Autoestima y otros temas de psicología

Vivir sin prisas: el arte de saber esperar


Vivimos ajenos a nuestros ritmos y ciclos naturales. Hacer las cosas sin apresurarnos nos liberará de la frustración y nos permitirá ser más felices.

Hemos nacido en la época de la prisa y de la aceleración. Pero no podemos hacer que una flor crezca más rápido tirando de ella. Iríamos contra su naturaleza y la romperíamos. La naturaleza nos enseña que cada proceso tiene su tiempo y su ritmo.

Lo natural es la espera
A veces conviene esperar, como hace buena parte de la naturaleza en invierno. Los árboles de hoja caduca esperan a que llegue la primavera para rebrotar con toda su vitalidad, y algo semejante hacen los animales que hibernan en sus guaridas.

La verdadera libertad se basa en el autocontrol, que nos permite fluir sin que la impaciencia y las distracciones nos desvíen del presente, como un árbol que mantiene firmes sus raíces por más que sople el viento, o como un océano cuyo fondo se mantiene en calma por más que en la superficie se alcen las olas.

“Quien se controla a sí mismo puede alcanzarlo todo”, afirmaba un sabio chino. Una de las claves del pensamiento chino antiguo es actuar, como la naturaleza, sin apresurarse ni retrasarse, en concordancia con cada proceso, armonizando lo interior y lo exterior.

El Yi king, o Libro de los cambios, es uno de los grandes clásicos chinos y uno de los textos más antiguos que se conservan (su núcleo, al que se han ido añadiendo comentarios a lo largo de los siglos, tiene más de tres mil años de antigüedad).

Es un libro de adivinación que a través de sesenta y cuatro hexagramas describe sesenta y cuatro tipos de procesos, aconsejando lo más oportuno para cada uno de ellos. En algunos de tales procesos se recomienda esperar, como una montaña, que en esta obra encarna la virtud de mantenerse quieto.

Si los obstáculos son insuperables, es sabio detenerse y retirarse para preparar con personas afines, y con paciencia y perseverancia, el momento de superarlos.

El taoísmo chino se inspira en los procesos naturales y especialmente en el agua: el agua es paciente, sabe aquietarse y esperar y consigue erosionar las rocas más duras. Una de las obras clásicas del taoísmo, el Zhuangzi, recoge estas palabras: “Moveos como el agua. Con la quietud de un espejo, responded como el eco. Vivid ausentes, como si no existierais, en silencioso sosiego como la pureza del vacío”.

El Zhuangzi describe al sabio como alguien que tiene una respiración muy profunda y por tanto muy tranquila: si el hombre común “respira desde la garganta”, el sabio en cambio “respira desde los talones”. El pensamiento chino antiguo también describe al sabio como aquel que sabe aprovechar la oportunidad: cuando conviene actuar, actúa, y cuando conviene retirarse, se retira.

La sociedad de consumo estimula la gratificación inmediata de nuestros deseos e invita por tanto a la impaciencia. Pero una vida plena requiere aprender a demorar la gratificación.

Un estudio que lleva realizándose en la ciudad neozelandesa de Dunedin desde el año 1972, observa los progresos de los 1.037 bebés que nacieron en la ciudad en ese año. Se han ido observando parámetros que tienen que ver con la paciencia, perseverancia, concentración, superar la frustración y el control de los propios impulsos durante la infancia, la pubertad y la edad adulta.

La conclusión de este estudio sin precedentes es que las personas que en su infancia mostraban una mayor capacidad de autocontrol son también las que en su vida adulta tienen mejor salud, menos problemas y mayor estabilidad económica y personal. Todo ello independientemente de su nivel de inteligencia y del estatus social de su familia.

Ganar tiempo al tiempo
El estudio de Dunedin también incluye el seguimiento de quinientos hermanos en los que se observa la misma tendencia: el hermano o hermana que mostraba mayor autocontrol es el que tiene hoy una vida adulta más satisfactoria. Una parte importante de la educación es estimular la capacidad de resistirse a una tentación o de perseverar en una actividad.

El saber esperar, más difícil para los más pequeños, se aprende en parte con la edad. Pero ello no es fácil en el mundo de hoy, que continuamente nos apremia a apresurarnos, que nos presiona para “ganar tiempo”, como si el tiempo fuera una carrera a la que hemos venido a competir.

Nos fijamos en el ritmo abstracto que marcan los relojes y los semáforos, en vez de atender a las cualidades que corresponden a la situación presente, al momento del día, a la estación del año.

Hoy creemos que el tiempo es una línea hecha de horas de sesenta minutos de sesenta segundos, todos ellos homogéneos y corriendo por su cuenta. Pero cien segundos de tedio nunca han tenido nada que ver con cien segundos de entusiasmo.

Antes de la invención del reloj mecánico, en el siglo XIII, el tiempo no se concebía de manera abstracta y lineal, sino que respondía a los ciclos del cosmos: las horas del día se medían dividiendo por doce el periodo que va de la salida a la puesta del sol. Es decir, tanto en invierno, cuando los días son cortos, como en verano, cuando los días son largos, el periodo diurno se dividía en doce horas.

Eran horas que seguían el compás de los ritmos de la naturaleza y del cosmos, no horas independientes de nosotros.

Cuando un poeta medieval habla de “las largas horas de las noches de invierno”, no es una expresión metafórica: literalmente eran más largas. El reloj mecánico, para el que las horas son todas iguales en cada momento, se fue extendiendo progresivamente por el mundo. Pero en Oriente se intentó conciliar este invento con los ciclos naturales.

El reloj y el tiempo abstracto
En el Japón del siglo XVII había relojes mecánicos que se ajustaban el primer día de cada mes para que siguieran dando las horas según la duración del día: a medida que se pasaba del invierno a la primavera, las horas de los días se hacían más largas y las de las noches más cortas.

El reloj mecánico fue el modelo del universo newtoniano y es la máquina clave del mundo moderno: nos hace ir a su ritmo y no al nuestro. Ya en el parís del XIX, Baudelaire lamenta que “a cada minuto nos destruye la idea y la sensación del tiempo”.

El tiempo abstracto de los relojes tiende a separarnos del momento presente: crea una sensación de carencia, porque nos hace sentir algo que parece que se nos escapa. el tiempo mecánico, en su aburrido avance lineal, nos invita a apresurarnos y acelerarnos.

Así hemos llegado a nuestra sociedad acelerada e hiperactiva, que nos toca dejar atrás para alcanzar la serenidad y redescubrir el regalo de la existencia en el aquí y ahora. El pasado y el futuro son olas que momentáneamente emergen en el mar de la mente.

“En la vida la paciencia trae salud, belleza, fama y una gran longevidad”, escribió Shantideva, el sabio indio del siglo VIII que es uno de los autores favoritos del Dalai lama.

El contrasentido de nuestros esfuerzos por apresurarnos y ganar tiempo lo refleja muy bien Michael ende en su novela Momo. Allí describe una ciudad que ha sido invadida por hombres vestidos de gris que proclaman “el tiempo es oro: ¡no lo gastéis! el tiempo es dinero: ¡ahorradlo!”. “La gente nunca parecía darse cuenta de que al ganar tiempo había otra cosa que perdían”.

Sus vidas se volvían más grises y vacías de sentido, porque al orientarse hacia un futuro abstracto perdían el contacto con el presente y con el corazón. “La vida radica en el corazón humano, y cuanto más tiempo ahorraba la gente, menos tenía”, escribe ende. Detrás de todo ello hay una huida del presente y un miedo a la muerte que es también miedo a la vida.

Vivir con prisas, pendientes del reloj, es frustrante y estéril. En cambio, hacer las cosas en el momento oportuno, sin apresurarse, es una de las enseñanzas de las mejores tradiciones espirituales.

El arte de vivir sin prisas
En su clásico Zen en el arte del tiro con arco (Kier/Gaia), Eugen Herrigel rememoraba su aprendizaje junto a un maestro de Kyudo, el arte japonés del tiro con arco. Para ser un buen arquero, enseñaba su maestro, lo más importante no es la fuerza ni la destreza física.

