Autoestima y otros temas de psicología

Las principales teorías de la personalidad


Un repaso a las teorías de la personalidad más relevantes de la historia de la Psicología.

La personalidad, entendida como el conjunto relativamente estable de tendencias y patrones de pensamiento, procesamiento de la información y comportamiento que cada uno de nosotros manifiesta a lo larga de la vida y a través del tiempo y de las diferentes situaciones, es uno de los principales aspectos que se han estudiado y analizado por parte de la Psicología. Diferentes corrientes y autores han establecido diferentes teorías y modelos de personalidad.

A continuación se explican brevemente algunas de las principales teorías de la personalidad, las cuales parten de distintos enfoques como el internalista, el situacionista y el interaccionista o el correlacional, el experimental o el clínico.

Las teorías de la personalidad más importantes de la Psicología
Estas son las aportaciones al estudio de la personalidad que tradicionalmente han tenido más peso a lo largo de la historia de la Psicología. Sin embargo, no todas siguen vigentes hoy.

1. Teoría de la personalidad de Freud
La corriente psicodinámica ha aportado diversas teorías y modelos de personalidad, siendo las más conocidas las del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud. Para él, el comportamiento y la personalidad están vinculadas a la existencia de impulsos que necesitamos llevar a la práctica y el conflicto que supone esta necesidad y la limitación que la realidad supone para su cumplimiento. Se trata de un modelo clínico e internalista.

En su primera tópica, Freud proponía que la psique humana estaba estructurada en tres sistemas, uno inconsciente regido por la búsqueda de la reducción de tensiones y funciona a través del principio de placer, uno consciente que es regido por la percepción del mundo exterior y la lógica y el principio de realidad y un preconsciente en el que los contenidos inconscientes pueden hacerse conscientes y viceversa.

En la segunda tópica Freud determina una segunda gran estructura de la personalidad compatible con la anterior, en el que la psique está configurada por tres instancias psíquicas, el Id o Ello, el Yo y el Superyó. El Ello es nuestra parte más instintiva, que rige y dirige la energía interna en forma de impulsos y de la cual parten todas las demás estructuras.

El Yo sería el resultado de la confrontación de los impulsos y pulsiones con la realidad, siendo una estructura mediadora y en continuo conflicto que emplea diferentes mecanismos para sublimar o redirigir las energías provenientes de los impulsos. Por último, la tercera instancia es el Superyó o la parte de la personalidad que viene dada por la sociedad y que tiene como principal función juzgar y censurar las conductas y deseos que no son socialmente aceptables.

La personalidad se va construyendo a lo largo del desarrollo, en diferentes fases, en base a los conflictos existentes entre las diferentes instancias y estructuras y los mecanismos de defensa aplicados para intentar resolverlos.

2. Teoría de la personalidad de Jung
Además de Freud, otros muchos componentes de la corriente psicodinámica han propuesto sus propias estructuras de personalidad. Por ejemplo, Carl Jung proponía que la personalidad estaba configurada por la persona o parte de nuestra personalidad que sirve para adaptarse al medio y que se relaciona con lo que los demás pueden observar y la sombra o la parte en que se incluyen aquellas partes del Yo que no resultan admisibles para el propio sujeto.

Asimismo a partir de los arquetipos adquiridos por el inconsciente colectivo y los diferentes complejos que adoptamos en nuestro desarrollo hacia la identidad se van generando diferentes tipos de personalidad en función de que las inquietudes se dirijan hacia el interior o exterior, si son más sensitivos o intuitivos y si tienden a centrarse más en pensamiento o sentimiento, siendo pensar, sentir, intuir y percibir las principales funciones psicológicas.

3. Teoría fenomenológica de Carl Rogers
Desde una perspectiva humanista-fenomenológica de enfoque clínico, Carl Rogers propone que cada persona tiene su campo fenomenológico o manera de ver el mundo, dependiendo la conducta de dicha percepción.

La personalidad se deriva del autoconcepto o simbolización de la experiencia de la propia existencia, la cual surge de la integración de la tendencia a la actualización o tendencia a mejorarse a sí mismo con las necesidades de sentir amor por parte del entorno y de autoestima derivada del contraste entre su conducta y la consideración o respuesta que reciba esta por por parte del entorno. Si existen contradicciones, se emplearán medidas defensivas tales con las que ocultar dicha incongruencia.

4. Teoría de los constructos personales de Kelly
Como ejemplo de teoría de la personalidad derivada del cognitivismo y el constructivismo podemos encontrar la teoría de los constructos personales de Kelly, de enfoque también clínico. Para este autor cada persona tiene su propia representación mental de la realidad y actúa de manera científica intentando dar una explicación a lo que le rodea.

Se considera que la personalidad se constituye como un sistema jerarquizado de constructos personales dicotómicos que tienen influencia entre sí, los cuales forman una red con elementos nucleares y periféricos mediante los cuales intentamos dar respuesta y hacer predicciones de futuro. Lo que motiva la conducta y la creación del sistema de constructos es el intento de controlar el medio gracias a la capacidad de predicción derivada de ellos y a la mejora de dicho modelo predictivo mediante la experiencia.

5. Teoría de la personalidad ideográfica de Allport
Allport considera que cada individuo es único en el sentido de que tiene una integración de las diferentes características distinta del resto de personas (se basa en lo ideográfico, en lo que nos hace únicos), así como que somos entes activos que nos enfocamos hacia el cumplimiento de metas.

Se trata de uno de los autores que considera que la personalidad que trabaja la personalidad a partir de elementos estructurales y estables, los rasgos. Para él, intentamos que nuestro comportamiento sea consistente y actuamos de tal manera que creamos un sistema a partir del cual podemos hacer equivalentes diferentes conjuntos de estímulos, de manera que podemos responder de forma parecida a distintas estimulaciones.

Así, elaboramos maneras de actuar o expresar la conducta que nos permiten adaptarnos al medio. Estos rasgos tienen diferente importancia en función de la influencia que tengan en nuestra conducta, pudiendo ser cardinales, centrales o secundarios.

El conjunto de rasgos se integraría en el propium o sí mismo, el cual se deriva de la autopercepción y autoconciencia generadas y compuestas por de la experiencia de identidad, percepción la corporalidad, los intereses y la autoestima, la racionalidad y la intencionalidad.

6. Teoría de la personalidad de Cattell
La teoría de la personalidad de Raymond Cattell es una de las más famosas y reconocidas teorías factoriales de la personalidad. Estructuralista, correlacional e internalista al igual que Allport y partiendo del análisis del léxico, considera que la personalidad puede entenderse como función de un conjunto de rasgos, los cuales se entienden como la tendencia a reaccionar de determinada manera a la realidad.

Estos rasgos pueden dividirse en temperamentales (los elementos que nos indican cómo se actúa), dinámicos (la motivación de la conducta o actitud) o aptitudinales (las habilidades del sujeto para llevar a cabo la conducta).

Los más relevantes son los temperamentales, de los cuales Cattell extraería los dieciséis factores primarios de la personalidad que se miden en el 16 PF (que harían referencia a afectividad, inteligencia, estabilidad del yo, dominancia, impulsividad, atrevimiento, sensibilidad, suspicacia, convencionalismo, imaginación, astucia, rebeldía, autosuficiencia, aprehensión, autocontrol y tensión).

La dinámica de la personalidad también depende de la motivación, encontrando diferentes componentes en forma de rasgos dinámicos o actitudes entre los que se encuentran los ergios (forma de actuar ante estimulaciones concretas como el s*x* o la agresión) y los sentimientos.

7. Teoría de la personalidad de Eysenck
Desde una posición internalista y factorial centrada en lo biológico, Eysenck genera una de las hipótesis explicativas de la personalidad más importantes desde un enfoque correlacional. Este autor genera el modelo PEN, el cual propone que las diferencias de personalidad se basan en elementos biológicos que permiten procesos como la motivación o la emoción.

La personalidad es una estructura relativamente estable del carácter, el intelecto, el temperamento y el físico, aportando respectivamente cada uno de ellos la voluntad, la inteligencia, la emoción y los elementos biológicos que los permiten.

Eysenck encuentra y aísla tres factores principales en los cuales pueden agruparse todos los demás, siendo estos el psicoticismo o tendencia a actuar con dureza, el neuroticismo o estabilidad emocional y la extraversión/introversión o focalización en el mundo exterior o interior.

El autor consideraría que el nivel de extraversión dependía de la activación del sistema de activación reticular ascendente o SARA, el neuroticismo del sístema límbico y el psicoticismo, si bien no se ha identificado un correlato claro, tiende a vincularse al nivel de andrógenos o la relación entre dopamina y serotonina.

Los tres factores del modelo PEN integran los diferentes rasgos de personalidad y permiten que el organismo reaccione de determinadas maneras a la estimulación ambiental a partir de respuestas conductuales más o menos específicas y frecuentes.

8. Teoría del Big Five de Costa y McCrae
Otra de las grandes teorías factoriales y basadas en un enfoque léxico (partiendo de la idea de que los términos con los que explicamos nuestro comportamiento permiten tras un análisis factorial establecer la existencia de agrupaciones de características o rasgos de personalidad), el Big Five o teoría de los cinco grandes de Costa y McCrae es uno de los modelos de personalidad más extendidos.

Mediante el análisis factorial este modelo indica la existencia de cinco grandes factores de personalidad que todos tenemos en mayor o menor grado. Se trata del neuroticismo o ajuste emocional, la extraversión como cantidad e intensidad de relaciones personales, la cordialidad como las cualidades vertidas en la interacción, la responsabilidad o toma de conciencia, organización, control y motivación hacia las metas y la apertura a la experiencia o interés en experimentar.

Cada uno de dichos grandes factores se compone de rasgos o facetas. Los diferentes rasgos están relacionados entre sí, y en conjunto dan cuenta de la manera de percibir el mundo y reaccionar ante él.

