Carmen Franco: "No tengo miedo a nada, ni tan siquiera a la muerte.

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Carmen Franco Polo ha sido siempre mujer de vida discreta y pocas palabras cara al público. En noviembre de 2015, al cumplirse 40 años de la muerte de su padre, rompió su silencio habitual y en una entrevista a La Otra Crónica descubrimos a un personaje que deseaba ajustar cuentas con la imagen que la gente tenía de ella. Y esa parece ser su intención en las 40 horas que ha pasado hablando con Nieves Herreroreflejadas en la novela histórica Carmen. El testimonio novelado de la hija de Franco. Una mujer testigo de la historia, editada por La Esfera de los Libros.

La periodista le da forma novelada a sus conversaciones con Carmen Franco, pero todo lo que cuenta este libro corresponde rigurosamente al testimonio directo de su protagonista, que al inicio de cada capítulo habla en primera persona.

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Carmen, posando en Machu Picchu. ARCHIVO REVISTA 'SEMANA'
Carmen Franco no ha quitado ni una coma del libro ni eludió pregunta alguna en cada conversación de dos horas y media con Nieves Herrero, a la que citaba a las 12 de la mañana en el salón de su casa de Madrid.

Hemos querido conocer su opinión sobre la novela de su propia historia. Y al otro lado del teléfono, su voz suena amable y ronca. Un resfriado propio de esta época.

"Bueno sí, ahora es catarro, pero lo que tengo es un cáncer terminal. Todo ha sido este verano, he estado 15 días de médicos y dicen que debe ser de hace tiempo, pero bueno, lo he asumido y no pasa nada.No tengo tratamiento, no hace falta, pero bien, muchas gracias por su interés".

La entereza y serenidad de sus palabras alejan cualquier tentación de dramatismo. Carmen Franco sabe mucho de infortunios y siempre ha salido airosa y entera de las adversidades vividas a lo largo de sus 91 años.

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Carmen Franco y Niebves Herrero. LUIS MALIBRÁN
En un párrafo del final del libro dice: "Aquí estoy, dispuesta a recibir aquello que venga, sin lágrimas, no tengo miedo a nada ni tan siquiera a la muerte, la he visto de cerca muchas veces y la conozco perfectamente. No le tengo miedo, no me pillará quieta, reivindico mi nombre porque no quiero ser juzgada por la vida de los demás ni la de mis padres ni la de mi marido ni la de mis hijos. Soy Carmen, nada más. Una mujer que ha sido testigo de casi un siglo de historia. No sé cuánto tiempo voy a vivir más, tampoco me importa. Hasta donde llegue he llegado...".

Sus hijos saben de su estado
Hablamos con su hijo Francis Franco del libro y nos sugiere que leamos un fragmento del epílogo: "Abuela, (le pregunta uno de sus nietos), ¿cómo te gustaría que te recordaran?". Y ella contesta: "Como una madre normal, aunque nunca he sido de dar muchos besos y esas cosas. Normal. Como decía de pequeña, soy muy corrientita. Recordadme como queráis".

Sus hijos conocen el estado de su madre, pero han preferido dejarlo en familia y que sea ella misma quien hable de su salud, como ha hecho ya con algunas de sus amigas.


Este verano, Carmen volvió exhausta de uno de sus viajes con una de sus mejores amigas, María Dolores Bermúdez de Castro. Cosa rara, porque hasta este mismo año no ha dejado de viajar por todo el mundo con una energía envidiable. Desde un crucero por el Caribe, que la llevó a la Cuba comunista de los Castro con la que Franco mantuvo una buena relación, a travesías en barco por los ríos europeos y partidas de caza, una de sus aficiones desde niña. Pero a los 91 años cualquier cansancio está justificado aunque ahora sabe que se trata de algo más.

Cuando le decimos a sus hijos que su madre habla de algo más que de un catarro, respetan su sinceridad: "Está pachucha, pero la cabeza la tiene perfecta, ahora, si ella te lo dice... Pero nosotros no somos nadie para hacer comentarios sobre su salud".

