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Japón: diez palabras que definen al país más complejo del mundo


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23.02.2018 –
Las ciudades japonesas son lugares peculiares en los que edificios de ciencia ficción surgen al lado de barrios de sencillas casas bajas, y pequeños santuarios sintoístas se hallan encajonados entre paredes de cemento y cristal. Sin embargo, Japón es mucho más. Es naturaleza, mentalidad y sobre todo esencia. ¿Pero alguien sería capaz de definir a este precioso país en tan solo diez palabras? Probablemente sería arriesgado, dada su complejidad, pero al mismo tiempo todo un reto. Desde el Kami, el alma de los lugares, pasando por los rascacielos, hasta llegar a los rituales de purificación, de lucha y de amor, proponemos diez palabras para comprender y amar el país nipón.

GALERIA :https://www.gentleman.elconfidencial.com/multimedia/album/reportajes/2018-02-23/japon_1456608#0
 
El secreto de Camboya
Los años del colonialismo francés, tan cinematográficos más allá de sus vaivenes políticos, sirvieron para redefinir ciertas zonas de la antigua Indochina con esa inimitable atmósfera de decadencia tropical y art déco

POR
JIMENA ESPIGA
25 JUNIO, 2018



NOMBRES: KEP. KEP-SUR-MER. CÔTE DE LA PERLE D’AHATHE.
PAÍS: CAMBOYA
IDIOMA: CAMBOYANO.
HABITANTES: 35.990.
CÓDIGO POSTAL: kh-23.
CONOCIDO POR: CANGREJOS Y ARQUITECTURA COLONIAL.
Los años del colonialismo francés, tan cinematográficos más allá de sus vaivenes políticos, sirvieron para redefinir ciertas zonas de la antigua Indochina con esa inimitable atmósfera de decadencia tropical y art déco. Uno de los mejores ejemplos se encuentra en la bahía de Kep y Kampot, repleta de viejas villas y balnearios en los que algunos han querido ver una suerte de Saint-Tropez camboyano. Pero no, esto es mejor. Es pura Asia y sabe a mar, a cangrejos y a pimienta fresca.

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Para llegar a Kep, lo más sencillo es tomar un autobús desde Phnom Penh o un coche con conductor. Tras dos o tres horas de viaje (las carreteras aquí son complicadas), nada mejor que ir directos a la orilla del mar y disfrutar de un durián (fruta típica que, según el dicho popular, “huele como el infierno pero sabe como el cielo”) y de una panacotta de maracuyá, chips de raíz de remolacha, merengue y menta fresca en Knai Bang Chatt (knaibangchatt.com). Vann Molyvann, discípulo camboyano de Le Corbusier, firmó este imponente conjunto de villas.


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El plato tradicional jemer por excelencia es el amok, un pescado cocinado al vapor envuelto
en hojas de plátano y cubierto de leche de
coco y ‘kroeung’ (pasta espesa de hierbas aromáticas), que se encuentra en prácticamente cualquier restaurante del país. La llegada de descendientes de antiguos colonos y ‘expats’ ha provocado que Kep cuente con una variada oferta de restaurantes de influencia europea. Uno de ellos es Breezes (Kep Village, Sangkat Kep), dirigido por una pareja holandesa que, además de bordar el amok, ofrece sorpresas como el magnífico tartar de barracuda.


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Pasear por Kep es toda una experiencia, sobre todo si acabas de vivir (y padecer)
el caos de ciudades como Phnom Penh, Kampong Cham o Siem Reap. Aquí se
respira paz, motos y bicicletas circulan por
la pequeña carretera que bordea la costa y un simpático cangrejo azul saluda con sus pinzas al visitante. ¿Por qué? Fácil. En Kep se encuentra el famoso Crab Market (kepcity. com), donde las mujeres pescan cangrejos en la orilla y los cocinan en sencillos puestos al aire libre. ‘Street food’, sí, pero de verdad. No probarás otro bicho igual: impresionante.