Lo esencial es la capacidad de sostener el arco con paciencia, “poderosamente pero sin esfuerzo”, olvidándose de sí y entregándose al momento presente, hasta que llega el instante en que la flecha sale disparada, como por sí misma, rauda y certera hacia la diana.

En cierto momento, Herrigel confiesa a su maestro que no parece estar haciendo ningún progreso:

—¿Qué debo hacer?

—Tiene que aprender a esperar como es debido.

—¿Y cómo se aprende eso?

—Desprendiéndose de sí mismo, dejándose atrás decididamente a sí mismo y a todo lo suyo, de modo que en usted solo quede la tensión del arco, sin intención alguna.

Por Jordi Pigem
 
Perder las formas no es perder la razón


Te quieren dócil, te quieren sumisa, te quieren ordenada. Pero tú eres un fuego artificial. Iluminándolo todo

Elogio del temperamento.

Dicen que te pierden las formas y que con eso pierdes la razón.

No.

La razón puede existir de cualquier forma.

La forma es la excusa de los temerosos.

De aquellos que piensan que el mundo tiene que ser de una forma.

Que el vino se bebe en copa y no en un orinal.

Que es mejor un libro que un post.

Que las faltas de ortografía hablan de tu inteligencia.

Que la bondad pasa por hablar bajito.

Que la educación es haber ido a la
universidad.

Que lo más caro es siempre mejor.

Ellos dicen que te pierden las formas
porque te quieren dócil.


Te quieren sumisa.

Te quieren ordenada.

Te quieren normal.

Te quieren dopada en la calma y productiva.

Y tú.

Tú no eres nada de eso.

Tú no eres como el resto.

Y a veces te gustaría serlo, claro que sí.

Pero no es lo que eres.

Tú eres el cordón de un zapato desatado.

Mientras otros te gritan que te vas a caer.

Tú eres esa rama a una altura que

ya da miedo.

Mientras otros siguen con los pies en el suelo.

Tú eres un río que se desborda.

Porque lo inundas todo.

Y el resto te quiere presa.

Te quiere previsible.

Te quiere tranquila.

Pero a ti.

A ti el pulso te cabalga hasta la garganta.

Te cabreas, joder.

Y gritas, claro que gritas.

¿Cómo no vas a gritar si te están jodiendo viva?

Contrólate, te dicen.

Tu padre putero, dices tú.

¿Por qué me tengo que controlar?

Si el temperamento puede ser igual de válido que la mansedumbre.

No eres mala por alzar la voz.

No eres mala por decir tacos.

No eres mala por ponerte como te pones.

Que eres tú.

Expresándote.

Que tu temperamento es tuyo como lo
son tus dedos.


Como lo es mi nariz flecha.

¡A mí no me hables con esa nariz!

¿Te imaginas qué ridículo?

Pues igual de ridículo es que alguien te pida que no le hables como tú eres.

Que no te hagan sentir culpable por tu carácter.

No es un carácter de mierda.

Es perfecto porque sigues con vida.

Los muertos no pueden enfurecerse ya.

Y tú todavía eres libre.

Para ser iracunda.

Y para llorar como una niña.

Para la vorágine.

Y para derrumbarte en la ternura.

Eres tan bonita.

Tanto.

Cuando agarras la existencia y la pones
de puntillas.

Cuando aparcas la mente.

Y corres hacia el estómago.

Un torbellino.

Un fuego artificial.

Que estalla.

Iluminándolo todo.

Por Roy Galán
 
No eres la oveja negra, eres de colores


Te juzgan una y otra vez. Te compraran. Sentencian que eres mala en todo aquello que haces. Simplemente porque no cumples con las normas ni con lo establecido.

Mala estudiante.

Mala mujer.

Mala madre.

Mala feminista.

Mala hermana.

Mala hija.

Mala deportista.

Mala profesional.

Mala cocinera.

Mala en la cama.

Mala.

Siempre la oveja negra.

Siempre comparada.

Siempre las responsabilidades en ti.

En cumplir con una expectativa absurda.

En sentir cómo te juzgan una y otra vez.

Simplemente porque no cumples con la norma.

Con lo establecido.

Porque eres distinta.

Siempre cuestionada, porque piensas demasiado en ti, porque no te sacrificas lo suficiente, porque pasas demasiado, porque no eres complaciente, porque no te callas nada, porque a saber cómo te van a salir los hijos, porque no aguantas y hay que aguantarlo todo porque a esta vida hemos venido a sufrir.

Y una mierda.

Nadie puede pedirte que seas algo que no eres.

Porque si te pliegas a sus deseos, si te conviertes en lo que te piden, si te pierdes a ti misma.

Entonces nada tendrá sentido.

Porque por supuesto que la existencia es más complicada siendo tú misma.

Pero es que no hay otras existencias para serlo.

Esto que sucede ahora no es un simulacro ni un borrador.

Todo empieza y acaba en ti.

Esto es lo único que tienes.

Y si dejas que te venzan.

Y si les crees.

Si crees que eres mala solo por no ser como ellos.

Entonces te habrán ganado.

Porque no eres una mala persona por no encajar.

Lo que eres es alguien libre y eso al resto le da miedo.

Pero tú no eres responsables de los miedos de nadie.

Recuerda que no hay mal que por bien no venga.

Y todo lo bien.

Que está por venir.

Por Roy Galán
 
Tu tiempo nunca ha sido tuyo (y ya estás harta)


El tiempo está muy mal repartido y no es casualidad que sean siempre las mujeres las que salen perdiendo. Pero eso se acabó: el futuro es de las mujeres.

Podrías estar haciendo muchas más cosas.
De hecho: podrías haber llegado a Júpiter y haber regresado.
Pero no has podido.

Porque tu tiempo nunca ha sido tuyo.

Tu tiempo ha sido de tus padres que te obligaban a cuidar de tu hermano pequeño.
A hacerle la cama cuando creció.
A poner la mesa cuando tu padre llegaba de trabajar.
A recogerla, limpiar, fregar y planchar.

Tu tiempo ha sido de tus parejas.

Que en principio parecían ideales sí.

Pero mientras ellos ponían cara de estar ante una nave espacial delante de la lavadora tú tenías que apartarlos porque encima ibas a tener luego que hacer el doble arreglando su desastre.

Y cuando te has quejado se han enfadado contigo.

Tu tiempo ha sido del machismo.

Usando tus preciosos días en explicar lo obvio.

Una y otra vez.

Porque tú tenías que educar a todo el mundo y decir que el feminismo no es lo contrario al machismo.
Que el hembrismo y las feminazis son inventos del patriarcado para ridiculizar la lucha.
Que el feminismo no ha matado a nadie y el machismo mata todos los días.

Tu tiempo ha sido de tus hijos y de tus hijas.

Porque por mucho que lo pintaran de otra manera.

Al final la pringada has sido tú.

La única que ha tenido que sacrificar cosas, que olvidarse de ti, que dejar de investigar, crecer, disfrutar y vivir, has sido tú.

Podrías haber tenido el tiempo que legítimamente te corresponde.

Si la gente hubiera cumplido con su parte del trato.
Pero nunca ha sido así.

Porque las mujeres tienen menos tiempo para ellas en este planeta.

Porque su existencia viene ya con una carga.
Porque hay gente que tiene mucha cara o mucho poder o muchos privilegios y no están dispuestos a perderlos.

Porque érase una vez la misma historia.

Porque qué le vamos a hacer.
Pues mucho le vamos a hacer.


Porque tú eres la única que puedes recuperarte de lo injusto.
eres la única que puedes soltar lastre en el viaje.
Tú eres la única que puedes gritar que estás harta.

Harta de vivir por y para los demás.

Que ya te va tocando a ti.

Ejercer eso que nunca te han dejado.
Llamado libertad.



