repertorio bibliográfico, con obras repetidas o redundantes, asignaciones falsas, inserciones inexplicables y olvidos clamorosos (6), es un caos absoluto que hubiera hecho las delicias de Southworth.Los apéndices documentales son otro ejemplo contundente de esta falta de seriedad y de criterio: el número I (relación de checas de Madrid) aparece repetido literalmente en el texto y sin alusión alguna a las fuentes empleadas para su confección; el número II es una «antología documental» tan peregrina que repite sistemáticamente párrafos ya introducidos en el cuerpo de texto; el número III es una mera transcripción del martirologio depositado en el santuario de la Gran Promesa de Valladolid; y el número IV (relación de asesinados) es un listado pretendidamente alfabético, que revela su absoluta inutilidad al estar plagado de errores (véase a título ilustrativo las entradas 578, 719, 2186 o 3664), no señalar el lugar y la fecha de las ejecuciones, y no citar las fuentes para su elaboración, como tuvo el decoro de hacer Rafael Casas de la Vega en su catálogo de víctimas, que Vidal vampiriza descaradamente (7).[incluyo las notas a pie de página](5) Tomás Borrás, Checas de Madrid. Epopeya de los caídos, Madrid, Editora Nacional, 1944, pág. 5. Sobre su papel en la justificación del Alzamiento, véase Herbert R. Southworth, «Conspiración contra la República. Los "Documentos secretos comunistas" de 1936 fueron elaborados por Tomás Borrás», Historia 16, n.° 26, junio de 1978, págs. 41-57. Vidal también parece abonarse a la tesis de la conspiración comunista en las págs. 160-161.(6) Entre otros, las pocas obras específicas sobre las checas madrileñas, como Alberto Flaquer, Checas de Madrid y Barcelona, Barcelona, Rodegar, 1963, y Rodolfo Vistabuena, Las checas, Madrid, Publicaciones Españolas, 1953. Otra novela sobre la cuestión, aparte de la de Borrás, que no se cita, es la muy conocida de Agustín de Foxá, Madrid, de corte a checa, Salamanca, Jerarquía, 1938 (1.ª ed).(7) Rafael Casas de la Vega, El terror. Madrid, 1936. Investigación histórica y catálogo de víctimas identificadas, Madridejos, Fénix, 1994, págs. 311-460, donde se señalan la fecha, el lugar de la muerte y las profesiones de los asesinados, según los datos que asegura haber tomado del Archivo Histórico Nacional, el Servicio Histórico Militar y el santuario de la Gran Promesa de Valladolid. Existe una gran discrepancia en el número de asesinados en Madrid durante la guerra: Vidal da 11.705 nombres, Salas Larrazábal habla de 16.449 y Casas de la Vega ofrece un listado completo, y más fiable, de 8.500.


No pienso recrearme en la indigencia moral de Vidal así que, quien quiera saber más, que lea la reseña entera.
http://arbustoguerrero.blogspot.com.es/2006/02/desmontando-csar-vidal-primera-parte.html
 

Que se calle, por favor. Que se calle (él y su jefe) porque lo único que está diciendo son barbaridades. Sus discursos están llenos de mentiras y de contradicciones. Deben de pensar que sus oyentes son analfabetos y van a creerse todo lo que dicen.
Sus teorías no se sostienen por ninguna parte.
 
¿Que quién es Cesar Vidal? Médico, lingüista, filólogo, arquitecto, historiador, biólogo, pediatra, otorrinolaringólogo, ganadero, abogado, juez, politólogo, geógrafo...

Entre todo esto y la ristra de (sospechosos) tochos que lleva publicados, me parece a mí que como alguien se ponga con lupa a revisarle el CV tenemos otro caso José Luis Moreno
 

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