Azul y Rosa,Jaime Peñafiel.Sábado,20 de Octubre de 2018.

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20/10/2018

CHSSS...
DOÑA SOFÍA ALTERÓ EL PROTOCOLO
REINAR... POR UN DÍA
EL PROTOCOLO Y LA DUQUESA DE ALBA




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El protocolo o un fallo de protocolo mejor dicho, ha sido noticia esta mi semana. Unos culpan a la Casa Real. Otros a Moncloa. Unos a Felipe VI. Otros a Pedro Sánchez. Pero lo cierto es que, por uno o por otro, alguien se colocó donde no debía, violentando la norma fundamental del protocolo: saber ser pero, sobre todo, saber dónde estar, dónde colocarte según quien eres por encima de quien crees ser.

Aunque el protocolo y la tradición forman parte de la Institución monárquica de todos los países cuya forma de Estado es la Monarquía, el 20 de enero de 2005, la reina Doña Sofía, tan “profesional” ella, en palabras del Rey Juan Carlos, violentó la tradición pero, sobre todo, el protocolo en la visita oficial de los reyes de España al reino de Marruecos. Y lo hizo desde el primer momento de su llegada cuando advirtió que la esposa del impresentable rey Mohamed VI, la princesa Lalla Salma, era relegada, por protocolo, a un puesto en la última fila de todos los actos programados.

Cierto que la mujer, en Marruecos, carece del menor protagonismo siendo menos que nada. El protocolo ni la contempla. No olvidemos que nadie conoció a la esposa del rey Hasan, madre del actual soberano marroquí, Lalla Latifa, que reside en París donde su hijo la visita con asiduidad. Y la que hasta hace poco ha sido esposa de Mohamed VI, a diferencia de las mujeres que en todo el mundo cuando se casan con el rey se convierten en reina, Lalla Salma sólo fue princesa. Una princesa feminista y moderna.



A pesar de estas cualidades, cuando los reyes españoles llegaron a Rabat, Doña Sofía advirtió que la esposa de Mohamed VI no tenía acceso a la tribuna de honor desde la que los invitados reales recibían los honores en compañía del rey anfitrión, mientras la princesa Salma permanecía confundida entre las personalidades presentes en la recepción. Sin pensárselo dos veces, “exigió” su presencia cogiéndola del brazo.

Pero donde la reina española rompió las estrictas normas de la monarquía alauita, fue en el Palacio Marchane de Tánger, donde quebrantó, incluso, las indicaciones del jefe de protocolo a la ministra española de Educación, María Jesús Sansegundo, sobre cómo tenía que saludar. Siguiendo el protocolo, la ministra saludó primero a Mohamed VI, a continuación a Don Juan Carlos y en tercer lugar a Doña Sofía. Pero, cuando se dirigía hacia el hermano del rey, Mulay Rachid, saltándose como se le había ordenado a la mujer del Rey, Doña Sofía la retuvo y le cogió la mano para que cumplimentara a la princesa Salma, situada junto a ella. Fue un gesto con el que quiso dignificar la figura de la mujer en un país donde su papel es de subordinación al hombre.

También lo hizo con los varones que pasaban de largo ante la esposa del rey, situada a su derecha. No sólo les llamó la atención sino que pidió cumplimentaran primero a la princesa a quien convirtió en reina de Marruecos aunque sólo fuera por un día.

Mi querida e inolvidable Cayetana aunque era muy sencilla, castiza y democrática, sabía cumplir y aplicar el protocolo como nadie. Lo demostró haciendo un profundo plongeón a la reina de Inglaterra en la recepción en el Palacio Real cuando visitó oficialmente Madrid. Se decía que teniendo, como así era, más títulos que Su Graciosa Majestad Británica no tenia que reverenciarla. Y que si coincidían en una puerta, Isabel II tenía que cederle el paso. ¡Una boutade! “No es problema de cantidad sino de calidad”, me decía. Tampoco le importó hacer la reverencia a Letizia, siendo como era nieta de un taxista. Cuando se lo recordé, lo justifico diciendo: “Pero es la consorte del futuro Rey de España”.

