MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
23/02/2019
CHSSS...
EL COLCHÓN EN EL QUE DUERMEN PEDRO Y BEGOÑA
EL TRIUNFO MARROQUÍ DE LA MUJER DE FELIPE
MENÚ VULGARMENTE PANTAGRUÉLICO
Descubra Orbyt
El día 2 de diciembre de 1982, González era investido como presidente del Gobierno de España. Y, en la noche del día 4, entraban en el Palacio de la Moncloa. Ese día y esa hora nunca la ha olvidado mi querida y admirada Carmen Romero, “una mujer moderna, independiente, culta, progresista, feminista, ponderada, sin estridencias”, según María Ángeles López de Celis, secretaria de cinco presidentes de la democracia. Porque no fue la más adecuada. “Allí nos dejaron, a Felipe y a nuestros hijos, Pablo, David y María, con dos maletitas con lo necesario para dormir por primera vez en el palacio”, me recordaría Carmen en la primera entrevista días después. “Los niños miraban asustados aquellas paredes con cuadros y aquellos techos tan altos. No olvides que veníamos de nuestro pisito de Pez Volador”. A Felipe, presente en la entrevista, le pregunté cómo fue esa primera noche de pareja en aquella extraña cama y con aquel colchón. “Ya sabes, cuando uno se encuentra en un lugar desconocido, un lugar extraño, aproximarte a tu pareja es normal. Eso hicimos”, me contestó el presidente. Pero para no dejarlo tan sólo en “eso”, Felipe me aclaró: “Como no habían llegado nuestras cosas, me dediqué a leer el último capítulo de El Quijote. Ése que trata de la recuperación de la cordura. Me parece que es completamente necesaria para mantener el sosiego”.
¿Qué harían Pedro y Begoña esa primera noche en la que estrenaban colchón? Espero no les sucediera, ya que de un colchón nuevo se trataba, lo que a Don Juan Carlos y a Doña Sofía, en la primera noche que durmieron en el Pazo de Meirás, invitados por Franco, rompieron el colchón. Normal, todo era viejo. “No lo cuentes”, le suplicó la Reina a su marido. Fue lo primero que hizo al día siguiente en el desayuno con toda la familia del caudillo presente. Fácil es imaginar el cachondeíto.
Observando las portadas coincidentes de todas las revistas españolas con la mujer de Felipe reconvertida en una misteriosa e histriónica hurí, fácil es ver la capacidad de transformación de la consorte para llamar la atención y convertirse en centro de atención allá donde va, allá donde aparece. Hasta siete veces, siete, se recolocó el velo mientras avanzaba por la pasarela más mediática de todas por las que ha desfilado: la que conducía al mausoleo de la tumbas de Mohamed V y Hasan II, padre y abuelo del actual soberano. No existe la menor duda de que Letizia ha sabido apantallar con su histrionismo al personal, en un país donde la mujer no cuenta ni mucho ni poco, más bien nada. ¡Qué diferencia de aquel otro viaje oficial de los anteriores Reyes, el 20 de enero de 2005, cuando Doña Sofía no sólo alteró la tradición sino que violentó el protocolo, exigiendo el respeto debido a Salma, entonces la esposa oficial de Mohamed VI, y que era humillada y despreciada públicamente. La Reina consorte de España, nada que ver con la actual. No sólo obligó a que estuviera situada donde le correspondía y no perdida en la última fila, sino que obligó a todos los cortesanos del rey a cumplimentarla y reverenciarla. También, y eso fue lo más llamativo, a la ministra española de Educación, María Jesús Sansegundo, quien, al ver que nadie saludaba a Salma, intentó hacer lo mismo, la muy cortesana. Hasta que Doña Sofía le cogió la mano obligándola a saludar con respeto a la esposa del rey. ¿Hubiera hecho lo mismo Letizia, sólo preocupada por lucirse con su vestido estilo lencero de seda salvaje blanco y abrigo semitransparente bordado en pedrería y perlitas? Y como complemento, los pendientes más valiosos del joyero real: los chatones de Victoria Eugenia.
