CASO GREGORY: POLICIA de Francia detiene a 3 familiares. Crimen sin resolver de hace 30 años

El caso Gregory tiene aún más dolor
Grégory Villemin, un niño de cuatro años, murió asesinado el 16 de octubre de 1984. El juez que investigó el caso, Jean-Michel Lambert, se suicidó, abrumado de frustración y rabia, el 11 de julio de 2017. Entre ambas muertes transcurre una historia atroz y aún no finalizada: casi 33 años después de que el pequeño cadáver de Grégory apareciera en un río, no hay culpables. Sólo víctimas, odio, violencia y vidas quebradas.

Conviene conocer ciertos antecedentes antes de comenzar el relato. Los Vosgos, un departamento de la Lorena montañoso y abundante en bosques, fueron alemanes desde 1871 y franceses desde 1919. Durante la primera mitad del siglo XX, la escasa población de la zona pasó con rapidez de las pequeñas explotaciones forestales a la industria textil: de campesinos pobres a obreros pobres. La vida era cruel. La gente era cruel. En 1931, Gaston Villemin mató a palos a su hijo primogénito, Etienne, de cuatro años. Meses después, su vecino Léon Jacob preñó a una de sus hijas. Gaston Villemin y Léon Jacob fueron los patriarcas de la familia Villemin-Jacob y los bisabuelos del pequeño Grégory.

Las cosas parecían haber mejorado medio siglo después, en 1981. Jean-Marie Villemin, de 23 años, acababa de ser ascendido al puesto de capataz en una fábrica de componentes automovilísticos y decidió que su mujer, Christine, y su hijo Grégory, de pocos meses, merecían una casa hermosa. Pidió un préstamo y se construyó un chalé en Lépanges-sur-Vologne, su pueblo, una aldea de 924 habitantes junto al río Vologne. Se sentía optimista, aunque supiera que su prosperidad mortificaba a sus tíos, sus primos y sus cuñados. Éstos le exigieron que mantuviera su afiliación al sindicato CGT. Jean-Marie se negó. Uno de sus cuñados, Marcel Jacob, militante comunista y delegado sindical, le retiró el saludo: «Yo no doy la mano a un jefe», proclamó Jacob ante numerosos testigos.

Poco después, con la casa aún en obras, empezaron las amenazas anónimas. Eran cartas y llamadas telefónicas. Un día, alguien rompió una ventana. Otro día pincharon los neumáticos del coche de Jean-Marie. El 16 de octubre de 1984, martes, Christine Villemin salió a las cinco de su trabajo en una fábrica textil, recogió a su hijo Grégory en la guardería y fue a casa. Ella se puso a planchar y Grégory se quedó en el jardín, jugando con un montón de arena. Sobre las 5:30 de la tarde, Christine salió a buscar a Grégory. No lo encontró.

Mientras Christine buscaba a su hijo, uno de los hermanos de su marido, Michel, recibió una llamada telefónica. Escuchó una voz masculina distorsionada: «Te llamo a ti porque al lado [en la casa de Jean-Marie y Christine] no responden. Me he vengado del jefe y he secuestrado a su hijo. Lo he estrangulado y lo he arrojado al Vologne. Su madre le busca pero no lo encontrará. Mi venganza está cumplida».

El cuerpo del niño fue hallado en un recodo del río, a unos siete kilómetros de distancia de la casa de los Villemin, poco después de las 9 de la noche. Estaba atado de pies y manos.

Esa misma tarde, alguien envió una carta a Jean-Marie Villemin. La carta llegó al día siguiente. Decía: «Espero que mueras de pena, jefe. Tu dinero no te devolverá a tu hijo. He aquí mi venganza, pobre idiota».

