Y siguen las polémicas rodeando a un inocente bebé de dos meses, y a los únicos que hay que agradecerle que todos hablen y especulen sobre el niño es a nadie más ni a nadie menos que sus padres. Pobre criatura, ojalá que cuando crezca sus padres ya hayan dejado detrás el “que se hable, bien o mal, pero que se hable de nosotros” que parece regirles la vida o el niño la pasara mal teniendo a todo el mundo (literal) especulando sobre él.