'Alesi', el eslabón perdido en la evolución de los simios y el hombre

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PALEONTOLOGÍA
Una nueva especie que vivió en Kenia hace 13 millones de años
'Alesi', el eslabón perdido en la evolución de los simios y el hombre

MAR DE MIGUEL
Madrid
9 AGO. 2017 20:13

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Alis, una nueva especie de 13 millones de años de antigüedad. SCOTT BJELLAND /TURKANA BASIN INSTITUTE




Se trata de un simio de 16 meses de edad que aún conserva los dientes de leche

Laia: el eslabón catalán de la evolución

Un grupo de investigadores ha encontrado en Kenia un cráneo completo de una nueva especie de simio que vivió en África hace 13 millones de años, en el Mioceno Medio. Bautizado como Alesi (de ales, que en la lengua local Turkana significa ancestro) este nuevo espécimen pertenece un grupo hermano de la familia que incluye a gibones, grandes simios y humanos.

El descubrimiento se ha publicado este miércoles en la revista Nature, que recoge la nueva especie descrita por Isaiah Nengo del Anza College de California y Fred Spoor del University College de Londres, con el nombre científico de Nyanzapithecus alesi.

Los restos pertenecen a un periodo del que apenas se tienen cráneos completos, lo que ocurre en el registro fósil que va de los 17 a los 7 millones de años. Esto se agrava al hablar de hace 14 a 10 millones de años de antigüedad, momento para el que no sólo no hay cráneos completos sino que no hay ni un solo fragmento conservado de de ellos.

Se trata de un individuo infantil que aún conserva las raíces de los dientes de leche y del que se ha podido incluso reconstruir la dentición adulta a través de una técnica muy sofisticada de rayos X. El método es tan preciso que los científicos han llegado a observar los contornos y las capas de esmalte que este infante produjo cada 5 días, lo que ha permitido calcular con detalle que la muerte se produjo cuando sólo contaba con 1 año y cuatro meses de edad.
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El cráneo de Alesi antes de ser desenterrado ISAIAH NENGO



Aunque la nueva especie muestra algunas similitudes con los gibones, los autores sugieren que evolucionó de una forma distinta ya que el canal semicircular del oído tiene un tamaño relativamente pequeño.

Por esta característica los investigadores también intuyen que la percepción del movimiento que tenían era distinta a la de los gibones, cuya locomoción era más rápida y acrobática. "Alesi era probablemente más parecido a un pequeño chimpancé que a un gibón, que son más acrobáticos", ha explicado a EL MUNDO Fred Spoor.

El ancestro de esta nueva especie "sería otro Nyanzapithecus de 20 a 15 millones de años de antigüedad", ha aseverado el investigador. En cuanto al tipo de adaptaciones a las que la nueva especie hizo frente, Spoor no está del todo seguro debido a la carencia de restos fósiles completos para este periodo. "Es difícil de decir", ha afirmado, "ya que por el momento sólo conocemos otras especies relevantes por sus dientes", ha añadido.

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Vista frontal del cráneo de la nueva especie 'Nyanzapithecus alesi' FRED SPOOR



David Martínez Alba, del Instituto Catalán de Paleontología y experto en este tipo de fósiles, ha comentado a este medio las implicaciones científicas del descubrimiento en Kenia de este cráneo tan bien conservado del Mioceno. "Los hominoideos no están bien representados en el registro fósil. Así que cuando se producen hallazgos de restos más completos cambia la visión de la evolución del grupo", ha afirmado. "Es un hallazgo interesante porque no es frecuente que esté completo", ha remarcado.

"El problema es que se trata de un infante, que solo tenía dentición de leche. Como la forma del cráneo varia a lo largo del desarrollo, y se conoce mejor cómo son los adultos, hay una dificultad a la hora de hacer las comparaciones, ya que hay que extrapolar cómo se habría desarrollado", ha relatado.

