AMPARO MUÑOZ, la gran olvidada

Miss Universo

Las conferencias con su familia eran escasas y vigiladas y la modelo vivía en hoteles en los que apenas lograba conciliar el sueño. Se sentía un objeto de negocio. Al llegar la Navidad, Amparo rechazó participar en la cabalgata de Nueva York junto a Robert De Niro y Al Pacino, poniendo rumbo a su Málaga natal y pasar así las fiestas en familia. Aquellas navidades, Amparo decidió que no viajaría después a Tokio, su próximo destino. Aquellas navidades, Amparo decidió que no viajaría después a Tokio, su próximo destino. Tras seis meses de reinado renunciaba por completo a la corona, algo que tendría como consecuencia múltiples amenazas por parte de la organización. Tiempo después se demostró que en medio año había trabajado mucho más que todas las misses precedentes, sin tener prácticamente un día libre. Con su renuncia aceptaba también perder el dinero restante estipulado, así como los coches y otros regalos. Nunca antes una Miss Universo había dimitido de su cometido.
 
Yo no creo que Amparo Muñoz esté olvidada. Su vida fue muy intensa y conocida para varias generaciones de españoles, fue también una buena actriz con notables trabajos en el cine junto a grandes figuras del gremio. Es más, no hay vez que se hable de la belleza femenina que no se la mencione.
 
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En la gala de Miss Universo el vestuario de Amparo era 0 llamativo. Había preparado todo el equipaje sin mucho interés y, durante el tour de dos meses hizo maravillas para no repetir atuendo. El traje regional lo usó en Miss España y Miss Europa, de corte andaluz con lunares. El de gala lo compró en Málaga, era de gasa, verde turquesa. Como sus zapatos no aparecieron, usó unos tacones de madera, casi playeros.
 
En Nueva York la organización me dijo que mi vida era poco vendible y que querían inventarme una biografía, a lo que me negué. Ahí apareció Ana Maria Cumba, la chaperona que se encargaría de cuidarme y de modificar mi vida como a la antecesora. Nunca entendí su comportamiento pero si llegué a descubrir que incluso me espiaba y escuchaba mis conversaciones telefónicas. El conflicto surgió al querer ir a casa. La organización me daba sólo cinco días y al final cedió.

A mi me tocaba viajar por todo el mundo. Las empresas pagaban para que anunciase sus productos, la organización cobraba y yo sólo me limitaba a sonreír. Al cabo de un tiempo estaba harta y les dije, estarlo, de tantas fotos en bañador con banda y corona, les dije que no quería ninguna más. Para ellos todo estaba a la perfección, me habían ‘comprado’ para venderme al mejor postor, y ¿quién pagaba más? Mi salud. Mi vida era el precio.

Todo era hipocresía, llegaba a algún país y la gente se abalanzaba a verme pero no me permitían tocarles. Al llegar a Honduras no pude más y me desmayé en un evento, tras el cual me dieron tres días de descanso. Los médicos me prohibieron viajar a México para evitar problemas con la altura pero la organización no acató las ordenes médicas. Yo no podía más y conseguí que me dejaran descansar dos dias más. Que yo empezara a decir que "no" constantemente no estaba en los planes de la organización.

En una ocasión, de gira por Centroamérica, no pude más y le pegué dos bofetadas a una chaperona que me tenía controladísima. Convivir con estas mujeres era un suplicio: una se creía tanto su papel tan al pie de la letra que no me dejaba ni respirar. La agresión a la chaperona no quedo impune. Robert Parkinson, el vicepresidente vino a verme y con evidente mal humor como si hablaramos el mismo idioma empezó a reprenderme. No sabía lo que me estaba diciendo y desesperada interrumpí su monólogo y empecé a dar saltos en la cama.
-Estoy harta!- grité sin dejar de llorar- Me tratais como si fuera un animal! Soy un ser humano, me oyes y no un bulto que se mueve de un lado a otro.
El hombre quedó estupefacto. Tuve la sensación que me entendía aunque no hablase una palabra de español. Después me metieron a clases intensas de inglés y a partir de ahí nuestra relación fue más fluída. Al poco tiempo, Robert dimitió de la organización.

