Autoestima y otros temas de psicología

Cómo detectar la depresión en un ser querido
Los trastornos del sueño son muy habituales en las personas con depresión. Tan pronto no pueden dormir por culpa del insomnio como se pasan horas y horas durmiendo

Una persona deprimida puede esconder muy bien sus sentimientos y “actuar” frente a ciertas situaciones. No permite que los demás conozcan sus emociones.

En este artículo te ofrecemos algunos consejos para detectar la depresión en un ser querido.



Señales típicas de depresión
Si bien algunas personas deprimidas son fáciles de identificar porque suelen estar tristes, apáticas o ser “sombrías” también existen otros individuos que pueden esconder esta emoción a través de una máscara o papel que se han inventado.

Incluso pueden ser simpáticos y extrovertidos pero, en el fondo, su depresión no les permite disfrutar de la vida. Presta atención a los siguientes signos que pueden alertarnos sobre esta situación:

1. Puede estar alegre “de mentira”
Si analizamos una fotografía de una persona riendo podemos saber si la sonrisa es genuina o no. ¿Cómo? Mirando sus ojos.

Si estos se encuentran semicerrados es probable que el sentimiento sea verdadero. En cambio si la mueca solo incluye la boca quizás esté mintiendo.

Presta atención a ello la próxima vez que hables con esa persona de la cual intuyes está deprimida.

2. Pierde las ganas de hacer
Por ejemplo, si hasta hace un tiempo le gustaba hacer ejercicio, ir a una clase de música, asistir a museos, viajar o, simplemente, salir con amigos y ahora busca excusas para quedarse en casa, quizás pueda ser una señal de depresión “encubierta”.

Una persona sociable que rechaza invitaciones a fiestas, cenas o eventos quizás no esté pasando por un buen momento. Si esta situación se mantiene quizás podrías ayudarle y conseguirle asesoramiento profesional.



3. Sus hábitos alimentarios son anormales
Existe un gran vínculo entre la comida y las emociones. Cuando estamos deprimidos o tristes, podemos comer más de la cuenta.

También tener ataques de ansiedad en la madrugada y consumir todo lo que encontramos en la nevera.

Si, por ejemplo, ves que esta persona come a cada rato, que no se da cuenta de las cantidades de alimentos que coloca en su plato o que puede estar subiendo de peso demasiado rápido, tal vez se deba a que intenta escapar de la depresión a través de la comida.

4. Hace comentarios pesimistas
Más allá de una broma o una frase al pasar, debemos prestar atención a los comentarios habituales de nuestro ser querido.

La depresión nos hace ver las cosas de otra manera y basarnos en el “vaso medio vacío de cada situación.

Tener un mal día también nos puede convertir en pesimistas, pero eso es eventual en las personas deprimidas.

Ahora bien si todo el tiempo se lo pasa diciendo que sucederá algo malo, que nada le saldrá como espera o que una mala noticia está a la vuelta de la esquina, entonces es porque no se encuentra bien psicológicamente.


5. Espera siempre lo peor
Además de ser pesimista una persona con depresión puede ser “fatalista”. Esto significa que siempre estará pensando en accidentes, problemas o emergencias.

Por ejemplo, si se va de viaje puede decir “esperemos que no se caiga el avión” o bien si conoce a alguien expresar “seguro me engañe con otro”.

Esto se debe a que no puede comprometerse con la felicidad. Siente que si se alegra demasiado por algo, saldrá mal.

6. Cambia de humor continuamente
Puede pasar del llanto a la risa, de la ira al júbilo o de la euforia a la tranquilidad en cuestión de minutos.

Esto no se debe a su capacidad de “camaleón” para adaptarse a la situación, sino a que existe un desajuste interno que no puede controlar.

Las emociones volátiles son habituales en las personas deprimidas y pueden estar de mal humor continuamente, así como también cambiar su ánimo en un abrir y cerrar de ojos.

También se la puede ver más hostil o irritable y echarle la culpa al entorno y a las personas que le rodean ya que nunca se hará cargo de aquello que le sucede.

7. No duerme lo suficiente
El insomnio, las pesadillas y demás alteraciones del sueño son muy frecuentes en las personas deprimidas. Quizás pueda pasarse todo el fin de semana durmiendo y los días siguientes “no pegar un ojo en toda la noche”.

Tal vez se despierte en medio de la madrugada y no pueda conciliar el sueño o necesite una siesta a mitad del día.

8. No puede concentrarse
La depresión se caracteriza (entre otras cosas) por pensamientos negativos que no dejan lugar a ningún otro.

Cuando la mente está repleta de ideas de cualquier tipo no puede concentrarse, prestar atención ni retener información.

Todo esto ocasiona una merma en la productividad o rendimiento de la persona ya sea en su trabajo, sus estudios o la vida cotidiana.

Puede que le estés hablando y te des cuenta de que no te escucha, que pierda el hilo de una conversación y te pregunte algo que ya has dicho o que necesite más tiempo del habitual para hacer una tarea.

Otros signos que alertan depresión en una persona son:

  • Se siente culpable por todo lo que sucede.
  • Aumenta el consumo de alcohol, drogas y otras sustancias similares.
  • Habla mucho sobre la muerte.
  • Deja de lado su aseo personal o la limpieza del hogar.
https://mejorconsalud.com/detectar-la-depresion-querido/
 
Lo importante es que el vaso se puede volver a llenar

¡Cuántas veces habremos escuchado la pregunta: ¿Cómo ves el vaso, medio lleno o medio vacío? La respuesta a esta pregunta, como ya sabemos, viene a decir que si eres una persona optimista, que se enfoca en lo positivo y agradable de las situaciones, verás el vaso medio lleno. O sea, pensarás que aun te queda mucha “agua por beber” y que no todo está perdido.

En la misma situación y por el contrario, si eres una persona con tendencia al pesimismo, percibirás el vaso medio vacío, es decir, pondrás toda tu atención en los aspectos negativos de las situaciones, sin tener en cuenta los positivos y pensarás que pronto “se te acaba el agua”


¿Qué postura pensáis que es la más acertada? Seguramente, afirméis, que obviamente el optimismo: ver el lado bueno de las cosas y es verdad que es mucho más beneficioso para nosotros, lo que ocurre es que no de todas las situaciones podemos extraer algo positivo, a veces son bastante desagradables. Eso sí, siempre podemos renacer como el ave fénix, volver a empezar.

Volver a llenar el vaso

Los seres humanos tenemos una capacidad llamada resiliencia que nos ayuda y nos empuja a adaptarnos y sobreponernos de situaciones dolorosas. El objetivo es afrontar la situación y salir fortalecido de ella.

Volver a llenar nuestro vaso significa que, aunque creas que ya has tocado fondo, que has llegado al límite de tus posibilidades y que no le encuentras el sentido a nada, pensar que siempre hay alguna esperanza. Sencillamente, porque la vida es cambio.

Todo está en continua transformación, nada es permanente. Es la gracia de esto, que un día estás viviendo una etapa y crees que es para siempre y cuando menos lo esperas, amaneces con una vida totalmente distinta. Eso sí, hay que trabajar para que los cambios tengan lugar, no desesperanzarse y seguir sumando.

Por lo tanto, no se trata de ser optimistas ni pesimistas. Es mucho mejor ser realistas. Darse cuenta de que es cierto que nuestra situación puede ser muy negativa y que es difícil sacar algo bueno de ella, pero que a pesar de lo espantosa que sea, pasará, nos adaptaremos y nos curtirá.

¿Y si el vaso se vacía completamente?

Puede ocurrir y es por eso que es tan importante que mientras lo tengas lleno o medio lleno lo aprecies y lo agradezcas. No se nos educa para dar gracias por lo que poseemos, más bien se nos enseña a quejarnos de lo que nos falta y a intentar obtener lo máximo.

Casi nadie es capaz de darse cuenta de que ya lo tiene todo para ser feliz y de que necesitamos muy poco, pero en lugar de verlo así, nos amargamos la vida, que ya está bastante llena, por no tener lo que creemos que necesitamos.

