MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
06/08/2022
CHSSS...
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Leyendo otro artículo en EL MUNDO con el título El exilio interior del Rey Emérito leo que el soberano se encuentra en Abu Dabi “porque así lo ha decidido él... acostumbrado toda su vida a su santa voluntad, no le da la real gana de regresar porque no está dispuesto a atenerse a las normas que, del Rey abajo, rigen para todos los españoles”. Un tanto fuerte este comentario como fuerte me parece cuando leo que “los 55 grados a la sombra del Emirato son el precio a pagar, parece, para no pagar otros precios”.
Reconozco que soy de esos “coríferos” como Aznar y otros muchos que “se hacen cruces porque el Rey padre siga fuera de España”, aunque no creo que “Don Juan Carlos está deseoso de regresar a España para seguir haciendo su real gana”.
Y se añade que “no se lo consientan ni la malvada Letizia ni el mal hijo” (sic) quienes a su juicio “parecen estar ganando la partida”.
Me sorprende porque, hasta ahora, no se sabía, aunque yo personalmente lo sospechaba, que en esta dramática historia “tanto monta, monta tanto “Isabel” Letizia como “Fernando” Felipe, cuando el compañero escribe “lo que la una y el otro, el otro y la una, vienen haciendo con enorme tesón”.
Posiblemente puede que el artículo en cuestión tenga razón. Siempre pensé, aunque sin pruebas, que “la malvada Letizia”, como se la califica, que no yo, había sido parte responsable de la salida de España del Rey Juan Carlos (sí, el Rey). Alguien muy cercano a ella me dijo que era su venganza ante tanta humillación recibida del real suegro desde que se anunció la boda.
Cierto es que hoy nos queda, afortunadamente, el magnífico alegato de Carlos Espinosa de los Monteros, publicado en el mismo número, demostrando el respeto de EL MUNDO por la libertad de expresión ante la disparidad de criterios sobre un tema tan delicado como este, en el segundo aniversario del día más triste, vuelvo a repetir, de la historia de la Monarquía española.
Pensando en Isabel II y en Alfonso XIII, muertos en el exilio, es de desear que no haya dos sin tres.
A mis 90 años cumplidos el pasado 11 de junio no esperaba ser testigo de una España descorbatada. Como la del Frente Popular en la que vivimos. Pero lo que no pensaba que aún podía ser peor cuando escuché a Pedro Sánchez pontificar anunciando que “todos podemos ahorrar, desde el punto de vista energético, no llevando... corbata. He pedido a todos los ministros y a todos los responsables públicos y al sector privado que, en la medida de lo posible y cuando no sea necesario, no la utilicen y así.... todos ahorraremos.”
Yo no sabía, a lo mejor sí, que tenemos un presidente tan simple, tan vulgar y que, además, nos crea tan imbéciles.
Tampoco sabía que no utilizar corbata suponía un ahorro energético. ¿Qué tiene que ver el culo con las témporas confundiendo conceptos distintos y en consecuencia adoptando decisiones equivocadas?
Lo que más me ha indignado de este anuncio es que se produjo ante un auditorio de periodistas absortos, enamorados, flipando y obnubilados ante el verbo de su Persona. ¡Qué vergüenza! ¡Qué falta de sensibilidad la de los periodistas!, según Carlos Yárnoz en El País. Era tan chusco que resultaría grotesco si no fuera el protagonista la persona que preside el Gobierno.
Sánchez ignora que la corbata se ha convertido en el símbolo subconsciente del orden, de unos códigos sociales que rigen y obligan y es una de las prendas masculinas con mayor carga simbólica. No económica ni social, sino de respeto. Nada me parece más ridículo que ver a los políticos, ya entrados en años, sin corbata, despechugados, para hacer un ridículo guiño a los jóvenes, como si con ello se sintieran más cercanos al pueblo.