"La conclusión científica que se deduce de este estudio, aparte de tratarse de una nueva especie, es que este género es más cercano a los hominoideos actuales de lo que se pensaba", ha aseverado Martínez.


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PAUL TAFFOREAU



Sin embargo, este científico que en 2015 describió en la revista Science una nueva especie llamada Pliobates cataloniae, no está del todo de acuerdo con los resultados de parentesco obtenidos en este estudio. Nengo y Spoor colocan Pliobates en un punto basal de la evolución, lo que no concuerda con los datos de Martínez.

En todo caso, "las clasificaciones evolutivas son provisionales y dependen de los rasgos que se hayan tenido en cuenta a la hora de hacer el análisis", ha dicho Martínez, quien pone de relieve unas contradicciones que son normales en este método y a las que están acostumbrados todos estos investigadores.

http://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2017/08/09/598b39cbe2704ebd208b458f.html
 
CRÓNICA
La primera 'familia' del Homo sapiens
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La primera 'familia' del Homo sapiens EL MUNDO

http://www.elmundo.es/cronica/2017/08/20/5998968922601da0678b4653.html


Según los expertos, los restos óseos encontrados en el desierto marroquí obligarán a reescribir la historia de nuestra especie

El primer homo sapiens es 100.000 años anterior a lo que hasta ahora se creía y vivía en esta región

Un reportero de Crónica ha conseguido entrar en el recinto 'sagrado' de los huesos; el jardín del Edén que habitó el primer hombre

ÁLBUM: Aquí se encontró al primer Homo sapiens

Una pequeña tormenta de arena acompaña el viaje hasta el origen de nuestra especie. La señal del GPS desaparece. En la única emisora marroquí que se sintoniza suena en bucle el Me Enamoré de Shakira. Para no perderse hay que seguir al carro empujado por tres burros del señor que lleva las bombonas de butano hasta Jebel Irhoud, un pequeño pueblo rodeado de dunas de tierra a dos horas y media al este de la ciudad roja de Marrakech. Al final de la calle principal llena de baches, pasando un colegio de Primaria y unas minas de grafito, se llega al desértico lugar donde yacen los restos más antiguos del homo sapiens. Cientos de banderas del reino alauita escoltan el camino arenoso reivindicando con orgullo un valioso trofeo que reconstruye el mapa evolutivo partiendo del norte de África. A un salto de 600 kilómetros de Tarifa y muchos milenios antes que nuestros antepasados encontrados en Atapuerca.

Hay que retroceder 300.000 años e imaginarse estar en ese infinito jardín del Edén que era Marruecos en aquél entonces. Los científicos bautizaron como el "Sáhara verde" lo que hoy es un paraje árido con una brisa de pleno agosto que quema la cara y seca el sudor. Allí un grupo de robustos humanos con el cráneo más alargado que el nuestro vivieron dentro de una gran cueva y crearon fuego miles de años antes que la fecha que han apuntado los libros de Historia.

Gracias al método de datación por termoluminiscencia -que examina los fragmentos de sílex calentados al fuego- se debe retrasar el reloj antropológico 100.000 años. El homo sapiens andaría sobre la Tierra mucho antes de lo que se creía. Hasta ahora los fósiles más antiguos del Homo sapiens estaban ubicados en el sitio arqueológico de Omo Kibish (Etiopía, 195.000 años). El 7 de junio, un equipo dirigido por los paleontropólogos Jean-Jacques Hublin y Abdelouahed Ben-Ncer presentaron en la revista Nature un nuevo hallazgo que ha cambiado de lugar y fecha los orígenes del hombre. Los cinco fósiles de Homo sapiens (tres adultos, un adolescente y un niño de aproximadamente ocho años) con las estructuras de los huesos y dientes similares a los humanos modernos que fueron encontrados en Marruecos tienen una antigüedad de entre 300.000 y 350.000 años.

