"Adios, Princesa" Libro de David Rocasolano, primo de Letizia Ortiz. Capitulos y extractos.

Re: Libro "Adiós princesa" de David Rocasolano - Capítulos. Ferrea censura contra el Libro "Adios, Princesa" III Parte

________

Los anteriores capítulos están en el enlace inferior, en las siguientes páginas:
1 (pag 1), 2 (pag 6), 3 (pag 18), 4(pag 30),5 (pag 32), 6y listado 1 de material gráfico (pag 34), 7(pag 60). http://www.cotilleando.com/showthrea...-Princesa-quot

El capítulo 8 está en la página 15 de este mismo hilo.

_____

LIBRO

CAPITULO 9. FELIPE, CRISTINA, ELENA

En este capítulo el autor cuenta que su pareja y él frecuentaron la casa del Príncipe (la llamada popularmente Zarzuela II) y que pasaron allí muy buenos momentos. Su prima se encargó de enseñarles toda la casa y así puede dar fe de que la legendaria biblioteca principesca no existe y que no hay más de 200 o 300 libros en la mansión de tan empedernidos lectores.

Lo que sí tienen, en el sótano, es una espectacular e inmensa bodega llena de vinos carísimos. Un laberinto de pasillos de anaqueles con el suelo cubierto de arena de playa. Pero no es arena de playa de Almería ni de Vizcaya. En palabras del propio Felipe “la traen expresamente de una playa del Índica porque tiene las condiciones perfectas para mantener la humedad”. Su prima debía de ser consciente de que el lujo asiático de aquella bodega resultaba un tanto obsceno pagado con dinero del contribuyente. “Oye, hazme un favor. Aunque te parezca una tontería, sed discretos con esto de la bodega. No lo contéis por ahí, ¿vale?”.

Rocasolano hace un retrato muy favorable del Príncipe. Dice que es “una persona mucho más inteligente, mucho más formada y con mucha más humanidad y humildad que su padre”. No le importaría que reinara. Su padre poco menos que le tiene celos y no le permite gestos espontáneos en público, ni que el hijo le robe el protagonismo. Por el encorsetamiento a que lo someten los españoles no hemos logrado percibir todas esas cualidades que, supuestamente, lo adornan. Rocasolano cree que su primo político está mal asesorado. Lo presenta, también, como prudente a la hora de hablar de política con sus huéspedes e invitados.

Ahora bien, reproduce una conversación con él en la que el Príncipe admite que en Zarzuela “estamos más cómodos cuando gobierna el PSOE. Nos dejan bastante más libertad que el PP”. Además, en Zarzuela quieren dar imagen de “una monarquía progresista y desvinculada de su algo vergonzoso pasado franquista”. Y como, según Rocasolano, en el PP son “tan reticentes a condenar el franquismo”, pues está claro hacia quién prefieren inclinarse.

Según el primísimo, Felipe tampoco quiere que se haga ninguna modificación de la Constitución sólo para eliminar la prelación del hijo varón sobre la hija mujer en la sucesión al trono mientras él no sea rey. Si va en un paquete con otras reformas, tal vez. Aunque ahora el heredero es él, que no es el primogénito, y la reforma de la sucesión en estos momentos sería una bofetada a su hermana Elena. Pero lo más importante para Felipe es que si hay que refrendar con un referéndum sólo esa reforma, aquello se convertiría en un plebiscito sobre la continuidad de la monarquía. Si un número importante de españoles decidiera abstenerse podría interpretarse como un rechazo a la institución. Así que mientras él no toque trono, mejor no menearlo.

Sobre su prima dice, curiosamente, que nunca le ha interesado la política. “Ni siquiera creo que la comprenda”, apostilla. “Su discurso en ese sentido fue siempre bastante impropio de una persona que se dedica a la profesión periodística. Se limitaba a generalizar y a decir los tópicos habituales: que todos los políticos, del color que sean, están ahí sencillamente para chupar del bote. Que los sindicatos viven de la jeta y de la subvención… Y extendía esta idea, como no, a los miembros de la Casa Real. Hasta que conoció a Felipe, por supuesto”.

