CASO ALCASSER

El papel del balcón. Un grafólogo dijo que había correspondencias en un 80%, pero al registrarse el piso de arriba estaba una maestra con gripe. Lo razonable es pensar que no tenía nada que ver, pero joder, que otro supuesto experto diga que es de ella tiene narices otra vez. No preguntaron por los pisos quién tiró el papel?
 
Yo siempre he pensado que el de Anabel estaba resuelto, quiero decir, que no hay tantos "puntos oscuros" como en Alcasser, pero hay quien opina lo contrario.

En ABC le dedicaron un artículo:

Las incógnitas del chapucero secuestro y asesinato de Anabel Segura, 25 años después​

Los captores llegaron a pedir por el rescate de la joven, a la que, según confesaron cuando fueron detenidos, capturaron con fines exclusivamente sexuales. Hoy nadie se cree esa versión.​

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Este jueves se cumplen 25 años del crimen de Anabel Segura, uno de los pocos secuestros extorsivos perpetrados en nuestro país y una actuación chapuza de unos delincuentes sin experiencia. Unos captores nada profesionales a los que les vino grande lo que habían hecho, hasta el punto de que su acción devino en tragedia. La estudiante madrileña, de 22 años, salió de su casa de La Moraleja el 12 de abril de 1993 para hacer «footing». Era un día festivo y la calle estaba desierta. De una furgoneta blanca salió un hombre que la abordó. Los gritos de Anabel alertaron a un jardinero del Colegio Escandinavo cercano, pero solo llegó a ver una furgoneta blanca que se alejaba.

El secuestro mantuvo en vilo a los españoles, confiados en que la joven, raptada cuando hacía deporte, seguía con vida. Pero sus captores la habían asesinado pocas horas después de su captura. Así, lo que se presumió como el secuestro más largo perpetrado por delincuentes comunes en España no duró nada más que unas horas. La misma noche del día en que fue secuestrada, Anabel murió. Días antes de abordarla, Emilio Muñoz había embaucado a Cándido Ortiz en su plan: secuestrar a la primera chica que vieran por la calle en La Moraleja y exigir un rescate antes de ponerla en libertad. Así pensaban resolver los problemas económicos que arrastraban.

Pero no planificaron su acción lo suficiente y enseguida acabaron con la vida de su rehén, porque no supieron qué hacer con ella y quisieron eliminar cualquier pista, como recuerdan a Efe investigadores especializados en este tipo de delitos. Anabel intentó escaparse dos veces durante las seis horas que estuvo secuestrada. Esa misma tarde, Emilio Muñoz la asesinó cobardemente y ayudado por Cándido arrojó su cuerpo a una fosa en una fábrica de cerámica abandonada en una carretera que conduce a Numancia de la Sagra (Toledo). De noche, Emilio cenaría en su casa de Pantoja con su familia y Cándido en Escalona como si nada hubiera pasado.

El secuestro movilizó a la sociedad española de una forma hasta entonces poco habitual. De norte a sur y de este a oeste, las plataformas ciudadanas se extendieron por todo el país para pedir la liberación de Anabel. Un lazo amarillo simbolizó el movimiento. La capacidad económica de la familia de la víctima ayudó sin duda a esa movilización social. 150 millones de pesetas fue la cantidad que los secuestradores llegaron a pedir por el rescate de la joven, a la que, según confesaron cuando fueron detenidos, capturaron con fines exclusivamente sexuales, pero, una vez que se percataron del poder económico de su familia, le dieron la vuelta al móvil y decidieron chantajear a los padres de Anabel.

Hoy nadie se cree esa versión. Los expertos no dudan en afirmar que, si el móvil hubiera sido sexual, cualquier barrio les hubiera valido. Pero la elección de La Moraleja, justo una de las zonas con residentes de mayor nivel adquisitivo de Madrid, no dejan lugar a dudas del interés económico de los autores. La familia acudió dos veces al punto de encuentro convenido con los secuestradores para pagar el rescate exigido, pero los delincuentes no aparecieron. ¿Por qué? Pues su inexperiencia les hizo temer que, si acudían, iban a ser arrestados.

Dos meses después de la desaparición de la joven, los secuestradores enviaron a la familia una cinta magnetofónica en la que podía oírse la voz de Anabel. La chica aseguraba encontrarse bien y clamaba por que la sacaran de allí. Después se demostró que no era ella. Nada más se supo, y la familia de la secuestrada recurrió a todo para encontrarla, desde la oferta de 15 millones de pesetas, que llegaron a cuadruplicar a quien diera una pista válida, hasta la contratación de empresas especializadas en resolver secuestros.