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Aunque sí hay una pequeña playa en Kep,
justo enfrente de Koh Tonsay (la paradisíaca Isla de los Conejos), el plan aquí no es tanto bañarse en el mar como disfrutar de sus
otras posibilidades. Windsurf, kayak y cursos de navegación en ‘hobie cats’ te esperan en
The sailing Club (Phum Thmey, Sangkat Prey Thom), una antigua caseta de pescadores
junto a Knai Bang Chatt convertida hoy en el epicentro del ambiente más cosmopolita. ¿El plan? Practicar algún deporte y reponer fuerzas con un pescado y mucha pimienta de sus vecinos de Kampot. Cuidado, es adictiva.


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Tanto mirar al mar no debe despistarnos de lo que ofrece “el otro lado”. El parque Nacional de Kep, una inmensa masa verde y montañosa a la que debemos agradecer la suave temperatura de la zona, no solo esconde animales de todo tipo (ojo con las serpientes y los monos) también refugios como Veranda Natural Resort (veranda-resort.asia), un hotel sostenible en el que ofrecen desde sencillas habitaciones de madera hasta lujosas villas con piscina privada. En cualquier caso, siempre podrás nadar en la de la imagen, una ‘infinity pool’ rodeada de vegetación y con vistas al bellísimo atardecer. El paraíso era esto, sí.


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Villa Romonea es uno de los mejores ejemplos
de la arquitectura racionalista que redefinió Kep a mediados del siglo XX. Con una panorámica doble a las colinas de Bokor Hill (donde aún sigue pie
el inquietante y abandonado balneario Bokor Hill station) y a la isla vietnamita de phu Quoc, lo tiene todo para disparar las ganas de lujo. Disponible
en alquiler para doce personas, incluye campo de golf, piscina, pista de tenis, acceso directo al mar y visitas a lugares como la isla secreta de angkaul. La opción B consiste en enterarse de quién duerme allí y lograr que te invite a una de sus fiestas. A veces funciona (villaromonea.com).

http://tapasmagazine.es/el-secreto-de-camboya/6/






 
Asia es un continente maravilloso y sus culturas también !!
Para mí es el continente en mayúsculas y viajando por Asia he crecido mucho como persona.
 
La magia de los jardines japoneses: una historia de 1.200 años


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04.11.2018
Los jardines japoneses constituyen uno de los elementos más depurados y exquisitos de una civilización que ha hecho del refinamiento y el amor a la naturaleza uno de los signos distintivos de su carácter. Ahora se publica 'The Japanese Garden', un cautivador estudio que explora más de 90 jardines de gran belleza y abarca 1.200 años a través de una selección de templos shinto, jardines de templos budistas, jardines imperiales, jardines de té y diseños urbanos contemporáneos.

GALERIA :https://www.gentleman.elconfidencia...es-japoneses-historia-cultura-artes_1506091#0
 
La increíble historia de Savieru, el misionero navarro que conquistó Japón hace casi 500 años
Yamaguchi, una desconocida capital de provincia al oeste del país asiático, sigue profesando a san Francisco Javier un cariño muy especial. Y lo ha convertido en uno de sus reclamos turísticos y culturales


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La pagoda de Ruriko-ji que vio San Francisco Javier en el siglo XVI a su llegada a Yamaguchi. 663HIGHLAND


PACO NADAL


9 NOV 2018

Yamaguchi es una capital de provincia al oeste de Japón, enclaustrada entre verdes montañas y sobre una bolsa de aguas termales. Los baños, muchos de ellos públicos y gratuitos, son uno de los motivos de orgullo de la población local. El otro es Savieru, como aquí pronuncian el nombre de Francisco Javier, santo navarro, precursor de la Compañía de Jesús y célebre misionero en la Indias. Tan célebre es Savieru en Yamaguchi que tiene iglesia propia, estatua y museo.

La pregunta es: ¿qué tiene que ver una ciudad japonesa de mayoría budista-sintoista con un santo católico y español?


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Familia local de Yamaguchi, en la iglesia de San Francisco Javier. PACO NADAL


San Francisco Javier, el Apóstol de las Indias, llegó a Japón el 15 de agosto de 1549 después de haber fundado varias misiones en India y las islas Molucas. Entró por Kagoshima, pero sus primeros intentos de cristianizar a los nipones no tuvieron mucho éxito. Pensó entonces entrevistarse con el emperador, con la idea de que si lo convertía al catolicismo el pueblo le seguiría. Se puso en marcha hacia Kioto, entonces capital imperial, pero las guerras internas y la inseguridad de los caminos impidieron su empresa. Finalmente, encontró cobijo en Yamaguchi, donde el señor feudal del clan de los Ouchi, filántropo, mecenas y hombre librepensador (dentro del angosto significado de ese termino en aquellos lejanos tiempos) lo acogió y le permitió ejercer su ministerio.

