El Mundo Orbyt.
MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
09/06/2018
CHSSS...
LA PRIMERA NOCHE EN LA MONCLOA
AQUELLA NOCHE TAN ESPECIAL
UN AMBIENTE FAMILIAR
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Si ya lo han hecho, me gustaría saber cómo ha sido la entrada en la mansión presidencial de Pedro Sánchez (46), Begoña Gómez (43) y sus dos hijas Ainhoa (13) y Carlota (11). Posiblemente mejor que fue la de Felipe González, Carmen Romero y sus hijos Pablo, David y María.
Mi buena relación, tanto con Felipe como con Carmen, me permitió ser el periodista en realizar la primera entrevista y el primer reportaje del matrimonio en su nuevo hogar institucional a los ocho días, exactamente, de aquella entrada en plena noche en La Moncloa. Creo haberlo recordado alguna vez en esta columna. Pero hoy, con la llegada de una nueva familia a la presidencia del Gobierno, es obligado hacerlo como lo asumieron aquella primera familia, también socialista, en la España democrática.
Mi primera pregunta a Carmen fue la misma que yo le haría a Begoña:
P.- ¿Se sintieron cohibidos, abrumados al verse, finalmente, solos en el Palacio?
R.- Un poco sí. Más que cohibidos, diría que abrumados. El espectáculo de los niños entrando de noche fue duro. Tal vez hubiera sido mejor hacerlo de día. De día se ven las cosas más claras, una verdad de perogrullo, pero que es verdad. Veníamos de un piso normalito como el de Pez Volador que tú conociste. Y, de repente, nos vimos en aquellos grandes salones con sólo una maletita, como si fuéramos de fin de semana, mirando aquellos techos tan altos, muy distintos de los de nuestro piso y los grandes cuadros en las paredes. Era una situación un poco especial. Los críos estaban muy nerviosos. Era lógico por ese cambio tan brusco. Por nuestra parte, como personas mayores, teníamos más capacidad de racionalizar. El impacto que se produjo era más razonable en nosotros que en los niños.
Abusando de la confianza, sobre todo con Carmen, por la que siempre he sentido un cariño y admiración muy especial, me atreví a hacerle una pregunta muy íntima que traslado a Begoña:
P.- ¿Cuál fue la relación afectiva del matrimonio aquella noche tan especial?
Una sonrisa cómplice y nerviosa se produjo en la pareja antes de que Carmen respondiera:
R.- El hecho de estar en un lugar extraño, en un nuevo ambiente yo creo que une y aproxima mucho. Sucede cuando te encuentras en la habitación de un hotel a mucha distancia de donde normalmente vives. Claro que te sientes más unida a tu pareja.
P.- ¿A quién le costó más conciliar al sueño? –pregunté a los dos–.
A mí siempre, contestó Felipe. No esa noche sino siempre. Eso es habitual... En esto, Carmen tiene una salud de hierro. Duerme más y mejor. Yo combato la falta de sueño leyendo.
P.- ¿Qué leyó esa noche ?
R.- Como en aquella maletita no llegaron los libros, me dediqué a leer algunos informes que llevaba en la cartera. A la noche siguiente, la segunda en la que dormíamos en Moncloa, leí el último capítulo de El Quijote.
P.- ¿Por qué el último ?
R.- Este capítulo tiene una enorme belleza. La recuperación de la cordura de don Quijote y las bromas con sus amigos de siempre, me parece tan impresionante y le da a uno una dimensión de profundidad, de distancia en el tiempo que es completamente necesaria para mantener el sosiego. Ese Don Quijote que ve próxima la muerte y con ella la recuperación de la lucidez me parece una maravilla.
Me interesaba mucho saber, por boca del propio presidente, qué sintió a nivel humano encontrarse con su familia en la Moncloa.
R.- Debo decirte que es una sensación relativamente extraña. Por origen, es difícil adaptarse a una casa que tiene un poco aire de palacio. Digo un poco porque a veces, desde fuera, se puede tener la falsa imagen de que esto es un inmenso palacio pero, sin duda alguna, entre lo que se supone esta casa con algunos salones recargados y lo que era el piso en el que vivíamos en el barrio de La Estrella, había una distancia considerable. Yo creo que los que más pronto se han adaptado, afortunadamente, han sido los niños, capaces de cambiar de vida con una enorme facilidad.
