Recuerdo aquella entrevista asquerosa de Nieves Herrero a Esther, apenas una niña de catorce años.
Esther maduró de golpe, por miedo puro, igual que la madre de Desi se resignó por proteger a su otra hija.
Era una encerrona de entrevista y daba a entender costumbres feas de las tres niñas, seguramente falsas, pero la periodista insistió en las ideas de la discoteca y el autostop, en que las niñas tenían secretos y una doble vida, como si fueran Laura Palmer
de Twin Peaks.
No se respetaron los derechos de la infancia en la entrevista de Nieves Herrero. Lo son hasta los dieciocho años de edad.
Qué casualidad que la entrevista cuadrara con la futura versión oficial, dos meses después, tras aparecer los cuerpos.
Tampoco me creo una cita secreta, aunque las niñas no tenían por qué contárselo todo a sus padres.
La respuesta más sencilla suele ser la real.
@azafrán estoy muy de acuerdo en muchas de las cosas que dices, pero creo que en lo del autostop tenían razón. Esas niñas lo harían habitualmente, como lo hacíamos la mayoría de época que vivíamos en zonas con poco transporte público. Yo soy un poco menor que serían ellas, pero te puedo decir que lo hice un montón de veces, con gente de lo más extraña. Yo tuve suerte y ellas no. Mis padres me lo tenían prohibidísimo y siempre me daban dinero de sobra para que no me faltara para el transporte, pero vivíamos en una zona aislada y muchas de mis amigas no tenían esas circunstancias económicas. Como eres adolescente el grupo te puede y lo haces porque lo hacen ellas.