Aquellas intrépidas policias-detectives de la tele

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Remington Steele, la transgresora serie en la que la jefa era ella

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  • Isabel Vázquez
    5 de enero de 2017 / 12:33
    Etiquetas:
    Feminismo
    Nostalgia
    Series
    Televisión

    Corría el año 1982. Dolly Parton se desgañitaba desde todas las emisoras de radio cantando que las mujeres currantes de nueve a cinco estaban hasta el moño de tanto potreo por parte de sus jefes (“Usan tu mente y no te reconocen ningún mérito, suficiente para volverte loca si les dejas”) cuando Laura Holt apareció por primera vez en el prime time de NBC con la siguiente confesión: “Déjenme que les cuente un oscuro y misterioso secreto: el gran detective Remington Steele no existe. Yo lo inventé. Siempre me gustaron las emociones fuertes, así que estudié, aprendí el oficio y monté una agencia que llevaba mi nombre. Pero nadie en absoluto llamó a mi puerta. Una mujer detective privado sonaba tan… femenino. Así que me inventé un superior, masculino, por supuesto. De repente, empezaron a llover casos, no paraba de trabajar”. La protagonista de la nueva serie de investigadores de la cadena parecía haber dado con la solución para eliminar al jefe sin sangre: ser ella la jefa y fingir que reportaba a un tío que, en realidad, no existía.

    Cuando arrancó la serie, Laura Holt era Remington Steele, una graduada summa cum laude por Stanford con negocio propio y dos trabajadores a su cargo, era joven y, oh cielos, soltera. A Bob Butler, veterano director de Canción triste de Hill Street, le costó una década colocar esta idea. Los ochenta arrancaron con muchas ganas de hacer series sobre mozas trabajadoras, siempre que estuvieran buenas y se plegaran a un jefe varón. Como Los ángeles de Charlie. Holt no cumplía del todo con lo que los ejecutivos de las cadenas consideraban que era el nivel de tolerancia en esos momentos del espectador medio ante una mujer protagonista, investigadora, además.

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    inRead invented by Teads“Hasta que él apareció, con sus ojos azules y su misterioso pasado. Casi sin enterarme, asumió la identidad de Remington Steele”. Al guionista Michael Gleason, cocreador de la serie, le pareció graciosísima la idea de que un impostor se hiciera pasar por el jefe ficticio. Ay, qué risa, que un advenedizo sin ninguna formación, un timador profesional cuyo único conocimiento venía de haber visto mucho cine clásico, se le apalancara a esta listilla en el mejor despacho de la oficina. Grant Tinker, a la sazón jefazo de NBC, no tenía demasiados complejos con el exceso de estrógenos (había montado junto a su exmujer, Mary Tyler Moore, la productora MTM para producir La chica de la tele) y el proyecto se coló entre los estrenos de otoño.

    Así fue como Laura, interpretada por la actriz Stephanie Zimbalist, terminó enfrentada a las uvas de rancio abolengo de Falcon Crest de la CBS los viernes por la noche. Menuda y atlética, era capaz de resolver cualquier cuerpo a cuerpo y corría que se las pelaba con zapatos salón destalonados. Una joven brillante y ambiciosa que, ante el recordatorio de que se le pasaba el arroz (en los ochenta, la prórroga acababa con la veintena), se encogía de hombros y no manifestaba un interés prioritario por tener hijos. Ya tenía ella un curro súper bueno que ocupaba todo su tiempo. Quizá la apuesta feminista más audaz hasta la fecha de una televisión americana cuajada de amas de casa.

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    <img itemprop="url" src="http://cdn.revistavanityfair.es/uploads/images/thumbs/es/vf/2/s/2017/01/laura_holt_3429_400x606.jpg" alt="Laura Holt" title="Laura Holt" width="400" height="606" />
    D. R.
    Durante la primera temporada a Laura Holt se la llevaban los demonios porque el señor Steele acaparaba todos los aplausos por el trabajo que ella desarrollaba. Había creado al jefe perfecto (en su caso, ninguno) y, por arte de birlibirloque, este jeta se lo había apropiado

    Zimbalist era la primera en créditos y la protagonista de la historia, la chica que se escondía tras el nombre del jefe falso, el del título, ése que ella había inventado combinando la marca de una máquina de escribir y un equipo de fútbol. Un nombre rotundo, viril, que todo el mundo, dentro y fuera de la serie, empezó a identificar enseguida con la imagen del impostor, con la gallardía y el pelazo de Pierce Brosnan.

