Asesinatos impactantes

Tengo un recuerdo vago sobre el asesinato de una actriz de Hollywood que el marido dijo que se había caído por la borda (iban en un yate) no recuerdo si se llego a esclarecer lo que paso, pero si que todo parecía muy sospechoso por parte del marido.

Sí, Robert Wagner y Natalie Wood
 
El asesinato de Silvia Likens
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Un 26 de octubre de 1965 en Indianápolis (Estados Unidos) se encuentra el cuerpo de Sylvia Likens en un mugriento sótano del 3850 de East New York Street. La muchacha, de 16 años, había sido torturada, acosada y violada hasta la muerte por Gertrude Baniszewski y sus hijos, así como varios adolescentes y adultos del vecindario. Fue la víctima del peor caso de abuso físico del estado de Indiana.

Sylvia Marie Likens, nacida un 3 de enero de 1949 falleció de las peores formas un 26 de octubre de 1965 a la corta edad 16 años. Probablemente por su juventud, la joven debería ser recordada por otros hechos menos onerosos, sin embargo pasó a la historia como la mayor víctima de asesinato, tortura y violación de Indianápolis, Indiana, en Estados Unidos.

El país entero quedó horrorizado por el sufrimiento de Sylvia, quien fue torturada por Gertrude Baniszewski y sus hijos, así como varios jóvenes y niños del vecindario, algunos de apenas 10 años de edad.

Luego de conocer a los padres de Sylvia, Gertrude se dispuso a cuidarla a ella y a su hermana, por lo que ninguno sospecharía el calvario que le esperaba.

Antes de morir, los gritos de Sylvia llegaron a oídos de vecinos de la familia, pero creyeron que era mejor no entrometerse.

Los médicos forenses describieron el caso como «el caso de abuso físico más terrible del estado de Indiana».

En su honor, hay un pequeño monumento con su foto colocado por orden del Departamento de Policía de Indianápolis.

Dos semanas después de haber dejado a las niñas al cuidado de Baniszewski, los Likens volvieron a visitar a sus hijas, no hubo ninguna queja al respecto así que se marcharon conformes, y a partir de ahí Baniszewski, sus hijos, y varios adolescentes del vecindario empezarían la verdadera tortura física y psicológica de Sylvia. Por alguna razón simplemente no podía soportar a las chicas, y sobre todo a Sylvia, con quien más se desquitaba; posiblemente sentía una especie de celos debido a que ella era hermosa, amable, y virgen.

Un día le pregunta a Sylvia porqué pasaba tanto tiempo en la tienda donde trabajaba, y Likens le dijo que solía juntar latas de sodas vacías para ganar dinero extra. No le creyó y obligó a la joven a que se introdujera una botella de Coca-Cola en su vagina frente a todos sus hijos y Jenny, ésta se rompe, y los vidrios desgarran las paredes vaginales de Sylvia. También después de fumar solía apagar su cigarrillo en el cuerpo de la joven, además de golpearla con una paleta, y cuando se cansaba, le otorgaba la tarea de golpearla varias veces al día a su hija Paula Baniszewski quien tenía 18 años. Incluso en ocasiones obligaba a la hermana de Sylvia, Jenny, a que la golpeara en la cara.

Gertrude a la hora de cenar sólo le daba pocas raciones de agua, galletas saladas, y algunas sobras. Una vez mandó a su hija Stephanie Baniszewski y su novio Coy Hubbard (un adolescente del vecindario), a arrojarla por las escaleras del sótano; así, Sylvia recibió un fuerte golpe en la cabeza y permaneció inconsciente durante casi dos días. Coy Hubbard, quien tenía 15 años y era el novio de Stephanie, era experto en judo y le encantaba lanzar a la joven por los aires hacia un colchón que se suponía que era donde tendría que aterrizar, pero muchas veces calculaba mal y la pobre chica caía al suelo de cemento.
Pocas semanas antes del crimen Baniszewski obligó a Likens a escribir una carta dirigida a sus padres comentando que ella y su hermana las estaban pasando bien, y luego, con ayuda de sus hijos escribió con una aguja al rojo vivo “I am a prostitute and proud of it” (“Soy una prost*t*ta y estoy orgullosa de serlo”), en el estómago y abdomen de Likens; y al sentirse incapaz de terminar, Richard Hobbs terminó ese trabajo.

Al día siguiente formuló la manera de deshacerse de Sylvia, le comentó a su hijo John Jr, que podían ir a tirarla a un basurero cuando ella se encontrase desfalleciendo, para que así muriera. Sylvia oyó la conversación e intentó huir, pero Gertrude la detuvo rápidamente y volvió a tirarla por la escaleras del sótano, encerrándola nuevamente.

En la tarde del martes 26 de octubre, Gertrude le ordenó a Stephanie Baniszewski y a Richard Hobbs que le tirasen un balde con agua fría a Sylvia mientras dormía para que despertara. Ellos así lo hicieron, pero la chica quedó totalmente inmóvil, dándose cuenta entonces de que ya no respiraba. Stephanie se desesperó e intentó reanimarla, pero para entonces ya era tarde, Likens ya estaba muerta. Las causas de la muerte fueron hemorragia cerebral, Shock, y Desnutrición.

Richard Hobbs fue quien llamó a la policía esperando que ellos la resucitasen. Los oficiales se percataron de las heridas de la chica y de su grado de desnutrición, le preguntaron a los jovenes que fue lo que había pasado, pero ninguno respondió. Baniszewski trato de explicarle que unos vandalos le hicieron eso y sus hijos la habían traído a casa. Entonces Jenny Likens estalló en llantos y le dijo a los oficiales “Sáquenme de aquí y les diré todo”. Gertrude, sus hijos, y varios jóvenes del vecindario fueron arrestados por la policía.

Gertrude Baniszewski, sus hijos, Hobbs, y Hubbard, tuvieron libertad bajo fianza en espera del juicio.