Lo cierto es que algunos episodios que le han ocurrido últimamente a Carmen Franco le han afectado bastante y pueden haber influido en su salud. Desde la petición de seis años de prisión para su hijo Francis a la persistencia de los partidos gallegos de izquierda en expropiar el Pazo de Meirás a la familia Franco. Una campaña que se ha hecho más insistente desde que los grupos afines a Podemos han entrado en los ayuntamientos gallegos.

persona non grata, Carmen decidió no volver nunca más a poner sus pies en Meirás", cuenta Nieves Herrero. "Eso ha sido durísimo para ella".

En una ocasión, hablando este diario con la hija de Franco sobre el conflicto del pazo, le comentamos que el Gobierno socialista de Felipe González, o incluso el PCE de Santiago Carrillo, no removieron el tema y disfrutó durante años de bastante tranquilidad y hasta cierto respeto. "Es que aquellos eran políticos de otra clase", comentó con cierta amargura.

Por el contrario, según cuenta Nieves Herrero en la novela, Carmen siente un gran resentimiento hacia Adolfo Suárez y su primer Gobierno. No sólo por la sorpresa y el disgusto que produjo en la familia la legalización del Partido Comunista, una de las obsesiones del general Franco.

Carmen considera también que en el incendio del hotel Corona de Aragón en 1979, donde perdieron la vida 83 personas, los Franco no recibieron la ayuda ni la protección adecuadas. Toda la familia había acudido a Zaragoza para la graduación de José Cristóbal Martínez-Bordiú en la Academia Militar y salvaron su vida de milagro. Carmen le cuenta a Nieves Herrero que uno de los escoltas de doña Carmen Polo tuvo que ponerle una pistola en la sien a un bombero para que colocara una escalera en el balcón por la que evacuar a su madre.

Después de aquel incendio vino el que incomprensiblemente devastó el pazo de Meirás y la detención de Carmen en el aeropuerto de Barajas, llevando a Suiza unas medallas de su padre para hacerse un reloj con ellas. Se había desatado una especie de caza de brujas contra los Franco mientras gobernaba la UCD.


El incendio de Zaragoza apuntaba a un atentado de ETA y su objetivo era sin duda, los Franco. Carmen, hija del caudillo de España durante 40 años, pasaba a ser la hija del dictador en la diana del terrorismo y una ciudadana cualquiera. La historia de esta caída de los dioses es uno de los mensajes que Nieves Herrero trasmite en su biografía novelada.

El episodio de las medallas obligó a Carmen Franco a dar explicaciones a la prensa por primera vez en su vida a su regreso de Suiza. Ella, que había sido una niña sin casitas de muñecas, sin amigas del colegio que nunca tuvo, que aprendió a montar a caballo, a jugar a piratas y a cazar con sus únicos compañeros de juego, los militares que rodeaban a su padre. Ella, que estuvo sobreprotegida por su madre, quien cortaba cualquier posible relación sentimental y nunca le permitió ir a un colegio y vivir como las chicas de su edad, tuvo que hacer frente al bombardeo de unos periodistas sin censura que la juzgaban sin miramientos.

Carmen explicó que se trataba de medallas de escaso valor material, como demostró el comunicado que envió el relojero suizo que iba a hacer el encargo. Ella tenía un pasaporte diplomático que le hubiera permitido pasar la aduana sin enseñar su bolso, pero prefirió ir por el acceso normal con las amigas que la acompañaban porque pensaba que no cometía ningún delito. Y fue entonces cuando los primeros arcos de detección de metales instalados en el aeropuerto pitaron por las medallas y el episodio se convirtió en el escándalo del momento.

