Brutal asesinato de Míriam en Meco

Ese abogado tiene humanidad cero, desde que vino de la legión vino muy tocado.
Ese por crear polémica y darle bombo al caso es capaz de lo que sea, no sería la primera vez que le suelta a la prensa basura para que publiquen y periodistas por llamarlos de alguna manera son cotejar información la sueltan y que sea lo que dios quiera.
Como esto siga así... No se yo como acaba esto.
Hoy decían en tele 5 que parece que se va a levantar el secreto
 
Estais dando vuelta a la tortilla a datos que no sabemos
Hasta que no se levante el secreto de sumario es todo especular, soy la primera que me gustaría saber que se cuenta en ese secreto de sumario

Lo único que es cierto y lo afirmaban con una rotundidad los periodistas, deben de tener un soplo, son las 90 puñaladas

sigo esperando @Sabueso a que me contestes por que esos celos y envidia que no entiendo

Si miriam era una joven normal, por que celia tenía celos y envidia a que???

No es vida que un padre entierre a un hijo es la peor maldición y dolor que puede existir
Para mí el asesino/a se merece la misma muerte, antes un juicio y que se demuestre su culpabilidad
Para mi no tiene derecho a la vida
 
"¿Ha dicho algo antes de morir?" La pregunta del detenido por el asesinato de Miriam
La juez no fue al levantamiento del cadáver. Fuentes judiciales apuntan que este acto puede ser de una gravedad extraordinaria y tener una enorme trascendencia a nivel jurídico

NACHO ABAD

19/01/2020 05:00

A Miriam la asesinaron con saña. Noventa puñaladas. Su asaltante, un menguado, la abordó por la espalda, sin dar la cara, mientras paseaba a sus perros por un solitario descampado. Ocurrió el 16 de enero de 2019, hace un año, a la hora de la cena. Una noche en la que hacía más frío que oscuridad, de esas que invitan a quedarte en casa tapado con una manta. Un chaval, con la mayoría de edad recién cumplida, se topó casualmente con la escena del crimen. Inmediatamente llamó al 112 para pedir ayuda. De la comunicación, hasta ahora desconocida, se deducen dos cosas. La primera: Miriam todavía estaba con vida cuando la encontró. La segunda: era tal el nivel de oscuridad (imaginen el frío) que fue incapaz de ver la sangre ni tampoco que había sido apuñalada.

Esta es la conversación:

Operaria: “112 Castilla la Mancha”.

Testigo: “Me acabo de topar con una mujer tirada en el suelo. Creo que no está bien. Está herida. Estaba dando una vuelta y me la he encontrado. No la conozco”.

O: “¿Dónde estás? (…) ¿Y me ha dicho que es una mujer?”.

T: “Sí, está tirada en la tierra. Está consciente. Intento hablar con ella pero no responde. Tiene unos 40 años”.

O: “¿Está herida? ¿Sangra?”.

T: “No lo sé, pero a mí me da que está muy mal”.

En un principio se creyó que la muerte se había producido en la provincia de Guadalajara, que es por donde entró la llamada al 112, y se activaron los protocolos habituales en esa provincia, pero en cuanto se dieron cuenta de que el crimen se había cometido, por unos pocos metros, dentro de la Comunidad de Madrid, la maquinaria judicial se suspendió y se activó en Alcalá de Henares. Mientras los agentes se movían y pateaban el suelo para entrar en calor, avisaron al juez de guardia y al forense. La llamada se produjo a una hora tardía.

“Lo obligatorio para la jueza era presentarse en el lugar de los hechos acompañada de la secretaría judicial y máxime tratándose de un hecho tan grave como es la muerte violenta de una persona. Pero no acudió ninguna ni lo consideraron procedente. ¿La hora? ¿El frío? No sé. En mi opinión, el Consejo General del Poder Judicial debería pedir explicaciones ante una desatención tan grave de sus funciones”, apunta una fuente escandalizada desde el edificio de los juzgados a los que pertenece. “Me pregunto qué pensará el Consejo General del Poder Judicial sobre esta actitud y si es necesario llevar a cabo una inspección en el juzgado para aclarar este punto oscuro”.

