Caso Gregory: Francia detiene a 3 familiares. Crimen sin resolver de hace 30 años

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Los padres de Grégory Villemin, Christine y Jean-Marie, en noviembre de 1984. ERIC FEFERBERG (AFP) Reuters-Quality
Silvia Ayuso
París 16 JUN 2017 - 17:47 CEST
En octubre de 1984, la foto de un niño sonriente inundó los periódicos y las pantallas de televisión de toda Francia, para nunca abandonarlas del todo. El pequeño Grégory Villemin, de cuatro años, había sido hallado muerto, atado de pies y manos, al borde de un río en el departamento de Vosges, en el noreste del país. La pesadilla no acabó allí. A lo largo de los años, varios familiares, incluida la madre, fueron tratados como sospechosos. El padre de Grégory, Jean-Marie Villemin, cumplió una condena de cárcel por matar a su primo, uno de los primeros señalados por la policía. Pero el crimen, que conmocionó a todo el país, nunca fue resuelto. Ni cerrado. Ahora, la justicia ha vuelto a detener a varios familiares. Y el drama se abre de nuevo.

Cuando quedan pocos meses para que se cumplan 33 años del misterioso crimen, tres personas han sido puestas bajo detención preventiva. No son desconocidas. Se trata de los septuagenarios tíos del padre de Grégory, Marcel y Jacqueline Jacob, así como una de sus cuñadas. Según el diario local L’Est Républicain, los cargos por los que permanecen retenidos son “complicidad en asesinato, no denuncia de un crimen, la no asistencia a una persona en peligro y omisión voluntaria de impedir un crimen”. Su detención preventiva ha sido prolongada este jueves. En una localidad donde todos se conocen y todos recuerdan como si fuera ayer el drama del caso Grégory, ha supuesto “un verdadero seísmo”, apuntaba el rotativo.

La policía también interrogó el miércoles a la abuela de Grégory, Monique Villemin, aunque debido a su edad, no ha sido detenida.

El fiscal general de la corte de apelaciones de Dijon, Jean-Jacques Bosc, confirmó este jueves que lo que ha hecho reabrir el caso una vez más, 9 años después del último intento de resolver el crimen, han sido intensas investigaciones grafológicas de las cartas que el presunto asesino o asesinos enviaron a los padres y que ligaban el asesinato del pequeño a una presunta venganza contra los padres de este.

Aunque fue muy cauto, indicó que se sospecha que al menos algunos de los familiares interrogados -citó a la tía abuela y a la abuela de Grégory- podrían haber tenido algo que ver, como mínimo, con las cartas amenazantes. También adelantó la convicción de que la muerte de Grégory fue obra de varias personas, no de un solo asesino, y que antes del día del crimen un hombre "con bigote", acompañado a veces de una mujer, vigilaron la casa familiar del pequeño. "Creo que nos acercamos a la verdad", agregó. Los detenidos han invocado su derecho a permanecer en silencio, reveló Bosc.

La familia, siempre en el centro de las sospechas
Menos de un mes después de que se descubriera el cuerpo de Grégory, el primo de su padre, Bernard Laroche, era detenido y acusado del asesinato, en base al testimonio de su cuñada adolescente, que aseguraba que lo vio partir con el niño en su coche “y regresar solo” más tarde. Laroche fue puesto en libertad en febrero de 1985, después de que la joven se retractara de su testimonio. Pero Jean-Marie Villemin, convencido de que su primo era el asesino de su hijo, lo mató dos meses después con un fusil de caza.

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El padre de Grégory pasó cuatro años en la cárcel por ello. El drama de los Villemin no acabó allí. En julio de ese mismo año, la policía empezó a sospechar de la madre de Grégory, Christine, que sufrió entonces un calvario judicial que no acabó hasta que en 1993 fue declarada “totalmente libre de cargos”.

Después de tantas acusaciones intrafamiliares, basadas en pruebas de ADN y otros análisis nunca concluyentes, la detención de los tíos abuelos de Grégory, y de una de sus tías, confirma al menos que la policía no ha cambiado su línea investigativa, ya que desde un principio sospechó del entorno más próximo del pequeño. Una sospecha compartida por los padres de Grégory, según su abogada, Marie-Christine Chastant-Morant, que pese a todo ha llamado a la “prudencia”, tras tres décadas de una tragedia y un circo mediático en torno al crimen.

El diario Le Parisien afirma que los investigadores están convencidos de que la muerte del niño fue el resultado de un compló “para castigar a Christine y Jean-Marie Villemin, los padres de Grégory, por su éxito social”. Los ahora detenidos ya habían estado bajo sospecha, pero nunca se pudo probar su culpabilidad. De acuerdo con los reportes, el trabajo de dos analistas criminales, que han releído las 12.000 páginas del informe policial, ha vuelto a abrir la esperanza de que se resuelva un crimen que vuelve a obsesionar a los franceses.
 