Pero aquello fue el aviso de que las cosas ya no volverían a ser como antes. Nieves Herrero asegura que ha sabido afrontar todas las circunstancias negativas porque es una mujer mucho más fuerte de lo que ella misma se considera. "Carmen ha sido educada en la disciplina, en el silencio, en contener sus sentimientos. No ha derramado una lágrima en su vida, excepto cuando murió su nieto mayor, Fran, el hijo de Carmencita y Alfonso de Borbón. Estaba en Costa Rica cuando ocurrió el accidente y en el avión que la traía en España no paró de llorar ni un momento. Las azafatas estaban impresionadas y no sabían cómo ayudarla. Es mujer fuerte y decisiones firmes. Cuando su padre salió de El Pardo para morir en el hospital, ella se puso una bata blanca y empezó a hacer paquetes con las cosas que se llevarían. Y el día que doña Carmen Polo abandonó la residencia familiar para siempre, ella decidió no pisar nunca más el palacio. Un día le propuse que fuéramos juntas y dijo que no. Jamás volvió".

Las controversias familiares
La novela de Nieves Herrero desvela episodios tan interesantes como inéditos de la infancia y la vida personal de Carmen Franco. Como esa niña que adoraba a su padre, aunque no le reconoció cuando tres meses después de estallar la guerra, regresó de Francia a donde había huido con su madre. Franco se había quitado el bigote por si le detenían para hacerse pasar por su primo Salgado Araújo. Estaba gordo, mandaba mucho y ya no le cantaba zarzuelas a su hija. La niña le hizo preguntas para comprobar que era el padre de siempre y no el doble del que se murmuraba en la calle.

Carmen Franco habla por primera vez del impacto que supuso en la familia el escándalo de los amores de Sonsoles de Icaza y Serrano Suñer, casado con una hermana de doña Carmen, novelado también por la periodista en su libro Lo que escondían sus ojos.

Y del primer amor de la joven Carmen con Ninín Suanzes, el guardiamarina Saturnino Suanzes de la Hidalga, una relación que doña Carmen cortó en seco. "Carmen nunca tuvo libertad, ni de movimientos ni para decidir. Su matrimonio con Cristóbal Martínez-Bordiú le permitió disfrutar de cierta libertad o de viajar por primera vez en su vida", cuenta Nieves Herrero.

Una falta de libertad que pesó en su actitud de respeto hacia los fracasos matrimoniales de sus hijos o la agitada vida sentimental de Carmen, la mayor."Siempre ha practicado con ellos el vive y deja vivir y nunca ha interferido en sus decisiones, todo lo contrario de lo que hicieron con ella", explica Nieves.

Carmen Franco ha querido hacer de este libro el testamento literario de un personaje del que se hablado mucho y al que se conoce poco. Una mujer coherente con sus ideas, con el respeto a su padre, "que a su manera sólo quiso el bien de España", elegante con el adversario.

"He llegado hasta aquí, dice, al final de una larga vida. Decían mis amigas que lo mejor que nos puede pasar a las mujeres es ser viuda. Yo no digo tanto...".
 
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Carmen Franco posa en su casa Luis Malibrán

Carmen Franco: "No tengo miedo a nada, ni tan siquiera a la muerte"

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Lea aquí el primer capítulo del libro 'Carmen' de Nieves Herrero

"Desconozco el tiempo que me queda por vivir, pero puedo asegurar que me da igual lo que hayan dicho o lo que vayan a decir sobre mí. Nunca he pretendido ser el foco de atención y voy a seguir así hasta el final". Habla Carmen Franco Polo desde el salón de su casa en Hermanos Bécquer, en Madrid. Ha preferido que mi imaginación no supla la verdad, su verdad, y me ha abierto las puertas de su casa y de su pasado. Es la primera vez que desvela sus recuerdos cotidianos, al margen de la política y de la figura de su padre, Francisco Franco.

Le hablo sobre la dictadura a Carmen y no parpadea, contesta sin ambages. Vivió siempre entre adultos, jamás asistió al colegio ni a la universidad. Su vida se forjó entre las paredes de los distintos cuarteles y palacios en los que vivió. La educación francesa se debió a sus dos institutrices. Salió del palacio de El Pardo para casarse con un aristócrata, el marqués de Villaverde, con quien tuvo siete hijos. Aunque ha sido muy explícita, en las distintas conversaciones que hemos mantenido, sobre el que fue su marido y sobre lo que piensa de sus hijos y de sus matrimonios, practica eso de "vive y deja vivir".

