Alessandro Lequio y Maria Palacios padres de una niña llamada Ginevra.

Esta tía se ha montado ella solita un culebrón venezolano, con su amor imposible, la escapada por la ventana, la familia en contra, la sociedad señalando con el dedo, las infidelidades, las rupturas, el amor que lo perdona todo, las ex azuzando por detrás, el bodorrio y ahora la niña como símbolo del triunfo del amor; ella sola contra el mundo como una Juana de Arco o una Agustina de Aragón.
Amos, anda, a ver si se cae del guindo, que ya tiene una edad para soñar con telenovelas.
 
Conclusiones (solo por las fotos y leyendo la letra grande):
  • A la niña no le han puesto una habitación, le han puesto un piso.
  • Ni naciendo tres veces usa todos los gorritos.
  • María Palacios es otra de tantas que solo por parir consiguen una espiritualidad, sabiduría y conocimiento del que carecemos el resto de los mortales.
 

En esta imagen de alegría nada.


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