El Mundo Orbyt.
MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
18/03/2017
CHSSS...
EL ‘ANNUS HORRIBILIS’ DEL REY
LA DAMA DEL RUMOR
DERECHO AL OLVIDO
Descubra Orbyt
“Esta vez, los rumores apuntaban a una causa de carácter muy privado. La razón de su apresurada vuelta a Suiza tenía que ser muy poderosa”, escribía Manuel Soriano en su libro La sombra del Rey. Esa razón era... la mallorquina, que estaba pasando un mal momento y necesitaba junto a ella la presencia del hombre que amaba. Este escándalo convirtió el año más glorioso de su reinado, con la Olimpiada de Barcelona y la Expo de Sevilla, en el annus horribilis. “Sabino no pudo evitar que el Rey fuera objeto de polémica y, además, en un tono sin precedentes. Era consciente de que empezaba a rasgarse el gran tabú que para la prensa había sido la figura del Rey” (Soriano dixit).
Fue entonces, en ese momento, cuando estalló el caso Marta Gayá. Toda la prensa entramos a saco en el tema de los amores reales. Con “la dama del rumor” (Jaime Capmany); “la dama Gayá” (Juan Balansó); “Marta... mirto” (Antonio Bouza, amigo del Rey); “una mujer catalana que vive en Mallorca, Marta Gayá” (Paul Preston) y Julián Lago en la portada de Tribuna, con nombre y apellido. Personalmente, me sumé a la oleada de críticas, comentando en la COPE: “El rey pasa por un momento emocional muy delicado, derivado de un viejo problema matrimonial”. El resto ya es conocido.
Cierto es que no era la primera vez. El 14 de mayo de 1991, la relación, no amorosa sino afectiva, de los soberanos se encontraba tan deteriorada que Doña Sofía decidió poner tierra de por medio, marchándose con la sola compañía de su prima y paño de lágrimas, Tatiana Radziwill, a Bolivia. Porque ese día, concretamente ese, era el aniversario de su boda que celebró cabalgando a lomos de una mula por los senderos andinos mientras que Don Juan Carlos veía los toros desde la barrera, en el más amplio sentido de la palabra, que es donde se ven muy bien. Nadie advirtió que el annus horribilis estaba a punto a comenzar.
La Infanta Cristina pretende, al menos eso dice su abogado Pau Molins, acogerse al derecho del olvido para intentar “limpiar cualquier duda sobre su honorabilidad”. Que la sociedad la tiene. ¿Cómo borrar la imagen de verla sentada en el banquillo de la Audiencia de Palma con las ojeras del dolor y la vergüenza hasta el pecho? Por lo que he investigado, no se trata de un derecho legal sino de un intento de eliminar, de borrar el pasado. Todo el mundo tiene ese derecho a que la sociedad no le recuerde determinadas circunstancias de una determinada etapa de su vida. Ignoro si lo pueden conseguir sus abogados. Pero en internet existe una empresa, Eliminalia, que garantiza borrar tu pasado “encriptándolo, codificándolo, para evitar que nadie tenga acceso a él. Borramos cualquier acceso a la información. ¿Hay un comentario en un blog ó en un foro que le está perjudicando? Nosotros lo borramos de internet”. Eliminar el nombre completo en los medios de comunicación, es mucho decir. En lo referente a la Infanta Cristina, su pasado siempre estará en su biografía. Por mucho que lo pretendan los abogados o empresas con tan elocuente nombre.
Según Elizabeth Loftus, conocida psicóloga norteamericana, “hay pruebas clínicas que, con una droga, te hace olvidar el trauma, un mal recuerdo. Quizá incluso nos ayude a vivir una vida feliz y sentirnos mejor con nosotros mismos. Cada vez más, nos fiamos de empresas y redes sociales para que pongan un orden en nuestro recuerdo”. Pero a la psicóloga le preocupa lo que las empresas dedicadas a borrar podrían hacer con estos datos. Otra cosa es Legalitas o parecidas empresas que atienden dudas jurídicas y asesoran en todas las áreas del Derecho. Pero de ahí a borrar el pasado, como si una imagen en internet fuera, hay un gran trecho. La sentencia absolutoria de la Audiencia de Palma eso es lo que vale para Cristina. Nadie podrá decir jamás que la han condenado.
En la lista de regalos hecha pública por la Casa, no aparecen los trajes y los zapatos que le regalan a ella. Sólo los que le hacen a él. (...) Piensa que cada mujer enamorada de él es por su dinero. Todas pretenden un hijo para atarle. Por ello, ha preferido tener no uno ni dos sino tres por madre subrogada. (...) Ignoraba que todavía existan hombres que ponen un piso a la amante. Como él, hasta en esto es antiguo. (...) ¿Por qué se queja el pesetero asturiano? De haberse quedado donde estaba, no estaría pasando por el calvario que vive. Que se consuele pensando cuánto le pagan. (...) Llevarse el dinero para proyectos que nunca se realizaron entra dentro de la mejor escuela del “duque empalmado”. (...) Una vez más, el dinero destinado a niños se queda en el bolsillo de un imitador de Roldán. (...) Cuanto menos son, socialmente hablando, más gustan de viajar en ‘business’ si pagan con dinero público, como el hijo del jefe. (...) Querida: que el activo de tu marido a su muerte era muy superior al pasivo no se entiende cuando intentas puntualizar lo publicado, en su día, en LOC: su enfermedad y rehabilitación supuso un inmenso caudal de gastos que, en gran medida, tuvo que sufragarlos por no haber fondo en sus cuentas. A ver si te aclaras, guapa.
MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
18/03/2017
CHSSS...