Cuando le pregunté si consideraba Moncloa un verdadero hogar me respondió:
“Podría llegar a serlo si se le da el toque humano y familiar de toda vivienda, de todo hogar. Pero no si faltan tus libros o el sillón en el que uno acostumbra a sentarse, o las fotografías y cuadros que tanto te acompañan. Aunque siempre habrá que mantener un equilibrio de respeto a lo que significa esta casa como sede de la Presidencia del Gobierno y la necesidad de crear un ambiente familiar y un ambiente de hogar”.
¡Que así sea para la familia Sánchez: Pedro, Begoña, Ainhoa y Carlota!
No sólo el Partido Popular ha perdido la cabeza con la elección de la compañera del corazón como asesora de políticos. También el Partido Socialista Obrero Español con la designación del compañero tertuliano como ministro. (...) Señor presidente, ¿cómo se te ha ocurrido elegir para ministro de Cultura y Deportes a un hombre que odia el deporte y los toros, que también son cultura? (...) ¿Le pidió a su madre que no fuera a Copenhague para evitar problemas con su esposa? (...) ¡Mamá, me han hecho ministro! ¿Estás seguro, hijo mío? Ni la madre de Julio se lo creía. (...) El anuncio de la boda de la ‘princesa’ de Zara para otoño está siendo más pregonado que la vida sentimental de Genoveva Casanova. Y es que la muchacha le ha tomado el gusto a los micrófonos y las cámaras utilizando no sólo a su prometido sino a su hijo. (...) “Mientras vosotros marchitáis vuestras almas con envidia, maldad y oscuridad, yo sigo disfrutando de nuestras merecidas vacaciones” (a 7.000 euros la noche), ha dicho la ex empleada de Gucci. (...) Con lo inteligente que eres, haces un esfuerzo por no parecerlo, querida. No me puedo creer lo que se publica. (...) El su***dio de la hermana de la consorte holandesa, le habrá recordado a la consorte española el de la suya.
MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
09/06/2018
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LA PRIMERA NOCHE EN LA MONCLOA
AQUELLA NOCHE TAN ESPECIAL
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Si ya lo han hecho, me gustaría saber cómo ha sido la entrada en la mansión presidencial de Pedro Sánchez (46), Begoña Gómez (43) y sus dos hijas Ainhoa (13) y Carlota (11). Posiblemente mejor que fue la de Felipe González, Carmen Romero y sus hijos Pablo, David y María.
Mi buena relación, tanto con Felipe como con Carmen, me permitió ser el periodista en realizar la primera entrevista y el primer reportaje del matrimonio en su nuevo hogar institucional a los ocho días, exactamente, de aquella entrada en plena noche en La Moncloa. Creo haberlo recordado alguna vez en esta columna. Pero hoy, con la llegada de una nueva familia a la presidencia del Gobierno, es obligado hacerlo como lo asumieron aquella primera familia, también socialista, en la España democrática.
Mi primera pregunta a Carmen fue la misma que yo le haría a Begoña:
P.- ¿Se sintieron cohibidos, abrumados al verse, finalmente, solos en el Palacio?
R.- Un poco sí. Más que cohibidos, diría que abrumados. El espectáculo de los niños entrando de noche fue duro. Tal vez hubiera sido mejor hacerlo de día. De día se ven las cosas más claras, una verdad de perogrullo, pero que es verdad. Veníamos de un piso normalito como el de Pez Volador que tú conociste. Y, de repente, nos vimos en aquellos grandes salones con sólo una maletita, como si fuéramos de fin de semana, mirando aquellos techos tan altos, muy distintos de los de nuestro piso y los grandes cuadros en las paredes. Era una situación un poco especial. Los críos estaban muy nerviosos. Era lógico por ese cambio tan brusco. Por nuestra parte, como personas mayores, teníamos más capacidad de racionalizar. El impacto que se produjo era más razonable en nosotros que en los niños.