Habla luego de las Infantas y sus maridos. Ya se ha citado en el hilo previo un pasaje relativo a Elena donde la pone de imbécil. Y casi de autista. “Lo que yo he visto es una persona callada, parsimoniosa, inalterable, ausente, ensimismada”. Por lo menos admite que a su pareja y a él “siempre nos trató con una educación magnífica y sin altivez”. Cristina es todo lo contrario: “maja, agradable, dicharachera, ágil, cercana, nada clasista”.

Sobre los duques consortes, ya dejó su descripción negativa de Marichalar en un capítulo anterior. De Urdangarín, en cambio, dice que es “un tío normal, de trato”. Explica las tribulaciones presentes del Duque Empalmado por el diferente trato que ambos yernos recibieron de la Casa Real. Y los atribuye al hecho de que Jaime de Marichalar pertenece a la nobleza y Urdangarín, no, “esta gente piensa así”.

A Marichalar enseguida se le buscaron consejos de administración donde ganar unos buenos duros. A Urdangarín, no: “se debía de sentir bastante desplazado en el aspecto económico”. De modo que poco menos que lo obligaron a buscarse la vida y se dejó llevar por la “inercia corruptora” que impera en “este país”. “Resulta muy fácil calificar de chorizo a Iñaki. No seré yo quien lo haga”. Y añade que, a izquierdas y a derechas, “en este país uno no se hace rico trabajando, se hace rico de otra manera”.

En fin, los miembros de la Casa Real, dice Rocasolano, “están acostumbrados a vivir en palacetes, pilotar barcos o conducir coches de alta gama sin pensar de dónde habrá salido el dinero para comprarlos”. Y cuenta la anécdota de su visita a un concesionario de vehículos de la marca Volvo que sirve a la Casa Real y donde, según él, trabaja un amigo. El tal amigo le mostró el Volvo V50 plateado que tenían preparado para la colección de Letizia. Él telefoneó a su prima para decirle que había visto su nuevo automóvil. “La respuesta fue contundente, categórica y nada cordial”: [FONT=&amp]- [/FONT]“David, a nosotros nadie nos regala nada –silabeó muy rotunda. Nadie nos regala coches. Esos coches son de Patrimonio Nacional”.

O sea, concluye, que “todo es lícito, siempre que se traduzca justificando que se hacen las cosas “al servicio de los españoles”. O que se adquieren bienes que pasan a ser propiedad del “Patrimonio Nacional”. A Urdangarín, yo creo, lo mató el hecho de haber querido también usar ese lenguaje, sin tener derecho a hacerlo”.
 
Re: Libro "Adiós princesa" de David Rocasolano - Capítulos. Ferrea censura contra el Libro "Adios, Princesa" III Parte

Venga, aquí va el capítulo 10.

Gracias a Amarillo Limón por haber recopilado todos los anteriores en la página 28 de este hilo.


* * *
CAPÍTULO 10. LOS OLIGARQUITAS


Este capítulo trata del círculo pijo que rodea al Príncipe y a L.O. Empieza con una descripción general: “Los amigos del príncipe son unos seres risueños que viven en los mundos de Yupi. Siempre están riéndose de alguien o de algo, jamás se los ve con un libro o un disco en la mano, peinan una melenita estilo Agag y lucen unas novias que quedan bellísimas en las fotos y que en realidad son demasiado flacas. Durante los años que frecuenté sus ambientes no recuerdo jamás haber mantenido una conversación medianamente inteligente con ninguno de ellos”.

Según Rocasolano quien se lleva la palma en la pijez más vacua es uno de los sobrinos del Rey, hijo de la Infanta Pilar, “Coco” (Fernando) Gómez-Acebo, de quien cuenta varias anécdotas que ilustran su cretinismo.

