Cajón de Sastre. Un poco de un todo

El pase cultural: ¿por qué la última iniciativa de Francia no llega a España?
El país galo experimenta desde que comenzó febrero con un "pase cultural" para acercarla a los más jóvenes. Otorgan un cheque de 500 euros a los que cumplen 18 años para invertir en productos y actividades culturales

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Jóvenes en un concierto
LUPE CARRASCO
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PUBLICADO 23.02.2019 - 05:15ACTUALIZADOhace 3 horas

Democratizar la cultura. Esto es lo que pretende lograr el Gobierno deEmmanuel Macron en Francia con un experimento que a priori durará seis meses. Se trata del "pase cultural", mediante el cual se otorga un cheque de 500 euros a quienes cumplen 18 años para gastarlos en productos y actividades culturales. Pero, ¿qué ocurre con España? ¿Hace falta un bono cultural?

El documental y el thriller ganan al amor en el cineEl documental y el thriller ganan al amor en el cine
Fuentes del Ministerio de Cultura afirman que es "una buena iniciativa" todo lo que sea "articular el acercamiento de la cultura a la ciudadanía y en especial a los jóvenes". Pero consideran que "no es comparable la situación de España con la de Francia".

Según las mismas fuentes, hay que tener en cuenta que el Gobierno galo es un Estado centralizado y gestiona todos los recursos estatales destinados a cultura. En España, un Estado autonómico, "cualquier iniciativa tendría que ser acordada entre el Ejecutivo central y las autonomías y a su vez habría que contar con la colaboración de la empresa privada y patrocinadores".

El Ejecutivo de Macron estima que invertirá en estos seis meses de prueba 34 millones de euros. Si la iniciativa progresa, la prensa francesa calcula que la partida necesaria para todos los jóvenes de 18 años durante un año será de 400 millones de euros.

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Un concierto
Las fuentes consultadas señalan que el Gobierno está "limitado por una futura inclusión y aprobación de la Ley de Presupuestos". "Hay que tener en cuenta las cifras que maneja Francia para la cultura y lo que, hoy por hoy, se invierte en España", añade.

Si se invirtiesen en España los 400 millones que planea Macron, equivaldría a la mitad del presupuesto total que se destina a Cultura (838 millones de euros).

Cuando estaba en la oposición, el PSOE propuso un bono de este tipo y ahora que está en el Ejecutivo, indica que se debería conseguir "un incremento significativo" de las partidas que se destinan a cultura para desarrollar un proyecto como este. "No se puede abordar en un escenario de prórroga presupuestaria y elecciones en unas semanas", aseveran.

Desde las bases
Por su parte, el presidente de la Asociación de Profesional de la Producción Audiovisual (APPA), José Jaime Linares, afirma que habría que ir más allá: "Todo esto es necesario hacerlo desde antes". "Si esta herramienta llega a España es porque no hemos sabido hacerlo bien y hay un distanciamiento entre los jóvenes y la cultura", afirma.

Linares señala que lo necesario sería acercar a los jóvenes a la cultura"desde las bases". Para el presidente de la Asociación, crear un cheque solo sería "un parche", puesto que lo más importante es "educar".

Hemos entrado en un lenguaje en el que la gente no es consciente de que descargar es un delito, se entiende como algo inocente"

Con esta idea coincide Jorge Ortiz Landézuri, director de programas de Movistar +, plataforma que incluye en su programación espacios culturales. "La raíz del problema no está ahí, la base está en la educación, necesitamos un país más empapado en música y actividades culturales", asegura.

En el caso de Francia, el Ministerio de Cultura ha creado una aplicación geolocalizada para los teléfonos móviles. Con esos 500 euros, los que cumplen la mayoría de edad podrán comprar libros, DVDs, entradas de cine, teatro, conciertos... e incluso suscribirse a las plataformas de 'streaming'.

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Pantalla de inicio de Netflix en el móvil. Tere García
Además, hay unas normas establecidas. El Ministerio cultural quiere poner límites: los jóvenes podrán gastar solo 200 euros de esos 500 en libros y DVD y también 200 en plataformas digitales. Por contra, para las salidas culturales no se establecerá un tope.

Si se observan los datos oficiales, los españoles gastaron de media en cultura 306 euros de media en 2017. Además, el Ministerio de Cultura indica que los jóvenes entre 16 y 29 años son los que más artes 'consumen', con un gasto anual de 442 euros. Esta cifra se aproxima más a los 500 euros del cheque francés.

Películas descargadas en los colegios
El presidente de APPA destaca que en las escuelas se ponen películas descargadas de forma ilegal a los niños "para que estén entretenidos". "Hemos entrado en un lenguaje en el que la gente no es consciente de que descargar es un delito, se entiende como algo inocente", añade.

Que el ir a un concierto en pequeñas salas sea tan natural como salir a cenar o de copas"

Para Linares ahí es donde está el inicio del problema porque "desde las propias aulas se fotocopia, se plagia, se copia, se descarga... sin impunidad y sobre todo sin conocimiento cultural por parte de padres y profesores".

Si Landézuri pudiese elegir, lo tiene claro: "Me gustaría que pasase como en Londres, donde la cultura ocupa todos los espacios, donde impregna el día a día". "Allí llevan 45 temporadas de un programa mítico como 'Later with... Jools Holland', la cultura no suena a aburrimiento, sino que está incorporada en los gustos personales", añade.

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Puesto de venta de libros
Ahora habrá que esperar a ver cómo cala el experimento en la sociedad gala y si se copiará el método en España. Mientras, estaría bien ponerse como objetivo lo que explica Landézuri. "Que el ir a un concierto en pequeñas salas sea tan natural como salir a cenar o de copas, entonces los pases culturales no serán necesarios", concluye.

La picaresca española
En España también ha habido intentos similares. En el caso de Madrid, existe el llamado Jobo, con el que las personas de entre 16 y 26 años pueden acceder de manera gratuita al Circo Price y al Teatro Español, entre otras actividades.

Por su parte, Cantabria creó el bono Cooltura Joven, este regala 30 euros de descuento a los nacidos en 2000. Además, en la Diputación de Guipúzcoa hay también bonificaciones de ocho o 12 euros para aquellos que gasten más de 20 euros en cultura.

Si en España se concibiese la idea de un "bono cultural", Linares indica que aquí hay "mucha picaresca". "Estoy seguro de que va a haber gente que va a mirar la manera de poder hacer reventa, habrá gente que diga 'tengo 500 euros para comprar teatros, compro las entradas y las revendo'", asegura.

De hecho, esto ya ocurrió en Italia. El primer ministro italiano Matteo Renzi ya creó los "bonos culturales" en 2016. Sus cupones también tienen un valor de 500 euros y son para los jóvenes de 18 años, pero se registraron episodios de fraude y reventa. Además, un 40% de quienes tenían derecho al bono no fueron a recogerlo
https://www.vozpopuli.com/altavoz/cultura/espana-bono-cultural-francia-jovenes_0_1219679095.html
 
Mujeres policía: 40 años que transformaron el Cuerpo
En 1979, la Policía fue el primer Cuerpo de seguridad en España que abrió sus puertas a las mujeres.
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Pablo Muñoz@pablomunozabc
MadridActualizado:24/02/2019 03:17h
0 Las mujeres hacen historia y se hacen con las calles de Madrid

Virginia Barquero es policía desde hace 15 años y procede de la Armada. Desde que dio el salto ha dedicado su vida a Seguridad Ciudadana, en primera línea de choque tanto contra la delincuencia como en la prestación de ayuda al ciudadano. Hoy forma parte de la Unidad de Protección y Reacción (UPR), formada por unos 300 agentes, apenas quince mujeres. Quien trabaja en esa especialidad sabe que la calle quema, pero también atrapa. Ella lo tiene claro: «Si eres valiente, decidida, tienes ganas de trabajar y espíritu de servicio al ciudadano, este es el trabajo perfecto».

La historia de Patricia Pérez coincide en parte con la de su compañera. Sirvió en el Ejército, y su trabajo le apasiona. En su etapa militar estuvo destinada en una unidad RBQ, de modo que al dar el salto tenía muy claro su objetivo: el Tedax-NRBQ, adscrito a la Comisaría General de Información. El ingreso en esta especialidad sólo se puede hacer mediante otra oposición interna, y son necesarios además tres años de antigüedad en el Cuerpo. «Es una selección muy fuerte; tras superar el primer examen queda un año de preparación también es selectivo. Para una mujer aún es más difícil, porque por la mañana recibes clase y por las tardes hay que estudiar, sí o sí».

También en la Comisaría General de Información presta servicio la subinspectora Carmen (nombre supuesto) que lleva casi tres décadas combatiendo el terrorismo, en el País Vasco y sobre todo en Francia. «He estado 24 años trabajando a 15 x 15: quince días de viaje, siete libres, siete en la oficina y vuelta a empezar... Eso, claro, incluía Nochebuena, Fin de Año, cumpleaños... y por supuesto se podía alargar. Llegué a estar 26 días fuera a razón de 12 horas de trabajo diarias, “haciendo esquinas, como putas por rastrojo”, como decimos en nuestro argot». Sabe lo que es detener etarras y ha tenido que ver muchos muertos de la banda. Ahora vive de forma más estable, «pero sigo llevando la mochila en el coche, por si hay que salir corriendo».



Blanca Ruiz es inspectora de la Udyco Central, subjefe de grupo de la Sección IV de la Brigada Central de Estupefacientes. Eso, y bióloga y bioquímica. Hace cinco años entró por oposición en la escala Ejecutiva, «porque lo que más me gusta es la investigación. Tengo el mejor trabajo del mundo», afirma con absoluta convicción. «Aquí hay un compañerismo brutal».

Licenciada en Derecho
Cristina Marí es la primera comisaria de la Unidad de Intervención Policial (UIP), donde ya fue también la primera jefa de grupo. Medio en broma, dice que si pidió ese destino fue «porque analizo solo lo justo las cosas para no bloquearme». Recuerda su llegada al complejo de Moratalaz en Madrid preguntándose «por qué me meto en estos líos, con lo bien que estaba de “botijera” en Barcelona»... La respuesta ya se la había dado a su entrevistador en la oposición, cuando le preguntó qué haría si la mandaban al archivo: «Todo lo posible por salir de allí cuanto antes», respondió. Corría 1990.

Dentro de Seguridad Ciudadana, las UPR no son precisamente el destino más cómodo. Como relata Virginia Barquero, sirven para un roto y para un descosido: «Un día tienes que controlar una manifestación y al día siguiente intervenir por un atraco o un caso de violencia de género grave, cubrir entradas y registros o vigilar la estación de Atocha dentro del plan de prevención antiterrorista...».

La agente recuerda, por ejemplo, «un macrobotellón en la plaza del 2 de Mayo de Madrid que se les fue de las manos a la Policía Municipal y nos pidió ayuda... La situación era muy difícil, la gente estaba bebida, y nos lanzaban todo lo que tenían a mano, incluidos los vidrios de los contenedores, mobiliario urbano... Hubo bastantes heridos».

Artefacto explosivo
Si hay algo que no puede permitirse un tedax es equivocarse. «Nuestra formación es continua», cuenta Patricia Pérez, que sabe lo que es enfrentarse a un artefacto explosivo. «Fue en Málaga. Se localizó un coche utilizado por un grupo de crimen organizado y en el interior había armas, una granada y una maleta. Era “buena”; es decir, tenía explosivo... En ese momento tienes muchas cosas en la cabeza, pero haces lo que sabes hacer. Todo salió muy bien... Es muy bonito».

La vida profesional de la subinspectora Carmen (nombre ficticio) se resume en una palabra: sacrificio. Vigilancias, seguimientos, frío, calor, sueño, tensión, peligro... Una de sus mayores satisfacciones fue la detención en Francia de tres pistoleros del aparato militar de ETA, «pero también asistir un parto en Tenerife en mi etapa de prácticas», añade. Respecto a la operación prefiere no dar detalles, más allá de que «hubo que tomar decisiones sobre la marcha. Pero todo salió bien». Fue de las pioneras en Información y tuvo que ganarse el respeto de sus compañeros. «Soy un bicho raro, pero lo echo de menos... En mi trabajo pasas de 0 a 100 en un segundo, es adrenalina pura. Te permite estar en sitios y vivir cosas que casi nadie puede».