Como hemos dicho, todo está en continuo cambio y por lo tanto, estés en una situación amarga o dulce, siempre puede transformarse, vaciarse o llenarse. Nosotros tenemos escaso control en las situaciones, en lo que pasará o dejará de pasar, por este motivo no es conveniente ni quedarse en el pasado rumiando sobre lo que ocurrió, ni viajar al futuro y obsesionarse con lo que podrá venir.

Lo realmente idóneo es disfrutar el presente, con lo que tengas entre manos. Si puedes hacer algo por añadir más agua a tu vaso, ¡maravilloso!, pero si no, está en tu mano el poder hacerlo, deja el vaso como está y disfrútalo.

El vaso no se llena si…

Es verdad que no podemos controlar las situaciones externas ni a los demás, pero podemos controlarnos a nosotros mismos, tanto a nivel de pensamiento como de comportamiento.

Si estás pensando en llenar tu vaso olvídate de quedarte en casa esperando porque no lo conseguirás. Para obtener nuevos resultados, tenemos que emprender acciones distintas, cambiar nuestra manera de valorar las situaciones, nuestras interpretaciones y así, poco a poco, iremos cambiando lo que nos rodea.

El vaso no se llena si no hacemos nada por llenarlo, es decir, si nos quedamos de brazos cruzando viendo pasar la vida.

Por lo tanto, el cambio siempre empieza con nosotros, con nuestra fuerza de voluntad. Hemos de ser capaces de ponernos en nuestro sitio y decirnos a nosotros mismos que ya es hora de modificar lo que no nos gusta de nuestra vida, que ya es hora de volver a llenar nuestro vaso.
 
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EL TRASTORNO HISTRIÓNICO DE LA PERSONALIDAD

La gran finalidad de una persona histriónica es no pasar inadvertida, causar sensación allá por donde vaya. Depende en exceso de experimentar la vivencia de ser importante, pareciendo entonces que pueda tener una sólida autoestima, aunque esto no es así, en tanto necesita reafirmarla con sus demandas constantes de atención. Es como los niños que se portan mal o que hacen "actuaciones" cantando o bailando con el único fin de atraer la atención de los adultos.

Efectivamente, los histriónicos están obsesionados con llamar la atención, hasta el punto de que se encuentran aburridos cuando están solos y desmoralizados si no consiguen atraer el interés de los demás. Obviamente, están curtidos en estas artes y se las saben arreglar para provocar y conseguir sus intenciones: o bien buscan deliberadamente llamar la atención con sus gestos y forma de vestir inapropiada o seductora, o bien se muestran exagerados en su forma de hablar o en sus historias. Son expertos en la teatralidad, en la manera de convertir un hecho trivial en un acontecimiento enormemente relevante con sus tergiversaciones. "Inflan" las historias para así ganarse la atención de los demás, imprimiendo también entonaciones teatrales y una manera de relatar los hechos muy afectada. Como es lógico, la vida cotidiana de por sí no tiene los suficientes elementos como para llamar la atención de los interlocutores, por lo que el histriónico se ve obligado a distorsionar las cosas bien en su contenido o bien en la forma de relatarlas.



Estos deseos de ser siempre el centro de interés, como si estuvieran en un gran escenario a oscuras con un foco iluminándoles, obedece a un temperamento muy extravertido, exageradamente sociable, con el que intentan satisfacer necesidades afectivas muy arraigadas. Atraer la atención de los demás les da una "vidilla" que les hace sentirse importantes, porque no sólo quieren ganarse a los otros para que se fijen en ellos, sino que también utilizan sus recursos para inflar su autoestima, de manera que pueden hacer creer a los demás que han hecho cosas meritorias o que conocen a personas famosas, por ejemplo.



Igualmente, una forma de garantizarse el interés de los demás puede ser, en ocasiones, siendo un auténtico "camaleón", es decir, siendo de diferentes maneras según las personas con las que se interactúe. Por ejemplo, con un aficionado a la música clásica, el histriónico puede mostrarse un apasionado de la ópera e incluso comprarse algún disco para escucharlo en casa; cuando hable con alguien que le gusta el vino hará creer que también es un aficionado a la enología, etc. Esta tendencia "camaleónica" para ser el foco de interés y ganarse a los demás puede llegar al extremo de que la persona ya no sepa claramente cómo es y qué gustos tiene, porque están supeditados a los de los demás; es decir, los histriónicos son individuos egocéntricos e incluso ególatras, pero que esconden también grandes inseguridades y que no tienen su autoestima consolidada, firme.



La necesidad afectiva y de atención que tiene el histriónico oculta también un gran egoísmo en los casos más importantes. Al histriónico, normalmente, sólo le importa él y está preocupado por sí mismo. Es muy sociable y le encanta estar rodeado de gente, pero para ser el centro de interés y despreocupándose de la vida de los demás. Si alguien está atravesando un mal momento no tiene gran importancia, salvo que pueda actuar haciéndose "el imprescindible" con esa persona. Suele ser también envidioso con aquellos que intentan eclipsarle y competir con él en su búsqueda de atención.



Estas personas utilizan el s*x* y el atractivo físico para atraer la atención de los demás, sobre todo de la gente del s*x* opuesto (en caso de que el histriónico sea heterosexual, algo que no tiene por qué ser así como muchas veces vemos en la televisión). Se creen las personas más atractivas del mundo y no tienen reparos en ser provocativos e incluso inapropiados, pensando que los demás, realmente, están locos de deseo hacia ellas, cuando esto no tiene por qué ser así.



A continuación, reproducimos literalmente los criterios diagnósticos de la clasificación DSM-IV-TR sobre el trastorno histriónico de la personalidad:

A. Un patrón general de excesiva emotividad y búsqueda de atención que empieza al principio de la edad adulta y que se da en diversos contextos, tal como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:



(1) expresa las emociones de manera teatral, exagerada y como si estuviera representando una escena

(2) es sugestionable, es decir, es fácilmente influenciable por los demás o por las circunstancias

(3) manifiesta una expresión emocional superficial y rápidamente cambiante

(4) está incómodo en situaciones en las que no es el centro de la atención

(5) la interacción con los demás se caracteriza a menudo por conductas sexualmente seductoras o provocativas de forma inapropiada

(6) utiliza constantemente la apariencia física para llamar la atención

(7) el estilo del habla es excesivamente impresionista y no incluye detalles

(8) considera sus relaciones más íntimas de lo que son en realidad


http://trastornosdelapersonalidad.es/histrionico.html
 
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El círculo del 99
por Paola
Cuentos para reflexionar. El círculo del noventa y nueve:
En un país no muy lejano había un rey muy triste, el cual tenía un sirviente que se mostraba siempre pleno y feliz.

Todas las mañanas, cuando le llevaba el desayuno, el sirviente lo despertaba tarareando alegres canciones de juglares. Siempre había una sonrisa en su cara, y su actitud hacia la vida era serena y alegre.

Un día el rey lo mandó llamar y le preguntó:

-Paje, ¿cuál es el secreto?

-¿Qué secreto, Majestad?

-¿Cuál es el secreto de tu alegría?

-No hay ningún secreto, Alteza.

-No me mientas. He mandado cortar cabezas por ofensas menores que una mentira.

-Majestad, no tengo razones para estar triste. Su Alteza me honra permitiéndome atenderlo. Tengo a mi esposa y a mis hijos viviendo en la casa que la corte nos ha asignado, estamos vestidos y alimentados, y además Su Alteza me premia de vez en cuando con algunas monedas que nos permiten darnos pequeños gustos. ¿Cómo no estar feliz?

-Sino no me dices ya mismo el secreto, te haré decapitar -dijo el rey- Nadie puede ser feliz por esas razones que has dado.

El sirviente sonrió, hizo una reverencia y salió de la habitación.

El rey estaba furioso, no conseguía explicarse cómo el paje vivía feliz así, vistiendo ropa usada y alimentándose de las sobras de los cortesanos.