No fue realmente libre hasta que se quedó viuda de Cristóbal Martínez-Bordiú. Primero se sometió a la voluntad de sus padres, después a la de su marido. Hoy se siente libre y hace lo que quiere sin dar explicaciones a nadie. Ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos y ha pasado, sin solución de continuidad, de ser la hija del Generalísimo a ser la hija del dictador.

Fue guardiana del testamento y de la última voluntad de Franco. La vida le ha permitido convivir con personalidades de la talla de John Fitzgerald Kennedy o Eva Perón, entre otros muchos. También le ha hecho partícipe del cambio que supuso para los Martínez-Bordiú Franco la llegada de la democracia y, sobre todo, de los líderes de la UCD, quienes les dejaron patente que cualquier parecido con el pasado era pura coincidencia. Dice que su vida fue "más tranquila" con el gobierno de Felipe González que con el de Adolfo Suárez, con el que llegaron a sentirse perseguidos.

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Nieves Herrero junto a Carmen Franco Luis Malibrán
Esta es la novela de su vida, construida desde su relato, desde sus vivencias. Primero con los ojos de una niña y, finalmente, con los ojos de una mujer que no tiene miedo a la vida y tampoco a la muerte. Esta es su historia...

No ha ido a una escuela, no ha entrado nunca en una cocina, no ha tomado decisiones por sí misma hasta que se quedó viuda. Siempre decidieron por ella y proyectaron su futuro sin contar con ella. Nadie, ni sus institutrices, le explicaron las grandes verdades de la vida; las tuvo que descubrir por sí sola. No pudo amar al joven del que se enamoró por primera vez. Hasta que no apareció el marqués de Villaverde, no consintieron sus salidas.

Cristóbal Martínez-Bordiú fue su pasaporte al exterior de El Pardo. Desde ese momento, se movió sin escolta y se lanzó a viajar allá donde un avión se lo permitía. En Estados Unidos bailó con John Fitzgerald Kennedy antes de ser presidente de Estados Unidos; en La India compartió con el marajá de Jaipur la cacería de un tigre que finalmente abatió su marido. No hay un solo lugar del planeta que no conozca.

Asume que es la hija de Franco, incluso, que la llamen la hija del dictador. Asegura que su padre fue machista, "como los hombres de su época", y muy mandón en un momento en el que las mujeres contaban poco en las grandes decisiones.

Tiene pendiente ordenar sus papeles y las cintas de su padre que tiene grabadas en un magnetofón. Su vida contrasta con la de otras mujeres que pasaron penurias y hambre, así como persecución política. Ella habla desde su realidad y desde su mundo. Por primera vez, vislumbramos El Pardo desde dentro de los salones y de las habitaciones.

Enigmática, callada, fiel a su pasado, moderna, crítica hasta con su propia vida; hija, madre y abuela..., desde todas esas aristas nos ha prestado su vida. Espero que este viaje interior les ayude a ampliar el conocimiento de nuestra historia reciente.

Carmen ha asistido, desde primera línea de platea, a todo lo que sucedía en la España más opaca y hermética de nuestro siglo
 
Última edición por un moderador:
No veo la repugnancia por ningún lugar, me gusta conocer en primera persona sobre la vida y parte de la historia incluso si es contada desde una posición o, en el caso de Carmen, desde sus vivencias. No dudo cuando dice que no conoció nada y que realmente comenzó a vivir al enviudar. Me gusta coger de aquí y de allí y formarme mi propio criterio sobre las personas que estuvieron tan cerca de la historia.
 