Ayuda alemana​

Pero fue la Policía Nacional, con ayuda de criminalistas alemanes, la que resolvió el caso después de conseguir centrar en la provincia de Toledo las voces de unos niños que se oían de fondo en la cinta en la que una voz exigía el pago del rescate. El acento y la palabra «bolo» que podía escucharse fueron determinantes.

Habían pasado dos años y cinco meses desde el secuestro. El 28 de septiembre de 1995 la Policía detuvo en la localidad toledana de Escalona a Felisa García; en Pantoja a su marido y en Madrid al otro sospechoso. Ante los agentes, los tres se derrumbaron y confesaron su crimen, así como el lugar donde habían escondido el cadáver: una fábrica de ladrillos abandonada en Numancia de la Sagra, también en Toledo. Fueron condenados por la Audiencia Provincial de Toledo y después por el Tribunal Supremo, que les elevó las penas a 43 años y seis meses de cárcel a los dos hombres -uno de ellos (Emilio Muñoz) en libertad por la derogación de la doctrina Parot y el otro, fallecido mientras cumplía condena (Cándido Ortiz)- y a dos años y cuatro meses a la mujer.
 
Yo siempre he pensado que el de Anabel estaba resuelto, quiero decir, que no hay tantos "puntos oscuros" como en Alcasser, pero hay quien opina lo contrario.

En ABC le dedicaron un artículo:

Las incógnitas del chapucero secuestro y asesinato de Anabel Segura, 25 años después​

Los captores llegaron a pedir por el rescate de la joven, a la que, según confesaron cuando fueron detenidos, capturaron con fines exclusivamente sexuales. Hoy nadie se cree esa versión.​

Ver el archivo adjunto 1811104


Este jueves se cumplen 25 años del crimen de Anabel Segura, uno de los pocos secuestros extorsivos perpetrados en nuestro país y una actuación chapuza de unos delincuentes sin experiencia. Unos captores nada profesionales a los que les vino grande lo que habían hecho, hasta el punto de que su acción devino en tragedia. La estudiante madrileña, de 22 años, salió de su casa de La Moraleja el 12 de abril de 1993 para hacer «footing». Era un día festivo y la calle estaba desierta. De una furgoneta blanca salió un hombre que la abordó. Los gritos de Anabel alertaron a un jardinero del Colegio Escandinavo cercano, pero solo llegó a ver una furgoneta blanca que se alejaba.

El secuestro mantuvo en vilo a los españoles, confiados en que la joven, raptada cuando hacía deporte, seguía con vida. Pero sus captores la habían asesinado pocas horas después de su captura. Así, lo que se presumió como el secuestro más largo perpetrado por delincuentes comunes en España no duró nada más que unas horas. La misma noche del día en que fue secuestrada, Anabel murió. Días antes de abordarla, Emilio Muñoz había embaucado a Cándido Ortiz en su plan: secuestrar a la primera chica que vieran por la calle en La Moraleja y exigir un rescate antes de ponerla en libertad. Así pensaban resolver los problemas económicos que arrastraban.

Pero no planificaron su acción lo suficiente y enseguida acabaron con la vida de su rehén, porque no supieron qué hacer con ella y quisieron eliminar cualquier pista, como recuerdan a Efe investigadores especializados en este tipo de delitos. Anabel intentó escaparse dos veces durante las seis horas que estuvo secuestrada. Esa misma tarde, Emilio Muñoz la asesinó cobardemente y ayudado por Cándido arrojó su cuerpo a una fosa en una fábrica de cerámica abandonada en una carretera que conduce a Numancia de la Sagra (Toledo). De noche, Emilio cenaría en su casa de Pantoja con su familia y Cándido en Escalona como si nada hubiera pasado.

El secuestro movilizó a la sociedad española de una forma hasta entonces poco habitual. De norte a sur y de este a oeste, las plataformas ciudadanas se extendieron por todo el país para pedir la liberación de Anabel. Un lazo amarillo simbolizó el movimiento. La capacidad económica de la familia de la víctima ayudó sin duda a esa movilización social. 150 millones de pesetas fue la cantidad que los secuestradores llegaron a pedir por el rescate de la joven, a la que, según confesaron cuando fueron detenidos, capturaron con fines exclusivamente sexuales, pero, una vez que se percataron del poder económico de su familia, le dieron la vuelta al móvil y decidieron chantajear a los padres de Anabel.

