Ceremonia de entronización del Emperador Naruhito. Octubre 22, 2019

Antes de descubrir los tacones periscópicos, yo era ASÍN de alta...

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Otra vez Palometa.
 
El vestido color capote de la reina Letizia en Japón que le ha dado problemas
Tras un look cuanto menos controvertido, doña Letizia ha dejado a muchos con la boca abierta en la cena de gala con motivo de la entronización
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Los Reyes a su llegada al Palacio Imperial de Japón. (Redes)
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NÚRIA TIBURCIO
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22/10/2019 13:17 - ACTUALIZADO: 22/10/2019 13:42
Tras un look cuanto menos controvertido, doña Letizia ha dejado a muchos con la boca abierta en la cena de gala con motivo de la entronización de Naruhito de Japón. Por la mañana, la Reina levantaba igualmente filias y fobias con su estilismo -a pesar de que a nosotros nos ha parecido que estaba impresionante- al decantarse por un diseño de Matilde Cano; sin embargo, unas horas más tarde la opnión era (casi) unánime: había acertado de pleno con un outfit de lo más español.

Doña Letizia ha aparecido en el Palacio Imperial de Tokio estrenando un vestidazo hecho a medida por Carolina Herrera. Se trata de un diseño de cuerpo entallado, manga francesa y falda de vuelo en color rosa espiga, o mejor dicho color capote, con explosión de flores blancas en la zona de la cintura. Una creación muy castiza que nos recuerda, sin duda alguna, al vestido que lució la infanta Elena en la boda de Victoria de Suecia y Daniel Westling, aunque ese pertenecía a Caprile.



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Los Reyes en la cena de gala.


Lo cierto es que aunque la esposa de Felipe VI estaba imponente, el vestido le ha jugado una mala pasada a su llegada a la cena. Y es que la gran falda de vuelo le dificultaba el paso y parecía algo incómoda, de ahí que mirara en todo momento a sus pies para intentar no tropezar. En un momento dado, se la ha visto agarrarse al Rey para intentar caminar con más seguridad.

La Reina ha completado su estilismo con un nuevo clutch, también de Carolina Herrera. En este caso el modelo Scala Insignia en color fucsia cuyo precio es de 450 euros. Pero de nuevo, y al igual que ha sucedido esta mañana, han sido las joyas las que han jugado un papel fundamental en el look de doña Letizia. El anillo de Karen Hallam ha desaparecido por unas horas para dar paso a alhajas dignas de una Reina.





Doña Letizia ha coronado su cabeza con la tiara más importante del joyero real, la de la Flor de Lis, símbolo de la monarquií española. Fue creada por la joyería Ansorena y Alfonso XIII se la entregó a su esposa, la reina Ena, con motivo de su enlace matrimonial. La diadema, realizada en diamantes, representa tres grandes flores de lis. También fue utilizada por la condesa de Barcelona durante la coronación de Isabel II. Fue en 1983, durante una visita de Estado de los reyes de Suecia, cuando la Reina Sofía la lució por primera vez y desde entonces la ha reservado para grandes ocasiones.

La Reina ha lucido también las 'pulseras gemelas', dos pulseras idénticas realizadas con diamantes. Su origen se encuentra en una corona de Cartier que Alfonso XIII entregó a Victoria Eugenia como regalo de bodas. La corona pasó de moda rápidamente y tras su exilio, la reina encargó a la misma firma que la desmontara y con los diamantes creó estas dos pulseras. Desde la muerte de Ena, solo habían sido lucidas por Doña Sofía, hasta ahora. Doña Letizia suele llevar las dos en la misma muñeca, como ha sucedido en Tokio.

Los pendientes elegidos por la actual Reina también están en el lote de las 'joyas de pasar' y también pertenecieron a Victoria Eugenia. Están realizadas con un brillante grueso y otros pequeños brillantes alrededor y fueron los elegidos por la infanta Cristina para el día de su boda con Urdangarin. También llevaba un broche en forma de flor de lis que sujetaba la banda de la orden japonesa de la Preciosa Corona.
Que habrá dejado a muchos con la boca abierta, seguro, pero por su no saber estar. El vestido, dicen que a medida, pero como otra coticompi ha señalado, le queda fatal en mangas e incluso en parte superior del escote. Es como si tuviera la tela mal colocada y se retorciera, o le estuviera pequeño. Y la corona, cogió la más grande que encontró. Espectacular (la corona), pero demasiado para la mari.
 
Creo que es una de las pocas veces que no me gusta Maxima vestida de Gala. No me gusta el vestido en si, con esos ribetes geométricos en contraste y tampoco creo que sean adecuados los tirantes en la corte nipona, ni el mantoncito negro...y no me gusta el melenón rubio ondulado con los labios rojos y la manicura roja también . Me da una impresión de vulgaridad impropia de Maxima, que suele ser excesiva pero no vulgar. Las joyas, como siempre impresionantes.
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Amo a Máxima pero si, parece que va disfrazada de la mujer maravilla. Me quedo con el pelo y la súper tiara.
 
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