La inspectora de la Udyco Central Blanca Ruiz se estrenó en Baleares, en el Grupo de Blanqueo, nada menos que con el caso Cursach, el conocido empresario de discotecas balear acusado de ser jefe de una trama criminal. «Hasta ahora es en el que más me he implicado». También se refiere con orgullo a otra operación: «Hace seis meses participé en la aprehensión de un contenedor en el puerto de Algeciras con 8.700 kilos de cocaína, el mayor alijo de Europa... Ese trabajo fue una maravilla aunque nos costara muchas horas sin dormir, muchos informes... Era muy importante y yo estaba allí»...

Lo más difícil, los viajes
En sus 25 años de servicio, la comisaria Marí ha pasado por todo tipo de situaciones, algunas tan duras como la del atentado de ETA en Vallecas del 11 de diciembre de 1995, en el que un coche bomba mató a siete funcionarios civiles de la Armada e hirió a 17 personas más: «Volvíamos de prestar servicio en el juicio de la colza que se celebraba en la Audiencia Nacional y nos avisaron. Nos tocó hacer el primer cordón»... Últimamente ha participado en el diseño de dispositivos de seguridad tan importantes como el de la reciente visita del presidente chino, la final de la Copa Libertadores o los despliegues antiterroristas.

La conciliación familiar en las UPR es complicada, pero se puede conseguir. «En mi caso –relata Virginia Barquero–, mi marido también es policía y trabaja en esta unidad. Tenemos dos hijos, una niña de 9 años y un chico de 6... Trabajamos en turnos distintos, así que el que está libre se ocupa de ellos. También los abuelos echan una mano». Lo más difícil son los viajes. En octubre estuvo destacada 15 días en La Línea, dentro del plan especial del Campo de Gibraltar –«una experiencia profesional estupenda», dice– y también participó en el despliegue del referéndum ilegal del 1-O en Cataluña. Patricia Pérez no tiene el problema de la conciliación «aunque sí algunas de mis compañeras», recalca. «Hay quien lo deja por recuperar la vida personal».

La subinspectora Carmen tiene una visión muy particular sobre este asunto: «Mis compañeros de Información son mi familia, con algunos llevo más de quince años y me conocen mejor que mi madre. Compartimos todo, desde las muertes a los nacimientos, los cumpleaños, las crisis personales y las juergas; solo puede entenderlo quien ha vivido como nosotros. Pero además tengo pareja, que no es policía; me conoció así y respeta mi trabajo. Hay tiempo para todo... Además, hoy las cosas han cambiado mucho, hay turnos de ocho horas y luego vienen a relevarte. Los medios técnicos ayudan». En la actualidad está encuadrada en un grupo de investigación de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) e investiga el terrorismo yihadista. «Mi vida es más estable», relata con cierta nostalgia del pasado.

En la Brigada Central de Estupefacientes hay solo seis chicas. «Todas tenemos más de 30 años –dice la inspectora Ruiz–, somos solteras o tenemos pareja, pero no hijos, y una es ya jefa de grupo. Aunque en mi caso no es necesario por mis circunstancias personales, no veo imposible la conciliación y de hecho los compañeros lo hacen. Obviamente este trabajo tiene un coste, no es lo más cómodo, pero es lo que nos apasiona».

«Tuve que haverme valer»
«Las UIP son muy exigentes –recalca la comisaria Marí–; te tiene que gustar, y la disponibilidad es permanente porque en cualquier momento te pueden activar para viajar de España. El año pasado, de media, cada policía estuvo más de 120 días fuera de casa». Sabe muy bien de lo que habla porque ella también pasó por esa etapa, aunque entonces estaba soltera. «La conciliación es difícil –admite–, pero posible. Mi opción fue amoldar mis destinos al momento familiar que tocaba, y de hecho estoy casada con un compañero y tengo una hija de 15 años».

En las UPR hay dos oficiales, aunque aún no subjefes o jefes de grupo. «Ejercen el mando exactamente igual que un hombre. Somos pocas policías en esta unidad, pero estamos perfectamente integradas. No hay diferencias», dice Virginia Baquero. En el Tedax hay una inspectora jefa de sección: «Es una mujer muy preparada, es un placer trabajar con ella... Haría cualquier cosa que me pida», asegura Patricia Pérez, aunque añade de inmediato que el resto de mandos, varones, son también extraordinarios.

La subinspectora de Información tiene experiencia de mando –«he tenido que dar órdenes hasta a quince compañeros, siendo además muy joven, y tuve que hacerme valer», explica– y cree que «un jefe es bueno o no independientemente del s*x*. Lo único que he notado es que la mujer, habitualmente, es más ordenada que un hombre, aunque el mío actual lo es, y mucho»... No se siente feminista: «Creo que no valoramos lo conseguido», aunque hay cosas que mejorar. En Información hay jefas de sección y de grupo, y que haya una jefa de brigada es cuestión solo de tiempo.

Ruiz tiene muy claro que «en la Udyco Central, somos profesionales, no chicas o chicos. La forma de mandar depende sobre todo de tu experiencia, personalidad, y de los jefes que hayas tenido, en los que te fijas para coger lo bueno y no repetir lo malo... No es relevante ser hombre o mujer».

Servicio y compañerismo
Marí, con una perspectiva más amplia por los años de servicio y el cargo, ve una evolución positiva, aunque queda por hacer: «Para conseguir conducir una furgoneta casi tuve que robar las llaves a un compañero... Ahora es parecido. Cuando coge el volante una agente los policías van más atentos». Insiste en que «mujeres y hombres somos distintos, cada uno tenemos nuestra forma de mandar. Pero la verdad es que aquí se puede inventar poco, está todo muy organizado».

En lo que coinciden las cinco policías es en tres palabras, «vocación, espíritu de servicio y compañerismo», y en un sentimiento: «Orgullo de ser policías». Eso es también lo que piden a las jóvenes que ingresen en el Cuerpo.
https://www.abc.es/sociedad/abci-mu...ransformaron-cuerpo-201902240317_noticia.html
 

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La frontera entre España y Portugal: un tesoro lingüístico amenazado


En España, existen varias localidades en las que todavía se hablan dialectos del idioma vecino. Entre ellas, las extremeñas Cedillo, Herrera de Alcántara y Olivenza, o la salmantina La Alamedilla

El territorio de frontera está lejos de los núcleos políticos, económicos y comerciales, donde se habla una lengua considerada como prestigiosa. Por tanto, las innovaciones lingüísticas tardan en llegar, y eso favorece que allí se conserven características gramaticales y léxicas más arcaicas

Xosé Afonso Álvarez Pérez
05/03/2019 - 06:25h
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Edificio abandonado de la aduana española en el municipio pacense de La Codosera. FOTOGRAFÍA PROYECTO FRONTESPO

Los territorios fronterizos son espacios heterogéneos. Por propia definición, son lugares en donde las personas pasan de un país a otro y, con ellas, sus lenguas, culturas, objetos personales o de comercio. Esta circulación de personas, ideas y materiales va imprimiendo una identidad propia a las comunidades de frontera. El límite político entre España y Portugal no es, desde luego, una excepción, sino una franja que atesora un impresionante patrimonio cultural y lingüístico.

Un rico mosaico lingüístico
Los límites políticos y los límites lingüísticos siguen su propio camino, y no siempre se solapan. La frontera hispano-portuguesa proporciona varios ejemplos.

Las variedades asturleonesas se hablan en Portugal, bajo el nombre de mirandés, e incluso tienen el reconocimiento oficial que se niega al otro lado de la frontera.

En España, existen varias localidades en las que todavía se hablan dialectos del idioma vecino. Entre ellas, las extremeñas Cedillo, Herrera de Alcántara y Olivenza, o la salmantina La Alamedilla. Las explicaciones para su origen son diversas. Algunos de estos pueblos son nuevas fundaciones, a cargo de emigrantes del otro lado de la Raya. Sin embargo, en ocasiones el pueblo ya estaba allí, y lo que cambió fue el trazado de la frontera, por acuerdo entre los estados o, incluso, por conquista militar.

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Uno de los puentes internacionales más cortos del mundo. Sobre el arroyo Abrilongo (El Marco / Várzea Grande). FOTOGRAFÍA DEL EQUIPO DE FRONTESPO.

Por otro lado, el territorio de frontera es periférico en relación a los centros de poder de España y Portugal. Está lejos de los núcleos políticos, económicos y comerciales, donde se habla una lengua considerada como prestigiosa. Por tanto, las innovaciones lingüísticas tardan en llegar, y eso favorece que allí se conserven características gramaticales y léxicas más arcaicas que en el resto del país.

Para desgracia de quienes sueñan con erigir muros, nuestra frontera ha sido muy permeable a lo largo de la historia. Jornaleros y pastores la han atravesado en busca de trabajo. Los bailes y romerías de la zona han contado con público de ambos lados. Por supuesto, las noches de muchos habitantes se han dedicado al contrabando. Y desde la práctica abolición de los controles fronterizos, los pobladores compran en uno u otro país según los precios de cada producto.

Este contacto cotidiano tiene un claro reflejo lingüístico. La lengua va incorporando palabras del vecino y en el día a día se acomoda la manera de hablar para que este nos entienda mejor cuando compra en nuestro comercio o charla de cualquier asunto en el bar.

Mucho más que lengua
Por supuesto, el interés de este territorio no se detiene en su riqueza lingüística. Existen numerosos aspectos antropológicos, culturales e históricos de relieve, derivados directamente de su condición fronteriza. Es conocida la cuestión del contrabando, pero no debe olvidarse su condición de lugar de refugio para perseguidos por los estados español o portugués.

Por citar dos ejemplos más, son muy interesantes los testimonios sobre la abundante emigración, legal o clandestina, o sobre la vida décadas atrás.

Un mundo en transformación
El territorio fronterizo vive momentos de profundo cambio. Como tantas comunidades rurales, se despuebla a pasos agigantados. Las cabeceras de comarca están a pocos minutos en coche, por lo que la gente ya no estudia, trabaja o compra en los pueblos. La escuela y los medios de comunicación transmiten nuevos modelos lingüísticos que, poco a poco, suplantan las palabras y expresiones de siempre. Desaparece el modo de vida tradicional y, con él, las palabras ligadas a la agricultura, la ganadería, la artesanía, etc.

Se hace urgente, por tanto, documentar lo que puede quedar de los estratos más antiguos. No menos importante es estudiar cómo cambian la lengua, las actitudes y los juicios sobre la vida en la frontera de los hablantes más jóvenes.

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Cocina tradicional de Herrera de Alcántara. Años 60 del siglo XX. FOTOGRAFÍA DE MC VILHENA, CEDIDA AL GRUPO LEPOLL DE LA UNIV. DE EXTREMADURA, MIEMBRO DE FRONTESPO

¿Cómo documentar el patrimonio?
En el año 2015 nace el proyecto Frontera hispano-portuguesa: documentación lingüística y bibliográfica(FRONTESPO), dirigido por la Universidad de Alcalá. Se realizaron entrevistas en 64 localidades españolas y portuguesas. En cada pueblo se conversaba con un mínimo de tres personas, distribuidas por franja de edad (menores de 50 años, entre 50 y 75, y mayores de 75). De ese modo, pueden observarse las posibles diferencias que hayan ido apareciendo en las últimas décadas.

Se dialogaba alrededor de tres ejes temáticos. El primero, los nombres usados por los informantes para plantas, animales, utensilios de la vida cotidiana, etc. El segundo, sus percepciones lingüísticas: ¿es igual la lengua de los jóvenes y de los mayores? ¿en qué pueblos hablan distinto? ¿se entienden bien con la gente del otro lado de la Raya?… En tercer lugar, se conversaba sobre la vida en la Raya: historias del contrabando, ocasiones de convivencia entre españoles y portugueses, etc.

El resultado ha sido un corpus de más de 200 horas de grabaciones, casi todas en vídeo, que se están editando actualmente.

Difusión
De poco valdría este proyecto si las entrevistas se quedasen en un armario para uso interno o si hubiese que desplazarse a una hemeroteca para oír DVDs. Por eso, el corpus se publica en línea y en acceso abierto.

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Captura de pantalla de una de las grabaciones del corpus oral. WWW.FRONTESPO.ORG

Las entrevistas han sido segmentadas temáticamente, para facilitar su consulta. Las grabaciones de audio y de vídeo, así como las transcripciones que se están haciendo, pueden descargarse, difundirse y reutilizarse libremente, bajo una licencia CC BY-SA 4.0.

Esperamos, de este modo, contribuir a un mejor conocimiento del patrimonio cultural y lingüístico de la frontera, así como a su puesta en valor.


