MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
04/04/2020
CHSSS...
SIGO SIN ENTENDER QUÉ HA PASADO
MALOS TIEMPOS PARA LAS MONARQUÍAS
EL REY DE TAILANDIA, UNA VERGÜENZA PARA EL PAÍS
Descubra Orbyt
Mientras todo esto sucedía, millones de españoles veíamos amenazada nuestra salud por un pandemia que comenzaba a engrosar día a día una macabra lista de decenas de muertos. Ante este panorama, nos preguntábamos ¿Qué nos importaba a los españoles que Felipe, empujado desde la sombra por una vengativa mujer a quien se le había puesto la proa y una madre humillada públicamente, le animaran a protagonizar uno de los episodios más vergonzosos de la Monarquía española. Sin tener en cuenta que el país se estaba desangrando materialmente hablando. ¡Si yo me estoy muriendo ¿Qué me importan los problemas de la familia Borbón?! Mientras todo esto sucedía, España se escondía del coronavirus que nos golpeaba sin piedad cada madrugada, sin saber si íbamos a ver la luz del sol. Días hubo en los que uno era testigo de la necrológica de su vida. ¡Yo no sabía que me querían tanto! Hasta de la lejana Manila me llegó una inquietante llamada de Georgina Padilla Zobel, intentando saber de mi. En la duerme vela febril de la madrugada, uno lloraba por no poder gritar ¡Gracias Alberto! ¡Gracias María Dolores! Aunque, eso sí, tenía la posibilidad de morir al lado de mi amor, que cantaba Demis Roussos.
¿No sabéis que la fuente de todas las miserias humanas no es la muerte sino el miedo a la muerte? Yo, como millones de españoles, he vivido aterrado esperándola. Hoy, sigo sin entender qué ha pasado, qué está pasando. Sorprendido de seguir vivo mientras amigos míos, como Ricardo Díez Hochleitner, o Francisco Hernando, conocido como Paco el Pocero, o Lucía Bosé, se marchaban en silencio. Como todos los que se llevó el maldito coronavirus.
Resulta curioso comprobar cuando el 31 de diciembre de 1999, a las doce de la noche, el mundo entero decía adiós al sigo XX y un segundo después se empezaba a vivir el nuevo milenio del siglo XXI. Solo en Europa 10 sistemas políticos de origen medieval resistían la borrasca de la modernidad y se preparaban con los cambios necesarios y oportunos para sobrevivir en un mundo cada vez mas igualitario. Cierto que la monarquía es “el gobierno de una sola persona”, no es un sistema democrático, sino antiguo y caduco por su carácter vitalicio y hereditario. Afortunadamente, el poder de todos los reyes, empezando por el de, en otro tiempo, poderosa reina Isabel, se ha ido recortando paulatinamente cuando no violentamente quedando, tan solo, en ridículas figuras representativas. Algo así como árbitros, aunque la mayoría de las veces sin silbato que tocar. Hay que reconocer que los tiempos en que vivimos no son los más apropiados para las monarquías que están comenzado a deshacerse como azucarillos a causa de los comportamientos de sus miembros, que olvidan que la razón de estos sistemas tan medievales y decadentes es que todos, desde el rey y o la reina hasta el último pariente, sean ejemplares.
En el Reino Unido, los escándalos familiares por el acceso de muchachas como Meghan pueden dar al traste con la institución. Pero ninguna monarquía es tan ofensiva para un pueblo como la de Tailandia. Nunca olvidaré aquel mes de noviembre de 1987, durante la visita oficial de los Reyes Juan Carlos y Sofía al reinado de Sirikit y Bhumibol de Tailandia. Nada que ver el actual soberano, Maha Vajiralongkorn, una vergüenza para un país y, por supuesto, para las monarquías, con su padre, un pobre imbécil, a quien gustaba actuar en una sala de fiestas de Bangkok, tocando el clarinete. Este encanallado rey ha huido de la epidemia refugiándose en un hotel de Alemania con un séquito de una veintena de concubinas. Posiblemente, el país tiene el rey que se merece. Vergüenza daba ver a generales de varias estrellas arrastrándose ante el soberano para besarle los pies. Viendo estos reyes y estas monarquías, uno piensa que por mucho menos fue abolida la monarquía y sus titulares depuestos en diferentes países. Tailandia no se merece un canalla como este en el trono.
Ahora resulta que la bella y dulce Máxima no se lleva bien con su suegra.(...) La impresentable influencer sin influencia alguna y novieta del polémico Froilán es incapaz de dejar su alevosa intrascendencia y estupidez, rompiendo el confinamiento para tomar una copa con una amiga. Esta tía es imbécil. (...) Y la poco creíble empresa china sigue metiéndosela doblada al ministro filósofo. (...) La verdad es que la pobre chica tiene mala suerte con su boda. Después de pregonarla por doquier y probarse el traje no sabemos cuántas veces, el coronavirus va a dejarla compuesta y sin boda. (...) Parece ser que la madre ha tirado ya la toalla en su lucha por reconducir la vida sentimental de su hija. La de su hijo, ya la tiró hace tiempo. (...) Y la gente se pregunta, a propósito de todo esto, que pensará el estricto y serio papá. ¿Habrá tirado también la toalla? (...) Se ha adelantado a comentar que “él no ha sido” quien le contagió.