Cuando se calmó, llamó al más sabio de sus asesores y le preguntó:

-¿Por qué él es feliz?

-Majestad, lo que sucede es que él está por fuera del círculo.

-¿Fuera del círculo? ¿Y eso es lo que lo hace feliz?

-No, Majestad, eso es lo que no lo hace infeliz.

-A ver si entiendo: ¿estar en el círculo lo hace infeliz? ¿Y cómo salió de él?

-Es que nunca entró.

-¿Qué círculo es ese?

-El círculo del noventa y nueve.

-Verdaderamente no entiendo nada.

-La única manera para que entendiera sería mostrárselo con hechos. ¿Cómo? Haciendo entrar al paje en el círculo. Pero, Alteza, nadie puede obligar a nadie a entrar en el círculo. Aunque si le damos la oportunidad, posiblemente entrará por si mismo.

-¿Pero no se dará cuenta de que eso es su infelicidad?

-Si se dará cuenta, pero no lo podrá evitar.

-¿Dices que él se dará cuenta de la infelicidad que le causará entrar en ese ridículo círculo, y de todos modos lo hará?

-Tal cual, Majestad. Si usted está dispuesto a perder un excelente sirviente para entender la estructura del círculo, lo haremos. Esta noche pasaré a buscarlo. Debe tener preparada una bolsa de cuero con noventa y nueve monedas de oro.



Así fue. El sabio fue a buscar al rey y juntos se escurrieron hasta los patios del palacio y se ocultaron junto a la casa del paje. El sabio guardó en la bolsa un papel que decía: "Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser un buen hombre. Disfrútalo y no le cuentes a nadie cómo lo encontraste".

Cuando el paje salió por la mañana, el sabio y el rey lo estaban espiando. El sirviente leyó la nota) agitó la bolsa y al escuchar el sonido metálico se estremeció. La apretó contra el pecho, miró hacia todos lados y cerró la puerta.

El rey y el sabio se acercaron a la ventana para ver la escena. El sirviente había tirado todo lo que había sobre la mesa, dejando sólo una vela, y había vaciado el contenido de la bolsa. Sus ojos no podían creer lo que veían: ¡una montaña de monedas de oro! El paje las tocaba, las amontonaba y las alumbraba con la vela. Las juntaba y desparramaba, jugaba con ellas... Así, empezó a hacer pilas de diez monedas. Una pila de diez, dos pilas de diez, tres, cuatro, cinco pilas de diez... hasta que formó la última pila: ¡nueve monedas! Su mirada recorrió la mesa primero, luego el suelo y finalmente la bolsa.

"No puede ser", pensó. Puso la última pila al lado de las otras y confirmó que era mas baja. "Me robaron -gritó-, me robaron, ¡malditos! "Una vez más buscó en la mesa, en el piso, en la bolsa, en sus ropas. Corrió los muebles, pero no encontró nada. Sobre la mesa como burlándose de él, una montañita resplandeciente le recordaba que había noventa y nueve monedas de oro. "Es mucho dinero -pensó- pero me falta una moneda. Noventa y nueve no es un número completo. Cien es un número completo, pero noventa y nueve.

El rey y su asesor miraban por la ventana. La cara del paje ya no era la misma, tenía el ceño fruncido y los rasgos tensos, los ojos se veían pequeños y la boca mostraba un horrible rictus. El sirviente guardó las monedas y, mirando para todos lados con el fin de cerciorarse de que nadie lo viera, escondió la bolsa entre la leña. Tomó papel y pluma y se sentó a hacer cálculos. ¿Cuánto tiempo tendría que ahorrar para comprar su moneda número cien? Hablaba solo en voz alta. Estaba dispuesto a trabajar duro hasta conseguirla; después, quizás no necesitaría trabajar más. Con cien monedas de oro un hombre puede dejar de trabajar. Con cien monedas de oro un hombre es rico. Con cien monedas de oro se puede vivir tranquilo. Si trabajaba y ahorraba, en once o doce años juntaría lo necesario. Hizo cuentas: sumando su salario y el de su esposa, reuniría el dinero en siete años. ¡Era demasiado tiempo! Pero, ¿para qué tanta ropa de invierno?, ¿para qué más de un par de zapatos? En cuatro años de sacrificios llegaría a su moneda cien.



El rey y el sabio Volvieron al palacio.



El paje había entrado en el círculo del noventa y nueve. Durante los meses siguientes, continuó con sus planes de ahorro. Una mañana entró a la alcoba real golpeando las puertas y refunfuñando.



-¿Qué te pasa? -le preguntó el rey de buen modo.

-Nada -contestó el otro.

-No hace mucho, reías y cantabas todo el tiempo.

-Hago mi trabajo, ¿no? ¿Qué querría Su Alteza, que fuera también su bufón y juglar?



No pasó mucho tiempo antes de que el rey despidiera al sirviente. No era agradable tener un paje que estuviera siempre de mal humor.

Reflexión:
Muchos de nosotros hemos entrado en el círculo del noventa y nueve alguna vez: sentimos que nos falta algo para estar completos, y pensamos que sólo entonces podremos disfrutar de lo que tenemos. Como siempre algo "falta" parece que la felicidad deberá esperar hasta que todo esté completo... y entramos en un círculo en el que nunca podemos gozar de la vida.

Muchas veces pensamos que la satisfacción y el bienestar llegarán "cuando tenga un buen sueldo" o "una buena casa", "cuando me case", "cuando tenga un hijo", "cuando me jubile y tenga tiempo", cuando consiga tal o cual meta.. sin embargo el bienestar y la plenitud ha de venir de dentro, no desde fuera, y estar presente a lo largo de todo el camino de nuestra vida. Nos generamos insatisfacción y sufrimiento si nos centramos en añorar lo que nos falta y dejamos de disfrutar de lo que si tenemos.

Esta es la trampa del círculo: no entendemos que con 99 podemos ser felices, podemos sentirnos plenos a lo largo del camino, si nos centramos en esa moneda que creemos que falta y dejamos de valorar lo que tenemos nunca estaremos "completos" siempre nos faltará algo.

No dejemos de disfrutar de lo que tenemos por añorar lo que creemos que nos falta.

https://psicologia-estrategica.com/circulo-del-99/
 
Aprender a decir que No. Cómo poner límites.


por Paola
La importancia de saber decir que no.
Saber decir que no y establecer límites no es fácil, pero es muy necesario para sentirnos bien con nosotros mismos y con los demás. Cuando hablamos sobre la comunicación asertiva comentamos diferentes técnicas de comunicación que pueden resultar útiles en estas y otras situaciones. En este artículo nos centraremos en cómo poner límites y cómo decir que no de forma asertiva.

¿Por qué nos cuesta decir que No algunas veces?
Hay diversos factores que influyen en nuestra capacidad para poner límites o a negarnos a peticiones de los demás, normalmente hay algunas ideas irracionales que sostienen este problema y hacen que nos resulte más complicado:

Algunos aspectos cognitivos que influyen:
  • Sentirnos culpables si no hacemos lo que nos piden: a veces priorizamos las necesidades de los demás sobre las nuestras, y nos llegamos a sentir culpables si decimos que No ante una petición de otra persona, la culpa nos trae pensamientos del tipo: "si no lo hago soy un mal amigo", "soy un egoista o una mala persona si no le ayudo", etc. Estos pensamientos suelen ser exagerados, evidentemente no soy una mala persona por no dejar nuestros planes a un lado para hacer lo que nos piden, o por priorizar mis intereses. No se trata de ser egoistas y ponernos por encima de los demás, pero tampoco ponernos por debajo, es una cuestión de equilibrio. Está muy bien ser generoso, altruista, ayudar, pero a veces llegamos al punto de "sacrificarnos" más de lo necesario, o de complicarnos la vida por no decir que no: hemos de valorar de forma objetiva cada situación. Por ejemplo: ¿Realmente es prioritario acompañar a mi hermana al dentista y sacrificar el tiempo que paso con mis hijos? ¿o hacer horas extras no remuneradas en detrimento de mi tiempo personal?