"Esto sugiere que los primeros miembros de la especie evolucionaron en todo el continente, pero no significa que se originaran en el norte de África", matizan los investigadores. Si echamos un vistazo a las reconstrucciones faciales que han realizado los artistas Künstlern Adrie y Alfons Kennis partiendo de los fósiles, es asombroso el parecido entre la anatomía de aquel Homo sapiens con lo que somos hoy en día. Crónica se adentra en exclusiva en este ya histórico yacimiento que algunos científicos consideran como la nueva "cuna de la humanidad".

El guardián hoy de estos primeros hombres se llama Abdeselam. Este menudo marroquí de 64 años custodia los 365 días del año los restos que todavía quedan incrustados entre las rocas del yacimiento de Jebel Irhoud. Los fósiles que sacaron en las primeras excavaciones durante los años 60 y que se han catalogado correctamente este 2017 están repartidos entre el Museo de Historia de Rabat, la Facultad de Ciencias y el Instituto Nacional de Arqueología de la capital marroquí. Al igual que las herramientas de piedras y restos de animales también hallados.

Abdeselam vive en una casa de barro de 40 metros cuadrados justo encima del yacimiento. Este padre de cuatro hijos lleva 13 años como guardián y se saca un sobresueldo vendiendo los minerales que encuentra en las montañas. Ameniza el paso de las horas y de la soledad escuchando una radio vieja y hace el mejor té de la zona con pastillas de azúcar del tamaño de una mano. "Ayer estuvo aquí el ministro del Interior marroquí", confiesa mientras señala con el dedo la zona bajo un terraplén donde se han encontrado los restos. Está todo levantado después de más de medio siglo de prospecciones. "Aún quedan algunos huesos por sacar", cuenta Abdeselam.

El yacimiento está totalmente cubierto por una lona de plástico (de la textura de las bolsas duras que te dan cuando haces la compra) y en la entrada hay una deteriorada red atada a dos piedras que impide el paso. "Quién diría que aquí debajo se han encontrado los fósiles de los primeros Homo sapiens. Es como si no supieran lo que tienen delante", exclama sorprendido el fotógrafo acerca del precario sistema que han utilizado para cubrir uno de los descubrimientos más importantes de los últimos años. Abdeselam hace de improvisado guía y revela lo que hay debajo de las lonas. Enseña con precisión el punto exacto donde se vislumbra lo que asegura que es un pequeño hueso blanco de un brazo entre la tierra.

Padres del descubrimiento
Para entender mejor las dimensiones del hallazgo en el desierto marroquí hay que hablar con los padres del descubrimiento. Abdelouahed Ben-Ncer es profesor del Instituto Nacional Marroquí de Ciencias de la Arqueología y del Patrimonio (INSAP) y co-director del programa de investigación en Jebel Irhoud. El francés Jean-Jacques Hublin es el director del Departamento de Evolución Humana en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania). Ambos recibieron a finales de julio de manos del rey Mohamed VI el Wissam al Kafaa al Fikria, el premio más importante en la investigación de la cultura y ciencias marroquíes. "Este hallazgo se produce en un momento en el que todavía se pensaba que la humanidad moderna es el resultado de lo que se llamó el jardín del Edén africano y que data de hace 200.000 años en Etiopía, quedando el norte de África excluido. Sin embargo, tras los nuevos datos de Irhoud, se modifica el curso de la Historia del Homo sapiens y se reabre el debate del verdadero origen de nuestra especie", cuenta Ben-Ncer.

"El estudio de la microfauna llevado a cabo como parte de nuestro programa de investigación ha demostrado la membresía del sitio superior al Pleistoceno medio. Las dataciones radiométricas han confirmado estos resultados. Desde que retomamos las investigaciones en 2004, hemos descubierto 16 muestras nuevas. En total ya tenemos 22".

