Nunca me han dado envidia los grupos cerrados de amigos de toda la vida que van a todas partes en manada. Los típicos que no han salido nunca de su entorno ni se han molestado en conocer más allá de sus narices. No me refiero a viajar ni a salir del pueblo, suelen ser personas de ideas fijas, de los de puño en la mesa y rabietas en terracitas de bar, supongo que es su única manera de sentirse especiales.
Odio esto. Van al unísono todos, si uno se echa novia y es medio líder todos van detrás, hablo del caso de mis amigos de adolescencia que nos criamos juntos siendo yo de las pocas chicas originales desde que se creó la pandilla, porque el resto todo tíos. Un tostón. Las novias que se echaban con quienes se han casado, unas marujas que entre ellas no se pueden ni ver, por su parte ninguna tiene amigas personales y las amigas terminan siendo las parejas de los amigos de sus maromos. Se casaba uno, todos detrás, en un año se casaron tres de ellos con movidas muy muy gordas que casi terminan ellas mismas de los pelos, fue increíble todo. Lo mismo ha pasado con los que han sido padres, efecto plaga. Con decirte que queda uno soltero pero viviendo con la novia y ya andan dando por saco al pobre chaval para que no sea el último sin casar y pase por el aro como todos. Yo me distancié hace tiempo ya de todos ellos, a todos lados juntos en manada, si uno se iba con amigos de estudios o trabajo o bien otros amigos, ya empezaban a hablar mal, tenían que ir juntos a todas partes. Horror.
Luego van de piña todos y sus movidas entre ellos son brutales, pero de faltar uno y son peores que marujas, se ponen a parir. Yo descubrí la verdadera cara de estos cuando pasó lo de las bodas y las formas que tenían de tirarse de los pelos, es que es increíble.