De los dos años y medio que pasó en Japón, Francisco Javier estuvo solo seis meses en Yamaguchi, periodo en el que dicen hizo unas 500 conversiones. Cuando creyó que la misión iba por buen camino y ya no era imprescindible su presencia dejó allí a sus compañeros, los también jesuitas Cosme de Torres y Juan Fernández, y partió de nuevo hacia Goa y China, donde moriría en 1552.

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Pintura japonesa interpretando la llegada de los jesuitas a Japón


Pero tan corta estancia dejó tal huella en Yamaguchi que 500 años después aún es considerado un héroe local y una referencia de su cultura. En 1950 se levantó una iglesia católica para conmemorar el 400 aniversario de la llegada de los jesuitas a Yamaguchi. La iglesia ardió por completo más tarde y en 1991, con fondos recaudados por suscripción popular en una provincia budista-sintoista en la que los católicos son solo el 0,7 % (según datos de la Agencia de Asuntos Culturales japonesa), se levantó un nuevo y enorme templo de mármol blanco que los locales enseñan al forastero con el mismo orgullo que la pagoda de Ruriko-ji, que lleva en pie desde 1442 y es otro de los atractivos turísticos de la ciudad.

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Figura gigante del misionero navarroAYUNTAMIENTO DE YAMAGUCHI



Las referencias al santo navarro son numerosas en la ciudad. El lugar donde se cree que estuvo el templo Daido-ji, que el señor feudal dejó a los misioneros como residencia, es ahora el parque de San Javier. Hay un museo con toda la iconografía de la aventura jesuita en Japón y piezas históricas. Y una estatua tamaño natural del santo junto a un pozo, porque el misionero navarro se dirigía dos veces al día a los japoneses junto a un brocal para predicar y evangelizar. No se conoce la localización exacta de ese pozo, por eso varias surgencias de agua de la ciudad tienen carteles que indican esta posibilidad. Cada año, el 3 de noviembre se celebra el día de España, y se hace un pasacalles en el que se sacan en honor de las fiestas de San Fermín una cabalgata con dos figuras de gigantes: una del misionero navarro y otra de Yoshitaka Ouchi, el señor feudal que le permitió residir en Yamaguchi.


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Cursos sobre Navarra en una escuela primaria en Yamaguchi.


La ciudad de Yamaguchi se hermanó con Pamplona en 1980 y la Prefectura homónima con la Comunidad Foral de Navarra, en 2003. Desde entonces costea el sueldo de tres trabajadores españoles bilingües que ejercen labores culturales y de relaciones internacionales, además de animadores locales. Igual van por los colegios fomentando la cultura española que organizan una fiesta en un centro comercial con simulacro de sanfermines incluido.

¡Toda una declaración de amor a España!

“Su pena”, cuentan María Rubio y Efraín Villamor, dos de esos cooperantes españoles, “es que no se sienten igual de correspondidos. Sobre todo desde que estalló la crisis en España y los recortes presupuestarios redujeron las comitivas navarras a Yamaguchi”. A la inversa, cada año los japoneses mandan una a Navarra. De hecho, esta semana está en la comunidad foral el gobernador de la Prefectura de Yamaguchi, el señor Tsugumasa Muraoka, con motivo de los actos de celebración del 15 aniversario de la carta de hermanamiento con Navarra.

En Pamplona existe una plaza Yamaguchi, con un jardín japonés diseñado por paisajistas nipones. Y una de las bibliotecas públicas se llama Biblioteca Yamaguchi, con un notable catálogo de literatura japonesa además de ser sede de numerosas actividades dedicadas a la cultura nipona.


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Biblioteca Pública Yamaguchi, en Pamplona.JOSÉ CARLOS CORDOVILLA


Pero además de la herencia de san Francisco Javier, hay otras muchas cosas que ver en la prefectura de Yamaguchi: la mencionada pagoda Ruriko-ji, el puente y el castillo de Iwakuni, el barrio de los samuráis de Hagi, el templo zen de Kôzanji o el jardín japonés de Chôfu, en Simonisheki, donde te puedes vestir de auténtico samurái.