• Gertrude Baniszewski fue hallada culpable de asesinato en primer grado y sentenciada a cadena perpetua. Se le recluyó en la Prisión de Mujeres de Indiana. Obtuvo su libertad condicional por buen comportamiento el 4 de diciembre de 1985, tras estar 20 años en prisión. Ella se cambió el nombre por el de Nadine van Fossan y se mudó a Iowa, donde murió de cáncer de pulmón el 16 de junio de 1990, pocos años después de aceptar finalmente su culpabilidad.
• Paula Baniszewski fue hallada culpable de asesinato en segundo grado y sentenciada a cadena perpetua. Obtuvo su libertad condicional el 23 de febrero de 1973, después de servir 7 años en prisión. Tuvo una hija en ese mismo año y la llamó Gertrude.
• Coy Hubbard fue hallado culpable por homicidio impremeditado y sentenciado a 21 años de prisión. Se convirtió en un delincuente y volvió a la cárcel con frecuencia.
• Richard Hobbs murió de cáncer de pulmón a la edad de 21 años, 4 años después de salir del reformatorio.
• John Baniszewski Jr., pese a tener 13 años de edad, fue sentenciado a cumplir 21 años de cárcel; fue el preso más joven del reformatorio de la historia de ese estado. Tras cumplir su condena, se convirtió en pastor laico, para contar su historia.
• Stephanie Baniszewski fue hallada culpable por cómplice y fue sentenciada a cumplir 12 meses en prisión. Ella junto con Coy Hubbard arrojaron a Sylvia por las escaleras del sótano, lo que le produjo una hemorragia cerebral.
Hay una película sobre ésto, se titula "An American crime!
 
La masacre de la escuela de Beslán
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1 de septiembre de 2004
A las 09:30, hora local (GMT+3), de la mañana del primer día de las clases de otoño, un grupo islamista de unas 30 personas armadas llegó en camiones e irrumpió en el Colegio de Enseñanza Media Número Uno de Beslán (Osetia del Norte, Rusia), cuyos alumnos tienen entre 7 y 18 años. La mayoría de los atacantes llevaba pasamontañas negros y unos cuantos llevaban cinturones explosivos. Tras un tiroteo con la policía en el que murieron cinco agentes, los atacantes se apoderaron del edificio, tomando como rehenes a 1.181 personas, la mayoría menores. Unos cincuenta rehenes consiguieron huir en el ataque inicial. Hubo confusión sobre el número de rehenes que había en el colegio: el gobierno sostenía que había algo más de 350, pero otras fuentes elevaban ese número a 1500. Más tarde, se oyeron varios disparos provenientes del edificio, que algunos pensaron que eran para intimidar a las fuerzas de seguidad rusas. Más tarde se reveló que los atacantes habían matado a veinte hombres adultos tomados como rehenes y habían tirado sus cuerpos fuera del edificio ese mismo día.

Uno de los atacantes detonó su cinturón explosivo, al parecer por error. Nadie más resultó herido.

Se montó un cordón de seguridad alrededor del colegio, formado por policías rusos y fuerzas del ejercitos, grupos antiterroristas, etc. Los atacantes trasladaron a los rehenes al gimnasio escolar el primer día, minaron el edificio con artefactos explosivos improvisados y los rodearon con trampas explosivas. Para impedir los intentos de rescate, amenazaron con matar a cincuenta rehenes por cada uno de sus miembros muerto por la policía, matar a veinte por cada herido y volar la escuela en caso de ataque de las fuerzas rusas. El gobierno ruso dijo al principio que no haría uso de la fuerza para rescatar a los rehenes, y tuvieron lugar negociaciones para una resolución pacífica los dos primeros días, dirigidas por Leonid Roshal, un pediatra cuya presencia habían reclamado los secuestradores. Roshal había contribuido a negociar la salida de niños en el ataque al teatro de Moscú en 2002 de 2002. Sin embargo, un testigo señaló en la corte que los negociadores rusos confundieron a Roshal con Valdimir Rushailo, un oficial de seguridad ruso.

Por petición de Rusia, tuvo lugar una reunión especial en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en la tarde del 1 de septiembre, en la que los miembros del consejo pidieron la "liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes del ataque terrorista".

2 de septiembre
El 2 de septiembre, las negociaciones entre Roshal y los secuestradores fracasaron, y éstos se negaron incluso a permitir la entrada de comida, agua y medicamentos para los rehenes, o a retirar los cadáveres del colegio.7

Las condiciones de vida dentro del colegio empeoraron con rapidez. Muchos rehenes, especialmente los niños, se quitaron la camisa y otras prendas de vestir para aliviar el insoportable calor que hacía dentro del edificio.

Por la tarde, 11 enfermeras y 15 niños pequeños fueron liberados por los secuestradores tras unas negociaciones con el ex presidente ingusetio Ruslán Aushe. El periódico Los Angeles Times escribió que a algunas de las madres con varios hijos se las obligó a elegir a uno de ellos, dejando a los otros. Aproximadamente a las 15:30, se produjeron en un lapso de unos diez minutos dos explosiones que resultaron provenir de granadas disparadas por los secuestradores aparentemente con la intención de mantener a las fuerzas de seguridad lejos del edificio.

3 de septiembre
Por la tarde los secuestradores aceptaron la entrada de un equipo médico para que retiraran los cadáveres del exterior del colegio. El equipo empezó a aproximarse a la escuela, pero en unos segundos, sobre las 13:04, los secuestradores abrieron fuego y se oyeron dos fuertes explosiones. Dos trabajadores del equipo médico murieron y los demás se pusieron a cubierto. Parte del gimnasio se hundió, lo que permitió huir a un grupo de unos treinta rehenes, pero los secuestradores les dispararon; algunos de los fugitivos murieron.

El consejero presidencial Aslambek Aslajanov declaró más tarde que la causa del tiroteo y del posterior asalto fue una explosión repentina. Uno de los rehenes informó que una de las bombas estaba sujetada precariamente mediante cinta aislante y que se había caído, provocando la explosión.

