ASTRONOMIA, FISICA

NO SE SABE CÓMO NI CUÁNDO OCURRIRÁ
¿Cómo será el fin del Universo? Las tres teorías científicas que lo explican
La comunidad científica tiene claro que, tarde o temprano, el Universo tal y como lo conocemos colapsará: no se sabe cuándo, pero sí las tres opciones más viables


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¿Cómo será el fin del Universo? Las tres teorías científicas que lo explican. (Pexels)




RUBÉN RODRÍGUEZ
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ESTUDIO CIENTÍFICO
ENERGÍA
ESPACIO


25/04/2019



"La vida puede ser maravillosa", decía el famoso periodista Andrés Montes. Y es que la vida es el milagro más importante de nuestra existencia, pues una explosión y miles de concatenaciones casualespermitieron que nacieran el Sistema Solar, la Tierra y los seres vivos que la habitamos. Pero ¿podría acabarse el Universo alguna vez? La respuesta es sí, pero lo que no se sabe es ni cómo, ni cuándo, ni por qué... Aunque sí de qué manera se puede producir.

Los expertos no se ponen de acuerdo en cuáles podrían ser las razones por las que podría acabarse el universo, pero lo que sí parece claro es que existen tres grandes teorías para explicar el fin de la humanidad, todas ellas basadas en las fuerzas de atracción y de repulsión. Buena parte de los científicos se encasillan en una de ellas, que servirán para explicar a grandes rasgos la desaparición del Universo: un Big Freeze, un Big Crunch o un Big Rip. ¿En qué consisten cada una de ellas?


Big Freeze

El primer escenario se basa en un colapso generalizado en el Universo, en el que todas las estrellas terminarían por consumir su combustible nuclear, sin posibilidad de volver a rellenar sus niveles. ¿El motivo? La fuerza de repulsión sería más fuerte que la gravedad, terminando por separar los planetas entre sí, perdiendo su energía, siendo incapaces de generar nuevas estrellas y sumiéndose en un frío eterno provocando la muerte térmica del Universo.

Esta situación provocaría que buena parte de las estrellas pasaran a convertirse en enanas blancas, un remanente estelar que se provoca cuando 'muere' un astro y sobre el que los científicos aseguran que el 97% de las estrellas que conocemos pasarán a esta forma en algún momento de su vida, incluido el Sol. Otros cuerpos celestes de mayor tamaño se convertirían en agujeros negros, terminando por consumir toda la materia que encuentren a su paso.







Big Crunch
Se trata de otra de las opciones más respetadas, en lo que puede llegar a considerarse el caso contrario al Big Bang. También se formaría un Universo diferente al que conocemos, pero en esta ocasión, en lugar de ser consecuencia de una gran explosión, sería por una especie de retorno a los orígenes. Lo que los expertos postulan es que la atracción gravitatoria de las estrellas provocará que, en algún momento, todas vuelvan a unirse en un solo elemento.

Esta situación daría lugar a que todas las galaxias y las estrellas formaran un único cuerpo celeste para, poco después, convertirse en un punto minúsculo de materia. Los expertos que apoyan esta teoría consideran que el Universo es un ecosistema ordenado y que, igual que de un punto pequeño se expandió para formar un Universo infinito, en algún momento indefinido ese mismo Universo volverá a sus inicios y se convertirá en ese mismo conjunto de masa de escaso tamaño.



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(Pexels)




Big Rip
Por último, el tercer gran escenario que se plantean los científicos tiene que ver directamente con la materia oscura. Al tratarse de un elemento tan poco conocido, solo cabe especular sobre ella, pero en caso de que la presión ejercida tuviera unos determinados valores, la posibilidad de que el Universo deje de ser como es pasa a ser posible. ¿Cómo? Con el desgarramiento del sistema, en el que la gravedad perdería su función, provocando que las estrellas se separen.

El fin del Universo comenzaría con las galaxias separadas entre sí; después, los planetas dejarían de formar parte de las galaxias y perderían su cohesión gravitatoria; por último, las estrellas y planetas se convertirían en átomos separados, que terminarían por ser consumidos por la radiación. Así, en el Universo solo quedarían partículas subatómicas flotantes, separadas de por vida entre sí y sin posibilidad de volver a unirse nunca más.

https://www.elconfidencial.com/tecn...o-como-sera-tres-teorias-cientificas_1962674/
 
La historia desde el Big Bang hasta el final del universo en ocho momentos claves
El historiador David Christian entrelaza en «La gran historia de todo» la evolución del cosmos, de la vida y del hombre para conocer nuestro pasado e imaginar el futuro
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SeguirJudith de Jorge@judithdj
Madrid Actualizado:28/04/2019 10:47h

Hace 40.000 años, un grupo de personas se sentaba alrededor de una hoguera al ponerse el sol en la orilla del lago Mungo, en Nueva Gales del Sur, Australia. Los mayores contaban a los jóvenes historias que habían aprendido de sus antepasados, relatos en los que intentaban dar explicación a las estrellas, a su propia existencia o a la de los lagartos monitor, los ualabíes o los wombats que encontraban cuando salían de caza. De esta forma, los maestros trazaban las grandes líneas de un mapa de conocimiento común que mostraba a los miembros del clan el lugar que ocupaban en el universo.

Desde entonces, el saber que ha acumulado la humanidad es exponencialmente más complejo. Qué sabrían las gentes del lago Mungo de cálculos matemáticos, física cuántica o tectónica de placas. Pero a diferencia de ellos, rara vez somos capaces de tejer todos esos conocimientos en un relato coherente y fiable, alejado de los mitos, que dé forma a nuestra identidad. Ese es el objetivo con el que David Christian, profesor en la Universidad Estatal de San Diego y erudito de la historia rusa, ha escrito «La gran historia de todo» (Crítica), un título sin duda ambicioso pero que cumple con honestidad lo que promete: Contarlo todo, desde la gran explosión conocida como Big Bang que dio origen a nuestro universo a lo que ocurrió prácticamente ayer. Y lo que está por venir.

El autor es el creador de la llamada «Big History» (Gran Historia), una especie de metanarrativa construida a partir de disciplinas científicas e históricas dispares que tiene entre sus fervientes defensores al magnate Bill Gates, quien está ayudando a llevarla a las escuelas secundarias de todo el mundo. En el ensayo, Christian lleva a cabo su enorme empresa apoyándose en ocho momentos clave en los que han surgido nuevas formas de complejidad, entre los que destacan el nacimiento de las primeras estrellas, la formación del sistema solar, la aparición de los primeros seres vivos en la Tierra, el fin de los dinosaurios, las primeras pruebas de Homo sapiens, los imperios, los combustibles fósiles, la llegada a la Luna, la globalización y lo que irremediablemente sucederá en el futuro: la muerte del Sol y el triunfo de la entropía o el fin del universo. ¿Es que hay algo más que se pueda contar? Pese a lo atrevido de la propuesta, es justo reconocer al autor un mérito inmenso: que cada capítulo se lea con gusto, como si se tratara de una gran novela en la que suceden las cosas más increíbles. al tiempo que mantiene una rigurosidad científica exquisita.

unos restos humanos en Marruecos de 300.000 años de antigüedad, matizando que la exacta relación que pueda vincularlos con nosotros «sigue siendo incierta». Atreverse con absolutamente todo es tan osado que no sería difícil que haya expertos dispuestos a puntualizar algunos asuntos y mover algunas comas.