Vamos, que si ya has hecho el típico viaje por Kioto y Tokio, aquí tienes otro Japón desconocido. Que además es casi navarrico.


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Turistas delante de la pagoda Ruriko-ji. PACO NADAL


Más información turística en español sobre Yamaguchi, en su página web


https://elpais.com/elpais/2018/11/06/paco_nadal/1541513894_571370.html
 
Peces mutados, ninjas poetas y otras rarezas del Japón más insólito


NOELIA FERREIRO
Japón
26 FEB. 2019



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Los templos de Dewa Sanzan, en la ruta del ninja poeta Matsuo Bash.




Tohoku, en el extremo septentrional de la mayor isla del archipiélago nipón, es una región de curiosas tradiciones, donde lo más freak encuentra su hueco. Descubrirla es empaparse no sólo de belleza sino también de excentricidad.

La fascinante librería de Tokio que solo vende un libro

Bacon de ballena y otras 'delicias' gastronómicas que sólo encontrarás en Japón

Existe un Japón que contrasta con la vorágine de asfalto y el trepidante caos de los neones. Un Japón que invita a la serenidad reflexiva y en el que la vida escapa a los cánones convencionales para discurrir con un latido extraño a los ojos de Occidente.



Tohoku, la región que se despliega desde el norte de Tokio hasta la punta de la isla de Honsh, es ese Japón chocante a medio camino de lo original y lo freak. El lugar donde empaparse de la excentricidad nipona a golpe de interesantes descubrimientos. Porque además de belleza natural, gentes cordiales y vestigios de una cultura ancestral, en este territorio encontramos algunas de las costumbres más raras del país del sol naciente.

Montañas escarpadas, valles profundos y páramos horadados por ríos impetuosos. También volcanes que alimentan fuentes termales y fértiles arrozales que han dado origen al mejor sake del mundo. Así es esta zona antiguamente llamada Michinoku, que quiere decir "carretera secundaria". Un destino alejado de los caminos trillados, pero repleto de curiosidades:

Eremitas con poderes mágicos
Lucen túnicas blancas y una campana enganchada a la cintura para espantar a los malos espíritus. Viven en los montes de Yamagata y apenas ingieren dos veces al día una frugal dieta de arroz. Son los yamabushis, los eremitas seguidores de la doctrina de Shugend, a los que se atribuyen poderes sobrehumanos. Una suerte de ascetas del siglo XXI que mantienen vivos los ritos con los que, desde hace 1.400 años, se adora a la naturaleza.




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Ascetas 'yamabushis' en pleno rito de iniciación.




Muchos son los japoneses que, superados por el caos hiperurbano, adoptan esta filosofía de reencuentro con los orígenes. Y no es fácil conseguirlo. Para ello han de superar un estricto entrenamiento con pruebas como la de encerrarse en una habitación inundada de humo y polvo de pimienta. Solo así, superando la asfixia, se convierten en estos guardianes de las montañas del norte.

Marchando una de lengua de vaca
Olvidémonos del sushi. He aquí la mayor delicatessen de Tohoku. Especialmente en Sendai, la ciudad principal, el gyutan o lengua de vaca es un apreciadísimo manjar que se asa a la parrilla y se sirve acompañado de arroz y verduras encurtidas al miso.

Una costumbre que se remonta a los aciagos tiempos de la II Guerra Mundial, cuando el hambre empujó a comer aquellas vísceras que antes eran desechadas. Todo ello, en el país en el que más pescado se consume de todo el planeta (seguido de Portugal y Corea).

Tras los pasos del poeta-ninja
Hay quienes recorren estas tierras atraídos por la huella de Matsuo Bash, considerado el maestro del haiku. Este poeta del siglo XVII realizó un viaje por todo Japón en busca de la esencia nipona. Y aunque en cada rincón del país dejó sus destellos de sabiduría zen, fue el encanto del norte lo que le inspiró los más evocadores relatos.

Hasta aquí el romanticismo de una ruta tocada por la varita literaria, que atraviesa rincones tan bellos como la bahía de Matsushima o los templos de Dewa Sanzan. Pero existe una cara B: la que afirma que Bash, en realidad, tan sólo fue un espía ninja. Y que sus famosos haikus, más que minipoemas, encerraron mensajes en clave.