Informantes de La Codosera (Badajoz) conversan sobre la vida de antes.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lee el original aquí.

https://www.eldiario.es/cultura/frontera-Espana-Portugal-linguistico-amenazado_0_874213339.html
 
De Sarabande a Santo Domingo (and back)
Publicado por Rey Andújar
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Fotografía: Paty Godoy.
I

Sarabande es el lugar imaginario y secreto que me he creado para combatir el frío de Chicago. Los inviernos en esta parte de Estados Unidos suelen ser largos, llenos de hielo y nieve. Cuando hablo con otros caribeños hay un interrogante que siempre sale a flote: «¿Y tú, ya te has acostumbrado?». Respondo que a este frío no hay hueso tropical que se acostumbre… uno se acopla, se adapta y busca cómo compensar. Yo que puedo leer y escribir, me he creado Sarabande, una especie de isla hecha con retazos de momentos que he pasado en islas como Puerto Rico, Curazao, Aruba y Saint Thomas. Pero, ¿qué pasa cuando tienes la oportunidad de viajar a la mediaisla en medio del frío? Un viaje corto al Santo Domingo de mis amores durante la primera nevada de la temporada es tan peligroso como encantador.

Luego de casi medio día de vuelos y conexiones, recibo el calor al salir de la terminal del Aeropuerto de las Américas. La nostalgia fue lo peor porque, cuando tienes más de veinte años tratando de irte, Dominicana te reclama, y ya no sé si fueron las lágrimas o el sudor o la humedad pero estaba enchumbado. La decisión era regresarme o salir así que me armé de valor y tomé un taxi que como de costumbre hablaba tanto que me costó hablar a mí también para dejar de escuchar el curioso acento de su voz, que de alguna manera me traía increíblemente el recuerdo de la voz de mi padre, que había muerto ahogado en La Caleta, la playa que nos quedaba al frente. Nos detuvimos por unas cervezas y juntos miramos la mar. Jugué con una metáfora que hablaba de una novela en donde se resaltaba que en ningún otro lugar del Caribe el agua conseguía ese tono verdiazul. «No por mucho tiempo», dijo el taxista, añadiendo que se llamaba Ángel y que todas las playas dentro de poco iban a ser clausuradas en nuestro país, la cosa está mala en playas como Güibia, Montesinos, Manresa, Boca Chica… llenas de plástico y de basura… un soberano berenjenal. Reanudamos. El auto va raudo por Las Américas, cae la tarde, tomamos la Avenida España y antes de cruzar el puente flotante y entrar de lleno en las piernas abiertas de la ciudad primada de América, puedo ver oleadas de basura flotando serenamente sobre la superficie del mar.

II

Pido al taxi que me deje al final de la Avenida del Puerto, justo en donde comienza el Malecón. Entro a un restaurante de carnes y mariscos a la parrilla. Desde ahí la vista de la bahía conformada por Sans Soucy, la desembocadura del río Ozama y el Mar Caribe es casi perfecta. Pido cerveza, pescado y plátano frito. Empiezo a texto breve. El tiempo tiene maneras muy triquiñosas de bregar. Hablemos de esta confluencia de río y mar, por ejemplo. Justo por este lugar hace quinientos años los aventureros españoles reclamaron esta parte del mundo. El lugar exacto del Fucú que nos hace viralatas hasta el día de hoy. Caminé de muchacho por la Zona Colonial que era soñada en la otra orilla del río. Yo soy de esa otra orilla, que es a la vez una virginidad perdida que se llama Villa Duarte y que como un pajarito se cuela por la sístole de estas palabras chuecas. La parte práctica es que ya no vivo en la mediaisla, la parte metafórica es que inevitablemente la llevo conmigo. Es mi licencia poética, es la excusa perfecta para una adolescencia truncada. ¿Y qué adolescencia no lo es?

III

Durante tres días me dedico cada vez que puedo a caminar el mapa de la Zona Colonial, dejándome sorprender por calles y monumentos, recordando sin rubor cada esquina, un cafetín, un parque. Hago extrapolaciones entre ciudades que he escrito y desconozco. Toda carta de amor a Santo Domingo me sale chueca así que me escapo del hotel para contar, en conferencias por el mundo, como quien confiesa una culpa, con más miedo que pena, cuentos en donde hago la autopsia de mi mismo cadáver. Cuerpo flotante rescatado entre las oleadas de basura que bajan por el Ozama hacia un Caribe que por venganza lo devuelve todo. Por venganza y por vergüenza. La naturaleza es justa. El recuerdo no.

Sobre el autor: (Santo Domingo, República Dominicana, 1977) Escritor, artista y profesor en la Governors State University de Chicago. Autor de El hombre triángulo y Candela, adaptadas al cine por Andrés Farías Cintrón. Ganador del Premio de Cuento Joven de la Feria del Libro 2007, del Premio Letras de Ultramar 2010 y del Premio Alba de Narrativa Latinoamericana y Caribeña 2015.
https://www.jotdown.es/2019/03/de-sarabande-a-santo-domingo-and-back/
 
Cinco cosas que ves a diario y que inventaron los rusos
Además del famoso Sputnik, los científicos e ingenieros eslavos inventaron los televisores, el caucho sintético, la tabla periódica y los helicópteros

7 La NASA, el invento del general Eisenhower para frenar el poderío soviético

Cuando unimos los conceptos «invención» y «Rusia» lo más probable es que nuestra mente rememore los momentos de mayor gloria de la astronáutica rusa. No hay que olvidar que el primer satélite artificial que orbitó la Tierra fue el Sputnik-1 (1957) y que a este país también le debemos la primera estación espacial de investigación permanente tripulada –la Mir-.

Pero quizás sean pocos los que puedan aventurar a enumerar algún avance científico ruso, a pesar de que ha habido muchos y en las más diversas disciplinas, desde la física hasta la oftalmología.

La tabla periódica
En el campo de la química hay que destacar la labor científica deDimitri Mendeleyev (1834-1907), creador de la tabla periódica de los elementos químicos, con la que sentó las bases de la química moderna. Precisamente en este año conmemoramos el 150º aniversario de la creación de dicha tabla.



Curiosamente, en el año 2016 la tabla periódica incorporó dos nuevos elementos «rusos»: el número 115 o Moscovio (Mc) y el 118, llamado Oganesón (Og), en honor al científico ruso de origen armenio Yuri Oganesián. Este químico fue uno de los pioneros en la investigación de elementos superpesados.

Del helicóptero a la televisión
A comienzos del siglo XX la aviación era una promesa y en las primeras décadas surgió toda una legión de pioneros, con nombres tan conocidos como los hermanos Wright, Alberto Santos Dumont, Arthur Charles Hubert Latham o el español Juan de La Cierva. Pero, ¿quién recuerda a Sikorsky? ¿Cuál fue su contribución?

En este momento hay una empresa norteamericana –Sikorsky Aircraft Corporation- que es líder mundial en el diseño y construcción de helicópteros, y que fue fundada por el ruso Igor Sikorsky (1889-1972).

Su primer prototipo se remonta a 1910, era muy sencillo, tenía alas y una hélice, y consiguió que se elevase en el cielo. Iniciativa no le faltaba a Sikorsky, pero no disponía ni del dinero ni del apoyo suficiente para llevar a cabo un proyecto de gran envergadura.

La oportunidad surgió después de la Revolución Rusa, fue entonces cuando Sikorsky emigró a Estados Unidos y allí, con la ayuda inestimable del compositor Serguéi Rachmaninov, fundó su propia empresa. Tuvieron que pasar más de veinte años para que levantara el vuelo un helicóptero diseñado por él.

El televisor
Otro de los inventos que cambiaron la vida de los europeos del siglo XX, al menos la disposición del comedor de los hogares españoles, fue el televisor, una invención del ingeniero ruso Vladimir Zworikin (1889-1982).

A pesar de sus orígenes la patente floreció muy lejos de su madre patria, en los lejanos Estados Unidos. Fue allí donde en 1923 la presentó por primera vez, seis años después fabricó un kinescopio (tubo de vacío receptor de televisión) y dos años más tarde el iconoscopio (el tubo transmisor).

El caucho sintético
¿Se imagina una red eléctrica sin transformadores? El transformador se llamó en sus inició, en la segunda mitad del siglo XIX, «fraccionamiento de la luz». Sus progenitores fueron dos rusos, Yáblochkov y Usaguin.

El primer caucho sintético –polibutadieno- apareció en 1910 y fue sintetizado por Serguéi Lébedev (1874-1934). En 1931 en Leningrado empezó a funcionar la primera planta del mundo que producía caucho sintético.

Los árboles, los sufridos y silenciosos proveedores del caucho natural, nunca podrán agradecer lo suficiente a Lébedev su aportación al campo de la ciencia. Los usos más difundidos del caucho sintético son las cubiertas para coches, aviones y bicicletas, así como elementos de aislamientos y material médico.

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- M. Jara
Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación
https://www.abc.es/ciencia/abci-cinco-cosas-diario-y-inventaron-rusos-201903110116_noticia.html
 
No puedes imaginar en qué máquina de matar se convertirá esta adorable criatura
La exhibición «T. rex: The Ultimate Predator» se acaba de inaugurar en el Museo Americano de Historia natural de Nueva York. Muestran los últimos avances y nuevas reconstrucciones el temido «Tyrannosaurus rex»
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0 El bebé dinosaurio, pequeño pero precoz

El dinosaurio más famoso es probablemente uno de los más temibles. Su nombre es Tyrannosaurus rex: el nombre de este rey («rex») entre los dinosaurios viene de la palabra griega «tyranno», que significa tirano, y de «saurus», algo así como lagarto. Es uno de los mayores dinosaurios carnívoros de todos los tiempos, y se calcula que alcanzó los cuatro metros de altura (esto teniendo en cuenta que no caminaba erguido) y una longitud de 12,3 metros. Superaba una masa de 5.500 a 8.000 kilogramos y podía correr a entre 17 y 40 kilómetros por hora. Pero si por algo era temida esta criatura, que tenía unos bracitos extremadamente cortos, era por el poder de su mandíbula y de su cráneo: su cabeza estaba acorazada y reforzada con una musculatura que le permitió alcanzar la mordida más potente de cuantos animales terrestres han existido. Su mordisco podría ejercer 35.400 newtons de fuerza, lo suficiente como para hacer estallar los huesos de sus presas. En comparación, los cocodrilos alcanzan los 16.000 newtons y los leones los 4.450.

Pero incluso este coloso tenía unos comienzos humildes. El Museo Americano de Historia natural (AMNH) de la ciudad de Nueva York acaba de inaugurar la exhibición « T. rex: The Ultimate Predator», en la que los visitantes podrán aprender acerca de los últimos avances y reconstrucciones en torno a esta increíble criatura. No es solo que la cabeza y la cola de esta bestia estuviera recubierta de plumas, sino que sus crías eran realmente adorables.

LiveScience Mark Norell, comisario de la exposición.

se han deducido las dimensiones y la masa de esta criatura.

Armas para matar
Parece ser que el rey de los dinosaurios tenía unos músculos del cuello muy gruesos para sostener su cabeza e impulsar su mordida. Esto reducía el espacio disponible en los hombros, en el lugar donde que en otros animales ocuparía la musculatura de los brazos. Por eso, parece ser que lo más beneficioso para este animal era tener unos brazos cortos, menos vulnerables a las lesiones y más baratos de mantener, desde el punto de vista energético.

Este dinosaurio tenía unos dientes que alcanzaban los 30 centímetros de longitud. Según concluyó un estudio publicado en 2012 en Canadian Journal of Earth Sciences, los dientes tenían varias funciones: los que estaban delante agarraban y tiraban, los que estaban en los laterales rasgaban la carne y los que estaban detrás trituraban pedazos de comida y los conducían hacia la garganta. Además, parece ser que su forma y robustez les permitía soportar las fuerzas ejercidas por sus víctimas.

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Representación de un tiranosaurio adulto, de 5.500 a 8.000 kilogramos - Zhao Chuang/PNSO
Sus víctimas solían ser dinosaurios herbívoros de gran tamaño, como los Edmontosaurus y los Triceratops. Parece ser que no siempre cazaban, y que también sabían aprovechar la carroña con la que se topaban. Un estudio publicado en PLOS ONE en 2010 también mostró que en ocasiones los dientes de los tiranosaurios mordían a algún congénere, no se sabe si en combates o solo cuando devoraban cadáveres.

Tampoco se sabe si los T. rex eran lobos solitarios o si cazaban en manadas. Pero un estudio publicado en PLOS ONE en 2014 reveló que algunos de los antepasados de estos, probablemente Albertosaurus, Gorgosaurus y Daspletosaurus, cazaban en manada.