En un relato contradictorio, un trabajador anónimo del Ministerio de Situaciones de Emergencia, dijo que el tiroteo empezó antes de que su camión llegara al punto de recogida. No pudo identificar si el tiroteo lo iniciaron los padres armados de los rehenes o los secuestradores. Los periodistas y el trabajador oyeron crecer el estruendo de las armas automáticas antes de que se produjeran las explosiones.

Estos dos relatos pueden reconcilarse. Ruslan Asherev una primera explosión al tropezar con un cable; como consecuencia, civiles armados, algunos de ellos al parecer padres de los rehenes, empezaron a disparar; el tiroteo hizo creer a los secuestradores que el colegio iba a ser asaltado, a pesar de las garantías dadas por los negociadores de lo contrario; entonces supuestamente anunciaron «De acuerdo, se acabó, llegó la hora de hacer estallar las bombas», lo que tuvo como consecuencia que se diera la orden de asaltar el edificio.

Parece ser que en ese momento, las fuerzas especiales rusas activaron su plan de acción inmediato de asaltar el colegio para rescatar a los que quedaron en el interior. Estalló una batalla caótica mientras las fuerzas especiales intentaban entrar en la escuela al tiempo que protegían la huida de los rehenes. La contundencia de la intervención fue enorme; además de las fuerzas especiales, también participó el ejército regular y tropas del Ministerio de Interior, así como helicópteros de combate y, por lo menos, un tanque. Muchos civiles también se unieron a la batalla portando sus propias armas. Parece muy probable que algunos de los muertos lo fueran a causa del denominado fuego amigo

Los secuestradores provocaron más explosiones, destruyendo totalmente el gimnasio e incendiando buena parte del edificio, mientras los comandos de las fuerzas especiales perforaban las paredes para permitir la huida a los rehenes. Aproximadamente a las 15:00, dos horas después de que se iniciara el asalto, las tropas rusas declararon que tenían bajo control casi todo el colegio. Sin embargo, la lucha seguía y tres terroristas fueron localizados en el sótano con varios rehenes. Fueron abatidos aunque antes asesinaron a los rehenes.

Fallecieron 334 personas (186 de ellos niños) y hubo más de 700 heridos.
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Ni se os ocurra buscar lo de la masacre de Beslan en imágenes de Google (Imágenes muy fuertes)
Yo vi un documental sobre este en YT, lo dejo aquí por si alguien lo quiere ver, horrible...
 
La asesina del Hacha
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Lizzie Andrew Borden nació en la pequeña localidad de Fall River en 1860; su padre, Andrew Jackson Borden, era un hombre de negocios de la zona con varias propiedades en el pueblo. Su madre, Sarah Anthony Morse, falleció en 1863, y dos años después Andrew Borden volvió a contraer matrimonio con Abby Durfee Gray. Lizzie tenía además una hermana mayor, Emma Lenore Borden (1851-1927) que, como ella, nunca se llegó a casar.

La vida de los Borden era cómoda y holgada, gracias a los ingresos de Andrew Borden. No obstante, no fue una familia feliz. Ni Lizzie ni Emma soportaban a su madrastra, Abby, a la que consideraban una mujer grosera e interesada. Su relación se deterioró mucho en los últimos días de su convivencia, a pesar de que Abby fue su madrastra durante 28 años. Andrew y Abby no tuvieron hijos juntos.

En la mañana del 4 de agosto de 1892, Andrew Borden y su mujer fueron asesinados con un objeto afilado (probablemente un hacha) en su casa. Las únicas personas presentes en la residencia familiar en aquel momento eran Lizzie y la sirvienta, Bridgette Sullivan, que llevaba trabajando para la familia más de dos años. Emma Borden se encontraba entonces de visita en casa de unos amigos. El tío materno de las hermanas Borden, John Vinnicum Morse, estaba de visita en casa de los Borden aquellos días, pero no se encontraba en la casa cuando tuvieron lugar los asesinatos.

Aquella mañana, Andrew Borden había ido al centro del pueblo a hacer algunas acciones al banco y a la oficina de correos. Regresó a su casa en torno a las 10:45 de la mañana. Aproximadamente media hora después, su hija Lizzie descubrió su cadáver. Según el testimonio de Bridget Sullivan, que se encontraba en su cuarto en el piso superior descansando, sobre las 11 de la mañana Lizzie gritó su nombre, y le dijo que alguien había matado a su padre. El cuerpo de Andrew Borden se encontraba recostado en el sofá del salón, con el cráneo gravemente mutilado y con la cabeza ladeada, como si lo hubiesen asesinado mientras descansaba.

Pocos minutos después, varios amigos y vecinos, enterados de lo sucedido, fueron a la casa de los Borden para tranquilizar a Lizzie. Fue entonces cuando la criada y una vecina, Alice Churchill, descubrieron en la habitación de invitados, en el primer piso, el cuerpo inerte de Abby Borden, cuyo cráneo también había sido golpeado numerosas veces con un objeto afilado.

Durante muchos años después de la muerte de la primera esposa de Andrew Borden, en la casa de la familia, situada en el número 92 de Second Street en Fall River, la vida se había tornado incómoda y desagradable entre el señor y la señora Borden y las hijas de aquél. El primer piso estaba dividido en dos, cada parte con unas escaleras de acceso distintas; la parte delantera para las hermanas Borden, y la trasera para Andrew Borden y su esposa. En muchas ocasiones la familia no comía junta. Precisamente el día que tuvo lugar el doble asesinato, el tío materno de las hermanas Borden se encontraba en la casa para establecer una herencia de su difunta hermana, la primera esposa de Andrew Borden. Poco antes de los asesinatos tuvo lugar una discusión en la casa a la que Lizzie y Emma respondieron con un prolongado viaje; no obstante, Lizzie regresó antes de lo previsto a su casa. Por aquellas fechas el farmacéutico local, Eli Bence, se negó a venderle ácido prúsico, supuestamente para que Lizzie pudiese limpiar un abrigo. También por aquel entonces la familia cayó enferma de lo que se diagnosticó podía ser una indigestión provocada por comida en mal estado; la señora Borden afirmó que alguien había intentado envenenarlos.
izzie Borden fue detenida el 11 de agosto; el juicio comenzó diez meses después en New Bedford, Massachusetts. Su testimonio parecía incoherente e inverosímil, y su comportamiento le granjeó las sospechas del público. Fue acusada de los asesinatos y su defensa estuvo dirigida por el ex gobernador de Massachusetts, George D. Robinson, y Andrew V. Jennings.