El caso quedó en manos del juez Jean-Michel Lambert, 32 años, novato y abrumado de trabajo. Era el único juez de la Prefectura de Los Vosgos. Tenía sobre su mesa 229 casos pendientes. Lambert hizo una instrucción pésima: encargó una autopsia superficial, para que el cadáver del niño fuera «devuelto a sus padres en condiciones dignas», permitió al vecindario que merodeara por la escena del crimen, reveló a los periodistas secretos del sumario. Creía que se trataba de un caso fácil porque sospechó desde el primer momento de los familiares de Jean-Marie y creyó que bastaría una prueba grafológica de los anónimos para descubrir al culpable. En cuanto un experto le dijo que la escritura «podría corresponder» a Bernard Laroche, sobrino del sindicalista Marcel Jacob, ordenó su detención y la de su esposa, Marie-Ange.

Cambio de declaración
Tres días después de la detención, el 2 de noviembre, la cuñada de Laroche, Murielle Bolle, de 15 años, fue interrogada por los gendarmes e hizo una declaración sensacional: dijo que había acompañado a Bernard y al hijo mayor de éste, Sébastien, hasta «una casa de Lépanges-sur-Vologne», que habían recogido a un niño, que Bernard Laroche había conducido unos kilómetros hasta un lugar junto al río, que había descendido del coche con el niño y que había vuelto sin él. El juez Lambert consideró que el caso estaba prácticamente cerrado.

Bernard Laroche fue inculpado el 5 de noviembre. Al día siguiente, la familia Jacob convocó a la prensa. Ante los periodistas, la joven Murielle proclamó que nunca había acompañado a su cuñado a ninguna casa, que no sabía nada del asunto y que Bernard Laroche era inocente. El juez y los gendarmes sospecharon que Murielle había sido presionada por la familia para que cambiara la declaración, pero, sin el testimonio de la muchacha y sin más indicios que una prueba grafológica, la investigación quedó paralizada. Contra la opinión del fiscal, el juez Lambert ordenó, el 4 de febrero de 1985, que Laroche fuera puesto en libertad. Ese mismo día, Jean-Marie, el padre de Grégory, anunció a la revista Paris-Match su propósito de matar a Laroche.

A estas alturas, la prensa había enloquecido con el caso. Unos y otros, los Villemin y los Jacob, vendían exclusivas para pagar a los abogados. Cada día se publicaba un nuevo detalle sórdido, una nueva fotografía morbosa, una nueva hipótesis.

El 29 de marzo de 1985, Jean-Marie Villemin cumplió su amenaza. Cargó su escopeta de caza, acudió a casa de Bernard Laroche (al que el juez había denegado escolta policial) y lo mató a tiros. Luego se entregó a los gendarmes. El 5 de julio, con Jean-Marie en prisión a la espera de juicio por homicidio, el juez Lambert acusó a la esposa, Christine, embarazada de seis meses, de haber asesinado a su propio hijo. Dos testigos decían haber visto a Christine en la oficina de Correos desde la que se envió la carta anónima de reivindicación, se había hallado en casa de los Villemin un cordel idéntico al utilizado para atar al pequeño Grégory y una nueva prueba grafológica indicaba que la madre «podría haber escrito» los anónimos.

Guerra mediatice
El furor de la prensa se contagió entonces a la intelectualidad. Una de las más prestigiosas escritoras francesas, Marguerite Duras, publicó en el diario de izquierdas Libération un artículo delirante bajo el título Sublime, forzosamente sublime Christine V., en el que daba por hecha la culpabilidad de la madre y a la vez la exculpaba, atribuyendo la responsabilidad a «la cultura machista» de la región. Otros escritores, como Françoise Sagan, criticaron con gran ferocidad a Duras, que nunca se arrepintió del artículo.

Los padres de Grégory escribieron al presidente de la República, François Mitterrand, para pedirle que el juez Lambert fuera apartado del caso. El 23 de abril de 1986, el sumario fue asignado a un juez más veterano, Maurice Simon, magistrado del Tribunal de Apelaciones de Dijon. Simon podría ser considerado otra víctima del caso: al poco tiempo sufrió un infarto, entró en coma y, aunque logró recuperarse físicamente, quedó afectado por una profunda amnesia.