Carpas que desfilan como 'misses'
No hay jardín sofisticado que se precie sin un estanque por el que naden apacibles las coloridas carpas koi. Pero muchos no saben que estos peces de rojos intensos, tonalidades moradas y vetas amarillas son el fruto de una mutación genética alumbrada en las montañas de Japón.




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Estanque con carpas koi.




Hoy, cuando por estos ejemplares se pagan sumas desorbitadas en Europa y Estados Unidos, criarlos por estas tierras es un oficio rentable. Tanto, que hasta existen desfiles para elegir, como si de un certamen de belleza piscícola se tratara, a la joven nishikigoi (así se llaman en japonés) que ostentará el título de Miss Carpa. Dicen que el jurado no sólo valora los colores sino también factores tan femeninos como las curvas y la prestancia. Cosas que sólo pasan en Tohoku.


Guía práctica

Cómo llegar
Iberia ofrece vuelos directos a Tokio desde Madrid. Otras compañías lo hacen con escala, como Lufthansa (vía Frankfurt) o British Airways (vía Londres). Desde la capital japonesa, el tren bala o shinkansen transporta a la ciudad de Sendai en apenas una hora y media.

Dónde dormir
En Sendai, buena base de operaciones para explorar la región, el alojamiento ideal es el Metropolitan Sendai East, conectado con la estación de tren y con habitaciones amplias y confortables.

Más información
En la Oficina de Turismo de Japón.


https://www.elmundo.es/viajes/asia/2019/02/26/5c373ca4fc6c831b068b458b.html

 
En las montañas de Sri Lanka, entre nubes y plantaciones de té


A comienzos del siglo XIX, el clima fresco y nuboso de las montañas de Sri Lanka conquistó a los colonos británicos. Ciudades como Nuwara Eliya y Ella te mostrarán el origen de uno de los tés más famosos del mundo: el ceilandés

La parte alta de Sri Lanka esconde uno de los trayectos en tren más bonitos del mundo, serpenteando a casi 2.000 metros de altitud entre plantaciones de té

La visita a una factoría de té te dejará ver cómo es el proceso de principio a fin, desde que las hojas son recogidas de las plantas hasta que te tomas una verdadera taza de té de Ceilán

Roberto Ruiz
19/03/2019 - 15:02h
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El que une las ciudades de Kandy, Nuwara Eliya y Ella atraviesa montañas cubiertas por plantaciones de té.

Si te hablamos del té de Sri Lanka igual no te suena mucho, pero si te hablamos del té de Ceilán seguro que sí, aunque en realidad se trate del mismo té. Hace mucho ya que Ceilán dejó de llamarse Ceilán, aunque se independizó de los colonizadores británicos en 1948 no cambió su nombre a Sri Lanka hasta 1972, y su té ya quedó con el nombre de té de Ceilán como marca registrada para siempre.

Más allá del triángulo cultural de Sri Lanka, donde se incluye Anuradhapura, Polonnaruwa y Sigiriya, o de sus increíbles Parques Nacionales, un viaje por las montañas de la que se conoce como "la lágrima de India" te dará a conocer los secretos de sus plantaciones de té, parte del legado de sus antiguos colonizadores y algunos de los paisajes más espectaculares del país. Ciudades como Nuwara Eliya y Ella te mostrarán historia y naturaleza a partes iguales, y todo mientras recorres la zona alta del país al son del traqueteo de su más auténtico modo de transporte: el tren.

Uno de los viajes en tren más bonitos del mundo
Sin ningún lugar a dudas, la manera más genuina de moverse por Sri Lanka es en tren. Es cierto que los autobuses llegan hasta todos los rincones de la isla, pero nada es comparable al vaivén que transmiten las viejas vías de su red ferroviaria, a los paisajes que disfrutarás desde sus ventanillas y al ambiente que vivirás en sus vagones, donde probarás algún que otro bocado popular de mano de los vendedores ambulantes que suben y bajan en cada una de las constantes paradas.

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Las plantaciones de té cubren las montañas hasta donde alcanza la vista.