9. El modelo BIS Y BAS de Gray
Gray propone un modelo factorial y de carácter biológico en el que considera que existen dos dimensiones que permiten elementos como la emoción y el aprendizaje, partiendo de la combinación de los factores extraversión y neuroticismo de Eysenck.

En este caso, se propone que la ansiedad, como combinación entre introversión y neuroticismo, actuaría como mecanismo inhibidor de la conducta (BIS o Behaviour Inhibition System), mientras que la impulsividad (que equivaldría a una combinación entre extraversión y neuroticismo) actuaría como mecanismo de aproximación y motivación a la acción (BAS o Behaviour Approximation System). Ambos sistemas actuarían en conjunto para regular nuestra conducta.

10. Modelo de Cloninger
Este modelo contempla la existencia de elementos temperamentales, siendo estos la evitación del dolor, la dependencia a la recompensa, la búsqueda de novedades y la persistencia. Estos elementos de carácter biológico y adquirido darían cuenta del patrón conductual que aplicamos en nuestra vida, y dependen en gran medida del equilibrio neuroquímico del cerebro en lo que se refiere a los neurotransmisores.

También incorpora elementos del carácter que ayudan a situar al propio yo en en la realidad, siendo estos la cooperación como comportamiento social, la autodirección o autonomía y la autotrascendencia como elemento que nos integra y nos da un papel en el mundo.

11. Teoría del aprendizaje social de Rotter
Este autor considera que el patrón de conducta que empleamos habitualmente es un elemento derivado del aprendizaje y la interacción social. Considera al ser humano un elemento activo y utiliza un enfoque cercano al conductismo. Actuamos en base a la existencia de necesidades y de la visualización y valoración tanto de éstas como de las posibles conductas que hemos aprendido a llevar a cabo. Aunque cercano al interaccionismo, se sitúa en una perspectiva situacionista

El potencial de conducta es la probabilidad de realizar determinada conducta en una situación concreta. Este potencial depende de elementos como las expectativas (tanto de la capacidad de influir en los resultados como en el propio resultado y la posible obtención de beneficios tras la conducta) y la consideración o valor otorgado a las consecuencias de realizar la conducta en cuestión, así como de la manera en que la persona procesa y valora la situación (conocida como situación psicológica).

12. El enfoque interaccionista
A lo largo de la historia han sido muchos los autores que han una de dos posturas: que la personalidad es algo innato o bien que se deriva del aprendizaje. Sin embargo existe una tercera opción, defendida por autores como Mischel, en la que la personalidad es formada por la interacción entre elementos innatos y los fenómenos que vivimos.

Esta postura explora las características de personalidad a través del estudio de la existencia de consistencia de la conducta a través de las situaciones, la estabilidad temporal y la validez predictiva de los rasgos. Las conclusiones indicaron que deberían emplearse otro tipo de categorizaciones diferentes de los rasgos, pues estos no reflejan un modelo predictivo totalmente válido al ser de carácter más innatista. Defiende que resulta más eficiente hablar de competencias, valores, expectativas, constructos y autocontrol.

Otros autores como Allen reflejan que la consistencia puede variar según la persona, así como los valores principales y los aspectos que mejor predicen la conducta. De este modo, los rasgos sí serían consistentes pero solo si se tienen en cuenta aquellos que resultan más relevantes para cada persona.

Por Oscar Castillero
 
Los 16 trastornos mentales más comunes

¿Cuáles son las afectaciones psicológicas más frecuentes?


Los trastornos mentales son diagnosticados de manera habitual en nuestros días, y todo el mundo conoce en menor o mayor medida lo que significa depresión, trastorno de ansiedad, bulimia, etcétera. Sin embargo, algunos son más frecuentes que otros, lo cual hace que aquellos que están más extendidos merezcan un grado extra de atención.

Las psicopatologías afectan a gran cantidad de personas. De hecho, los expertos aseguran que una de cada tres personas sufren o sufrirán algún tipo de trastorno mental durante su vida.


Los trastornos mentales que afectan a más personas

Pero, ¿cuáles son los los trastornos más comunes? ¿Cuáles son aquellos trastornos que afectan a una mayor cantidad de personas?


A continuación os presento una breve explicación de los trastornos mentales más frecuentes.


1. Trastornos de Ansiedad

La ansiedad es una reacción normal de las personas ante situaciones de estrés e incertidumbre. Ahora bien, un trastorno de ansiedad se diagnostica cuando varios síntomas ansiosos provocan angustia o algún grado de deterioro funcional en la vida del individuo que lo sufre. A una persona con un trastorno de ansiedad le puede resultar difícil funcionar en distintas áreas de su vida: relaciones sociales y familiares, el trabajo, la escuela, etc. Existen distintos tipos de trastornos de ansiedad:


1.1. Ataque de pánico

Un ataque de pánico es la aparición intensa y repentina de temor o terror, a menudo asociada a sentimientos de muerte inminente. Los síntomas incluyen falta de aire, palpitaciones, dolor en el pecho y malestar.


1.2. Trastornos fóbicos

Muchas personas admiten que sienten miedo a las serpientes o las arañas, pero pueden tolerar ese miedo. Los individuos que padecen una fobia, por el contrario, no son capaces de tolerar ese miedo. Éstos experimentan un miedo irracional cuando se encuentran frente a al estímulo fóbico, ya sea un objeto, un animal o una situación, y esto suele acabar en un comportamiento de evitación.


Hay distintos estímulos fóbicos que desencadenan este miedo irracional: volar con un avión, conducir un vehículo, los ascensores, los payasos, los dentistas, la sangre, las tormentas, etc. Algunos de los más habituales son:


1.2.1. Fobia Social

La fobia social es un trastorno de ansiedad muy habitual, y no debe confundirse con la timidez. Es un fuerte miedo irracional hacia situaciones de interacción social, pues la persona que padece este trastorno siente ansiedad extrema al ser juzgado por otros, al ser el centro de atención, por la idea de ser criticado o humillado por otros individuos e, incluso, al hablar por teléfono con otras personas. Por tanto, es incapaz de realizar presentaciones en público, comer en restaurantes o delante de alguien, ir a eventos sociales, conocer gente nueva...


1.2.2. Agorafobia

La agorafobia, de manera habitual, suele definirse miedo irracional a los espacios abiertos, como las grandes avenidas, los parques o los entornos naturales. Pero esta definición no es del todo cierta. El estímulo fóbico no son los parques o las grandes avenidas, sino la situación de tener un ataque de ansiedad en estos lugares, donde puede ser difícil o vergonzoso escapar, o donde no es posible el recibir ayuda.


1.3. Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT)

El Trastorno por Estrés Postraumático se manifiesta cuando la persona ha sido expuesta a una situación traumática que le ha provocado al individuo una experiencia psicológica estresante, lo que puede ser incapacitante. Los síntomas incluyen: pesadillas, sentimiento de ira, irritabilidad o fatiga emocional, desapego hacia los demás, etc., cuando la persona revive el hecho traumático.


De manera frecuente, la persona intentará evitar las situaciones o actividades que le traen recuerdos del evento que provocó el trauma.


1.4. Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC)

El Trastorno Obsesivo-Compulsivo TOC es una condición en la cual el individuo experimenta pensamientos, ideas o imágenes intrusivas. Es un trastorno de la ansiedad, y por lo tanto se caracteriza por estar asociado a sensación de temor, angustia y estrés continuado de tal forma que supone un problema para el día a día y repercute negativamente sobre la calidad de vida de la persona.


Los pensamientos que causan malestar (obsesiones), provocan que la persona realice ciertos rituales o acciones (compulsiones) para reducir la ansiedad y sentirse mejor.


Las obsesiones incluyen: miedo a contaminarse, sentimientos de duda (por ejemplo, ¿habré apagado el gas?), pensamientos de hacer daño a alguien, pensamientos que van en contra de las creencias religiosas de la persona, entre otros. Las compulsiones incluyen: comprobaciones, contar, lavarse, organizar repetidamente las cosas, etcétera.


1.5. Trastorno de Ansiedad Generalizada

Preocuparse de vez en cuando es un comportamiento normal, pero cuando preocuparse y sentir ansiedad de manera continuada afecta e interfiere en la normalidad de la vida de un individuo es posible que esa persona sufra el Trastorno de Ansiedad Generalizada.


Por tanto, el trastorno se caracteriza por preocupación y ansiedad crónica. Es como si siempre hubiera algo de lo que preocuparse: problemas en los estudios, el trabajo, o la relación de pareja, tener un accidente al salir de casa, etcétera. Algunos de los síntomas son: náusea, fatiga, tensión muscular, problemas de concentración, problemas de sueño, y más.


2. Trastornos del Estado de Ánimo

Existen distintos tipos de trastornos del estado de ánimo o trastornos afectivos y, como su nombre indica, su principal característica subyacente sería una alteración del estado de ánimo del individuo. Los más habituales son los siguientes:


2.1. Trastorno Bipolar

El trastono bipolar puede afectar a cómo se siente una persona, piensa y actúa. Se caracteriza por cambios exagerados en el estado de ánimo, desde manía a la depresión mayor. Por tanto, va más allá de los simples cambios de humor, es decir, la inestabilidad emocional: de hecho, afecta a muchos ámbitos de la vida, y además de ser uno de los trastornos más comunes es frecuente que se dé junto a la obesidad. Los ciclos del trastorno bipolar duran días, semanas o meses, y perjudican seriamente al trabajo y las relaciones sociales de la persona que lo sufre.


El trastorno bipolar raramente puede tratarse sin medicación, pues es necesario estabilizar el estado de ánimo del paciente. Durante los episodios de manía, la persona puede incluso dejar su trabajo, aumentar sus deudas, y sentirse lleno de energía a pesar de dormir solamente dos horas al día. Durante los episodios depresivos, la misma persona puede incluso no salir de la cama. Existen distintos tipos de trastorno bipolar, y, además, existe una versión leve de este trastorno, llamado ciclotimia.


