Al Assad promociona Siria como destino turístico

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El surrealista destino vacacional que promociona el gobierno sirio
  • El ministerio de Turismo anima a pasar las vacaciones en una de sus playas, en la ciudad de Tartus


Redacción, Barcelona
01/09/2016 09:21 | Actualizado a 01/09/2016 12:36
Mientras los enfrentamientos entre rebeldes, Estado Islámico, el régimen de Al Asad y aliados internacionales siguen dejando estragos en una guerra que ha matado a al menos 470.000 personas y desplazado a otras 4,8 millones, el ministerio de Turismo de Siria promociona el país como un destino vacacional.

El vídeo tiene la intención de mostrar la belleza de una Siria en paz, un objetivo un tanto surrealista teniendo en cuenta la frágil seguridad del país. Las imágenes aéreas del audiovisual, publicado el pasado martes en YouTube, muestran la playa de la ciudad costera de Tartus llena de gente; disfrutando del mar Mediterráneo, bañándose o conduciendo motos de agua.

“Siria, siempre bella”, se despide el clip de dos minutos de duración.

El país cuenta, sin duda, con incontables bellezas naturales y arquitectónicas, pero la feroz batalla que se libra desde hace cinco años y medio ha destrozado gran parte de su patrimonio, como la ciudad antigua de Palmira, donde dominaba Estado Islámico hasta la pasada primavera.

En Alepo, ciudad donde los enfrentamientos han dejado más de 600 civiles muertos en agosto, destaca la destrucción de la Gran Mezquita Omeya, una de las mayores del mundo, por los bombardeos de la aviación gubernamental y los enfrentamientos entre las fuerzas de Al Asad y los rebeldes.

De todos modos, y más allá del conflicto, la vida sigue en el país. De hecho, este verano nos dejaba imágenes de la otra cara la guerra , como las que retrataban a los sirios celebrando fiestas en la playa de Latakia, al norte de Tartus.

Tartus, por su parte, está situada a 160 kilómetros al noroeste de la capital, Damasco, y a 30 km al norte de la frontera con el Líbano. Tiene el segundo mayor puerto del país y los sirios la consideran como un destino balneario.

No obstante, a la ciudad también se la conoce por albergar la única instalación naval de Rusia en mares abiertos. Su ubicación en el Mediterráneo permite a la Armada rusa vigilar el escudo antimisiles desplegado en la base hispano-norteamericana de Rota (en España).
 
El régimen de El Asad se presenta como destino turístico en plena guerra
El Gobierno sirio recurre a las playas y deportes acuáticos como atractivo en un país donde 260.000 personas han muerto durante cinco años de conflicto




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Natalia Sancha
Beirut 1 SEP 2016 - 20:47 CEST
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Una imagen dela campaña
“Siria, siempre hermosa”, ha sido el eslogan que el Ministerio de turismo del Gobierno de Damasco ha elegido para lanzar en las redes sociales un controvertido vídeo que promociona las playas del país. Durante un minuto y 44 segundos se suceden imágenes en las que motos acuáticas surcan el mar en unas costas repletas de bañistas que toman el sol en los resorts de Tartous. Una campaña que ha provocado un río de críticas, indignación e incluso mofas.

Promocionar el turismo en un país desgarrado por una guerra que ha segado la vida de más de 290.000 personas se antoja para muchos absurdo, casi rozando la falta de cordura. Hace más de cinco años que huyeron en estampida los últimos turistas y en ese mismo lustro les han seguido otros cinco millones de refugiados sirios. Centenares de ellos han perdido la vida intentando cruzar en pateras el Mediterráneo buscando refugio en Europa. Hoy, los únicos extranjeros que pisan las ruinas sirias catalogadas como patrimonio de la Humanidad por UNESCO son los yihadistas del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) y las botas de los uniformados, ya sean aliados (rusos, iraníes, iraquíes, libaneses y afganos) o enemigos (franceses, norteamericanos, británicos y turcos) del régimen sirio.