Donde aplicaba el protocolo a rajatabla era en las cenas, sobre todo en su Palacio de Liria, sabiendo colocar a cada comensal donde le correspondía. Aunque fuera el marqués de Villaverde, quien protestó porque en una cena le había situado al final de la mesa. “Te olvidas, Cayetana, que soy el yerno del Jefe del Estado”, protestó. “Pero Cristóbal, ¿quién conoce en Francia al yerno de Mitterrand”, le contestó.

Más grave fue lo del tío Manfredo de Borbón y Bernardo de Quirós, un aristócrata del viejo estilo, que hablaba arrastrando la erre con acento francés y llevaba ligas en las pantorrillas. Era duque de Hernani, marqués de Atarfe y no sé cuántos títulos más.

En uno de los banquetes en el Palacio de Liria, se sintió muy humillado porque pensaba que no le habían colocado donde, por sus numeroso títulos, debía estar sentado. “Te olvidas, Cayetana, que no solo soy duque sino también tres veces Grande de España. Si no me cambias, que me vayan pidiendo el coche”, amenazó . “Querido Manfredo, mejor será que te pidan el carruaje”, le contestó con ingenio la duquesa más duquesa del mundo. Y respetuosa, como la que más, con el protocolo que tan mal se ha aplicado en el Palacio Real. O no se ha aplicado, dejando que el señor Sánchez ocupara el lugar que no le correspondía. Mi querida e inolvidable Cayetana hubiera sabido colocarle donde debía estar. ¡Menuda era!

Nadie ha podido definir mejor el drama venezolano que Isabel, una dama de Caracas, actualmente residente en Damasco, a quien me encontré en la Puerta de Brandenburgo durante mi estancia, la pasada semana, en Berlín: “Prefiero la guerra de Siria al horror de Venezuela”. Me sorprendió oír a Cristina Ónega, en el programa de Carlos Herrera, que los abucheos y pitos a Sánchez le parecieron bochornosos. De alguna manera tendrán los ciudadanos que manifestar su descontento. ¡Ay!, querida, se te ha visto el plumero. Por el contrario, Ada Colau parece responderle a la compañera declarando: “No tienen por qué molestar los pitos. Hay que preguntar por qué pitan”. Hago mías estas palabras. Mi más querido amigo q.e.p.d. no hubiera soportado ver a su hermano, a quien tanto quería y admiraba, entrar en prisión. No es cierto que el 91,8% de los españoles votaran “sí” a la monarquía. Ésta iba incluida en ese paquete llamado Constitución. No me lo podía creer y sigo sin creérmelo. Hay que ser ridículamente histriónica para pretender ser alcaldesa de Madrid. Dicen que ya está haciendo campaña. Querida, ¿esto como se cocina? ¡Cómo se ha echado en falta al inolvidable general Sabino, ex jefe de la Casa del Rey, en la boda de su nieto, el periodista Álvaro Fernández con la farmacéutica Isabel Botella!
 
Cierto es , nieta de taxista y pescatera ,no necesario recordarlo todas las semanas.
Aunque Igual es peor la tontería de los medios en su afán de dar pátina, la tarjeta de presentación "hija y nieta de periodistas"cuando salvo opinión en contrario,por la facultad de periodismo solamente ha pasado ella.
 
Donde aplicaba el protocolo a rajatabla era en las cenas, sobre todo en su Palacio de Liria, sabiendo colocar a cada comensal donde le correspondía. Aunque fuera el marqués de Villaverde, quien protestó porque en una cena le había situado al final de la mesa. “Te olvidas, Cayetana, que soy el yerno del Jefe del Estado”, protestó. “Pero Cristóbal, ¿quién conoce en Francia al yerno de Mitterrand”, le contestó.

La prueba de como se inventa sus "recuerdos": Mitterrand llegó al poder en 1981, cuando el Caudillo ya criaba malvas, asi que el Villaverde no pudo decir que era el yerno del Jefe de Estado. Por otra parte, oficialmente Mitterrand tenia dos hijos varones y su hija ilegítima era muy niña, asi que nadie podia recordar a un yerno inexistente.
 