Es repugnante que se hable de la familia Franco en los medios. ¿ ellos no tienen la culpa de haber nacido en esa familia?? claro
Pero si tienen la culpa de no haber devuelto todo lo que robó papi-awelito y de seguir pegándose la gran vida sin ningún pudor delante de todos los españoles. Ya que nadie tuvo los arrestos de quitarles todo por decreto y mandarles al exilio, deberian haberse ido ellos discretamente, llevándose " lo puesto" ( es un decir.. ya tendrian "su caja de galletas" bien repleta) muy lejos, donde por lo menos no pudiéramos verles.
(Lo de Meirás no tiene nombre)
 
No veo la repugnancia por ningún lugar, me gusta conocer en primera persona sobre la vida y parte de la historia incluso si es contada desde una posición o, en el caso de Carmen, desde sus vivencias. No dudo cuando dice que no conoció nada y que realmente comenzó a vivir al enviudar. Me gusta coger de aquí y de allí y formarme mi propio criterio sobre las personas que estuvieron tan cerca de la historia.
A mí hasta me apetece leer el libro.
 
Esta mujer y toda su familia son unos sinvergüenzas, debían de ser declarados personas non gratas en España. Que se han beneficiado y se benefician de lo que Franco rapiñó y robo al pueblo español, que causó un gran sufrimiento al pueblo español durante más de 40 años.
 
Noto mucho odio en algunos comentarios. Para mi es una señora mayor sin más, que pertenece a una familia que ha formado parte de la historia de España, para mi sería lo mismo si fuese un reportaje del hijo de Carrillo o un hijo de la Pasionaria. A ver si cerramos ya las heridas de una vez, porque así va España, no seremos capaces de avanzar si no pasamos página de una vez. Dudo mucho que algun@s de los que escribimos en este foro haya vivido en primera persona las atrocidades de una guerra civil. Soy nieta de un franquista y un republicano, y os aseguro que ellos, los verdaderos partícipes de aquello, lo único que querían era cerrar capítulo y olvidar. Los buenos no eran los que vencieron y tampoco los vencidos, las circunstancias concretas de la historia de España eran otras y no se pueden juzgar con los medios y circunstancias de hoy. Es sólo una mujer enferma de cáncer terminal, es ante todo una persona que está sufriendo, sólo por eso merece un respeto.
 
Noto mucho odio en algunos comentarios. Para mi es una señora mayor sin más, que pertenece a una familia que ha formado parte de la historia de España, para mi sería lo mismo si fuese un reportaje del hijo de Carrillo o un hijo de la Pasionaria. A ver si cerramos ya las heridas de una vez, porque así va España, no seremos capaces de avanzar si no pasamos página de una vez. Dudo mucho que algun@s de los que escribimos en este foro haya vivido en primera persona las atrocidades de una guerra civil. Soy nieta de un franquista y un republicano, y os aseguro que ellos, los verdaderos partícipes de aquello, lo único que querían era cerrar capítulo y olvidar. Los buenos no eran los que vencieron y tampoco los vencidos, las circunstancias concretas de la historia de España eran otras y no se pueden juzgar con los medios y circunstancias de hoy. Es sólo una mujer enferma de cáncer terminal, es ante todo una persona que está sufriendo, sólo por eso merece un respeto.
Tampoco he vivido las bombas de Hirosima y Nagasaki, por poner un ejemplo. O el holocausto judio. O tantisimas cosas. pero no haberlo vivido no me quita el derecho a opinar.
Esta familia tenia que haber sido exiliada de España y olvidada para siempre, pero no, ahi siguen hablando de ellos.
Que la pobre mujer tenga cáncer no creo que sea ninguna noticia reseñable como para hacer un artículo, pero claro, ahi está Nieves Herrero, aka la-depredadora-de-mierda ( recordemos las chicas de Alcasser etc) para escribir libros y ganarse unas perrillas a su costa. si además nos saca el lado sensiblón ( pobrecilla, que no conoció la libertad- ¡coxx, como los miles que estuvieron en la cárcel por pensar distinto a su papi!!) mejor que mejor.
Por eso digo que es repugnante.
 
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