Bruselas pide nuevas armas para controlar la expansión comercial de China

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Bruselas pide nuevas armas para controlar la expansión comercial de China


El Ejecutivo comunitario llevaba ya semanas mascando una propuesta que refuerza un cambio en la actitud de la Unión Europea hacia China. La Comisión Europea pone sobre la mesa ahora dotarse de nuevas herramientas para evitar que Gobiernos desde fuera de la UE, pensando en Pekín y Washington, puedan aprovechar “agujeros” regulatorios en el control del Ejecutivo comunitario que les permita hacerse con una posición de fuerza dentro del mercado interior.

La UE es un gigante económico pero un enano geopolítico, en gran parte por el hecho de que la política exterior de la Unión sigue dividida en 27 partes: los Estados miembros siguen teniendo todas las competencias. Eso hace que el bloque no tenga influencia exterior. Pero si hay una manera de que la UE pueda tener algún día influencia real es gracias a su papel comercial. Y es aquí donde Bruselas tiene la ventana de oportunidad para obtener nuevas competencias que le permitan utilizar ese músculo.



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Las propuestas forman parte de un ‘Libro blanco’ que busca actualizar las armas comerciales con las que cuenta la Comisión Europea, que se centra en tres “módulos” en los que propone tener más control. La primera propuesta consiste en un instrumento para monitorizar cualquier posible situación de mercado en la que subsidios extranjeros puedan estar generando distorsiones.

Existiría una autoridad de supervisión, que podría ser nacional o la propia Comisión Europea, que sería la encargada de investigar cualquier caso sospechoso. En el caso de que exista un subsidio extranjero, la autoridad puede pedir medidas compensatorias para evitar su posible impacto en el mercado interior. En caso de que las inversiones extranjeras tengan un impacto positivo puede cerrarse la investigación.



Sede de la Comisión Europea en Bruselas. (EFE)
Sede de la Comisión Europea en Bruselas. (EFE)


El segundo punto de la propuesta se refiere a las subvenciones extranjeras en la adquisición de empresas europeas. Así, las empresas que se benefician del apoyo financiero de gobiernos de terceros países tendrán que notificar a las autoridades competentes la adquisición de compañías europeas cuando la operación supere un umbral determinado. Sería la Comisión Europea la que tendría que analizar la adquisición, y podría pedir compromisos o incluso llegar a prohibir la operación.

Por último Bruselas propone controlar las subvenciones extranjeras en los procesos de contratación pública de la Unión Europea, ya que las empresas que cuentan con inversión extranjera podrían obtener una ayuda injusta y presentar ofertas por debajo del precio de mercado o incluso del coste. De este modo, la Comisión propone que los licitantes tengan que entregar a las autoridades competentes en el proceso las contribuciones financieras que tengan de terceros países.



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La idea detrás de esta serie de medidas, asegura el Ejecutivo comunitario, es igualar las condiciones de las empresas europeas, cuyas ayudas de estado recibidas por parte de los Gobiernos nacionales son controladas estrictamente por la Comisión Europea, con las empresas extranjeras. Durante mucho tiempo se considera que China, pero también Estados Unidos, se han beneficiado de unas condiciones que no tenían las compañías europeas en suelo comunitario.

“La economía de Europa está abierta y estrechamente relacionada con el resto del mundo. Para que esto siga siendo una fortaleza, debemos permanecer vigilantes”, ha asegurado Magrethe Vestager, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea a cargo de Competencia. “El mercado único es clave para la prosperidad de Europa y solo funciona bien si hay un campo de juego igualado”, ha señalado la danesa, que ha explicado que “es por eso” que son necesarias “las herramientas adecuadas para garantizar que los subsidios extranjeros no distorsionen el mercado”.



Margrethe Vestager, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea. (Reuters)
Margrethe Vestager, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea. (Reuters)


Dos cartas con China
Las relaciones entre la Unión Europea y China no pasan por su mejor momento, pero Bruselas tampoco apoya a Washington en su línea dura contra Pekín y busca su propia manera de lidiar con el gigante asiático. Pero el equilibrio es difícil para Bruselas: tiene que criticar la aprobación de la Ley de Seguridad sobre Hong Kong al mismo tiempo que busca cerrar el acuerdo de inversiones que ambas partes habían pactado cerrar este año.

Por lo pronto la UE está intentando medir cuán lejos puede llegar para controlar las ambiciones globales chinas, y estos nuevos instrumentos forman parte de ese intento. Esta misma semana la Unión ha tomado acciones contra exportadores egipcios, que en realidad son filiales chinas, y que forman parte de la estrategia de Pekín de una “Nueva Ruta de la Seda” que le ayude a consolidar sus ambiciones comerciales a nivel global. Bruselas está intentando demostrar a China que no va a ponerle fácil que, con inversiones extranjeras de las que se beneficien injustamente algunas empresas, se dañe a productores europeos en condiciones de desventaja. Es el primer intento real de frenar la expansión china por parte de la Unión Europea.

Las relaciones parecen estar entrando en una nueva fase. China, que desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca hizo algunos intentos para mostrarse como la aliada natural de Europa, inició una disputa contra la UE en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2016 para ser reconocida como una “economía de mercado”, una etiqueta que la Unión Europea se niega a admitir. Ahora Pekín ha dejado que el caso decaiga.
 
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