    Durante la primera temporada, entre caso y caso, a Laura Holt se la llevaban los demonios porque el señor Steele acaparaba todos los aplausos por el trabajo que ella desarrollaba. Había creado al jefe perfecto (en su caso, ninguno) y, por arte de birlibirloque, este jeta se lo había apropiado, pero estaba dispuesta a aguantar el tirón porque él no tenía ni idea del oficio y eso garantizaba que ella siguiera siendo la que mandaba. Por eso y porque al mismo tiempo tampoco ella era inmune a su encanto (quién podría culparla, menudo pimpollo era Brosnan). Por otro lado, cuanto más lista y capaz era Laura, más le gustaba a él. En el ADN de la serie estaba el reconocimiento de que ella era sexy porque llevaba los pantalones y tenía un cerebro privilegiado (que coronaba con una colección de sombreros maravillosa), uno de los grandes hallazgos de la serie que muy pronto se volvió en su contra. Pobre Laura. No sólo tuvo que lidiar con los grandes dramas de los ochenta, el sexismo y el encrespamiento capilar: también con la eclosión de la comedia romántica.

    Remington Steele se concibió como un galimatías de género, un noir transgresor con inversión de roles donde el héroe era ella y él la cosa bonita por la que perder la cabeza. Pero, fundamentalmente, era una dramedia, una comedia con capítulos de casi cincuenta minutos con estupendos diálogos que podían haber firmado Garson Kanin y Ruth Gordon, y también con una mojigatería propia del Código Hays. Michael Gleason justificaba la necesidad de la tensión sexual no resuelta como una reacción al cine de esa época, en el que “se veía todo”.

    Para evitar que Laura pareciera una estrecha, se inventaron un pasado de locatis reformada y aludían todo el rato a que podía buscarse la ruina con el negocio si se enrollaba con su irresistible partenaire. ¿He mencionado ya lo guapísimo que era? No exagero, lo mismo pensaron los fans que enviaron cartas por toneladas y convencieron a los que mandaban en los despachos de que había que cambiar las tramas. Más romance, más comedia y, por irónico que pueda parecer, más paridad: más Cary Grant y menos Katherine Hepburn, más señor Steele y menos Laura.

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    <img itemprop="url" src="http://cdn.revistavanityfair.es/upl.../2/s/2017/01/remington_steele_987_640x934.jpg" alt="Remington Steele" title="Remington Steele" width="640" height="934" />
    D. R.
    La serie alcanzó su pico de popularidad en la tercera temporada. Ella ya no le tomaba el pelo tanto por no ser investigador profesional, empezó a tratarle como un igual y él se enseñoreó con la empresa y la serie. Aunque la historia nunca abandonó del todo la idea de que él era un mantenido y ella seguía siendo la máxima autoridad, las tramas de Laura fueron perdiendo peso en favor del gran enigma, saber quién era él en realidad.

    Tras cuatro años de resolver misterios pelando la pava sin consumar, de morrearse mientras vigilaban museos encuerados de pies a cabeza, de compartir colchón fingiendo ser un matrimonio, de amartelarse en viñedos disfrazados de monjes, la dinámica entre los personajes era de una atracción- repulsión casi fraternal. Remington Steele tuvo dos finales (tras ser cancelada en 1986, grabaron seis capítulos más de coda): en uno, Laura se casaba a regañadientes para que a él no le deportasen (lo que hacía que, definitivamente, la empresa pasara a ser propiedad de él) y en el otro, empeñaba toda su energía y buen hacer en resolver el misterio de la identidad del falso Remington Steele. En las dos ocasiones, tuvieron el cuajo de cerrar sin cópula ni nada. “Éste no es el personaje por el que yo firmé”, se lamentaba Zimbalist durante los últimos días de rodaje.