Por Roy Galán
 
5 extraños fenómenos que se dan durante el sueño



Hay todo un conjunto de fenómenos que se dan durante el sueño y que siguen siendo un enigma para la ciencia. Podemos decir que el sueño de por sí es algo que todavía no comprendemos del todo. De hecho, los investigadores aún no logran ponerse de acuerdo sobre el papel real que desempeña en nuestra vida.


Hay una serie de acciones y de procesos que tienen lugar mientras dormimos. Se desconoce cuál es la razón exacta para que se produzcan estos fenómenos que se dan durante el sueño. Aunque hay hipótesis al respecto, todavía no existen respuestas definitivas.




Lo cierto es que terminamos experimentando situaciones que nos resultan más o menos absurdas mientras estamos dormidos. La mayoría de ellas nos resultan inquietantes y nos causan desconcierto, aunque no tengan consecuencias. ¿Cuáles son esos extraños fenómenos que se dan durante el sueño? Estos son cinco de ellos.


Temes a la imaginación. Y a los sueños más aún. Temes a la responsabilidad que puede derivarse de ellos. Pero no puedes evitar dormir. Y si duermes, sueñas. Cuando estás despierto, puedes refrenar, más o menos, la imaginación. Pero los sueños no hay manera de controlarlos”.


-Haruki Murakami-


1. Alucinaciones hipnóticas

Las alucinaciones hipnóticas o hipnagógicas son uno de esos extraños fenómenos que se dan durante el sueño. Por lo general, tienen lugar un poco antes de que nos quedemos dormidos. A veces también ocurren en la transición entre el sueño y el despertar.


Son alucinaciones visuales, auditivas o táctiles. Se presentan en personas completamente sanas mentalmente. A veces tienen que ver con imágenes o percepciones agradables y a veces no. Son más frecuentes en los niños y generalmente se deben al estrés, al consumo de alcohol o bien se dan como el fruto de una mente imaginativa.

2. Hablar dormido, uno de los fenómenos que se dan durante el sueño

Al hablar dormido se le conoce técnicamente con el nombre de somniloquia. Es un fenómeno muy común entre los niños. Se estima que hasta el 5% de los adultos hablan dormidos. Ni en los chicos ni en los grandes representa una dificultad o deficiencia.


Por lo general, lo que dice la persona dormida no tiene sentido. A veces son reminiscencias del día o contenidos relacionados con el sueño que se está teniendo. No se ha logrado establecer cuál es la causa para que esto ocurra. Solo en algunos casos está relacionado con el estrés.


3. Síndrome de la cabeza explosiva

Otro de esos enigmáticos fenómenos que se dan durante el sueño es el que se bautizó como “síndrome de la cabeza que explota”. Se trata de una rara parasomnia que cuyos síntomas identificó el médico norteamericano Silas Weir en 1876, pero no fue hasta 1989 cuando se publicó la descripción de este síndrome por el doctor JM Pearce en la revista Journal of neurology, neurosurgery anda psychiatry.




El síndrome de la cabeza explosiva (exploding head syndrome) consiste en que la persona siente muy vívidamente un estruendo o un estallido mientras está dormida. Esto la despierta.


A veces la persona también ve chispas o luces y en algunas ocasiones siente que tiene dificultad para respirar. Se trata de una experiencia que aterroriza a las personas y que acelera significativamente el ritmo cardiaco.


Se desconocen las razones por las que se produce este fenómeno. Algunos lo asocian con los estados de estrés o con la fatiga extrema. Sin embargo, esto no se ha probado científicamente. Lo que sí se sabe es que el síndrome es inofensivo para la salud.

4. Sueños recurrentes

Los sueños recurrentes son aquellos en los que se repite el contenido onírico una y otra vez. Es decir que se sueña lo mismo o que las circunstancias son las mismas. En ocasiones también hay continuidad o desarrollo de situaciones que ya se habían soñado antes.


Básicamente, los psicólogos están de acuerdo en el hecho de que este tipo de sueños son una especie de llamado del inconsciente para prestar atención sobre algo que no se ha resuelto o no se ha abordado. La reiteración del contenido es como una voz interior que intenta ser escuchada para que volvamos los ojos hacia algún aspecto de nuestra vida.

5. “Desdoblamientos”

Se les llama “desdoblamientos” y también “experiencias astrales”. Aunque se trata de un fenómeno neuropsicológico, las creencias populares y algunos charlatanes lo han convertido en una suerte de experiencia del más allá. En realidad no tiene nada que ver con el mundo de lo paranormal, sino con el funcionamiento del cerebro.


Durante estos episodios la persona siente que está flotando fuera de su cuerpo. A veces el propio cuerpo logra verse desde fuera. No solamente se producen durante el sueño, sino también bajo anestesia, en momentos previos a la muerte o después de un desmesurado esfuerzo físico.


Esto sucede cuando hay dos sensaciones que entran en conflicto entre sí. El cerebro se confunde y genera esa experiencia de sentirse por fuera del propio cuerpo. Es algo similar a lo que ocurre en el fenómeno de los “miembros fantasma”, es decir, sensaciones en extremidades que han sido amputadas.


Todos estos fenómenos que se dan durante el sueño siguen generando preguntas y siendo objeto de estudio. Aún estamos lejos de descifrar por completo las lógicas y los mecanismos con los que opera el cerebro humano. Además, sigue siendo fascinante avanzar en las preguntas y respuestas para sus enigmas.

Por Edith Sánchez
 
El s*x* también existe en la esquizofrenia



MADRID.- La vida sexual de cualquier paciente psíquico siempre ha sido desestimada por la profesión médica. Una de las razones por las que se "ha pasado de largo sobre este campo" es que, hasta hace relativamente poco tiempo, la atención asistencial estaba enfocada casi exclusivamente al tratamiento, olvidando otras necesidades del enfermo. Sin embargo, la vida sexual sana y satisfactoria contribuye tanto al bienestar del individuo como a la integración de la población psiquiátrica y son los propios afectados los que muestran preocupación por su funcionamiento sexual en la consulta.


"Los pacientes esquizofrénicos, como el resto de enfermos mentales, son seres sexuales y el reconocimiento y la validación de esta realidad es un tema muy importante en su calidad de vida", recuerda un artículo publicado en 'Schizophrenia Bulletin'.


Para José Díaz Morfa, presidente de la Asociación Española de Sexología Clínica (AESC) y consultor de la sección de Psiquiatría y Sexualidad Humana de la Asociación Mundial de Psiquiatría: "Los prejuicios existentes en torno a que el paciente grave no tiene vida sexual, la falta de información de los especialistas en esta materia y la extensión a la población femenina psiquiátrica del concepto que niega el disfrute sexual de la mujer, han postergado el interés médico en esta faceta.


Tratamiento y sexualidad

Sin embargo, los especialistas y los médicos de familia deberían saber que son los propios afectados los que comúnmente tienden a expresar en la consulta su preocupación por su funcionamiento sexual. Así lo constata un ensayo, publicado en el 'The Psychiatric Rehabilitation Journal', y realizado con 39 pacientes a los que se les preguntó sobre 10 temas importantes relacionados con su educación sexual.


Cerca del 80% de los enfermos indagó sobre las consecuencias de la enfermedad en la sexualidad y además solicitó información sobre los efectos de la medicación en su vida sexual. Un efecto secundario que ya ha sido recogido por la literatura científica.


Según un trabajo publicado en el 'American Journal of Psychiatric', entre el 55% y el 88% de los varones y entre el 30% y el 94% de las mujeres con esquizofrenia experimentan algún tipo de disfunción sexual mientras toman antipsicóticos.


"Este es uno de los motivos principales por los que abandonan el tratamiento. En una revisión de 21 estudios relacionados con la suspensión de la terapia, el promedio de interrupción fue del 41%. Y esta tasa de abandono se duplica al segundo año de consumo", insiste el doctor Díaz Morfa.


La necesidad de contribuir a que los enfermos mentales puedan llevar una vida sexual sana y activa tanto en el ámbito extrahospitalario, como cuando están ingresados, es una prioridad demandada ya por muchos expertos.