Estuve sometida a mucha presión los dias siguientes, en Francia volví a sufrir un desmayo que me empujó a consultar un abogado para estudiar la forma de romper mi contrato con Miss Universo. Su dictamen fue rotundo: "No hay forma legal de romper el contrato. Durante un año al menos estás atada a ellos."

Al llegar Navidad volví a España después de haber dudado participar en una cabalgata con Robert DeNiro y Al Pacino en Nueva York. Cuando llegué a Málaga mi padre había hecho colocar un pino navideño gigantesco en la entrada y toda la familia me esperaba para decorarlo. Todo era cariño. De pronto me dije: "Dios mío, qué me estoy perdiendo" Si, lo tenía todo, menos eso, cariño y afecto. Recordé todas esas noches que me había dormido llorando sola en lugares lejanos sin gente a mi lado.

Tomé la decisión de renunciar en Málaga, no podía ser en otro lugar. En otro lugar sería imposible pues la chaperona siempre tenía mi pasaporte. Telefoneé a la sede central y les dije que no viajaría a Tokio. La distancia era una baza a mi favor. Grassler me dijo que nunca más trabajaria, que sería como haber muerto y que mi familia moriría de hambre.

Tardaron en olvidarse de mí y por supuesto no soltaron un céntimo de la dotación del premio. Los regalos y los autos tampoco llegaron a mis manos, era imposible importar coches a España y desistí. Tras mi renuncia tuve que empezar de cero, nadie me contrataba, pensaban que sería yo muy cara por ser Miss Universo.

Empecé nuevamente desde abajo. No volví a acercarme a un concurso de belleza ni conservo amistades relacionadas con ese mundo. Aquello fue un paréntesis en mi vida. Una vez me invitaron de jurado al Miss España y finalmente acepté solo para descubrir que Norma Duval, a quien había yo vencido en Miss España, coronaría a la ganadora y yo, la única española Miss Universo coronaría a la Dama de Honor (segundo lugar). Ya tenía la respuesta a mis dudas y mi curiosidad, me levanté de la mesa del jurado y me fui.

No me arrepiento nunca de haber sido la primera Miss Universo que dijo "basta". Tampoco reniego de mi paso por los concursos de belleza. Al contrario me abrireron los ojos al mundo. Volví para empezar de nuevo con el mismo deseo de comerme al mundo, con la traquilidad de haber sido fiel a mis sentimientos y coherente con la mentalidad de una chica de veinte años. Medí fuerzas con un gigante. Y yo no era David.”
 
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AMPARO MUÑOZ QUESADA

Vélez-Málaga (Málaga), 1954 - Málaga, 2011



Por José Antonio Molero


L

a palabra belleza va más allá cuando reúne en sí misma unos vestigios de distinción que complementan un círculo de divinidad casi irreal. La vida quiso darle a Amparo Muñoz una belleza espectacular, llevarla al éxito profesional, dotarla de un corazón inmenso... Esta malagueña no tuvo que convencer al Universo de su hermosura; fue el propio Universo el que quedó prendado y cautivado por tanta perfección intelectual y humana, humana e intelectual, ambas unidas y desveladas en una sola criatura. Le ofreció todo lo bueno, pero también todo lo malo. La vida de esta perfección humana desde su inicio al final de su paseo por el estrellato no fue precisamente un camino de rosas, como cabría suponer. Cierto es que tocó el cielo de la fama, pero no menos cierto es también que cayó al infierno de las drogas y el infortunio. La vida de Amparo Muñoz tampoco fue fácil en su trayectoria sentimental: no sólo los problemas con las drogas y con la Justicia lastraron la felicidad de esta mujer casi divina, sino también sus fracasados amoríos. Varios hombres tuvo a su lado; sin embargo, ninguna relación terminó bien. El espíritu luchador de que estuvo dotada le hizo levantarse, reconstruirse en muchas ocasiones; al final, la fatalidad pudo con ella. Quien lo tuvo todo careció, desgraciadamente, de buena gente a su lado; las malas compañías le hicieron mucho daño sin que ella se diese cuenta. A lo largo de su paseo por el mundo del glamur y la fama, un mundo que tanto empeño puso en promesas, la actriz y única Miss Universo española de la historia tuvo una trayectoria jalonada de contrastes vitales, una vida de triunfos y fracasos, de alegrías y amarguras, de amores y desengaños… que la condujeron, primero, a la ruina personal y, por fin, a una muerte irremediable. Las líneas que siguen son un sencillo pero muy sincero homenaje de nuestra parte a quien tuvo de todo, menos suerte.