Durante la investigación se encontró un hacha en el sótano de la casa de los Borden y se supuso que debía ser el arma homicida. Aunque estaba limpia, el hacha tenía el mango roto, algo que la acusación alegó podría ser porque el mango estaba manchado de sangre. No obstante, un policía interrogado en el caso afirmó que al lado de la cuchilla había un mango de hacha, y el forense declaró posteriormente que no hubo tiempo material para limpiar el hacha después de los asesinatos.

Nunca se encontró ropa alguna que estuviese manchada de sangre. Pocos días después de los asesinatos, una vecina observó cómo Lizzie Borden quemaba en el fogón de la cocina un vestido azul que, según ella, se había manchado con pintura fresca, y había quedado inservible.

A pesar de las circunstancias, Lizzie Borden fue absuelta por el jurado tras sólo hora y media de deliberación. El hecho de que nunca se encontrase el arma homicida ni ropa alguna que pudiese incriminarla, además de que la historia del ácido prúsico y su testimonio inicial no fueron considerados durante el juicio, ayudaron a que Lizzie no fuese finalmente condenada. Además en aquellos tiempos tuvo lugar otro asesinato en la zona, aunque el asesino, José Correira, no se encontraba en el país cuando Andrew y Abby Borden fueron asesinados.

Lizzie y su hermana se mudaron de casa, a una que llamaron Maplecroft, en el mismo pueblo. En 1905 las hermanas discutieron sobre una fiesta que Lizzie había dado en honor a la actriz Nance O'Neill (con la que supuestamente tuvo un idilio), y Emma abandonó la casa. Sobre aquella época Lizzie empezó a usar el nombre Lizbeth A. Borden.

Lizzie Borden murió de neumonía el 1 de junio de 1927, y fue enterrada en Fall River. Su hermana, con la que no tenía ya mucha relación, falleció nueve días después.
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La casa donde tuvo lugar el doble asesinato es ahora un Albergue, mientras que Maplecroft es ahora una casa particular.
Me impactó este caso muchísimo, la película Lizzy que acaban de estrenar me parece que está muy bien
 
A sangre fria

La matanza que inspiró la novela de Truman Capote.

Dos tipos entran en casa de una familia de granjeros y, sin más, se los cargan.

Truman Capote se enamoró de uno de los asesinos, al que acompañó hasta el pié de la horca.​
Lo de que lo acompañó a la horca de dónde lo sacas?
 
Acabo de descubrir este hilo tan interesante, y me he dado cuenta de que no está uno de los asesinos cuya historia más me ha impactado. La conocí a través del libro que escribió sobre este caso Emmanuel Carrère, titulado "El Adversario".

Jean-Claude Romand
Jean-Claude Romand (Lons-le-Saunier, Jura, 11 de febrero de 1954) es un criminal francés conocido por haber asesinado en 1993 a su esposa, a sus dos hijos y a sus padres; y por haber ocultado durante dieciocho años su verdadera vida a sus allegados. Fue condenado en 1996 a cadena perpetua, con un cumplimiento de condena de al menos 22 años. Cumple condena en la prisión de Châteauroux (Indre).

El 9 de enero de 1993 asesinó a su mujer con un rodillo de amasar, y más tarde a su hija Caroline, de 7 años, y a su hijo Antoine, de 5, empleando un rifle del calibre 22. Después de estos crímenes, limpió la casa, salió a pasear, y horas más tarde se dirigió a la casa de sus padres, en Clairvaux-les-Lacs (Jura), donde, después de comer, los asesinó del mismo modo. Tras pasar la noche con su amante, en París, regresó a su domicilio y le prendió fuego a su casa con él dentro, no sin antes haber tomado una buena dosis de barbitúricos. No obstante, fue rescatado por los bomberos y tras casi una semana en coma, consiguió salvar la vida.

La investigación pronto reveló que Jean-Claude Romand no era la persona que creían sus vecinos y conocidos. No tenía trabajo, y había estado engañando a toda su familia y amigos durante casi dos décadas, afirmando ser médico e investigador en la OMS, cuando en realidad nunca había superado el segundo curso de Medicina, y vivía del dinero que había conseguido estafar a lo largo de los años en su círculo de allegados, llegando a vender a precio de oro medicamentos falsos contra el cáncer. Al parecer, en la época en que cometió los crímenes, su familia estaba a punto de descubrir la verdad sobre él, y además había agotado todos sus recursos económicos. Acorralado, atrapado en su propia trampa, no encontró otra solución que el asesinato pues, según sus propias palabras, "su familia no aceptaría la verdad".

Breve biografía
Jean-Claude nació el 11 de febrero de 1954 en Lons-Le-Saunier, una pequeña población cercana a la frontera de Suiza. En su infancia fue un chico solitario, con pocos amigos y una actitud retraída.

Hijo único, desde muy joven vivió con preocupación por la salud de su madre, mujer enfermiza, de la que desconocía la enfermedad que sufría, pero que se mostraba preocupada en excesivo ante cualquier mínimo imprevisto, hecho que lo motivó a ocultarle sus estados emocionales y a plantearse si era adecuado decir la verdad si al hacerlo se causaba aflicción.

