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Yo tampoco compro la versión oficial, no me trago que estos dos mindundis fueran criminales con mentes que ríete tú de Al Capone y Pablo Emilio Escobar.
De dos mindundis, nada. Antonio Anglés era un psicópata de manual, extremadamente violento, que en acciones delictivas anteriores (algunas de ellas junto con Ricart) ya había mostrado los patrones de conducta que después reprodujo en el asesinato de las niñas. El esquema de Ricart conductor de su Opel Corsa blanco y Anglés de copiloto que se gira y golpea violentamente al pasajero que va detrás para mantenerlo bajo control (que es lo que hizo con las niñas en cuanto ellas se pusieron a chillar al sobrepasar la altura de Coloor) ya lo había hecho al menos en otra ocasión con un tipo que le debía dinero del trapicheo. Tenían ensayada la jugada. Y el secuestro de Nuria Pera, su encadenamiento a una columna, su salvaje apaleamiento, violaciones y humillaciones fueron solo el prólogo de lo que culminó en noviembre de 1992. En parte siempre he pensado que el crimen de las niñas tiene su origen en la frustración de no haber podido terminar su "obra" con Nuria, a la que salvó la vida la propia familia Anglés (creo que Neusa o un hermano avisaron a la policía). En los pocos meses que pasó en la cárcel por lo de Nuria debió de fantasear que la caseta de La Romana reunía las condiciones ideales (con su columna y todo) para volver a hacerlo, pero esa vez dando rienda suelta a todo su sadismo sin control, sin preocuparse de que nadie le impidiera alcanzar las máximas cotas de placer. Y lo consiguió.
Lo que es triste es que la paranoia conspiranoica, repugnante y morbosa (como si los propios asesinatos en sí no lo fueran lo bastante), urdida por un par de sinvergüenzas para hacer dinero, sea el relato triunfal.
Lo único positivo es que está muerto. De estar vivo ya nos habríamos enterado, porque lo habría vuelto a hacer.