JAIME PEÑAFIEL
14/11/2020
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En 1991 de estrenó una película de Joseph Ruben titulada Durmiendo con su enemigo, con Julia Roberts y Patrick Bergin, los protagonistas. Felipe VI ha vivido recientemente y con motivo de su polémico viaje oficial a Bolivia una historia parecida, al verse obligado a compartir, no la cama pero casi, con su mayor enemigo, que aprovechó su condición de vicepresidente del Gobierno para colarse en el avión oficial. ¿Cómo pudo consentir tal atropello Felipe? Hasta la ministra de Defensa, Margarita Robles, le ha acusado de utilizar el viaje institucional del Rey para atacar a la Monarquía. Almudena Martínez-Fornés, en magnífica crónica en ABC, cuenta cómo pudo vivir Felipe VI las “más de 26 horas de vuelo sin contacto” con su enemigo y el ambiente en el reducidísimo espacio del avión de las Fuerzas Aéreas Española: “El vuelo lo hicieron separados: Don Felipe, en su camarote, donde aprovechaba para trabajar, descansar y distraerse; y Pablo Iglesias, en la cabina junto a los demás miembros de la delegación”. Para viajes tan largos como el de Felipe a Bolivia o los que los Reyes Juan Carlos y Sofía realizaron a Japón, China, India, Filipinas o Australia y Nueva Zelanda, en el DC-8 se instalaron tres dormitorios de dos camas cada uno en la parte delantera del avión y cuatro literas en la cola. Dos de aquellas camas estaban destinadas para don Juan Carlos y Doña Sofía; otras dos, para el jefe de la Casa, marqués de Mondéjar, el equivalente a Jaime Alfonsín. Y para el ministro de Asuntos Exteriores, en esta ocasión Arancha González Laya. Unas sencillas cortinas separaban los dormitorios del pasillo. Las colchas de color hueso con dibujos en tonalidades oro viejo. Eran de un gusta exquisito. Las sábanas de hilo se habían lavado previamente para quitarles el molesto apresto de las prendas sin estrenar. Un agradable saloncito cercano a la cabina de los pilotos completaban la parte, llamémosla real, del avión. La otra, estaba compuesta por las citadas literas de las dos tripulaciones completas.
El resto, con amplias y cómodas butacas para el séquito, el servicio de seguridad y periodistas. El ambiente en aquellos viajes no podía ser más relajado y simpático. Nada que ver con en este de Felipe a Bolivia en el que, por un lado, las medidas de prevención del Covid y, por otro, la nula empatía de Felipe y no digamos de la señora González Laya, del propio Jaime Alfonsín y la incómoda presencia del “enemigo”, el vuelo no era, precisamente, una fiesta. En uno de aquellos larguísimos trayectos y para que las azafatas pudieran soportar tan fatigante vuelo, fueron autorizadas por el comandante, a petición de Doña Sofía, a desempeñar su trabajo descalzas ya que, después de quince horas, la reina advirtió que era inhumano seguir trabajando con zapatos de tacón.
No existe la menor duda de que el Nobel de Medicina de este año ya tiene nombres y apellidos. (...) A la presentadora de ‘Las Mañanas’ de TVE le falta la cercanía de Ana Rosa y de Susana, con quienes pretende competir inútilmente. Con lo fantástica que era como “la mujer del tiempo”. (...) La muerte del hijo ha resucitado artísticamente a su madre y como escribe mi querida Luz “ahora es ella sin truco”. (...) ¿Cuándo una cadena de televisión de España será capaz de cortar una comparecencia de Sánchez como la ABC, CBS y NBC tras escuchar las mentiras que decía Trump, tan embustero como el español? (...) Se pretende investigar, dentro de la política de transparencia, si Doña Sofía cuenta o no con fortuna legítima heredada de sus antepasados, que no eran precisamente pobres. Quien no tiene propiedad alguna es la inefable Letizia. (...) Tristeza da ver a la muchacha de Ciudadanos ante sus desvergonzadas derivadas con tal de mantenerse en el machito. ¡Qué falta de dignidad! (...) El drama de dos familias muy desgraciadas: los Bárcenas con el padre y la madre en la cárcel y los Ruiz Mateo, con la madre y seis hijos en prisión. ¡Difícil encontrar mayor tragedia familiar!