Juventud e ingreso en la facultad de Medicina
En el ámbito académico, destacaba por ser un estudiante aplicado, un chico que se podía considerar muy formal e introvertido, que no era aficionado a los deportes y que fue pasando por la escuela sin mayores inconvenientes. Una vez terminada la educación elemental y el instituto, decidió matricularse en la universidad de Medicina, carrera que cursó sin problemas hasta el segundo año, cuando afirmó que el día del examen final de Fisiología, no escuchó el despertador y, por ese motivo, no acudió a realizar el examen, que era eliminatorio. Este hecho marcó un punto de inflexión en su vida y fue la primera de sus grandes mentiras.

Tras este episodio, que además coincidía con la negativa de su entonces pareja, Florence, a continuar con su relación sentimental, Jean-Claude se encerró en su habitación del campus, dejó de acudir a clases y se dedicó a leer periódicos y ver la televisión, llegó a engordar 20 kilos debido a la falta de actividad y la comida basura.

Últimos años de carrera, una etapa llena de mentiras
Los años posteriores entre 1975 y 1986, siguió matriculándose en el segundo curso de la carrera de medicina, presentando certificados médicos falsos con los que justificaba la falta de asistencia a clases y a los exámenes. Consiguió que Florence retomara su relación sentimental con él y estableció una rutina diaria en la que iba todos los días a la universidad sin llegar a entrar en clases.

Cambió sus horarios para evitar coincidir con conocidos que pudiesen descubrirle y estudiaba las asignaturas de la carrera para poder conversar con sus compañeros sin levantar sospechas, incluso, en ocasiones, ayudaba a Florence a estudiar las materias que a ella, estudiante de farmacia, le resultaban difíciles.

Tras este período informó a sus familiares y amigos que había acabado la carrera de medicina y había recibido una beca para trabajar en la sede de la OMS en Ginebra, a escasos kilómetros de la ciudad donde vivía. En aquel momento, ya se encontraba casado con Florence, se habían casado en 1984, y tenían una hija, Caroline, que había nacido un año antes en 1985. En 1987 nació el segundo hijo del matrimonio, Antoine.

¿Cómo ganaba dinero para mantener a la familia?
Otra gran duda que se planteaba tras salir a la luz todas sus mentiras es cómo lograba mantener económicamente a su familia, ya que ésta mantenía un estilo de vida aburguesado que se financiaba mediante estafas a familiares y amigos. Principalmente desarrollaba dos modalidades de estafa, una consistía en ofrecer a sus conocidos un plan de inversiones con una alta rentabilidad aprovechando su trabajo en la OMS, de este modo llegó a estafar a sus allegados hasta dos millones y medio de francos y la otra, era la venta de medicinas oncológicas en supuesta fase de experimentación, por valor de 15.000 francos cada pastilla. Pero nadie dudaba del bueno de Jean-Claude, que se había revestido de una imagen social de éxito y prestigio y vivía volcado en su trabajo y su familia.

El comienzo del fin
El padre de Florence murió en extrañas circunstancias, cayendo por las escaleras del granero familiar, mientras mantenía una conversación con Jean-Claude en la que le pedía parte del dinero que le había dado a su yerno para invertir, pero nadie duda de la honestidad del supuesto médico que se convierte en el cabeza de familia y en el encargado de velar por el bienestar de todos.

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En esta época, Jean-Claude conoce a Corinne, la mujer de un conocido, por la que comienza a sentir una gran atracción y a la que se propone conquistar. Ella en un primer momento le rechaza, a lo que Jean-Claude responde con un intento de su***dio al que sigue otra gran mentira para ocultarlo y un período de aislamiento en casa, en el que manifestaba al igual que en la universidad conductas depresivas. Finalmente, Corinne acepta mantener una relación con él. Pero tener esta nueva relación y añadir una nueva mentira más, cada vez le resulta más difícil… Corinne, que también ha sido víctima de la estafa del fondo de inversiones, le demanda beneficios, su esposa, Florence, comienza a sospechar que algo raro pasa… y, por este motivo, acorralado, el 9 de Enero de 1993, Jean Claude Romand decide poner fin a su doble vida.

El crimen y el su***dio frustrado
Ese día, se citó con Corinne haciéndole creer que iban a cenar a casa de un importante colaborador de la OMS, y a medio camino intentó matarla, sin éxito, ya que ella logró convencerlo de que no lo hiciera. Tras dejarla de vuelta en su casa, Jean Claude, se dirigió a su propia casa y una vez allí, mató primero a Florence, asestándole diversos golpes en la cabeza con un rodillo de repostería. A la mañana siguiente, mientras sus hijos miraban la tele, los llamó para que acudieran a su habitación y allí les disparó a ambos, que fallecieron en el acto.

Después de haber matado a su mujer y a sus hijos, Jean-Claude se fue a comer, como hacía cada semana a casa de sus padres y una vez allí también mató a su padre, que recibió dos tiros en la espalda y a su madre, con uno en pleno pecho. Tras estas nuevas muertes volvió a casa, ingirió una elevada cantidad de barbitúricos ya caducados, y prendió fuego a la casa, con la idea de morir él también junto a sus seres queridos. Cosa que no llegó a suceder.

Al ver el incendio, los vecinos y amigos de la familia llamaron a los bomberos, que consiguieron extinguir el fuego y sacar a todos los miembros de la familia de la casa, pero lamentablemente, sólo encontraron con vida a un agonizante Jean-Claude Romand, al que trasladaron a un hospital en estado de coma.

Investigaciones policiales
Las primeras investigaciones no tardaron en comenzar y se descubrieron las balas en los cuerpos de los menores y los golpes en la cabeza de Florence. Asimismo, también hallaron los cadáveres de los padres de Jean-Claude, momento en el que todos empezaron a sospechar de una posible venganza contra la familia Romand… pero pronto se destapó la verdad.