2.2. Trastorno Depresivo

Muchas personas se sienten deprimidas en algún momento de sus vidas. Los sentimientos de desaliento, frustración e incluso la desesperación, son normales ante una decepción y pueden durar varios días antes de desaparecer de manera gradual. Ahora bien, para algunas personas, estos sentimientos pueden durar meses y años, provocando problemas serios en su día a día.


La depresión es una psicopatología seria y debilitante, y afecta a cómo un individuo se siente, piensa y actúa. Puede provocar síntomas tanto físicos como psicológicos. Por ejemplo: problemas de ingesta, problemas de sueño, malestar, fatiga, etc.


Para saber más sobre los tipos de depresión puedes visitar nuestro artículo:


3. Trastornos de la Conducta Alimentaria

Existen distintos tipos de trastornos de la alimentación. Los más comunes son los que siguen:


3.1. Anorexia Nerviosa

La aronorexia se caracteriza por una obsesión por controlar la cantidad de comida que se consume. Uno de sus síntomas más característicos es la distorsión de la imagen corporal. Las personas que sufren anorexia restringen la ingesta de alimentos haciendo dieta, ayuno e incluso ejercicio físico excesivo. Casi no comen, y lo poco que ingieren les provoca un intenso sentimiento de malestar.


3.2. Bulimia Nerviosa

La bulimia es un trastorno de la conducta alimentaria que se caracteriza por pautas de alimentación anómalas, con episodios de ingesta masiva de alimentos seguidos por maniobras que buscan eliminar esas calorías (inducirse al vómito, consumir laxantes, etc.). Tras estos episodios, lo habitual es que el sujeto se sienta triste, de mal humor y tenga sentimientos de autocompasión.


La bulimia nerviosa, además de ser uno de los trastornos más comunes, está asociado a alteraciones en el cerebro. Entre ellas se encuentra la degradación de la materia blanca (que es por donde pasan los gruesos conjuntos de axones neuronales) en la corona radiata, que está relacionada entre otras cosas al procesamiento de los sabores.


3.3. Trastorno por Atracón

El trastorno por atracón es un trastorno grave en el que el individuo que lo sufre consume con frecuencia grandes cantidades de comida y siente que ha perdido el control durante el atracón. Después de la sobreingesta, la angustia severa o preocupación por el peso suele aparecer.


4. Trastornos psicóticos

Los trastornos psicóticos son psicopatologías graves en los que las personas pierden el contacto con la realidad. Dos de los síntomas principales son delirios y alucinaciones. Los delirios son falsas creencias, tales como la idea de que alguien está siguiendo. Las alucinaciones son percepciones falsas, como escuchar, ver o sentir algo que no existe.


A diferencia de los delirios, que son creencias erróneas de la realidad sobre un hecho u objeto existente, es decir, una distorsión de un estímulo externo, las alucinaciones son totalmente inventadas por la mente y no son producto de la distorsión de ningún objeto presente, se percibe algo sin tener en cuenta los estímulos externos. Por ejemplo, escuchar voces que salen de un enchufe. Los trastornos psicóticos más comunes son:


4.1. Trastorno delirante

El trastorno delirante o paranoia es un trastorno psicótico caracterizado por una o varias ideas delirantes. Es decir, que estas personas están totalmente convencidas de cosas que no son ciertas. Por ejemplo, que alguien les persigue para lastimarles.


4.2. Esquizofrenia

La esquizofrenia es otro trastorno psicótico, pero, en este caso, la persona sufre alucinaciones y pensamientos perturbadores que le aísla de la actividad social. La esquizofrenia es una patología muy seria, y a pesar de no existir cura, sí que hay tratamientos efectivos para que los pacientes con esta alteración puedan disfrutar de su vida.


5. Trastornos de personalidad

Un trastorno de personalidad es un patrón rígido y permanente en el comportamiento de una persona que le genera malestar o dificultades en sus relaciones y en su entorno. Los trastornos de la personalidad tienen su inicio en la adolescencia o al principio de la vida adulta. Los más frecuentes son:


5.1. Trastorno Límite de la Personalidad (TLP)

El trastorno limite de la personalidad o borderline se caracteriza porque las personas que lo sufren tienen una personalidad débil y cambiante, y dudan de todo. Los momentos de calma pueden convertirse, al instante y sin previo aviso, en momentos de ira, ansiedad o desesperación. Estos individuos viven sus emociones al máximo, y las relaciones amorosas son intensas, pues suelen idolatrar a la otra persona hasta el extremo.


Algunos de sus síntomas son: ira intensa e incapacidad de controlarla, esfuerzos frenéticos por evitar el abandono, real o imaginario, alternancia entre extremos de idealización y devaluación en las relaciones interpersonales, autoimagen marcadamente inestable, y sentimientos crónicos de vacío.


5.2. Trastorno antisocial (TASP)

El individuo que sufre este trastorno (mal conocido con etiquetas como psicopatía o sociopatía) se caracteriza por su tendencia a no relacionarse en sociedad, evitando cualquier interacción. Los diferentes síntomas y conductas que caracterizan el TASP incluyen: robos, agresividad, tendencia a la soledad, violencia, mentiras… Además, las personas afectadas por el TASP tienden a ser tímidas, depresivas y tienen ansiedad social. Este último punto se debe a su temor a ser rechazadas. A pesar de ello, la terapía psicológica es muy efectiva a la hora de manejar los inconvenientes del trastorno antisocial.

Por Jonathan García Allen
 
Tipos de depresión: sus síntomas y características


¿Cómo clasifica la psicología los distintos tipos de depresión? Lo descubrimos.


Es habitual sentir algún bajón de vez en cuando o sentirte triste por algún acontecimiento que puede haber sucedido en tu vida. De hecho, como ya comentamos en el artículo "Desarrollo Personal: 5 razones para la autorreflexión", el sufrimiento puede hacerte crecer como persona.


Sin embargo, hay que tener en cuenta que no todas las formas en las que se experimenta malestar son iguales, y en ocasiones aquello que creemos que es la tristeza intrínseca al modo "normal" de vivir la vida puede ser uno de los varios tipos de depresión que existen.


La depresión, un trastorno multifactorial

Si el sufrimiento es persistente, estás triste la mayoría del tiempo y afecta a tu vida diaria, puede que sufras depresión, un trastorno del estado del ánimo que puede afectar gravemente a nuestra vida.


No siempre es fácil saber cuándo este fenómeno ha hecho mella en nosotros, ya que existen varios tipos de depresión y por lo tanto las maneras en las que se puede identificar su presencia varían. Veamos, pues cuáles son las características de estos tipos de depresión para saber, en cada caso, a qué nos estamos enfrentando.


Tipos de depresión y sus características

La depresión es frecuente en los tiempos que corren, y es habitual que la gente recurra a los fármacos para aliviar el dolor que se siente con esta patología. El prozac (fluoxetina), también llamado la droga de la felicidad, se consume de forma habitual en sociedades desarrolladas.


El tratamiento con fármacos solo es aconsejable en casos muy graves, y siempre es mejor recurrir a la terapia psicológica para un tratamiento correcto. Es importante entender que los psicólogos pueden, además, ayudarte a superar la depresión utilizando sus técnicas y métodos, que no tienen por qué incluir ningún psicofármaco.


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La depresión forma parte de los trastornos del estado ánimo y afecta a nuestro bienestar, nuestra interacción social, nuestro apetito y deseo sexual. Ya que existen muchos tipos de depresión y cada uno con sus características, a continuación te presentamos los distintos tipos de depresión:


1. Depresión mayor

La depresión mayor es el tipo de depresión más grave.


Se caracteriza por la aparición de uno o varios episodios depresivos de mínimo 2 semanas de duración. Suele comenzar generalmente durante la adolescencia o la adultez joven. La persona que sufre este tipo de depresión, puede experimentar fases de estado de ánimo normal entre las fases depresivas que pueden durar meses o años.


Se clasifica dentro de los episodios unipolares puesto que no hay fases de manía, y puede producir problemas muy serios para el paciente si no es tratado de manera eficaz. De hecho, la ideación suicida puede llevar a la muerte si pasa a traducirse en acciones efectivas para terminar con la propia vida.


Síntomas de la depresión mayor

Estos son algunos de los síntomas de la depresión mayor según el manual DSM-IV-TR:


  • Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi todos los días (1)
  • Pérdida de interés en las actividades que antes eran gratificantes (2)
  • Pérdida o aumento de peso
  • Insomnio o hipersomnia
  • Baja autoestima
  • Problemas de concentración y problemas para tomar decisiones
  • Sentimientos de culpabilidad
  • Pensamientos suicidas
  • Agitación o retraso psicomotores casi todos los días
  • Fatiga o pérdida de energía casi todos los días

Según el DSM-IV, debe existir la presencia de cinco (o más) de los síntomas anteriores durante un período de 2 semanas, que representan un cambio respecto a la actividad previa; uno de los síntomas debe ser (1) estado de ánimo depresivo o (2) pérdida de interés o de la capacidad para sentir placer.


Tipos de depresión mayor

Dentro de la depresión mayor, existen diferentes tipos de depresión mayor:


  1. Depresión con episodio único: causado por un acontecimiento único en la vida y la depresión solo tiene esa aparición.
  2. Depresión recidivante: Aparición de síntomas depresivos en dos o más episodios en la vida del paciente. La separación entre un episodio debe ser de al menos 2 meses sin presentar los síntomas.

2. Distimia

Dentro de los tipos de depresión, la distimia es menos grave que la depresión mayor. Es un tipo de depresión unipolar (no incluye síntomas maníacos) e interfiere en el funcionamiento normal y el bienestar del individuo que lo sufre.