A mí, todas estas actitudes me los ponen de... corbata. Aunque solo sea por ello, no pienso quitármela jamás. La llevo desde que nací. El cordón umbilical que me unía a mi madre era... una corbata que me la pongo desde que tenía cinco años. Diariamente salgo del baño ya con la corbata puesta. Las tengo por centenares. Y el pasado miércoles en un programa en la tele en directo lo hice encorbatado para demostrar que lo de la corbata... “todo es mentira”, título del programa en el que participé.
Inadecuado y ridículamente cortesano el comentario de la ministra portavoz del ‘harén’ de Sánchez, reconociendo públicamente que el presidente “es guapo” y que “habrá gente que hasta le moleste eso”. ¡Bien empezamos! (...) “Ella es una persona más que inteligente, lista, listísima, pero muy maquinadora”, ha declarado quien mejor la conoce. (...) ¿De qué prenda interior deberían prescindir las mujeres para reducir el impacto energético? (...) El titular del Ministerio de Asuntos Exteriores ha tapado un mural de Ramón Stolz, el mayor muralista del siglo XX, porque creyó, el muy ignorante, que representaba el escudo franquista y no el águila de San Juan de los Reyes Católicos. (...) Error gratuito la presencia de la Reina Sofía en la recepción a la sociedad civil en Marivent. Era poner de manifiesto la ausencia del Rey Juan Carlos. (...) Mal está que se acepte estar sin corbata en actos institucionales. Pero peor que el juez de la Audiencia Nacional permita a terroristas de ETA acudir a declarar en pantalón corto y sandalia. (...) La ex choferesa y ‘miembra’ de su equipo de seguridad afirma, en contra a la negativa de la afectada, que ésta si fue “niñera” impuesta por la ministrilla. (...) ¡Qué vida la de la ‘influencer’ real! Acababa de regresar de París de ver los desfiles de la alta costura y antes de llegar a Ibiza, se había pasado unos días por Marruecos. (...) Lo de la espectacular fotografía de la citada ‘influencer’ sobre un frisón negro ejecutando la levada “no tenía trampa ni photoshop”, como se hacía constar, simplemente se trataba de un caballo súper domado de Santi Serra para sus espectáculos, un tanto circenses.
JAIME PEÑAFIEL
06/08/2022
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DOS AÑOS DE INJUSTO EXILIO
ELOGIO A LA CORBATA
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Leyendo otro artículo en EL MUNDO con el título El exilio interior del Rey Emérito leo que el soberano se encuentra en Abu Dabi “porque así lo ha decidido él... acostumbrado toda su vida a su santa voluntad, no le da la real gana de regresar porque no está dispuesto a atenerse a las normas que, del Rey abajo, rigen para todos los españoles”. Un tanto fuerte este comentario como fuerte me parece cuando leo que “los 55 grados a la sombra del Emirato son el precio a pagar, parece, para no pagar otros precios”.
Reconozco que soy de esos “coríferos” como Aznar y otros muchos que “se hacen cruces porque el Rey padre siga fuera de España”, aunque no creo que “Don Juan Carlos está deseoso de regresar a España para seguir haciendo su real gana”.
Y se añade que “no se lo consientan ni la malvada Letizia ni el mal hijo” (sic) quienes a su juicio “parecen estar ganando la partida”.
Me sorprende porque, hasta ahora, no se sabía, aunque yo personalmente lo sospechaba, que en esta dramática historia “tanto monta, monta tanto “Isabel” Letizia como “Fernando” Felipe, cuando el compañero escribe “lo que la una y el otro, el otro y la una, vienen haciendo con enorme tesón”.
Posiblemente puede que el artículo en cuestión tenga razón. Siempre pensé, aunque sin pruebas, que “la malvada Letizia”, como se la califica, que no yo, había sido parte responsable de la salida de España del Rey Juan Carlos (sí, el Rey). Alguien muy cercano a ella me dijo que era su venganza ante tanta humillación recibida del real suegro desde que se anunció la boda.
Cierto es que hoy nos queda, afortunadamente, el magnífico alegato de Carlos Espinosa de los Monteros, publicado en el mismo número, demostrando el respeto de EL MUNDO por la libertad de expresión ante la disparidad de criterios sobre un tema tan delicado como este, en el segundo aniversario del día más triste, vuelvo a repetir, de la historia de la Monarquía española.
