Argentina se resigna a un crédito duro del FMI

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Argentina se resigna a un crédito duro del FMI y Macri tendrá que recrudecer su política económica
AMÉRICA
Crisis monetaria
    • CÉSAR G. CALERO
    • Buenos Aires
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  • 10 may. 2018 19:33
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El presidente de Argentina, Mauricio Macri, este jueves en Buenos Aires. AFP
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Argentina pide apoyo financiero al FMI para frenar el hundimiento del peso

¿Cómo afecta la crisis argentina a las empresas españolas en el país?

¡Chau, gradualismo. Bienvenido, shock! El Gobierno conservador de Mauricio Macri está en una encrucijada. Apostó durante dos años a una política económica con ajustes paulatinos combinados con un gasto social elevado, pero la grave crisis financiera por la que transita Argentina desde la semana pasada y la decisión de echarse en los brazos del Fondo Monetario Internacional (FMI) obligará a la Casa Rosada a cambiar su hoja de ruta. Las negociaciones con el organismo multilateral durarán unas seis semanas, pero ya se ha adelantado que el crédito será exigente debido a la falta de solvencia de la economía argentina: los dólares llegarán a cambio del cumplimiento de estrictas metas fiscales. Macri tendrá que acelerar los ajustes en un país asfixiado por la imparable inflación y los sindicatos y el peronismo más combativo ya están desenterrando el hacha de guerra.

Mientras el peso sigue devaluándose ligeramente frente al dólar, Macri parece empeñado en minimizar una crisis financiera de calado. "Vamos por el buen camino", ha vuelto a insistir este jueves al defender el rescate pedido al FMI. Pero ese mensaje de tranquilidad que intenta transmitir la Casa Rosada no cala en la calle. Un 75% de los argentinos desconfía de un nuevo desembarco del Fondo en el país, según un sondeo de la consultora D'Alessio IROL.


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Incluso los economistas más ortodoxos culpan al Gobierno de haber jugado su última carta precipitadamente. Una de las voces más críticas ha sido la de José Luis Espert, partidario de un ajuste fuerte en el gasto público. "Terminar en manos del FMI es irse a la B (la segunda división de fútbol)", soltó en un programa televisivo de gran audiencia. Una división en la que hoy en día juegan países como Irak, Jamaica o Kenia, y en la que hay también diferentes niveles de credibilidad.

Argentina aspiraba a lograr una línea de crédito flexible como la que consiguieron recientemente México y Colombia, una ayuda preventiva para solventar dificultades de liquidez transitorias. Pero los fundamentos económicos argentinos no están a la altura deseada y Macri tendrá que lidiar con un crédito denominado stand-by, el mismo préstamo que Argentina ya obtuvo en épocas pasadas.

A la espera de lo que se negocie en los próximos días, ese crédito implica concesiones importantes por parte del país que lo suscribe. El dinero se va recibiendo en plazos y en función de que se vayan cumpliendo metas fiscales que solucionen los problemas de solvencia económica. En el caso argentino, es probable que la entidad que dirige Christine Lagarde exija, entre otras condiciones, una aceleración en el proceso de reducción del déficit público (cuya previsión para este año es del 5% del PIB, contando los intereses de la deuda) y medidas encaminadas a aliviar la deficitaria balanza de pagos.

Para tratar de limar un poco esas condiciones, el ministro de Hacienda argentino, Nicolás Dujovne, se reunió este jueves en Washington con Lagarde y también con David Malpass, subsecretario de Asuntos Internacionales del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, principal contribuyente al Fondo y cuyo aval necesita Argentina para transmitir confianza a los mercados.
 
Argentina pide al FMI renegociar los plazos de su deuda
La crisis asfixia al Gobierno de Mauricio Macri tras una nueva jornada negra para el peso



ENRIC GONZÁLEZ
Buenos Aires 30 AGO 2019


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En vídeo, Hernán Lacunza, ministro argentino de Economía. A. MARCARIÁN REUTERS




Argentina llega al límite. El ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, pidió a media tarde de este miércoles al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a todos sus acreedores institucionales un aplazamiento en el repago de la deuda, tanto en pesos como en dólares, por “dificultades de liquidez”. Fue el remate de una nueva jornada negra, con la ciudad de Buenos Aires bloqueada por manifestaciones y fuertes turbulencias en los mercados financieros. Con el dólar por encima de 60 pesos, el Banco Central se vio obligado a adoptar medidas de emergencia para frenar la depreciación de la moneda: restringió la financiación en pesos a las grandes empresas exportadoras, para forzarlas a vender divisas.

Poco después de que el Ejecutivo argentino apelase a la renegociación de la deuda, el FMI anunció en un comunicado que seguirá al lado del país sudamericano "en estos momentos desafiantes". "Respecto a la operación anunciada por las autoridades argentinas, el personal del Fondo está en proceso de analizarlas y evaluar su impacto (...), y entiende que las autoridades han tomado estos pasos importantes para hacer frente a las necesidades de liquidez y para salvaguardar las reservas".

Lacunza aseguró que Argentina seguía siendo solvente, pero reconoció que no tenía dinero en caja. “La mayor tensión política y económica” desde las elecciones primarias, en las que el candidato peronista Alberto Fernández venció con holgura, “afectó a la estabilidad cambiaria”, dijo el ministro. Desde ese momento, la tasa de renovación de la deuda, que rondaba el 78%, “cayó abruptamente a niveles inferiores al 10%, evidenciando la falta de interés de los inversores”, dijo el ministro. El titular de la cartera anunció el envío al Congreso de un proyecto de ley dirigido a promover extensiones voluntarias de los vencimientos en deuda local, y aseguró que todas esas medidas afectarían únicamente a los acreedores institucionales, no a los pequeños ahorradores, que cobrarían en la fecha prevista y sin descuentos.

La petición de auxilio formulada por el gobierno argentino fue el resultado de una doble crisis, política y económica. Desde la dura derrota del gobierno en las elecciones primarias, sin otro valor que el puramente indicativo, se dio por casi seguro que el próximo presidente sería el peronista Alberto Fernández. Eso dejó a Mauricio Macri en una situación muy incómoda. No hay vacío de poder porque Macri sigue ahí, pero resulta muy perceptible la impotencia gubernamental ante una situación angustiosa y de múltiples facetas.

A la crispación de quienes sienten horror ante un retorno del kirchnerismo y a las dificultades generales de la ciudadanía, agobiada por una inflación galopante (de nuevo por encima del 50% anual) y un desempleo superior al 10%, se suman la falta de confianza de los inversores y la sensación, muy extendida, de que en el futuro próximo las cosas solo pueden empeorar.

VIDEO:
https://elpais.com/economia/2019/08/28/actualidad/1567028065_486893.html



 
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