La característica esencial de este trastorno es que el paciente se siente depresivo durante la mayor parte del día, la mayoría de los días durante al menos 2 años. No necesariamente tiene por qué experimentarse una fuerte tristeza, sino que muchas veces lo más común es que exista un sentimiento de falta de propósito y de motivación, como si nada importase.


Muchas personas con distimia también pueden padecer de episodios depresivos severos en algún momento de su vida.


Síntomas de la distimia

Los síntomas de la distimia son:


  • Pérdida o aumento de apetito
  • Insomnio o hipersomnia
  • Falta de energía o fatiga
  • Baja autoestima
  • Dificultades para concentrarse o para tomar decisiones
  • Sentimientos de desesperanza

3. Depresión maníaca

Este tipo de trastorno, también llamado Trastorno bipolar se clasifica como un tipo de trastorno del estado de ánimo. Pese a que podemos incluirlo dentro de los tipos de depresión, combina estados depresivos con estados de manía, es decir, existen altibajos extremos. El trastorno bipolar es una patología seria, y no debe confundirse con un estado inestabilidad emocional.


El tratamiento es distinto al de una depresión mayor, y requiere estabilizadores de humor (como el litio), así como un acompañamiento profesional a través de la psicoterapia y la atención al entorno familiar de los pacientes.


Síntomas de la depresión maníaca

Los síntomas depresivos pueden incluir:


  • Sentimientos persistentes de tristeza
  • Sentimiento de desesperanza o desamparo
  • Baja autoestima
  • Sensación de ineptitud
  • Culpabilidad excesiva
  • Deseos de morir
  • Pérdida de interés en las actividades habituales o que antes se disfrutaban
  • Dificultad en las relaciones
  • Perturbación del sueño (por ejemplo, insomnio, hipersomnia)
  • Cambios del apetito o del peso
  • Disminución de la energía
  • Dificultad para concentrarse
  • Disminución de la capacidad de tomar decisiones
  • Pensamientos suicidas o intentos de su***dio
  • Molestias físicas frecuentes (por ejemplo, dolor de cabeza, dolor de estómago, fatiga)
  • Intentos o amenazas de escaparse del hogar
  • Hipersensibilidad ante el fracaso o el rechazo
  • Irritabilidad, hostilidad, agresión

Los síntomas maníacos pueden abarcar:



  • Menor necesidad de descanso y sueño
  • Autoestima exagerada
  • Mayor distracción e irritabilidad
  • Excesiva participación en actividades placenteras y de alto riesgo que pueden provocar consecuencias dolorosas, por ejemplo comportamiento provocativo, destructivo o anti-social (promiscuidad sexual, conducción imprudente, abuso del alcohol y de drogas).
  • Aumento de la locuacidad (por ejemplo aumento en la velocidad del habla, cambios rápidos de tema, intolerancia a las interrupciones)
  • Sentimientos de "excitación" o de euforia
  • Marcados cambios de estado de ánimo, por ejemplo inusitadamente feliz o tonto, extrañamente enojado, agitado o agresivo
  • Mayor deseo sexual
  • Mayor nivel de energía
  • Escaso sentido común en personas sensatas

4. Trastorno depresivo estacional (SAD)

Este estado depresivo recibe el nombre de Trastorno depresivo estacional SAD y se caracteriza por ocurrir durante una cierta época del año, generalmente durante el invierno.


Los síntomas generalmente se intensifican de manera lenta a finales del otoño y en los meses de invierno. Estos síntomas son muy parecidos a los que se presentan en otros tipos de depresión:


  • Desesperanza
  • Aumento del apetito con aumento de peso
  • Aumento del sueño (el poco sueño es más común con otras formas de depresión).
  • Menos energía y capacidad para concentrarse
  • Pérdida de interés en el trabajo y otras actividades
  • Movimientos lentos
  • Aislamiento social
  • Tristeza e irritabilidad

También existe otra variante del SAD y que lo sufren algunas personas en verano:


  • Falta de apetito
  • Pérdida de peso
  • Insomnio
  • Irritabilidad y ansiedad
  • Inquietud

5. Depresión psicótica

La depresión psicótica es un subtipo de depresión mayor el cual se presenta cuando una enfermedad depresiva severa incluye algún tipo de psicosis. A diferencia de los demás tipos de depresión, se caracteriza por la presciencia de síntomas psicóticos: alucinaciones y/o delirios que alteran cualitativamente el modo en el que se percibe la realidad.


6. Depresión posparto

Dentro de los tipos de depresión, podemos incluir la depresión posparto. Se caracteriza porque puede ocurrir poco después del parto.


Este tipo de depresión puede presentarse hasta un año más tarde de que la mujer haya dado, pese a que es habitual que ocurra dentro de los primeros tres meses después del parto.


Causas de la depresión posparto

Algunas de las causas de la depresión postparto, son las siguientes:


  • Cambios a nivel corporal del embarazo y el parto (por ejemplo, debido al cambio hormonal)
  • Cambios en las relaciones laborales y sociales
  • Tener menos tiempo y libertad para sí misma
  • Cambios el ciclo sueño-vigilia debido al nacimiento
  • Preocupaciones acerca de su capacidad para ser una buena madre

Por Jonathan García Allen
 
Distimia, cuando la melancolía se apodera de tu mente

La distimia es parecida a la depresión, pero se caracteriza por largos períodos de tristeza.



El Trastorno Distímico (distimia) es una variante leve de la Depresión. Se suele situar la distimia en un límite del espectro de la depresión. En el otro extremo, más grave, podríamos situar los trastornos depresivos más agudos.


¿Qué es la Distimia?

La palabra proviene del griego, "humor alterado". Los afectados por distimia suelen continuar con su rutina durante años sin recibir ningún tipo de tratamiento o asistencia. Se pueden reconocer por presentar signos de abatimiento, pero no hay nada en su conducta o actitudes que, a priori, pueda hacernos notar que esa persona tiene realmente un trastorno psicológico. La distimia es un trastorno afectivo, y la tasa de eficacia de los tratamientos es muy alta.


Personas afectadas

Afecta a casi el 2% de la población, y del mismo modo que otros desórdenes de tipo emocional, suele haber mayor tasa de distimia entre las mujeres.


No debe confundirse un episodio de tristeza o pesadumbre puntual con el trastorno distímico. Toda persona es susceptible de poder sentirse triste en el transcurso de alguna etapa vital, y ello no sugiere ninguna anomalía. Para que el período de melancolía pueda considerarse como distimia, debe mostrarse todos los días durante por lo menos dos años.


Síntomas

Los síntomas más usuales en los pacientes afectados son la melancolía y la tristeza. Generalmente, consideran casi imposible encontrar la felicidad y la satisfacción en su rutina diaria. Presentan, además, baja autoconfianza y no son capaces de tomar decisiones.


El cansancio y la baja actividad también suelen ser signos de distimia. Frecuentemente, los patrones del sueño y la alimentación están alterados. En cuanto al descanso, los afectados por distimia pueden sufrir insomnio, o bien dormir más horas de las recomendadas. En relación a la nutrición, a veces presentan episodios de ingesta desmesurada, o bien una falta notoria de hambre.


La concentración y la memoria se ven afectadas. Es usual que los afectados empiecen a aislarse socialmente poco a poco, problema que a la larga puede acarrear incapacidad social, y hasta fobia social.


Causas

Existe cierta controversia sobre las causas del trastorno distímico. Algunas investigaciones apuntan a una prevalencia del factor hereditario, si bien nuevos estudios sugieren que las causas son ambientales: aislamiento social, reveses puntuales de la vida y situaciones de estrés prolongadas.


La peculiaridad única del trastorno distímico es que más del 75% de los afectados padecen alguna otra problemática crónica, tal como una dolencia física, drogadicción, u otro desórden psiquiátrico. El personal médico suele tener dificultades en establecer qué problema es anterior, ya que los tempos de inicio son frecuentemente dispersos.


Tratamiento y terapia

Lo distintos tratamientos requieren de un trabajo intenso con el afectado en aras de detectar las causas subyacentes. Las dos modalidades de tratamiento que han resultado más eficaces son la terapia cognitivo-conductual y la psicoterapia.


Además, los apoyos farmacéuticos pueden ayudar relevantemente a los pacientes afectados por distimia.


En cualquier caso, conversar con el paciente sobre sus inquietudes suele ayudar mucho a éste, y tiende a desvanecer sentimientos y pensamientos negativos tales como la culpa o la sensación de inutilidad. El tratamiento psicológico también persigue que la persona pueda lograr gestionar sus emociones.


Complementariamente a la terapia individual, la terapia grupal ayuda a regenerar la autoestima perdida del afectado y a mejorar las habilidades sociales.


¿En qué se diferencia la Distimia de la Depresión?

El afectado por distimia suele tener una vida bastante rutinaria y normal no obstante de su trastorno. Por contra, el paciente depresivo no es capaz de mantener esa rutina. Por tanto, la diferencia fundamental es el grado de incapacitación que el sujeto presenta.


  • En el trastorno distímico no se experimenta falta de interés. Pueden experimentar placer, también.
  • No se presenta agitación, ni tampoco lentitud motora.
  • No son usuales los arrebatos o pensamientos recurrentes sobre el su***dio o la muerte.
  • Un diagnóstico preciso ha de ser realizado por un psicólogo o psiquiatra especializado en este tipo de trastornos. Si crees que tú o algún allegado podéis padecer distimia, recomendamos asistir a tratamiento profesional, ya que es frecuente que los cuadros distímicos deriven en depresión si no son tratados adecuadamente.
Por Bertrand Regader
 
Test de Szondi, la prueba para revelar lo más profundo de tu personalidad



El test de Szondi no cuenta ya con validez científica y apenas se utiliza. Está basado en la teoría del inconsciente familiar, por la cual, se buscaba revelarnos aspectos profundos y hasta inquietantes de nuestra personalidad.

