Carlota Casiraghi en Segovia. Septiembre 21, 2019

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Carlota la pobre tiene una cruz porque aunque quiera hablar de filosofía, le guste y se le dé relativamente bien, en la conferencia toda la gente estará pendiente de quién es y de lo que lleva puesto en vez de lo que ella dice. Amén de que todo lo que cuente será analizado con lupa buscando una metedura de pata.
 
Carlota la pobre tiene una cruz porque aunque quiera hablar de filosofía, le guste y se le dé relativamente bien, en la conferencia toda la gente estará pendiente de quién es y de lo que lleva puesto en vez de lo que ella dice. Amén de que todo lo que cuente será analizado con lupa buscando una metedura de pata.

Sí pobre :(, qué injusticia tan grande ser una filósofa de nivel que da charlas por el mundo pero por culpa de ser hija de Carolina de Mónaco no se te tenga en cuenta tu extraordinaria profesionalidad. Si al menos hubiese nacido hija de la vecina del quinto sólo se podría hablar de su increíble nivel intelectual que le permite con treinta y pocos años dar conferencias sobre filosofía
 
Sí pobre :(, qué injusticia tan grande ser una filósofa de nivel que da charlas por el mundo pero por culpa de ser hija de Carolina de Mónaco no se te tenga en cuenta tu extraordinaria profesionalidad. Si al menos hubiese nacido hija de la vecina del quinto sólo se podría hablar de su increíble nivel intelectual que le permite con treinta y pocos años dar conferencias sobre filosofía

Markus Gabriel, un alemán 6 años más joven que Carlota da conferencias también de filosofía y pese a los plagios no recibe los palos que le dan a Carlota.
 
Carlota la pobre tiene una cruz porque aunque quiera hablar de filosofía, le guste y se le dé relativamente bien, en la conferencia toda la gente estará pendiente de quién es y de lo que lleva puesto en vez de lo que ella dice. Amén de que todo lo que cuente será analizado con lupa buscando una metedura de pata.
@Dra. Cordero

Si voy me duermo... Mi amada Carlota después de Gad se convirtió en un personaje aburrido...

Hay algo que aún no me cuadra y no entiendo...
Espero llegar a comprender algún día...

Quizás debe volver a los clásicos... Séneca, Platón... Releer a Rilke quizas...? :D
 
El primer ensayo filosófico de Carlota Casiraghi-Grimaldi
Álex Vicente
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Maggiori y Casiraghi-Grimaldi, en el despacho de los Encuentros Filosóficos de Mónaco, en el Barrio Latino de París. ED ALCOCK
25 AGO 2019 - 00:00 CEST
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Carlota Casiraghi y Robert Maggiori son, a todas luces, una extraña pareja. Una tiene sangre azul y el otro es hijo de inmigrantes italianos. Ella es nieta de la princesa Grace Kelly y de Rainiero de Mónaco, octava en la línea de sucesión monegasca, mientras que él ejerce de filósofo, especialista en Gramsci y Jankélévitch. Ella es un personaje de papel cuché, cuando él oficia como crítico en Libération, el diario que fundó Sartre. Su pasión compartida por el pensamiento los llevó a fundar, en 2015, los Encuentros Filosóficos de Mónaco. Bajo ese paraguas, este dúo improbable pilota varias actividades: un coloquio anual que reúne a los mayores intelectuales del planeta, un premio al mejor libro filosófico del año y un programa educativo de iniciación a esta opaca disciplina en todas las escuelas del Principado. “No aspiramos a que alumnos de primaria resuelvan cuestiones que han preocupado a los pensadores durante 25 siglos. El objetivo es que, cuando sean mayores, la filosofía no les resulte ajena”, afirma Casiraghi-Grimaldi, en blusa y deportivas, durante una tarde veraniega en París.

(Libros del Zorzal), a punto de llegar a las librerías españolas. Casiraghi - Grimaldi afirma este tratado sentimental con Maggiori, su antiguo profesor de Filosofía en el instituto, inspirándose en sus conversaciones sobre asuntos como el miedo, la arrogancia, la crueldad o el amor. Y así, hasta llegar a 40 emociones distintas. Igual que en los diálogos socráticos, pero observando la sociedad actual y sus derivas. Insinuar que la iniciativa aspira a reparar la imagen superficial de los Grimaldi sería una ofensa para esta licenciada en Filosofía por La Sorbona y apasionada lectora de Lou Andreas-Salomé, una de las primeras mujeres psicoanalistas, que se codea con dos discípulos de Derrida, Joseph Cohen y Raphael Zagury-Orly, cofundadores de una plataforma que aspira a democratizar el acceso a la disciplina.

Maggiori recuerda a Casiraghi- Grimaldi como una alumna aplicada y escrupulosa, perfeccionista hasta lo obsesivo. “Siempre entregaba los deberes tarde porque quería que estuvieran lo mejor posible”, señala el profesor. En realidad, siempre hubo más en su vida que cenas de gala y concursos hípicos. “Desde pequeña me interesó la literatura, la poesía y, más tarde, el pensamiento. Cuando iba de campamentos, me llevaba una libreta para anotar mis reflexiones”, recuerda. Durante las clases de Maggiori, entendió que lo suyo era vocacional. Y que el mundo de las ideas la ayudaba a vivir mejor. “La filosofía fue un auxilio frente a la intensidad de la vida. La conciencia de ser vulnerable me llevó por este camino”, admite. Sin embargo, se niega a relacionarlo con su condición de nieta de jefe de Estado acosada por los paparazis. “Hay factores en mi historia que explican ciertas cosas, pero esa fragilidad es común a todo ser humano”, zanja la hija de Carolina de Mónaco.

y María Zambrano, a Alberto Moravia y Martha Nussbaum. Su misión es subrayar la complejidad de lo que sentimos. La ira también puede ser positiva. La alegría, melancólica. Y la tristeza, un motor de cambio. Una emoción no existe sin sus zonas limítrofes. “Por eso lo llamamos archipiélago: son pequeñas islas en un mismo mar, separadas por fronteras difusas”, resume Casiraghi. ¿Abogan los autores por una filosofía práctica que resuelva los conflictos de la vida diaria? “No es un libro de autoayuda, pero es verdad que no hacemos filosofía para filósofos”, concede Maggiori, partidario de combinar “el rigor intelectual con un lenguaje inteligible”. Tampoco es el volumen de un maestro dando lecciones a su discípula, sino un diálogo entre iguales. “Esta es una de las grandes virtudes de Robert como profesor: contemplar la igualdad de las inteligencias”, afirma ella. “El objetivo de un buen profesor es que su discípulo acabe convertido en su maestro”, sonríe él. Dedican el libro a sus muertos: al hermano de Maggiori y al padre de Casiraghi, fallecido en un accidente náutico cuando ella tenía cuatro años. “Escribir es una manera de invocar a los ausentes”, responde con extremo pudor esta princesa sin título nobiliario. Su antiguo profesor aportará alguna pista más: “A veces vivimos cosas irreversibles que agitan nuestro pensamiento. Y son esas experiencias las que nos hacen llegar más lejos de lo que creímos en un comienzo”.
 
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