Algunas barreras

Pero antes se tendrán que solventar también otros obstáculos que interfieren en ella. Buena parte de los problemas sexuales que sufren los esquizofrénicos reside en las patologías mórbidas asociadas a su trastorno mental. De hecho, la incidencia de hipertensión, diabetes y enfermedad coronaria -trastornos todos ellos que pueden contribuir a la disfunción eréctil es más elevada en ellos que en la población general.


Otra de las dificultades a la que se enfrentan los facultativos es la de "encauzar" la conducta sexual mal adaptada. "La alta prevalencia de abusos sexuales en estos pacientes psiquiátricos graves, más en las mujeres que en los hombres, los efectos secundarios de la medicación y su vulnerabilidad psíquica dificultan el establecimiento de relaciones íntimas sanas", recuerda el presidente de la AESC.


Se considera que entre un 8% y un 24% de los enfermos tienen algún tipo de conducta mal adaptada como puede ser exhibicionismo, mantener el uso de relaciones sin preservativo, practicar s*x* en público o permitir que abusen de ellos, entre otros", añade.


Un trabajo reciente, publicado en 'British Journal of Psychiatric', en el que se entrevistó a 113 hombres y mujeres esquizofrénicos constató que el 8% era promiscuo y que el 23% tenía otras desviaciones no específicas.


El último gran obstáculo al que se enfrentan los expertos es concienciar a este colectivo de la necesidad de practicar relaciones sexuales seguras."Si consideramos, por ejemplo, que la prevalencia de la infección por VIH en la población general es del 2,7%-3,7%, tenemos que en la población psiquiátrica, por ejemplo sólo en la Comunidad de Madrid, esta cifra se eleva hasta el 5,1%", puntualiza Díaz Morfa.


Los motivos de esa elevada incidencia son: conductas sexuales de alto riesgo, múltiples compañeros de relaciones íntimas transitorias y desconocimiento de las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS).


Otras razones que elevan el riesgo de ETS en este colectivo son el intercambio de s*x* por dinero, el uso de drogas, la presencia de déficits cognitivos, que provocan por ejemplo impulsividad y falta de control, o el deseo de algunas mujeres de quedarse embarazadas.


Mejorar la vida sexual de los enfermos esquizofrénicos, como la del resto de los pacientes mentales, es posible "actualizando el conocimiento de la vida sexual de los pacientes entre los profesionales sanitarios, explorando más en las vías por las cuales los psicofármacos en general afectan a la respuesta sexual humana, buscando alternativas terapéuticas e impartiendo educación sexual entre los afectados", recomienda este especialista.


http://www.elmundo.es/elmundosalud/2008/03/07/neurocienciadossiers/1204912958.html
 
La esquizofrenia es una enfermedad crónica y de características heterogéneas en sus manifestaciones clínicas, curso y mejoría con el tratamiento. Al parecer, es más frecuente en hombres; la razón hombre:mujer se ha estimado en 1,4:1, aunque en casos de inicio tardío esta razón es de 0,38:1 (1-3). No obstante, hay estudios que sugieren que esta diferencia en las frecuencias se presenta transculturalmente (4).En un metanálisis se encontró que en los países en desarrollo no hay diferencias en cuanto a la frecuencia según el s*x* (2).


Entre los múltiples factores que se han relacionado con el curso de la enfermedad, están la edad de inicio y el s*x* (2,5). En varios estudios se ha reportado que las mujeres presentan inicio más tardío y menor gravedad de la enfermedad (6-9). Además, en hombres se ha encontrado un peor funcionamiento premórbido, más síntomas negativos y cognoscitivos, así como una mayor frecuencia de anormalidades cerebrales estructurales o trastornos neuropsicológicos (10).


Por otro lado, en mujeres se reporta mayor frecuencia de síntomas afectivos y síntomas positivos (9), así como más mejoría con los antipsicóticos especialmente en el período pre-menopáusico, aunque con mayor frecuencia de efectos secundarios (10). Sin embargo, existen reportes que no apoyan esta asociación entre s*x* y la edad de inicio (11-13).


La esquizofrenia de inicio temprano, definida por algunos autores como la que comienza antes de los 45 años, se caracteriza por mayor presencia de trastornos en la forma del pensamiento, desorganización, afecto inapropiado, delirios de grandeza o pasividad, inserción y robo del pensamiento (14). En el extremo de los cuadros de inicio temprano, la esquizofrenia infantil se ha relacionado con resistencia al tratamiento y anormalidades cerebrales, entre las que se destacan la pérdida progresiva de materia gris, el crecimiento lento de la materia blanca y la disminución progresiva del volumen del cerebelo (15). Además, se ha descrito una asociación entre el inicio temprano de la esquizofrenia y el genotipo BDNF Val66Met (16).


La esquizofrenia de comienzo tardío es una categoría pobremente definida que incluso se ha propuesto como un subtipo de esquizofrenia (17) y sobre la cual no hay acuerdo en la edad de inicio (18-20). El inicio de los síntomas de este espectro en pacientes de más de 50 años parece estar más relacionado con demencia de tipo Alzheimer (21) o con lo que han denominado algunos autores encefalopatía estática (22). La indefinición del espectro de inicio tardío se refleja en propuestas diagnósticas adicionales, tales como psicosis parecida a esquizofrenia de comienzo muy tardío, o parafrenia tardía (23). Este tipo de esquizofrenia tiende a presentar más delirios estructurados y alucinaciones como voces que comentan o acusan al paciente (14).


El eventual peor pronóstico en hombres se ha tratado de explicar por un posible mecanismo protector de los estrógenos (24), por mecanismos de tipo genético relacionados con el s*x*, por un predominio de síntomas negativos en hombres, por la mayor vulnerabilidad del cerebro masculino debido a una maduración más lenta (25), por mayor exposición al trauma cerebral en los hombres (26), por una mayor frecuencia de sintomatología afectiva en mujeres, por el mismo fenómeno del inicio temprano (7), por características de personalidad premórbida y ajuste marital (27), y por una mayor frecuencia de enfermedades concomitantes con el uso patológico de sustancias en los hombres (1,28).


Teniendo en cuenta la polémica que se ha planteado en torno a la relación entre la edad de inicio y el s*x* en pacientes con esquizofrenia, en la cual se involucran incluso aspectos raciales y geográficos, se llevó a cabo el presente estudio con el fin de evaluar las características de esta posible asociación, en una muestra de pacientes colombianos. Debido a lo discutible que resulta la diferenciación como entidades independientes de los trastornos esquizofrénicos, esquizofreniforme y esquizoafectivo, se incluyeron pacientes con estos trastornos, como parte de un espectro de una misma condición psicopatológica subyacente (29). Incluso, se ha visto que en algunos pacientes el diagnóstico inicial de esquizofrenia suele ser inestable y con frecuencia se cambia a trastorno esquizoafectivo (30). Además, se buscó si existían diferencias en la calificación de los síntomas negativos según el tiempo de evolución de la enfermedad, dependiendo del s*x*.


Materiales y métodos


Para el presente estudio se manejó una muestra consecutiva, no probabilística, de 225 pacientes mayores de 18 años (89 mujeres, 136 hombres) que asistieron a consulta de urgencias en la Clínica Nuestra Señora de la Paz de Bogotá y en el hospital San Juan de Dios de Chía, durante el periodo comprendido entre abril de 2008 y diciembre de 2009, y que satisfacían los criterios de diagnóstico para esquizofrenia, trastorno esquizofreniforme o trastorno esquizoafectivo, según el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders Text Revision(DSM-IV-TR).


Para incorporar la información clínica del paciente dentro del estudio, el diagnóstico debía ser concordante entre dos médicos clínicos con experiencia, quienes aplicaron una entrevista semi-estructurada usando el sistema DSM-IV-TR. La entrevista semiestructurada se basó en un formato que siguió tanto los criterios de este manual diagnóstico como las descripciones textuales de los síntomas, y se basó en la evaluación clínica (no solo en dar respuestas de sí o no a preguntas estructuradas). Estas evaluaciones se hicieron de manera independiente, con una diferencia máxima de tiempo de dos días entre cada evaluación. En caso de que solo uno de los clínicos diagnosticara esquizofrenia, el paciente no se incluía en el estudio. Se indagó la edad de inicio de síntomas a partir de la entrevista con el paciente o con un familiar. Esta edad de inicio fue definida como el primer evento de los siguientes: i) edad de la primera hospitalización psiquiátrica, ii) edad del inicio de síntomas psicóticos positivos o negativos, o iii) edad del primer contacto con el sistema de salud por sintomatología psiquiátrica.