  • Hacernos responsables de todo. En ocasiones el problema radica en la sobreimplicación. Nos cuesta decir que no porque tendemos a hacernos responsables, muchas veces por el "bien común", de tareas que no tienen por qué ser responsabilidad nuestra: ayudar a otros haciendo su trabajo por ellos, arreglar la bici a nuestro amigo aunque él mismo podría hacerlo, hacer horas extra para que el jefe tenga su informe antes de la reunión con el cliente (aunque nos lo haya pedido a última hora y no sea nuesra labor hacer ese tipo de informes, pues normalmente los hace él). Esto es bastante evidente en trabajos en grupo: para que el resultado final sea satisfactorio a veces una persona tiende a responsabilizarse de todo el equipo, hacer el trabajo de los demás o revisarlo .. sobreimplicándose: hay uno que trabaja más que el resto. A veces otras personas pueden abusar de nuestro sentido de la responsabilidad demandándonos ayuda en cosas que no nos competen, incluso anque ellos estén capacitados para hacerlas, de este modo eluden su propia responsabilidad y nosotros nos sobreimplicamos. Ojo, está bien el echar una mano, o enseñar al otro a hacer mejor las cosas, pero no "hacerlas por ellos". Si no enseño nunca a mi hijo a hacer la cama y la hago siempre por él me estoy sobreimplicando y evitando que él asuma su responsabilidad en el orden de su habitación, por ejemplo. Hemos de valorar y poner límites para no hacernos responsables o cargar con tareas que puede o debe hacer otra persona.


  • Sobrevalorar el "qué dirán" y la opinión de los demás por encima de nuestros motivos. Estar pendientes de lo que opinen los demás de nosotros, querer quedar siempre bien, que nos consideren amables, responsables, buenos profesionales, que no "piensen mal" de nosotros. Si al tomar una decisión tenemos el foco de atención en cómo nos ven los demás y el querer agradar siempre, que opinen bien de nosotros, no crear conflicto, etc. Podemos cometer el error de guiar nuestra conducta por esto en lugar de por nuestros propios motivos y valores, y eso nos lleva muchas veces a que nos cueste decir que No, o poner límites, por lo que "pudieran llegar a pensar" si decimos que no. "¿y si piensa que soy un antipático o un egoísta?", "¿y si cree que le digo que no porque me cae mal?", "¿y si digo que no y piensan que no me implico lo suficiente en mi trabajo?".. etc. No podemos evitar siempre el conflicto o carle siempre bien a todo el mundo, hemos de aceptar esta premisa de antemano. Hemos de confiar en nuestra capacidad de resolver los conflictos que se presenten y saber defender con educación y firmeza nuestras decisones aunque haya gente a la que no le guste u opine diferente. Es normal que nos afecte la opinión de las personas que nos importan, pero no podemos condicionar nuestros actos y decisones por miedo a lo que opinen los demás. Podemos ser empáticos y respetuosos con los demás y también saber escucharnos y respetarnos a nosotros mismos, teniendo la autoconfianza suficiente para decir que No a pesar de que podamos disgustar a otros.
¿Cómo podemos decir que No, o poner límites, de buenas maneras?
Analizando aspectos cognitivos:
  1. Detectar las situaciones problemáticas: En primer lugar es importante reflexionar y detectar aquellas situaciones en las que hemos dicho que "si" cuando hubiéramos preferido decir que "no", o situaciones en las que consideramos que deberíamos haber puesto límites. ¿En qué contexto nos pasa? ¿Con quienes? ¿Hay personas con las que no nos pase? ¿ y personas con las que nos pase más a menudo? Toma nota de situaciones que hayas vivido en las que te haya costado decir que no, examinando con quién y en qué contexto.
  2. Analizar los pensamientos y emociones que hacen que digamos que si cuando queremos decir no: ¿Qué pensamientos vienen a nuestra mente en esos momentos? ¿Cómo nos sentimos? ¿qué nos decimos a nosotros mismos? En este punto es importante detectar ideas irracionales y racionalizarlas. Puedes ampliar información sobre las ideas irracionales de Alberte Ellis y evaluar tus pensamientos en función a esto.
  3. Analizar la intencionalidad del otro y expectativas que presuponemos: Se trata de reflexionar sobre las situaciones en las que nos cuesta decir que no, y analizar las intenciones que presuponemos en la otra persona ¿qué tipo de relación tengo con ella? ¿creo que intenta manipularme o siento confianza? ¿Por qué quiere esta persona que diga que si, qué beneficio le reporta? ¿y a mi? ¿qué expectativa estoy intentando cumplir hacia esa persona? ¿que creo que espera de mi? Como en el apartado anterior es importante detectar si mi preconcepto es realista y racional.
Estrategias de comunicación para decir que NO:
Tal como vimos en anteriores artículos sobre técnicas de comunicación y habilidades para resolver conflictos, hay diversas estrategias de comunicación que podemos aplicar en estos casos. Es importante acompañar nuestra conducta verbal con una buena comunicación no verbal: un tono de voz claro, firme, postura erguida, mirar a los ojos, una expresión amable (prueba a ensayar frente a un espejo
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Estrategias:
  • La Asertividad Elemental: Se trata de explicar nuestra postura de forma sencilla, directa, dando una breve explicación del por qué de nuestro NO ( pero sin extendernos demasiado)
Ejemplo: - ¿Te vienes a tomar algo al salir del trabajo

- No, gracias, tengo cosas que hacer en casa esta tarde.

  • La Asertividad Empática: se trata de ponernos primero en el punto de vista del otro, validar sus argumentos y el cómo se siente, para luego exponer nuestro punto de vista. Podemos finalizar con un mensaje positivo o una sugerencia (técnica "sandwich"). Por ejemplo
- Entiendo que vas mal de tiempo y veo que estás muy agobiado, pero no puedo ayudarte a terminar el informe, lo siento, tengo trabajo acumulado yo también y tampoco tengo tiempo, a lo mejor puedes pedir a otra persona que te eche una mano.

- Siento que se te haya roto el coche, es una faena, pero justamente este fin de semana no puedo prestarte el mío, lo necesito. Siento no poder ayudarte esta vez, pero me gusta que cuentes conmigo cuando necesitas ayuda.

-Siento mucho que te duela la muela ,imagino que debe de dolerte mucho por lo que me cuentas, pero justo ahora no puedo salir del trabajo y acompañarte al dentista ¿Qué tal si llamas a un taxi para que te lleve y me avisas cuando estés allí esperando para ser atendido?



  • El Banco de Niebla: Esta estrategia puede ser útil ante insistencias, cuando ya hemos probado otra estrategia, o cuando la persona nos presiona de forma muy explícita. Se trata de dar una parte de razón al argumento de la otra persona pero manteniéndonos en nuestra postura.
Ejemplo:

- Sería de tontos rechazar esta oferta, si firma con nuestra compañía telefónica hoy se ahorrará mucho dinero y además le regalamos un móvil nuevo ¿se lo tramito ahora?

- Es verdad, puede que sea una muy buena oferta, pero no quiero tomar esa decisión ahora, no es un buen momento.

  • El aplazamiento asertivo: Esta técnica es útil cuando nos sentimos sobrepasados o muy ansiosos por la situación y no podemos decidir con claridad. En este caso es mejor postergar nuestra respuesta hasta que nos sintamos más tranquilos y podamos decidir con claridad. Decir que debemos reflexionar sobre el tema, o consultar nuestra agenda, y dar respuesta más tarde.
Ejemplo: - Me ha surgido un problema en casa y no puedo venir el sábado a trabajar ¿Me cambias el turno? ¿No te importa verdad? Luego yo hago otro día por ti..

- Pues no puedo confirmarte ahora, déjame que mire si tengo compromisos y te digo algo en unas horas.