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Amparo Muñoz, Miss Costa del Sol

(1973)


Infancia y juventud

Amparo Muñoz Quesada nace en Vélez-Málaga, municipio medular de la comarca la Axarquía, el 21 de junio de 1954, en el seno de una familia humilde. La mayor de seis hermanos, Amparito estaba dotada de una inteligencia que se hizo evidente desde sus primeros años; sin embargo, los precarios medios económicos familiares no le permitieron estudiar más que lo que entonces se llamaba Bachillerato Elemental.

Los recursos se hacían escasos para una prole tan numerosa, así que Amparo se crió con sus padrinos, que no tenían hijos. Acabados los estudios, y siendo aún muy joven, entra a trabajar como dependienta en los hoy desaparecidos Almacenes Mérida, de donde pasa a una boutique, que le brinda la oportunidad de pasar modelos en diversos centros comerciales de Andalucía.

Por esta época, Amparito era una chica muy extrovertida, cordial y generosa con sus amigos y conocidos, amante de los animales, de un gran sentido del humor y con la mirada fija en un horizonte más amplio.

Llevada de su afán de superación, realiza unos cursos de taquigrafía y mecanografía y, por recomendación del padre que era socio, es empleada como secretaria en una empresa de publicidad, labor a la que parecía destinada, hasta que, de una forma inesperada, da el salto a los certámenes de belleza.

En honor a la verdad, cabe decir que la joven Amparo llamaba la atención por su atractivo físico, su jovialidad y su alegría hasta el punto de que sus amigas no cesaban de animarla insistentemente a que se presentara a concursos de belleza, que por entonces se organizaban con bastante más frecuencia que en la actualidad; sin embargo, ella se negaba siempre a participar en esos eventos, alegando que había muchas chicas con las que competir y que no estaba dispuesta a presentarse entre tantas bellezas. Evidentemente, su juventud y su belleza iban paralelas a su humildad y falta de arrogancia.




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Amparo Muñoz, Miss Universo

(1974)


1973: De ‘Mis Costa del Sol’ a ‘Miss España’

Sabedor de las posibilidades de la joven Amparo, el director del diario SUR, periódico al que ella iba casi a diario a poner los anuncios de su empresa, la animó a presentarse al certamen Miss Costa del Sol, aprovechando la doble circunstancia de que se celebraba en Vélez-Málaga y de tratarse de un evento que el rotativo figuraba como patrocinador.

Por este años van a coincidir en el tiempo dos hechos importantes en su vida: el fallecimiento de su abuela, a la que Amparo se sentía muy unida, y, varios días después, la selección de la joven para presentarse al certamen en que se elegía a Miss Costa del Sol. En un principio, muy afectada por el reciente fallecimiento de uno de sus seres más queridos, decide no acudir, pero su padre la anima a presentarse evocándole el deseo complaciente de su querida abuela.

Y la joven malagueña resulta elegida Miss Costa del Sol 1973. Una vez ganado este certamen, es alentada por familiares y amigos para que se presentara a Miss España, concurso que se celebra en Lanzarote, en agosto del mismo año, y que consigue ganar. Cuenta 19 años y ya se ha alzado con dos triunfos.

Ese mismo año, llevada de una animosidad e ilusión extremas, decide concursar en el certamen de Miss Europa, pero, en esta ocasión, se alza con el título la holandesa Anke Maria Groot y Amparo resulta elegida Primera Dama de Honor. No obstante, la fama que ha ido adquiriendo durante estos pocos meses de reconocimientos le permite entrar por derecho en el mundo de la moda.