Además, a los pacientes que ingresaban en el estudio se les registraron los valores de las variables s*x*, tipo de diagnóstico y edad, y se les aplicó la escala SANS (Scale for the Assessment of Negative Symptoms), dentro de los primeros dos días de la hospitalización o de la consulta inicial al servicio de urgencias respectivo. Esta escala es un instrumento multidimensional que mide los síntomas negativos y deficitarios de esquizofrenia. Los posibles puntajes totales de esta escala se encuentran en un rango entre cero y 120 puntos. En el presente análisis no se contemplaron los puntajes de síntomas positivos ya que, al estar centrado en la relación s*x* y edad de inicio, el interés del estudio se relacionaba más con los síntomas deficitarios o negativos.


Para el análisis estadístico descriptivo, en el caso de variables continuas, se utilizaron medias o medianas, junto con sus correspondientes indica-dores de dispersión. Las variables categóricas se resumieron usando porcentajes. Se utilizaron pruebas exactas de Fisher para comparar proporciones entre grupos y pruebas de ANOVA para comparar medias; además, se emplearon métodos de regresión para estimar coeficientes que cuantificaran la relación entre variables continuas, siendo el puntaje de la escala SANS la variable dependiente y el tiempo de evolución de la enfermedad, calculado como la diferencia entre la edad en el momento de la evaluación y la edad de inicio de síntomas, la variable independiente.


Para las pruebas de hipótesis se tomó un valor de significación del 5 % y pruebas a dos colas. Para evaluar las características de la edad de inicio de los síntomas, se utilizaron procedimientos de estimación con métodos de máxima verosimilitud, de modelos de mezcla finita (estimadores de densidad kernel) (31). Para tal efecto, se recurrió a las tres funciones kernel disponibles en el programa R (gaussiana, rectangular y triangular). Posteriormente, los estimadores de densidad se representaron gráficamente en histogramas. La función que facilitó más la interpretación de los datos al efectuar la representación gráfica de las funciones de densidad, fue la rectangular. Para estimar los parámetros de las distribuciones normales mezcladas sugeridas en los histogramas, se utilizó un algoritmo de maximización-minimiza-ción enmarcado en un proceso de máximaverosimilitud, que fue desarrollado por Leisch y ensamblado dentro del paquete flexmix del programa R (32).


El presente análisis hace parte de un estudio efectuado para caracterizar la sintomatología del espectro esquizofrénico y fue aprobado por el Comité de Ética de las instituciones participantes. Desde el punto de vista ético, el estudio fue calificado como “sin riesgo”, ya que la información utilizada en la presente investigación se tomó de los registros clínicos pues, dentro de la práctica clínica del posgrado de Psiquiatría de la Universidad Nacional de Colombia, los datos utilizados en el estudio se recolectan y consignan de forma sistemática y regular.


Resultados


La edad de los 225 pacientes tuvo una media de 41,2 años (DE=13,8 años). En el grupo de hombres la media de la edad en el momento de la evaluación fue de 38,9 años (DE=12,4 años) y en el de mujeres 44,7 años (DE=15,1 años). Esta diferencia resultó significativa (F(1, 223)=9,98; p=0,002). Tanto en hombres como en mujeres el diagnóstico más frecuente fue esquizofrenia paranoide y, el menos frecuente, esquizofrenia catatónica (cuadro 1). La proporción de mujeres con diagnóstico de trastorno esquizoafectivo fue significativamente superior a la proporción en hombres (prueba exacta de Fisher, p=0,040).

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La media de la edad de inicio en hombres fue de 24,5 años (DE=8,3 años) y en mujeres de 27,5 años (DE=7,9 años); esta diferencia resultó significativa (F(1, 223)=7,5; p=0,007).


Cuarenta y siete pacientes comenzaron a presentar síntomas antes de los 18 años; de estos, 37 eran hombres, lo cual correspondió a 78,7 % del grupo con inicio antes de los 18 años. Se encontró que la asociación entre s*x* y comienzo de síntomas antes de los 18 años fue significativa (prueba exacta de Fisher, p=0,004). De 13 pacientes que comenzaron a presentar síntomas después de los 40 años, ocho (61,5 %) eran mujeres. Sin embargo, no se encontró una asociación significativa entre s*x* y comienzo de síntomas después de los 40 años (prueba exacta de Fisher, p=0,08).



Discusión


Kraepelin fue el primero en afirmar que la esquizofrenia en los hombres tiene un inicio más temprano (33). Aunque la mayoría de estudios han confirmado esta descripción inicial, algunos reportes contradicen estos resultados. Hasta donde tenemos información, el presente es el primer estudio que busca evaluar la eventual relación entre s*x* y edad de inicio de síntomas esquizofrénicos, en una población de pacientes colombianos. En el grupo de pacientes estudiado se encontró una razón de hombres a mujeres de 1,5:1, lo cual es similar a lo reportado en diferentes estudios (2). Sin embargo, el hecho de que el grupo de pacientes de este estudio no fue seleccionado mediante un muestreo probabilístico, cuestiona la posibilidad de generalizar el hallazgo. Otro elemento que podría estar generando un sesgo en los resultados, es el hecho de que en la muestra estén más representados algunos subtipos de esquizofrenia. Esto puede influir sobre los estimadores de edad encontrados, teniendo en cuenta que la esquizofrenia paranoide, la más frecuente en esta muestra de pacientes, se ha relacionado con una edad de inicio más tardía y una menor frecuencia de sintomatología negativa.

En este estudio transversal se encontraron datos estadísticamente significativos de una relación entre s*x*, edad de inicio y síntomas negativos. Los hallazgos confirman los resultados de estudios previos que sugieren que los hombres presentan un inicio de la enfermedad más temprano y que presentan un curso con un perfil clínico más desfavorable; los síntomas negativos son más estables y responden menos favorablemente al tratamiento que los síntomas positivos. Igualmente, los resultados muestran que los trastornos del espectro esquizofrénico de inicio tardío se presentan más frecuentemente en mujeres. Las diferencias encontradas en las edades de inicio y eventualmente en el perfil sintomático, podrían sugerir que los trastornos, aunque clínicamente parecidos, corresponden a distintas enfermedades agrupadas actualmente bajo una misma categoría. Esto último es especialmente aplicable a las categorías de inicio tardío que, como se mencionó previamente, han sido cuestionadas como enfermedades del espectro esquizofrénico.

En el presente estudio se efectuó una medición de los síntomas negativos, teniendo en cuenta que tienden a ser más estables en el tiempo que los positivos y que han mostrado alguna relación con la edad de inicio y con el s*x*; hay reportes de que estos síntomas son más frecuentes en los hombres (34). Sin embargo, en la muestra estudiada no se encontraron diferencias significativas en los puntajes de la escala SANS. No puede excluirse que, aunque los pacientes fueron evaluados tempranamente en el curso de su tratamiento, tal hallazgo pueda estar relacionado con la utilización de fármacos que pueden generar este tipo de sintomatología negativa. Tampoco puede excluirse que haya habido un efecto de enfermedades concomitantes, específicamente por diagnósticos duales en el eje uno relacionados con trastornos por consumo de sustancias, teniendo en cuenta que dentro del diseño no se tomaron precauciones para controlar esta variable.