  • Técnica del acuerdo asertivo: Esta técnica resulta útil cuando tememos que nuestra negativa pueda dar lugar a interpretaciones erróneas sobre nuestras intenciones, nuestra personalidad, cuando la otra persona nos juzga en consecuencia, o cuando hay un intento de chantaje emocional. Se trata de exponer nuestra negativa aclarando que ésta no tiene nada que ver con el hecho de ser buena o mala persona, cobarde o valiente, querer o no querer, etc.
Ejemplo:

- Si me quisieras me acompañarías a la fiesta.

- No puedo acompañarte porque tengo que terminar un trabajo, no tiene nada que ver con el amor que siento por ti.

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-Eres un aburrido por no querer venir de fiesta con nosotros.

-Esta noche no me apetece salir, estoy cansado, el que no vaya no quiere decir que sea un aburrido, simplemente no me apetece.

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Decir que No, a pesar de las insistencias:
Uno de los problemas más comunes a la hora de decir que No es cómo reaccionar frente a las insistencias y mantenernos firmes en nuestra negativa. Para ello podemos utilizar las técnicas del "disco rayado" y "procesar el cambio":

  • Técnica del disco rayado: sencillamente consiste en mantenerse firme repitiendo nuestro punto de vista una y otra vez en un tono calmado ante las insistencias del otro.
Ejemplo:

- ¿En serio que no vas a venir a la fiesta del sábado? ¡nos lo pasaremos muy bien!

-Te agradezco la invitación, pero el Domingo me quiero levantar pronto para ir a la playa y prefiero quedarme en casa el sábado, otra vez será.

- Andaaa!! no seas mala amigaa!! si no vienes no será lo mismo!!

- No soy mala amiga, ¡os quiero un montón y me gusta mucho salir con vosotras! pero el Domingo quiero madrugar y prefiero no ir a la fiesta, gracias por invitarme pero prefiero no salir este sábado.

- Joo tía, pero puedes venir igual, aunque vayas a la playa el Domingo, vengaaa.

-Prefiero quedarme en casa este sábado, de verdad.

  • Técnica para procesar el cambio: Esta técnica consiste en desplazar el foco de atención hacia lo que está ocurriendo, como si miráramos la conversación desde fuera. En el caso de insistencias podríamos responder por ejemplo: "llevas un rato insistiendo, pero no voy a cambiar de opinión, en serio.", "Ya llevamos un buen rato con este tema, ya te dije que No, no sigamos dándole vueltas."


Si, todo esto está muy bien.. ¡pero este tipo de respuestas no me salen!
Efectivamente, el llevar a la práctica estas técnicas de comunicación asertiva, y que además nos salga de forma espontánea ¡no es fácil! Para aprender nuevos patrones de respuesta ¡tenemos que entrenarlos! y no nos van a salir de buenas a primeras el 100% de las veces. Toda nueva habilidad requiere un aprendizaje y práctica, y poco a poco lo iremos dominando y aprendiendo.

¿Cómo puedo aprender y practicar estas técnicas?
  • Ejercitando el aprender a decir que No: Una buena forma de ejercitarlo es reescribiendo diversas situaciones y visualizando cómo responderíamos diciendo que No de forma asertiva, con qué palabras lo diríamos, con qué tono de voz y expresión facial, e incluso practicarlo en voz alta y frente a un espejo. Podemos comenzar reescribiendo situaciones reales que ya hayamos vivido, y visualizar cómo sería haber dicho que No en esa situación, y cómo responderíamos ante insistencias o críticas. Cuanto más practiques, más presente tendrás otras opciones de respuesta en situaciones similares.
Una guía para reescribir situaciones podría ser llevar un registro como el que os sugiero en el siguiente cuadro:


Descripción del acontecimiento/ situación en la que me costó decir que NO (¿qué pasó? ¿dónde? ¿con quién?) Conducta ante la situación. Respuesta. (¿qué hice? ¿qué dije? ) Sensaciones y emociones asociadas a esa situación. Ideas y pensamientos. (sensaciones físicas, emociones y qué me dije a mi mismo) ¿Cómo podría reescribir la situación de manera asertiva y más relajada, desde el control y la serenidad? Cómo habría dicho las cosas? (Escribe textualmente cómo lo habrías dicho) ¿Qué técnica utilizaría? ¿Cómo me gustaría haber actuado? ¿Cómo me gustaría haberme sentido/pensado ante esa situación?
Ejemplo: En el trabajo, mi compañera nueva me dijo ¿te importa que te coja prestado el móvil un momento para hacer una llamada? el mío está sin batería, y necesito llamar a casa un momento. Le dije que sí, que podía usarlo, pero de mala gana. No tengo confianza con esta persona, me parece que se tomó demasiadas libertades al pedirme mi móvil personal sin conocerme, la verdad es que no quería dejárselo, pero temía que pensase que soy una mala persona o una antipática si le digo que no. Me hubiera gustado reaccionar de forma relajada o incluso con sentido del humor. Creo que podría haber usado la asertividad empática:
"Vaya, creo que tengo un cargador en el bolso, en lugar de dejarte mi móvil puedo prestarte el cargador ¿te parece?"

"Qué faena, a mí también me suele pasar el quedarme sin batería, no te lo tomes a mal, no es nada personal, pero no me gusta prestar el móvil (sonriendo), soy un poco tiquismiquis con mis cosas personales (decirlo de forma simpática o riendo). Pero puedes llamar desde el fijo de la oficina no creo que haya problema, o preguntar si alguien tiene un cargador, a lo mejor meganito tiene.."

(Puedes practicar estas repuestas en voz alta y frente a un espejo)




En este ejercicio es importante visualizar la opción asertiva con todo el detalle posible, pensar en cómo lo diríamos, con qué tono de voz, etc. Cuantas más veces visualicemos posibles respuestas asertivas y diferentes formas de decir que no, más fácil será poder ponerlo en práctica en situaciones reales cuando se presenten. Así que reescribe el máximo número de situaciones posibles. Puede que en un principio te cueste, es normal, pero a medida que uno va practicando nuevos patrones de respuestas poco a poco es más fácil ponerlos en marcha.

Si conoces a otras personas que suelan decir que No de forma diplomática puedes inspirarte en ellos: ¿cómo lo diría esta persona?

Hay también otras técnicas de entrenamiento en habilidades sociales que pueden ser útiles, pero de ello hablaremos en otro artículo.
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11 Razones psicológicas del porque hombres casados buscan amantes, se lo merece


1.- Un hombre necesita tener relaciones con tantas mujeres como sea posible

Necesitan más s*x* los hombres que las mujeres? Sera esa la razón porque hombres casados buscan amantes a pesar de amar a sus esposas? La gran verdad es que no necesitan mas s*x*. Pero si se trata de querer, lo quieren, y con cuantas mas mujeres mejor.

Algunos dicen que un hombre fuerte, bien formado necesita diseminar su semilla y propagar sus genes. Pero no todos los hombres piensas así. Entonces, porqué los hombres casados buscan amantes? Hay muchas historias de hombres casados con amantes y todas son muy diferentes.

La aptitud reproductiva del hombre mejora al tener muchas mujeres. Pues no tiene que cargar un feto por nueve meses. A las mujeres les va bien en su aptitud reproductiva cuando seleccionan un varón fuerte.

2.- Una razón psicológica porque hombres casados buscan amantes: ha sido maltratado



Cuando un hombre ha sido maltratado de niño su comportamiento de adulto puede ser toxico. El abuso físico y emocional cuando se es niño trae graves secuelas cuando se es adulto. Ya de adulto puede no darse cuenta o no valorar sus malas reacciones.

Puede no lograr un compromiso solido con una persona, ni con él mismo. Por tal razón puede sentirse empujado a seguir buscando consuelo en otra mujer. Pero nada va funcionar hasta que se libere de sus traumas.

3.- No se conoce bien a si mismo, actúa con mucha inseguridad


Su vida afectiva es muy pobre, hay un total caos en su dialogo interior y vida emocional. Esto lo hace sentirse inadecuado, demasiado joven, demasiado viejo, feo, pobre, gordo, demasiado atractivo, etc.

Una de las razones porque hombres casados buscan amantes es para complementar su inseguridad. No se pueden entregar ni comprometerse totalmente con ninguna persona. Continuara buscando y relacionandose con diferentes mujeres buscando el afecto que le hace falta.