La cuanto menos extraña decisión de la magistrada Ana María Gallegos Atienza, titular del Juzgado de Instrucción nº 5 de Alcalá de Henares, puede ser de una gravedad extraordinaria y tener una enorme trascendencia a nivel jurídico. De momento se desconocen las consecuencias, porque hay secreto de sumario, pero si los investigadores durante la inspección ocular encontraron pisadas, restos o algún tipo de prueba junto al cadáver, el abogado que defiende a Sergio, el único acusado, podría plantear que todas son nulas. La actitud de Ana María Gallegos, dicen los juristas consultados, es cuanto menos una severa irregularidad procesal, pero habrá que esperar a ver si genera problemas cuando se levante el secreto de sumario.

Otra decisión cuestionable de su Señoría es la de dejar en libertad al único imputado, Sergio. Se encontró su ADN en la parte interior de la sudadera que llevaba la joven la noche del crimen, justo en el lugar en el que los investigadores creen que el asaltante agarró a Miriam para sujetarla mientras la apuñalaba.

¿Qué hacía allí su rastro genético? ¿Cómo llegó a parar al interior de una prenda de Miriam? La magistrada lo tuvo claro en un principio y mandó al sospechoso a prisión provisional con el siguiente argumento: "En el presente caso se considera justificada la medida para asegurar la presencia del imputado en el procedimiento, existiendo riesgo de fuga a la vista de la gravedad de la pena prevista y para evitar la ocultación o destrucción del arma utilizada, puesto que la misma no ha sido todavía localizada”.

La Audiencia Provincial ratificó la decisión. Le dio la razón. Sergio debía estar en prisión. Pero, unos meses después, sin que hubiera aparecido todavía el cuchillo, y con las mismas pruebas que sirvieron para mandarle a la cárcel, su Señoría cambió radicalmente de opinión y lo dejó en libertad sin fianza. Para ello, claro, tuvo que contradecirse así misma: “Considerando que el investigado tiene domicilio conocido y que presumiblemente no se va a sustraer a la acción de la justicia (…) es procedente decretar la libertad provisional sin fianza”.

Todavía se desconocen la mayoría de pruebas, pero sobre las que la magistrada levantó sus reservas caben pocas interpretaciones. Por ejemplo, la declaración de un testigo que habló con él en el descampado al otro lado del plástico que colocó la Guardia Civilmientras esperaba que llegasen los investigadores. Es sumamente reveladora: “Al llegar me puse a conversar con un hombre. Estaba impasible, de hecho creí que era un agente. Le pregunté y me dijo que no, que era el compañero de piso de la víctima. Me llamó lo atención su frialdad. No mostraba emoción alguna. Hablaba con los agentes tranquilo. Luego estuve yo dialogando con él. Era como si hablase con alguien en la cola del supermercado”.

Cuando el testigo le contó que habían encontrado a Miriam medio viva algo pareció agitar a Sergio, que inmediatamente preguntó: “¿Sabes si antes de morir ha dicho algo?”. La declaración de su novia Celia también levanta sospechas: "Habitualmente si al terminar en el gimnasio me tomaba algo con los compañeros, Sergio se enfadaba y me lo recriminaba, pero aquel día, curiosamente, me dijo: “No pasa nada, quédate. No te preocupes". ¿Por qué ese cambio de actitud tan repentino? ¿Por qué concretamente ese día?

La investigación está trufada de testimonios que apuntan en una única dirección, lo que hace más inexplicable su puesta en libertad. La familia de Miriam, de cuya muerte se acaba de cumplir un año, contempla la actitud de la jueza con estupefacción, por no usar otro adjetivo más duro. Desconcertados aceptaron la decisión pero inmediatamente solicitaron a la magistrada una orden de alejamiento del joven respecto a los padres de la víctima: Juan y Begoña. Tienen miedo. Lógico. Ana María Gallegos, haciendo gala de una extraordinaria empatía, se tomó varias semanas para responder negativamente. El miedo es a veces irracional y libre. Las decisiones de la jueza también son libres.