El haber encontrado que a mayor evolución de la enfermedad hay más sintomatología negativa (por cada año aumenta un punto la escala SANS), no necesariamente significa que la evolución en el tiempo es el factor responsable de la aparición de síntomas deficitarios. Dada la naturaleza transversal de este estudio, no puede excluirse que lo que se relaciona causalmente con este tipo de sintomatología sea el inicio temprano y no la duración de la enfermedad (obviamente, el inicio temprano se reflejaría en una mayor duración de la enfermedad). De todos modos, siendo tan heterogéneo el espectro de enfermedades esquizofrénicas, no puede excluirse que los dos mecanismos propuestos (inicio temprano y tiempo de evolución) puedan operar causalmente en diferentes entidades clínicas cubiertas bajo el mismo espectro (35). En otras palabras, no es posible saber si el inicio temprano de la enfermedad supone un curso más maligno, o si el curso de la enfermedad se maligniza dependiendo del tiempo de evolución del trastorno. Esto podría aclararse con el diseño de estudios longitudinales que, aunque tienen claras fortalezas, plantean grandes dificultades técnicas y logísticas.

Un aspecto que se sugiere para estudios posteriores es evaluar otros factores asociados con el inicio temprano como, por ejemplo, la historia familiar (36).

Además de las limitaciones que se han mencionado previamente (diseño transversal, alta representación del subtipo paranoide, falta de muestreo proba-bilístico, medición de algunas variables bajo efecto de psicofármacos), se deben destacar los siguientes elementos.

La determinación de la edad de inicio está sujeta a un claro sesgo de información, ya que en muchos casos los síntomas pueden ser evidentes solo tiempo después de que empiece la enfermedad. Además, los pacientes con un curso más crónico podrían aportar datos menos confiables sobre el inicio de la enfermedad (esto puede generar un sesgo de información).

El hecho de que los pacientes estudiados sean los que acuden a un tratamiento intrahospitalario, no permite generalizar los resultados a todos los que presentan este espectro sintomático. Los resultados de este estudio deberían contrastarse con estudios en pacientes estables, no hospitali-zados, pues no se puede descartar que aquellos con cursos prolongados, pero que no han requerido hospitalización, tengan enfermedades con comportamiento más benigno.

En conclusión, los hallazgos del presente estudio apoyan la teoría de que el curso clínico de los trastornos del espectro esquizofrénico es diferente en hombres y en mujeres. Los hombres tienen un inicio más temprano y una progresión hacia los síntomas negativos más marcado que las mujeres. Por su lado, las mujeres tienden a presentar más frecuentemente cuadros de aparición tardía.


https://www.revistabiomedica.org/index.php/biomedica/article/view/423/1572
 
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Todos estamos hechos de luces y de sombras



Luces y sombras habitan en nuestro interior. Forman parte de lo que somos, de lo que no queremos ser y de lo que puede que seamos. Son la lucha entre lo que reconocemos, lo que evitamos, lo que admitimos y lo que ignoramos o no queremos ver. Y en este pequeño, pero costoso equilibrio, tratamos de pasar nuestros días sin que ninguna de las partes domine nuestra vida.


Cuando la verdad nos dice que el equilibrio entre lo que conocemos y lo que no admitimos es difícil de lograr. Para poder vivir con nosotros mismos tenemos que tomar una buena dosis de aceptación de la realidad: estamos hechos de luces y de sombras y por eso mismo habrá partes de nosotros que no querremos aceptar.




La aceptación de nuestras sombras puede implicar dolor pero también implica evolución, cambio y aceptación de nuestro yo. Implica, por lo tanto, conocerse a uno mismo y desarrollar una sana autoestima ante la vida. No todo son luces, ni las luces siempre iluminan nuestra vida, las luces en ocasiones nos ciegan el camino y las sombras puede que nos den las respuestas.


“No es posible despertar la conciencia sin dolor. La gente es capaz de hacer cualquier cosa, por absurda que parezca, para evitar enfrentarse a su propia alma. Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad”.
-Carl Jung-

¿Eres consciente de tus propias sombras?

Carl Jung definía a nuestras sombras como el conjunto de las frustraciones, experiencias vergonzosas, dolorosas, temores o inseguridades que se alojan en lo inconsciente. La sombra contiene todo lo negativo de la personalidad que el yo no está siempre en condiciones de asumir y que, por lo mismo, puede llegar a frenar la manifestación de nuestra auténtica forma de ser y de sentir.


La maldad, el egoísmo, la envidia, la cobardía, los celos, la avaricia y muchas de nuestras emociones y nuestros miedos son nuestras sombras. Muchas veces nos damos cuenta de ellas cuando nos llevan a conflictos con los demás. En otras ocasiones se expresan en sentimientos de culpa o hasta en depresiones inexplicables, reflejando una imagen en la que no nos reconocernos.




Incluso, somos capaces de proyectar estas sombras en los otros con tal de no asumir que estos sentimientos, juicios o ideas nos pertenecen. Estamos programados desde pequeños para esconder los fracasos, la desesperación y lo negativo de nuestras vidas. Así, solo por el hecho de ser humanos, guardamos sombras en nuestro interior, al igual que luz.


“Un hombre que no ha pasado el infierno de sus pasiones nunca las ha superado. Hasta donde podemos discernir, el único propósito de la existencia humana es encender una luz en la oscuridad del mero ser”
-Carl Jung-

¿Alguna vez te has cegado siguiendo tu propia luz?

Las luces que nos componen, que nos rodean y que nos iluminan desde el interior son todas aquellas cualidades, virtudes, emociones, comportamientos o deseos que nos gusta mostrar. Son las máscaras que con las que nos disfrazamos en cada ocasión como si fueran nuestra única y verdadera identidad.


Podemos elegir ser bromistas, inteligentes, comprensivos, sociables, tímidos o valientes, podemos elegir qué queremos mostrar ante el gran escenario social. Actualmente, las luces de nuestra personalidad las hacemos brillar más con el uso de las apariencias en las redes sociales. Vivimos una segunda vida en las que las sombras no solo se esconden, sino que hacemos como si no existieran. Esto que en un principio puede parecer una ventaja, una manera de protección ante las miserias de nuestra vida, en realidad se convierte en el epicentro de la expresión del narcisismo moderno.


Nos dejamos cegar por nuestras luces, nos obsesionamos tanto porque sean nuestro verdadero foco de expresión hacia el exterior, que dejamos de ser humanos para ser máquinas de sonrisas en las fotos que guardan grandes vacíos en el interior.

Por eso resulta tan importante conocer nuestras sombras, porque nos ayudan a mantener el equilibrio interior. Somos falibles, sentimos celos, envidia o culpa, pero también nos recomponemos. Somos humanos y aceptarlo viviendo la realidad y no una historia de cuento, nos ayudará a desarrollar un autoestima sana y a vivir una vida mejor y más plena. No niegues tus sombras, acéptalas; no te ciegues con las luces, busca tu equilibrio interior.

Por Lorena Vara González
https://twitter.com/intent/tweet?te...llosa.com/todos-estamos-hechos-luces-sombras/
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¿Cómo son las personas narcisistas? (Trastorno narcisista de personalidad)


Las personas narcisistas habitan en casi cualquier escenario de nuestra sociedad. Tienen el rostro de un directivo de empresa, de nuestra compañera de trabajo e incluso de ese alumno de secundaria que ya apunta maneras de bravucón y manipulador. Entre todo ese espectro de perfiles y comportamientos, los más extremos evidencian un trastorno narcisista de la personalidad.


La influencia de la mitología griega en la psicología como sabemos, es inmensa. Así, una de esas referencias más conocidas es sin duda la del mito de Narciso, el cual, dio nombre a este perfil de personalidad y a la etiqueta clínica que lo describe. Recordemos la historia: Narciso era un joven de inigualable belleza que rechazaba a todas las doncellas que se enamoraban de él. Al final, fue castigado por los dioses: se acabó enamorando de su propia imagen. Incapaz de dejar de observar su reflejo, se arrojó al agua y murió convirtiéndose en la bella flor que lleva su nombre.