Jean-Marie Villemin, aún a la espera de juicio, fue puesto en libertad provisional el 24 de diciembre de 1987. Él y su esposa, también en libertad provisional a la espera de juicio, se trasladaron a Étampes, una población cercana a París, donde siguen viviendo hoy con los tres hijos que tuvieron después del asesinato de Grégory. Jean-Marie fue condenado a cinco años en 1993 por el homicidio de Bernard Laroche, pero no volvió a prisión porque los 33 meses cumplidos previamente se consideraron suficientes. También en 1993, el Tribunal de Apelación de Dijon exoneró por completo a Christine y señaló en su sentencia que «la investigación fue difícil por la insuficiencia de las actuaciones judiciales iniciales, los errores de procedimiento, la rivalidad entre la policía y los gendarmes, los enfrentamientos entre especialistas y la mediatización extrema de este caso misterioso».

Sumario reabierto
El juez Lambert, al que la sentencia calificaba de «funambulista intelectual», se había tomado un año sabático tras ser apartado del caso para escribir un libro, El pequeño juez, en el que describía su angustia y lanzaba una enigmática sospecha sobre una mujer de «encanto extraño e indescriptible» que, según él, sería inculpada un día u otro. Después, asignado a un juzgado de Le Mans, se aficionó a escribir novelas policíacas de discreto éxito.

El caso podría haber acabado ahí. En 2001 y 2009 se reabrió el sumario para realizar unas pruebas de ADN que resultaron infructuosas. Tanto Marie-Ange Laroche, la viuda de Bernard (30.489 euros), como Murielle Bolle (15.244 euros) y el matrimonio Villemin (35.000 euros cada uno) percibieron indemnizaciones por instrucción judicial deficiente. Poco a poco, los franceses olvidaron al pequeño Grégory.

Hasta mayo de 2017, cuando en el registro de la iglesia católica de Lépanges-sur-Vologne se halló una antigua inscripción manuscrita: «Fue Bernard L. quien mató a Grégory, yo estaba con él». La firma era de Murielle Bolle y llevaba la fecha del 13 de mayo de 2008. La policía reabrió discretamente el caso y recurrió a un programa informático recién estrenado, el AnaCrim, que permite cruzar todos los datos disponibles en una investigación y detectar posibles incoherencias.

El 14 de junio pasado fueron detenidos Marcel Jacob, el sindicalista que llamaba despectivamente «jefe» a su sobrino Jean-Marie Villemin, y su esposa, Jacqueline Jacob-Thuriot. Tenían ya 73 y 72 años. También fue detenida Ginette, la ex mujer de Michel Villemin, hermano ya fallecido de Jean-Marie. Se les acusó de secuestro y complicidad en asesinato. Ambos invocaron su derecho a permanecer en silencio. Dos semanas más tarde, el 29 de junio, también fue detenida Murielle Bolle. Un primo de Bolle dijo haber asistido, en 1984, a una terrible reunión familiar en la que los padres y los tíos de Murielle la golpearon y vejaron hasta conseguir que se retractara de su acusación contra Bernard Laroche. Murielle lo negó todo. Los tres quedaron en libertad provisional en julio, sin haber dicho una palabra.

El 17 de junio, el pequeño juez Lambert había declarado ante las cámaras de France 2 que la reapertura del caso era «insostenible» y que respondía a una «campaña corporativista» para hacer de él «una cabeza de turco». Días después, confesó a un amigo que pensaba con frecuencia en el su***dio.

La botella de whisky vacía
El 11 de julio, una vecina encontró su cadáver, con la cabeza cubierta por una bolsa de plástico y una botella de whisky vacía cerca de la mano. Lambert dejó varias cartas, entre ellas una dirigida a su amigo Christophe Gobin, periodista en el diario LEst républicain. Proclamaba su certeza sobre la inocencia de Bernard Laroche, acusaba a la «maquinaria judicial» de querer «la vida de personas inocentes» y calificaba de «infamia los nuevos procesamientos». El caso permanece abierto.