Cierto es , nieta de taxista y pescatera ,no necesario recordarlo todas las semanas.
Aunque Igual es peor la tontería de los medios en su afán de dar pátina, la tarjeta de presentación "hija y nieta de periodistas"cuando salvo opinión en contrario,por la facultad de periodismo solamente ha pasado ella.


Numerosos periodistas veteranos no pasaron por la facultad de periodismo, como Luis del Olmo, que empezó adolescente en Radio Juventud en Ponferrada y ya veis adonde llegó, y asi muchos otros famosos. Es la generación de los hijos y nietos la que ha ido a la Universidad.
 
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Mi querida e inolvidable Cayetana aunque era muy sencilla, castiza y democrática, sabía cumplir y aplicar el protocolo como nadie. Lo demostró haciendo un profundo plongeón a la reina de Inglaterra en la recepción en el Palacio Real cuando visitó oficialmente Madrid. Se decía que teniendo, como así era, más títulos que Su Graciosa Majestad Británica no tenia que reverenciarla. Y que si coincidían en una puerta, Isabel II tenía que cederle el paso. ¡Una boutade! “No es problema de cantidad sino de calidad”, me decía. Tampoco le importó hacer la reverencia a Letizia, siendo como era nieta de un taxista. Cuando se lo recordé, lo justifico diciendo: “Pero es la consorte del futuro Rey de España”.

Bien por Cayetana, aunque de democrática no tenia nada, señor Peñazo, que se lo pregunten a los jornaleros de sus latifundios.
 
También lo hizo con los varones que pasaban de largo ante la esposa del rey, situada a su derecha. No sólo les llamó la atención sino que pidió cumplimentaran primero a la princesa a quien convirtió en reina de Marruecos aunque sólo fuera por un día.

Muy feminista, la lacas.
Luego en España ella predicaba que no tenía ninguna importancia, que ella solo era la compañera del rey, que su lugar era el segundo plano. Y aguantaba todas las farras y fulanas del marido como una sufrida sierva.
 
Mi querida e inolvidable Cayetana aunque era muy sencilla, castiza y democrática, sabía cumplir y aplicar el protocolo como nadie. Lo demostró haciendo un profundo plongeón a la reina de Inglaterra en la recepción en el Palacio Real cuando visitó oficialmente Madrid. Se decía que teniendo, como así era, más títulos que Su Graciosa Majestad Británica no tenia que reverenciarla. Y que si coincidían en una puerta, Isabel II tenía que cederle el paso. ¡Una boutade!

Típica estupidez de los periodistas españoles. Si tenía 100 títulos como si tenía 1000. El que importaba lo tenía Isabel II.
 
Donde aplicaba el protocolo a rajatabla era en las cenas, sobre todo en su Palacio de Liria, sabiendo colocar a cada comensal donde le correspondía. Aunque fuera el marqués de Villaverde, quien protestó porque en una cena le había situado al final de la mesa. “Te olvidas, Cayetana, que soy el yerno del Jefe del Estado”, protestó. “Pero Cristóbal, ¿quién conoce en Francia al yerno de Mitterrand”, le contestó.

Qué visionaria, la Cayetana, porque creo que cuando MItterrand fue Jefe del Estado en Francia, la amiga Paca ya criaba malvas de un par de metros.
 
Cierto es , nieta de taxista y pescatera ,no necesario recordarlo todas las semanas.
Aunque Igual es peor la tontería de los medios en su afán de dar pátina, la tarjeta de presentación "hija y nieta de periodistas"cuando salvo opinión en contrario,por la facultad de periodismo solamente ha pasado ella.

Y no solo eso, sino que le viene estupendamente que se lo recuerden, ya que es, con diferencia, la más prepotente, irrespetuosa, aprovechada del puesto y soberbia de toda la familia. Que Peñazo le recuerde todos los sábados de donde viene, a ver si lo va recordando poco a poco y se le bajan esos humos. A ella y a la hija del taxista, que se cree reina madre.
 

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