Los fósiles de Tyrannosaurus rex encontrados tienen una antigüedad de 67 a 65 millones de años. En concreto, se han hallado fósiles de 50 ejemplares de este animal y dos huellas. En uno de los fósiles ellos se ha encontrado restos de tejidos blandos y de proteínas.

Gracias a todo eso, hay indicios de que Tyrannosaurus rex vivió en lo que hoy en día es la región occidental de América del Norte, en un antiguo continente aislado conocido como Laramidia. En 2016, un estudio publicado en Scientific Reports, sugirió que esta especie podía ser una invasora procedente Asia. Aún queda por definir cómo evolucionó y durante cuánto tiempo estuvo en América. Sus pasos, a pesar de haberse extinguido hace millones de años, siguen resultando apasionantes

Reportaje al completo incluyendo videos, en el siguiente enlace, gracias:
https://www.abc.es/ciencia/abci-no-...a-adorable-criatura-201903121941_noticia.html
 
No puedes convencer a un «escéptico» y eso debería preocuparte
Publicado por Guillermo de Haro
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Imagen: DP.
Durante años hemos aprendido y leído con placer y admiración Materia, la sección de ciencia de elpaís.com. Por eso cuando el otro día apareció en portada un artículo titulado «No puedes convencer a un terraplanista y eso debería preocuparte» automáticamente nos preocupamos. Tras leerlo con la máxima atención el resultado fue todavía más preocupante. Por ello decidimos tomarnos el tema muy en serio y analizarlo minuciosamente.

En primer lugar, ese mismo día en la edición digital de elpaís.com el artículo comentado compartía importancia con otros dos artículos que llamaban la atención. En uno el activista James Stern, afroamericano, explicaba cómo había convencido al líder de un grupo neonazi de cederle el puesto, con el objetivo de hacer desaparecer dicha organización. En otro, Cynthia Petrigh, experta en derecho internacional y género, y cuyo trabajo es negociar con criminales de guerra, contaba que tras una charla con rebeldes de República Centroafricana en 2012 uno de ellos le había dicho «También hemos hecho esas cosas, pero ahora que tú nos enseñas que está mal, dejaremos de hacerlo». Si era posible convencer a líderes neonazis y a criminales de guerra, algunos incluso con delitos de sangre a sus espaldas, pero no a un terraplanista, efectivamente estábamos ante un tema preocupante que debía ser estudiado con detalle.

La seriedad del problema quedaba plasmada a lo largo y ancho del artículo: «Es un fenómeno global, […] al que cuesta asomarse sin bromear»; «Es el caso más extremo, el más puro»; «buena parte de los terraplanistas son a su vez antivacunas». Terrible. Era necesario entender con el máximo rigor el fenómeno para poder buscar soluciones o defendernos del tremendo peligro acechante.

En primer lugar, ¿qué provoca que ocurra todo esto? Uno de los motivos y problemas que, al parecer, impiden convencerles, son «mecanismos sicológicos muy poderosos, como el pensamiento motivado» y que «si la ciencia me desdice, es que la ciencia está comprada». Debe ser cierto, porque Adam y Sean, antiguos flat earthers, comentan en las entrevistas que les hacen en el canal de YouTube «Fight the Flat Earth» cómo era estar dentro de dicho movimiento. Sí, el tiempo verbal «era» es correcto. Hablamos del pasado porque ambos contaban cómo lo dejaron. Adam, por cierto, tenía un canal promoviendo el terraplanismo. Ya lo ha cerrado. Lo curioso es que no es complicado encontrar más casos de personas que han abandonado el terraplanismo. Estos hechos resultan extraños. ¿Cómo es posible que hayan dejado el movimiento si no se les puede convencer? ¿Quizá fue de manera espontánea? En el vídeo ambos lo explicaban, pero ¿les convierte eso en un contraejemplo de la premisa de partida del artículo? Ahora teníamos dos vías de preocupación: los mecanismos esos y los fallos en las estrategias de fidelización terraplanista.

El problema de los mecanismos es que no está claro cual es realmente el detonante. Por un lado, parece ser que la principal razón por la que se hace uno terraplanista es porque se convence de forma espontánea, solo, sin ayuda de nadie: «La mayoría de terraplanistas no han sido convencidos, se han convencido al verse incapaces de demostrar que bajos sus pies hay una bola de 510 millones de kilómetros cuadrados». ¿Debemos entonces callar? ¿Es la solución no hablar del tema, no crear contenidos relacionados, y así evitar que nadie intente convencerse y acabe convertido? ¿Es entonces un problema escribir sobre el terraplanismo, aunque sea para atacarlo, porque podríamos motivar que más gente piense sobre el tema y se autoconvenza? ¡Menudo dilema!

Por otra parte, y siempre según el texto, «YouTube es la clave». Un estudio, de momento el único que hemos visto pero seguro que en breve aparecerán más, sirve como conclusión definitiva y probatoria. «YouTube parece ser la amalgama de la comunidad de la Tierra plana». Así que la comunidad terraplanista, creencia de orígenes milenarios, y de la que podemos encontrar referencias de sus versiones modernas en Google Ngram ya a finales del siglo XVIII, debe su poder a YouTube, una plataforma lanzado el 14 de febrero de 2005. Comunidad por cierto que tuvo también un interesante crecimiento, reflejado en la historia reciente de su principal exponente, The Flat Earth Society. Esta llego a finales del siglo XX a tres mil quinientos miembros (o eso decía su líder), pero casi termina desapareciendo por una caída de los miembros abrupta. A día de hoy aparecen registrados unos preocupantes quinientos cincuenta y cinco terraplanistas. Algunos de ellos lo hacen de manera anónima (UNLISTED). ¿Quizá sean incluso investigadores o curiosos, que no apoyan realmente dicha sociedad? Por cierto, me temo que no podemos confirmar ni desmentir si estamos asociados o no.


(Clic para ampliar)
A la vista de estos datos parece que la conclusión que debemos obtener del artículo es clara y rotunda: antes el terraplanismo no era un problema tan preocupante, pero ahora sí que lo es, por culpa de YouTube. YouTube es quien provoca que todo aquel que se inicie en el terraplanismo no pueda dejarlo nunca. Bueno, todos salvo Adam y Sean. Y los que no intentamos convencer, claro. Porque si no se les puede desconvencer pero hay desconversos, debe ser porque también se desconvierten solos, de manera espontánea, revirtiendo el proceso de convencimiento autoespontáneo de manera natural. Como podemos comprobar el problema es complicado de entender para los no iniciados.

Si recapitulamos y juntamos las premisas del artículo, llegamos a otra conclusión todavía más preocupante. Primero: se convencen solos, no les convence nadie. Segundo: no se puede convencer a un terraplanista (se entiende de que deje de serlo, digo por la premisa anterior). Esto implica que su número solo puede crecer. Como en un apocalipsis zombi, para hacer una comparación fácil de relacionar. O como rezaba el viejo chiste: «el que entra no sale». Tercero: el motivo por el cual el terraplanismo crece ad infinitum y no puede reducirse es la «amalgama» YouTube. Bueno, también afectan algo ciertos mecanismos sicológicos, conocidos y asociados a menudo a sectas, pero en realidad es YouTube. ¿Es la conclusión entonces que la solución pasa por censurar YouTube? Si es así, cualquier otro canal de comunicación que permita la difusión del terraplanismo también. ¿O no? El problema, ¿se circunscribe solo a YouTube? Estando ante un peligro tan grave cualquier medida preventiva es poca. ¿Y qué hacemos con los ya conversos al terraplanismo? Para evitar que convenzan a otros, ¿les bloqueamos el acceso a YouTube? ¿O directamente los encarcelamos y evitamos cualquier contacto con otros humanos? Dudas que demuestran que el tema es preocupante, y que se hace necesario entenderlo mejor para buscar soluciones.

Para empezar, es posible que una parte del problema se pueda resolver atacando a lo que el artículo considera una de las claves: el algoritmo de YouTube. Reza el texto que «muchos especialistas han denunciado cómo el algoritmo de recomendaciones de YouTube termina convirtiéndose en una espiral descendente hacia contenidos cada vez más extremistas, manipuladores y tóxicos». Desafortunadamente no se aporta ninguna referencia para que podamos revisar los trabajos de estos especialistas. También se argumenta que «Lógicamente, estos mensajes tienen derecho a subirse a la red, pero los algoritmos los están promocionando por encima de contenidos relevantes». De nuevo no encontramos ninguna prueba, referencia o estudio que confirme esta afirmación con datos sólidos obtenidos de YouTube. La mayoría de las pruebas se basan en entrevistas con expertos. No nos arredramos ante la falta de evidencias. El problema es grave así que debemos hacer algo. Por ejemplo, preguntar a YouTube.

Desafortunadamente en el artículo no hay ninguna referencia de la compañía. Desconocemos por qué no se ha preguntado directamente a la fuente del problema, pero seguro que existía una buena razón, motivo por el cual nosotros tampoco lo haremos. Sin embargo, sí nos parece importante entender mejor cómo funciona la plataforma de difusión de contenidos y sus algoritmos. Y hay veces en que, para aprender, mejor que un experto o un académico es una fuente profesional experimentada. Así que preguntamos a 2btube por su experiencia sobre YouTube. Empresa fundada en España a finales de 2014 por Bastian Manintveld y Fabienne Fourquette, actualmente representa a más de quinientos talentos de habla hispana en todo el mundo, y cuenta con oficinas en España, Miami, México, Ecuador y Colombia. Su audiencia global es de más de mil quinientos millones de reproducciones al mes y doscientos sesenta y cinco millones de suscriptores. Preguntados por los principales contenidos que se consumen en YouTube nos dicen que «si solo tenemos en cuenta el número de suscriptores o de visualizaciones mensuales, los youtubers más destacados pertenecen a la categoría de videojuegos y entretenimiento. Sin embargo, hay youtubers en el sector de lifestyle que están muy lejos de alcanzar el número de visualizaciones que obtienen los canales de videojuegos pero, en cambio, son verdaderas celebrities».

Sobre los peligros de YouTube en lo relativo a difundir pseudociencias su visión es clara. «YouTube es, en palabras del propio YouTube, una plataforma con presencia mundial que permite publicar y compartir vídeos a cualquier usuario, desde creadores independientes a grandes organizaciones multimedia. Los espectadores acuden a YouTube para ver una gran variedad de contenido según sus intereses, desde gameplays, maquillaje, ciencia o noticias de política internacional. YouTube es un medio de comunicación completamente democrático, es decir, todo el mundo puede difundir un mensaje siempre y cuando cumpla con sus normativas básicas; global, es decir, no hay fronteras y puedes ver vídeos de creadores de cualquier país; y ajeno a cualquier tipo de programación lineal, es decir, puedes ver lo que quieras cuando quieras y desde cualquier dispositivo conectado a internet. Pero la plataforma revisa los vídeos para comprobar que cumplen con su normativa, y además cualquier persona puede denunciar un contenido si considera que no es apto. YouTube tiene muy en cuenta todas las denuncias y puede llegar a eliminar vídeos e incluso canales. Cuando más activa sea la comunidad de usuarios de YouTube más control habrá de los mensajes emitidos».

Para una empresa como 2btube la capacidad de difusión de contenidos y de llegar a audiencias masivas y de nicho es muy importante, así que les preguntamos por la relevancia de los contenidos pseudocientíficos. «Actualmente se suben a YouTube más de cien horas de vídeo cada minuto. Se ven más de mil millones de horas de vídeo al día en YouTube. En 2015 la empresa afirmaba que eran quinientos millones y un año antes la cifra era trescientos. En la plataforma se comparten miles de contenidos y todos ellos diferentes. Videojuegos, deportes, manualidades, moda, belleza, motor… En YouTube hay de todo y todo tiene cabida. Por tanto, ¿qué es residual y qué es relevante en YouTube? Más bien hablaríamos de contenidos más compartidos o que son tendencia porque, de repente, toda la plataforma se llena de esa temática. Ocurrió con el videojuego de moda, Fortnite, y con el Momo Challenge, por ejemplo. Ciertos contenidos enfocados en ciencia, como por ejemplo el canal de Quantum Fracture, están teniendo muy buena acogida entre los usuarios de YouTube. También otros que van en contra de la comunidad científica están ahí y no pueden ser ignorados».

Analizando con ellos el impacto que pueden tener los contenidos pseudocientíficos para convencer a quienes los consumen, nos comentan que «como cualquier otro medio, ya sea digital, escrito o audiovisual, si la argumentación está trabajada, tiene cierta base científica y la persona sabe de qué va el tema, por supuesto que pueden convencer a los espectadores. También hay temas que los lectores o espectadores no dominan o casos en que se utilizan argumentaciones bien realizadas que pueden engañar al espectador. Nos ocurre diariamente con las fake news o documentales de dudosa credibilidad, por ejemplo».