https://www.elmundo.es/cronica/2017/09/09/59b2bb8cca4741a0638b461e.html
 
Me acuerdo del crimen porque por entonces era yo todavía una colegiala, por las tarde iba a la academia de idiomas a perfeccionar el francés y allí leíamos artículos sobre el crimen. Hará unos 10 años también se creían ante la solución y no fue así.
-Para mí está claro que es alguien dela familia, por eso el interés en que se encontrara el cadáver. Hay no hay dudas
-Apostaría que el cuervo es alguien de la generación de la madre +/- 5 años, pues tienen caligrafías casi idénticas, generalmente la caligrafía depende mucho del colegio y del profesor, sobre todo en personasque después no han desarrollado profesiones en las que es necesario escribir mucho, como aquí el caso.
-Recordando como se trató el asesinato entonces me llama la atención el fenómeno madre. Ya entonces vemos el patrón de madre sonríe, puede ser asesina, o hace tal, puede ser asesina. Porque unos decían que tenía el dolor grabado en el rostro. Otros decían que había sonreído o hablado d etal o tal manera. Esto se repitió con la madre de DQ, incluso con la madre de los niños Bretón, en este caso lo acusatorio es que tenía el rictus muy duro, lo mismo que Dolore Vázquez. Es un fenómeno.

Lo realmente cruel es que se mate a un familiar niño para castigar a los padres y que toda la familia lo tape. Cuanto odio no puede haber en esta gente.
De la Duras recuerdo que consideraba a la madre la asesina ¿no?

Conozco bastante bien esa zona porque está cerca del triángulo Suiza-Alemania-Alsacia donde hay muchas empresas. Lo he atravesado en coche numerosas veces, es desolador, triste, gris y de gente, a primera vista, más dura que en otros sitios de Francia. Con esos pueblos donde no hay vida. Me puedo imaginar el hermetismo.

Seguid comentando el caso, por favor.

Hola, @imparcial ;)
El acusar a la madre porque sonríe o no muestra el abatimiento que supuestamente debería mostrar también se dio, por ejemplo, en el caso de Madeleine McCann. Parece ser un clásico, por lo visto.
Respecto a lo que comentas de la caligrafía, una cosa que me llama mucho la atención es que la caligrafía de los franceses que han ido a la escuela, han seguido estudios, es muy parecida entre sí (sin ser igual, por supuesto); mucho más, por ejemplo, que la caligrafía de los españoles. La caligrafía del corbeau de este caso parece corresponder a una persona sin mucho nivel de estudios.
Yo también pienso que el culpable es alguien de la familia cercana (probablemente Laroche, con la ayuda de la cuñada) y que el resto de la familia lo ha tapado. Seguramente pueda palparse el odio en esa familia.
Personalmente, leer sobre este caso me agobia un poco porque, MUY probablemente, se quedará sin resolver (otro caso que me agobia es el llamado "tuerie de Chevaline") y es, además, un caso tremendamente cruel.
Un grand bonjour à tous depuis la capitale de Noël (pas trop loin du lieu du crime) ;)
 
Hola, @imparcial ;)
El acusar a la madre porque sonríe o no muestra el abatimiento que supuestamente debería mostrar también se dio, por ejemplo, en el caso de Madeleine McCann. Parece ser un clásico, por lo visto.
Respecto a lo que comentas de la caligrafía, una cosa que me llama mucho la atención es que la caligrafía de los franceses que han ido a la escuela, han seguido estudios, es muy parecida entre sí (sin ser igual, por supuesto); mucho más, por ejemplo, que la caligrafía de los españoles. La caligrafía del corbeau de este caso parece corresponder a una persona sin mucho nivel de estudios.
Yo también pienso que el culpable es alguien de la familia cercana (probablemente Laroche, con la ayuda de la cuñada) y que el resto de la familia lo ha tapado. Seguramente pueda palparse el odio en esa familia.
Personalmente, leer sobre este caso me agobia un poco porque, MUY probablemente, se quedará sin resolver (otro caso que me agobia es el llamado "tuerie de Chevaline") y es, además, un caso tremendamente cruel.
Un grand bonjour à tous depuis la capitale de Noël (pas trop loin du lieu du crime) ;)
gracias, Pilar, voy a leer algo más porque tengo unas cuestiones que quiero preguntar.
Saludos a ti, bonita ciudad, allí estuve elño pasado viendo el mercado, cuando la subida del Rin.
 
