MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
22/02/2020
HAY MIRADAS QUE MATAN
¡TRANQUILA, LETIZIA!
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Estas graves amenazas e insultos contra el Jefe del Estado no son las únicas palabras del largo historial que ponen en duda la idoneidad de los dos para sentarse en la mesa del Consejo de Ministros bajo la presidencia de quien tanto odiaban. Desafortunados comentarios grabados a fuego en el corazón de Felipe VI y que se puso de manifiesto en la espléndida fotografía de la portada de este periódico.
Pero, como dice Esther Palomeras, “ellos, los de entonces, ya no son los mismos de hoy”. Y ya se sabe lo que dice el refranero español: “Si quieres saber cómo es Juanito, dale un carguito”. O lo que decía Henry Kissinger: “El poder es el mayor afrodisíaco que existe”. También desvela cómo somos, eso lo digo yo.
La Reina impaciente no sólo es el título de la comentada nueva biografía sobre la consorte española escrita por un periodista argentino residente en Barcelona llamado Leonardo Faccio y que acaba de ser puesta a la venta esta mi semana con gran expectación. Pienso que el estado anímico de Letizia será de impaciencia. Aunque después de Adiós Princesa (Foca), libro escrito por David Rocasolano, primo hermano de Letizia, poco o nada nuevo puede ya aportarse. Lo más sorprendente del libro es conocer que, de vez en cuando, se reencuentra con su ex maridoAlonso Guerrero. “Ahora Letizia es una buena amiga”, asegura al autor. Según el compañero Darío Prieto, el primero en ocuparse de este libro el pasado 18 de enero, el primo tiene sus dudas. “Le parecen muchas cien entrevistas con otras tantas personas para hablar de ella. No habrá ni 20 personas que la conozcan de verdad”. Sorprende, por violar la ética profesional, las declaraciones de Carmen Navarro, su cosmetóloga, desvelando los tratamiento a los que Letizia se sometió para mejorar su aspecto. Quienes la conocen por pertenecer a su círculo mas íntimo no hablarán nunca. Pero sí lo hace su ex profesor Fermín Bouza: “Letizia ha preferido ser respetada, pero no querida”. O Andrew Morton, que no sé que coxx pinta en relación con la consorte española. Se atreve a decir :“Felipe, un niño que se sentía asfixiado por su madre, ha elegido a una pareja dominante y controladora”.
Además, los que presumen de ser amigos de Felipe y Letizia ni son buenos amigos ni le hacen ningún favor largando. Como esa amiga de Efe que dice en el libro: “Letizia era republicana y nada espiritual” y “decía que nunca en su vida iba a tener hijos”. José Infante, compañero en TVE: “A Letizia la religión no le interesaba porque ella era agnóstica”. Por supuesto que el autor, como desvelaba Darío, no ha contactado con David para hablar de su prima. Y eso que se trata del “perfil biográfico más completo sobre ella” (?) como se anuncia, que es mucho decir. Todo lo que se podía escribir sobre su vida se ha escrito ya. Además, escribir sobre el pasado de una persona es un ejercicio interior enormemente inquietante desde todos los ángulos. Hay que pensárselo bien antes de emprenderlo. Se corre el riesgo de que la imagen que aparece en el espejo del papel no sea la que más le favorece.
Uno de sus amores mexicanos declara: “Por salud mental, no le sigo la pista”. Y otro amor, del servicio internacional de Efe: “No me interesa regalar mis memorias” y Eliseo García Nieto: “Dudo de si fui amigo de esa persona o no”.
Ante este libro sobre la vida de la Reina Letizia, recuerdo lo que Rose Kennedy decía a propósito de los periodistas y escritores que pretendían escribir su biografía: “Sin duda deben creer que son unas personas un tanto especiales con especial sabiduría, con especial bagaje de experiencia. Posiblemente, los que la escriben, sobre todo los que lo hacen en la prensa de evasión, son los únicos que lo tienen claro: el dinero, fácil y rápido”. Pero hay que hacerlo con respeto, con temor, con humildad, rigor, sinceridad y pudor, digo yo. Si no se escribe así resultan, cuando menos, gratuitas y pretenciosas, unos simples chismorreos que no alcanzan ni el calificativo de biografía. Mucho me temo que este es el caso de La Reina impaciente. ¡Tranquila, Letizia!