Pensando en Isabel II y en Alfonso XIII, muertos en el exilio, es de desear que no haya dos sin tres.
A mis 90 años cumplidos el pasado 11 de junio no esperaba ser testigo de una España descorbatada. Como la del Frente Popular en la que vivimos. Pero lo que no pensaba que aún podía ser peor cuando escuché a Pedro Sánchez pontificar anunciando que “todos podemos ahorrar, desde el punto de vista energético, no llevando... corbata. He pedido a todos los ministros y a todos los responsables públicos y al sector privado que, en la medida de lo posible y cuando no sea necesario, no la utilicen y así.... todos ahorraremos.”
Yo no sabía, a lo mejor sí, que tenemos un presidente tan simple, tan vulgar y que, además, nos crea tan imbéciles.
Tampoco sabía que no utilizar corbata suponía un ahorro energético. ¿Qué tiene que ver el culo con las témporas confundiendo conceptos distintos y en consecuencia adoptando decisiones equivocadas?
Lo que más me ha indignado de este anuncio es que se produjo ante un auditorio de periodistas absortos, enamorados, flipando y obnubilados ante el verbo de su Persona. ¡Qué vergüenza! ¡Qué falta de sensibilidad la de los periodistas!, según Carlos Yárnoz en El País. Era tan chusco que resultaría grotesco si no fuera el protagonista la persona que preside el Gobierno.
Sánchez ignora que la corbata se ha convertido en el símbolo subconsciente del orden, de unos códigos sociales que rigen y obligan y es una de las prendas masculinas con mayor carga simbólica. No económica ni social, sino de respeto. Nada me parece más ridículo que ver a los políticos, ya entrados en años, sin corbata, despechugados, para hacer un ridículo guiño a los jóvenes, como si con ello se sintieran más cercanos al pueblo.
A mí, todas estas actitudes me los ponen de... corbata. Aunque solo sea por ello, no pienso quitármela jamás. La llevo desde que nací. El cordón umbilical que me unía a mi madre era... una corbata que me la pongo desde que tenía cinco años. Diariamente salgo del baño ya con la corbata puesta. Las tengo por centenares. Y el pasado miércoles en un programa en la tele en directo lo hice encorbatado para demostrar que lo de la corbata... “todo es mentira”, título del programa en el que participé.
Inadecuado y ridículamente cortesano el comentario de la ministra portavoz del ‘harén’ de Sánchez, reconociendo públicamente que el presidente “es guapo” y que “habrá gente que hasta le moleste eso”. ¡Bien empezamos! (...) “Ella es una persona más que inteligente, lista, listísima, pero muy maquinadora”, ha declarado quien mejor la conoce. (...) ¿De qué prenda interior deberían prescindir las mujeres para reducir el impacto energético? (...) El titular del Ministerio de Asuntos Exteriores ha tapado un mural de Ramón Stolz, el mayor muralista del siglo XX, porque creyó, el muy ignorante, que representaba el escudo franquista y no el águila de San Juan de los Reyes Católicos. (...) Error gratuito la presencia de la Reina Sofía en la recepción a la sociedad civil en Marivent. Era poner de manifiesto la ausencia del Rey Juan Carlos. (...) Mal está que se acepte estar sin corbata en actos institucionales. Pero peor que el juez de la Audiencia Nacional permita a terroristas de ETA acudir a declarar en pantalón corto y sandalia. (...) La ex choferesa y ‘miembra’ de su equipo de seguridad afirma, en contra a la negativa de la afectada, que ésta si fue “niñera” impuesta por la ministrilla. (...) ¡Qué vida la de la ‘influencer’ real! Acababa de regresar de París de ver los desfiles de la alta costura y antes de llegar a Ibiza, se había pasado unos días por Marruecos. (...) Lo de la espectacular fotografía de la citada ‘influencer’ sobre un frisón negro ejecutando la levada “no tenía trampa ni photoshop”, como se hacía constar, simplemente se trataba de un caballo súper domado de Santi Serra para sus espectáculos, un tanto circenses.