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Una de las pruebas proyectivas más curiosas de la historia de la psicología es, sin duda, el test de Szondi. Conocido también como el “análisis del destino humano”, fue diseñado en 1935 para obtener información sobre la personalidad y los instintos más profundos de la persona. Su técnica no podía ser más sencilla: el paciente debía elegir un rostro en base a las preguntas que le fueran planteadas.


Antes de nada, cabe señalar que esta prueba carece a día de hoy de validez científica. Se basaba en un predeterminismo genético poco objetivo, sin embargo, hay ciertos contextos donde se sigue aplicando. Hay algunos profesionales de los centros penitenciarios o psiquiátricos que lo consideran útil, siempre y cuando, eso sí, se complemente con otras pruebas diagnósticas más estandarizadas.




La base de esta herramienta consiste en la idea de que muchas de las elecciones que hacemos se relacionan con ciertos procesos reprimidos, con dimensiones que elegimos esconder en nuestra etapa infantil. Sabiendo esto ya podemos adivinar que el test está basado en la teoría de los instintos de Sigmund Freud.


Leopoldo Szondi, su creador, fue un psicoanalista húngaro de gran renombre, además de psicopatólogo y profesor de psicología. Durante casi diez años estuvo a la misma altura que el propio Freud y Carl Jung, pero todo su trabajo quedó interrumpido de forma dramática cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, momento en que él y su familia fueron llevados por los nazis a un campo de concentración.


Afortunadamente, los intelectuales estadounidenses supieron de su suerte y decidieron pagar a los alemanes por su liberación. Ahora bien, tras aquella experiencia Szondi ya no pudo retomar de igual modo su labor para convertirse en otro gran exponente dentro del campo de las teorías psicodinámicas.


Sin embargo, son muchos los que valoran su logro científico más conocido: la teoría de la psicología del destino así como su test. Es más, a día de hoy aún sigue existiendo la Sociedad Internacional de Szondi, orientada a divulgar sus teorías y enseñanzas.


“No hay ciencia que descubra los artificios de la mente por la apariencia del rostro”.


-William Shakespeare-




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El test de Szondi y la psicología del destino

El test de Szondi usa la fotografía como método de diagnóstico. En esta prueba los pacientes deben elegir un rostro en base a una pregunta. No obstante, cabe señalar algo importante. Esta prueba usa 48 tarjetas organizadas en 6 series de ocho personas. Asimismo, todas las fotografías que aparecen son de personas que sufren trastornos mentales.


Por tanto, Szondi partía de la idea de que cada paciente elegiría esas imágenes cuya expresión o rasgos faciales denotaran un trastorno o problema similar al suyo. Es decir, los impulsos reprimidos aflorarían al realizar una elección determinada ante cada pregunta planteada por el terapeuta.


Se supone (según este contexto teórico) que cada uno de los pacientes emite una reacción ante esas características físicas (genéticas por tanto) compartidas con la imagen. Este fenómeno se denomina genotropismo y hunde sus raíces en las teorías que el propio Szondi nos dejó con su teoría sobre la psicología del destino humano.




Leopold Szondi y la teoría del destino humano

Leopold Szondi buscó desde sus inicios una tercera vía entre los enfoques de Sigmund Freud y Carl Jung. Así, mientras el primero abogaba por el inconsciente individual y Carl Jung por el inconsciente colectivo, Szondi definió una nueva opción: el inconsciente familiar.


El núcleo duro de su teoría se basaba en lo siguiente:


  • Los genes de nuestros antespados siguen presentes en nuestro inconsciente, determinando nuestras elecciones.
  • Esa conexión, a menudo nos trae la infelicidad e incluso el heredar determinados trastornos, pulsiones, instintos…
  • De ese modo, si somos capaces de conectarnos con nuestro “inconsciente familiar”, podremos darnos cuenta de esos lastres que aún nos determinan y, entonces, trabajar en ellos para rechazarlos y ser libres.

El test de Szondi es, según este enfoque, el primer paso para lograrlo.




¿Cómo se aplica el test de Szondi?

El test de Szondi se puede aplicar a niños desde los 5 años y a adultos de forma individual o en grupo. La metodología es sencilla, se le pregunta al paciente cuestiones como ¿con cuál de estas personas te irías de viaje? ¿De quién te harías amigo/a? ¿Cuál de estas personas te parece más simpática o antipática?


Seguidamente, se le presenta una tarjeta con ocho fotografías. El paciente debe dar una respuesta rápida, no se le permite por tanto dudar demasiado. Originalmente, tal y como hemos señalado, todas estas imágenes eran de personas con trastornos mentales. De ese modo, las elecciones podrían dar una pista sobre los instintos más profundos de cada paciente, esos con los que se identifica de forma inconsciente.


Asimismo Szondi definió una serie de unidades con las cuales medir las elecciones realizadas por los pacientes:


  • Unidad sádica
  • La unidad catatónica
  • Unidad paranoica
  • La unidad histérica
  • Unidad maníaca
  • La unidad depresiva.
  • Unidad “h-drive” (para personas hermafroditas u homosexuales)
  • La unidad “e-drive” o “unidad epiléptica”.

Conclusiones

Insistimos una vez más en un hecho evidente: el test de Szondi fue creado en 1935, carece de validez científica y la principal crítica que se le hace es su claro enfoque genetista y determinista. Estudios como el llevado a cabo por la Universidad de Marsella, por ejemplo, nos demuestran que aunque era habitual aplicarlo en el campo de la psiquiatría, a partir de los años 80 cayó ya en progresivo desuso.


Ahora bien, cabe señalar otro detalle. A día de hoy se utiliza una alternativa mucho más práctica del test de Szondi. Las empresas de marketing y publicidad, sustituyen las imágenes de personas con trastornos mentales para incluir otras dimensiones con las que medir los gustos, preferencias o inclinaciones de compra de los consumidores.


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Ahora, esos rostros inquietantes de principios del siglo XX se han sustituido por personas realizando actividades, por colores, animales o alimentos. Atrás ha quedado ya la teoría del inconsciente familiar para explorar otras dinámicas más simples, no patológicas y orientadas al neuromárketing.


Por Valeria Sabater
 
El test del bosque, una prueba del psicoanálisis relacional



Bloqueos que vetan nuestra felicidad, miedos enquistados, valores que rigen nuestras elecciones y comportamientos… El test del bosque intenta dilucidar muchas de estas cuestiones partiendo del enfoque desde el cual fue diseñado: el psicoanálisis relacional. Así, y dentro de esta teoría, nuestro sufrimiento psicológico se arraiga en una arquitectura subyacente que debemos sacar a la luz para poder sanar y avanzar.


Para quien no haya oído hablar de esta prueba proyectiva y relacional basta con decir que no es precisamente un instrumento convencional. El test del bosque no cuenta con la suficiente fiabilidad y validez como para formar parte de la práctica clínica ordinaria. Sin embargo, no podemos quitarle su relevancia dentro del contexto y el marco teórico desde el cual fue creado, y que sin duda, vale la pena conocer.




El test del bosque es una prueba proyectiva con la que conocer cuáles son los miedos, bloqueos e intereses más profundos de cada paciente.


El psicoanálisis relacional es una forma de hacer psicoterapia más o menos reciente que ha supuesto un avance dentro del propio psicoanálisis tal y como lo conocemos. Su principal objetivo es impulsar el desarrollo emocional del ser humano y para ello, debe tratar esos nudos y bloqueos que nos limitan y que ocasionan dolor. En este enfoque, y solo como ejemplo, se deja a un lado los clásicos conceptos de ego, yo y superyo.


Lo que pretende el psicoterapeuta relacional es reconstruir al paciente. Para ello lo guiará para que pueda interactuar (relacionarse) con su entorno de un modo más saludable. Lo entrenará para que sea capaz de ver el mundo desde todos los ángulos y sin miedo, ayudándolo a transitar por esas áreas más oscuras por las que antes no se atrevía a entrar. Por ello, el test del bosque es una buena prueba de la que partir para conocer un poco mejor esa arquitectura subyacente de la persona.


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¿Qué mide el test del bosque y cuál es su origen?

El test del bosque, más que medir una dimensión, competencia o habilidad, pretende actuar como proyección del mundo emocional de la persona. En nuestro espacio ya hemos hablado en más de una ocasión de las llamadas pruebas proyectivas, como pueden ser por ejemplo el test del árbol o el test de la familia. Se trata en esencia, de instrumentos psicológicos que sirven para complementar una evaluación.


Por sí mismos y aplicados en exclusiva, nunca podrán ser válidos. Se necesita de otras estrategias como la entrevista, la observación y otros test psicológicos dotados de una fiabilidad y validez demostrada para poder llegar a un diagnóstico adecuado o a un punto de partida desde el cual, iniciar la intervención. Así, dentro del enfoque del psicoanálisis relacional, este test suele ser sin duda un de los más utilizados por las siguientes razones:


  • Revela el estado emocional del paciente.
  • Deja ver posibles conflictos de infancia no resueltos y el propio peso del pasado en el presente de la persona.
  • Se pueden ver las estrategias de superación de las que dispone o de las que carece.
  • Valores.
  • Personas de referencia del paciente.
  • Miedos.
  • Deseos personales, expectativas.

El bosque para el psicoanálisis

El bosque es un escenario con un componente místico-emocional muy claro para cualquier cultura. El propio Carl Jung explicaba en su libro “Los arquetipos y el subconsciente colectivo” que en estos escenarios se contenía desde la antigüedad, nuestros mayores peligros y los miedos más atávicos. De algún modo, transitar por ellos supone en ocasiones un retorno a ese pasado ancestral donde reencontrarnos con las parte más profunda de nuestro ser.




Desde el psicoanálisis, se considera al bosque como el reflejo mismo del subconsciente. Es esa relación simbólica que en ocasiones se manifiesta en nuestros sueños, ahí donde surgen muchas de nuestras fobias: el miedo a la oscuridad, a hundirnos o caer en un agujero, el temor a los insectos o animales salvajes…


“La manera más clara de llegar al universo es a través de un bosque salvaje”.


