A mí me gustan las bodas, pero las de verdad. Las que se celebran porque los novios se quieren y quieren llevar a sus amigos y familia cercana que se conocen y son felices de que los novios lo sean.
Es decir, una boda con 40-50 personas, como mucho. Llevar a primos segundos, a la tía abuela moribunda, a la hermana soltera del jefe del novio... me parece que contamina el ambiente de amor y cariño que debe haber en una boda.
Yo no creo que me case con mi novio. Porque de hacerlo acabaría casándome en la iglesia de su pueblo, invitando a todo el pueblo y rodeada de gente que no me conoce, ni sabe más de mí que el día que me vean con el vestido blanco. Alguien que no soy yo, salvo ese día y que nunca más seré.
No me gustaría que nuestro momento de jurarnos estar siempre juntos estuviese contaminado por miradas de extraños juzgando mi peinado, mi maquillaje o si el escote del vestido es apto o no para ese acontecimiento.
Por eso no creo que lo haga, porque de hacerlo no sería como me gustaría y sé que cuando pasaran los años no estaría conforme por haber dejado que suegros, cuñados y cía me hubieran convencido para hacer las cosas de una forma que no me representa.
Mira que es raro que a los hombres les mole el casarse, pero he conocido a muchos que son más partidarios de las bodas que sus parejas, te lo digo porque todos mis novios han sido pro-boda, pero además de boda rollito bodorrio. El último era el que más empeño ponía en estas cosas, incluso era él quien sacaba el tema, lo nunca visto. Y yo todo lo contrario. Una forma de ver cómo se lo tomaban era sacar el tema de una boda íntima, que es lo que haría yo si me casara, y todos ponían pegas; el último en concreto, hasta se enfadaba, porque él estaba pegadísimo a sus amigos (todos mis novios han sido así) y sería el único que se casaría sin invitar a sus amigos, osea: todo por la gente, se casaría por los demás, no por él y la pareja (en ese tiempo, yo). Los amigos de todos mis ex hans ido de bodorrio, típica boda hortera española en la que van cientos de personas, yo eso no lo tolero, y nunca me planteé casarme con ellos, pero siempre que pensaba en la idea se me venían a la cabeza imágenes de boda soportando a cientos de invitados a los que ni conozco ni ganas y se me pasaban las ganas de casarme, todo eso me miraba para atrás.
Y me encanta lo que dices al final: yo tampoco consentiría ser juzgada en el momento que prometo mis votos. No quiero miradas ajenas en mi boda.