También, ese mismo año de 1973, y sin ninguna experiencia interpretativa, Amparo se pone, por primera vez, ante las cámaras en El diablo en persona, una película mexicana dirigida por Edgardo Gazcón (estrenada en México en 1982).

Durante estos primeros años de gloria y glamur, Amparo conoce a Antonio Flores en 1973, entre quienes brota nace un recíproco atractivo, una especial atracción física y una intensa amistad. Por esta época conoce a Máximo Valverde, de quien se siente atraída por su atractivo físico y sensual, pero cuya relación no va a pasar de la simple amistad.




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Amparo Muñoz, la joven malagueña «Reina de la Belleza y de la Elegancia», deslumbra al mundo entero por su sonrisa y su juventud, su desparpajo y su gracejo andaluz, su alegría y sus ganas de vivir.


1974: ‘Miss Universo’, el reinado de la polémica

El triunfo máximo le llegaría a la joven malagueña un año después, cuando resulta elegida y coronada Miss Universo en el certamen celebrado en Manila (Filipinas) el 22 de julio de 1974, convirtiéndose así en la primera y única española en obtener el máximo galardón en este tipo de eventos.

Pero su reinado fue tan controvertido como efímero. Los pocos meses que ostenta el título estuvieron marcados por la polémica, ya que Amparo se niega a prestarse a las habituales manipulaciones de la organización. Así, la propuesta de realizar un viaje a Japón la pone en la difícil tesitura de optar entre ceder en su postura o renunciar al título. Y Amparo, firme en sus convicciones, renuncia al título. Por vez primera en la historia de estos concursos, el título que deja vacante la española no le fue otorgado a ninguna otra de las aspirantes. Este gesto suyo, que evidenció su natural carácter, la convirtió en la mujer más comentada de los medios de comunicación.

Lógicamente, un rostro como en suyo no pasó desapercibido para el mundo de la belleza y la noticia. Se instala en Madrid, y, enseguida, fue solicitada por las revistas más importantes del momento, siendo portada en múltiples ocasiones; igualmente, le ofrecieron papeles cinematográficos para debutar como actriz de reparto.




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En 1976, en el rodaje de película La otra alcoba, de Eloy de la Iglesia, comparte cartel con el actor y cantautor Patxi Andión, del que se enamora y con el que se casa unos meses después.


Amparo Muñoz: cine y amoríos

En efecto. Amparo Muñoz inicia su largo periplo en el cine, participando como protagonista en Tocata y fuga de Lolita (1974), de Antonio Drove, a la que sigue Vida conyugal (1974), dirigida por Roberto Bodegas; Clara es el precio (1975), de Vicente Aranda, la muy taquillera Sensualidad, de Germán Lorente; y, en 1976, interviene en La otra alcoba, de Eloy de la Iglesia.

En esa película comparte cartel con el actor y cantautor Patxi Andión, del que se enamora y con el que se casa unos meses después. Sin embargo, este matrimonio empieza pronto a presentar síntomas de que no tener muchas visas de futuro. La incompatibilidad de caracteres se hace evidente de manera casi inmediata en la pareja y la ruptura es inevitable. Pero su mala suerte a la hora de escoger a los hombres queda de manifiesto en sus relaciones posteriores.

Su carrera filmográfica se continúa con Las aventuras del Hada Rebeca (para televisión, 1976), Mauricio, mon amour (1976), Voltereta (1976), Acto de posesión (1977), Del amor y de la muerte (1977), de Giménez Rico; Experiencia extramatrimonial de una esposa (1978), El tahúr(1979), Mamá cumple cien años (1979), de Carlos Saura; Dedicatoria (1980), de Jaime Chávarri, y Mírame con ojos pornográficos (1980).

Durante estos años, una vez divorciada de Patxi Andión, Amparo vive unida sentimentalmente al productor de cine Elías Querejeta, relación que acaba en nada.