Homínidos de Atapuerca
En España, el yacimiento paleontológico más importante lo encontramos en Atapuerca (Burgos), la cuna de los europeos más antiguos gracias al descubrimiento del Homo antecessor, que estuvo en la Península hace 900.000 años. En Atapuerca han llegado a vivir hasta cuatro especies distintas de homínidos. En 1895, una compañía británica inició la construcción de una línea ferroviaria para transportar hierro y carbón desde las minas del norte de Burgos hasta las fábricas de Vizcaya. Durante las obras se dejaron al descubierto un conjunto de yacimientos con restos óseos humanos y animales.

En la mayoría de los casos de grandes descubrimientos el azar y la suerte han jugado un rol crucial. Al igual que pasó en Jebel Irhoud en 1961, cuando unos mineros encontraron por casualidad un cráneo casi completo y diversas herramientas afiladas de sílex. Un médico los colocó en una caja con Paj* y los llevó a la Universidad de Rabat, pero fueron mal catalogados como neandertales y se les estimó una antigüedad de 40.000 años.

Marruecos. Datan de hace 4.500 años y los recientes análisis han descubierto que estos tenían afinidades genéticas con Oriente Próximo y Alemania, según ha informado el Instituto Catalán de Paleontología Humana y Evolución Social (IPHES). El nuevo reto de los investigadores es localizar en el lugar restos de Homo sapiens de hace más de 40.000 años. Como ocurrió en 2011, cuando se publicó que se habían encontrado en Italia y en el sur de Inglaterra restos fosilizados de esta especie de hace entre 40.000 y 45.000 años, cuando se calcula que migraron desde Asia Central al Viejo continente. Las hipótesis científicas que más coinciden hablan de que el Homo sapiens viajó a Oriente a través de la Península del Sinaí hace 100.000 años.

Juan Luis Arsuaga es uno de los paleoantropólogos más prestigiosos en España y a nivel mundial. Ha ganado el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1997. Dos años después creó la Fundación Atapuerca. Arsuaga tiene otro criterio distinto sobre los restos catalogados en Marruecos. "Yo soy más contenido que los descubridores. Para mí estos humanos con 300.000 años no son de nuestra especie, yo los llamaría Pre sapiens", asegura. "Los Homo sapiens no son posteriores a 200.000 años, los de Jebel Irhoud yo los considero un escalón anterior, un antepasado de esta especie, le falta un poco para alcanzar la categoría".

"Lo que nosotros consideremos como Homo sapiens es hasta cierto punto arbitrario y siempre habrá, por la propia naturaleza del mundo académico, gente que discrepe", añade Carles Lalueza-Fox, investigador del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona del CSIC. "Lo que si creo que demuestra el hallazgo de Irhoud es que el surgimiento de nuestra especie en África debió de ser un fenómeno evolutivo más complejo de lo que pensábamos, y que el norte del continente es un candidato tan bueno como Sudáfrica para ser el origen de la morfología que conocemos como el ser humano moderno. Futuros genomas de restos antiguos africanos podrían ayudar a clarificar el escenario evolutivo de este momento crucial para nuestra historia como especie".

Jebel Irhoud cayó en el olvido hasta que Jean-Jacques Hublin, en compañía de su colega marroquí Abdelouahed Ben-Ncer, reiniciaron en 2004 los trabajos de investigación convenciendo a las autoridades marroquíes. El equipo alquiló un tractor y un Buldócer -topadora que se utiliza para el movimiento de tierras- para eliminar unos 200 metros cúbicos de roca que bloqueaban el acceso. Ya en la década de los 80, Hublin fue asignado por el paleontólogo francés Jean Piveteau para estudiar la mandíbula inferior de un niño encontrada en Irhoud.

Hublin reconoce que se empezó a "obsesionar" con este yacimiento, convencido de que la fecha real de estos huesos era mucho más antigua de lo que estaba datada. "Nunca creí en la idea de que fueran neandertales", dice el investigador.