Autor
Sara de Diego
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KilometroCero
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13.07.2017 – 13:30 H. - Actualizado: 13.07.2017 - 13:32H.
Hace 32 años Grégory Villemin apareció atado de pies y manos en el río Vologne, al noroeste de Francia. Acababa de cumplir cuatro años. Ahora, uno de los casos más mediáticos del país vuelve a primera línea. Lo hace solo un mes después de que el pasado junio nuevos indicios y detenciones volvieran a desenterrar un caso que lleva tres décadas sin resolverse. Y es que Jean-Michel Lambert, el primer juez encargado de la investigación, ha aparecido muerto en su domicilio con una bolsa en la cabeza atada con un pañuelo.

Para muchos fue uno de los responsables del desastre judicial de este caso, ya que bajo sus pesquisas cometió errores como encarcelar a un inocente que después fue asesinado a tiros por el padre del niño. Según las primeras investigaciones, todo apunta a que Lamberts se habría suicidado en su despacho. En la vivienda no se han hallado indicios de allanamiento ni de forcejo.

El caso de Grégory Villemin le llegó de rebote y muy joven. Tenía poco más de 30 años cuando el cadáver fue encontrado a varios kilómetros de su casa después de que sus padres, Jean-Marie y Christine, recibieran una llamada anónima el 16 de octubre de 1984 en que se les advertía de que su hijo había sido raptado y arrojado al río. Tras varias horas de búsqueda, el cadáver fue encontrado. Para Jean-Michel Lambert era su primer caso importante, siendo, además, el único juez de instrucción que había en la zona.

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Grégory Villemin.
Las investigaciones de Lambert se centraron en el primo del padre, Bernard Laroche, al que se culpó de asesinar al niño tras el testimonio de su hermana Muriel. Poco después, fue puesto en libertad por falta de pruebas pero el padre de Grégory Villemin juró venganza. Convencido de su culpabilidad, en marzo de 1985 cogió una escopeta de caza y le pegó un tiro cuando salía de trabajar. Fue condenado a cinco años de cárcel.

Las pesquisas continuaron y varios grafólogos analizaron durante meses la letra de las notas que la familia del niño recibía desde el día después de su asesinato. La compararon con la de varios familiares y encontraron una coincidencia. Los expertos identificaron a la madre de Grégory, Christine, como autora de los anónimos. Tras varios años de acusaciones, finalmente fue declarada no culpable en 1993, nueve años después del asesinato de su hijo, por "ausencia total de pruebas". Varios errores judiciales y policiales obligaron al Estado a indemnizar a los padres de Grégory con 35.000 euros. Tras cometer estos errores, regresó al anonimato de las salas de audiencia y se dedicó a la escritura.

Tres familiares detenidos en junio
El caso se cerró poco después, pero se reabrió en el año 2000. Se hicieron pruebas de ADN de los sellos de cada de las cartas que recibieron los padres del niño, pero ninguno de los resultados fueron concluyentes. De nuevo, el caso se cerró y volvió a abrirse en 2008 para analizar la cuerda con la que se le ató de pies y manos, pero tampoco las pruebas determinaron quién era el culpable.

Hasta la fecha se han tomado más de 400 muestras de ADN, se ha interrogado a un centenar de potenciales testigos y se han recibido casi 2.000 mensajes anónimos. Pero no fue hasta el pasado mes de junio cuando varios familiares fueron detenidos: el tío del padre de Grégory, su mujer, la cuñada de Jean-Marie Villemin. Los tres pasaron varios días en prisión preventiva. A ellos hay que sumar el largo interrogatorio al que fueron sometidos los abuelos de Grégory, Monique —cuyo estado de salud no le permite ser encarcelada— y Albert Villemin. Según fuentes policiales, las detenciones se realizaron por "complicidad en asesinato", no denunciar el crimen y negar la asistencia a una persona que está en peligro. Con estas acusaciones se cree que los tres participaron, de una manera o de otra, en el asesinato del pequeño.
 
He ido siguiendo en tema desde hace poco.
Hoy he leido que se ha suicidado el juez que llevó en caso cuando ocurrió, y parece que cometió errores graves en la investigación.
Es espeluznante la historia familiar de acusaciones, sospechosos, encierros de inocentes (madre incluida), el odio y la envidia porque el padre del niño tenía un buen puesto...el padre que mata al sospechoso al salir de la cárcel....
 
También lei que el matrimonio tuvo otros dos hijos que ya son adultos y tienen profesiones respetables, que se marcharon a vivir a Paris, lejos del lugar del suceso, un ambiente cerrado y pueblerino.
 
¡¡Pero este hilo está en MODAS !! debería cambiarse a sucesos, desaparecidos....
 
así es efectivamente. Quería poner un post en modas y me ha salido el de gregory aquí. Que lo muevan y ya está.
 
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