El milagro de la vida
Pero si hay algo que rezuma el libro es que somos unos suertudos. La vida en la Tierra es prácticamente un milagro que debemos agradecer a un sol fiable del que mantenemos una distancia adecuada, una luna insólitamente grande que estabiliza tanto la órbita como la inclinación del eje de rotación terrestre... Muchas cosas podían haber salido mal. Una supernova o el choque con otro planeta nos podrían haber barrido del mapa. Pero aquí estamos los seres humanos, tan grandes para una bacteria como el Burj Khakifa de Dubai, con sus 830 metros de altura, para una hormiga.

Tan grandes y qué poco relevantes, como nos hace ver el historiador desde el principio. Si pensamos que el universo surgió hace 13,8 años en vez de 13.800 millones, los primeros seres vivos hicieron su entrada hace 3 años y 9 meses y nosotros mismos hace apenas 100 minutos. ¡No es nada! Y no conquistamos nuestro satélite natural hasta hace 1,5 segundos. Sin embargo, cuántas cosas hemos hecho en tan poco tiempo y qué influencia ejercemos en nuestro medio, tanta que nuestra época se llama Antropoceno. En nuestras manos está, dice el autor, no llevar el planeta a la hecatombe. Y si somos capaces de prosperar, perdurar y salvar el globo, lo que viene después será un buen número de preguntas. ¿Habrá una mente global única e inmensa gracias a la tecnología? ¿Encontraremos una fuente de energía inagotable? ¿Emigrarán nuestros descendientes a otros mundos? Sea como sea, David Christian recuerda que el universo es «indiferente a nuestro destino». En última instancia, una canibalesca guerra civil de agujeros negros hará que desaparezca cualquier rastro de estructura y orden en el cosmos. Y quizás la historia prosiga en otro universo que no conocemos.

«La gran historia de todo». David Christian. Ensayo. Traducción: Tomás Fernández Aúz. Editorial Crítica, 2019. 448 páginas. 23,90 euros
https://www.abc.es/ciencia/abci-his...cho-momentos-claves-201904280157_noticia.html
 
Solar Orbiter: una misión para descifrar el enigma de las tormentas solares

La Agencia Espacial Europea lanzará en febrero la sonda, que además de tomar el pulso del Sol, tomará las primeras fotografías de ambos polos



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Recreación de la Solar Orbiter frente al Sol - ESA/ATG/ NASA / SDO / P. Testa (CfA)




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MadridActualizado:28/04/2019


Las imágenes de las diferentes misiones Apolo de los años 60 y 70, con astronautas flotando al lado de las naves espaciales o andando por la superficie de la Luna, han aparecido millones de veces en la prensa, en los libros, en la televisión, en el cine... Sin embargo, pocas veces se ha contado sobre la inocencia de aquellos viajes y la ciencia en ciernes detrás de ellos. Por ejemplo, por aquella década, aún no sabía que, en realidad, fue cuestión de suerte que los cosmonautas no acabaran literalmente «fritos»: si aquellos paseos hubiesen coincidido con una repentina fulguración solar, la radiación les habría matado.

Tampoco contaron con la contaminación que provocaba el polvo lunar adherido a sus botas -y cargado de la misma y peligrosa radiación solar-, que entraría en el módulo lunar al regreso de la histórica caminata de Neil Armstrong y Buzz Aldrin. Porque, a pesar de que el Sol es un viejo conocido para la humanidad, incluso aún hoy desconocemos muchas cosas básicas de nuestra estrella -y sus potenciales peligros-. Y si la intención es volver a la Luna para llegar a Marte, o simplemente conocer los mecanismos que rigen el espacio y el origen de nuestro vecindario cósmico, el Sol es el punto de partida perfecto.

Ahí es donde entra la misión Solar Orbiter. Para tratar de comprender un poco mejor ese gigante vital en nuestra existencia, la Agencia Espacial Europea (ESA), en colaboración con la NASA, enviará el próximo mes de febrero una compleja sonda que, por primera vez, tomará fotos de los polos del Sol y monitorizará su actividad desde cerca -concretamente a tan «solo» 42 millones de kilómetros, la segunda marca más próxima del hombre-, para intentar comprender fenómenos tan complejos y repentinos como las tormentas solares, cómo funciona el rápido e infernal viento solar y enteder un poco mejor sus «caprichosos» ciclos.




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Recreación de la Solar Orbiter -




Temperaturas de 500 grados

La principal complicación de la tarea es obvia: aguantar temperaturas de 500 grados. Y no es el único reto, ya que la sonda también tendrá que operar de forma autónoma cuando su órbita se esconda de la vista terrestre detrás de la estrella o reconducir por sí misma y de manera rápida su trayectoria cuando ésta se desvíe lo más mínimo, o de lo contrario algunos instrumentos fundamentales podrían quedar «achicharrados». Pero, en palabras de César García, jefe de proyecto de la misión, «después de años de duro trabajo, mucho aportado por empresas y trabajadores españoles, podemos decir que Solar Orbiter está más que lista para ser lanzada», lo que ocurrirá, si no hay más retrasos, en febrero de 2020.

Para el principal de los desafíos se ha construido una suerte de escudo térmico fabricado con decenas de capas de distintos materiales: desde mantas térmicas adaptadas a titanio y un recubrimiento de carbono-calcio carbonizado hecho a partir de huesos de animales triturados. Todo esto conseguirá que el panel irradie el calor fuera de la sonda y la protegerá de las partículas atómicas procedentes del Sol.




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Vista en infrarrojo durante las pruebas en Alemania de la Solar Orbiter. El rango Ede colores indica las temperaturas de la superficie de la nave espacial, que corresponden al del indicado en la barra de colores en el lado derecho (más calor cuando más claro, más frío cuando más oscuro) - Airbus Defence and Space/IABG




Fotografías nunca antes vistas de los polos del Sol

El escudo se ha construido con una serie de compuertas que se abrirán en periodos muy concretos para tomar imágenes. «Tenemos que ser muy precisos a la hora de decidir cuáles son los mejores momentos para tomar fotografías del Sol. La misión ha elegido tres ventanas de diez días cada una que corresponden a los momentos en que Solar Orbiter está más cerca de la estrella, cuando pasa por su polo norte y cuando pasa por su polo sur», explicó en la presentación de la misión en Madrid Anik De Groof, coordinadora de operaciones de instrumentación y la última encargada de decidir cuándo se «abrirán escotillas» en la nave.