JAIME PEÑAFIEL
04/04/2020
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SIGO SIN ENTENDER QUÉ HA PASADO
MALOS TIEMPOS PARA LAS MONARQUÍAS
EL REY DE TAILANDIA, UNA VERGÜENZA PARA EL PAÍS
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Mientras todo esto sucedía, millones de españoles veíamos amenazada nuestra salud por un pandemia que comenzaba a engrosar día a día una macabra lista de decenas de muertos. Ante este panorama, nos preguntábamos ¿Qué nos importaba a los españoles que Felipe, empujado desde la sombra por una vengativa mujer a quien se le había puesto la proa y una madre humillada públicamente, le animaran a protagonizar uno de los episodios más vergonzosos de la Monarquía española. Sin tener en cuenta que el país se estaba desangrando materialmente hablando. ¡Si yo me estoy muriendo ¿Qué me importan los problemas de la familia Borbón?! Mientras todo esto sucedía, España se escondía del coronavirus que nos golpeaba sin piedad cada madrugada, sin saber si íbamos a ver la luz del sol. Días hubo en los que uno era testigo de la necrológica de su vida. ¡Yo no sabía que me querían tanto! Hasta de la lejana Manila me llegó una inquietante llamada de Georgina Padilla Zobel, intentando saber de mi. En la duerme vela febril de la madrugada, uno lloraba por no poder gritar ¡Gracias Alberto! ¡Gracias María Dolores! Aunque, eso sí, tenía la posibilidad de morir al lado de mi amor, que cantaba Demis Roussos.
¿No sabéis que la fuente de todas las miserias humanas no es la muerte sino el miedo a la muerte? Yo, como millones de españoles, he vivido aterrado esperándola. Hoy, sigo sin entender qué ha pasado, qué está pasando. Sorprendido de seguir vivo mientras amigos míos, como Ricardo Díez Hochleitner, o Francisco Hernando, conocido como Paco el Pocero, o Lucía Bosé, se marchaban en silencio. Como todos los que se llevó el maldito coronavirus.
Resulta curioso comprobar cuando el 31 de diciembre de 1999, a las doce de la noche, el mundo entero decía adiós al sigo XX y un segundo después se empezaba a vivir el nuevo milenio del siglo XXI. Solo en Europa 10 sistemas políticos de origen medieval resistían la borrasca de la modernidad y se preparaban con los cambios necesarios y oportunos para sobrevivir en un mundo cada vez mas igualitario. Cierto que la monarquía es “el gobierno de una sola persona”, no es un sistema democrático, sino antiguo y caduco por su carácter vitalicio y hereditario. Afortunadamente, el poder de todos los reyes, empezando por el de, en otro tiempo, poderosa reina Isabel, se ha ido recortando paulatinamente cuando no violentamente quedando, tan solo, en ridículas figuras representativas. Algo así como árbitros, aunque la mayoría de las veces sin silbato que tocar. Hay que reconocer que los tiempos en que vivimos no son los más apropiados para las monarquías que están comenzado a deshacerse como azucarillos a causa de los comportamientos de sus miembros, que olvidan que la razón de estos sistemas tan medievales y decadentes es que todos, desde el rey y o la reina hasta el último pariente, sean ejemplares.
En el Reino Unido, los escándalos familiares por el acceso de muchachas como Meghan pueden dar al traste con la institución. Pero ninguna monarquía es tan ofensiva para un pueblo como la de Tailandia. Nunca olvidaré aquel mes de noviembre de 1987, durante la visita oficial de los Reyes Juan Carlos y Sofía al reinado de Sirikit y Bhumibol de Tailandia. Nada que ver el actual soberano, Maha Vajiralongkorn, una vergüenza para un país y, por supuesto, para las monarquías, con su padre, un pobre imbécil, a quien gustaba actuar en una sala de fiestas de Bangkok, tocando el clarinete. Este encanallado rey ha huido de la epidemia refugiándose en un hotel de Alemania con un séquito de una veintena de concubinas. Posiblemente, el país tiene el rey que se merece. Vergüenza daba ver a generales de varias estrellas arrastrándose ante el soberano para besarle los pies. Viendo estos reyes y estas monarquías, uno piensa que por mucho menos fue abolida la monarquía y sus titulares depuestos en diferentes países. Tailandia no se merece un canalla como este en el trono.
Ahora resulta que la bella y dulce Máxima no se lleva bien con su suegra.(...) La impresentable influencer sin influencia alguna y novieta del polémico Froilán es incapaz de dejar su alevosa intrascendencia y estupidez, rompiendo el confinamiento para tomar una copa con una amiga. Esta tía es imbécil. (...) Y la poco creíble empresa china sigue metiéndosela doblada al ministro filósofo. (...) La verdad es que la pobre chica tiene mala suerte con su boda. Después de pregonarla por doquier y probarse el traje no sabemos cuántas veces, el coronavirus va a dejarla compuesta y sin boda. (...) Parece ser que la madre ha tirado ya la toalla en su lucha por reconducir la vida sentimental de su hija. La de su hijo, ya la tiró hace tiempo. (...) Y la gente se pregunta, a propósito de todo esto, que pensará el estricto y serio papá. ¿Habrá tirado también la toalla? (...) Se ha adelantado a comentar que “él no ha sido” quien le contagió.