Una cena de gala en cualquier palacio real es, siempre, un acontecimiento glamuroso y el menú exquisito. El que Mohamed VI ofreció a Felipe y Letizia era vulgar por lo abundante, casi pantagruélico y nada selecto: ensaladas confitadas y en adobo; pato relleno, mechoui real de cordero lechal con patatas y judías verdes; ensaimada de pescado y frutos de mar; tajine de pollo a la swiri; tajine de carne de ternera al horno; cuscús con jarrete de ternera y verduras. De postre, pastela de manzana confitada y almendras. ¡Toma ya!
Se rumorea que el rey Mohamed VI podría haberse casado. ¿Contra quién? (...) Los Sánchez acuden cada dos por tres a pincharse bótox y lo que no es bótox al doctor Jaén. Ella siempre con sus gorilas. (...) Jubilarse con 13 millones de indemnización no está nada mal, aunque puede ser obsceno. (...) Meghan, la mestiza americana incrustada en la familia real por matrimonio con el pelirrojo príncipe, se ha saltado de nuevo el estricto protocolo real contratando, para su parto, a personas ajenas al equipo de la familia. (...) La obsesión de la ministra por el s*x* le ha llevado a crear palabrejas referidas a los atributos masculinos como “trifálico”, por aquello del falo, vulgarmente llamado pexx, poxx, verga, glande o picha... (...) Si Dolores me da miedo y Carmen me irrita, Pedro me da pena viéndole. Sentado en el extremo de la mesa sin papel alguno. (...) Al parecer, la presentadora y su novia se han reconciliado. Después de que a ella se la viera arrastrando el desamor, llorando por las esquinas. (...) El “pájaro” llegó a la banca con apenas un par de amigos y después de 20 años se va sin ninguno. Soledad a cambio de poder, pero, eso sí, con la faldriquera bien llena. (...) El secreto para ser famosa en España: ser cada día más famosa. En la memoria de todos, ella está.
JAIME PEÑAFIEL
23/02/2019
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EL COLCHÓN EN EL QUE DUERMEN PEDRO Y BEGOÑA
EL TRIUNFO MARROQUÍ DE LA MUJER DE FELIPE
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El día 2 de diciembre de 1982, González era investido como presidente del Gobierno de España. Y, en la noche del día 4, entraban en el Palacio de la Moncloa. Ese día y esa hora nunca la ha olvidado mi querida y admirada Carmen Romero, “una mujer moderna, independiente, culta, progresista, feminista, ponderada, sin estridencias”, según María Ángeles López de Celis, secretaria de cinco presidentes de la democracia. Porque no fue la más adecuada. “Allí nos dejaron, a Felipe y a nuestros hijos, Pablo, David y María, con dos maletitas con lo necesario para dormir por primera vez en el palacio”, me recordaría Carmen en la primera entrevista días después. “Los niños miraban asustados aquellas paredes con cuadros y aquellos techos tan altos. No olvides que veníamos de nuestro pisito de Pez Volador”. A Felipe, presente en la entrevista, le pregunté cómo fue esa primera noche de pareja en aquella extraña cama y con aquel colchón. “Ya sabes, cuando uno se encuentra en un lugar desconocido, un lugar extraño, aproximarte a tu pareja es normal. Eso hicimos”, me contestó el presidente. Pero para no dejarlo tan sólo en “eso”, Felipe me aclaró: “Como no habían llegado nuestras cosas, me dediqué a leer el último capítulo de El Quijote. Ése que trata de la recuperación de la cordura. Me parece que es completamente necesaria para mantener el sosiego”.
¿Qué harían Pedro y Begoña esa primera noche en la que estrenaban colchón? Espero no les sucediera, ya que de un colchón nuevo se trataba, lo que a Don Juan Carlos y a Doña Sofía, en la primera noche que durmieron en el Pazo de Meirás, invitados por Franco, rompieron el colchón. Normal, todo era viejo. “No lo cuentes”, le suplicó la Reina a su marido. Fue lo primero que hizo al día siguiente en el desayuno con toda la familia del caudillo presente. Fácil es imaginar el cachondeíto.