-John Muir-


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¿Cómo se aplica el test del bosque?

El test del bosque se lleva a cabo partiendo de una visualización. El terapeuta se acompañará de lápiz y papel para ir guiando al paciente en cada pregunta y apuntando después cada respuesta que este le facilite en el proceso. La prueba es sencilla, y lo único que se necesita es crear un entorno cómodo y seguro para que la persona pueda llevar a cabo ese viaje interior con naturalidad.


El primer paso es invitar al paciente a que visualice un bosque. Un escenario tranquilo y rodeado de árboles por el que avanza en soledad. Una vez se vea allí, se harán las siguientes preguntas:


  • ¿Los árboles están muy dispersos? ¿Es un bosque denso, laberíntico o hay cierto orden?
  • ¿Puedes avanzar con comodidad o debes sortear muchos obstáculos?
  • ¿Es de noche o de día?
  • ¿El bosque está sano o está quemado o derruido?
  • Ahora mientras avanzas encuentras una llave. ¿qué haces con ella?
  • Ahora sigues caminando y te encuentras con un animal. ¿Cuál es? ¿Te amenaza, sientes miedo o te acercas a él para acariciarlo?
  • A continuación, en tu paseo por el bosque llegas a una cabaña. Llamas a la puerta y te abre alguien ¿quién es esa persona?
  • Por último, visualízate a ti mismo entrando en esa cabaña. Estás dentro y todo ha desaparecido de pronto, todo está en blanco durante unos segundos porque estás llegando a otro lugar. Dime dónde te encuentras después de este paso. Dime qué es lo que ves y cómo te sientes.

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Para concluir, tal y como podemos ver, las preguntas que componen el test del bosque dan forma a un viaje interior muy revelador. Si el paciente colabora y realiza el ejercicio con efectividad sintiéndose partícipe, obtendremos bastante información. Podremos intuir su estado emocional por la forma y el estado de ese bosque (si está quemado, si es de noche…). Veremos a su vez cuáles son sus miedos, cuál su principal persona de referencia y cuál el escenario más importante o decisivo para él.


Esta información, puesta en contexto con entrevistas y otras pruebas, puede ser de utilidad para los terapeutas del psicoanálisis relacional.

Por Valeria Sabater
 
Diez minutos de ejercicio al día te hacen más feliz




¿Crees que es cierto que diez minutos de ejercicio al día te hacen más feliz? Descubre qué dice la ciencia al respecto.

La ciencia está en constante evolución y movimiento. Es como una especie de organismo vivo que cada día nos muestra un poco mejor cómo es el mundo, la vida y nuestro propio cuerpo. Tanto es así, que ahora confirma que solo diez minutos de ejercicio al día te hacen más feliz.


A nadie se le escapan las bondades del deporte y la actividad física. Sin embargo, lo que hemos descubierto para completar esta idea es que con muy poco, se puede obtener mucho. Porque con algo de ejercicio, nuestro cuerpo ya es capaz de liberar hormonas que se asocian al bienestar y producen una maravillosa sensación saludable capaz de generar alegría y felicidad.




El estudio que afirma que diez minutos de ejercicio al día te hacen más feliz

El estudio en cuestión ha sido desarrollado en el seno de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos. Un grupo de científicos se adentró en la exploración de la relación entre emociones positivas y ejercicio, especialmente enfocados en personas saludables a nivel psicológico. Hasta ahora, sabíamos que las personas físicamente activas desarrollaban una gran capacidad para reducir riesgos de padecer ansiedad y depresión. Ahora, con este nuevo trabajo, se demuestra el impacto positivo y saludable del ejercicio muy moderado.


Es decir, no hace falta ir al gimnasio y echar horas o salir a caminar cada día durante un buen rato y a gran ritmo. No quiere decir que esto sea negativo, significa que con mucho menos se puede obtener un gran resultado a nivel emocional.





El desarrollo del estudio

Para demostrar este fin, el equipo investigador analizó los datos de más de medio millón de personas a través de 23 estudios que relacionaban felicidad y ejercicio que se habían llevado a cabo desde 1980.




Analizados los datos, y observando que los participantes en los diversos estudios pertenecían a amplias gamas de grupos socioeconómicos y étnicos, pudieron demostrar -en la comparativa entre personas sedentarias y activas- que con solo ejercitarse una vez a la semana o diez minutos al día mejoraba su nivel de satisfacción vital.


Entre los datos obtenidos, encontramos que una persona que realiza una hora y cuarenta minutos de ejercicio a la semana tiene un 20% más de posibilidades de ser feliz. Este porcentaje aumenta a medida que se hace más deporte, subiendo al 29% entre quienes practican dos o tres horas semanales, y llegando al 52% entre quienes superan las tres horas semanales de actividad física.


Si extrapolamos estas cifras a la semana, obtenemos un dato interesante: diez minutos de ejercicio al día te hacen más feliz. Pero eso sí, para que el efecto sea consistente tienes que mantenerte constante.




Más datos interesantes

Los propios autores del estudio, encabezados por la profesora Weiyun Chen, se mostraron sorprendidos con los datos obtenidos. Con solo diez minutos diarios, se observa una gran propensión a sentirse más felices. Por eso, según observamos en las declaraciones de Chen en la publicación del estudio en la revista especializada The Journal of Happiness Studies, aquella gente que hace ejercicio, aunque sea poco y moderado, tiene una gran tendencia hacia la felicidad.


Pero explicar la relación entre felicidad y actividad física se explica según diversos factores. Entre los más importantes, los autores destacan la sensación de bienestar producida por un cuerpo saludable y las interacciones sociales que se producen al ejercitarse. Otros especialistas afirman que el deporte permite bajar de peso, lo que ayuda a mejorar la autoestima y la autoimagen de los individuos. Es decir, agrega mecanismos cognitivos a sus beneficios.





Otros beneficios del deporte

Expertos en salud informan de la importancia del deporte por diversos motivos extra. Por ejemplo, ayuda a enfocarse en la actividad, lo que aleja el ruido mental y los pensamientos negativos.


También implica la liberación de hormonas, principalmente serotonina, dopamina y endorfina. Estos tres neurotransmisores aportan calma, sensación de placer y estado de euforia, respectivamente, y tienen un efecto inmediato. ¿Imaginabas que diez minutos de ejercicio al día te hacen más feliz con tanta facilidad? Pues con un poco de constancia, sentirnos mejor es relativamente simple. Todo está en nuestras manos y en nuestro cuerpo.


“La gloria es ser feliz. La gloria no es ganar aquí o allí. La gloria es disfrutar practicando, disfrutar cada día, disfrutar trabajando duro, intentando ser mejor jugador que antes”.


-Rafael Nadal-

Por Pedro González
 
5 estrategias para mantener el control bajo presión




No es nada fácil mantener el control bajo presión. Hay momentos en los que todo parece conspirar para sacarnos de nuestras casillas. Son típicas aquellas situaciones en las que todo comienza a salir mal, pero además existe una “obligación” de darles una vuelta para que salgan bien.


Es precisamente el momento en que todo comienza a salir mal cuando nuestra capacidad de autocontrol se pone a prueba. Es muy fácil que nos dejemos llevar por la angustia, pero a la vez esa angustia impide que pensemos con claridad y resolvamos eficazmente el desafío que encaramos.




Es en esos momentos cuando nos pueden venir bien algunas estrategias para evitar que lo que ya era malo, se ponga peor. Tales estrategias son acciones sencillas que marcan la diferencia entre manejar una situación, o dejar que se complique y se salga de cauce. Enseguida te presentamos algunas de esas técnicas que van muy bien cuando el caos parece inundar aquello sobre lo que pretendemos intervenir.


En las carreras finales de una temporada no sólo influyen las prestaciones y el rendimiento de los coches. También influye la psicología de los pilotos, la presión y cómo son capaces de soportarla”.


-Alain Prost-


¿Cómo mantener el control bajo presión?

1. Adaptar el lenguaje

El lenguaje y el pensamiento siempre están unidos. Lo uno está hecho de lo otro. Por eso es tan importante saber adaptar el lenguaje a las distintas situaciones. Esto, automáticamente, moldea nuestro pensamiento y lo pone a jugar a nuestro favor.


Para mantener el control bajo presión es necesario describir lo que nos sucede de un modo preciso y lo más realista posible. En otras palabras, no darle rienda suelta a ese lenguaje tremendista que solemos emplear cuando estamos angustiados o ansiosos.




Algunos creen que se desahogan cuando dicen “¡Por qué me pasa esto a mí!” En realidad, se equivocan. Expresiones como esa solo aumentan el malestar interno. De ahí que sea esencial cuidar las palabras con las que estructuramos nuestros pensamientos en momentos de fuerte presión.




2. Ajustar el organismo

Las situaciones angustiantes provocan una serie de cambios orgánicos y todos ellos afectan al buen funcionamiento de nuestro organismo. Por eso, una de las estrategias para mantener el control bajo presión es la de ejercer un trabajo de modulación sobre nuestro cuerpo.


Para ello, primero tenemos que estar familiarizados con cómo funciona nuestro organismo normalmente. Es necesario tener una noción clara de cómo es el ritmo de nuestro corazón, o cómo es nuestra sudoración y la sensación que hay en nuestros músculos. De este modo, vamos a detectar fácilmente cualquier modificación. Esa sola conciencia ayuda a devolver el organismo a su estado normal, especialmente si la acompañamos con ejercicios de respiración.




3. Activar pensamientos positivos

El control bajo presión depende en gran medida de la perspectiva que adoptemos frente a la situación y a los elementos de presión. Si lo vemos como una evidencia de lo desgraciados que somos, la situación no tardará en hacerse con la naturaleza de tortura.


Si lo pensamos un poco mejor, aparece la idea que nos puede salvar de la espiral: toda situación nos aporta algo. La tarea es precisamente descubrir qué es eso positivo que podemos encontrar en la situación que nos genera tanta presión.