Narcisismo patológico y problemas de adaptación

El trastorno narcisista de la personalidad es una manifestación extrema y patológica de lo que todos conocemos como narcisismo. Estamos por tanto ante una realidad que solo puede ser diagnosticada por un profesional de salud mental. Asimismo, y en referencia a la pregunta antes planteada, cabe decir que esta condición como tal afecta a poco más del 2% de la población. Hablamos por tanto de un perfil con problemas de adaptación y funcionamiento para su vida cotidiana.


  • Las personas narcisistas están convencidas de que son superiores a los demás. Se hallan a su parecer, en ese pedestal de completa irrealidad, donde procederá a compararse con el resto de forma sistemática para ponerlos a todos por debajo de sí mismas.
  • Asimismo, transmiten una idea de su propia persona desproporcionadamente positiva, sobrestimando sus habilidades y éxitos. Además, necesitan constante admiración y aprobación por parte de los demás, hacia los que muestran escasa o nula empatía. Esa falta de vinculación afectiva hacia quienes le envuelven es uno de los rasgos más evidentes.

Criterios diagnósticos

¿Cómo saber si estamos ante una de estas personas narcisistas? El DSM V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) establece un criterio diagnóstico donde deben darse la siguientes señales:


  • Tienen un sentido desproporcionado de grandiosidad.
  • Presenta unas fantasías exageradas de éxito, poder, belleza o amor imaginarios.
  • Cree que es “especial” y que solo puede ser comprendido o relacionarse con otras personas que son especiales o de alto estatus.
  • Exige una admiración excesiva.
  • Es pretencioso, espera tratos de favor o que sus expectativas se cumplan de forma automática.
  • Explota a los demás en sus relaciones, no duda en manipular para alcanzar sus metas.
  • Carece de empatía: no reconoce o no se identifica con los sentimientos y necesidades de los demás.
  • A menudo envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él.
  • Presenta comportamientos y actitudes arrogantes y soberbias.




De algún modo, algo que nos da a entender la fuente originaria de este mito, es que el amor desproporcionado hacia uno mismo no puede tener un buen final. El trastorno narcisista de la personalidad conforma una categoría psicológica que describe una serie de conductas disfuncionales que es necesario conocer. Rasgos, comportamientos y dinámicas que no siempre percibimos de forma tan evidente.


“El egoísmo no es amor propio, sino una pasión desordenada por uno mismo”.


-Aristóteles-


Características de las persona narcisistas

Todas las personas tenemos nuestros propia y singular forma de ser. Es más, si consultáramos algún manual de psiquiatría veríamos que disponemos de algunas características en común con ciertos trastornos de personalidad. Tanto es así, que es habitual hacer un uso a menudo excesivo del término narcisista para describir a los parientes difíciles, a los políticos, a los vecinos incómodos e incluso a los Millennials. Ahora bien ¿Está el narcisismo tan extendido en la población? ¿Hay tantas personas narcisistas como parece?


En primer lugar es importante diferenciar ese pequeño ápice de “narcisismo” que todos podríamos tener y que se asociaría más bien al amor propio, de ese otro comportamiento más extremo y que evidencia el desarrollo de un trastorno. Veamos por tanto qué características suele distinguir al narcisista auténtico.

Todas estas dinámicas se traducen en una clara dificultad para establecer relaciones saludables, dada su falta de empatía y elevado egocentrismo.


“Ser bueno solamente consigo mismo es ser bueno para nada”.


-Voltaire-


La baja autoestima en las personas narcisistas (y algo más)

Sabemos ya que el narcisismo entra dentro de un espectro, en el que el trastorno se sitúa sin duda en el lado más extremo. Ahora bien, la pregunta que nos podemos hacer a continuación es la siguiente: ¿qué hay detrás de las personas narcisistas? ¿dónde estaría el origen de esta condición clínica?


Son muchas las voces que nos dicen que tras este comportamiento que subyace al narcisismo hay una baja autoestima; de ahí que necesiten la valoración constante y que no sean capaces de aceptar las críticas.


Sin embargo, podemos ir un poco más allá y hablar de una nueva explicación. El doctor Steven Huprich, presidente de la Sociedad Internacional para el Estudio de los Trastornos de la Personalidad y profesor de la Universidad de Detroit, nos habla de una depresión encubierta.


Las personas narcisistas tienen la obsesiva necesidad de que su grandeza sea verificada por el mundo que les rodea. Cuando no la perciben, manifiestan ira e incluso agresividad. Son reacciones defensivas que a menudo, trazan la línea de una depresión.

Por otro lado, es interesante saber que Huprich ha desarrollado un concepto que se ajusta a la perfección a este tipo de perfil. Se trata de la autoestima maligna. Es decir, evidencian toda una constelación de comportamientos que orbitan entre la personalidad autodestructiva, el masoquismo y la depresión.


A falta de nuevas conclusiones en esta línea de trabajo, nos quedaremos sin duda con esta interesante idea. Hasta el momento, tendremos en cuenta el mito de Narciso: el amor excesivo hacia uno mismo no suele traer buenas consecuencias.


¿Crees que conoces a alguna persona narcisista? ¿Alguna vez has tenido una relación con una persona así?

Por Cristina Seva de los Ríos
 
Más allá de lo que ves: trastornos de la personalidad

En ocasiones las conductas de los demás nos dejan desconcertados, ya que resultan totalmente incomprensibles desde nuestra perspectiva. Por eso quizás en muchas ocasiones te hayas preguntado el porqué de la personalidad de aquellos que tienes a tu alrededor sin haber podido encontrar respuestas. Quizás sufran algún tipo de trastornos de la personalidad.


Debemos saber que nuestra personalidad no es una roca sólida y perfectamente tallada, sino que a veces en ella se distinguen distintas profundidades y grietas. Sin embargo, a veces esas grietas pueden ser tan profundas que llegan a rompernos y convertirse en lo más característico de una estructura concreta. Lo mismo sucede con la personalidad.




Determinadas características, en ocasiones perturbadoras, pueden presentarse en una persona no como excepción, sino como un patrón habitual de comportamiento: esto es lo que conocemos como Trastornos de la personalidad.


¿Qué son los trastornos de la personalidad?

Un trastorno de personalidad es un patrón de comportamiento habitual en una persona que se hace evidente a finales de la adolescencia y principio de la edad adulta. Esta forma de comportarse suele alterar frecuentemente y con gran evidencia las relaciones con los demás.


Lo que observamos en los trastornos de personalidad es que una determinada característica se vuelve totalmente central en el comportamiento de una persona. Así, por ejemplo, todos podemos querer ser el centro de atención en determinadas situaciones, pero existen personas que NO son capaces de actuar sin que sea de esta forma, de un modo u otro.


Algunos de los distintos trastornos de la personalidad que más rechazo provocan

Teniendo en cuenta que determinados rasgos desadaptativos pueden convertirse en la forma habitual de comportarse de una persona, en diversas situaciones y de forma estable a lo largo del tiempo, vamos a explicar cuáles son los trastornos de la personalidad que se presentan en la población y que más malestar generan a su alrededor:


Trastorno narcisista de personalidad

Las personas que padecen este trastorno se caracterizan por presentar un patrón general de grandiosidad y una necesidad de admiración por parte de los demás. Tienen un alto sentido de autoimportancia, están preocupados por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginarios.


Los narcisistas suelen presentar actitudes arrogantes, carecer de empatía y utilizar las relaciones como un medio para obtener sus fines.Se consideran “especiales y únicos”, pretenciosos, explotadores y suelen presentar frecuentemente envidia

Trastorno paranoide de la personalidad

Las personas que sufren de este trastorno se caracterizan por una desconfianza o suspicacia hacia el entorno, de forma que las intenciones de los demás son interpretadas como maliciosas. Piensan continuamente que su entorno conspira contra ellos o que están recibiendo acusaciones e insultos infundados por parte de ciertas personas. Los conocemos porque envuelven nuestras intenciones de sospecha y desconfianza.


Están obsesionados con la lealtad, guardan sospechas de que los demás los van a traicionar en cualquier momento y que la información que el entorno posee de su vida va a ser utilizada en su contra

Todo esto les lleva a tener reticencias a la hora de establecer intimidad u ofrecer su confianza. Es más, si cree que lo traicionan guarda rencor durante mucho tiempo, con continuas referencias a los agravios que haya podido recibir. No es extraño que esto se muestre con mayor virulencia hacia la pareja, creyendo constantemente que le está siendo infiel.