Las investigaciones confirmaron que Jean-Claude Romand no trabajaba para la OMS y en su coche se halló una nota de su puño y letra donde confesaba los crímenes perpetrados. Al final se descubrieron todas sus mentiras, nadie de su círculo de conocidos podía creer que el atento y familiar Jean-Claude hubiera sido capaz de cometer tales actos y mentir acerca de todos los aspectos de su vida. Pero las pruebas no dejaban lugar a dudas. Por su parte, cuando el falso médico despertó del coma, confirmó los hechos y manifestó haberlo hecho para que sus familiares no sufrieran al conocer sus mentiras.
 
Última edición:
El asesino que inspiró ‘El Adversario’ seguirá en prisión
Un tribunal niega la libertad a Jean-Claude Romand, que mató a su familia tras 18 años de doble vida
Marc Bassets
París 11 FEB 2019 - 12:46 CET
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Jean-Claude Romand durante su juicio, en 1996 PHILIPPE DESMAZES AFP

El falso doctor Romand seguirá entre rejas. El tribunal de aplicación de penas de Châteauroux, en el centro de Francia, rechazó la demanda de libertad de Jean-Claude Romand, condenado a cadena perpetua por el asesinato de sus cinco familiares más próximos en 1993.

Durante 18 años, Romand hizo creer a todo el mundo que era un alto funcionario de la Organización Mundial de la Salud. Se fabricó una vida ficticia que sufragó estafando, y arruinando, a su círculo cercano. Cuando vio que la mentira se desmoronaba, mató a su mujer, a sus dos hijos y a sus padres.

Jean-Claude Romand, de 64 años, es una persona bien real y a la vez un personaje casi de novela, protagonista de un clásico contemporáneo de la literatura francesa, El Adversario, de Emmanuel Carrère. Su posible salida en libertad, tras pasar 26 años encerrado, era una noticia que desbordaba la crónica de sucesos.

En septiembre se supo que había pedido la libertad condicional. Los informes psiquiátricos señalaban que estaba en condiciones de reintegrarse en la sociedad, según informaron entonces varios medios de comunicación. Incluso tenía un posible empleo que le ayudaría en la reinserción.

“El tribunal de aplicación de penas de Châteauroux ha considerado que, pese a un recorrido de ejecución de pena satisfactorio, los elementos del proyecto presentado y de su personalidad no permiten, en el actual estado de las cosas, garantizar un justo equilibrio entre el respeto de los intereses de la sociedad, los derechos de las víctimas y la reinserción del condenado”, declaró la fiscal de la República en Châteauroux, Stéphanie Aouine, en un comunicado citado por la agencia France Presse.

La tétrica fascinación que el caso Romand despierta se explica por la capacidad de un hombre de mantener en pie un inmenso engaño durante toda su edad adulta. Romand se hizo pasar por médico y no lo era. Hizo creer a todos —incluidos su familia, amigos y amantes— que trabajaba en la OMS, donde desempeñaba un cargo destacado, cuando en realidad abandonaba cada mañana la casa familiar, cerca de la frontera franco-suiza, y pasaba el día sin rumbo, conduciendo por autopistas o esperando en aparcamientos a que acabase la jornada laboral. El fingimiento lo llevó hasta lo más íntimo. Nadie sabía que todo era un invento.

Cómo pudo mantener tanto tiempo el castillo de naipes es uno de los enigmas del caso. Romand prometía a sus familiares y conocidos inversiones en Suiza. El dinero le servía para financiar su tren de vida. Cuando algunos empezaron a reclamarle los fondos y a sospechar, estalló.

Detrás de la pantalla de falsedades no había nada, ni nadie más que él. El vacío. “Una mentira, normalmente, sirve para tapar una verdad, algo quizá vergonzoso, pero real. La suya no tapaba nada. Bajo el falso doctor Romand no había un verdadero Jean-Claude Romand”, escribió Carrère en El Adversario.

En prisión, Romand se acercó a la religión. Era “un detenido modélico, solitario y rodeado de imágenes piadosas”, escribe el diario Libération. El artículo cita a uno de los psiquiatras que lo trataron antes de su juicio en 1996: “Pareció haber encontrado una cierta redención mística que le ayuda a asumir su culpabilidad y la realidad del proceso”. Ahora no ha logrado persuadir al tribunal de que estaba preparado para salir. Tiene diez días para recurrir la decisión.
 
Brenda Spencer, la adolescente que mató por su odio a los lunes: “Lo hice para animarme el día”
Utilizó un rifle semiautomático para disparar contra profesores y alumnos de su antiguo colegio
Durante la masacre, asesinó a dos personas e hirió gravemente a otras ocho




Brenda Spencer, la adolescente que mató por su odio a los lunes: “Lo hice para animarme el día”


Brenda Spencer, la adolescente que mató por su odio a los lunes: “Lo hice para animarme el día” (YouTube)



MÓNICA G. ÁLVAREZ
13/12/2019



“Vi a los niños como patos que andaban por una charca y un rebaño de vacas rodeándolos, así que eran blancos fáciles para mí”. Así avistó Brenda Spencer a sus víctimas mientras, apostada en la ventana de su casa, esperaba el momento adecuado para disparar su riflesemiautomático. Treinta y seis balas después, la adolescente de tan solo dieciséis años asesinó a dos personas e hirió de gravedad a otras ocho: eran alumnos y profesores de su antiguo colegio.
Fueron seis horas angustiosas donde los investigadores trataron de persuadirla para que saliese de su trinchera. Solo lo consiguieron ofreciéndole una hamburguesa del Burger King. Tras rendirse, varios periodistas le preguntaron por el motivo del tiroteo. La joven, sonriendo, respondió: “No me gustan los lunes”.


Acomplejada y antisocial


Nacida en San Diego (California, Estados Unidos) el 3 de abril de 1962, Brenda Ann Spencer procedía de una familia modesta y aparentemente modélica en la que los problemas matrimoniales de sus padres derivaron en un tortuoso divorcio. Pese a ser alcohólico, la joven terminó viviendo con su padre Wallace. Aquella situación derivó en un comportamiento antisocial repleto de inseguridades y complejos.