Hoy nadie se cree esa versión. Los expertos no dudan en afirmar que, si el móvil hubiera sido sexual, cualquier barrio les hubiera valido. Pero la elección de La Moraleja, justo una de las zonas con residentes de mayor nivel adquisitivo de Madrid, no dejan lugar a dudas del interés económico de los autores. La familia acudió dos veces al punto de encuentro convenido con los secuestradores para pagar el rescate exigido, pero los delincuentes no aparecieron. ¿Por qué? Pues su inexperiencia les hizo temer que, si acudían, iban a ser arrestados.

Dos meses después de la desaparición de la joven, los secuestradores enviaron a la familia una cinta magnetofónica en la que podía oírse la voz de Anabel. La chica aseguraba encontrarse bien y clamaba por que la sacaran de allí. Después se demostró que no era ella. Nada más se supo, y la familia de la secuestrada recurrió a todo para encontrarla, desde la oferta de 15 millones de pesetas, que llegaron a cuadruplicar a quien diera una pista válida, hasta la contratación de empresas especializadas en resolver secuestros.

Ayuda alemana​

Pero fue la Policía Nacional, con ayuda de criminalistas alemanes, la que resolvió el caso después de conseguir centrar en la provincia de Toledo las voces de unos niños que se oían de fondo en la cinta en la que una voz exigía el pago del rescate. El acento y la palabra «bolo» que podía escucharse fueron determinantes.

Habían pasado dos años y cinco meses desde el secuestro. El 28 de septiembre de 1995 la Policía detuvo en la localidad toledana de Escalona a Felisa García; en Pantoja a su marido y en Madrid al otro sospechoso. Ante los agentes, los tres se derrumbaron y confesaron su crimen, así como el lugar donde habían escondido el cadáver: una fábrica de ladrillos abandonada en Numancia de la Sagra, también en Toledo. Fueron condenados por la Audiencia Provincial de Toledo y después por el Tribunal Supremo, que les elevó las penas a 43 años y seis meses de cárcel a los dos hombres -uno de ellos (Emilio Muñoz) en libertad por la derogación de la doctrina Parot y el otro, fallecido mientras cumplía condena (Cándido Ortiz)- y a dos años y cuatro meses a la mujer.
Lo de Anabel si queda claro, en todos los casos pueden quedar detalles irrelevantes que solo conocen los asesinos o testigos, pero resuelto wyedó y todo gracias a pedir la colaboración de investigadores extranjeros. El móvil realmente solo lo pueden saber ellos, pero lo importante es que les cogieron
 
Hay confusión también respecto a lo que declara el jardinero (que fue despedido al poco tiempo ¿?)

Diario La Vanguardia. 16.04.1993, Pág. 23:

"Ese día tres desconocidos la obligaron a introducirse en una furgoneta y se la llevaron por la fuerza..." "Apenas llevaba unos 800 metros, fuera ya de la zona bajo vigilancia privada, cuando la abordaron dos hombres a cara descubierta y la obligaron a introducirse en un furgoneta blanca, a cuyo volante se hallaba un tercer delincuente..."

Diario El País. 10.04.94. Pág. 20:

"Cuando la muchacha corría de regreso hacia su domicilio fue asaltada, frente al Colegio Escandinavo, por varios individuos, que la introdujeron en una furgoneta de color blanco."

Diario Cambio 16, 25.04.1994. "Anabel, ¡Ven!):

"Se había distanciado más de un kilómetro de su casa, enfilaba una calle con arboleda cuando dos individuos la atraparon y la introdujeron en una furgoneta blanca."

Revista Interviú, 22.05.95. Pág. 91:

"El único testimonio, el de un jardinero que trabajaba para el Colegio Escandinavo, frente a la cual fue secuestrada la joven, ha dejado para la posteridad la imagen de una furgoneta blanca, un "cuatro latas", con dos personas introduciendo en ella a Anabel."

Diario Ya, viernes 29.09.95:

"... dos individuos a cara descubierta la obligaron a introducirse en una furgoneta Renault Express de color blanco -en la que esperaba una tercera persona al volante-, que huyó apresuradamente hacia la N-I (Madrid-Burgos)."
 
Yo siempre he pensado que el de Anabel estaba resuelto, quiero decir, que no hay tantos "puntos oscuros" como en Alcasser, pero hay quien opina lo contrario.