Es decir, de momento solo está previsto que la sonda tome imágenes durante 30 días, si bien la duración total de la misión estará operativa, al menos, hasta 2029. «Lo mismo pensamos de la sonda SOHO, que subió para dos años, y ya lleva más de dos décadas en órbita y funcionando. Es algo que nos encargamos de recordar periódicamente a la NASA», bromeó el jefe de proyecto de la ESA durante el acto, celebrado en el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC), en Villanueva de la Cañada (Madrid).

De hecho, este centro será el encargado de recibir toda la información enviada por los diez instrumentos a bordo, que tienen un total de 27 sensores diferentes de los cuales 9 son telescopios. Entre todos medirán, por una parte, las partículas y los eventos que se produzcan en las inmediaciones de la nave, incluidas partículas cargadas y campos magnéticos del viento solar, ondas magnéticas y de radio del viento solar, y partículas cargadas de energía. Y, por otra, observarán la superficie y la atmósfera del Sol, tomando imágenes de altísima resolución de las erupciones solares, por ejemplo.



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La nave espacial Solar Orbiter durante los preparativos para la campaña de pruebas de vibración en las instalaciones de IABG en Ottobrunn, Alemania - ESA - S. Corvaja




Los ciclos de nuestra estrella, una incógnita

Hasta ahora, sabemos que el Sol presenta un ciclo de unos once años en el que su actividad magnética varía entre un mínimo y un máximo. En la actualidad, nuestra estrella está en un mínimo solar, pero, cuando está en su máximo de actividad magnética, expulsa grandes cantidades de material y muestra un gran número de manchas solares que se aprecian como zonas más oscuras.

Estos cambios de actividad tienen un impacto enorme en todo el espacio, incluida la Tierra. Y uno de los fenómenos más temidos es el de las tormentas solares, en las que el Sol emite fulguraciones (que lanzan energía equivalente a 10 millones de bombas de hidrógeno) y CME que eyectan unos 10.000 millones de toneladas a una velocidad máxima de doce millones de kilómetros por hora, resulta importante su estudio para comprender mejor la influencia del Sol en nuestro planeta.

Claro ejemplo de ello es el famoso evento Carrington, la tormenta solar más potente de la que la Humanidad tiene constancia y que se produjo a finales del verano de 1859. Se dice que se apreciaron auroras boreales a latitudes insospechadas, como en Cuba o en la misma Madrid. Pero lo peor fueron sus consecuencias: los cables del recién estrenado telégrafo sufrieron cortes y generadores acabaron ardiendo. En una sociedad tan dependiente de la electricidad, que se repitan fenómenos similares «puede llevarnos a una época pre-eléctrica».

«Ya se están tomando medidas al respecto, y Solar Orbiter puede audar mucho en fenómenos de este tipo. Pero también es cierto que Europa, al contrario de América, está más a salvo de que se vuelva a repetir», explicó a ABC Javier Rodríguez-Pacheco, investigador principal de EPD, uno de los principales instrumentos y cuyo desarrollo ha estado liderado por la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), quien ha coordinado a un equipo español y alemán.

Tecnología española a bordo de la Solar Orbiter

El instrumento ideado por el equipo de Rodríguez-Pacheco es un detector de partículas energéticas cuyo objetivo es, precisamente, conocer los mecanismos que aceleran estas partículas y que producen las tormentas solares. Y, en consecuencia, preverlas con la suficiente antelación como para que no se vuelva a repetir un evento como el de Carrington.

Y no será la única aportación española: el telescopio SO-PHI, que sondeará la capa más profunda a la que llegan los artefactos en la Solar Orbiter. Sus dos telescopios escudriñarán el campo magnético, que se encuentra anclado en la superficie solar, donde se producen la mayor parte de los fenómenos energéticos. También tiene firma española las compuertas que permitirán ver las imágenes del Sol como nunca lo habíamos hecho.

Todo este viaje se lleva planeando desde principios de los 90. Los próximos meses la aventura de Solar Orbiter se enfrenta a los últimos preparativos para que en febrero de 2020 comience su andadura cercana al Sol aprovechando las órbitas de la Tierra y Venus. Por delante, tres años hasta que alcance posición y otros tantos de observaciones que marcarán la astrofísica del futuro y ayudar a losArmstrong y Aldrin que visitarán Marte con las mayores garantías posibles.

https://www.abc.es/ciencia/abci-sol...a-tormentas-solares-201904280157_noticia.html






 
Misión espacial: Bridgestone crea unos neumáticos para ir a la luna
La investigación busca expandir el dominio de la actividad humana y el desarrollo de la propiedad intelectual en la exploración espacial
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Bridgestone busca soluciones a los retos y dificultades de moverse por la superficie lunar (Bridgestone)
REDACCIÓN
29/04/2019 06:00
Actualizado a 29/04/2019 10:08

El afán humano de expandirse por otros planetas es incesable. Científicos y astrónomos evalúan continuamente la habitabilidad en otros planetas del sistema solar, pero, a pesar de los avances realizados, aún sigue siendo una realidad lejana.

No obstante, en el caso de conseguirlo, hay que estar bien preparados. El Grupo Bridgestone, la compañía fabricante de neumáticos y productos derivados del caucho, participará en una misión espacial internacional junto con la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA, por sus siglas en inglés) y Toyota Motor Corporation. La investigación busca expandir el dominio de la actividad humana y el desarrollo de la propiedad intelectual en laexploración espacial.

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Su objetivo, es que los róvers sean capaces de navegar más de 10.000 km por la luna (ElOjoTorpe / Getty)
El conocimiento de Bridgestone sobre neumáticos les permitirá buscar soluciones a los retos y dificultades de moverse por la superficie lunar. Para ello, la compañía pretende desarrollar una rueda elástica para soportar el peso, la aceleración y el frenado de los róvers, los astromóviles que serán tripulados, para así minimizar la absorción de impactos y mejorar la maniobrabilidad. Su objetivo, es que los róvers sean capaces de navegar más de 10.000 km por la luna.

“Creemos que nuestras capacidades técnicas nos permiten explorar el desarrollo de un neumático capaz de funcionar incluso en las condiciones más duras experimentadas en la superficie de la luna, lo que nos llevará a un mayor nivel de movilidad para toda la humanidad”, explicó Nizar Trigui, director de tecnología de Bridgestone Américas en el 35º Simposio Espacial celebrado a principios de este mes en Colorado, Estados Unidos.