Pensemos que lo fácil no suele enseñarnos demasiado. Por el contrario, los episodios complicados son los que más nos nutren. A veces simplemente nos enseñan a ser más pacientes y prueban nuestra capacidad de control. Ese, por sí solo, ya es un gran aporte.




4. Proyectar hacia lo nuevo

Es posible que no destinemos muchos recursos a digerir lo que hemos vivido. No solamente esos grandes acontecimientos que cambian nuestra vida en alguna medida, sino también las pequeñas experiencias cotidianas que nos modelan.


Cuando adquirimos el hábito de dedicarle un poco de tiempo al análisis, comenzamos a darnos cuenta de lo mucho que nos han aportado las situaciones críticas. También es muy posible que encontremos motivos para aumentar la confianza para enfrentarnos a desafíos similares.


Tener los “deberes” hechos en este sentido es algo que luego nos ayuda a proyectarnos mejor en una situación de presión o crisis. Internamente sabemos que estamos ante algo que puede ayudarnos a crecer. Aumentamos la capacidad para ser permeables a lo que el devenir de los acontecimientos nos puede enseñar.




5. Comparar constructivamente

Ante una situación que pone a prueba nuestra paciencia, resulta inteligente remitirnos a experiencias pasadas. De lo que se trata es de hacer una comparación constructiva, con el objetivo de aplicar lo que hemos aprendido en situaciones similares.


Esta estrategia es especialmente útil cuando evaluamos la situación como muy difícil y nuestra mente busca esa especie de reseteo quedándose en blanco. También cuando nos sentimos muy fatigados o experimentamos cierto sentimiento de impotencia. Nada mejor que valernos de lo adquirido en el ayer para resolver los problemas que enfrentamos ahora.


Como se ve, todas las estrategias para mantener el control bajo presión están asociadas a la actitud. En nosotros está no entregar parte o todo el control a aquello que nos amenaza, disponiéndonos a darle al desafío una forma de experiencia constructiva.

Por Edith Sanchez

 
3 formas de lidiar eficazmente con la presión




¿Te has sentido bajo presión alguna vez? Seguramente, es algo que te ocurre de forma constante y que te provoca un gran estrés difícil de solucionar. El estrés es una reacción natural ante una dificultad que nos provoca una gran presión. Esto puede provocar que nos paralicemos, que no logremos continuar con lo que debemos hacer e incluso, puede ocasionar que perdamos el control.


Muchas son las personas que necesitan presión en su vida para poder llevar sus proyectos adelante. Sin presión, muchas veces, no hay ese estrés que provoca que te actives y puedas rendir de la mejor manera. Pero, para ello tenemos que sabes lidiar con la presión. Si dejamos que la presión y el estrés puedan con nosotros, lo único que conseguiremos es quedarnos paralizados sin saber hacia dónde tirar.




“Elimina de tu vida todo aquello que te cause estrés y te quite la sonrisa”


-Paulo Coelho-


1. Cuando logres algo, ¡descansa!



Es importante mantener esa presión hasta que logremos lo que queremos alcanzar. Pero, como bien sabemos, la presión provoca que gastemos una gran energía. Es cierto que después de lograr aquello que ansiábamos, probablemente nos veamos llenos de motivación para no parar y seguir adelante. Esto es un gran error.


Cada vez que logres algo, descansa. Esto te permitirá reponer fuerzas para seguir logrando todo lo que te propongas




Aunque no lo desees, aunque no te veas con ganas, después de lograr eso que tanto esfuerzo te ha llevado, obligatoriamente debes descansar. No podemos estar continuamente bajo presión, necesitamos reponer energías para afrontar el estrés. Ten en mente siempre esto y sigue el esquema presión-descanso-presión-descanso. Permítete disfrutar y celebrar tus logros para seguir consiguiendo muchos otros.


2. Aprende a motivarte

¿Cuál es el premio o la recompensa que pretendes conseguir? Siempre hay una recompensa por el esfuerzo que estás invirtiendo en conseguir tus metas. Por eso, es muy importante que a pesar de la presión y el estrés, continúes teniendo claro cuál es tu motivación. Esto te ayudará a lidiar de forma más eficaz con la presión.









Si sabes cuál es tu recompensa al final de tanto esfuerzo, si tienes claro lo que quieres conseguir, la presión y el estrés serán mucho más fáciles de llevar. Piensa por ejemplo en una situación en la que te hayas sometido a un gran estrés. Tenías la opción de no pasar por eso, pero tenías un objetivo claro en mente y querías alcanzarlo.


La motivación viene de uno mismo. Aprende a motivarte y alcanzar tus metas


¿Verdad que supiste utilizar esa presión a tu favor? Seguramente, te impulsó a llevar a cabo todo con mayor eficiencia para lograr tu meta en el menor tiempo posible. Cuando has alcanzado tu logro, ¿cómo no descansar? La sensación de bienestar y de sentirse realizado merece todo el esfuerzo y la presión previamente sufridos.


3. Libérate de las voces negativas

“Vas a fracasar, nunca llegarás a ser nadie, ¿de verdad piensas que puedes lograrlo?”… estas voces pueden fluir de tu interior, pero también de tu exterior. Personas que están a tu alrededor y que no confían en tus capacidades, personas que ven tus objetivos como metas inalcanzables.







Libérate de todas esas voces externas que te harán dudar de ti mismo. Si quieres lograr algo y tienes en mente la meta, ¡a por ello! Si lo visualizas, si estás seguro y sabes los pasos que debes dar, ¿por qué ha de salir mal? No pasa nada, y si no lo consigues y sigues motivado por lograrlo inténtalo de nuevo.


“No permitas que nadie te diga que eres incapaz de hacer algo, ni siquiera yo. Si tienes un sueño, debes protegerlo. Si quieres algo, ve a por ello y punto”


-Will Smith (“En busca de la felicidad”)-


Nunca dejes entrar los pensamientos y palabras negativas en el camino de lo que quieres conseguir. Nadie debe decirte lo que debes hacer y aunque para algunos tu meta sea descabellada, si estás dispuesto a llegar hasta el final, lo lograrás. Confía en tus posibilidades, visualiza tu objetivo e ignora todo aquello que puedan decirte. Sigue todo recto, poco a poco, pero con paso firme. Antes de lo que piensas estarás ya en la meta.

Por Raquel Lemos
 
Conquistarse a uno mismo


El alumno preguntó al maestro:
¿Cuáles son las palabras más sabias que puede transmitirnos?


El maestro respondió:
Podréis superar casi cualquier dificultad recordando SÓLO DOS FRASES.






– ¿Cuáles?
– La primera: Lo que es, es. La segunda: Lo que no es, no es.


El maestro prosiguió:


– Son muchos los que malgastan su tiempo concentrándose en lo que no es, preocupados por cosas que no son reales. Si algo es real, si ES, ya se trate de un sentimiento como la ira o un hecho como un descenso en las ventas, es una pérdida de tiempo desear que no lo sea. Lo que podemos hacer si algo es REAL, es ACEPTARLO tal como ES, y después decidir si queremos emplear la energía necesaria en intentar modificarlo. Una vez decidido, hay que poner toda la energía en las acciones que emprender. Esto es básicamente todo lo que hace falta para tener éxito en los negocios y en la vida.




Controlarse, dominarse, y conquistarse a uno mismo, son las claves del éxito o de una gran ventaja al menos, para afrontar una vida más gratificante y asumible. El autocontrol nos convierte en triunfadores, pero un triunfador no es solo aquel que compite, sobrepasa, y gana a los demás. Es también el que consigue controlarse y empieza y finaliza consiguiendo logros personales sobre sí mismo, siendo capaz de modificar sus hábitos tóxicos o perjudiciales, y a la vez siendo lo suficientemente dueño de sus actos, para enfrentarse a sus limitaciones y corregir sus repetidos errores.


En muchas ocasiones, situaciones y personas son diferentes a lo que nos gustaría que fueran. Nuestras emociones responden por nosotros ante ciertas circunstancias, y evidentemente no podemos elegir la emoción a expresar, pero si podemos dirigir nuestras reacciones emocionales, regularlas , controlarlas o momentáneamente modificarlas y buscar un equilibrio anímico y sentimental adecuado para manifestar una respuesta correcta.


Para controlar nuestro comportamiento y acciones, debemos primeramente ser capaces de reconocer el momento de asumir el control. El autocontrol guarda mucha relación con escoger las palabras, el momento y la actitud adecuada para obtener los resultados que buscamos.


Trabajar el control emocional precisa paciencia, talento y práctica. Nos será de gran utilidad analizar nuestras intenciones y luego plantear estrategias para emplear las acciones y las palabras adecuadas.


Trabaja mentalmente como mantenerte la calma durante una crisis, plantéate situaciones en las que podrías haberte beneficiado expresando emociones positivas, pregúntate ¿esta situación es verdaderamente tan terrible? No podemos considerar ninguna situación en sí misma como un problema. Lo que las convierte en problema es la ineficacia de nuestra respuesta.

Por Sonia Carrazoni
 
Los 7 tipos de pareja, ¿cuál es la tuya?




Existen diferentes tipos de pareja. Algunas son inseparables, mientras que otras apenas van de la mano. Algunas conversan todo el tiempo, mientras que otros prefieren no hacerlo tanto. Así es el amor: variado y multicolor.

Casi siempre hablamos de “la pareja” como si fuera una realidad genérica. Pero la verdad es que existen muchos tipos de pareja y eso lo comprobamos a diario. Es obvio, ya que existen diversas formas de ser y, por lo tanto, múltiples formas de amar.


Hay tipos de pareja en los que predomina la pasión, mientras que en otros lo hacen la complicidad, la ternura o la racionalidad. Todo depende de las características individuales de quienes conforman esa unión y de las circunstancias en las cuales se produce.