En los estudios publicados en Nature se explica que objetivo del nuevo trabajo al principio fue datar unas capas intactas de sedimento cercanas al emplazamiento inicial del cráneo. Quedaban por estudiar tres metros de profundidad. Y fue así como aparecieron nuevos restos óseos en la base de una vieja cueva de piedra caliza. Piezas craneales, una mandíbula de cinco centímetros, dientes y huesos de cinco personas diferentes. Así como herramientas de piedra y trozos de carbón que probaban que aquél hombre usó el fuego y que sirvieron para que en un nuevo estudio de 2007 se aumentara la edad a 160.000 años.

Las últimas dataciones mediante la termoluminiscencia y SRE (resonancia electrónica de spin), comparando la dosis anual de radiación con la carga eléctrica actual de las herramientas, establecieron que las fogatas del sitio quemaron las herramientas hace aproximadamente 315.000 años. "Sabíamos que los restos eran viejos, pero no tanto. Quedamos atónitos cuando las pruebas revelaron que un diente y las herramientas de piedra tenían esa edad", confesó Jean-Jacques Hublin.

"No hay diferencia entre el primer cráneo descubierto por casualidad en el sitio (el cráneo Irhoud 1) y otros restos resultantes de la obra que se produjo después, incluyendo el cráneo Irhoud 2 y el 10. Estos fósiles muestran las mismas características anatómicas que los unen al Homo sapiens, explica Ben-Ncer.

Los científicos compararon los fósiles excavados con los de los humanos modernos, los neandertales y los humanoides más antiguos que vivieron hace 1,8 millones de años. Los hombres de Irhoud, más robustos y musculosos, tenían la cara y los dientes idénticos a los nuestros. La mandíbula inferior era similar, pero mucho más grande.

La gran diferencia está en la cavidad craneal, que mediante una reconstrucción en 3D de la anatomía facial, se ha comprobado que era más alargada y arcaica. "Nuestros hallazgos sugieren que la morfología moderna de la cara humana se estableció temprano en la historia de nuestra especie, y que la forma del cerebro, y posiblemente la función cerebral, evolucionó dentro del linaje de Homo sapiens", explicó en la publicación inglesa Philipp Gunz, paleoantropólogo del Instituto Max Planck.

Los investigadores sugieren que los humanos de Jebel Irhoud sobrevivieron en el norte de África hasta que Homo sapiens del sur del Sahara los reemplazó. Ben-Ncer cuenta que tienen la intención de llevar a cabo dos excavaciones más en Marruecos. "Ahora que tenemos estos restos, el objetivo es encontrar otros más antiguos sabiendo que el Homo sapiens podría tener como mínimo 500.000 años".

Así fueron:


Mandíbula grande


El profesor y paleontropólogo Abdelouahed Ben-Ncer cuenta que la anatomía del homo sapiens que vivió hace más de 300.000 años en Marruecos es similar a la del hombre actual. Los Homo sapiens de Irhoud eran más robustos, musculosos, y con la mandíbula inferior más grande.


Cerebro


La diferencia entre aquellos homínidos y el hombre de hoy es la forma y tamaño del cere-bro: el cráneo de aquellos era unos centímetros más alargado. Mientras el cráneo continuó moldeándose hasta llegar al del hombre moderno, la morfología de la cara ya estaba cuajada.


Herramientas


Gracias a las 15 herramientas de piedra que aparecieron en los mismos estratos se pudo datar los restos. Están talladas, convertidas en hojas cortantes o puntas de lanza para cazar a distancia. También han podido comprobar que usaban las piedras para encender y controlar el fuego.


Alimentación


Junto a los fósiles había restos de huesos de animales. Se cree que gacelas. En aquel ecosistema también había ñus, cebras y leopardos. Marruecos era un enorme Sáhara verde. Prados, ríos, lagos y una rica fauna que facilitaban la convivencia en el norte del continente.


Evolución y salto


Según los investigadores, este hallazgo sugiere que los primeros miembros de la especie evolucionaron en todo el continente, lo que no significa que nacieran en el norte de África. Se supone que el viaje fue largo. De allí a Asia antes de dar el salto a lo que ahora es Europa.
 
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