Brenda odiaba su físico. Era pelirroja, de piel muy blanca, repleta de pecas y con unas grandes gafas para la miopía. Una mezcla que siempre detestó y que le llevó a contravenir las normas continuamente. Primeramente, en la escuela. Su absentismo era la tónica habitual.




Brenda Spencer junto a su padre cuando era una niña


Brenda Spencer junto a su padre cuando era una niña (YouTube)



Varios de sus maestros la describían como una muchacha introvertida y con problemas de aprendizaje. Parece ser que esto se debía a un accidente de bicicleta que tuvo durante su infancia y que le causó un importante daño cerebral. Le diagnosticaron dicha condición una vez que Brenda ingresó en prisión tras ser acusada de dos asesinatos en primer grado.

Y aunque también la veían como una chica inofensiva con grandes dotes para la fotografía, lo cierto es que desde muy jovencita ya fantaseaba con matar. Llegó a decirle a un amigo que quería asesinar a alguien, pero, sobre todo, convertirse en un francotirador para cazar los pájaros de su barrio. A esto habría que sumarle su historial de pequeños robos y abuso de drogas. Todo aquello que tenía que ver con la autoridad, lo rechazaba.



Brenda Spencer, una vez detenida



Brenda Spencer, una vez detenida (YouTube)



De hecho, fue arrestada durante el verano de 1978 por disparar desde las ventanas de la Cleveland Elementary School –el que sería el lugar de la masacre meses después- a los pájaros que sobrevolaban la zona. Lo hizo con la pistola de aire comprimido que su padre tenía en casa. Su afición por los disparos comenzaba a ser un problema. El grado de violencia y agresividad habían aumentado considerablemente y decidieron internarla en un centro para enfermos mentales. Pero Wallace se opuso. Según él, no le ocurría nada a la joven. Y así fue como terminó comprándole el arma con la que su hija perpetró la matanza.

Brenda le pidió por Navidad un rifle Ruger semiautomático calibre 22 milímetros y con mira telescópica. Incluía 500 balas de munición.“Me sentí como que quería que me matase”, aseguró Brenda años después sobre su padre. Solo faltaba el detonante: elegir un lunes cualquiera.


Su odio a los lunes


Aquel odio homicida al primer día de la semana lo materializó en la mañana del 29 de enero de 1979. Brenda, que compartía cama con su padre, se despertó aburrida, puso algo de música y comenzó a dar vueltas por el cuarto. En un momento determinado, se asomó a la ventana y vio “a los niños como patos que andaban por una charca y un rebaño de vacas rodeándolos, así que eran blancos fáciles para mí”. Eran alumnos de la Cleveland Elementary School que esperaban a que el director les dejase entrar al edificio.

En ese instante, la adolescente cogió su rifle semiautomático y, sin mediar palabra, comenzó a dispararles desde la ventana de su salón. En las últimas semanas había perfeccionado su puntería y los primeros proyectiles dieron en el blanco.




Los alumnos huyen de los disparos de Brenda Spencer


Los alumnos huyen de los disparos de Brenda Spencer (YouTube)



Aquellas detonaciones iniciales pillaron por sorpresa a Burton Wragg, director del colegio, que falleció al proteger a uno de los alumnos de las balas. Chris Stanley, de 9 años, acababa de salvarse de una muerte segura. Después cayó el vigilante del centro, que corrió para poner a salvo al resto de alumnos que se encontraban en la puerta. Mike Suchar falleció víctima de los disparos.

Los gritos se confundían con cada balazo, también con las carcajadas de Brenda, que seguía descargando su rifle. Disfrutaba hiriendo a los menores que trataban de escapar. Un total de ocho terminaron gravemente heridos por los impactos. El número no aumentó gracias a la rápida reacción de un policía que llegó al lugar de los hechos y colocó un camión de la basura en la puerta principal del colegio para bloquearla. Aquello impidió que la adolescente continuase disparando. Sin embargo, hasta ese instante ya había disparado 36 proyectiles.




Los SWAT rodean la casa de Brenda Spencer durante la masacre


Los SWAT rodean la casa de Brenda Spencer durante la masacre (Getty)




Durante las siguientes seis horas, el perímetro fue acordonado por la Policía y un equipo de élite -los SWAT- desalojó el recinto y los alrededores, y rodeó la casa de Brenda. Además, un grupo de negociadores comenzó a dialogar con la homicida. Sabían que podía estar armada hasta los dientes y necesitaban que se rindiese antes de que continuase disparando al azar.

Poco a poco, la fueron persuadiendo para que claudicase. Lo lograron ofreciéndole algo de comer: una hamburguesa del Burger King. Esa fue la promesa que le hicieron. Cuando entraron en el domicilio para arrestarla, se encontraron con una adolescente agotada, hambrienta y con varios centenares de cartuchos de munición en su poder.


Una lesión en el cerebro


Al salir esposada entre varios agentes, decenas de periodistas que cubrían la masacre preguntaron a la autora por el motivo que le llevó a perpetrar la masacre. La joven se encogió de hombros y soltó una afirmación que dejó helados a los presentes: “No me gustan los lunes. ¡Son tan aburridos! Solo lo hice para animarme el día”.

Y continuó: “No tengo ninguna razón más, solo fue por divertirme. Me gustan el rojo y el azul de las chaquetas de los alumnos. Vi a los niños como patos que andaban por una charca y un rebaño de vacas rodeándolos, así que eran blancos fáciles para mí. Fue muy divertido ver a los niños fusilados”.




Momento de la detención de Brenda Spencer


Momento de la detención de Brenda Spencer (Getty)




Durante el juicio celebrado en San Diego en 1980, Brenda fue acusada de dos cargos de asesinato en primer grado y asalto con arma mortal y juzgada como una adulta, pese a ser menor de edad. Durante la vista, la joven aseguró haber consumido drogas y alcohol antes de la masacre y señaló a la fiscalía como responsable de una conspiración para falsificar pruebas en su contra.