    Si usted pregunta por ahí, Laura Holt es conocida, con suerte, por ser “la ayudante de Remington Steele”, una evaluación injusta para una serie transgresora y un personaje adelantado a su tiempo. Laura Holt nunca dejó de ser una mujer sagaz y obstinada, era ella quien resolvía los casos, quien tomaba las decisiones y quien firmaba los cheques. En su tiempo libre practicaba ballet, tocaba el piano y construía esculturas con metales, con escafandra y soplete de soldador, y, con el tiempo, se aficionó también al cine. Jamás la vimos cocinar y en contadas ocasiones, acunar un bebé. Vale que terminó como tantas otras, claudicando por amor, pero para muchas niñas de los ochenta, fue la primera mujer que veíamos en la tele a la que queríamos parecernos.
 
¡Que gracia me hace este hilo que pretende reivindicar a unas cuantas damas que intentan ser algo más que el descanso del guerrero, cuando en realidad todas sus televidentes están deseando que se acuesten con su compañero y se casen!

En mi caso ultimamente me ponen una cuantas guapas haciendo que me enamore de ellas y todo eso, pero al final las tengo que salvar yo y salvo mi Tracy, que siempre será única, que se dejen vesperes y madeleines, ninguna alcanza mi altura, ni como espias ni como amantes.
 
Me quedo con los Ángeles de Charlie.. .a los que jugábamos entonces con mis amigas de muy niñas..
A mi me tocaba ser Jill porque tenía el pelo medio rubio..y a mi amiga elena, sabrina porque tenia el mismo corte de pelo..despues repartiamos papeles...
No disfrutamos poco con nuestras historias..y aventuras
Sin nada más que la imaginacion
 
él es un poli mexicano de Cd Juárez y ella una poli de El Paso, Texas. La serie empieza cuando se encuentran el cuerpo de una mujer en el puente que comunica ambas ciudades justo en el medio donde se dividen ambos países, por lo que tienen que trabajar juntos policía de El Paso y de Cd Juárez.

Aunque al principio no quieren, se ven obligados a trabajar juntos porque el cuerpo que encontraron es mitad de una chica estadounidense y la otra de una chica mexicana. No son jefe el uno del otro, simples compañeros de trabajo (obligado) para resolver el caso y terminan encontrandose con un asesino en serie.

Solo ví la primer temporada, no sé si hubo una segunda, pero fue una serie muy interesante.

Hubo segunda temporada. Muy recomendable, por cierto, tanto la primera como la segunda.
 
De las actuales también esta Olivia Colman en BroadChurch. Otra serie muy recomendable.

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Tiene macho Alfa. Pero Bruce tenía muchísimo carisma en esta serie. A ella la ponían un poco de "histérica/amargada" o es lo que recuerdo.

http://blogs.diariovasco.com/series-gourmets/2013/01/25/luz-de-luna-el-hibrido-de-comedia-drama-que-lanzo-a-la-fama-a-bruce-willis/



Luz de Luna: el híbrido de comedia-drama que lanzó a la fama a Bruce Willis

Lorenzo Mejino
| 25-01-2013 | 10:00


Luz de Luna fue una serie que a mediados de los ochenta desarrolló un nuevo concepto televisivo: el ‘dramedy’. Una mezcla a partes iguales de comedía y drama aderezado con unas gotas de romance. Su trabajo al frente de una peculiar agencia de detectives se mezclaba con una gran tensión sexual entre ambos protagonistas, dando como resultado una serie muy elegante y sofisticada que marcó una época y abrió nuevos caminos para la narrativa televisiva.

Moonlighting, su titulo original, fue una de las primeras series de lujo de la historia televisiva y por ello se merece un análisis pormenorizado en un blog de series para gourmets televisivos.




Ficha: Luz de Luna (Moonlighting) 67 episodios. Mar 1985-May 1989. ABC (USA), la 1 (E)

Sinopsis: Una ex top-model, Maddie Hayes descubre que sus asesores fiscales la han desplumado y la han dejado sin apenas fondos ni propiedades, excepto una modesta agencia de detectives llamada Blue Moon dirigida por un excéntrico detective David Addison, por lo que decide hacerse cargo de la agencia de detectives ante la frontal oposición del responsable de la agencia.

El inicio: En el año 1984 el productor Glenn Gordon Caron, que había creado la exitosa ‘Remington Steele’, vehículo de lanzamiento de Pierce Brosnan, fue encargado por la cadena ABC para crear una serie de detectives de gama alta, con una gran estrella al frente de ella.


Caron, después de dar muchas vueltas, dio con el concepto de la modelo arruinada y forzada a trabajar como detective, y basándose en las comedias clásicas de enredo de Howard Hawks creó un símil televisivo con equívocos constantes y tensión sexual entre ambos protagonistas con diálogos ultrarrápidos y punzantes.