En conclusión, en YouTube hay una gran variedad y cantidad creciente de contenidos; lo que más se consume es entretenimiento y videojuegos; las modas y tendencias influyen mucho en el tipo de contenido (pero tras su ventana de efervescencia suelen desaparecer); los pseudocientíficos pueden utilizar YouTube para difundir su mensaje, pero la comunidad científica, los usuarios y la propia plataforma de YouTube cuentan con mecanismos para defenderse y controlar que los contenidos cumplan con una normativa. Parece por tanto que YouTube no es tan peligroso como se podía intuir.

Además, si aceptamos la premisa del artículo como cierta, bastaría con cambiar el algoritmo de YouTube para resolver el problema. ¿Qué sabemos del algoritmo? Vamos a intentar entender mejor esta parte del problema. En primer lugar es bastante conocido el concepto de «cámara de eco» (o echo chamber) asociado al mundo de los medios. Se refiere al impacto en las creencias de escuchar y leer siempre los mismos argumentos de la misma gente. Algunos autores lo relacionan con el «tribalismo cultural». También relacionado está el concepto de «filtro burbuja», explicado en su charla TED por Eli Pariser. Y lo que es peor, si solo tenemos contacto con gente que piensa como nosotros podemos llegar a creer que lo sabemos todo, volvernos más extremistas y ser más propensos a la falacia.

Por lo tanto, parece evidente que los algoritmos de recomendación nos pueden influir y sesgar. También que dicha influencia es un problema. Bueno, siempre que sea correcto que nos muestran siempre el mismo tipo de información de las mismas fuentes. Por cierto, este fenómeno lleva ocurriendo fuera del mundo digital miles de años, y se lleva estudiando académicamente su uso por particulares y organizaciones desde décadas antes de la aparición de internet. El fenómeno del marketing de boca a boca o «Word of Mouth Marketing» es ampliamente conocido. Según Francis Buttle, «el boca a boca es reconocido desde hace muchos años como una importante influencia en lo que la gente sabe, siente y hace». Desde Filípides corriendo hasta Atenas, pasando por Paul Revereavisando a los colonos de que difundieran el mensaje de la llegada de los ingleses, hasta nuestros días. Por lo tanto el problema parece que no está en la existencia de una plataforma. Si acaso la plataforma, como otros medios de comunicación más eficientes y masivos a lo largo de la historia, puede servir para amplificarlo.

En cualquier caso, si el problema es el algoritmo, tenemos una buena noticia. Al teclear en el buscador de Google las palabras «YouTube algorithm guide» podemos encontrar casi cuarenta millones de resultados. Igual que en Google, el SEO (Search Engine Optimization) depende de conocer el algoritmo. Y comprenderlo es vital para el negocio de millones de empresas. Por lo que gran parte del funcionamiento del algoritmo, Panda o Penguin o el que toque, es conocido y está disponible en abierto. Algoritmos que en todas las plataformas están cambiando continuamente, no solo en Googleo Youtube, también en Facebook. Incluso podemos tener contacto directo con la gente de Google o YouTube por diversas vías para aprender o preguntar. A fin de cuentas YouTube es básicamente un buscador. Es más, en algunos países es el buscador donde más consultas se hacen, por encima de Google. Otros algoritmos de recomendación sin embargo no explican de manera tan abierta el criterio por el que nos recomiendan contenido. Por ejemplo, los de muchos medios digitales utilizan para recomendar artículos de su hemeroteca. En conclusión, el impacto del algoritmo es relevante pero también es cambiante y tendría fácil solución.

Quizá el problema con YouTube esté en otra parte. Seguimos buscando y encontramos que el artículo cita al experto Alex Olshansky, quien nos dice que «un usuario individual de YouTube por ejemplo, sin respeto por la verdad, el rigor o la coherencia, en algunos casos puede llegar a una audiencia comparable». Para ilustrarlo el artículo incluye un gráfico de Google Trends sobre el crecimiento de los contenidos asociados al concepto en inglés «Flat Earth» en YouTube. El gráfico es terrible. Muestra claramente un crecimiento abrupto y sostenido. No olvidemos que estos contenidos pueden afectar a los miles de millones de personas que tienen acceso a YouTube, y que están expuestas a todo lo que esos quinientos cincuenta y cinco miembros de la Flat Earth Society pueden generar. Poca broma con esto.

Para comprender mejor el peligro hacemos, de nuevo, un sencillo experimento en YouTube: buscamos «terraplanismo». Lo primero que nos aparece es el «Trap of the Flat Earth», que cuenta con más de dos millones de visionados y está protagonizado por Jaime Altozano, Quantum Fracture y Martí Montferrer (CdeCiencia). No son terraplanistas, por cierto. Lo segundo, una pieza de Quantum Fracture con más de cinco millones de visionados, titulada «Puedo convencerte de que la Tierra es plana» (supongo que para atraer terraplanistas e intentar convencerlos, imagino que porque el conocido divulgador no sabe todavía que no es posible). En total, de los diez primeros vídeos que YouTube nos muestra seis tienen contenido desmontando el terraplanismo de diversas formas, para un total de más de diez millones de visualizaciones (sin contar los del último resultado de los diez, que es un mix de varios vídeos, comenzando por el trap ya comentado, lo que subiría esta cifra ampliamente). Otros dos que nos aparecen son también de Jaime Altozano, autor del trap anterior, y no parecen relacionados con el tema sino con su canal de divulgación sobre música. Muy posiblemente porque somos fans y «patreonos», lo que demuestra que el algoritmo de recomendación estaba trabajando.

Finalmente hay únicamente dos a favor del terraplanismo: uno de Oliver Ibáñez, publicado en octubre de 2016 y con algo más de 1,4 millones de visionados; y otro con una entrevista que cuenta con treinta y ocho mil visionados. He visto ambos con miedo de terminar creyendo en el terraplanismo, pero consideraba que este artículo merecía el sacrificio (aun así me resisto a incluir los enlaces aquí por pura prevención). El vídeo de Ibáñez tiene 24k votos negativos frente a 16k positivos. ¿Quizá con esto ya podemos concluir científica y sólidamente que hay más de dieciséis mil terraplanistas? Preocupante. Pero afortunadamente, de los más de dieciocho mil comentarios, la mayoría de los primeros, de nuevo, se manifiestan en contra del terraplanismo. La conclusión a vuela pluma, que no científica, pero nos puede dar una buena aproximación, es que ciertamente cada vez hay más contenido sobre el terraplanismo en YouTube. Pero su algoritmo de búsqueda presenta una mayoría de vídeos en contra de esta corriente, vídeos que además son los más vistos con mucha diferencia. La proporción es, más o menos, de 10 en contra por cada 1,5 a favor, en el peor escenario.

Por cierto, para evitar sesgos realizamos la misma búsqueda en otro navegador distinto, limpio de cookies y sin relación con cualquier perfil personal. El resultado fue la desaparición de los dos vídeos musicales de Jaime Altozano y la aparición de más vídeos contra el terraplanismo, esta vez de otros divulgadores. ¿Mirar más allá de las diez primeras búsquedas? Se suele decir que la segunda página de resultados de un buscador es el mejor lugar para esconder un cadáver… porque prácticamente nadie la revisa. Por cierto, a pesar de haber buscado vídeos sobre terraplanismo, días después el algoritmo sigue priorizando todas las temáticas que visionábamos con regularidad anteriormente. ¿Podría ser que para activar la «cámara de eco» hasta niveles peligrosos se necesitan más búsquedas? Seguimos.

Si el problema preocupante no está en YouTube, a la vista del contenido y el funcionamiento de la plataforma, ¿dónde está? Explica el artículo que «Todos los terraplanistas creen en otras conspiraciones». Para confirmarlo enlaza un interesante artículo en el que se hace referencia al estudio titulado «Creationism and conspiracism share a common teological bias». El estudio se sustenta en tres muestras que totalizan más de dos mil respuestas. Parece sólido. Repasando las conclusiones y la metodología por encima se comprueba que las correlaciones son altas en las tres muestras. Tras leerlo una segunda vez vemos que el estudio es interesante y valioso. Resolver un problema sin entenderlo es bastante complicado y este trabajo intenta aportar luz sobre los sesgos que afectan a la gente que cree en conspiraciones. Sin embargo, no somos capaces de encontrar en los datos del mismo ninguna confirmación de que TODOS, el 100%, absolutamente todos, crean en otras conspiraciones. Para resolver la duda nada como preguntar a los autores del estudio. Uno de los autores nos respondió de manera rápida y clara, aportando datos en bruto originales y reveladores:

-De toda la muestra los «flat earthers» eran únicamente ciento treinta y dos.

-Ciento treinta de ellos creían también en otras teorías de la conspiración.

-Solo dos de ellos creían en el terraplanismo y en nada más.

-Esto supone un 98,48%.

-En el resto de las teorías conspirativas la proporción era menor.

-El terraplanismo era la más extrema en este estudio.

-No fue posible determinar si primero fueron terraplanistas y pasaron a otra conspiración, o viceversa.

Nada de esto aparece en el artículo, que se publicó en la sección de ciencia del periódico, no en la de opinión. En ciencia y en divulgación el rigor es importante. Por ejemplo, no es lo mismo que el problema de las adicciones comience por fumar un porro para luego pasar a drogas más duras, que siguiendo camino contrario. Esto es muy importante, sobre todo si queremos buscar soluciones al problema. Si el terraplanismo es la vía de entrada a ser antivacunas, actuaremos de manera diferente para solucionarlo que si son los antivacunas los que se hacen terraplanista como norma. Además, correlación no implica causalidad. ¿No podría quizá ocurrir que los conspiranoicos se suban al carro de todas las teorías absurdas para conseguir más seguidores y detractores, ya que la polémica vende? Finalmente, y en otro orden de cosas, ¿por qué realizar una afirmación tan categórica? ¿Tiene sentido asumir el riesgo de que un único contraejemplo haga caer el castillo de naipes, socave la confianza del lector y aporte argumentos a quienes fomentan los fraudes y conspiraciones? ¿Por qué no tener en cuenta en el artículo estos importantes detalles? Presupongo que, ante el terrible riesgo que pueden suponer los terraplanistas para la supervivencia de la raza humana, se ha preferido en el artículo no entrar en disquisiciones sobre si eran un 98,48% o un 100%, ni si la muestra de ciento treinta y dos sujetos es representativa como para generalizar. La peligrosidad de la situación lo hace comprensible y perdonable.

Porque lo que ya no se puede negar es la gravedad del peligro al que nos enfrentamos, tal y cómo remarca en el texto Olshansky: «En la medida en que el pensamiento conspirativo está generalizado, comienza a plantear un problema para el mantenimiento de una esfera pública racional en la que las discusiones y los debates políticos se basan en evidencias, en lugar de traficar con sospechas de que un grupo manipula los hechos desde las sombras para impulsar una agenda oculta». ¿Está el pensamiento conspirativo generalizado ya? ¿Desde cuándo? ¿En qué medida? ¿Cómo podemos confirmarlo? ¿Con qué métrica lo medimos? ¿Cuántos terraplanistas hay en España? ¿Son esos dieciséis mil del vídeo o hay más? ¿O hay troles en esos dieciséis mil y pincharon por otros motivos? ¿Debemos identificarlos y ponerles algún distintivo para reconocerlos? ¿Cuál es la solución? ¿Aislarlos? ¡Eso iba a costar un dineral!

Precisamente, por dudas como estas cuantificar y medir es vital en estos casos, además de una de las bases de la ciencia. Si la Flat Earth Society aporta número y datos de sus miembros, no debería ser complicado calcular cuántos hay en España y determinar quiénes son, así como su evolución. Oliver Ibáñez debe tener ya casi cuatrocientos mil suscriptores en su canal, así que todas esas cuentas (que no personas) seguro que son terraplanistas, lo que da una cifra todavía más preocupante. Es más, en 2017 tenía apenas ochenta y ocho mil suscriptores. ¿Será posible que el incremento del contenido sobre terraplanismo en YouTube, como el que hemos analizado antes, sea el motivo por el cual ha crecido tanto su número de suscriptores? Terrible. Hay que hacer algo rápido, antes de que esto vaya a más. Por cierto, también hay que entender qué es un suscriptor, que además el hecho de serlo no implica ser un creyente, defensor o amante del contenido, y que además se pueden comprar suscriptores para hacer parecer más relevante a nuestro canal.