 
"¿Ha dicho algo antes de morir?" La pregunta del detenido por el asesinato de Miriam
La juez no fue al levantamiento del cadáver. Fuentes judiciales apuntan que este acto puede ser de una gravedad extraordinaria y tener una enorme trascendencia a nivel jurídico

NACHO ABAD

19/01/2020 05:00

A Miriam la asesinaron con saña. Noventa puñaladas. Su asaltante, un menguado, la abordó por la espalda, sin dar la cara, mientras paseaba a sus perros por un solitario descampado. Ocurrió el 16 de enero de 2019, hace un año, a la hora de la cena. Una noche en la que hacía más frío que oscuridad, de esas que invitan a quedarte en casa tapado con una manta. Un chaval, con la mayoría de edad recién cumplida, se topó casualmente con la escena del crimen. Inmediatamente llamó al 112 para pedir ayuda. De la comunicación, hasta ahora desconocida, se deducen dos cosas. La primera: Miriam todavía estaba con vida cuando la encontró. La segunda: era tal el nivel de oscuridad (imaginen el frío) que fue incapaz de ver la sangre ni tampoco que había sido apuñalada.

Esta es la conversación:

Operaria: “112 Castilla la Mancha”.

Testigo: “Me acabo de topar con una mujer tirada en el suelo. Creo que no está bien. Está herida. Estaba dando una vuelta y me la he encontrado. No la conozco”.

O: “¿Dónde estás? (…) ¿Y me ha dicho que es una mujer?”.

T: “Sí, está tirada en la tierra. Está consciente. Intento hablar con ella pero no responde. Tiene unos 40 años”.

O: “¿Está herida? ¿Sangra?”.

T: “No lo sé, pero a mí me da que está muy mal”.

En un principio se creyó que la muerte se había producido en la provincia de Guadalajara, que es por donde entró la llamada al 112, y se activaron los protocolos habituales en esa provincia, pero en cuanto se dieron cuenta de que el crimen se había cometido, por unos pocos metros, dentro de la Comunidad de Madrid, la maquinaria judicial se suspendió y se activó en Alcalá de Henares. Mientras los agentes se movían y pateaban el suelo para entrar en calor, avisaron al juez de guardia y al forense. La llamada se produjo a una hora tardía.

“Lo obligatorio para la jueza era presentarse en el lugar de los hechos acompañada de la secretaría judicial y máxime tratándose de un hecho tan grave como es la muerte violenta de una persona. Pero no acudió ninguna ni lo consideraron procedente. ¿La hora? ¿El frío? No sé. En mi opinión, el Consejo General del Poder Judicial debería pedir explicaciones ante una desatención tan grave de sus funciones”, apunta una fuente escandalizada desde el edificio de los juzgados a los que pertenece. “Me pregunto qué pensará el Consejo General del Poder Judicial sobre esta actitud y si es necesario llevar a cabo una inspección en el juzgado para aclarar este punto oscuro”.

La cuanto menos extraña decisión de la magistrada Ana María Gallegos Atienza, titular del Juzgado de Instrucción nº 5 de Alcalá de Henares, puede ser de una gravedad extraordinaria y tener una enorme trascendencia a nivel jurídico. De momento se desconocen las consecuencias, porque hay secreto de sumario, pero si los investigadores durante la inspección ocular encontraron pisadas, restos o algún tipo de prueba junto al cadáver, el abogado que defiende a Sergio, el único acusado, podría plantear que todas son nulas. La actitud de Ana María Gallegos, dicen los juristas consultados, es cuanto menos una severa irregularidad procesal, pero habrá que esperar a ver si genera problemas cuando se levante el secreto de sumario.