Para la compañía esto supone un desafío único. Asimismo, se compromete a desarrollar un parche de contacto capaz de funcionar incluso en las condiciones más difíciles de movilidad que se experimenten en este satélite. “Esta misión representa ese compromiso de Bridgestone de mejorar la forma en que las personas se mueven, viven, trabajan y se divierten”, concluyó Trigui.

https://www.lavanguardia.com/motor/...-luna-bridgestone-neumaticos-jaxa-toyota.html
 
Antonia Ferrín, la gallega pionera en astronomía que no podía llevar pantalones
Fue la primera mujer en defender una tesis en su campo en nuestro país y se interesó por muchos ámbiros de la ciencia, desde las matemáticas a la química



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Antonia Ferrín Moreiras en su despacho del Observatorio de Santiago de Compostela - Foto del Archivo de la familia Ferrín Moreiras, Consello da Cultura Galega.



Marta Macho-Stadler
Actualizado:27/04/2019



Antonia Ferrín Moreiras nació en Orense el 13 de mayo de 1914. Era la tercera de cuatro hermanas en una familia con pocos recursos económicos. Su padre era profesor de matemáticas. A pesar de las costumbres de la época y de la escasez de medios, la familia deseaba que las cuatro hijas (Antonia, Celsa, María y Pastora) tuvieran acceso a estudios superiores. Así, en 1920, dejaron Orense para instalarse en Santiago de Compostela.

Desde muy pequeña Antonia fue una alumna destacada. Con nueve años comenzó sus estudios de bachillerato de Ciencias en el Instituto General y Técnico de Santiago de Compostela, desde el que pasaría al Instituto Nacional de Secundaria para cursar el bachillerato Universitario.

Con dieciséis años se matriculó en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) para iniciar sus estudios de Química. ¿Por qué eligió la química? Porque era la única licenciatura ofertada en aquella facultad. Gracias a sus buenas calificaciones, Antonia obtuvo becas y la exención de tasas, lo que le permitió financiar y realizar sus estudios. En 1935 consiguió dos títulos: el de licenciada en Químicas y el de Maestra Nacional.

Enrique Vidal Abascal (1908-1994), fundador de una importante escuela de geometría diferencial en nuestro país. Antonia trabajó como profesora ayudante, y después adjunta, en la cátedra que ocupaba el matemático en la Facultad de Ciencias de la USC.

Vidal Abascal había realizado su tesis doctoral (titulada El problema de la órbita aparente de las estrellas dobles visuales) bajo la supervisión del conocido astrónomo y matemático Ramón María Aller(1878-1966). El geómetra presentó a Antonia a su director de tesis y, a partir de ese momento, Ferrín Moreirasañadió la astronomía a sus intereses.

Ramón María Aller dirigió el Observatorio Astronómico de la USC, fundado en 1943. Antonia aprendió astronomía con este científico con el que colaboró durante más de veinte años. En 1950, gracias a una beca del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Antonia consiguió entrar en el observatorio de la USC. Dos años más tarde obtuvo un contrato de ayudante de investigación, que conservaría hasta 1963.

Entre 1954 y 1956, Antonia realizó cursos de doctorado en Madrid, con la astronomía como tema central. En el observatorio calculaba, medía y analizaba el cielo. Efectuaba medidas micrométricas de estrellas dobles, observaba pasos de estrellas por dos verticales y ocultaciones de estrellas por la Luna, y publicó algunos de los resultados obtenidos en revistas especializadas.

Antonia recordaba el frío que pasaba en el observatoriomientras investigaba en pleno invierno; sus faldas no le daban suficiente abrigo: «Las noches de observación supusieron horas de intenso frío, porque no podía vestir pantalones en un tiempo en el que esta prenda no se toleraba en las mujeres».



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Antonia Ferrín Moreiras y Ramón María Aller en el observatorio de Santiago de Compostela - Archivo de la familia Ferrín Moreiras / Consello da Cultura Galega



En 1963 defendió su tesis doctoral Observaciones de pasos por dos verticales, la primera tesis defendida en la Facultad de Matemáticas de la USC y dirigida por su octogenario maestro. Fue también la primera tesis sobre astronomía defendida por una mujer en España.

En 1964 fue nombrada Catedrática Numeraria de Matemáticas en la Escuela Femenina de Magisterio Santa María de la Universidad Central de Madrid. La «incansable» Antonia impartió allí clases de matemáticas, de astronomía y desempeñó diferentes cargos directivos. Y allí permaneció hasta su jubilación forzosa en 1984.

Vivió su retiro entre Santiago y Madrid, aunque siempre mantuvo una intensa actividad. En 2008 fue la madrina en el 50 aniversario de la Facultad de Matemáticas de la USC. Con gran sentido del humor, comentó en ese evento que acudía «en plena juventud, con 94 años cumplidos para no correr el riesgo de emocionarme».

Antonia Ferrín Moreiras falleció en Santiago de Compostela el 6 de agosto de 2009. Sin duda, fue (y es) un ejemplo de inteligencia, de extraordinaria capacidad de trabajo y de singular pasión por el conocimiento.


Marta Macho-Stadler es profesora de matemáticas en la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

Este artículo se publicó originalmente en The Conversation.



https://www.abc.es/ciencia/abci-ant...a-llevar-pantalones-201904270229_noticia.html
 
Descubren un «aspersor cósmico», lanzando chorros de plasma a la velocidad de la luz
Observan por primera vez un agujero negro generando «jets» de energía curvados en vez de rectos
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Los agujeros negros tienen la capacidad de engullir estrellas y nubes de gas próximas, para nunca dejarlas salir del abrazo de su gravedad. Al hacerlo, normalmente están girando, y suelen generar los llamados discos de acreción, anillos de gas muy caliente y magnetizado que giran a enormes velocidades, y que emiten dos potentes chorros o «jets» de radiación y partículas a la velocidad de la luz. Lo más interesante es que muchos de los fenómenos que generan estos chorros, y que están relacionados con la Relatividad General de Albert Einstein, todavía no son del todo conocidos.

En todo caso, estos chorros son generalmente surtidores enhiestos, de hasta miles de años luz de largo, que señalan como un faro la situación de los agujeros negros. Sin embargo, este lunes, un grupo de científicos ha publicado unas observaciones en la revistaNature en las que han mostrado dos de estos chorros que, en lugar de ser rectos, recuerdan a un aspersor de jardín. De acuerdo con lo concluido por científicos de la Universidad de Curtin (Australia), asociados con el Centro de Investigación de Radio Astronomía (ICRAR), el agujero negro V404 Cygni, a 8.000 años luz de distancia, emite dos potentes chorros o «jets» que se caracterizan por estar curvados.

«Este es uno de los agujeros negros más extraordinarios con los que me he encontrado», ha dicho en un comunicado James Miller-Jones, director de la investigación.

Como muchos agujeros negros, V404 Cygni se está alimentando de una estrella vecina, quitándole el gas y formando un disco de material que le rodea y gira hacia él a causa del tirón gravitatorio. En concreto, se considera que está formado por un pequeño agujero negro de una decena de masas solares y una estrella similar al Sol. «Lo que es diferente en este caso» –ha dicho Miller-Jones– «es que creemos que el disco de material no está alineado con el agujero negro».