Lo que no parece preocupante es la acusación de que un grupo antipseudociencias pueda tener una agenda oculta. Es fácil de evitar: basta una total transparencia sobre los orígenes de los recursos económicos de dichas asociaciones. Es cierto que al no ser sociedades mercantiles su obligación de aportar información sobre ingresos, cuotas, socios, patrocinios o cuentas es diferente. Los que hemos creado y gestionado asociaciones ya conocemos las particularidades de la ley de asociaciones y su rendición de cuentas. Y precisamente por eso, dado que su objetivo es la lucha por la verdad, demostrar con transparencia que no hay ningún motivo económico que pudiera afectar a su credibilidad no es complicado. Esto eliminaría radicalmente el principal argumento de estos detractores. No olvidemos lo importante y grave que es el problema, problema que «hace que aumente la desconfianza hacia gobiernos y expertos».

Puede parecer baladí, pero este asunto de la confianza, sobre todo en los expertos, es de vital importancia. En primer lugar porque la definición de experto varía mucho. Para Niels Bohr un experto era «una persona que ha cometido todos los errores que se pueden cometer en un campo muy estrecho». Pero si revisamos el magnífico documental sobre «la industria de los expertos», descubriremos que es más comúnmente conocido como alguien que aparece en los medios dando una opinión y que incluso se puede formar en escuelas específicas para ello. También que para llegar a ser un experto que sale en medios de comunicación de masas, y poder vivir de ello, un factor importante es ser categórico y no dudar. Lo contrario que un científico o un escéptico. Pero parece lógico si la clave es generar confianza en una audiencia masiva y heterogénea.

Y claro, si conocemos al experto «equivocado» antes que al «correcto», es muy posible que terminemos confiando en la persona equivocada. O si comenzamos a salir con una persona que es terraplanista. O si esa persona consume homeopatía. O si es religiosa. O quizá no pasa nada por encontrar primero al «incorrecto». Campofrío demostró en 2016 que hay casos en que vivir con alguien de creencias totalmente opuestas no tiene por qué cambiar a ninguna de las dos personas, pese a estar en contacto regular y tener una fuerte implicación emocional. Quizá son casos particulares irrelevantes también. Pero como no podemos negar la rotunda realidad del dicho popular, «dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición», y hay casos en que el contacto influye en la «conversión», decidimos analizar el tema del contacto con contenido inapropiado, que es también muy preocupante.

Así lo determina el artículo, apoyado en el reportaje de The Verge sobre moderadores de contenidos de Facebook que terminaban cuestionando la realidad tras enfrentarse cada día a la lectura de teorías de la conspiración y barbaridades varias. A mÍ al principio me preocupó bastante. Leyendo con detalle podemos comprobar que el problema se circunscribe a Estados Unidos y que no había un detalle sociodemográfico sobre las personas que realizan esa tarea, para descartar que pudiera haber otros motivos influyendo (educación, clase social, u otra variable moderadora o mediadora). Además, cualquiera que haya trabajado en atención al cliente, formación y venta al público conoce situaciones y sensaciones parecidas. No solo es la experiencia personal, existe bastante literatura sobre el impacto negativo que tiene en la salud este tipo de actividades en general. Desde el «burnout»(vulgo «terminar quemado»), pasando por impactos emocionales, hasta una mayor agresividad. También sufren problemas los expertos clínicos en tratamiento contra el cáncer, o los psiquiatras. Por no hablar del contacto con secuestradores y el síndrome de Estocolmo. Esperamos que las personas que trabajan para acabar con crímenes terribles contra los niños, entre los que se encuentran diversos cuerpos de seguridad del Estado, y que a menudo buscan en internet y redes sociales imágenes y comentarios para cazar a los malos, no se vean afectados también por la exposición a terribles contenidos como para empatizar con los criminales o comenzar a creer cosas raras. Podemos confirmar de momento que la «transferencia por contacto con el contenido» (por llamarla de algún modo) se presenta en los moderadores de Facebook de Estados Unidos, los terraplanistas en YouTube y los algoritmos de Inteligencia Artificial de Microsoft en Twitter. El problema quedaría de este modo reducido y localizado, lo que ayudaría a evitar que el número de terraplanistas crezca.

Pero todavía nos seguiría quedando sobre la mesa el dilema de qué hacer con todos los terraplanistas a los que no se puede convencer. ¿Esperar que se autodesconvenzan? ¿Quizá enviarlos a un país dónde YouTube esté prohibido para evitar que hagan más daño? ¿O creamos un sistema de castigos como el de China para preservar la integridad del conocimiento? Si están afectados por los mismos mecanismos que quienes entran en una secta, como explican Adam y Sean, es posible que tengamos herramientas para resolver la situación. Aunque eso vaya contra la premisa principal del artículo, pero como buenos escépticos nos hemos en la obligación de hacerlo tras aplicar el pensamiento crítico al análisis del texto.

Los motivos para creer que se les puede convencer son diversos. Explica en el artículo la propia Susana Martínez-Conde, de manera breve pero clara, la base neurocientífica del comportamiento y motivaciones de estos grupos. No difiere mucho de otros grupos y asociaciones parecidos, incluso de los más cerrados como las sectas. Ejemplifica perfectamente el fenómeno del narcisismo colectivo de estas personas que se creen en posesión de la verdad, y que piensan que «los demás son borregos». ¿No sería posible entonces que, paradójicamente, los terraplanistas se refieran a sus detractores como «magufos»? Este tipo de mecanismos no solo sirve para demostrar que ellos tienen la razón y el resto no, también es una herramienta para deshumanizar al contrario, que ya no es una persona sino otra cosa, un ser inferior, al que por tanto se puede insultar, despreciar o incluso cosas mucho peores. Se busca provocar una separación clara entre dos grupos, los buenos y los malos, sin cabida para los independientes que no se alineen con uno u otro.

Y así tenemos por un lado a los que usan estudios científicos válidos frente a los que hacen cherry picking o generalizan a partir de estudios singulares con muestras pequeñas que apoyan sus argumentos tremendistas; a los que fomentan la ciencia y el pensamiento crítico frente a los que no aceptan las críticas aunque vengan argumentadas con datos y referencias; a los que realizan linchamientos digitales a quien les critica mientras se hacen las víctimas de ataques cuando se intenta razonar con ellos frente a los que no; a una élite que se considera dueña y propietaria del conocimiento y la ciencia, enfrentada a los que son un fraude porque no utilizan datos para soportar sus argumentos y se enfocan en las emociones; los que tienen bula y superioridad moral porque están salvando al mundo de los malos, frente a los buenos, que hacen lo contrario obviamente; los que exigen censurafrente a los que exigen libertad; los que buscan la muerte social del contrario frente a los que buscan la integración y empatizar. No olvidemos que condenar moralmente a otros señala nuestra virtud, mejora nuestra reputación y se convierte en una forma de autopublicidad. Y cuando entramos en esas dinámicas después cuesta mucho dejarlas. Esto sí es preocupante.

En resumen, mecanismos que llevan a la constante sensación y necesidad de pertenencia al grupo “bueno”, que debe terminar con los “malos”. En esta dicotomía entre ellos y nosotros está el origen del mal. Así explica Pablo Malo la importancia del libro «Becoming Evil», sobre cómo la gente normal puede llegar a convertirse en genocida. ¿Qué es el mal? En el libro el autor lo define como el «daño deliberado de humanos por otros humanos».

Dejo dos párrafos aclaratorios de la gravedad preocupante del problema:

Un aspecto de este pensamiento dicotómico es el moral: nuestro grupo es superior moralmente al grupo exterior. Nosotros somos buenos, ellos son malos. Nuestra causa es sagrada, la de ellos es el Mal. Nosotros somos justos, ellos son injustos. Nosotros somos inocentes, ellos son culpables. Nosotros somos las víctimas, ellos son los victimarios.

Las mentes humanas tienen una tendencia definir los límites de la tribu. Un grupo de los Kung San del Kalahari se llaman a sí mismos algo que quiere decir literalmente «la gente real» y en su idioma las palabras para malo y extranjero son la misma. Otro ejemplo: los habitantes caníbales del área de Irian, en Nueva Guinea, se llaman a sí mismos los Asmat, que quiere decir «la gente», «los seres humanos». A los forasteros los llaman Manowe, «los que se pueden comer». El etnocentrismo es la tendencia a centrase en el grupo propio como «bueno».

A esto falta añadir otro efecto, el del «peer group pressure», que también comenta Adam, por cierto. Una vez estás dentro de un determinado grupo social el coste de abandonarlo no puede ser obviado. No solo puede crecer con cuántas más horas del día ocupe la relación con el resto de los miembros, también con la agresividad del grupo a permitir abandonos. Este es uno de los factores que dificulta convencer a «los otros», sobre todo si las herramientas que se utilizan son el insulto, el desprecio o la ridiculización. Y como toleramos más las conductas que violan normas sociales si quienes lo hacen son de nuestro grupo, ya tenemos el sustrato para una batalla inacabable. Esto incluye comportamientos como el de aplaudir a nuestros amigos y defenderlos incondicionalmente, incluso cuando lo que publican no tiene base científica, esta sesgado, incompleto o directamente equivocado. Si nuestro grupo es el bueno, exterminar al malo puede entrar dentro de lo aceptable. Como explicaPablo Malo, psiquiatra y divulgador de psicología evolucionista, «creerse en posesión del bien y la verdad justifica cualquier cosa, es un cheque en blanco para hacer lo que sea. Si hay personas que se oponen al Bien absoluto tienen que ser realmente malos y depravados y merecen ser castigados». Preocupante.

Tras tanta preocupación y con gran parte del análisis realizado, queremos ser optimistas. Quizá el problema no es tan grave. También creemos que hay otras soluciones que las que parecen deducirse de las conclusiones del artículo y que hemos comentado antes. Para empezar existen herramientas para ayudar a personas a salir de las adicciones y la sectas, y sobre todo a no caer en ellas, herramientas que podrían ser de aplicación en estos casos. Por ejemplo, sacarles de su entorno o crear un tejido social de apoyo que dificulte la iniciación o la recaída, y que facilite dejarlo sin ser visto como un apestado. El problema es el coste de conseguir implementarlo, y que además sea sostenible como para crear una hábito que suponga una barrera.

Las fluctuaciones históricas, sobre todo por factores económicos como se comenta en el artículo, también influyen. Es más probable que los terraplanistas vuelvan a estar a punto de desaparecer como colectivo organizado a que se conviertan en una secta que intente provocar el fin de la humanidad, algo que hasta ahora no hay evidencias de que hayan intentado. Si acaso han atentado contra su integridad física (lanzándose con un cohete casero a comprobar la forma del planeta), o contra su bolsillo (fletando un barco para ir a los confines de TierraDisco), no contra otros.

Paradójicamente, esos riesgos los han tomado para confirmar o refutar con sus propios ojos su creencia en el terraplanismo, lo cual es una característica de científicos y escépticos. ¿Es posible que sean simples maniobras de distracción para que olvidemos que en realidad están tramando un malvado plan para terminar con la ciencia y la humanidad? ¿Qué Oliver Ibáñez no sea el típico caso de alguien que diciendo burradas ha conseguido audiencia, y ahora lo hace profesionalmente porque le hacen caso y gana dinero con ello, sino un líder moderno con un minucioso plan para destruir los cimientos de la civilización? ¿Está quizá el artículo infiriendo que las personas que creen en teorías de la conspiración no son casos aislados, sino grupos y asociaciones organizadas, con acceso al poder político, y que conspiran en listas de correo y foros de internet privados, buscando imponer su visión a los demás porque creen que están salvando a la humanidad? Echamos de menos más pruebas al respecto para demostrarlo, al ser una alternativa realmente preocupante. Entre otros motivos porque si es cierto lo que concluye el estudio anteriormente comentado sobre creacionistas y conspiraciones, rápidamente pueden pasar a creer en muchas nuevas conspiraciones más. También nos preocupa generar una excesiva alarma social contra un colectivo sin sólidas pruebas de su peligrosidad, ya que normalmente los resultados de estas acciones no son precisamente positivos, pudiendo llevar el linchamiento digital al mundo real.

Una herramienta más que creo puede ayudar a solucionar el problema es la empatía y la aceptación de la diversidad. Ya hemos comentado que estar solo con gente que piensa como nosotros puede tener un impacto muy negativo. Leer y debatir con personas que piensan de manera opuesta ayuda a tener una sociedad más sana. Atacar las creencias produce el efecto contrario al deseado, insultar no hace que la gente cambie de creencias, y los datos o los argumentos racionales solo funcionan si se utilizan con el colectivo adecuado, como por ejemplo los escépticos o los científicos.