Otra decisión cuestionable de su Señoría es la de dejar en libertad al único imputado, Sergio. Se encontró su ADN en la parte interior de la sudadera que llevaba la joven la noche del crimen, justo en el lugar en el que los investigadores creen que el asaltante agarró a Miriam para sujetarla mientras la apuñalaba.

¿Qué hacía allí su rastro genético? ¿Cómo llegó a parar al interior de una prenda de Miriam? La magistrada lo tuvo claro en un principio y mandó al sospechoso a prisión provisional con el siguiente argumento: "En el presente caso se considera justificada la medida para asegurar la presencia del imputado en el procedimiento, existiendo riesgo de fuga a la vista de la gravedad de la pena prevista y para evitar la ocultación o destrucción del arma utilizada, puesto que la misma no ha sido todavía localizada”.

La Audiencia Provincial ratificó la decisión. Le dio la razón. Sergio debía estar en prisión. Pero, unos meses después, sin que hubiera aparecido todavía el cuchillo, y con las mismas pruebas que sirvieron para mandarle a la cárcel, su Señoría cambió radicalmente de opinión y lo dejó en libertad sin fianza. Para ello, claro, tuvo que contradecirse así misma: “Considerando que el investigado tiene domicilio conocido y que presumiblemente no se va a sustraer a la acción de la justicia (…) es procedente decretar la libertad provisional sin fianza”.

Todavía se desconocen la mayoría de pruebas, pero sobre las que la magistrada levantó sus reservas caben pocas interpretaciones. Por ejemplo, la declaración de un testigo que habló con él en el descampado al otro lado del plástico que colocó la Guardia Civilmientras esperaba que llegasen los investigadores. Es sumamente reveladora: “Al llegar me puse a conversar con un hombre. Estaba impasible, de hecho creí que era un agente. Le pregunté y me dijo que no, que era el compañero de piso de la víctima. Me llamó lo atención su frialdad. No mostraba emoción alguna. Hablaba con los agentes tranquilo. Luego estuve yo dialogando con él. Era como si hablase con alguien en la cola del supermercado”.

Cuando el testigo le contó que habían encontrado a Miriam medio viva algo pareció agitar a Sergio, que inmediatamente preguntó: “¿Sabes si antes de morir ha dicho algo?”. La declaración de su novia Celia también levanta sospechas: "Habitualmente si al terminar en el gimnasio me tomaba algo con los compañeros, Sergio se enfadaba y me lo recriminaba, pero aquel día, curiosamente, me dijo: “No pasa nada, quédate. No te preocupes". ¿Por qué ese cambio de actitud tan repentino? ¿Por qué concretamente ese día?

La investigación está trufada de testimonios que apuntan en una única dirección, lo que hace más inexplicable su puesta en libertad. La familia de Miriam, de cuya muerte se acaba de cumplir un año, contempla la actitud de la jueza con estupefacción, por no usar otro adjetivo más duro. Desconcertados aceptaron la decisión pero inmediatamente solicitaron a la magistrada una orden de alejamiento del joven respecto a los padres de la víctima: Juan y Begoña. Tienen miedo. Lógico. Ana María Gallegos, haciendo gala de una extraordinaria empatía, se tomó varias semanas para responder negativamente. El miedo es a veces irracional y libre. Las decisiones de la jueza también son libres.

Vaya así que los protocolos jodidos desde el principio. Que bonito todo
 
Como esto siga así... No se yo como acaba esto.
Hoy decían en tele 5 que parece que se va a levantar el secreto
Imagino que detendrán a alguien, pues de lo contrario vaya una chapuza de investigación también en este caso.
Tengo fe en que se va a resolver bien y a cada cuál le van a dar lo que merecen.
Sigue el secreto de sumario un mes más, hasta mediados de febrero.
 
