Hasta los 7 años, la criaron sus padrinos, que no habían tenido descendencia y se ofrecieron a hacerse cargo de la niña para descargar de trabajo a su madre, que tuvo los primeros tres embarazos muy seguidos.
Durante su adolescencia, fue testigo de una grave crisis en la relación de sus progenitores. «Papá siempre fue muy independiente, muy de ir por libre, sobre todo cuando los hijos éramos pequeños. Con tanto ir y venir, cuando yo tenía 12 o 13 años, el matrimonio de mis padres se tambaleó. Por primera vez en mi vida, comprobé lo delgada que puede ser una pared cuando dos personas están discutiendo en el dormitorio de al lado»