En 1980, Amparo Muñoz se traslada a México, donde conoce al anticuario chileno Flavio Labarca, individuo de dudosa reputación cuyo nombre estaba vinculado al tráfico de estupefacientes. Es a partir de este momento cuando, como veremos más adelante, todo empieza a irle de mal a peor a la actriz malagueña: tendrá problemas con la Justicia, se verá implicada en redadas antidroga, la prensa especulará sobre su salud, tendrá líos con exnovios, pasará por dos matrimonios y a menudo se verá inmiscuida en peleas con «camellos».

No obstante, en un primer momento, su intervención en el cine, normalmente de corte erótico, se concreta en cuatro películas más en 1981: Como México no hay dos, Las siete cucas, La mujer del ministro, de Eloy de la Iglesia; y Trágala, perro, algunas de ellas rodadas en México. A 1982 corresponden El gran mogollón y una de sus películas de mayor éxito,Hablamos esta noche, que rueda bajo la dirección de Pilar Miró; corresponden también de ese año la película Si las mujeres mandaran (o mandase) y su intervención en dos de los capítulos de la serie de TVE Sonatas de estío, dirigida por Fernando Méndez-Leite para televisión, en la que interpreta el papel de ‘Niña Chole’. Corresponden a 1983 sus interpretaciones de Se me sale cuando me río, s*x* vs. s*x* y Nada menos todo un hombre.



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En 1980, Amparo Muñoz se traslada a México, donde conoce al anticuario chileno Flavio Labarca, individuo de dudosa reputación cuyo nombre estaba vinculado al tráfico de estupefacientes, al que se une sentimentalmente en 1983, en una exótica ceremonia según el rito hindú dharma, sin valor legal en Occidente, que fue celebrada en la isla de Bali (Indonesia).
 
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Filipinas: Enfrentamiento con Natalia Palanca


En febrero de 1983, es invitada por la esposa del entonces presidente de Filipinas, Ferdinand Marco, y viaja a Manila para asistir a un Festival Cinematográfico. Inesperadamente, la actriz anuncia que fija su residencia en Filipinas junto con su entonces compañero, Flavio Labarca, con el que afirma va a casarse. La unión entre ambos se celebra en junio de ese año, en una exótica ceremonia celebrada en la isla de Bali (Indonesia) según el rito hindú dharma, matrimonio sin valor legal en la mayor parte de los países occidentales y, al parecer, sin más fundamento que de cobrar una exclusiva. Es su segunda vinculación sentimental y, desde un comienzo, no tiene visas de que vaya a durarle mucho. La separación de ambos, que había ido gestándose poco a poco y entre problema y problema de la actriz, se consumará unos años después.

Durante su estancia en Filipinas, interviene en la película Demasiado hermosa (1983), en cuyo rodaje Amparo es denunciada por la productora, Natalia Palanca, por abofetearla y tirarle de los pelos. Fuese o no cierto el motivo de la acusación, la vida en el archipiélago filipino se le va complicando cada día más a la actriz española hasta que, en 1984, decide trasladarse a España. No obstante, ese desagradable incidente continuó su cauce legal y daría lugar a que, en 1985, fuese juzgada en ausencia y condenada a cuatro años de prisión, condena que, lógicamente, no cumplió.




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En 1991, la actriz contrae matrimonio por tercera vez con Víctor Santiago Rubio Guijarro, enlace que la marca con un nuevo fracaso sentimental, al terminar la relación, en 1994, con un nuevo divorcio.


Regreso a España: Más cine

Ya en España, finaliza el rodaje de El balcón abierto, en el papel de ‘La Mujer’, del director Jaime Camino, película con la que en septiembre de 1988 se inaugura el Festival de Cine y Música de Tamara, celebrado en Rabat (Marruecos).

Un año después, en 1985, coprotagoniza con Antonio Resines La reina del mate, que supuso el debut como director cinematográfico de Fermín Cabal, y, en 1986, interviene en En penumbra, en la que interpreta a ‘Helena’, y Lulú de noche, en el papel de ‘Nina’, de Emilio Martínez Lázaro; y Delirios de amor, dirigida por Antonio González Vigil.