"¿Ha dicho algo antes de morir?" La pregunta del detenido por el asesinato de Miriam
La juez no fue al levantamiento del cadáver. Fuentes judiciales apuntan que este acto puede ser de una gravedad extraordinaria y tener una enorme trascendencia a nivel jurídico

NACHO ABAD

19/01/2020 05:00

A Miriam la asesinaron con saña. Noventa puñaladas. Su asaltante, un menguado, la abordó por la espalda, sin dar la cara, mientras paseaba a sus perros por un solitario descampado. Ocurrió el 16 de enero de 2019, hace un año, a la hora de la cena. Una noche en la que hacía más frío que oscuridad, de esas que invitan a quedarte en casa tapado con una manta. Un chaval, con la mayoría de edad recién cumplida, se topó casualmente con la escena del crimen. Inmediatamente llamó al 112 para pedir ayuda. De la comunicación, hasta ahora desconocida, se deducen dos cosas. La primera: Miriam todavía estaba con vida cuando la encontró. La segunda: era tal el nivel de oscuridad (imaginen el frío) que fue incapaz de ver la sangre ni tampoco que había sido apuñalada.

Esta es la conversación:

Operaria: “112 Castilla la Mancha”.

Testigo: “Me acabo de topar con una mujer tirada en el suelo. Creo que no está bien. Está herida. Estaba dando una vuelta y me la he encontrado. No la conozco”.

O: “¿Dónde estás? (…) ¿Y me ha dicho que es una mujer?”.

T: “Sí, está tirada en la tierra. Está consciente. Intento hablar con ella pero no responde. Tiene unos 40 años”.

O: “¿Está herida? ¿Sangra?”.

T: “No lo sé, pero a mí me da que está muy mal”.

En un principio se creyó que la muerte se había producido en la provincia de Guadalajara, que es por donde entró la llamada al 112, y se activaron los protocolos habituales en esa provincia, pero en cuanto se dieron cuenta de que el crimen se había cometido, por unos pocos metros, dentro de la Comunidad de Madrid, la maquinaria judicial se suspendió y se activó en Alcalá de Henares. Mientras los agentes se movían y pateaban el suelo para entrar en calor, avisaron al juez de guardia y al forense. La llamada se produjo a una hora tardía.

“Lo obligatorio para la jueza era presentarse en el lugar de los hechos acompañada de la secretaría judicial y máxime tratándose de un hecho tan grave como es la muerte violenta de una persona. Pero no acudió ninguna ni lo consideraron procedente. ¿La hora? ¿El frío? No sé. En mi opinión, el Consejo General del Poder Judicial debería pedir explicaciones ante una desatención tan grave de sus funciones”, apunta una fuente escandalizada desde el edificio de los juzgados a los que pertenece. “Me pregunto qué pensará el Consejo General del Poder Judicial sobre esta actitud y si es necesario llevar a cabo una inspección en el juzgado para aclarar este punto oscuro”.

La cuanto menos extraña decisión de la magistrada Ana María Gallegos Atienza, titular del Juzgado de Instrucción nº 5 de Alcalá de Henares, puede ser de una gravedad extraordinaria y tener una enorme trascendencia a nivel jurídico. De momento se desconocen las consecuencias, porque hay secreto de sumario, pero si los investigadores durante la inspección ocular encontraron pisadas, restos o algún tipo de prueba junto al cadáver, el abogado que defiende a Sergio, el único acusado, podría plantear que todas son nulas. La actitud de Ana María Gallegos, dicen los juristas consultados, es cuanto menos una severa irregularidad procesal, pero habrá que esperar a ver si genera problemas cuando se levante el secreto de sumario.

Otra decisión cuestionable de su Señoría es la de dejar en libertad al único imputado, Sergio. Se encontró su ADN en la parte interior de la sudadera que llevaba la joven la noche del crimen, justo en el lugar en el que los investigadores creen que el asaltante agarró a Miriam para sujetarla mientras la apuñalaba.