Pero hay un trayecto, el que une las ciudades de Kandy, Nuwara Eliya y Ella, que puede ser considerado además uno de los viajes en tren más bonitos del mundo. Un tramo en el que tu imagen del país cambiará por completo, en el que dejarás atrás el calor sofocante de las partes bajas de la isla para ascender hasta los casi 2.000 metros de altitud, serpenteando por montañas que se cubren de niebla y plantaciones de té, donde las temperaturas descienden drásticamente. Un tren en el que querrás asomarte por sus puertas y ventanas para conseguir la foto perfecta en uno de los paisajes más espectaculares de tu viaje.

De Kandy a Nuwara Eliya tienes tres horas y media de trayecto (técnicamente el tren llega a Nanu Oya, y desde allí has de coger otro transporte hasta Nuwara Eliya), y de Nuwara Eliya a Ella dos horas y media más, pero lo más recomendable es pasar al menos un día en Nuwara Eliya para adentrarte por tu propio pie en alguna de sus infinitas plantaciones de té.

Nuwara Eliya y Ella, dos ciudades ancladas en las alturas
Cuando los británicos llegaron a la zona de Nuwara Eliya a principios del siglo XIX encontraron un clima muy similar al de Inglaterra, además de una excelente zona de caza, y así comenzó su asentamiento. Hoy es una pequeña ciudad anclada a unos 1.900 metros de altitud con un legado colonial que aún se mantiene en pie con varios edificios. Te será fácil distinguirlos, su antigua oficina de correos es quizá su elemento más representativo, pero tampoco deberías perderte su Grand Hotel, la iglesia de St. Xavier o el Hill Club, con una arquitectura que te transportarán casi dos siglos atrás.

Ella, por su lado, es un destino con un importante atractivo natural. Se encuentra a unos 1.000 metros de altitud rodeada de vegetación, bosques y plantaciones de té, y es un buen lugar si quieres hacer algún que otro trekking que te adentre en la naturaleza. Puedes subir a Ella Rock para disfrutar de sus vistas desde las alturas, al Little Adam's Peak o a las Ella's Falls para ver su salto de agua. Y además, si tienes tiempo, no deberías perderte el Nine Arch Bridge, un puente de nueve arcos con el que el tren salva desniveles entre montañas.

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La oficina de correos de Nuwara Eliya es un buen ejemplo de la arquitectura que dejó el colonialismo británico.

Visitando el origen de uno de los mejores tés del mundo
Te guste o no el té, o simplemente seas más de café, históricamente el té de Ceilán ha sido reconocido como uno de los mejores del mundo, y eso ya es motivo suficiente para despertar tu inquietud viajera y dedicar unas horas a conocer su origen de primera mano. El mejor punto de partida para hacerlo es Nuwara Eliya, desde allí podrás visitar alguna que otra plantación de té e incluso alguna factoría para conocer cómo es el proceso de principio a fin.

Mackwoods siempre ha sido una de las fábricas más míticas que se pueden visitar desde Nuwara Eliya, está situada a unos 12 km de la ciudad y es fácilmente accesible en autobús de línea. Fue fundada en 1841 por el capitán británico William Mackwood y desde entonces ha estado exportando té al mundo. Recientemente cambió de dueño y de nombre, y ahora deberás preguntar por la fábrica de Damro Labookellie Tea.

Una vez allí podrás hacer una visita guiada gratuita que te llevará a conocer las plantas de té, su recolección, su selección, su secado y todo su proceso de transformación hasta que ya, debidamente empaquetado, se envía a sus destinos en forma de té negro, té blanco, té verde o alguna que otra variedad. La visita incluye además la degustación de una taza de té de tu elección, para que después puedas compensar (si quieres) toda esa gratuidad pasando por su tienda, donde evidentemente tendrás que pagar un precio más elevado que en cualquier comercio local.

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Las mujeres son la base de la industria del té, uno de los principales motores económicos de Sri Lanka.

Las mujeres recolectoras, la otra cara del té
Ya desde el tren, en cuanto comiences a recorrer los trayectos que separan Kandy, Nuwara Eliya y Ella, verás cómo las verdes plantaciones de té se salpican con los colores de las recolectoras, las mujeres encargadas de escoger y seleccionar a mano las mejores hojas de las miles de plantas que forman los campos.

