El Mundo Orbyt.
MI SEMANA
JAIME PEÑAFIEL
02/09/2023
CHSSS...
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Pero el beso tiene diferentes significados en las relaciones humanas, según Valeria Schapira, dependiendo del lugar del cuerpo e incluso de la cara en el que los labios lo depositan.
En la oreja es “peligrosamente hot y más aun si viene acompañado de una pequeña mordida”.
En la mejilla: suele darse entre familiares, amigos, compañeros de trabajo.
En la comisura de los labios: toda una tímida insinuación erótica.
En el cuello: luz verde a la intimidad al igual que en los lóbulos de las orejas.
En la boca con lengua: claramente sensual, la antesala del s*x* ya que suele activar la dopamina.
En la mano y en la frente: respeto, delicadeza, ternura y afecto entrañable.
Y el “piquito”, ese “piquito” a lo “Rubiales”, ese beso descafeinado, ese beso robado o no, significa cercanía, agradecimiento, felicitación.
Me sorprende que nadie haya recordado esta semana, el “piquito” que Tamara le dio a Jordi Cruz, uno de los presentadores de MasterChef, cuando resultó ganadora del famoso concurso televisivo. Y, estos días, un incidente similar ha sucedido durante una carrera en el hipódromo inglés de York, cuando el joven jinete irlandés Sean Kirrane, que había logrado una sorprendente e inesperada victoria con su caballo, recibió de Jolene De’Lemos, la dueña, y en presencia de su marido, un beso en la boca al estilo Rubiales. Con una diferencia: en el caso del jockey no ha trascendido más allá de las redes sociales.
No hay nada que al personal le guste más que ver a una pareja besándose. Yo ,que he sido testigo de más de 50 bodas reales, en todas ellas, sin excepción, el personal ha pedido a gritos a reyes y príncipes el día de su boda “¡¡que se besen!!”. Y si no lo hacen en los labios, el personal no se queda contento.
A pesar de la multitudinaria petición de la abarrotada plaza de Oriente, cuando Felipe y Letizia aparecieron en la balconada del Palacio Real, no se atrevieron a besarse en la boca. Fue un casto beso en la mejilla como consecuencia de la cobra que ella le hizo. Por el contrario, el príncipe Guillermo y Kate, no solo se dieron un beso en los labios sino... dos cuando, y casi susurrando, un tímido príncipe Guillermo le pregunta a su esposa “¿nos damos otro beso?”. Incluso Carlos y Diana lo hicieron (sin amor, pero lo hicieron) cuando la novia le dijo a su marido que no la había besado: “La gente pide que nos besemos”. “Si lo piden, ¿por qué no?”. Y se besaron. Pero fue un beso envenenado. Ella acababa de cumplir 19 años y estaba enamorada. Él, como se supo después, no. Pero ninguna de estas parejas reales hizo, no ya besarse, sino morrearse con fruición el día de su boda como Máxima y Guillermo de los Países Bajos.
A lo largo de más de 60 años, no han sido muchas las veces de haber visto besarse a Don Juan Carlos y a Doña Sofía. No porque hayan dejado de amarse. Hace tiempo que ya no se aman. Pero, de repente, el 3 de agosto de 2007, el Rey (sí, el Rey) sorprendió al personal, y sobre todo a la Reina, con un beso inusual. Aunque en la mejilla y de refilón y no en los labios.
El 18 de septiembre de 2013 llegaban a Madrid, en visita oficial, los reyes Guillermo y Máxima de los Países Bajos. Esperándoles a la puerta de Zarzuela, el Rey Juan Carlos, que ese día, precisamente ese, había recibido la noticia de que iba a ser operado por tercera vez. La Reina Sofía, que también se había enterado, apareció en la escalinata y se acercó a su marido para darle... un beso en la mejilla, al tiempo que suplicaba, según un lector de labios: “¡No me rechaces!”.
A diferencia del príncipe Felipe de Edimburgo que, en pleno aeropuerto de Londres y en medio de la noche, no dudó en acercarse a su rostro, el de la soberana, para darle un beso en... la boca. Era la primera vez en 60 años que tal cosa sucedía. Y esta semana los reyes de Noruega han celebrado el 50 cumpleaños del rey con un beso público y en... la boca.