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Cartel de la película Lulú de noche(1986), en el papel de ‘Nina’, dirigida por Emilio Martínez-Lázaro, y coprotago-nizada con Imanol Arias y Antonio Re-sines.


Amparo Muñoz: En las garras de la heroína

En abril de 1987, cuando no ha hecho más que finalizar el rodaje de algunos episodios de Vidas privadas, la actriz es detenida junto con Natalia Vélez en Barcelona cuando, en una redada policial, son sorprendidas comprando seis papelinas de heroína. Las dos mujeres fueron conducidas a las dependencias policiales, donde la actriz declaró que no compraba la droga para su propio consumo, sino que lo hacía para otra persona, adicta, según parece, a la heroína. Poco después de haber prestado declaración, ambas son puestas en libertad sin cargos, ya que la cantidad de droga que les fue incautada en el momento de la detención no sobrepasaba los límites fijados para el consumo personal. Otra vez había logrado no ser encarcelada, pero Amparo Muñoz era reclusa de otra cárcel aun peor: estaba enganchada al grillete de la droga, el gran talón de Aquiles de su trayectoria personal y profesional.

Con todo, ese año interviene en las películas Al acecho, un western coprotagonizado con el actor italiano Giuliano Gemma y dirigido por Gerardo Herrero; Las dos orillas y Los invitados, en la que interpreta en papel de ‘La Catalana’.

En 1989, participa, como actriz invitada, en un capítulo de la serie Brigada Central, pero la actriz es cazada de nuevo cuando compraba heroína en el centro de Barcelona. Detenida, es puesta en libertad sin cargos, con la promesa de no reincidir. Durante el verano, tras recuperarse momentáneamente de su adicción a la heroína en el hogar paterno, protagoniza La Luna Negra, episodio de la serie televisiva Sabbath, de Imanol Uribe, coproducida por TVE.




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Cartel publicitario de la Tocata y fuga de Lolita (1974), producida por José Luis Dibildos y dirigida por Antonio Drove, en el que trabaja junto al entonces galán español Arturo Fernández.


Amparo Muñoz: Víctima del sida

Su evidente deterioro físico propicia la publicación, en algunos medios de comunicación, de unos rumores que circulaban en torno al hecho de que la actriz era seropositiva. Así, por ejemplo, en enero de 1990, el diario YA publicaba en portada un artículo firmado por Rosa Villacastín en el que se aseguraba que «el sida pone a Amparo Muñoz al borde de la muerte» y, dos días más tarde, otro periódico daba como cierto que se encontraba en «fase terminal», lo que la actriz desmiente con análisis médicos en La Máquina de la Verdad, programa de televisión presentado por Julián Lago.

Pero, poco después, vuelve a comparecer ante la Justicia, al ser denunciada, en dos ocasiones consecutivas, por el impago de las facturas derivadas de su estancia en el hotel Málaga Palacio y en el Parador Nacional de Oropesa (Toledo).




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Su evidente deterioro físico propicia la publicación, en algunos medios de comunicación, de unos rumores que circulaban en torno al hecho de que la actriz era seropositiva.


Tercer matrimonio y más cine

En febrero de 1991, la actriz contrae matrimonio por tercera vez con Víctor Santiago Rubio Guijarro, enlace que la marca con un nuevo fracaso sentimental, al terminar la relación, en 1994, con un nuevo divorcio.

Participa en la película La intrusa (1993), inspirada en un cuento del escritor argentino Jorge Luis Borges y dirigida por Jaime Chávarri, película que sirvió de primer capítulo de la serie homónima de TVE, en la que encarna el papel de ‘Gracia’.

En 1996, tras estar varios años alejada del cine, el director y actor Paul Naschy la llama para protagonizar su filme Licántropo, en el que interpreta el papel de la ‘doctora Mina Westenra’. Casi de inmediato, trabaja en otras dos películas, Fotos, del canario Elio Quiroga, y Familia, de Fernando León. Un año después, en 1997, intervine en la película Elles, con el papel de ‘María’. Tras unos años de sequía laboral, reaparece fugazmente en Tierra de cañones (1999), en la que interpreta el papel de ‘La Cantero’ y Un paraíso bajo las estrella(2000), como ‘Olivia’.