4.- Un hombre con mucho ego siente que se merece mas de una mujer
Una razón porque los hombres casados tienen amantes jovenes es que se aburren con la misma mujer. La testosterona hace al hombre competitivo desde su niñez, siempre quiere ser el ganador, el dominante. Luego de adulto, esa competitividad se ve reflejada en sus relaciones.

Una relación entre un hombre con ego alto y una mujer con autoestima baja significa total incomprensión. El amor se desvanece porque cada uno da lo que cree conveniente, no lo que su pareja necesita.

5.- Es adicto a la recompensa de placer inmediato



Las personas con adicción al alcohol, el tabaco, las drogas o las mujeres fáciles tienen problemas para tomar decisiones. Ellos necesitan alguna sustancia o acción para desinhibirse y sentirse libres y felices.

Estas personas pueden tener problemas para comunicarse sobre sus gustos sexuales con su pareja. En este caso, buscar una amante funciona como una forma de liberarse.

Estos hombres casados se enamoran de sus amantes por la libertad que sienten de manifestar su sexualidad. La adicción es una poderosa razón porque hombres casados buscan amantes.

6.- Se ha casado para tener una familia, no para ser fiel a una mujer
Muchos hombres casados nunca tienen la intensión de ser monógamos. Se casan porque consideran importante tener hijos, pero no entienden la fidelidad. Para ellos la fidelidad es un sacrificio que no les reporta ganancias, felicidad, logro.

Los hombres casados buscan tener amantes porque ven la fidelidad y monogamia como algo ajeno a su naturaleza. Podrían ser monógamos, podrían amar mas a su mujer, pero no lo pueden aceptar.

7.- Un hombre casado inmaduro no tiene escrúpulos para ser infiel
Una persona inmadura no valora la honestidad, ni siquiera puede ser honesto consigo mismo. La inmadurez es el porque hombres casados buscan amantes. Creen que muestras la esposa no se entere no hay problema, no hace daño a nadie.

Una persona inmadura no entiende nada de lenguaje corporal. Su manera de actuar puede delatarlo pero lo niegan, luchan por tener la razón. Ni siquiera se dan cuenta cuando los problemas llegan a su punto critico y cuando esto ocurre adoptan la posición de victimas.

8.- Sus expectativas sexuales con su esposa son poco razonables



Un hombre casado, además de tener un ego muy fuerte puede tener sentimientos narcisistas, todo para él. Por lo tanto, un hombre así, exigirá que sus mínimos deseos y caprichos sean satisfechos al instante.

Cuando llega a casa no solo debe estar listo la comida, la ropa limpia y la casa aseada. Su esposa también tiene que estar muy linda y dispuesta para satisfacerlo sexualmente si le apetece.

Como esto no siempre puede suceder como a él le gusta, su alternativa es buscar una amante. Y si ya lo tiene, estas cosas le sirven para las mentiras de hombres casados a sus amantes.

9.- Un vinculo materno en un hombre casado puede causar muchos problemas
Siempre hay hombres que ponen por delante a sus madres a pesar que en su esposa es la que dirige su hogar. Estos hombres consentidos y dependientes de la atención y opinión de sus madres se convierten en un gran problema.

Estos hombres no solo dan prioridad a las opiniones de sus madres en su nuevo hogar. También pueden desear que todas sus necesidades físicas y emocionales sean cubiertas por la nueva mujer de su hogar. Como esto no sucede van de pataletas buscando otras mujeres que los complazcan.

10.- Un hombre que no sabe amarse a si mismo no puede ser fiel
“Amarse a si mismo” no en el contexto narcisista, sino en relación a poner atención a nuestra propia fragilidad, singularidad. Ser conscientes de que tratar a “nuestra pareja” es tratarnos nosotros mismos.

No ser conscientes de nuestro propio trato es una razón porque hombres casados buscan amantes. No ve que las mentiras están sucediendo en ti, no vez que un si te enojas, sucede en ti. En consecuencia no les importa ser infieles, como que esta sucediendo a su favor, no en su contra.

11.- Cuando un hombre casado se cansa de su esposa, busca una amante



En algunas confesiones de hombres casados con amantes afirman que todo comenzó cuando dejaron de sentir amor por su esposa. Ellos quieren terminar su relación, ya no se sienten felices, pero tienen pena de su esposa.

No son capaces de pedir el divorcio. Pero hacen todo lo posible de que tienen a otra mujer para que su esposa tome decisiones. A muchos hombres no les gusta estar solos, no les gusta compartir su vida con alguien que no aman, pero no saben manifestar sus deseos.

Otras razones porque hombres casados buscan amantes
— Las esposas tienden a ponerse mas serias, las amantes siempre están risueñas
— La amante motiva su desempeño sexual, la esposa esta pensando en lo que falta en su hogar
— La amante no lo recibe con las cuentas a pagar, sino con una propuesta de placer
— Una amante siempre esta dispuesta para hacer lo que sea en la cama
— Los amigos de un hombre casado lo admiran mas por la amante que tiene
— Con la amante el ambiente es relajado, con la esposa es mas tensión
— Una relación oculta y prohibida enciende mas su pasión
— La amante se siente mas libre que su mujer de expresar el placer que siente con él
— La amante, por lo general, siempre es mas joven que la esposa, por lo tanto mas dispuesta al placer sexual
— Una amante siempre esta de buen humor, es divertida y todo le parece gracioso

 
¿Por qué aumentar la autoestima con el baile?

Aumentar la autoestima con el baile

Por Corazon Tierra
Actualizado 18 de enero de 2016
Si quieres aumentar la autoestima con el baile, entonces eres una persona afortunada. La danza es una estrategia divertida muy efectiva para ayudar a desarrollar un sentido positivo acerca del yo. Numerosos tipos de bailes aportan importantes beneficios para la salud física y también para el bienestar emocional. Uno de esos beneficios es una autoestima positiva.

Los expertos en baile y salud se han dado cuenta que el baile ofrece muchas oportunidades para subir la autoestima.


Las personas que se lanzan a la aventura de aprender a bailar se dan la oportunidad de vencer el miedo a hacer el ridículo. Descubren una manera creativa de expresar a su Yo verdadero.

El baile les permite conectar cuerpo, mente y alma. También les permite entablar relaciones y compartir a nivel social. Todas estos aspectos de la danza ayudan a aumentar la autoestima, ya sea en una clase de baile, en una sesión terapeútica que use el baile o en un ambiente comunitario de baile.

Sin embargo, no todos los tipos de baile benefician la autoestima. En algunos situaciones es posible que el baile no apoye la autoestima. Por ejemplo, un baile con reglas rígidas que no celebre todos los tipos de cuerpo, podría afectar la autoestima de una manera negativa.

Aun así, aumentar la autoestima con el baile es posible a menudo. El baile integra múltiples aspectos del ser humano que juegan un papel esencial en el bienestar emocional..


El baile conecta cuerpo, mente y alma.
El baile proporciona una experiencia que conecta estos tres ámbitos. Es una actividad creativa que usa los dos hemisferios del cerebro. Se manifiesta a nivel físico en el espacio mediante el cuerpo. Se alimenta de las emociones y energías que emergen del alma. Esta experiencia integral ayuda a vencer los enemigos de la autoestima: pensamientos negativos, autocríticas, vergüenza.


El baile mejora tu relación con tu cuerpo.
El baile puede ayudar a que te sientas a gusto en tu cuerpo. Te ayuda a descubrir tu cuerpo como una expresión única de tu alma. Bailes como la danza del vientre, el flamenco, la salsa y las danzas africanas celebran todos los tipos de cuerpo. Estos bailes tienen el potencial de mejorar tu autoestima e imagen corporal de una manera profunda.

El baile libera la expression del Yo verdadero.
El baile también beneficia la autoestima por sus cualidades creativas. En la mayoría de los bailes, tienes la oportunidad de expresar a tu yo verdadero. Esto es posible, aun cuando estés bailando pasos y movimientos que aprendes de otra persona.