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JAIME PEÑAFIEL
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Estas graves amenazas e insultos contra el Jefe del Estado no son las únicas palabras del largo historial que ponen en duda la idoneidad de los dos para sentarse en la mesa del Consejo de Ministros bajo la presidencia de quien tanto odiaban. Desafortunados comentarios grabados a fuego en el corazón de Felipe VI y que se puso de manifiesto en la espléndida fotografía de la portada de este periódico.
Pero, como dice Esther Palomeras, “ellos, los de entonces, ya no son los mismos de hoy”. Y ya se sabe lo que dice el refranero español: “Si quieres saber cómo es Juanito, dale un carguito”. O lo que decía Henry Kissinger: “El poder es el mayor afrodisíaco que existe”. También desvela cómo somos, eso lo digo yo.
La Reina impaciente no sólo es el título de la comentada nueva biografía sobre la consorte española escrita por un periodista argentino residente en Barcelona llamado Leonardo Faccio y que acaba de ser puesta a la venta esta mi semana con gran expectación. Pienso que el estado anímico de Letizia será de impaciencia. Aunque después de Adiós Princesa (Foca), libro escrito por David Rocasolano, primo hermano de Letizia, poco o nada nuevo puede ya aportarse. Lo más sorprendente del libro es conocer que, de vez en cuando, se reencuentra con su ex maridoAlonso Guerrero. “Ahora Letizia es una buena amiga”, asegura al autor. Según el compañero Darío Prieto, el primero en ocuparse de este libro el pasado 18 de enero, el primo tiene sus dudas. “Le parecen muchas cien entrevistas con otras tantas personas para hablar de ella. No habrá ni 20 personas que la conozcan de verdad”. Sorprende, por violar la ética profesional, las declaraciones de Carmen Navarro, su cosmetóloga, desvelando los tratamiento a los que Letizia se sometió para mejorar su aspecto. Quienes la conocen por pertenecer a su círculo mas íntimo no hablarán nunca. Pero sí lo hace su ex profesor Fermín Bouza: “Letizia ha preferido ser respetada, pero no querida”. O Andrew Morton, que no sé que coxx pinta en relación con la consorte española. Se atreve a decir :“Felipe, un niño que se sentía asfixiado por su madre, ha elegido a una pareja dominante y controladora”.
Además, los que presumen de ser amigos de Felipe y Letizia ni son buenos amigos ni le hacen ningún favor largando. Como esa amiga de Efe que dice en el libro: “Letizia era republicana y nada espiritual” y “decía que nunca en su vida iba a tener hijos”. José Infante, compañero en TVE: “A Letizia la religión no le interesaba porque ella era agnóstica”. Por supuesto que el autor, como desvelaba Darío, no ha contactado con David para hablar de su prima. Y eso que se trata del “perfil biográfico más completo sobre ella” (?) como se anuncia, que es mucho decir. Todo lo que se podía escribir sobre su vida se ha escrito ya. Además, escribir sobre el pasado de una persona es un ejercicio interior enormemente inquietante desde todos los ángulos. Hay que pensárselo bien antes de emprenderlo. Se corre el riesgo de que la imagen que aparece en el espejo del papel no sea la que más le favorece.
Uno de sus amores mexicanos declara: “Por salud mental, no le sigo la pista”. Y otro amor, del servicio internacional de Efe: “No me interesa regalar mis memorias” y Eliseo García Nieto: “Dudo de si fui amigo de esa persona o no”.
Ante este libro sobre la vida de la Reina Letizia, recuerdo lo que Rose Kennedy decía a propósito de los periodistas y escritores que pretendían escribir su biografía: “Sin duda deben creer que son unas personas un tanto especiales con especial sabiduría, con especial bagaje de experiencia. Posiblemente, los que la escriben, sobre todo los que lo hacen en la prensa de evasión, son los únicos que lo tienen claro: el dinero, fácil y rápido”. Pero hay que hacerlo con respeto, con temor, con humildad, rigor, sinceridad y pudor, digo yo. Si no se escribe así resultan, cuando menos, gratuitas y pretenciosas, unos simples chismorreos que no alcanzan ni el calificativo de biografía. Mucho me temo que este es el caso de La Reina impaciente. ¡Tranquila, Letizia!
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