Observando las portadas coincidentes de todas las revistas españolas con la mujer de Felipe reconvertida en una misteriosa e histriónica hurí, fácil es ver la capacidad de transformación de la consorte para llamar la atención y convertirse en centro de atención allá donde va, allá donde aparece. Hasta siete veces, siete, se recolocó el velo mientras avanzaba por la pasarela más mediática de todas por las que ha desfilado: la que conducía al mausoleo de la tumbas de Mohamed V y Hasan II, padre y abuelo del actual soberano. No existe la menor duda de que Letizia ha sabido apantallar con su histrionismo al personal, en un país donde la mujer no cuenta ni mucho ni poco, más bien nada. ¡Qué diferencia de aquel otro viaje oficial de los anteriores Reyes, el 20 de enero de 2005, cuando Doña Sofía no sólo alteró la tradición sino que violentó el protocolo, exigiendo el respeto debido a Salma, entonces la esposa oficial de Mohamed VI, y que era humillada y despreciada públicamente. La Reina consorte de España, nada que ver con la actual. No sólo obligó a que estuviera situada donde le correspondía y no perdida en la última fila, sino que obligó a todos los cortesanos del rey a cumplimentarla y reverenciarla. También, y eso fue lo más llamativo, a la ministra española de Educación, María Jesús Sansegundo, quien, al ver que nadie saludaba a Salma, intentó hacer lo mismo, la muy cortesana. Hasta que Doña Sofía le cogió la mano obligándola a saludar con respeto a la esposa del rey. ¿Hubiera hecho lo mismo Letizia, sólo preocupada por lucirse con su vestido estilo lencero de seda salvaje blanco y abrigo semitransparente bordado en pedrería y perlitas? Y como complemento, los pendientes más valiosos del joyero real: los chatones de Victoria Eugenia.
Una cena de gala en cualquier palacio real es, siempre, un acontecimiento glamuroso y el menú exquisito. El que Mohamed VI ofreció a Felipe y Letizia era vulgar por lo abundante, casi pantagruélico y nada selecto: ensaladas confitadas y en adobo; pato relleno, mechoui real de cordero lechal con patatas y judías verdes; ensaimada de pescado y frutos de mar; tajine de pollo a la swiri; tajine de carne de ternera al horno; cuscús con jarrete de ternera y verduras. De postre, pastela de manzana confitada y almendras. ¡Toma ya!
Se rumorea que el rey Mohamed VI podría haberse casado. ¿Contra quién? (...) Los Sánchez acuden cada dos por tres a pincharse bótox y lo que no es bótox al doctor Jaén. Ella siempre con sus gorilas. (...) Jubilarse con 13 millones de indemnización no está nada mal, aunque puede ser obsceno. (...) Meghan, la mestiza americana incrustada en la familia real por matrimonio con el pelirrojo príncipe, se ha saltado de nuevo el estricto protocolo real contratando, para su parto, a personas ajenas al equipo de la familia. (...) La obsesión de la ministra por el s*x* le ha llevado a crear palabrejas referidas a los atributos masculinos como “trifálico”, por aquello del falo, vulgarmente llamado pexx, poxx, verga, glande o picha... (...) Si Dolores me da miedo y Carmen me irrita, Pedro me da pena viéndole. Sentado en el extremo de la mesa sin papel alguno. (...) Al parecer, la presentadora y su novia se han reconciliado. Después de que a ella se la viera arrastrando el desamor, llorando por las esquinas. (...) El “pájaro” llegó a la banca con apenas un par de amigos y después de 20 años se va sin ninguno. Soledad a cambio de poder, pero, eso sí, con la faldriquera bien llena. (...) El secreto para ser famosa en España: ser cada día más famosa. En la memoria de todos, ella está.