Como una peonza
De hecho, sostienen que la parte interna del disco cabecea como una peonza, lo que genera un movimiento circular que lleva a que los «jets» cambien su orientación y adquieran ese patrón curvado, tan similar al de un aspersor giratorio. Además, cambian de dirección en tan solo un par de horas.

«La parte interna del disco de acreción está cabeceando –este movimiento se conoce como precesión– y expulsando los chorros a su alrededor», ha dicho el científico. «Es como el cabeceo de una peonza, a medida que se frena, con la diferencia de que en este caso, el cabeceo es causado por la teoría General de la Relatividad de Einstein».

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Representación del agujero negro. La parte interior del disco de acreción no está alineada con el resto - ICRAR
Según las conclusiones obtenidas por los investigadores, el disco de acreción de V404 Cygnus tiene 10 millones de kilómetros de ancho. Pero una parte muy interna, de apenas unos miles de kilómetros de diámetro, se hinchó y comenzó a cabecear durante un estallido de radiación detectado en 2015, y que duró dos semanas.

Esto permitió que los telescopios de medio planeta apuntaran a la región. «Todo el mundo se lanzó a observar estos estallidoscon todos los telescopios que pudieron», ha recordado Miller-Jones. «Hicimos una cobertura increíble».

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Uno de los platos que componen el sistema de radiotelescopios del VLBA - Dominio público
Los investigadores se valieron de observaciones del Very Long Baseline Array (VLBA), un complejo de radiotelescopios, compuesto por más de 10 platos, situados en varios puntos de Estados Unidos.

Tal como ha explicado Alex Tetarenko, coautor e investigador de la Universidad de Alberta (Canadá), el rápido movimiento de los chorros de V404 Cygnus les obligó a adaptar su estrategia de observación para evitar que las imágenes saliesen movidas: «–tomar fotos fijas– sería como intentar tomar una foto de una cascada con una velocidad de un segundo en el obturador», ha dicho Tetarenko. Así que, en vez de eso, los astrónomos produjeron 103 imágenes individuales, cada una de 70 segundos, y las unieron en una película.

Esta investigación no solo permite averiguar nuevos detalles sobre cómo los agujeros negros generan chorros o «jets» de energía, sino que permite comprender otros fenómenos astrofísicos. En opinión de Gemma Anderson, otra de las coautoras y también investigadora en la Universidad de Curtin, este cabeceo en la parte interna del disco podría aparecer también en otros eventos extremos.

«En cualquier caso en el que el giro del agujero negro y de la materia que cae en su interior se desacoplen, esperaríamos observar algo similar», ha explicado. Siempre, eso sí, que caiga tanto material al agujero negro como para permitir la emisión de estos chorros, cosa que puede ocurrir por ejemplo en agujeros negros supermasivos o en eventos de disrupción de marea, en los que una estrella es desgarrada por alguno de estos objetos.

https://www.abc.es/ciencia/abci-des...os-plasma-velocidad-201904292119_noticia.html
 
El asteroide Apofis llega en 2029, ¿qué vamos a hacer?
Astrónomos no quitarán ojo a la enorme roca cuando se acerque a tan solo 30.000 km de la Tierra, distancia a la que se encuentran muchos satélites geoestacionarios.


29 El enorme asteroide Apofis no chocará contra la Tierra, de momento

El 13 de abril de 2029, una mota de luz cada vez más brillante y más rápida atravesará el cielo nocturno. Llegará un punto en el que viaje más que el ancho de la Luna llena en un minuto y se volverá tan brillante como las estrellas de la Osa Menor. Por fin, nos encontraremos cara a cara con el amenazador asteroide Apofis, una roca de 340 metros de ancho que se paseará a 31.000 kilómetros de la superficie de la Tierra, una distancia cercana a la que orbitan algunos satélites geoestacionarios. Eso sí, los astrónomos de la NASA aseguran que su visita no entraña peligro alguno para el planeta.

Catalogado con el número 99942, Apofis fue descubierto en 2004 por un equipo del Observatorio Nacional de Kitt Peak (Arizona, EE.UU.). Los primeros cálculos sobre su trayectoria señalaron entonces hasta un 2,7% de probabilidades de que hiciera impacto contra nosotros en abril de 2029. El hallazgo causó un gran revuelo y la roca se ganó el apodo de «asteroide del día del juicio final». A pesar de que estudios posteriores descartaron por completo esa posibilidad, la leyenda no ha abandonado a este objeto celeste.

¿Miedo? Todo lo contrario. La comunidad internacional de investigación de asteroides no podría estar más emocionada, dicen desde el Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL) de la agencia espacial estadounidense en Pasadena (California). Tanto que en la Conferencia de Defensa Planetaria 2019 en Maryland ya han comenzado a discutir los planes de observación y las oportunidades científicas de un evento celeste para el que aún falta una década. Incluso plantean la posibilidad de enviar una misión al asteroide.

«La aproximación de Apofis en 2029 será una oportunidad increíble para la ciencia», afirma Marina Brozovi, científica que trabaja en observaciones por radar de objetos cercanos a la Tierra (NEOs) en el JPL. « Observaremos el asteroide con telescopios ópticos y de radar. Con las observaciones por radar, quizás podamos ver detalles de la superficie que solo tienen unos pocos metros de tamaño», afirma.

Visible a simple vista
Es raro que un asteroide de ese tamaño pase tan cerca de la Tierra. Aunque los científicos han descubierto pequeños asteroides, del orden de 5 a 10 metros, volando a una distancia similar, los del tamaño de Apofis son mucho menos numerosos y, por lo tanto, no pasan con tanta frecuencia.

Apofis, que parece un punto de luz en forma de estrella en movimiento, será visible a simple vista primero en el cielo nocturno sobre el hemisferio sur, volando sobre la Tierra desde la costa este hasta la costa oeste de Australia. Luego cruzará el Océano Índico y ya de noche en la Península ibérica continuará moviéndose hacia el oeste, por encima de África. A medianoche, aproximadamente, el objeto se situará sobre el Atlántico, y se moverá tan rápido que cruzará el océano en solo una hora. A la una de la madrugada, el asteroide también habrá cruzado Estados Unidos.

Posibilidad de impacto
Desde su descubrimiento, los telescopios ópticos y de radar han rastreado a Apofis a medida que continúa en su órbita alrededor del Sol, por lo que los científicos conocen bastante bien su futura trayectoria. Los cálculos actuales muestran que la roca todavía tieneuna pequeña posibilidad de impactar contra la Tierra, pero es insignificante: menos de 1 entre 100.000 en muchas décadas. De todas formas, futuras mediciones de su posición podrían descartar cualquierposible impacto.