En ABC le dedicaron un artículo:

Las incógnitas del chapucero secuestro y asesinato de Anabel Segura, 25 años después​

Los captores llegaron a pedir por el rescate de la joven, a la que, según confesaron cuando fueron detenidos, capturaron con fines exclusivamente sexuales. Hoy nadie se cree esa versión.​

Ver el archivo adjunto 1811104


Este jueves se cumplen 25 años del crimen de Anabel Segura, uno de los pocos secuestros extorsivos perpetrados en nuestro país y una actuación chapuza de unos delincuentes sin experiencia. Unos captores nada profesionales a los que les vino grande lo que habían hecho, hasta el punto de que su acción devino en tragedia. La estudiante madrileña, de 22 años, salió de su casa de La Moraleja el 12 de abril de 1993 para hacer «footing». Era un día festivo y la calle estaba desierta. De una furgoneta blanca salió un hombre que la abordó. Los gritos de Anabel alertaron a un jardinero del Colegio Escandinavo cercano, pero solo llegó a ver una furgoneta blanca que se alejaba.

El secuestro mantuvo en vilo a los españoles, confiados en que la joven, raptada cuando hacía deporte, seguía con vida. Pero sus captores la habían asesinado pocas horas después de su captura. Así, lo que se presumió como el secuestro más largo perpetrado por delincuentes comunes en España no duró nada más que unas horas. La misma noche del día en que fue secuestrada, Anabel murió. Días antes de abordarla, Emilio Muñoz había embaucado a Cándido Ortiz en su plan: secuestrar a la primera chica que vieran por la calle en La Moraleja y exigir un rescate antes de ponerla en libertad. Así pensaban resolver los problemas económicos que arrastraban.

Pero no planificaron su acción lo suficiente y enseguida acabaron con la vida de su rehén, porque no supieron qué hacer con ella y quisieron eliminar cualquier pista, como recuerdan a Efe investigadores especializados en este tipo de delitos. Anabel intentó escaparse dos veces durante las seis horas que estuvo secuestrada. Esa misma tarde, Emilio Muñoz la asesinó cobardemente y ayudado por Cándido arrojó su cuerpo a una fosa en una fábrica de cerámica abandonada en una carretera que conduce a Numancia de la Sagra (Toledo). De noche, Emilio cenaría en su casa de Pantoja con su familia y Cándido en Escalona como si nada hubiera pasado.

El secuestro movilizó a la sociedad española de una forma hasta entonces poco habitual. De norte a sur y de este a oeste, las plataformas ciudadanas se extendieron por todo el país para pedir la liberación de Anabel. Un lazo amarillo simbolizó el movimiento. La capacidad económica de la familia de la víctima ayudó sin duda a esa movilización social. 150 millones de pesetas fue la cantidad que los secuestradores llegaron a pedir por el rescate de la joven, a la que, según confesaron cuando fueron detenidos, capturaron con fines exclusivamente sexuales, pero, una vez que se percataron del poder económico de su familia, le dieron la vuelta al móvil y decidieron chantajear a los padres de Anabel.

Hoy nadie se cree esa versión. Los expertos no dudan en afirmar que, si el móvil hubiera sido sexual, cualquier barrio les hubiera valido. Pero la elección de La Moraleja, justo una de las zonas con residentes de mayor nivel adquisitivo de Madrid, no dejan lugar a dudas del interés económico de los autores. La familia acudió dos veces al punto de encuentro convenido con los secuestradores para pagar el rescate exigido, pero los delincuentes no aparecieron. ¿Por qué? Pues su inexperiencia les hizo temer que, si acudían, iban a ser arrestados.

Dos meses después de la desaparición de la joven, los secuestradores enviaron a la familia una cinta magnetofónica en la que podía oírse la voz de Anabel. La chica aseguraba encontrarse bien y clamaba por que la sacaran de allí. Después se demostró que no era ella. Nada más se supo, y la familia de la secuestrada recurrió a todo para encontrarla, desde la oferta de 15 millones de pesetas, que llegaron a cuadruplicar a quien diera una pista válida, hasta la contratación de empresas especializadas en resolver secuestros.

Ayuda alemana​

Pero fue la Policía Nacional, con ayuda de criminalistas alemanes, la que resolvió el caso después de conseguir centrar en la provincia de Toledo las voces de unos niños que se oían de fondo en la cinta en la que una voz exigía el pago del rescate. El acento y la palabra «bolo» que podía escucharse fueron determinantes.