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En 2005, Amparo Muñoz presenta su libro de memorias La vida es el precio, libro autobiográfico, redactado con la ayuda del periodista y escritor Miguel Fernández, con el que volvería a los platós, esta vez para alimentar el morbo de los programas de corazón.


Amparo Muñoz: “La vida es el precio”

Pasan los años y Amparo Muñoz, la que una vez fue Miss Costa del Sol, Mis España y Miss Universo decae física y anímicamente a su inexorable paso. Ya no es ni una sombra de aquella joven que había deslumbrado al mundo con su belleza, locuacidad y gracejo andaluz.

En 2003, Amparo sufre dos aneurismas cerebrales, que le paralizan la mitad del cuerpo. Amparo se prepara para lo peor. Se le diagnostica como factor causante un tumor en el cerebro, del que es intervenida quirúrgicamente en Valencia.

La enfermedad parece remitir, aunque las secuelas de la intervención le impiden ver bien, tiene dificultad en el habla y necesita ayuda para algo tan simple como desplazarse de un sitio a otro. La que un día sostuvo sobre su cabeza la corona de la mujer más bella ahora no puede sostener su propio cuerpo.

Y la que salió de Málaga en 1973 a Málaga vuelve definitivamente 30 años después, enferma, frágil y desorientada… y calladamente frustrada.

En 2005, presenta su libro de memorias La vida es el precio, con el que volvería a los platós, esta vez para alimentar el morbo de los programas de corazón. En este libro autobiográfico, redactado con la ayuda del periodista y escritor Miguel Fernández, la modelo y actriz repasa sin tapujos, directamente, sin eufemismos, una vida sentimental marcada por sus fracasos matrimoniales, su adicción a las drogas y su lucha contra la muerte.


Tras la operación a que es sometida, la enfermedad parece remitir, aunque las secuelas de la intervención le impiden ver bien, tiene dificultad en el habla y necesita ayuda para algo tan simple como desplazarse de un sitio a otro. La que un día sostuvo sobre su cabeza la corona de la mujer más bella ahora no puede sostener su propio cuerpo.


Los últimos días de Amparo Muñoz

Amparo vive estos años de convalecencia entre la casa de su novio en el barrio de La Palmilla y una casa familiar de dos plantas, ubicada en la malagueña calle de Alcalde Ronquillo, con su madre enferma.

Pero el sábado 27 de febrero de 2011, cuando el reloj marcaba las 23.30 horas, la modelo y actriz, Miss Costa del Sol, Miss España y Miss Universo Amparo Muñoz entregaba su alma al Creador en su casa de Málaga. Tenía 56 años. Cuando tuvo lugar el óbito, se hallaba rodeada de su familia. Por veleidades de la casualidad, en ese momento se estaba celebrando la gala de entrega de los premios Oscar.

Su premonición había cobrado realidad: jamás había logrado vencer a su terrible enemigo, el cáncer pervivía silenciosamente agazapado en su cerebro. En las últimas semanas, había sufrido una recaída y su salud estaba muy deteriorada. Su final era tan inminente como irremediable.

Ahora, por fin, la que deslumbró al mundo entero por su sonrisa y su juventud, su belleza y su elegancia, su alegría y sus ganas de vivir… la que fue Reina de la Belleza, la única española en coronarse como Miss Universo, descansa ya en paz.
 
La suya fue una vida muy triste, muy destructiva y es que al final las sombras pudieron sobre las luces. Su ilusión era que la recordaran por sus trabajos y no por una carrera de autodestrucción que se ha cobrado la primera víctima: ella misma. A pesar de todo nunca le faltó el cariño de los suyos y la admiración de cuantos hoy lloran la pérdida de una mujer que rompió un molde.

Texto ABC. Beatriz Cortazar.
 
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