Por eso es tan importante echarle un ojo a su paso en 2029, cuando científicos de todo el mundo tendrán la oportunidad de realizar un estudio detallado del tamaño, la forma, la composición y posiblemente el interior del asteroide.

«Ya sabemos que el encuentro cercano con la Tierra cambiará la órbita de Apofis, pero nuestros modelos también muestran que podría cambiar la forma en que gira, y es posible que haya algunos cambios en la superficie, como pequeñas avalanchas», apunta Davide Farnocchia, astrónomo del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra(CNEOS) del JPL.

«Apofis es un representante de los aproximadamente 2.000 asteroides potencialmente peligrosos actualmente conocidos», añade Paul Chodas, director de CNEOS. «Al observar a Apofis durante su sobrevuelo en 2029, obtendremos un importante conocimiento científico que algún día podría usarse para la defensa planetaria», señala. Está claro que ese punto en el cielo captará la atención de todos dentro de una década.

https://www.abc.es/ciencia/abci-asteroide-apofis-llega-2029-vamos-hacer-201904301145_noticia.html
 
Tras diez años de silencio, la estrella XTE J1810–197 vuelve a emitir ondas de radio
Inexplicablemente, las emisiones terminaron bruscamente en 2008, y ahora han vuelto a comenzar
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SeguirJosé Manuel Nieves@josemnieves
Actualizado:06/05/2019 20:53hhttps://www.abc.es/ciencia/abci-mis...venir-de-un-magnetar&vli=noticia.foto.ciencia

Se trata, según los astrónomos que la estudian, de una de las estrellas más extrañas del Universo. Pertenece a la ya poco común categoría de los magnetares, cadáveres estelares de enorme densidad y que poseen, sin que se sepa muy bien por qué, poderosísimos campos magnéticos, que pueden llegar a ser hasta trillones de veces más potentes que el de la Tierra.

Solo se conocen 23 magnetares «ahí arriba». 23 casos en medio de billones y billones de estrellas. Pero XTE J1810–197 es, además, completamente distinto a la mayoría de ellos, lo que lo convierte en excepcionalmente raro. Solo cuatro de los magnetares conocidos, en efecto, son capaces de enviar ondas de radio, y nuestro XTE J1810–197 es uno de ellos.

O por lo menos lo era hasta finales de 2008, cuando de repente dejó de emitir. Desde entonces, y a pesar de su repentino silencio de radio, un equipo de científicos del Instituto Max Planck de Radioastronomía y la Universidad de Manchester no le han quitado el ojo de encima. Y ahora, una década después, tan repentinamente como cesó, la emisión de ondas de radio ha vuelto a empezar.

Según explican los astrónomos en un artículo publicado hace algunas semanas en Arxiv.org, desde el pasado 8 de diciembre y sin previo aviso, los instrumentos empezaron a recibir un nuevo flujo de ondas de radio desde el misterioso objeto. Y lo más interesante, el perfil de las ondas emitidas en esta ocasión difiere sustancialmente de las generadas hace ya más de una década.

«Las variaciones de pulso observadas hasta ahora desde la fuente - escriben los autores- han sido significativamente menos dramáticas, en escalas de tiempo de horas a meses, que las observadas en 2006». Entre ellas, destacan una serie de pequeñas ondas en la escala de milisegundos que, según los científicos, podrían deberse a «pequeños escalofríos» en la corteza de la estrella.

El misterio de los magnetares
Lo malo es que sabemos aún muy poco sobre los magnetares. Los modelos vigentes sugieren que se forman del mismo modo que las estrellas de neutrones, a partir del colapso gravitatorio de los núcleos de enormes estrellas agonizantes. La gravedad aplasta de tal forma esos núcleos que los átomos se rompen y las partículas que lo forman se apretujan unas contra otras. El resultado es un « cadáver estelar» de reducidas dimensiones, no mayor que una ciudad pequeña, pero con una masa equivalente a varios soles.

En algún momento de ese proceso, ese cuerpo enormemente compacto empieza a generar campos magnéticos que pueden llegar a ser de 10^15 gauss. Pensemos que un simple imán de nevera tiene cerca de 50 gauss, y que eso es ya casi 100 veces más fuerte que el campo magnético de la Tierra...

La ciencia no está aún muy segura de cómo puede llegar a formarse un campo magnético de tal intensidad, aunque se cree que podría deberse a la rapidísima rotación, hata varios cientos de veces por segundo, de estos cadáveres estelares.

Estallidos de rayos gamma
Por si eso pareciera poco los magnetares se asocian, también, a una serie de potentes y extrañas explosiones de rayos gamma y rayos X, los eventos más poderosos del Universo conocido y que los astrónomos, de vez en cuando, detectan en sus telescopios.

Pero volvamos a XTE J1810–197. En el año 2003, y tras un breve pero intenso destello de rayos X, nuestro magnetar empezó a emitir pulsos de ondas de radio, una vez cada cinco segundos y medio. Era la primera vez que se veía algo así. Y esas emisiones, como se ha dicho, continuaron hasta finales de 2008. Años después, sin embargo, el mismo comportamiento se detectó también en otros tres magnetares. Cuatro de los 23 conocidos, pues, estaban emitiendo ondas de radio.

¿Podría ser que en realidad todos los magnetares estuvieran emitiendo del mismo modo? ¿O solo XTE J1810–197 y sus tres «socios» son capaces de hacerlo? Y sobre todo ¿Por qué tiene lugar este extraño comportamiento? Según el nuevo estudio, podría ser que los «temblores» de la corteza de esas estrellas (el equivalente a un terremoto en la Tierra), contribuyan de alguna manera a las emisiones. Pero nadie, a día de hoy, puede estar seguro de eso.

Para completar el cuadro, otro equipo de astrónomos utilizó recientemente la Red de Telescopios de Espacio Profundo de la NASA para observar a XTE J1810–197 y a otros dos de los magnetares emisores de radio. Y también se dieron cuenta de las extrañas variaciones de la emisión.

Los investigadores esperan que, ahora que XTE J1810–197 se ha despertado, nuevas y más precisas observaciones puedan poner fin a las especulaciones y explicar cuál es la verdadera razón de estos extraños pulsos de radio. Para saber la verdad, habrá que esperar un poco más...
https://www.abc.es/ciencia/abci-tra...-emitir-ondas-radio-201905062053_noticia.html
 
¡Sorpresa! Las ondas gravitacionales dejan «arrugas» en el espaciotiempo
Alteran de forma permanente las propiedades de las partículas que quedan en su estela
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SeguirJosé Manuel Nieves@josemnieves
MadridActualizado:09/05/2019 08:43h

Han sido necesarias varias décadas de trabajo para ser capaces de detectar ondas gravitacionales. Pero desde aquél 14 de septiembre de 2015, el día en que se logró la primera observación directa, los nuevos descubrimientos se suceden ahora a un ritmo cad vez más rápido. Tras la puesta en marcha de LIGO tras su actualización, en efecto, se han producido cinco nuevas detecciones (por ahora candidatos) en menos de un mes, a un ritmo de una nueva detección por semana. La rueda de la Ciencia se ha puesto en marcha y aprovecha cada vez más y mejor esa nueva "ventana" al Universo que nos rodea.