Abusando de la confianza, sobre todo con Carmen, por la que siempre he sentido un cariño y admiración muy especial, me atreví a hacerle una pregunta muy íntima que traslado a Begoña:
P.- ¿Cuál fue la relación afectiva del matrimonio aquella noche tan especial?
Una sonrisa cómplice y nerviosa se produjo en la pareja antes de que Carmen respondiera:
R.- El hecho de estar en un lugar extraño, en un nuevo ambiente yo creo que une y aproxima mucho. Sucede cuando te encuentras en la habitación de un hotel a mucha distancia de donde normalmente vives. Claro que te sientes más unida a tu pareja.
P.- ¿A quién le costó más conciliar al sueño? –pregunté a los dos–.
A mí siempre, contestó Felipe. No esa noche sino siempre. Eso es habitual... En esto, Carmen tiene una salud de hierro. Duerme más y mejor. Yo combato la falta de sueño leyendo.
P.- ¿Qué leyó esa noche ?
R.- Como en aquella maletita no llegaron los libros, me dediqué a leer algunos informes que llevaba en la cartera. A la noche siguiente, la segunda en la que dormíamos en Moncloa, leí el último capítulo de El Quijote.
P.- ¿Por qué el último ?
R.- Este capítulo tiene una enorme belleza. La recuperación de la cordura de don Quijote y las bromas con sus amigos de siempre, me parece tan impresionante y le da a uno una dimensión de profundidad, de distancia en el tiempo que es completamente necesaria para mantener el sosiego. Ese Don Quijote que ve próxima la muerte y con ella la recuperación de la lucidez me parece una maravilla.
Me interesaba mucho saber, por boca del propio presidente, qué sintió a nivel humano encontrarse con su familia en la Moncloa.
R.- Debo decirte que es una sensación relativamente extraña. Por origen, es difícil adaptarse a una casa que tiene un poco aire de palacio. Digo un poco porque a veces, desde fuera, se puede tener la falsa imagen de que esto es un inmenso palacio pero, sin duda alguna, entre lo que se supone esta casa con algunos salones recargados y lo que era el piso en el que vivíamos en el barrio de La Estrella, había una distancia considerable. Yo creo que los que más pronto se han adaptado, afortunadamente, han sido los niños, capaces de cambiar de vida con una enorme facilidad.
Cuando le pregunté si consideraba Moncloa un verdadero hogar me respondió:
“Podría llegar a serlo si se le da el toque humano y familiar de toda vivienda, de todo hogar. Pero no si faltan tus libros o el sillón en el que uno acostumbra a sentarse, o las fotografías y cuadros que tanto te acompañan. Aunque siempre habrá que mantener un equilibrio de respeto a lo que significa esta casa como sede de la Presidencia del Gobierno y la necesidad de crear un ambiente familiar y un ambiente de hogar”.
¡Que así sea para la familia Sánchez: Pedro, Begoña, Ainhoa y Carlota!
No sólo el Partido Popular ha perdido la cabeza con la elección de la compañera del corazón como asesora de políticos. También el Partido Socialista Obrero Español con la designación del compañero tertuliano como ministro. (...) Señor presidente, ¿cómo se te ha ocurrido elegir para ministro de Cultura y Deportes a un hombre que odia el deporte y los toros, que también son cultura? (...) ¿Le pidió a su madre que no fuera a Copenhague para evitar problemas con su esposa? (...) ¡Mamá, me han hecho ministro! ¿Estás seguro, hijo mío? Ni la madre de Julio se lo creía. (...) El anuncio de la boda de la ‘princesa’ de Zara para otoño está siendo más pregonado que la vida sentimental de Genoveva Casanova. Y es que la muchacha le ha tomado el gusto a los micrófonos y las cámaras utilizando no sólo a su prometido sino a su hijo. (...) “Mientras vosotros marchitáis vuestras almas con envidia, maldad y oscuridad, yo sigo disfrutando de nuestras merecidas vacaciones” (a 7.000 euros la noche), ha dicho la ex empleada de Gucci. (...) Con lo inteligente que eres, haces un esfuerzo por no parecerlo, querida. No me puedo creer lo que se publica. (...) El su***dio de la hermana de la consorte holandesa, le habrá recordado a la consorte española el de la suya.