EL ‘ANNUS HORRIBILIS’ DEL REY
LA DAMA DEL RUMOR
DERECHO AL OLVIDO
Descubra Orbyt
- Disminuye el tamaño del texto
- Aumenta el tamaño del texto
- Imprimir documento
- Comparte esta noticia
“Esta vez, los rumores apuntaban a una causa de carácter muy privado. La razón de su apresurada vuelta a Suiza tenía que ser muy poderosa”, escribía Manuel Soriano en su libro La sombra del Rey. Esa razón era... la mallorquina, que estaba pasando un mal momento y necesitaba junto a ella la presencia del hombre que amaba. Este escándalo convirtió el año más glorioso de su reinado, con la Olimpiada de Barcelona y la Expo de Sevilla, en el annus horribilis. “Sabino no pudo evitar que el Rey fuera objeto de polémica y, además, en un tono sin precedentes. Era consciente de que empezaba a rasgarse el gran tabú que para la prensa había sido la figura del Rey” (Soriano dixit).
Fue entonces, en ese momento, cuando estalló el caso Marta Gayá. Toda la prensa entramos a saco en el tema de los amores reales. Con “la dama del rumor” (Jaime Capmany); “la dama Gayá” (Juan Balansó); “Marta... mirto” (Antonio Bouza, amigo del Rey); “una mujer catalana que vive en Mallorca, Marta Gayá” (Paul Preston) y Julián Lago en la portada de Tribuna, con nombre y apellido. Personalmente, me sumé a la oleada de críticas, comentando en la COPE: “El rey pasa por un momento emocional muy delicado, derivado de un viejo problema matrimonial”. El resto ya es conocido.
Cierto es que no era la primera vez. El 14 de mayo de 1991, la relación, no amorosa sino afectiva, de los soberanos se encontraba tan deteriorada que Doña Sofía decidió poner tierra de por medio, marchándose con la sola compañía de su prima y paño de lágrimas, Tatiana Radziwill, a Bolivia. Porque ese día, concretamente ese, era el aniversario de su boda que celebró cabalgando a lomos de una mula por los senderos andinos mientras que Don Juan Carlos veía los toros desde la barrera, en el más amplio sentido de la palabra, que es donde se ven muy bien. Nadie advirtió que el annus horribilis estaba a punto a comenzar.
La Infanta Cristina pretende, al menos eso dice su abogado Pau Molins, acogerse al derecho del olvido para intentar “limpiar cualquier duda sobre su honorabilidad”. Que la sociedad la tiene. ¿Cómo borrar la imagen de verla sentada en el banquillo de la Audiencia de Palma con las ojeras del dolor y la vergüenza hasta el pecho? Por lo que he investigado, no se trata de un derecho legal sino de un intento de eliminar, de borrar el pasado. Todo el mundo tiene ese derecho a que la sociedad no le recuerde determinadas circunstancias de una determinada etapa de su vida. Ignoro si lo pueden conseguir sus abogados. Pero en internet existe una empresa, Eliminalia, que garantiza borrar tu pasado “encriptándolo, codificándolo, para evitar que nadie tenga acceso a él. Borramos cualquier acceso a la información. ¿Hay un comentario en un blog ó en un foro que le está perjudicando? Nosotros lo borramos de internet”. Eliminar el nombre completo en los medios de comunicación, es mucho decir. En lo referente a la Infanta Cristina, su pasado siempre estará en su biografía. Por mucho que lo pretendan los abogados o empresas con tan elocuente nombre.
Según Elizabeth Loftus, conocida psicóloga norteamericana, “hay pruebas clínicas que, con una droga, te hace olvidar el trauma, un mal recuerdo. Quizá incluso nos ayude a vivir una vida feliz y sentirnos mejor con nosotros mismos. Cada vez más, nos fiamos de empresas y redes sociales para que pongan un orden en nuestro recuerdo”. Pero a la psicóloga le preocupa lo que las empresas dedicadas a borrar podrían hacer con estos datos. Otra cosa es Legalitas o parecidas empresas que atienden dudas jurídicas y asesoran en todas las áreas del Derecho. Pero de ahí a borrar el pasado, como si una imagen en internet fuera, hay un gran trecho. La sentencia absolutoria de la Audiencia de Palma eso es lo que vale para Cristina. Nadie podrá decir jamás que la han condenado.
En la lista de regalos hecha pública por la Casa, no aparecen los trajes y los zapatos que le regalan a ella. Sólo los que le hacen a él. (...) Piensa que cada mujer enamorada de él es por su dinero. Todas pretenden un hijo para atarle. Por ello, ha preferido tener no uno ni dos sino tres por madre subrogada. (...) Ignoraba que todavía existan hombres que ponen un piso a la amante. Como él, hasta en esto es antiguo. (...) ¿Por qué se queja el pesetero asturiano? De haberse quedado donde estaba, no estaría pasando por el calvario que vive. Que se consuele pensando cuánto le pagan. (...) Llevarse el dinero para proyectos que nunca se realizaron entra dentro de la mejor escuela del “duque empalmado”. (...) Una vez más, el dinero destinado a niños se queda en el bolsillo de un imitador de Roldán. (...) Cuanto menos son, socialmente hablando, más gustan de viajar en ‘business’ si pagan con dinero público, como el hijo del jefe. (...) Querida: que el activo de tu marido a su muerte era muy superior al pasivo no se entiende cuando intentas puntualizar lo publicado, en su día, en LOC: su enfermedad y rehabilitación supuso un inmenso caudal de gastos que, en gran medida, tuvo que sufragarlos por no haber fondo en sus cuentas. A ver si te aclaras, guapa.