Para la elección de los protagonistas, Caron siempre tuvo en mente a Cybill Shepherd para interpretar a la modelo sofisticada, pero en cambio tuvo que realizar muchas audiciones para encontrar al detective ideal, que recayó en un desconocido Bruce Willis. La cadena ABC se opuso, porque buscaba algún actor con más renombre, pero su actuación y el éxito inicial de la serie les convenció de la elección. Como muestra de la sofisticación de la serie, nada mejor que la sintonía cantada por Al Jarreau:

La trama: A partir de la premisa inicial, una vez establecido el marco de colaboración entre la propietaria y el director de la agencia de detectives, la dinámica de la serie consistía en resolver un caso en cada episodio.

Los casos no eran los habituales y tenían siempre elementos originales e incluso algo esperpénticos, que los dos protagonistas debían resolver aportando sus conocimientos e intuiciones complementarias, pero siempre salpicado por numerosas escenas de guerra de sexos entre ambos. En estas escenas se atacaban y lanzaban puyas constantemente, en unos diálogos centelleantes, donde parecían dos pistoleros disparándose palabras. En este vídeo lo pueden observar con una típica conversación en el vehículo, donde se desarrollaban la mayor parte de estas escenas, que eran la salsa de la serie.

Los capítulos eran autoconclusivos y muchos de ellos tenían un final espectacular con persecuciones y capturas del malhechor de turno, en clave de comedia.

Los elementos cómicos y dramáticos se iban combinando con gran maestría, además de introducir constantes guiños al espectador cuando los actores se dirigen directamente a la cámara para explicar interioridades de la serie. Era una especie de serie dentro de la serie, lo que reforzaba sus elementos cómicos.

A medida que avanzaban los capítulos la tensión sexual entre ambos protagonistas iba in crescendo, hasta llegar a un punto donde los guionistas decidieron resolverla de una vez por todas, evolucionando la serie hacia una comedia romántica y creando lo que en el sector se ha denominado ‘La Maldición de Luz de Luna’. Esta maldición consiste en que una serie se hunde o pierde seguidores al emparejar a los dos protagonistas, después de varias temporadas de equívocos y tensión sexual entre ellos, como una clara señal del declive de la misma. Recientemente tenemos ejemplos que van por ese camino, como Castle o Bones, aunque no de forma tan acusada.

A pesar de todo, la serie seguía manteniendo un nivel elevado con algunos episodios especiales que eran verdaderas películas en miniatura, como ‘Atomic Shakespeare’, una versión de la Fierecilla Domada ambientada en la Edad Media, o el episodio en blanco y negro Blue Moon, del que pueden ver un extracto en el siguiente vídeo:

La producción de la serie siempre fue un gravísimo problema, ya que su cuidada estética y gran cantidad de diálogos requería mas días de filmación de los habituales, lo que provocaba graves retrasos en finalizar los episodios. No podían filmar mas de 16 o 18 por temporada, cuando lo habitual eran 22 o 24.

Además, la relación entre los dos protagonistas en la vida real se fue deteriorando debido al éxito de Bruce Willis en ‘la Jungla de Cristal’, que le hizo subirle los humos de forma exponencial y enemistarse continuamente con Cybill Sheperd. Ella estaba además embarazada de gemelos, creando una gran tensión en el lugar de rodaje entre ellos, que lógicamente se traducía en mas retrasos.

Por ello, y para relajar las tensiones y conseguir producir mas episodios, a partir de la cuarta temporada empezaron a desarrollar mas tramas para los actores secundarios de la serie, en especial para la secretaria de la agencia y los otros detectives de la misma con el objetivo de salvar los muebles. Así, hubo diversos episodios en los que no aparecía ninguno de los dos protagonistas, hecho impensable al principio de la serie y que aceleró su declive.

Luz de Luna, en mi opinión, fue una serie excelente y de lo mejorcito que se ha visto en televisión. Su originalidad y calidad de producción perduran en nuestros días y es un ejemplo de la maravillosa televisión que se realizaba antes de la irrupción de las redes sociales, que magnifican cualquier nueva serie olvidando revisar clásicos como Luz de Luna.