Habían pasado dos años y cinco meses desde el secuestro. El 28 de septiembre de 1995 la Policía detuvo en la localidad toledana de Escalona a Felisa García; en Pantoja a su marido y en Madrid al otro sospechoso. Ante los agentes, los tres se derrumbaron y confesaron su crimen, así como el lugar donde habían escondido el cadáver: una fábrica de ladrillos abandonada en Numancia de la Sagra, también en Toledo. Fueron condenados por la Audiencia Provincial de Toledo y después por el Tribunal Supremo, que les elevó las penas a 43 años y seis meses de cárcel a los dos hombres -uno de ellos (Emilio Muñoz) en libertad por la derogación de la doctrina Parot y el otro, fallecido mientras cumplía condena (Cándido Ortiz)- y a dos años y cuatro meses a la mujer.
Sobre Anabel yo creo que no hay más de lo que se supo.
Puede que la hicieran escribir la nota antes de asesinarla. Desecharon la idea de utilizar la nota Y acabo donde acabo por error.
 
Acababan de secuestrarla. Eran las tres menos cuarto de la tarde. Y ya nadie volvería a verla jamás.

De esa zona, ya al final de La Moraleja, parten multitud de caminos, lo que dificultaba establecer qué dirección habían tomado los secuestradores en su huída. Aunque todo hacía pensar que habían optado por unos caminos de tierra que desembocaban cerca de la iglesia de Los Dominicos primero y, más adelante, en la Nacional I. Una ruta discreta y solitaria, por si a la víctima se le hubiera ocurrido gritar.

El único testigo del suceso fue Antonio Blázquez Yuste, un jardinero de sesenta y un años de edad que trabajaba como jardinero en el Colegio Escandinavo (Camino Ancho 14), frente al cual fue secuestrada Anabel. Al escuchar su grito de auxilio, Antonio salió a la calle y vio fugazmente a los secuestradores. Eran dos hombres jóvenes, que viajaban en una furgoneta blanca Seat o Renault. Uno agazapado, el que iba en el lado derecho, y otro, que era el que estaba al volante, era moreno, con el pelo corto y unos treinta años.

En donde estaba estacionado el vehículo había un jersey verde con dibujos, en cuyo interior había una camiseta blanca, una cinta de audio y el reproductor de música de Anabel, el walkman que siempre llevaba cuando salía a correr.

El testigo creía recordar que la furgoneta no tenía cristales laterales y que ese fue el motivo por el que no vio a nadie en la parte trasera.

Antonio subió en su Ford Fiesta. Pretendía seguir a la furgoneta y avisar a la Guardia Civil. En el trayecto se encontró con un vigilante jurado que llevaba un pastor alemán. Se lo contó todo, y el vigilante avisó a la policía.

Se llegó a someter a hipnosis al jardinero, intentando que recordara la matrícula de la furgoneta, sin resultado.
 
Dos días antes, el sábado 10 de abril, se había producido otro intento de secuestro en la Urbanización. Una mujer, Blanca Díaz Berrio, había sido abordada en Camino Ancho por dos individuos que ocupaban un vehículo. Después de hacerle varias preguntas intentaron agarrarla, aunque consiguió huir y refugiarse en su domicilio.

¿Qué estaba pasando en La Moraleja?

A partir de la descripción realizada de uno de los dos individuos por dicha mujer, la Policía elaboró un retrato robot, que, por algún motivo, no se hizo público hasta el 20 de enero de 1994.

Un vigilante de una obra cercana había observado una furgoneta que se adentraba por un camino de tierra en dirección a Barajas. Se pudo comprobar que existían huellas de rodadura de un vehículo que conducían hacia un cerro, a unos dos kilómetros de distancia, en donde desaparecían.

No existiendo ningún factor determinante, los dos primeros móviles que se consideraron fueron la exigencia de un rescate y el sexual
 
Off topic.
Pero hoy me acordé de un caso del 2008 ( creo que era) que aún está en el limbo.
Y aunq creo que no tuvieron ayuda policial. A veces hasta lo dudo si por tapar la mierda de unos no pudieron llegar a más en el caso.

 
Cosas extrañas como que según la V.O. la secuestraron un churrero y su cuñado en una furgoneta y el único testigo, un jardinero del Colegio Alemán, dijo que vio cómo se bajaban dos hombres y la metían en la furgoneta mientras había otro más al volante. El testigo fue despedido al mes siguiente.