El baile mejora tu nivel de autoconfianza.
La experiencia de aprender a bailar proporciona sentimientos positivos que aumentan tu nivel de autoconfianza. Cuando aprendes un paso, un movimiento o una rutina de baile te das cuenta que eres capaz de aprender cosas nuevas y de superar obstáculos. Tu nivel de seguridad aumenta con estas experiencias de aprendizaje. Eventualmente esa seguridad se refleja en tu autoestima y en tu vida en general.

El baile te mantiene en el momento presente.
Este beneficio es bien importante para aumentar la autoestima con el baile.

Las personas con baja autoestima tienen la tendencia de preocuparse demasiado por lo que podría pasar en el futuro y por lo que ya pasó ayer. Si aprendes a tener la disciplina de estar en el momento presente mediante tu práctica de baile, puedes transferir esta destreza a tu diario vivir. Y podrás usarla para vencer los enemigos de la buena autoestima.

El baile es una actividad social que ayuda a entablar relaciones.
El baile es una actividad social muy rica que permite entablar relaciones y mantener una vida social activa. Este aspecto social del baile es de gran importancia para la salud en general, incluyendo la autoestima. Diversos estudios han mostrado que mantener relaciones sociales y socializar con los amigos contribuyen a una buena autoestima. Los bailes de pareja como la salsa, el merengue, el bolero y los bailes que incluyen la participación de un grupo como el flamenco, son bailes ideales para desarrollar relaciones que beneficien la autoestima.
 
AUTOESTIMA EN LA VEJEZ
Publicado a las 09:00h en Miguel Ángel Paredes


Con los años la percepción de la realidad se va modificando, el paso del tiempo hace que nos fijemos en cosas distintas a la juventud, que las valoremos de otra forma y lo que el la infancia parecía, divertido, en la juventud insoportable y en la madurez habíamos olvidado, en la vejez puede volver a llamar nuestra atención. Tal vez esa sea una de las claves del buen entendimiento entre abuelos y nietos. También cambian nuestros estados emocionales, con los años hemos aprendido a templan las emociones, cabe esperar que los impulsos se hayan moderado y que toda esa chispa y bravío de los años pasados se haya ido transformando en una mayor paciencia y en un emociones más estables. Los hábitos de conducta, se van haciendo cada vez más rutinarios, es como si hubieran cristalizado y cada día tiende a ser una repetición del anterior, la repetición produce placer y seguridad por eso salir de esas rutinas inquieta al anciano.
Las metas son otras, más sencillas, menos ambiciosas, más a corto plazo, las prioridades y la escala de valores también se modifican, la salud se vuelve prioritaria, así como la compañía de las personas próximas.

Pero todo eso puede estar muy polarizado entre el sufrimiento o la felicidad, la depresión y la serenidad, dependiendo de la autoestima de la persona. Por supuesto que se puede ser feliz en la vejez. La felicidad no es un patrimonio de la infancia y mucho menos de la juventud. Muchos son los que recuerdan con nostalgia los años pasados, a veces por perdidos. Y todos estarían dispuestos a volver a esa edad con el conocimiento y la experiencia adquirida con lo vivido. Pero muy pocos desearían repetir esa etapa de su vida simplemente por repetirla y sin contar con el conocimiento que da la experiencia de lo vivido.

Durante la vejez se recogen los frutos de lo vivido y trabajado en las etapas anteriores. No conozco a nadie que tuviera una juventud y madurez con un autoestima sana que viva una vejez de amargura.

Cuando se llega a la vejez con una buena autoestima la salud suele ser mejor, hay estudios que relacionan la salud y la vitalidad con el optimismo y la actitud positiva ante la vida. Se disfruta más de los pequeños placeres cotidianos: la comida sencilla, disfrutar la compañía de la familia u otras personas, pequeños detalles como la luz del sol a través de la ventana, el sonido de la lluvia dentro de casa, los paseos por la naturaleza o los mimos de la mascota. Una vejez con una autoestima alta es una garantía de blindaje frente a la depresión, el victimismo y el sufrimiento inútil, es también una garantía de autoprotección, confianza, aceptación, cariño y buen humor. Las personas mayores positivas ríen más y se sienten mejor con ellos mismos, los otros y la vida en general.

A veces uno llega al descubrimiento de la autoestima a una edad avanzada, tal vez después de una crisis de salud, profesional o familiar. A veces la persona se plantea que tiene que ser posible vivir de otra manera, relacionarse de otra forma y ver la realidad con otros ojos. Entonces algunos empiezan el cambio. Lo hacen ya a una edad avanzada y con una mochila pesada cargada de las experiencias negativas del pasado. Pero el cambio siempre es posible, el ser humano es un organismo enormemente adaptativo y cambiante, se puede empezar a vivir de otra forma a cualquier edad, solo hace falta una actitud abierta, atreverse a probar otras formas de pensar, otras maneras de comportarse, y entonces lo sentimientos cambian. Y cuando los sentimientos cambian la realidad empieza a transformarse, porque lo que llamamos vivir no es lo que nos pasa, es lo que pensamos sobre lo que nos pasa y como nos sentimos con esa experiencia.

Por supuesto que es posible beneficiarse de una experiencia más rica y más positiva a cualquier edad. Merece la pena reconstruir la autoestima, da igual en que estado se encuentre, siempre es posible mejorarla y recuperarla. Las ganancias son muchas.

“Una bella ancianidad, es el resultado de una vida bella”. Pitágoras
 
AUTOESTIMA EN LA FAMILIA

LA RELACIÓN FAMILIAR.

La primera relación trascendente en la vida del individuo es la relación familiar, ya que la familia es el inicial y más importante contexto que permite al ser humano desarrollar su Autoestima. La familia es el espejo en el que nos miramos para saber quiénes somos, mientras vamos construyendo nuestro propio espejo; el eco que nos dice cómo actuar con los demás para evitar que nos lastimen.

Dependiendo de cómo sea la familia, así será la persona, la cual resultará modelada por las reglas, los roles, forma de comunicación, valores, costumbres, objetivos y estrategias de vinculación con el resto del mundo que impere a su alrededor.

LA FAMILIA AUTOESTIMADA.

En las familias que se forman y desarrollan con una Autoestima sana, la forma de funcionamiento de sus miembros tiene características particulares. En este contexto grupal, las reglas están claras, sus miembros las adoptan como faro de mar para transitar con certeza por las aguas de la vida, aunque se muestran dispuestos a revisarlas e incluso a modificarlas si acaso éstas llegan a quedar desactualizadas y dejan de guiarlos a puerto seguro. No se siguen parámetros automáticamente, sólo por el hecho de que los abuelos o los tíos así lo hayan hecho. Hay disposición a buscar lo que conviene a las necesidades de todos los integrantes.

La comunicación es abierta, por lo que está permitido expresar los sentimientos directamente, sin el temor de parecer ridículos, cursis o de recibir una cruda represalia. La interacción se basa en el amor más que en el poder, por lo que emociones como la rabia, la tristeza o el miedo, tienen cabida y son respetadas siempre que se expresen adecuadamente con la intención de encontrar soluciones, y no de manera irresponsable y anárquica, como simple catarsis. En la familia Autoestimada quienes dirigen se afanan en comprender en vez de escapar por las puertas oscuras de la crítica, la queja estéril y la acusación ciega.

Desde esta óptica, los padres comprenden que sus hijos no se “portan mal” por ser malos, sino porque algo los desequilibra y afecta temporalmente.

Existen objetivos familiares que permiten que todos sus miembros crezcan sin que tengan que renunciar a su vocación fundamental para complacer a padres u otros familiares. Cada quien debe elegir, en algún momento, el sabor del agua que desea beber, lo cual es síntoma inicial de verdadera madurez. Cuando los objetivos son comunicados adecuadamente, satisfacen las necesidades reales del grupo y logran ser comprendidos, todos se sienten motivados para involucrarse sin traumas; se benefician, aprenden y crecen a través del apoyo mutuo. La forma de proceder de la familia Autoestimada es nutritiva porque se orienta a partir del deseo de ganar y no del miedo a perder.