14/11/2020
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FELIPE, COMO SU PADRE
VIAJANDO CON SU MAYOR ENEMIGO
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En 1991 de estrenó una película de Joseph Ruben titulada Durmiendo con su enemigo, con Julia Roberts y Patrick Bergin, los protagonistas. Felipe VI ha vivido recientemente y con motivo de su polémico viaje oficial a Bolivia una historia parecida, al verse obligado a compartir, no la cama pero casi, con su mayor enemigo, que aprovechó su condición de vicepresidente del Gobierno para colarse en el avión oficial. ¿Cómo pudo consentir tal atropello Felipe? Hasta la ministra de Defensa, Margarita Robles, le ha acusado de utilizar el viaje institucional del Rey para atacar a la Monarquía. Almudena Martínez-Fornés, en magnífica crónica en ABC, cuenta cómo pudo vivir Felipe VI las “más de 26 horas de vuelo sin contacto” con su enemigo y el ambiente en el reducidísimo espacio del avión de las Fuerzas Aéreas Española: “El vuelo lo hicieron separados: Don Felipe, en su camarote, donde aprovechaba para trabajar, descansar y distraerse; y Pablo Iglesias, en la cabina junto a los demás miembros de la delegación”. Para viajes tan largos como el de Felipe a Bolivia o los que los Reyes Juan Carlos y Sofía realizaron a Japón, China, India, Filipinas o Australia y Nueva Zelanda, en el DC-8 se instalaron tres dormitorios de dos camas cada uno en la parte delantera del avión y cuatro literas en la cola. Dos de aquellas camas estaban destinadas para don Juan Carlos y Doña Sofía; otras dos, para el jefe de la Casa, marqués de Mondéjar, el equivalente a Jaime Alfonsín. Y para el ministro de Asuntos Exteriores, en esta ocasión Arancha González Laya. Unas sencillas cortinas separaban los dormitorios del pasillo. Las colchas de color hueso con dibujos en tonalidades oro viejo. Eran de un gusta exquisito. Las sábanas de hilo se habían lavado previamente para quitarles el molesto apresto de las prendas sin estrenar. Un agradable saloncito cercano a la cabina de los pilotos completaban la parte, llamémosla real, del avión. La otra, estaba compuesta por las citadas literas de las dos tripulaciones completas.
El resto, con amplias y cómodas butacas para el séquito, el servicio de seguridad y periodistas. El ambiente en aquellos viajes no podía ser más relajado y simpático. Nada que ver con en este de Felipe a Bolivia en el que, por un lado, las medidas de prevención del Covid y, por otro, la nula empatía de Felipe y no digamos de la señora González Laya, del propio Jaime Alfonsín y la incómoda presencia del “enemigo”, el vuelo no era, precisamente, una fiesta. En uno de aquellos larguísimos trayectos y para que las azafatas pudieran soportar tan fatigante vuelo, fueron autorizadas por el comandante, a petición de Doña Sofía, a desempeñar su trabajo descalzas ya que, después de quince horas, la reina advirtió que era inhumano seguir trabajando con zapatos de tacón.
No existe la menor duda de que el Nobel de Medicina de este año ya tiene nombres y apellidos. (...) A la presentadora de ‘Las Mañanas’ de TVE le falta la cercanía de Ana Rosa y de Susana, con quienes pretende competir inútilmente. Con lo fantástica que era como “la mujer del tiempo”. (...) La muerte del hijo ha resucitado artísticamente a su madre y como escribe mi querida Luz “ahora es ella sin truco”. (...) ¿Cuándo una cadena de televisión de España será capaz de cortar una comparecencia de Sánchez como la ABC, CBS y NBC tras escuchar las mentiras que decía Trump, tan embustero como el español? (...) Se pretende investigar, dentro de la política de transparencia, si Doña Sofía cuenta o no con fortuna legítima heredada de sus antepasados, que no eran precisamente pobres. Quien no tiene propiedad alguna es la inefable Letizia. (...) Tristeza da ver a la muchacha de Ciudadanos ante sus desvergonzadas derivadas con tal de mantenerse en el machito. ¡Qué falta de dignidad! (...) El drama de dos familias muy desgraciadas: los Bárcenas con el padre y la madre en la cárcel y los Ruiz Mateo, con la madre y seis hijos en prisión. ¡Difícil encontrar mayor tragedia familiar!