¿Qué hacía allí su rastro genético? ¿Cómo llegó a parar al interior de una prenda de Miriam? La magistrada lo tuvo claro en un principio y mandó al sospechoso a prisión provisional con el siguiente argumento: "En el presente caso se considera justificada la medida para asegurar la presencia del imputado en el procedimiento, existiendo riesgo de fuga a la vista de la gravedad de la pena prevista y para evitar la ocultación o destrucción del arma utilizada, puesto que la misma no ha sido todavía localizada”.

La Audiencia Provincial ratificó la decisión. Le dio la razón. Sergio debía estar en prisión. Pero, unos meses después, sin que hubiera aparecido todavía el cuchillo, y con las mismas pruebas que sirvieron para mandarle a la cárcel, su Señoría cambió radicalmente de opinión y lo dejó en libertad sin fianza. Para ello, claro, tuvo que contradecirse así misma: “Considerando que el investigado tiene domicilio conocido y que presumiblemente no se va a sustraer a la acción de la justicia (…) es procedente decretar la libertad provisional sin fianza”.

Todavía se desconocen la mayoría de pruebas, pero sobre las que la magistrada levantó sus reservas caben pocas interpretaciones. Por ejemplo, la declaración de un testigo que habló con él en el descampado al otro lado del plástico que colocó la Guardia Civilmientras esperaba que llegasen los investigadores. Es sumamente reveladora: “Al llegar me puse a conversar con un hombre. Estaba impasible, de hecho creí que era un agente. Le pregunté y me dijo que no, que era el compañero de piso de la víctima. Me llamó lo atención su frialdad. No mostraba emoción alguna. Hablaba con los agentes tranquilo. Luego estuve yo dialogando con él. Era como si hablase con alguien en la cola del supermercado”.

Cuando el testigo le contó que habían encontrado a Miriam medio viva algo pareció agitar a Sergio, que inmediatamente preguntó: “¿Sabes si antes de morir ha dicho algo?”. La declaración de su novia Celia también levanta sospechas: "Habitualmente si al terminar en el gimnasio me tomaba algo con los compañeros, Sergio se enfadaba y me lo recriminaba, pero aquel día, curiosamente, me dijo: “No pasa nada, quédate. No te preocupes". ¿Por qué ese cambio de actitud tan repentino? ¿Por qué concretamente ese día?

La investigación está trufada de testimonios que apuntan en una única dirección, lo que hace más inexplicable su puesta en libertad. La familia de Miriam, de cuya muerte se acaba de cumplir un año, contempla la actitud de la jueza con estupefacción, por no usar otro adjetivo más duro. Desconcertados aceptaron la decisión pero inmediatamente solicitaron a la magistrada una orden de alejamiento del joven respecto a los padres de la víctima: Juan y Begoña. Tienen miedo. Lógico. Ana María Gallegos, haciendo gala de una extraordinaria empatía, se tomó varias semanas para responder negativamente. El miedo es a veces irracional y libre. Las decisiones de la jueza también son libres.

Tuvo que ir un juez por coj*nes hacer el levantamiento de cadáver.......
Yo es que sobre Nacho no me creo nada, por escribir suelta lo que le sale de la manga.
Le da voz siempre al legionario y sigo diciendo QUE NO SON 90, son muchísimas menos.
 
Vaya así que los protocolos jodidos desde el principio. Que bonito todo


Tuvo que ir un juez por coj*nes hacer el levantamiento de cadáver.......
Yo es que sobre Nacho no me creo nada, por escribir suelta lo que le sale de la manga.
Le da voz siempre al legionario y sigo diciendo QUE NO SON 90, son muchísimas menos.

Sí, con Nacho Abad hay que ponerlo en cuarentena; hoy dice una cosa y mañana lo contrario sin inmutarse.

Sería extrañísimo que no se constituyera la comisión judicial tras un crimen. Y en cuanto a lo que dice de la posible nulidad de algunas pruebas, la policía judicial, si se le encomienda, también puede realizar la inspección ocular.
 
Qué se sabe de c??? Al principio se hablo mucho y se dijo que podría ser la posible sospechosa del asesinato de Miriam, pero a día de hoy nada se sabe solo apuntan a Sergio
 

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