LA FAMILIA DESVALORIZADA:

Las familias que carecen de Autoestima se caracterizan por la ausencia de reglas, las cuales cuando existen son difusas, contradictorias o basadas en la tradición y en estereotipos que nada tienen que ver con las verdaderas necesidades del grupo. Hacen lo que se ha hecho siempre, lo aceptado, lo tradicional, sin considerar su verdadera utilidad y adecuación. Hay obligaciones para todos y por todas partes, aunque nadie sepa en qué se basan, quién las establece y con qué criterio. Creer en Dios, ser Comunista, ponerse la pijama antes de dormir, no caminar descalzo o ser vegetarianos, pueden ser mandatos arbitrarios, caprichosos u hormonales, cuando nadie explica las razones, el porqué debemos hacerlo.

Impera la anarquía porque no existen roles definidos y cada quien actúa dependiendo de cómo se siente. Lo que uno arma el otro lo desarma; uno hace, el otro interfiere. Los hermanos mayores juegan a ser papas de los menores: les pegan, los castigan y resienten la responsabilidad que padres insensatos les han endilgado; las madres actúan como niñas y obligan a sus hijos a velar por ellas; los padres son duros hoy y blandos mañana. Nadie sabe que calle tomar.

La comunicación es caótica y las relaciones de sus miembros se establecen desde el poder, lo cual origina vínculos perversos en los que cada uno presiona como puede para asegurarse atención y estímulos. Crean entre todos una red confusa e intrincada , en la que a pesar de la buena intención terminan atrapados, dolidos y desanimados.

Los hijos trataran de evitar de hacer todo aquello que puede desagradar a sus padres o lo harán a escondidas abrazando la mentira, a la que terminaran viendo como algo normal. Para cuando los miembros de la familia desestimada puedan percatarse de lo que han estado haciendo, deberán conformarse con sentirse culpables, quejarse, rumiar su pena e infligirse enfermedades psicosomáticas.

No existen objetivos familiares. En los hogares Desvalorizados, se vive en permanente ensayo y error, sin una meta común por la cual luchar unidos; no hay un proyecto de vida definido, sujeto a valores y criterios coherentes.

RELACIÓN ENTRE PADRES E HIJOS.

Si aceptamos que los padres tienen una influencia dramática en los hijos, expresada durante la crianza, debemos admitir que la Autoestima de los primeros, será el modelo a seguir de los segundos. Podemos destacar algunos vicios de trato que los padres suelen tener con los hijos en la relación comunicacional cotidiana, así como las estrategias más afectivas para optimizar los vínculos, he aquí algunas de las más nefastas, y unas cuantas alternativas favorables y efectivas.

Estrategias Inefectivas:

  • Dar ordenes
  • Amenazar
  • Moralizar
  • Negar percepciones
  • Distraer
  • Criticar y ofender
  • Ridiculizar
  • Comparar
  • Elogiar
  • Confundir
Estrategias Efectivas:

Aunque no existen recetas mágicas para la crianza, la actitud amorosa y consciente es la que parece brindar los mejores resultados. Algunas alternativas que pueden funcionar mejor que las fórmulas antes expuestas, son:

  • Sintonía
  • Honestidad
  • Responsabilizar
  • Delimitar
  • Negociar
  • Anticipar
  • Reforzar
En la adolescencia, las fricciones entre padres e hijos suelen acentuarse durante esta etapa, ya que los jóvenes necesitan ser ellos mismos, sin perder el cariño y el apoyo de sus padres, quienes a su vez temen que sus hijos sufran daños a causa de la inexperiencia. Además el miedo de muchos adultos a perder el control que durante tantos años han mantenido, genere no pocos inconvenientes.

Aunque la influencia del medio ambiente, especialmente la de otros jóvenes, es poderosa y ejerce peso sobre los adolescentes, podría decirse que la responsabilidad fundamental en la relación recae sobre los padres, por ser ellos quienes tomaron la decisión de tener hijos, porque cuentan con la mayor experiencia y porque tienen la posibilidad de predicar con el ejemplo. Cuando los hijos llegan a la adolescencia, la Autoestima de los padres es puesta a prueba, ya que es entonces cuando parece perder el control y el sentido común. Entonces:

  • Se tornan sobreprotectores y exageradamente controladores.
  • Comparan a sus hijos con otros (“mira como lo hace tu hermano”), o con ellos (los padres) cuando eran jóvenes (“cuando yo tenía tu edad…”).
  • Los critican y culpabilizan para que obedezcan.
  • Les invaden el espacio personal
  • Ocultan sus debilidades y errores para parecer padres perfectos
  • Les invaden el espacio personal
  • Administran el tiempo y dinero de los hijos ignorando sus propias prioridades
  • Exageran y dramatizan situaciones sencillas y normales
  • Les condicionan el apoyo como chantaje
  • Deciden por ellos, imponiendo sus criterios
  • Los asustan haciéndoles creer que el mundo es peligroso y que nadie como ellos (sus padres) podrán cuidarlos debidamente
  • Los espían descaradamente.
Comportamientos de este tipo revelan una gran carga de inconsciencia, desconfianza e inmadurez, que pocos padres serían capaces de aceptar, por la absurda creencia de que eso les haría perder respeto y autoridad frente a sus hijos.

LA RELACIÓN DE PAREJA.

Al igual que en cualquier contexto formado por personas, el funcionamiento de la pareja depende de la Autoestima de sus miembros. La formación de pareja es una necesidad del ser humano en la búsqueda de ensanchar su horizonte personal y de compartir lo que es, a través de distintas maneras de expresión. En la relación de dos, se abre un mar de posibilidades de proximidad que reduce la sensación de soledad y vacío a través de la búsqueda y encuentro de intimidad física y psicológica.

La pareja Autoestimada:

Visto de manera esquemática y sencilla, la pareja autoestimada se caracteriza por comportamientos positivos que tienden al bienestar y al logro. Algunos de esos comportamientos efectivos que reflejen conciencia, confianza, valoración y respeto, son.

  • Dialoga frecuentemente y no evade los conflictos
  • Expresa sus sentimientos abiertamente
  • Acepta las diferencias individuales de sus miembros
  • Se apoya mutuamente sin crear dependencia
  • Se dedica a crecer
  • Se comunica desde cualidades y coincidencias, y no desde defectos y diferencias
  • Se desarrolla en torno a proyectos en común
  • Respeta la individualidad del otro miembro de la pareja
  • Se esfuerza por conocerse
  • No depende de la aprobación externa. Es autónoma
  • Vive con acuerdos, reglas y valores definidos
  • Se compromete
  • Se tiene lealtad y confianza mutua
  • Evita depender y controlar
  • Enfrenta las rupturas y separaciones con madurez
La pareja Desvalorizada:

Por su parte, la pareja desestimada funciona de manera diferente, con un nivel reducido de consciencia de sus capacidades y necesidades, poca confianza de sus miembros, indignidad y mínima valoración de sí misma. Sus características resaltantes suelen ser:

  • Tiende a la incomunicación y evade la realidad para no enfrentarla
  • Bloquea la expresión de sus sentimientos; los ignora, evade o se avergüenza de ellos.
  • Es conflictiva e inarmónica
  • Carece de reglas, acuerdos y valores claros y definidos
  • No acepta las diferencias de sus miembros. Vive del “debe ser”
  • Crea dependencia psicológica, económica, sexual.
  • No se plantea el crecimiento como objetivo
  • Carece de proyectos comunes; cada quien funciona por su lado
  • El apoyo se brinda condicionado
  • Invade el espacio personal del otro
  • Ignora el uno lo que desea o necesita el otro
  • Vive del “qué dirán”; es guiada desde el exterior
  • Se relaciona circunstancialmente, sin compromisos verdaderos y honestos
  • Desconfía del otro
  • Enfrenta las rupturas y separaciones con inmadurez.
 
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