Ellas son la imagen más extendida de las montañas de Sri Lanka, mujeres que con sacos y cestas a la espalda sujetas a su cabeza se encargan de recoger prácticamente la totalidad del té que después llega a las fábricas. Ellas son la columna vertebral de una economía desigual, liderada por hombres que ejercen un papel de control, y que levanta críticas por el nivel de dependencia que genera ante los dueños de las plantaciones.

Si te adentras en las plantaciones podrás conocerlas, ver la dureza de su trabajo y las condiciones precarias de sus viviendas, habitualmente ubicadas junto a sus campos de trabajo. Podrás interactuar con ellas, siempre bajo la atenta mirada de un jefe que no te quitará ojo para que no les robes ni un minuto más de lo debido, y siempre con la consciencia y el respeto que merece valorar su trabajo.

19/03/2019 - 15:02h
https://www.eldiario.es/viajes/gran...-Lanka-nubes-plantaciones-te_0_879112129.html
 
Yo ya he estado dos veces en Japón y es una maravilla. La primera vez con un viaje organizado y con guía local. La segunda vez lo hicimos por nuestra cuenta. Nos pillamos vuelos y hoteles y nos movimos en tren por el país. Todo funciona a las mil maravillas y la gente es muy educada y respetuosa.
Recomiendo ir en invierno y visitar el parque de los monos de la nieve cerca de Nagano. Es una pasada ver cómo se bañan en las aguas termales mientras está nevando. Se puede hacer en un día desde Tokio. También, desde Tokio, recomiendo una excursión de un día a la ciudad de Kamakura, llena de templos y con el famoso buda de bronce, y a la isla de Enoshima.
En Kioto no debe faltar la visita a la zona de Arashiyama, con el bosque de bambú, los templos, el rio y el parque de los monos. Les puedes dar de comer.
Visité más sitios interesantes, pero lo dejo para otra entrada.
 
La Gran Muralla china reabre sus puertas tras la cuarentena por el coronavirus


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26/03/2020
Después de permanecer dos meses cerrada debido a la pandemia de coronavirus, la Gran Muralla China ha reabierto parcialmente sus puertas para visitantes y público en general.

El atractivo turístico ha comenzado a recibir turistas desde este martes, pero solo funcionará parcialmente y con medidas preventivas para evitar aglomeraciones.

VIDEO:https://www.elconfidencial.com/mult...alla-china-reabre-crisis-coronavirus_2516440/
 
Qué ver en Tokio | 10 Lugares imprescindibles ??


Tokio es el centro político, económico y cultural por excelencia de Japón, y por tanto una visita obligada en nuestro viaje al país nipón. Con una población que asciende a más de 13 millones de habitantes, Tokio es una ciudad inmensa que ofrece emociones y experiencias únicas, una mezcla irrepetible entre tradición y modernidad. Es por ello que, teniendo en cuenta que los viajeros disponemos siempre de menos tiempo del que nos gustaría, es probable que decantarse por qué ver en Tokio en nuestra primera aproximación a la ciudad resulte una tarea abrumadora.

En El Viajero Feliz queremos proponerte una selección de lugares imprescindibles que debes incluir en tu primer viaje a Japón para disfrutar al máximo de la experiencia. ¿Te animas a descubrir los lugares imprescindibles que ver en Tokio de nuestra mano? Déjanos acompañarte y no pierdas detalle de lo que sigue a continuación.




 
Qué ver en Kioto | 10 Lugares imprescindibles ??

Dar una respuesta definitiva a qué ver en Kioto no es tarea fácil, ya que esta maravillosa ciudad esconde miles de rincones que merecen la pena ser conocidos. En contraste a la tecnología y el futurismo de Tokio, Kioto es la ciudad tradicional y mística por excelencia de Japón. Si bien es cierto, no puede obviarse que fue la capital del país entre el año 794 y 1868, hasta que el emperador Meiji tomó la decisión de trasladar la sede de la corte a Tokio.

A todo ello cabe añadir que durante la Segunda Guerra Mundial Kioto fue una de las pocas ciudades que se salvaron de los bombardeos, por lo que hoy en día puede disfrutarse de un impresionante patrimonio histórico, arquitectónico y artístico. De hecho, 13 de sus templos budistas son patrimonio mundial de la UNESCO. ¿Quieres descubrir los lugares imprescindibles que ver en Kioto? Entonces no pierdas detalle de la información que te ofrecemos a continuación.




 
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