Aquello del "yo no soy monárquico, soy juancarlista"
Alberto Rey
El Rey Juan Carlos, en una imagen reciente. GTRES
No sé si fue coincidencia o causa-efecto, pero la llegada de Letizia a la monarquía española coincidió con el momento en el quedeclararse no monárquico dejó de ser considerado sinónimo de ser comunista, anarquista o un insensato. Paradójicamente reforzó la corona sacando(nos) a los republicanos del armario. Y descolocando más a aquellos del "yo no soy monárquico, soy juancarlista", que empezaron a tenerlo más difícil cuando Juan Carlos no dejaba de meter la pata. En el mundo pre-Letizia se era monárquico por definición. Ahora se es por convicción. O esa es la teoría. O esa era.
Pocas obsesiones institucionales más absurdas que la de "una monarquía moderna". Y mira que repiten la cantinela una y otra vez. Pero eso qué es lo que es, como diría un murciano. La monarquía es antigua o no es, y de esa antigüedad emana gran parte de su solvencia. Es respetable porque es vieja. Vieja más como idea que como realidad: tracen una línea temporal de rey a rey y verán que en España la cosa monárquica de lineal no tiene nada. Y de tranquila mucho menos. Por no hablar de los últimos paréntesis no monárquicos de nuestro país. El asunto es de todo menos simple.
Los Borbones son muchas cosas (una familia, una empresa, una idea...), así que no podemos acusarles de jugar con varias barajas a la vez. Es lógico y comprensible que quieran perpetuarse y que para ello demuestren méritos... y tengan estrategias. Buscar subtextos en sus discursos y motivaciones ocultas en todos sus movimientos es una labor periodística seria y necesaria. Sacarle punta a cada modelito de Letizia (o S.A.R Leticia, aunque yo lo pronuncio como "Sor Letizia" en murciano) igual es excesivo, pero no lo es el indagar en las motivaciones de sus cambios de aspecto y estilismo, que no dejan de ser una evolución hacia algún sitio.
Un mensaje. Es tan reseñable ese viaje estético como otros tantos movimientos que hacen los Borbones para modernizarse, sea lo que sea eso. Para que los sigamos queriendo. O para que los sigamos necesitando, como argumentaría un monárquico, sea lo que sea eso.
Abrir al público, a los súbditos (ojajá una terminología así de honrada en los comunicados oficiales) los jardines del Palacio de Marivent es uno de esos gestos. Hecho con cuidadito y con miedo, claro, porque ahora cualquier cosa, incluso si es buena, es malinterpretada (por los súbditos). Dejar a la plebe entrar en palacio es bueno. Mi abuela decía "El palacio de Maribel". A ella, mujer de la dictadura pero fascinada con la realeza (básicamente porque salían en las revistas), le habría encantado pasear por los jardines de la tal Maribel. "No es de Maribel, es de Letizia", le habría dicho yo entonces. "No es de Maribel, es de todos los españoles", le diría yo ahora.
Mi abuela no sé qué pensaría de tener que hacerle reverencias a una señora que presentaba el telediario y deletrea su nombre con la ortografía de una lengua que no es el castellano. Tampoco sé qué pensaría ella de lo de "modernizar la monarquía". Supongo que lo mismo que de las esferificaciones de tocino o la tortilla de patatas deconstruida. Lo de "yo no soy monárquico, soy juancarlista", por cierto, está ahora mismo en el mismo sitio que ella: bajo tierra.
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo.../24/aquello-del-yo-no-soy-monarquico-soy.html
Alberto Rey
El Rey Juan Carlos, en una imagen reciente. GTRES
No sé si fue coincidencia o causa-efecto, pero la llegada de Letizia a la monarquía española coincidió con el momento en el quedeclararse no monárquico dejó de ser considerado sinónimo de ser comunista, anarquista o un insensato. Paradójicamente reforzó la corona sacando(nos) a los republicanos del armario. Y descolocando más a aquellos del "yo no soy monárquico, soy juancarlista", que empezaron a tenerlo más difícil cuando Juan Carlos no dejaba de meter la pata. En el mundo pre-Letizia se era monárquico por definición. Ahora se es por convicción. O esa es la teoría. O esa era.
Pocas obsesiones institucionales más absurdas que la de "una monarquía moderna". Y mira que repiten la cantinela una y otra vez. Pero eso qué es lo que es, como diría un murciano. La monarquía es antigua o no es, y de esa antigüedad emana gran parte de su solvencia. Es respetable porque es vieja. Vieja más como idea que como realidad: tracen una línea temporal de rey a rey y verán que en España la cosa monárquica de lineal no tiene nada. Y de tranquila mucho menos. Por no hablar de los últimos paréntesis no monárquicos de nuestro país. El asunto es de todo menos simple.
Los Borbones son muchas cosas (una familia, una empresa, una idea...), así que no podemos acusarles de jugar con varias barajas a la vez. Es lógico y comprensible que quieran perpetuarse y que para ello demuestren méritos... y tengan estrategias. Buscar subtextos en sus discursos y motivaciones ocultas en todos sus movimientos es una labor periodística seria y necesaria. Sacarle punta a cada modelito de Letizia (o S.A.R Leticia, aunque yo lo pronuncio como "Sor Letizia" en murciano) igual es excesivo, pero no lo es el indagar en las motivaciones de sus cambios de aspecto y estilismo, que no dejan de ser una evolución hacia algún sitio.
Un mensaje. Es tan reseñable ese viaje estético como otros tantos movimientos que hacen los Borbones para modernizarse, sea lo que sea eso. Para que los sigamos queriendo. O para que los sigamos necesitando, como argumentaría un monárquico, sea lo que sea eso.
Abrir al público, a los súbditos (ojajá una terminología así de honrada en los comunicados oficiales) los jardines del Palacio de Marivent es uno de esos gestos. Hecho con cuidadito y con miedo, claro, porque ahora cualquier cosa, incluso si es buena, es malinterpretada (por los súbditos). Dejar a la plebe entrar en palacio es bueno. Mi abuela decía "El palacio de Maribel". A ella, mujer de la dictadura pero fascinada con la realeza (básicamente porque salían en las revistas), le habría encantado pasear por los jardines de la tal Maribel. "No es de Maribel, es de Letizia", le habría dicho yo entonces. "No es de Maribel, es de todos los españoles", le diría yo ahora.
Mi abuela no sé qué pensaría de tener que hacerle reverencias a una señora que presentaba el telediario y deletrea su nombre con la ortografía de una lengua que no es el castellano. Tampoco sé qué pensaría ella de lo de "modernizar la monarquía". Supongo que lo mismo que de las esferificaciones de tocino o la tortilla de patatas deconstruida. Lo de "yo no soy monárquico, soy juancarlista", por cierto, está ahora mismo en el mismo sitio que ella: bajo tierra.
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo.../24/aquello-del-yo-no-soy-monarquico-soy.html