El día de la abdicación del Rey Juan Carlos y proclamación de Felipe como Jefe del Estado, se produjo un festival de besos en la balconada del Palacio Real, cuando compareció la Familia Real en pleno ante una abarrotadísima Plaza de Oriente, para despedir al Rey y dar la bienvenida al sucesor. Todos aprovecharon el momento, muy feliz para el hijo y muy desgraciado para el padre, que se encontraba muy tocado por la emoción de la abdicación y cabreado, para asaltarle en plena balconada intentando comérselo a besos. Desde Doña Sofía, la propia Letizia, que tanto le odia, y las nietas. Hasta que Don Juan Carlos dijo: “¡Vámonos, ya”.
Ha causado sorpresa la presencia en la foto distribuida por la Casa Real de Jan, el perro labrador negro, en la despedida de la Infanta, y del que no se tenía la menor idea. (...) Bien es sabido la poca o nula simpatía que la ‘Jefa’ tiene por los perros. ¿Será necesario que les recuerde a Puskin, el schnauzer, el perro más querido de Felipe y que Letizia, nada más casarse lo echó de la casa? (...) No es correcto ni elegante hacer leña del árbol caído cuando eres tío y ex jefe del gabinete de tu sobrino. (...) Pienso y deseo que tu nuevo programa no sea para “rojos y maricones”, aquel eslogan tan poco afortunado, querido. (...) Cierto es que, salvo lo de Rubiales, el mes de agosto suele distinguirse por la falta de noticias. ¡Lo sabré yo y todos los compañeros que hemos tenido que escribir una columna casi todos los días! (...) La noticia me ha “deprimido”. Pienso que al lector también: la inefable Tamara “todavía no podrá ser madre”. La gran exclusiva tendrá que esperar. (...) Dicen que la culpa la tienen las vacunas para protegerse de las enfermedades que pudieran contraer durante la luna de miel por el continente africano. (...) Querido, y no es un eufemismo, no me parecen bien los insultos que le dedicas en tu columna de ABC. Cierto es que después de haber insultado al Papa...

MI SEMANA
JAIME PEÑAFIEL
02/09/2023
CHSSS...
LOS BESOS SEGÚN DONDE
LETIZIA LE HIZO UNA ‘COBRA’
FESTIVAL DE BESOS EN LA BALCONADA
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Pero el beso tiene diferentes significados en las relaciones humanas, según Valeria Schapira, dependiendo del lugar del cuerpo e incluso de la cara en el que los labios lo depositan.
En la oreja es “peligrosamente hot y más aun si viene acompañado de una pequeña mordida”.
En la mejilla: suele darse entre familiares, amigos, compañeros de trabajo.
En la comisura de los labios: toda una tímida insinuación erótica.
En el cuello: luz verde a la intimidad al igual que en los lóbulos de las orejas.
En la boca con lengua: claramente sensual, la antesala del s*x* ya que suele activar la dopamina.
En la mano y en la frente: respeto, delicadeza, ternura y afecto entrañable.
Y el “piquito”, ese “piquito” a lo “Rubiales”, ese beso descafeinado, ese beso robado o no, significa cercanía, agradecimiento, felicitación.
Me sorprende que nadie haya recordado esta semana, el “piquito” que Tamara le dio a Jordi Cruz, uno de los presentadores de MasterChef, cuando resultó ganadora del famoso concurso televisivo. Y, estos días, un incidente similar ha sucedido durante una carrera en el hipódromo inglés de York, cuando el joven jinete irlandés Sean Kirrane, que había logrado una sorprendente e inesperada victoria con su caballo, recibió de Jolene De’Lemos, la dueña, y en presencia de su marido, un beso en la boca al estilo Rubiales. Con una diferencia: en el caso del jockey no ha trascendido más allá de las redes sociales.
No hay nada que al personal le guste más que ver a una pareja besándose. Yo ,que he sido testigo de más de 50 bodas reales, en todas ellas, sin excepción, el personal ha pedido a gritos a reyes y príncipes el día de su boda “¡¡que se besen!!”. Y si no lo hacen en los labios, el personal no se queda contento.