En resumen, aceptar a los que son y piensan de manera diferente facilita empatizar y anima a hacer uso, no solo de datos, sino también de las emociones, tal y como explicaba en el artículo Susana Martínez Conde. Por cierto, consultada al respecto la reconocida neurocientífica, confirmaba que la conclusión de que no es posible el cambio de ideas es del periodista, no de ella. En ningún momento de la entrevista se le hizo esa pregunta concreta.

Finalmente, aunque seguro que no era necesaria la aclaración, hemos titulado este artículo usando como referencia el original, pero cambiando la palabra «terraplanistas» por «escépticos», entrecomillada. El objetivo era ampliar el análisis sobre la imposibilidad de convencer a individuos y miembros de determinados colectivos que, presentándose como defensores de la ciencia, la lógica, la razón y el pensamiento crítico (ergo escépticos), en realidad muestran un comportamiento que se aleja clara, sobrada y completamente de dicha definición. A fin de cuentas, una pregunta que nos hacemos siempre ante cualquier tema es:¿qué datos, argumentos o pruebas nos podrían hacer cambiar de opinión? Y sé que un verdadero escéptico jamás se hubiera dado por aludido, jamás hubiera parado hasta encontrar la verdad, nunca se hubiera alterado sin antes leer hasta el final. Así que tras este análisis afrontamos el futuro desconocido con un sentimiento de esperanza. Porque si un Adam, un terraplanista, puede aprender el valor de cambiar de opinión, tal vez el resto de nosotros también podamos.
https://www.jotdown.es/2019/03/no-puedes-convencer-a-un-esceptico-y-eso-deberia-preocuparte/
 
La extinción de las cabinas eróticas de Madrid
Los míticos «sex shop» con espectáculo de las calles de Atocha y Montera no han sobrevivido al imperio de internet
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Tatiana G. Rivas@tatianagrivas
Adrián Delgado@AdelgadoLeon
Madrid
Actualizado:15/03/2019 01:00h
0«Rápidas y discretas»: así son las de máquinas expendedoras sexuales en Madrid

Aún recuerdan algunos de los asistentes que tuvo el mítico «sex shop» de Atocha, 82 cómo se cerraban las persianas de las cabinas eróticascuando se agotaban los minutos de espectáculo que concedían las 200 pesetas que introducían en un cajetín del sórdido habitáculo. Era principios de los años 90. Tu Mundo Fantásticodespertaba la curiosidad y la asiduidad de numerosos «voyeurs» que ponían fin a su cita con la mujer anónima que se desnudaba tras el cristal con un orgasmo. Con el cliente ya fuera, un operario adecentaba la instalación a golpe de fregona. En los últimos tiempos, hasta cinco bailarinas se lucían en la zona de «peep show» en turnos de tarde y noche. También existían las cabinas individuales donde el usuario podía elegir visionar entre un catálogo de más de 2.000 películas subidas de tono.

Hoy, en el gran espacio que ocupó aquel lugar de deleite sexual se ha instalado una conocida cadena de supermercados. A su lado, en el número 80, más reducido, aún se mantiene el establecimiento, pero ya sólo vende productos eróticos. «Los hábitos de consumo han cambiado y desde hace aproximadamente dos años nos trasladamos aquí. Las cabinas ya no se usaban», comenta una dependienta sin querer aportar más datos.

Lo mismo ha ocurrido con el establecimiento que esta marca tiene en la calle de Montera, 30. «Internet se lo ha cargado todo», expresa uno de los hombres que hay tras el mostrador. Añade como curiosidad que lo que más tirón tiene de la tienda actualmente son los objetos de BDSM (Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo) gracias al tirón de «50 sombras de Grey».



Apuntan en Tu Mundo Fantástico que las chicas que bailaban y hacían «streptease» en sus cabinas se emplearon en un conocido club-cabaret sensual ubicado en una vía perpendicular de la Gran Vía. Allí, se mantiene el espectáculo en el escenario sin cabinas de pago.

El fácil acceso a por**grafía de todo tipo y de forma gratuita que permite la red ha sepultado los negocios donde únicamente se contemplan escenas de s*x*. Buen ejemplo son las salas de cine X con las que contaba la capital desde los años 80, que echaron el cierre progresivamente desde 2012 con internet como vergudo y el remate de la crisis económica y el incremento del IVA del 8 al 21%. Aquel año pasaron a la historia en cuestión de dos meses el espacio de proyección «por**» en sesión continua de la calle Postas y el que se ubicaba en la Corredera Baja de San Pablo.

El último reducto X
En Duque de Alba, 4 se mantuvo a duras penas hasta 2015 el que fue el último recinto de estas características en Madrid. El administrador de aquella sala llevaba más de año y medio sin abonar las mensualidades del alquiler, un montante de 140.000 euros, como publicó ABC. La propietaria del edificio, la Inmobiliaria Noroeste Barragán, se vio obligada a rescindir el contrato. En 2017 resurgió «Sala Equis», un bar que mantiene el gran celuloide, pero donde sólo se proyectan películas convencionales mientras se picotea tumbado en una de sus hamacas.

Las Salas X se instalaron en Madrid en marzo de 1984, después de que el gobierno del PSOE desarrollara y aplicara la legislación sobre este cine con la conocida como «Ley Miró» (1/1982). Fue entonces cuando las películas «S», de contenido erótico, pasaron a la historia con Pilar Miró como directora general de Cinematografía. Con esta nueva norma, la exhibición ya no podía ser en una sala convencional, sino en una X. En la última década, todos los «sex shop» se han tenido que reinventar para mantener sus ingresos
https://www.abc.es/espana/madrid/abci-extincion-cabinas-eroticas-madrid-201903150100_noticia.html
 
Manual para comprarse una isla privada
Publicado por Ana Tudela Flores
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Strombolicchio, Italia, 2015. Fotografía: Kuhnmi (CC).
Este artículo fue publicado originalmente en nuestra revista trimestral número 19.

«Here and now, boys; here and now, boys». The words pressed a trigger, and all of a sudden he remembered everything. Here was Pala, the forbidden island, the place no journalist had ever visited. And now must be the morning after the afternoon when he’d been fool enough to go sailing, alone, outside the harbor of Rendang-Lobo. Island, Aldous Huxley.

Bienvenido a este mundo alejado de la industrialización y del progreso inútil. El mundo de lo imprescindible, la huida definitiva de lo que el ser humano ha creado. El cierre del círculo. Progresar, llegar a lo más alto del edificio más alto de la principal ciudad, destrozar el planeta si hace falta, para tener tanto dinero como para volver todo lo cerca que se pueda del taparrabos.

Si no quiere arriesgarse a buscar por sus propios medios su particular Pala o no entra en su sueño cargar con una civilización establecida por avanzada que sea, puede comprarse su propia isla o al menos una parcela. Esto no es un lujo exclusivo de cuentas a partir de seis ceros, dicen los intermediarios, y las islas privadas no tienen por qué ser remedos de El lago azul, aunque las baratasmucha infraestructura no tienen. Hay trozos de tierra esparcidos por el mar con precios de apartamento en Marina d’Or. Dice Knight Frank en su último informe al respecto que en los últimos años han sido habituales las transacciones de islas privadas en la costa oeste de Escocia e Irlanda por unos 350 000 euros, pero lo cierto es que es posible encontrarlas en las páginas web de mediadores incluso por bastante menos. Muy por debajo de ese precio es posible comprarse la parcela de una isla en Canadá (solar en Hemlow Island, Nueva Escocia, 218 530 metros cuadrados, 26 485 dólares, es decir, unos 25 000 euros) o incluso una isla entera en el mismo país (Sweet Island, British Columbia, 12 140 metros cuadrados, 72 900 dólares). Incluso es posible hacerse con una parcela en Fiji (Mavuva Island, solares al borde del mar por 125 000 dólares y con vistas al mar desde 75 000 dólares, 169 968 metros cuadrados, a diez minutos en ferri desde Vanua Levu, accesible desde el aeropuerto de Labasa).

Llegados a este punto, si ya se ha planteado que podría empezar a echar un vistazo al mercado isleño, conviene tener en cuenta algunas recomendaciones antes de dar el paso.

Primera. Antes de comprar, vaya a ver la isla. El primer reto es lograr que le lleven con todos los gastos pagados. Por lo menos los de ida. No se achante. Le puede parecer lejano emular a Richard Bransonporque Obama haya visitado su isla tras dejar el botón rojo en manos de Donald Trump o por los cinco mil millones de dólares que atesora el magnate británico según la lista Forbes o porque alojarse en una de sus instalaciones cueste a partir de cuatro mil quinientos dólares por noche. Sin embargo, el fundador de Virgin Records no tenía dinero ni para pagar un dos por ciento de lo que le pedían la primera vez que visitó Necker, la isla paraíso fiscal que ha convertido en su residencia y en un resort de lujo (dos veces, la segunda tras el incendio que sufrió la isla en 2011). La primera vez que la vio no pensaba ni comprársela. Como él mismo ha escrito, el objetivo era impresionar a una mujer de la que se había enamorado y el cerebro de Branson, que desconocía por completo dónde estaban las Islas Vírgenes pero a quien le molaron porque se llamaban como su empresa (tal es su ego), pensó que un recorrido en helicóptero sobre las aguas turquesas y las arenas blancas de uno de esos paraísos era definitivo como argumento de conquista. El caso es que no fue mal. Pasearon imaginando crear allí el cielo de los músicos, dice Branson. Era jueves. 1978. Virgin Records hacía unos años que había dejado de ser solo una tienda de discos y había lanzado Tubular Bells, su estreno como discográfica (1973). Llevaba cuatro álbumes de Genesis e incluso había salido victoriosa de su affair con la justicia por poner los Bollocks en la portada de los Sex Pistols. Aquella portada. Pero Branson aún no era millonario.

Cuando el mediador le dijo que el vendedor pedía seis millones de dólares por la isla, Branson contraofertó con lo que podía, dice: cien mil dólares. Allí les despidió el bróker. Branson y la mujer de la que se había enamorado, que se casaron once años después acompañados de sus dos hijos, tuvieron que encontrar el modo de volver de la isla por sus propios medios. Un año después otro bróker visitaría a Branson en Londres. Aún no había nadie que hubiera hecho una oferta por Necker Island. Nadie salvo Branson. Con la cartera algo más llena para entonces, el empresario británico aceptó pagar ciento ochenta mil dólares por Necker y el compromiso de construir un complejo en ella en un plazo máximo de cuatro años. Quería esa isla. Lo sabía porque la había visto.

Segunda. Una vez sea suya, tiene que poder llegar. Sea volcánica o un trozo de tierra aislado por la subida del mar, lo que caracteriza a una isla es básicamente una cosa: está rodeada de agua por todas partes. Para llegar y para huir de ella tendrá que hacerlo por mar o por aire en la inmensa mayoría de los casos. Si quiere causar buena impresión al otro lado del teléfono, cuando llame para interesarse por una isla privada en venta pregunte qué embarcaciones pueden fondear en ella. No es un chiste. Los intermediarios del mercado de las islas privadas reconocen que empiezan a tomarse en serio a un posible comprador cuando les preguntan este tipo de cosas. Pero, además, tenga en cuenta que si adquiere una isla lo más lógico es que quiera ir y puede que hasta volver. Y no todas están a la distancia adecuada para viajar hasta ellas y regresar en lo que dura un puente.

Las islas del estado de Florida, por ejemplo, con sus aguas azules y turquesas, sus delfines y su cercanía a lugares como Tarpon Springs, la «ciudad de las esponjas», pueden estar en la lista de opciones atendiendo a los estándares de isla paradisíaca. Lo primero que debe tener en cuenta es que esta zona barata no es. Actualmente hay solares en venta por precios en torno al medio millón de dólares. En la isla de Sunset Key, por ejemplo, se vende un solar de 20 234 metros cuadrados por 595 000 dólares. No tiene infraestructura alguna pero al menos tiene ya el permiso estatal para construir y el de la Armada de los Estados Unidos para hacer un pequeño embarcadero. Vaya sumando costes. Si todas estas inconveniencias no le hacen rendirse de su intención de hacerse con uno de estos trozos de tierra, vamos a la segunda recomendación: calcule lo que tardará en llegar. De Madrid a Orlando, que está a dos horas de Tarpon Springs, hay vuelos directos que llegan en unas trece horas, porque si es con enlace ya serán en torno a veinte horas al menos. Y hay que volver. Si opta por Bali, haga un ejercicio similar desde Singapur, y así con cada isla a la que le eche el ojo.