La química entre los dos personajes era incuestionable y nos hacía estar pegados a la pantalla atentos a cualquier réplica y contrarréplica entre ellos, a una velocidad sólo vista en ‘las Chicas Gilmore’. Sus declaraciones a cámara, fuera del contexto de la serie, eran elementos brillantes que acentuaban la originalidad y el buen hacer de los guionistas en una serie que en sus tres primeras temporadas se puede colocar en el escalafón mas alto del Olimpo televisivo.

A continuación les muestro una serie de tomas falsas, donde pueden apreciar su nivel de calidad:

Los actores: La protagonista que siempre tuvo en mente Glenn Gordon Caron fue Cybill Shepherd, actriz nacida en Memphis en 1950, y que fue una famosa modelo en su juventud y que empezó una fulgurante carrera cinematográfica con películas como ‘La Ultima Película’, ‘Los rompecorazones’ o ‘Taxi driver’. A partir de aquí su carrera sufrió un parón para dar a luz a su primer hijo, de la que volvió para pasarse a hacer papeles en la televisión hasta llegar a Maddie Hayes.




Shepherd está majestuosa en un papel hecho a su medida, aportando belleza, clase y glamour a un personaje que tiene que volver a rehacer su vida, pero sin perder ni un ápice de su sofisticación anterior, y sobre todo llegando al público con su interpretación de la modelo arruinada convertida en detective.

Shepherd, ha tenido una sólida carrera posterior con su propia serie ‘Cybill’, un relativo éxito durante cuatro años y multitud de apariciones en muchas series, aunque a diferencia de su compañero siempre será recordada principalmente por esta serie.

Bruce Willis, en cambio, era un completo desconocido antes de aparecer en Luz de Luna. Su único papel hasta ese momento fue una breve aparición en un capítulo de ‘Corrupción en Miami’, hasta que Caron apostó todo con él para darle el papel protagonista de Luz de Luna.




Durante el rodaje de Luz de Luna fue elegido para encarnar a John McClane, el protagonista de ‘La Jungla de Cristal’, que lo propulsó al megaestrellato cinematográfico, donde ha encarnado al mismo personaje en toda la saga además de grandes éxitos de taquilla, como ‘Doce Monos’, ‘Pulp Fiction’, ‘Armaggedon’ y un sinfín de películas que lo han convertido en uno de los actores mas famosos de Hollywood.

Su vida privada también fue muy publicitada, en especial su boda con Demi Moore, que aprovechando su relación apareció como estrella invitada en la serie, como atestigua el siguiente vídeo:

A un nivel mucho más inferior teníamos a la secretaria de la firma de detectives, Agnes Dipesto, que por un tema cacofónico en nuestro país se le cambió el nombre por Agnes Topisto, que interpretaba Allyce Beasley.

Su papel de secretaria soñadora y romántica era muy reducido y al principio de la serie era responder al teléfono con frases ocurrentes a los posibles clientes publicitando la agencia. Con el paso de los años y los problemas de la serie, su papel fue ganando en importancia, más de lo que debía.




Beasley cumplía en un papel muy esquemático y con pocos matices, y su carrera posterior ha sido prácticamente invisible.

En el transcurso de la tercera temporada los guionistas introdujeron a otro detective, Herb Viola, para expandir un poco las tramas y para darle un objetivo amoroso a la secretaria de la agencia. El actor Curtis Armstrong, un veterano de diversas comedias juveniles, fue el encargado de darle vida al papel, y la verdad es que lo hizo más que correctamente.


Armstrong es un buen actor e hizo una buena composición del socarrón y atribulado detective Viola, aunque el sucedáneo de su relación con Agnes no le llegaba ni a la suela del zapato de la relación de los dos protagonistas principales. Armstrong ha seguido trabajando en multitud de papeles y seguro que su cara les suena…

Por último, una mención a los extras de la agencia, que jugaban un papel importante en la parte humorística de las tramas. Aunque no decían ninguna palabra, siempre estaban pululando por allí como si fueran parte del mobiliario, pero de forma mucho mas activa que en muchas otras series.



El final: La boyante carrera cinematográfica de Bruce Willis y la reciente maternidad de gemelos de Cybill Shepherd, unido a su creciente enemistad personal, hizo que ambos actores tuvieran ganas de irse de la serie para proseguir con nuevos proyectos personales y profesionales.