Lo de la grabación, aunque mucha gente lo descarta, a mi al menos siempre me ha llamado la atención que una tía de mediana edad sea capaz de imitar la voz de una chica de 22 años a la que nunca ha escuchado y los padres la confundan con ella e incluso un supuesto experto alemán diga que parece auténtica según el tono.
 
Hay confusión también respecto a lo que declara el jardinero (que fue despedido al poco tiempo ¿?)

Diario La Vanguardia. 16.04.1993, Pág. 23:

"Ese día tres desconocidos la obligaron a introducirse en una furgoneta y se la llevaron por la fuerza..." "Apenas llevaba unos 800 metros, fuera ya de la zona bajo vigilancia privada, cuando la abordaron dos hombres a cara descubierta y la obligaron a introducirse en un furgoneta blanca, a cuyo volante se hallaba un tercer delincuente..."

Diario El País. 10.04.94. Pág. 20:

"Cuando la muchacha corría de regreso hacia su domicilio fue asaltada, frente al Colegio Escandinavo, por varios individuos, que la introdujeron en una furgoneta de color blanco."

Diario Cambio 16, 25.04.1994. "Anabel, ¡Ven!):

"Se había distanciado más de un kilómetro de su casa, enfilaba una calle con arboleda cuando dos individuos la atraparon y la introdujeron en una furgoneta blanca."

Revista Interviú, 22.05.95. Pág. 91:

"El único testimonio, el de un jardinero que trabajaba para el Colegio Escandinavo, frente a la cual fue secuestrada la joven, ha dejado para la posteridad la imagen de una furgoneta blanca, un "cuatro latas", con dos personas introduciendo en ella a Anabel."

Diario Ya, viernes 29.09.95:

"... dos individuos a cara descubierta la obligaron a introducirse en una furgoneta Renault Express de color blanco -en la que esperaba una tercera persona al volante-, que huyó apresuradamente hacia la N-I (Madrid-Burgos)."
No hay cosa más siniestra que una furgoneta blanca.., ya parece una leyenda urbana o bulo popular el hecho de utilizar o hablarse de furgonetas blancas, no se porqué siempre blancas y no de otro color, en los crímenes ..
Yo me reía de eso pero es cierto que se usan, a mi hija, en la playa, la intentaron coger desde una furgoneta blanca cuando tenia 7 años estando a unos 50 metros de distancia mía .., lo vi venir, corrí , que me hubieran dado el oro en las olimpiadas, y pude evitarlo.., a una amiga le robaron su perro unos en una furgoneta blanca .., me dan muy mal rollo
 
Dos días antes, el sábado 10 de abril, se había producido otro intento de secuestro en la Urbanización. Una mujer, Blanca Díaz Berrio, había sido abordada en Camino Ancho por dos individuos que ocupaban un vehículo. Después de hacerle varias preguntas intentaron agarrarla, aunque consiguió huir y refugiarse en su domicilio.

¿Qué estaba pasando en La Moraleja?

A partir de la descripción realizada de uno de los dos individuos por dicha mujer, la Policía elaboró un retrato robot, que, por algún motivo, no se hizo público hasta el 20 de enero de 1994.

Un vigilante de una obra cercana había observado una furgoneta que se adentraba por un camino de tierra en dirección a Barajas. Se pudo comprobar que existían huellas de rodadura de un vehículo que conducían hacia un cerro, a unos dos kilómetros de distancia, en donde desaparecían.

No existiendo ningún factor determinante, los dos primeros móviles que se consideraron fueron la exigencia de un rescate y el sexual
En barrios con dinero es donde hay más asaltos a casas y secuestros, por el botín o por ajustes de cuentas..,
 
Off topic.
Pero hoy me acordé de un caso del 2008 ( creo que era) que aún está en el limbo.
Y aunq creo que no tuvieron ayuda policial. A veces hasta lo dudo si por tapar la mierda de unos no pudieron llegar a más en el caso.

No tiene nada que ver, pero me he acordado que eres Animalera como yo.., por eso te lo voy a contar, a mi amiga le robaron una pera cachorra con chip, le ayudé a buscarla .., no lo curramos en todas las redes y nada, cinco años despues la llamaron desde una perrera de otra provincia porque habían encontrado a una perra abandonada y en mal estado y llevaba chip a su nombre.., y por supuesto la recogió y se la llevo a su casa ..
 

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