Lo más asumible en lo que a tiempo se refiere es sin duda el Mediterráneo, pero para esta opción debe tener en el bolsillo uno o varios millones de euros. Incluso si se opta por comprarse un terreno en una isla compartida con otros, no es fácil encontrar algo por debajo del millón. Una parcela de quince mil metros cuadrados en la isla Trstenik, en el archipiélago croata de Dalmacia, ya cuesta 1,2 millones y no está para entrar a vivir. Habría que adaptar el edificio centenario, actualmente en ruinas, o construir una casa desde cero, recomienda el intermediario que la comercializa.

Desde luego, si al pensar en su propia isla se ve a sí mismo en uno de los seis mil pequeños paraísos griegos, prepare la chequera. Cuando la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo decidieron hacer pagar a los griegos por los rotos que habían permitido durante años a sus gobernantes, aquellos tiempos en que los políticos alemanes salieron a pedir a la nación helena que vendiera sus islas y sus obras de arte si hacía falta pero que pagara sus deudas, se pusieron en venta un buen número de propiedades. El impuesto al patrimonio establecido por el Gobierno griego, recuerda Knight Frank, aumentó la tendencia. Pero los precios de las islas griegas no están al alcance de la inmensa mayoría de los bolsillos.

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Isla Media Luna, Shetlands del Sur, 2012. Fotografía: Jørn Henriksen (CC).
Aristóteles Onassis sabía lo que hacía cuando compró Skorpios por tres millones de los antiguos dracmas en 1962 (14 500 dólares de aquella época), la isla donde se casó seis años después con Jackie Kennedy. Onassis transformó por completo aquella roca estéril aunque rodeada de aguas transparentes plantando miles de árboles y trasladando toneladas de arena para formar playas. Su nieta y única heredera, Athina Onassis Roussel, trató de vender la isla donde están enterrados su abuelo, su madre (que murió cuando Athina tenía tres años) y su tío Alexander a la multimillonaria rusa Ekaterina Rybolovlev en 2013. Pero Onassis había dejado en su testamento establecida la obligación de preservar la isla en manos de la familia mientras pudiesen mantenerla y, en todo caso, devolverla al Estado griego cuando esto ya no fuese posible. Por este motivo abogados de Atenas y Ginebra acabaron por dar forma a un contrato de arrendamiento por noventa y nueve años capaz de sostener ante la justicia que los deseos del abuelo se habían mantenido.

Athina Onassis no fue la única que puso en venta la isla familiar en 2013 ni Rybolovlev la única que se interesó por Skorpios. En ese año se hicieron otras transacciones sonadas, como la compra de seis islas griegas en el mar Jónico por el exemir de Catar, Hamad bin Jaliga Al Thani, por 8,5 millones de euros. El emir había intentado antes llegar a un acuerdo con Athina, pero no se entendieron en el precio. Por otro lado, el catarí se topó con otra de las cuestiones a tener en cuenta en este tipo de transacciones: las leyes locales y la burocracia. Según declararía a The Guardian el alcalde de Ítaca, Ioannis Kassianos, «Grecia es ese lugar en el que, aunque te estés comprando una isla, incluso aunque seas el emir de Catar, te costará año y medio superar todo el papeleo». Entre las normas griegas con las que chocó el emir se incluía la que dice que, sea cual sea el tamaño del terreno, la edificación de una casa privada no puede tener más de doscientos cincuenta metros cuadrados. «Ese era el tamaño que el emir quería dar a cada cuarto de baño y mil metros cuadrados más a la cocina, porque de otro modo no podría alimentar a todos sus invitados», añadió Kassianos. Por su parte, uno de los vendedores, Denis Grivas, comentó: «Estas islas han pertenecido a mi familia durante ciento cincuenta años, pero no somos lo bastante ricos para conservar propiedades de tanto valor. (…) Estamos muy, muy felices de deshacernos de ellas», aludiendo a los nuevos impuestos implantados por el Gobierno.

Tercera. Teniendo en cuenta la cuestión de la distancia y si es de los que ha desechado ya la opción del Mediterráneo, por el precio o por no acabar viendo pasar por sus orillas el resultado del incumplimiento de Europa de sus propias normas en materia de refugiados, la tercera recomendación es tener en cuenta el clima y en qué medida se ajusta a lo que se espera de la isla. No todas son aptas para mojitos y hamacas. Si lo que se busca es un lugar rodeado de un increíble paisaje, es posible conseguir una isla en medio del lago Derg, en Irlanda. La isla Bushy no es para tomar el sol durante gran parte del año, no es mar abierto y el equipaje deberá incluir una buena rebequilla aunque se vaya en agosto, pero a cambio tiene el encanto de estar rodeada a un mismo tiempo de agua y de montañas, y se vende por 223 115 dólares. Algo más al sur, sin edificio ni infraestructura alguna pero con algún rayo de sol más, está la isla de Mannions, por 167 336 dólares. Y, puestos a renunciar al clima caribeño, se puede dar el salto a las islas irlandesas del Atlántico. Inishbigger se vende por 83 668 dólares. Nadie le pedirá un recuerdo cuando vuelva porque allí no hay nada más que tierra y océano, pero tiene la ventaja de que, en caso de emergencia, está a solo doscientos metros de tierra algo más firme.

Cuarto. La mayoría de las islas a precio asequible no tienen de nada. Incluso muchas de las que tienen un precio asumible por pocos no están desarrolladas y es una inversión que, como ya se ha comentado, hay que considerar. Los intermediarios tranquilizan recordando que las energías limpias, los paneles solares o los aerogeneradores han puesto las cosas más fáciles, pero es una inversión añadida a tener muy en cuenta. Para cuando se tenga todo listo puede que la isla ya no se ajuste a los planes personales. James Biden Jr, hermano del exvicepresidente de Estados Unidos Joe Biden, y su esposa Sara compraron la isla Keewaydin, en el Golfo de México junto a la costa suroeste de Florida, en el año 2013, por 2,5 millones de dólares. Como, según Naples Day, no estaba en muy buen estado, tuvieron que poner otro millón para arreglarla. En 2016 la pusieron en venta.

Hasta el ilusionista David Copperfield se siente superado por la realidad en su isla privada. El propietario de Cayo Musha, entre otras islas en las Bahamas, anfitrión de bodas como la del cofundador de Google Serguéi Brin o la de Penélope Cruz y Javier Bardem, se viene abajo cuando se le rompe una tubería, porque repararla no es sencillo como cuando vives en Nueva York. Y con los precios que cobran, hay que lograr que el agua siga corriendo. Según declaraciones de Copperfield a Hollywood Reporter, «hay que tener cuidado con lo que se desea», porque tener una isla puede ser «como cuando ves bailar a Fred Astaire y dices yo quiero bailar como Fred Astaire. Desde fuera parece que no hay esfuerzo, pero por dentro los dedos pueden estar sangrando y llevar una tobillera para aguantar un esguince».

Los ricos no andan como locos buscando una isla que sumar a su patrimonio, aunque sus operaciones sean las más sonadas dado ese gusto humano por zambullirse en los cuentos de otros. Marlon Brandocompró su isla en los sesenta, Tetiaroa, en la Polinesia Francesa, tras enamorarse de ella durante el rodaje de Mutiny on the Bounty. Johnny Depp compró Little Halls Pond mientras grababa Piratas del Caribe en 2004 (3,6 millones de dólares). Leonardo DiCaprio se compraba un año después su isla Blackadore en Belice por 1,75 millones de dólares. Y Mel Gibson pagó ese mismo año 9 millones de dólares por la isla Mago, en Fiji. Pero según Knight Frank, con la llegada de la recesión, los ricos empezaron a sentir que la incertidumbre se cernía sobre el valor de sus paraísos y los más jóvenes, los salidos de garajes de Silicon Valley, optaron por pasarse al alquiler.

La moda ha cambiado entre los multimillonarios con respecto a lo que buscaban hace una o dos décadas. Aunque en el último lustro se hayan visto operaciones de vértigo, como la compra por Larry Ellison de la práctica totalidad de la isla hawaiana de Lanai (comprada para edificar un resort de lujo de Four Seasons) o los 16 millones de dólares invertidos por Shakira, Alejandro Sanz y Roger Waters(Pink Floyd) en el cayo Bonds (también como inversión), ahora es más habitual ver compras de parcelas en lugar de adquisiciones de islas completas. El ejemplo es Mark Zuckerberg con la compra de setecientos acres en Kauai en 2014 por más de cien millones de dólares, aunque el fundador de Facebook se encontró con uno de los problemas de no ser el dueño de toda la isla. Según Forbes y Huffington Post, hay una docena de pequeñas parcelas heredadas por lugareños que no dudaron en organizar manifestaciones en contra de lo que consideran un vecino problemático que ha venido a perturbar la paz de la isla hawaiana pretendiendo impedirles el paso hasta sus tierras.

Descartando que usted vaya a hacer una inversión del estilo de las mencionadas, sus competidores en el camino a hacerse con su propia isla privada pueden no ser quienes usted podría imaginar. Desde 2005, los Gobiernos, las ONG y los conservacionistas se lanzaron a comprar islas con la intención de protegerlas, una tendencia que se ha disparado en la última década, según Vladi Private Islands. Entre 2010 y 2014, este tipo de compradores adquirieron cerca de cincuenta islas (en su mayoría compradas por los Gobiernos y organizaciones de Estados Unidos y Canadá, seguidos de Europa), cuando una década antes, en el periodo 2000 a 2004, no llegaron a las quince transacciones.

Otros detalles a tener en cuenta: no se vaya tan lejos como para no poder pedir ayuda ni tan cerca de países desde los que pueda verse invadido por un ejército. Procure tener el dinero en efectivo, porque los bancos no tienen por costumbre hipotecar islas, entre otras cosas, porque se ven incapaces de tasar su valor. Plantéese la posibilidad de hacer negocio con su isla, alquilándola toda o por partes, porque eso es lo que hacen la mayoría de los famosos mencionados. Compruebe si la isla tiene espacios protegidos y consulte cómo puede afectarle el cambio climático y la subida del nivel del mar. Y si es usted español y le dicen que hay cosas que nunca bajan de precio, ya sabe, ni caso.
https://www.jotdown.es/2019/03/manual-para-comprarse-una-isla-privada/
 
¿Imprimido o impreso? Algunas de las 100 dudas más frecuentes del español y sus respuestas
Incluimos un test con varias de las 1.600 aclaraciones o recomendaciones que detalla el libro
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Cristian Buades@xtianbg
Actualizado:18/03/2019 23:20h
1El Cervantes recomienda decir «Lérida» y no usar el lenguaje inclusivo «de manera repetitiva»

Más de 450 millones de personas hablan español. ¿O castellano? En realidad, ambos nombres son sinónimos e igual de válidos. Es la primera de las «100 dudas más frecuentes del español» que el Instituto Cervantes ha recogido en un libro práctico, útil y hermano menor de las «500 dudas más frecuentes», editado en 2013.

«Lo que se presenta en este volumen es una selección de los asuntos que con mayor frecuencia resultan problemáticos para los hispanohablantes en el manejo correcto de la lengua». Dudas sobre pronunciación, sobre ortografía (tilde y acento no es lo mismo), sobre puntuación, sobre el género y el número, sobre el verbo, sobre el léxico y el significado de las palabras...

... ¿Que por qué no es lo mismo acento que tilde? Porque el acento (acento prosódico) «es un modo de emitir los sonidos, se refiere a la mayor intensidad con que se pronuncia y se percibe una determinada sílaba dentro de una palabra», mientras que la tilde (acento ortográfico) «es el signo que se coloca sobre la vocal de la sílaba tónica en determinados casos para identificarla como tal».

libro, estructurado en forma de preguntas y respuestas, ejemplifica como, en ocasiones, la lengua se adecua a la realidad e incide sobre el uso de las preposiciones, el queísmo y el dequeísmo, el leísmo, el laísmo y el loísmo... ¿Se dice adecua o adecúa? «Ambas formas son correctas ya que esta palabra puede pronunciarse como trisílaba con diptongo o polisílaba con hiato».

«Las propuestas no son nunca taxativas, hay casos en los que la norma es más flexible. Además de hablar de lo que es aceptable o no, también nos fijamos en lo que es más preferible o recomendable, todo fundamentado en la norma de las instituciones», ha defendido uno de los autores del libro, Florentino Paredes.
https://www.abc.es/cultura/libros/a...spanol-y-respuestas-201903182319_noticia.html
 
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