Buen ejemplo para los que no entienden porque el vestido de Leticia con la grulla parece de los chinos: el de Carolina tiene el estampado por delante y por detrás, el ruedo de la falda impecable, el género de la tela con un brillo y caida perfecto, los acabados de las mangas y de todas las costuras pulcros y el plisado de la tela al cuello una sutil delicia.
Por no hablar de los zapatos, anillo , pendientes, reloj, pahsmina...
Sigo diciendo que las comparaciones no vienen a cuento ni al caso.
Se supone que estamos hablando de Carolina ¿qué pasa con la española? ¿soñamos con ella o qué?, ¡qué barbaridad! aunque es para denostarla SIEMPRE se la saca en todos los hilos, venga o no venga al caso. Resulta cansino, agobiante y fuera de lugar.
Podría pensar que el mismo Alberto II es quien a pedido a la princesa Charlene ya no se presenté a ningun acto con el objeto que el pueblo no le tome cariño, ni sientan tristeza el día que ya no esté, porque a mí sí me huele a un futuro divorcio una vez que crezcan más los niños.
Sigo diciendo que las comparaciones no vienen a cuento ni al caso.
Se supone que estamos hablando de Carolina ¿qué pasa con la española? ¿soñamos con ella o qué?, ¡qué barbaridad! aunque es para denostarla SIEMPRE se la saca en todos los hilos, venga o no venga al caso. Resulta cansino, agobiante y fuera de lugar.
Podría pensar que el mismo Alberto II es quien a pedido a la princesa Charlene ya no se presenté a ningun acto con el objeto que el pueblo no le tome cariño, ni sientan tristeza el día que ya no esté, porque a mí sí me huele a un futuro divorcio una vez que crezcan más los niños.