Y ahora, en un nuevo estudio recién aparecido en Physical Review D, un equipo internacional de matemáticos y físicos, dirigidos por Éanna Flanagan, de la Universidad de Cornell, en Nueva York, acaba de anunciar que, a medida que se desplazan por el Universo, las ondas gravitacionales alteran de forma permanente las propiedades de las partículas que quedan en su estela. O, dicho de otra forma, provocan alteraciones, o "arrugas", en el mismísimo tejido espaciotemporal a medida que lo atraviesan.

En su estudio, los investigadores explican cómo han conseguido medir esas alteraciones gracias a un sólido marco matemático, gracias al que pudieron detallar los sutiles cambios en la aceleración, la velocidad y la rotación de las partículas, así como la alteración en la velocidad de su giro.

La detección de ondas gravitacionales por interferómetros láser como Virgo y LIGO se basa en el estiramiento de un "brazo" del detector en relación con el otro, medido por un láser que rebota hacia adelante y hacia atrás a lo largo de cada uno de ellos. Las mediciones actuales sugieren que los brazos vuelven a su longitud normal después de que dicha ondulación en el espacio-tiempo haya pasado.

Pero el estudio de Flanagan y su equipo ha revelado que, tras el paso de la onda gravitacional, las partículas afectadas no regresan a su estado original, sino que conservan las alteraciones, con lo que es posible medirlas. De esta forma, los investigadores pudieron comprobar y corroborar un cambio permanente en cada uno de los brazos del detector LIGO, de 4 km de longitud.

En el futuro, y a medida que se detecten más y más colisiones de estrellas de neutrones y agujeros negros, se podrán acumular más datos que ayuden a medir cuál es el impacto real y las consecuencias del paso de las ondas gravitacionales a través del espaciotiempo.

https://www.abc.es/ciencia/abci-sor...rugas-espaciotiempo-201905090129_noticia.html
 
DURANTE UNA SIMULACIÓN EN EL PDCPR2019
El día que NASA evitó que la humanidad desapareciera pero destruyó Nueva York
Una simulación de la NASA y las principales agencias espaciales sirvió para comprobar nuestras herramientas contra el hipotético impacto de un asteroide en la Tierra



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La posibilidad de que un asteroide impacte contra la Tierra y genere el caos es más que real. (NASA)




RUBÉN RODRÍGUEZ
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NASA
NUEVA YORK
ESTADOS UNIDOS (EEUU)


10/05/2019


Los expertos de todo el mundo están de acuerdo en algo: algún día, un evento catastrófico puede llegar a acabar con la Tierra, una razón que ha provocado que muchos científicos, durante décadas, se encarguen de estudiar estos tipos de fenómenos. Entre sus principales preocupaciones, radica la de probar nuestras defensas, especialmente respecto al hipotético impacto de un asteroide contra nuestro planeta... aunque, a veces, no salga como esperamos.

Trabajar con la hipótesis de que un gran asteroide pueda llegar a chocar contra la Tierra, provocando un problema de irreparables consecuencias, es una de las grandes ramas de investigación con la que trabajan los mayores expertos en el espacio. Así, la NASA decidió llevar durante la pasada semana una simulación al respecto, en la que trabajaron junto a la FEMA y otras agencias espaciales en la manera de frenar un asteroide 'asesino' que se dirigía a nuestro planeta.


Durante la Conferencia Anual de Defensa Planetaria de la IAA, las principales agencias espaciales del mundo decidieron llevar a cabo una prueba: era el momento de destruir el asteroide ficticio 2019 PDC. En un principio, se trataba de una gran masa rocosa detectada muy lejos de nuestro planeta, cuya posibilidad de impactar contra la Tierra de una entre 50.000. Sin embargo, con el paso de los años ficticios, la posibilidad de impacto aumentó hasta el punto de ser una amenaza.

Ahí es donde comenzó la prueba, en la que los científicos ya eran conscientes de que tenían que luchar contra el asteroide para evitar el impacto. Los cálculos depararon que se trataba de una enorme masa de 180 metros de ancho, que en cuestión de un par de años impactaría de manera frontal contra Denver (Colorado, EEUU). El complicado escenario solo ofrecía una posible solución: había que evitar el choque inminente.

De esta manera, los investigadores decidieron en la simulación que la mejor manera de evitar el impacto era enviar naves que chocaran contra el asteroide y, de esta manera, conseguir desviarlo de su rumbo. Tras varias horas 'ficticias' de duro trabajo, los cálculos de los expertos eran satisfactorios: su idea había tenido éxito, logrando cambiar la trayectoria del asteroide. Pero cuando parecía resuelto el problema, otro inesperado surgió.



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En los siguientes cálculos, los científicos descubrieron que el impacto de las naves provocó que una roca de unos 60 metros se desprendiera del asteroide principal, cuya trayectoria sugería que impactaría sobre la Tierra. Sin embargo, el simulador ofrecía unos cálculos difíciles de asumir: ese nuevo asteroide impactaría en Nueva York en menos de diez días, un periodo de tiempo en el que ya no existía margen de maniobra para evitar el impacto.

La decisión tomada en ese momento fue evacuar Nueva York, algo que consiguió hacerse al cien por cien antes de que el asteroide impactara. Sin embargo, la fuerza de la explosión equivalió a una catástrofe nuclear, provocando que Manhattan, Brooklyn, Nueva Jersey, Queens, el Bronx y Nassau quedaran completamente arrasadas. Una simulación en la que no hubo que contar bajas, pero que sugiere que la NASA debe de seguir mejorando para evitar una catástrofe similar.

https://www.elconfidencial.com/tecn...ide-estrellado-nueva-york-simulacion_1993522/
 
¿La gran tormenta de Júpiter aumenta el campo magnético del planeta?
La mancha roja es un fenómeno puramente meteorológico que no afecta




LUISA LARA
10 MAY 2019



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Los primeros planos recogidos por la nave. NASA




La tormenta de Júpiter es una enorme tormenta de anticiclón que está confinada en un lugar concreto de la atmósfera de ese planeta, a 20 grados sur, y se mantiene ahí porque el movimiento que hay por debajo de los 20 grados sur es en un sentido y el que hay por encima, más al norte, es en el otro sentido y por eso el anticiclón lleva atrapado en ese lugar cientos de años. A esa enorme tormenta se la conoce también como la gran mancha roja porque es tan grande que es perfectamente apreciable en las fotografías de Júpiter y tiene un tono rojizo. Pero vayamos por partes, lo que debes saber es que la afirmación de que es enorme no es ninguna exageración. El anticiclón tiene un tamaño como de dos veces el diámetro de la Tierra.