No es exagerado afirmar que cada pareja es única, como es único cada individuo. En una relación confluye todo un conjunto de particularidades. A la vez, la interacción modela de forma específica a cada relación. Sin embargo, también existen rasgos comunes que permiten definir diferentes tipos de pareja. Estos son siete de ellos.


Lo que se hace por amor está más allá del bien y del mal”.


-Friedrich Nietzsche-


1. Locamente enamorados

Este es uno de esos tipos de pareja que todos hemos visto alguna vez. Están locamente enamorados el uno del otro y no hacen nada por disimularlo. Todo lo contrario: necesitan constantemente gritarle al mundo que se aman.


Son aquellos que cuando están juntos no dejan de acariciarse, de besarse y de decirse palabras edulcoradas. No pueden vivir el uno sin el otro y suelen ignorar al mundo cuando están juntos. Habitualmente es solo una etapa, o tanta pasión también agota pronto las reservas de interés.






2. Los mejores amigos, otro de los 7 tipos de pareja

Lo que más caracteriza a estos enamorados es que conversan mucho. Casi siempre se les ve compartiendo afablemente las diferentes situaciones. No son muy dados a tener expresiones de afecto en público. Tampoco a compartir los pormenores de su relación con nadie.


Generalmente se trata de parejas que se conforman tras una larga amistad. Hay mucho conocimiento y complicidad entre ellos, pero no son particularmente apasionados. Parecen más bien dos amigos que eventualmente tienen encuentros eróticos. Suelen ser parejas durables.


3. Los evolucionados

Este es uno de estos tipos de pareja que aparecen cada vez con mayor frecuencia. Corresponden a lo que llamamos relaciones abiertas. Es decir, son pareja, pero eso no los limita para mantener relaciones con otras personas con características que podríamos asociar a una pareja.




En este caso no hay infidelidad, porque ambos están de acuerdo en mantener esa dinámica en la relación. No hay engaño. Lo que sí puede haber es dificultades para consolidar un compromiso o para mantenerse en esa apertura por mucho tiempo.




4. Los peleones

Todos hemos visto también alguna vez a una de esas parejas que son inseparables, pero no hacen nada más que pelear. Si él dice blanco, ella dice negro y viceversa. No es raro que terminen su relación varias veces, y varias veces la retomen.


Son parejas apasionadas que hacen del conflicto una especie de condimento para la relación. Y aunque anden como perros y gatos, en realidad no se causan grandes ofensas mutuas. Sus constantes peleas son más bien como un juego de reafirmaciones mutuas. Casi siempre son muy durables.


5. Los de la afición en común

Los dos son aficionadísimos a alguna actividad que probablemente no es tan común. Algo así como escalada, o viajes mochileros, o baile de tango. Con frecuencia se conocen precisamente en la práctica de esa afición y eso los une.


La pasión por su afición se vuelve afortunado cuando se comparte. Ese elemento suele convertirse en un pilar muy sólido para la relación. Es, por así decirlo, el elemento en donde siempre todo vuelve a confluir. Estas parejas también suelen mantenerse en el tiempo.




6. Los sociables

Son esa clase de parejas que se unen principalmente para llevar a cabo alguna actividad social. A los dos les encantan las reuniones de cualquier naturaleza, los cocteles, los almuerzos, las fiestas y todo tipo de situación en donde esté reunida mucha gente.


Se comportan más como acompañantes mutuos que como pareja. Entre ellos no suele haber mucha pasión ni tampoco mucha intimidad. Lo que sí hay es una profunda necesidad de contar con alguien para abrirse al mundo.


7. Los que se aman de verdad

Los que se aman de verdad son los que tienen un amor más bien sereno, en el que de todos modos hay muchas expresiones de afecto. Son parejas que ya llevan un buen tiempo juntos y que han aprendido a sortear los vacíos y los conflictos.


Cada uno de los miembros de este tipo de pareja tiene una vida individual intensa, pero también tiempo para el otro. No siempre están de acuerdo. Su amor cambia de intensidad, sufre altibajos. Sin embargo, se mantienen juntos porque piensan que por debajo de lo cambiante existe un vínculo sólido.


Lo que distingue a estos tipos de pareja es el factor que propicia el vínculo y la calidad de relación que ello genera. Todas ellas pueden convertirse en lo que llamamos “una pareja que se ama de verdad”. Amarse de verdad es eso: aceptar la imperfección mutua y compartida, pero, aún así, seguir adelante.

Por Edith Sánchez
 
Síndrome de Capgras: confundir a seres queridos con impostores




La capacidad para reconocer las caras de los individuos y discriminar entre rostros diferentes está presente desde el nacimiento y se desarrolla durante los primeros años de vida. Pero ¿qué ocurriría si alguna vez te dieras cuenta de que no eres capaz de reconocer a algún familiar próximo? ¿Qué sucedería si pensaras que ha sido suplantado por un impostor?


Esta sensación tan extraña es la que experimentan las personas que padecen el síndrome de Capgras. Creen que sus seres queridos han sido sustituidos por impostores que se hacen pasar por ellos.




Ahora bien, antes de profundizar en este síndrome, es necesario que hagamos un recorrido por varios conceptos como la prosopagnosia y los delirios para comprenderlos y aprender a diferenciarlos.


La prosopagnosia y los delirios

Ya en 1891, Sigmund Freud acuñó el término agnosia, para definir la incapacidad de captar el significado de diversos estímulos sensoriales. Así, la prosopagnosia es una palabra que deriva de la unión de los términos griegos “prósopon”, que significa cara, y “gnosis”, que significa reconocimiento.


Como podéis imaginar, en la prosopagnosia existe una dificultad para reconocer caras familiares. Esto ocurre como consecuencia de lesiones cerebrales, concretamente en regiones parietales o parieto-occipitales.


Por otra parte, un delirio está conformado por ideas (llamadas delirantes) que son transformaciones fantásticas de la realidad, creencias falsas basadas en una interpretación errónea de la realidad por parte del sujeto.


Existen cinco modalidades de vivencias delirantes: la percepción delirante, la interpretación delirante, el juicio delirante, la fantasía delirante y la inspiración delirante.


Hecha esta introducción, debemos decir que los síndromes de falsa identificación delirantes han sido considerados como una curiosidad hasta fechas recientes, en las que ha tomado más relevancia.







Síndromes de falsa identificación

En los síndromes de falsa identificación la percepción se registra adecuadamente, siendo errónea la interpretación de esa percepción. Es decir, lo que ve el sujeto es real pero lo que interpreta no lo es.


Existen cuatro variantes de síndrome de falsa identificación delirante:


  • Síndrome de Capgras: el sujeto percibe falsamente que alguien de su entorno como un pariente cercano o un amigo, ha sido sustituido por un doble, pero este no es del todo exacto.
  • Síndrome de Fregoli: la persona afectada cree que uno o más individuos han alterado su apariencia para asemejarse a personas familiares con el objetivo de perseguirlo o defraudarlo.
  • Intermetamorfosis: el paciente cree que las personas de su entorno han intercambiado sus identidades.
  • El síndrome de dobles subjetivo: el sujeto está convencido de que existen dobles exactos a él.

¿Cuál de estos síndromes de falsa identificación es más común? El síndrome de Capgras es el más común de los delirios de falsa identificación. Se ha llegado a reportar que ocurre en un 5% de los pacientes psicóticos.




Síndrome de Capgras

El síndrome de Capgras fue descrito en 1923 por Jean Marie Capgras y J. Reboul-Lachaux. Una paciente de 53 años con una psicosis crónica tenía la convicción delirante de que su esposo e hijo habían sido suplantados con el fin de perjudicarla.


También llamado delirio de Sosias, el síndrome de Capgras es un trastorno psiquiátrico que consiste en la no identificación de personas familiares, como apuntábamos anteriormente. La persona afectada cree que las personas reales han sido reemplazadas por un doble, un impostor casi idéntico.


En el síndrome de Capgras existe un reconocimiento sin sensación de familiaridad. Es típico de este síndrome que el cónyuge o el hijo de la persona que lo padece induzca un reconocimiento parcial (“se parece a…”) pero insuficiente para estar convencido de su identidad real.


El sujeto doble, o impostor, adquiere para el paciente los mismos rasgos físicos que la persona “original”. Sin embargo, su mente o su personalidad no pertenecen a ella, sino a un impostor.


El delirio del paciente que padece síndrome de Capgras lo lleva a imaginar que el impostor actúa de la misma manera que el sujeto original, creándole confusiones y poniéndolo en evidencia frente al resto.





¿Cuál es la causa del síndrome de Capgras?

El síndrome de Capgras ha sido relacionado con múltiples patologías, generalmente esquizofrenia, déficit de vitamina B12, hipertiroidismo, diabetes mellitus, intoxicaciones, demencias, etc.


Entre las teorías explicativas de los delirios se han propuesto distintos síndromes de desconexión entre las diversas estructuras cerebrales implicadas, así como otras explicaciones sobre la lateralización y la localización de las disfunciones que originan el delirio.


Para establecer el diagnóstico de síndrome de Capgras es necesario que no exista compromiso de conciencia ni una demencia severa, ya que en esas condiciones los errores en el reconocimiento son frecuentes y variables.


¿Tiene tratamiento?

Este extraño síndrome es de difícil tratamiento. Se han aplicado medicamentos antipsicóticos, antidepresivos, terapias cognitivas y de conducta con cierto éxito, pero nada asegura una cura.


En la terapia psicológica se utiliza principalmente la reestructuración cognitiva junto a intervenciones con la familia, debido al costo emocional que supone el síndrome.


El síndrome de Capgras constituye un proceso complejo, que no se limita a un simple problema de procesamiento facial. Es una disfunción múltiple basada en procesos cognitivos relacionados con la familiaridad e implicados en la interpretación de percepciones anómalas y en la formación de creencias.

Por Francisco Pérez

 
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