En 2010, el turismo florecía con la notable mejora de sus infraestructuras. El entonces ministro de turismo, Saadallah Agha Al Qala, declaraba que 8,5 millones de turistas habían visitado Siria ese año. Un 40% más que en 2009, aportando unos ingresos que contaron por el 9% del PIB. Pero el boom se desvaneció de golpe en 2011 con el estallido de las revueltas populares y la posterior guerra civil. Según datos de 2015, la afluencia de turistas había caído un 98%. Las vacaciones apacigües que ofrece el vídeo en los resorts de Tartous, similares a los de Latakia (ambas ciudades costeras, bastiones del régimen de Bachar el Asad), contrastan con las sombrías imágenes que llegan de Alepo o Deir Ezzor. Allí, en esa otra Siria, los civiles intentan sobrevivir entre escombros a los bombarderos. Y sin embargo, las imágenes de las costas de Tartous son reales y destinadas a promocionar el incipiente turismo interno.


Los tres resorts que ofrece Latakia tenía aforo completo este verano. Los clientes pasean en chanclas y arrastran flotadores por los centros comerciales. La costa logró permanecer ajena a la guerra hasta el pasado mes de mayo, cuando el ISIS perpetró una serie de sangrientos atentados. En sus playas se dan cita jóvenes, recién casados y familias llegadas de otras provincias en busca de un descanso a lo que se ha convertido en una rutina de guerra. Los más conservadores sorben batidos y fuman una pipa de agua en los restaurantes. Mientras que los menos se zambullen en copas de alcoholes de dudosas producción que sirven en los bares.


Un descanso robado a la guerra
Tras 1.950 días en guerra, el lastre más pesado para los sirios se antoja el psicológico. De ahí que muchos hayan decidido gastarse los pocos ahorros que guardan bajo el colchón para hacer una pausa en la guerra. La costa siria sigue siendo un destino vacacional para la clase media alta con el que pocos pueden soñar. Y sin embargo, el turismo interno se desarrolla en otras zonas del país controladas por el Ejército sirio regular.

En la capital, unos tres millones de desplazados de las cuatro esquinas del país inunda sus hoteles. Estos aprovechan cada anuncio de tregua para hacer un picnic en los numerosos parques públicos y gratuitos de la ciudad, o para pasear por los zocos. Los más pudientes acuden a la opera o a los restaurantes donde los menús alternan entre el sushi a platos tailandeses. En Bab Touma, barrio cristiano del casco antiguo de Damasco, los bares y terrazas proliferan ante una creciente demanda por parte de una generación de jóvenes hastiados por la vida en guerra y sin electricidad.

Pero en la otra Siria, la controlada por rebeldes o yihadistas donde habita el 40% de los 18 millones de sirios que quedan en el país, las opciones de ocio han quedado desterradas de la vida real. En Alepo, los niños como el pequeño Omran se reúnen en un búnker bajo tierra para poder jugar o estudiar a salvo de los aviones rusos y sirios. Sus padres sueñan con una noche sin bombas en la que poder descansar. Los hospitales también se esconden bajo el suelo para poder operar, mientras que hasta medio millón de personas corren el riesgo de morir de hambre en los cercos impuestos por ambos bandos.

El vídeo que lanza el Ministerio de Turismo pone de manifiesto la controvertida realidad que se vive en Siria, y producto de uno de los conflictos más sangrientos de la actualidad. Y sin embrago, estas realidades resultan familiares para el vecino Líbano. Los jóvenes cristianos de clase media fueron duramente criticados en 2006 por bailar hasta la ebriedad en las discotecas del norte de Beirut al tiempo que la aviación israelí bombardeaba sin descanso a sus conciudadanos chiíes a pocos kilómetros al sur. Pero entonces, los libaneses huían a Damasco en busca de refugio.
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/09/01/actualidad/1472737719_647806.html
 
Desde luego, no me parece el mejor momento....:rolleyes:

Es una pena.Yo conocì Siria en otros momentos, y es (era) un paìs precioso. Damasco, Aleppo, eran autènticas joyas. La gente era amabilìsima, nada de islamismos militantes...sencillos, agradables, abiertos con el turista, màs o menos quien no chapurreaba inglès chapurreaba francès y no era difìcil entenderse...una pena, de verdad. Un crimen lo que se està haciendo en Siria. Yo me alegro de haber conocido ciertos paìses, porque me temo que ya nunca màs...y aconsejarìa a cualquiera, a quien le guste viajar y pueda hacerlo, que se apresure, porque si ciertos paìses siguen "llevando la democracia" a ciertas zonas, dentro de nada no quedaràn ni los restos calcinados.
 
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