A pesar de la multitudinaria petición de la abarrotada plaza de Oriente, cuando Felipe y Letizia aparecieron en la balconada del Palacio Real, no se atrevieron a besarse en la boca. Fue un casto beso en la mejilla como consecuencia de la cobra que ella le hizo. Por el contrario, el príncipe Guillermo y Kate, no solo se dieron un beso en los labios sino... dos cuando, y casi susurrando, un tímido príncipe Guillermo le pregunta a su esposa “¿nos damos otro beso?”. Incluso Carlos y Diana lo hicieron (sin amor, pero lo hicieron) cuando la novia le dijo a su marido que no la había besado: “La gente pide que nos besemos”. “Si lo piden, ¿por qué no?”. Y se besaron. Pero fue un beso envenenado. Ella acababa de cumplir 19 años y estaba enamorada. Él, como se supo después, no. Pero ninguna de estas parejas reales hizo, no ya besarse, sino morrearse con fruición el día de su boda como Máxima y Guillermo de los Países Bajos.
A lo largo de más de 60 años, no han sido muchas las veces de haber visto besarse a Don Juan Carlos y a Doña Sofía. No porque hayan dejado de amarse. Hace tiempo que ya no se aman. Pero, de repente, el 3 de agosto de 2007, el Rey (sí, el Rey) sorprendió al personal, y sobre todo a la Reina, con un beso inusual. Aunque en la mejilla y de refilón y no en los labios.
El 18 de septiembre de 2013 llegaban a Madrid, en visita oficial, los reyes Guillermo y Máxima de los Países Bajos. Esperándoles a la puerta de Zarzuela, el Rey Juan Carlos, que ese día, precisamente ese, había recibido la noticia de que iba a ser operado por tercera vez. La Reina Sofía, que también se había enterado, apareció en la escalinata y se acercó a su marido para darle... un beso en la mejilla, al tiempo que suplicaba, según un lector de labios: “¡No me rechaces!”.
A diferencia del príncipe Felipe de Edimburgo que, en pleno aeropuerto de Londres y en medio de la noche, no dudó en acercarse a su rostro, el de la soberana, para darle un beso en... la boca. Era la primera vez en 60 años que tal cosa sucedía. Y esta semana los reyes de Noruega han celebrado el 50 cumpleaños del rey con un beso público y en... la boca.
El día de la abdicación del Rey Juan Carlos y proclamación de Felipe como Jefe del Estado, se produjo un festival de besos en la balconada del Palacio Real, cuando compareció la Familia Real en pleno ante una abarrotadísima Plaza de Oriente, para despedir al Rey y dar la bienvenida al sucesor. Todos aprovecharon el momento, muy feliz para el hijo y muy desgraciado para el padre, que se encontraba muy tocado por la emoción de la abdicación y cabreado, para asaltarle en plena balconada intentando comérselo a besos. Desde Doña Sofía, la propia Letizia, que tanto le odia, y las nietas. Hasta que Don Juan Carlos dijo: “¡Vámonos, ya”.
Ha causado sorpresa la presencia en la foto distribuida por la Casa Real de Jan, el perro labrador negro, en la despedida de la Infanta, y del que no se tenía la menor idea. (...) Bien es sabido la poca o nula simpatía que la ‘Jefa’ tiene por los perros. ¿Será necesario que les recuerde a Puskin, el schnauzer, el perro más querido de Felipe y que Letizia, nada más casarse lo echó de la casa? (...) No es correcto ni elegante hacer leña del árbol caído cuando eres tío y ex jefe del gabinete de tu sobrino. (...) Pienso y deseo que tu nuevo programa no sea para “rojos y maricones”, aquel eslogan tan poco afortunado, querido. (...) Cierto es que, salvo lo de Rubiales, el mes de agosto suele distinguirse por la falta de noticias. ¡Lo sabré yo y todos los compañeros que hemos tenido que escribir una columna casi todos los días! (...) La noticia me ha “deprimido”. Pienso que al lector también: la inefable Tamara “todavía no podrá ser madre”. La gran exclusiva tendrá que esperar. (...) Dicen que la culpa la tienen las vacunas para protegerse de las enfermedades que pudieran contraer durante la luna de miel por el continente africano. (...) Querido, y no es un eufemismo, no me parecen bien los insultos que le dedicas en tu columna de ABC. Cierto es que después de haber insultado al Papa...