Glenn Caron se marchó al final de la tercera temporada, harto del divismo de ambas estrellas, y sus sucesores no pudieron remontar el vuelo, lo que hizo decidir a la cadena al inicio de la quinta temporada finalizar la serie con trece episodios, y así dejar volar a sus descontentos protagonistas.

El episodio final fue un mas que digno colofón de la serie, en uno de esos capítulos donde la ficción se mezcla con la realidad. Un ejecutivo de la ABC se personaba en el rodaje para anunciarles la cancelación y los operarios empezaban a retirar todos los decorados ante la mirada estupefacta de los actores, que se resistían a creerlo. La serie finaliza con una selección de los mejores momentos de la serie, que a mi me dejó mas que satisfecho, y siempre lo he considerado uno de los más correctos de la televisión, como pueden comprobar en el último vídeo del artículo:

Epílogo: Luz de Luna, una de esas series míticas de la historia de la televisión con su mezcla de comedía y drama, y con una pareja protagonista de las que han marcado época, además de servir de trampolín de lanzamiento a la carrera meteórica de Bruce Willis, de la que hoy hemos tenido el inmenso placer de recordarles en un autentico plato para gourmets televisivos.

Si se acuerdan de la serie y les gustó, esperamos sus opiniones y comentarios, aquí o en nuestras cuentas de twitter (@lmejino) (@jefoce). Hasta la próxima.

Lorenzo Mejino
 


Serie nórdica 1.
Producción danesa, detective Sarah Lund.
Se me agotan los adjetivos. Sublime.
Sus jerseys ya han pasado a la historia.
Tres temporadas, hasta hoy.
 
Última edición:


Serie nórdica 2.
Coproducción: Suecia y Dinamarca.
Detective: Saga Norén.
En otra línea interpretativa.
Arrasa con todo y con todos.
Tres temporadas, hasta hoy.
 
EEUU
Tras la adaptación cinematográfica de 2004
Starsky y Hutch vuelven a la televisión con nueva serie
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Los protagonistas de la serie original, David Soul (izquierda) y Paul Michael Glaser. ABC


Otra serie clásica, Starsky y Hutch, cobrará una nueva vida en televisión. Sony Pictures Television trabaja en una revisión de la popular serie policiaca de los años 70 para Amazon, que coproducirá la potencial serie. El director y guionista de Guardianes de la galaxia, James Gunn, firmará el guion y quizá dirija el proyecto dependiendo de su disponibilidad.

Según informa The Hollywood Reporter, esta nueva serie sobre Starsky y Hutch se encuentra en las primeras fases de desarrollo. James Gunn escribirá el guion junto a su hermano, Brian Gunn, y su primo, Mark Gunn. Los tres serán además productores ejecutivos junto a Neal Moritz (Prison Break, Infiltrados en clase) y Pavun Shetty (New Girl, S.W.A.T.), ambos de Original Film.

Starsky y Hutch debutó en 1975 como la película de la semana en ABC. William Blinn es el creador de este procedimental producido por Aaron Spelling y Leonard Goldberg a través de su compañía Spelling-Goldberg Productions. La serie contaba las aventuras de dos policías de California, David Michael Starsky (Michael Glaser) y Kenneth Hutch Hutchinson (David Soul), y durante cuatro temporadas emitió cerca de 100 episodios.

En 2004 Ben Stiller y Owen Wilson protagonizaron la adaptación cinematográfica de Starsky & Hutch, película homónima producida por Warner Bros. y Dimension Films que recaudó más de 170 millones de dólares, unos 142 millones de euros al cambio actual, en todo el mundo.

Sony TV controla los derechos de la serie de televisión mientras que Warner Bros. posee los de la película. Esta nueva serie comenzó a desarrollarse el año pasado cuando todos los involucrados cerraron los acuerdos pertinentes para su producción.

En los últimos años las cadenas de televisión estadounidenses han apostado por desarrollar remakes, precuelas, secuelas y nuevas versiones de diferentes series clásicas: desde Prison Break y Las chicas Gilmore a Expediente X o Twin Peaks. Entre los últimos proyectos anunciados se encuentra una serie de acción real inspirada en Los supersónicos: en ABC, o el regreso de las comedias Will y Grace a NBC y Roseanne a ABC.



http://www.elmundo.es/television/2017/09/01/59a82d5a46163fec518b45bb.html
 
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