Trastorno límite de la personalidad o borderline

En este trastorno de la personalidad se observa un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales y en su autoimagen, así como una notable impulsividad, que comienza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos. Suelen hacer culpables a los demás de su malestar.




Se dice borderline porque estas personas están en el borde del neuroticismo extremo que puede derivar en un episodio psicótico en algunas situaciones

Junto a la depresión, este trastorno parece ser el que más crece dentro de la población y es por ello que lo explicaremos con más detenimiento. Las personas que sufren este trastorno se caracterizan por tener un patrón inestable de relaciones con los demás, todo parece ser negativo o positivo, sin posibilidad de ser analizado de forma “templada”.


Lo más conflictivo en la personalidad límite es la regulación de las emociones. La terapia estará enfocada a que la persona sea capaz de validarse a sí misma y que sea capaz de modular sus emociones, aceptándolas y regulándolas

Muchas teorías, como la de la Mentalización de Anthony Bateman y Peter Fonagy nos dicen que en estas personas existe una incapacidad para entenderse a uno mismo y a los demás en términos subjetivos. Es decir, estas personas convierten su angustia directamente en un acto, sin pasar por un filtro mental.


Su malestar, al no poder ser entendido de forma racional, se materializa en actos compulsivos: de ahí las autolesiones y la gran probabilidad de su***dio que existe en este trastorno respecto a otros. Otras de las terapias más famosas para este trastorno ha sido la Terapia Dialéctica Conductual de Marsha M. Linehan.


Ella misma padecía este tipo de trastornos de la personalidad y desarrolló en su teoría la idea de que existe una predisposición biológica pero son los hechos del entorno los que desencadenan que el “brote”. Algunas películas que exploran este trastorno son " Inocencia interrumpida" o la española “La herida”.

Trastorno dependiente de la personalidad

Este tipo de trastornos de la personalidad se engloba dentro de los trastornos de personalidad de tipo temeroso o ansioso. Las personas que manifiestan este trastorno se caracterizan por presentar un patrón de comportamiento en el que se observa una necesidad general y excesiva de que se ocupen de uno, lo que ocasiona un comportamiento de sumisión, dependencia y temores de separación.


Las personas dependientes temen tomar decisiones por ellos mismos y necesitan de reaseguración y reafirmación por parte de los demás

Las personas dependientes suelen buscar pareja de forma desesperada pese a no sentir una implicación emocional verdadera, simplemente por el hecho de evitar la sensación de desamparo de sentirse solos. A veces, si se sienten abandonados, intentan llamar la atención sobrepasando ciertos límites y buscando la culpabilidad ajena.

Trastorno histriónico de la personalidad

Las personas con este trastorno presentan un patrón general de excesiva emotividad y una búsqueda de atención. Se muestran seductoras, dramáticas y entusiastas en su afán por conseguirlo.Estas conductas están relacionadas con el egocentrismo y la incapacidad en asumir cierto malestar en sus relaciones sociales.


Las personas histriónicas se caracterizan por querer ser el centro de atención a toda costa. Ya sea con aires de grandiosidad o excesivo victimismo

Aparentemente tienen buenas habilidades sociales pero su excesivo dramatismo y teatralidad suele erosionar las relaciones que mantiene con los demás. No toleran bien la frustración y cualquier abandono o gesto de indiferencia hacia ellos puede tomarse como una ofensa intolerable, causándoles un profundo malestar.

Por Cristina Roda Rivera
 
El camino a la felicidad

Asociarla con alegrías o bienes materiales nos la aleja todavía más. Es una trampa que nos impide disfrutar del camino de la vida con serenidad.

¿Existe la felicidad? ¿Es un mito, una abstracción o algo que efectivamente se puede alcanzar? Y si es posible conquistar la felicidad, ¿alcanzarla de qué depende? ¿De lo que cada uno haga? ¿De las circunstancias que nos rodean? ¿O de lo que el azar acerque a nuestra vida?

Por alguna razón, quizá previsible, el tema de la felicidad estuvo durante muchos años ausente de los textos de casi todos los maestros de la psicología y de la filosofía. Es evidente que no se debía a que fueran solo unos pocos los interesados en ser felices; más bien parecía que casi todos (filósofos y terapeutas incluidos) coincidían en que no había nada que agregar a lo que el sentido común informaba. A partir de esa premisa (falsa, por cierto), tocar oficialmente el tema era una garantía de necedad y de poca profundidad.

¿Cuál es el camino que nos lleva hacia la felicidad?
Afortunadamente, en la última década el tema se ha vuelto nuevamente básico para todos los que estudiamos con fines prácticos y positivos la condición humana. A nosotros nos importa saber qué es la felicidad, y a los que nos escuchan y leen les importa saber más sobre cómo conseguirla.

La felicidad se asocia con placer, con posesiones materiales... Pero conocemos a gente que posee mucho dinero y no es feliz

También con alegría, con risas, con confort y con lujos; y por eso muchas personas en el mundo, persiguiendo el supremo bienestar, luchan cada día y se esfuerzan por acumular la mayor cantidad posible de todo, creyendo que así conseguirán ser felices.

Y, sin embargo, conocemos a gente que posee más dinero del que podríamos soñar, una vida envidiable y posesiones que quisiéramos que por lo menos compartieran con nosotros, pero que muchas veces declara que no es feliz.

Entre estas personas existen también los suicidios, las enfermedades psicosomáticas, la depresión y, también y sobre todo, la drogadicción, el abandono de sí mismos y las rupturas familiares.

En la Grecia antigua, la pelea de la época se planteaba ya en términos extremos:

  • ¿Era la felicidad patrimonio exclusivo de aquellos capaces de enfrentarse a su destino con vocación de sacrificio y fortaleza para soportar el sufrimiento inevitable, como defendían los estoicos?
  • ¿O bien la felicidad era propiedad de aquellos que, siguiendo a Epicuro, vivían en las bacanales, disfrutando de todos los placeres terrenales y en un festejo casi permanente, dándose el permiso de vivir como los dioses, como su maestro pregonaba?
La felicidad es algo muy tangible
Comencemos aquí por establecer un punto para mí incuestionable, aunque está lejos de ser universalmente aceptado:

La felicidad es un hecho, algo real, posible y asequible, y no un horizonte inalcanzable ni una referencia virtual... siempre y cuando seamos capaces de abandonar a priori la asociación irremediable que hacemos de ella con el placer, la risa, la alegría o el jolgorio. Y digo más:

La felicidad es factible siempre y cuando no esté forzosamente sujeta a lo que nos está pasando en este momento

Partiendo de esto, podemos y debemos trabajar en sincronía con nuestro deseo de ser felices, vaciándonos de tabúes y de prohibiciones, tanto reales como imaginarios, tanto externos como internos. Debemos ocuparnos de desarmar las trampas que aprendimos a ponernos.

También hemos de dejar atrás, si es posible en el olvido, los hábitos malsanos que no nos dejan disfrutar de la vida y que impiden que seamos todo lo felices que podemos y que merecemos. Me gusta pensar en la felicidad como una conjunción de dos factores:

  1. La elección comprometida de un camino.
  2. Una forma determinada de recorrerlo.
Y poco más... Seguramente por eso discuto con los que piensan en ella como un lugar de llegada o como un logro personal.

La felicidad no está tanto en el éxito de haber alcanzado el objetivo que me impuse, como en el hecho de haber disfrutado del recorrido

Hasta podría decir que para mí, al menos esa sensación placentera, está actualmente más ligada a la serenidad que al goce. Si no fuera así, bastaría con imitar al estúpido señor que compra un par de zapatos dos números más pequeños que el tamaño de sus pies y se relame pensando en lo feliz que será cuando llegue a su casa y, por fin, sienta en solitario el placer de quitárselos.

Por Jorge Bucay
 
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