Eso comparado con el tamaño de Júpiter no es mucho, claro, porque también este planeta es un gigante. Es el mayor del Sistema Solar solo más pequeño que el propio Sol. Su volumen es 1.317 veces el de la Tierra. Júpiter es un cuerpo gaseoso, tiene una atmósfera permanentemente cubierta de nubes y muy turbulenta. Pero en esa atmósfera lo más llamativo es precisamente la gran macha roja, esta tormenta de anticiclón sobre la que preguntas.

Este anticiclón está monitoreado desde 1830 pero hay referencias a él anteriores. Los vientos que se producen en sus márgenes alcanzan los 400 kilómetros/hora y la materia que lo forma se mueve en sentido contrario a las agujas del reloj.

Es muy probable que existiera antes de 1660 porque ya parece que desde entonces hay referencias a ella, pero como te decía, es a partir de 1830 cuando tenemos dibujos, ilustraciones y, más tarde, fotografías de la mancha roja. La razón de que lleve ahí tanto tiempo es que es muy estable por lo que explicaba al principio: está atrapada entre dos zonas en las que los movimientos del aire son en direcciones opuestas. Se desconoce qué profundidad puede tener pero se supone que llegue a niveles atmosféricos muy profundos.



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Imagen compuesta del polo sur de Júpiter visto por la cámara infrarroja de la sonda 'Juno'. NASA



Su tono rojo ha llamado siempre la atención. Se han hecho muchos estudios para adivinar la composición que da origen de ese color. Se ha analizado qué ocurre con algunos compuestos cuando se condensan, si cuando se convierten en particulitas de hielo pudiera ser lo que se diera ese tono. Se pensaba que podía ser la fosfina, un gas compuesto por hidrógeno y fósforo, que se trasforma en rojo, pero cuando se mide la fosfina que hay en el anticiclón sus valores no son muy distintos de la que hay en otros sitios… Podría deberse también a compuestos de amoniaco pero la verdad es que no lo sabemos. La razón de su color rojo sigue siendo una incógnita.


Otra cosa muy curiosa es que este gran anticiclón tiene dentro otros anticiclones, es decir, que hay procesos que lo fragmentan y producen más anticiclonitos. Pero para responder a tu pregunta, se trata de un fenómeno puramente meteorológico que no influye nada en el campo magnético, ni tampoco el campo magnético influye en él. El campo magnético es un fenómeno que se produce en el núcleo del planeta y ese núcleo está en el interior muy profundo. Y la mancha roja está a 67.000 kilómetros de altura si medimos desde el centro del planeta.

A Júpiter, esa tormenta no le afecta para nada. Si allí hubiera seres vivos sí podrían estar afectados, como ocurriría si en la Tierra hubiera una tormenta monstruosa y constante, pero al planeta no le molesta, no tiene efecto ninguno.

Un aspecto interesante es que cambia. De hecho, con la misión Juno que lanzó la NASA en 2011 precisamente para el estudio de Júpiter, se ha visto que la gran mancha roja parece estar encogiéndose, se está haciendo más pequeña. Eso puede deberse a que el movimiento de material que hay por encima y por debajo de ella esté aumentando. Las franjas de nubes por encima y por debajo están creciendo y están apretando a la gran tormenta anticiclónica. Pero es algo temporal, el cambio no es tal que vayamos a dejar de verla de aquí a unos meses. Lo que también cambia es la intensidad del color debido a lo que ocurre con los anticiclones más pequeños que se forman dentro de él: a veces se fragmentan, a veces se unen y eso cambia la apariencia general.

Luisa Lara es astrofísica, experta en atmósferas planetarias, e investigadora científica en el Instituto de Astrofísica de Andalucía del CSIC.


VIDEO:

https://elpais.com/elpais/2019/04/29/ciencia/1556546850_068533.html
 
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Infografía sobre los alunizajes en la cara oculta de la Luna. Nature


INVESTIGACIÓN
China descubre importantes datos sobre cómo se formó la Luna gracias a su misión única
La sonda china Chang'e 4 ha hallado restos de olivina y piroxeno bajo en calcio.


A.I.
15 mayo, 2019

Han pasado algo más de cuatro meses desde que la sonda china Chang'e 4 alunizara en nuestro satélite y ya se puede decir que la misión ha sido un éxito científico. Investigadores del país asiático publican este miércoles en Nature un estudio que describe importantes hallazgos sobre la composición lunar y que ayudarían a acabar con un misterio hasta ahora no aclarado: cómo se formó.

La Luna es un pequeño cuerpo planetario que se separó en corteza, manto y núcleo, pero sin ser perturbado por la tectónica de placas, por lo que su estudio es de gran valor para comprender la evolución de los interiores planetarios. Sin embargo, la composición del manto lunar sigue siendo incierta.



En enero, la nave espacial china Chang'e-4 aterrizó en un gran cráter en la cara oculta de la Luna y desplegó su rover, Yutu2.

En el trabajo recién publicado, los científicos utilizan observaciones espectrales de Yutu2 para certificar la presencia de olivino y piroxeno con bajo contenido de calcio, minerales que podrían haberse originado en el manto lunar.

Como otros cuerpos internos del Sistema Solar, el trabajo permite deducir que la Luna pasó por una fase en la que era un océano de magma, es decir, en la que estaba parcial o completamente fundida.

A medida que el océano magma se solidificaba, se acumularon minerales densos (ricos en magnesio y hierro) como el olivino y el piroxeno bajo en calcio en la base del océano. Después de que las tres cuartas partes del océano se hubieran solidificado, minerales menos densos como la plagioclasa (silicato de aluminio) flotaron a la superficie, lo que llevó a la formación de una corteza montañosa compuesta principalmente de plagioclasa rica en calcio. Y al final de la solidificación del océano, los minerales enriquecidos en elementos que fueron los últimos en entrar en la fase sólida cristalizaron debajo de la corteza.

Por lo tanto, este proceso indujo la estratificación radial, una serie de capas de composición distinta, en el interior lunar. A pesar de las variaciones regionales en la corteza de la Luna4, la composición observada y la mineralogía de distintas regiones de la superficie llamadas terranes lunares, como lo revelan los sensores en los satélites en órbita y las muestras devueltas a la Tierra, son consistentes con este modelo de formación conceptualmente simple.

Sin embargo, las características del manto lunar, especialmente en términos de su composición, estructura y estratificación, siguen siendo inciertas y mal documentadas. Sorprendentemente, la nave espacial Apolo de la NASA y las sondas Luna de la Unión Soviética, que aterrizaron en el lado cercano de la Luna, no devolvieron muestras del manto lunar.

https://www.elespanol.com/ciencia/i...es-luna-gracias-mision-unica/398711105_0.html

 
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