Richard Sachs, fiscal del distrito adjunto del condado de San Diego, describió a Brenda como una joven con una “incapacidad para lidiar con el estrés y una inclinación desmesurada a actuar con ira”. Por su parte, los psiquiatras le diagnosticaron una lesión del lóbulo temporal del cerebro como motivo del origen de su agresividad. Un deterioro causado, presumiblemente, por el accidente de bicicleta en su infancia.

Declaración a los periodistas

No me gustan los lunes. ¡Son tan aburridos! Solo lo hice para animarme el día”

Entre las declaraciones que se escucharon en la audiencia, destacó el testimonio de un antiguo amigo de Brenda que aseguró que esta planeó la matanza para salir en televisión . O la de algunos supervivientes que recordaron ver a la joven mirándolos fijamente desde la ventaba y disfrutando mientras las balas alcanzaban a algunos de ellos.

Cam Miller, una de las víctimas, explicó al tribunal que veía a Brenda como una persona aterradora, “como el diablo, con la mirada en blanco”. Una opinión que contrastaba radicalmente con la de su madre. “Ella no es un monstruo”, llegó a decir.




Brenda Spencer en una entrevista en TV


Brenda Spencer en una entrevista en TV (YouTube)




Tras finalizar el juicio, la adolescente admitió los cargos y el juez la declaró culpable de dos asesinatos y asalto con arma mortal. La condenaron a cadena perpetua revisable. Es decir, Brenda debería cumplir al menos 25 años en una institución penitenciaria para mujeres al cumplir los dieciocho. La enviaron a Corona (California) donde, durante los últimos casi cuarenta años, se ha dedicado a reparar equipos electrónicos y a poner demandas a su padre por abusos sexuales a su padre. Unas acusaciones que jamás se probaron y que se desestimaron por no haber informado del tema años antes. Brenda le denunció en 2001.

Poco después de la masacre, el grupo The Boomtown Rats compuso una canción titulada ‘I don’t like Mondays’ (No me gustan los lunes), que se convirtió en todo un fenómeno en el Reino Unido y que, años más tarde, fue versionada por artistas como Bon Jovi. Durante algún tiempo, las emisoras de radio de San Diego se negaron a promocionarla, algo que su compositor Bob Geldof intentó explicar: “Era el acto sin sentido perfecto y esa era la razón sin sentido perfecta para hacerlo. Así que pude escribir la canción sin sentido perfecta para ilustrarlo”.


La masacre hecha canción


Y lo justificó asegurando que la canción “no fue un intento de explotar la tragedia. Estaba haciendo una entrevista de radio en Atlanta y había un teletipo. Lo leí en cuanto salió. Que no le gustaran los lunes era un motivo un poco extraño para hacer algo así”. Una de las frases más famosas de este tema, dice así: “Un chip de silicio dentro de su cabeza se sobrecargó”.

Aparte de Bon Jovi y Tori Amos, la canción también apareció en series de televisión de renombre como Dr. House. Más concretamente, en el capítulo quince de la tercera temporada. También se ilustró en viñetas cómicas, como la del gato Garfield.




Brenda Spencer, en la actualidad (2019)


Brenda Spencer, en la actualidad (2019) (YouTube)



A sus 53 años, Brenda continúa recluida en la cárcel de Corona, a la espera de poder conseguir la libertad condicional. Una libertad que siempre le ha sido denegada pese a sus numerosas peticiones. El juez todavía considera a esta asesina un peligro para la sociedad. Tampoco ayuda su falta de remordimiento y de empatía con las víctimas.

De nada le sirvió llorar en sala y mostrar una aparente “inestabilidad emocional”. Convertirse en el ejemplo de otros adolescentes que cometen asesinatos en masa le había tocado psicológicamente. “Con cada tiroteo en la escuela, me siento en parte responsable”, llegó a reconocer en una de las vistas para acceder a la libertad condicional. Tenía opciones de conseguirla este 2019, pero, por el momento, los tribunales siguen impugnándosela.

 
Hola. Muy interesante. La mayoría de casos que comentan por aquí no los conocía, salvo los españoles por ser noticia en su día en prensa. Me gustan muchos los documentales de crimenes, en especial los que muestran interrogatorios en comisaría, los juicios, la escena del crimen, videos caseros, etc. aunque a veces son duros de ver pero me parecen más reales para hacerme una opinión. Así descubrí la matanza de Columbine, el asesinato de OJ a su mujer y novio, los tres niños de Memphis y muchos otros. Uno que me impactó fue el de Amanda knox y su novio acusados de matar a cuchilladas a su compañera. En el docu al final la absuelven pero a mí me quedó la duda de si era o no culpable. No sé porqué. Hace tiempo que lo vi y no recuerdo los detalles pero me quedé como con la duda. ¿Alguien lo ha visto o conoce el caso?
 
Hola. Muy interesante. La mayoría de casos que comentan por aquí no los conocía, salvo los españoles por ser noticia en su día en prensa. Me gustan muchos los documentales de crimenes, en especial los que muestran interrogatorios en comisaría, los juicios, la escena del crimen, videos caseros, etc. aunque a veces son duros de ver pero me parecen más reales para hacerme una opinión. Así descubrí la matanza de Columbine, el asesinato de OJ a su mujer y novio, los tres niños de Memphis y muchos otros. Uno que me impactó fue el de Amanda knox y su novio acusados de matar a cuchilladas a su compañera. En el docu al final la absuelven pero a mí me quedó la duda de si era o no culpable. No sé porqué. Hace tiempo que lo vi y no recuerdo los detalles pero me quedé como con la duda. ¿Alguien lo ha visto o conoce el caso?
Busca en el foro porque hay hilo del tema así podrás ver más info y opiniones. Yo creo que Amanda es culpable
 
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