Buff, Los Vosgos, una zona que se deprimió económicamente y la gente pasó de vivir medianamente bien a la miseria absoluta. Mucho trabajador de carbón, minas, acero en paro, esa zona cayó en destrucción total, al punto de que al no tener trabajo, el clima, que anochece pronto, tienen una curiosa costumbre que yo he conocido al menos: que duermen siestas diarias como los españoles, la gente allí hiberna directamente.


Yo el caso de este chiquitín no lo conocía, pero la zona la conozco a la perfección. Una pena, pobre crío de verdad, mientras leía se me venía a la cabeza Yeremi Vargas, nuestro Yeremi de Canarias del que nunca supimos más. En algún momento escuché en una entrevista a un policía o periodista (y recuerdo que había un agente de la policía al lado de la madre de Yeremi) que a la familia del nene le fue bien y progresó y les cogieron una envidia increíble y que de ahí pudo venir la tirria y rabia y lo que le pudo pasar al chiquillo. Me ha recordado exactamente tal cual, padres a los que les va bien en zona muy jodida económicamente. Parece que sea del entorno familiar, estilo Gabriel Cruz que se sube en un coche con alguien de confianza y el pobre niño no regresa más. La putada aquí, aparte de la tragedia del nene, es que el padre coja una escopeta y e cargue al primo porque así apuntó la policía y otra prima, y el hombre pudo haber pagado el marrón siendo inocente. Qué desgracia más grande la que se desencadenó aquí.

Pobre niño, me ha puesto los pelos de punta el caso. Pobres padres. En paz descanse.
 
Muy interesante. No conocía éste caso, pero ¿por qué iba la madre del nene querer matarlo? no me cuadra que teniendo éxito, dinero, un matrimonio con amor, y un niño sano y precioso, vaya a querer estropearlo todo por algún motivo que no comprendo. ¿Qué sospechas pueda haber sobre la madre? simplemente porque alguien dice haberla visto en correos? o porque la letra se parezca a la de los anónimos? Me parece muy extraño todo.
 
Para quien pueda interesar hoy a las 21 h. la televisión France 3 emite un reportaje sobre este caso. "La malédiction de la Vologne". Supongo que se podrá ver en replay en internet.
 
Madre mia que gente tan extremadamente mala. Parecen hijos del propio infierno.
Normal que el padre matara al primo. Lo que me extraña es que no se los cargara a todos, uno por uno.
Espero que por lo menos esa pareja haya hallado consuelo y alegría en los otros hijos que tuvieron. Al menos pudieron enterrar a su niño y tener la certeza de que estaba muerto. Hacerlo desaparecer todavía hubiese sido más cruel.
 
Para quien pueda interesar hoy a las 21 h. la televisión France 3 emite un reportaje sobre este caso. "La malédiction de la Vologne". Supongo que se podrá ver en replay en internet.
Ojala la suban a Youtube, es la única forma que tengo de ver programas franceses. Y sobre todo me interesan los de investigación criminal. Hay muchos casos sin resolver.
 
Si vas a la pagina web de France 3 igual puedes verlo. Yo a veces lo consigo desde España (ahora estoy en Francia).

Gracias Pilari, por la situación geográfica no lo puedo ver. Espero que alguien lo cuelgue en youtube.
Algo que todavía no se ha dicho aquí, es que ambas familias, la materna y la paterna que ya estaban antes enlazadas, tenían una historia de sufrimiento bastante larga: un su***dio, la muerte de un niño por malos tratos, infidelidades, cuentas por ajustar, y más cosa de las que ahora no me acuerdo.
 
Esta tarde he visto un programa de tv. Complement d'enquête Es de hace unas semanas y hacen un repaso al caso. Es muy interesante, sobre todo el repaso del caso con respecto a los jueces. Está en Youtube.
 

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