El tema de conversación de los “oligarquitas” eran los viajes. “Siempre estaban preparando unas vacaciones a lugares remotos. Y cuando regresaban de sus últimas vacaciones, empezaban a hablar de que necesitaban pasar unos días en tal o cual sitio para relajarse. Entre vacaciones y pasar unos días se consumía la vida de estos hacendosos jóvenes que se acercaban, agotados, a los cuarenta”. Cuando no estaban de viaje o pasando unos días, los oligarquitas daban fiestas. De toda la familia de L.O. a la que más le gustaba ese mundillo era a su hermana Telma. Se apuntaba a todos los saraos. “Todo aquel mundo ficticio la fascinaba. Había entrado a formar parte de él por la puerta grande y no estaba dispuesta a regresar”.

Pero lo más sorprendente, dice Rocasolano, era la transformación de Letizia. Se había adaptado de buena gana a un mundo que decía detestar antes, un mundo caracterizado por “la hipocresía, la falta de compromiso, el ocio como lugar de trabajo, la más absoluta frivolidad, el desdén hacia los que no son de tu clase, el arribismo y la estupidez”. En una conversación con Laura Ponte las “dos musas”, que hablaban de las ciudades del mundo donde les gustaría vivir, se permitieron despreciar la vida en Galicia y Asturias por provinciana y paleta.

L.O. apostató fulgurantemente, no sólo de Asturias, sino también de su “ateísmo militante”. El día que le espetó a su primo un “ya sabes que yo todos los domingos, a las doce, voy a misa”, lo dejó “absolutamente anonadado”. Porque lo que él sabía es que no había pisado una iglesia desde su bautizo.

Jaime del Burgo también aparece en este capítulo. De él dice, con ironía, que “no he conocido en mi vida a persona con tal cantidad de opiniones irrefutables sobre los temas más diversos… Su sabiduría abarca los temas más diversos. De leyes a coches. De arte a lencería. De argonáutica a mampostería. Un verdadero crack”.

Fue en casa de Jaime del Burgo (un ático en la calle Serrano de Madrid de “no menos de tres millones de euros”) donde “mi prima superó todo los registros de hipocresía que he podido ver a lo largo de los años”. En una concurrida cena se discutía sí era moralmente lícito abortar en caso de malformación del feto. La familia Del Burgo es muy católica y la opinión mayoritaria de los comensales –tal vez de parecida orientación- era que no. Rocasolano no opinó. “Preferí no intervenir, ¿para qué?”. Pero entonces Letizia abrió la boca y todo el mundo guardó silencio “para paladear sus opiniones”. Y habló así:

“Yo creo que un ser, cualquier ser que te mande Dios, debe ser respetado. Si a mí mañana me hacen una amniocentesis y descubren que mi niño está mal, es que Dios quiere que ese niño venga así al mundo. Yo no lo dudaría. Lo tendría”.

El Príncipe sonrió complacido. Y ella recorrió con una mirada rápida a todos los presentes para ver el efecto favorable que habían causado sus palabras. Pero sus ojos no se detuvieron en una persona: su primo David.

Rocasolano le susurró a su pareja que se les estaba haciendo tarde. Se levantaron y se fueron.
 
Re: Libro "Adiós princesa" de David Rocasolano - Capítulos. Ferrea censura contra el Libro "Adios, Princesa" III Parte

CAPÍTULO 11. LETIZIA SE HACE MANIÁTICA

El capítulo 11 cuenta como L.O. se fue haciendo cada vez más dictatorial y controladora con sus familiares.

Un día que el autor estaba de visita en la Zarzuela II con su familia fue duramente reprendido por Letizia mientras le sacaba fotos a su hijo, que corría por los pasillos con un triciclo. -“Oye, mira. Que prefiero que no hagas fotos aquí –me dijo con voz bastante autoritaria. Me quedé alucinado. Letizia suele ser, con todo el mundo, bastante dictatorial. Pero conmigo siempre se había cortado bastante. -¿Cómo que no haga fotos? ¿De qué estoy haciendo fotos?”
El forcejeo verbal entre los primos siguió hasta que Rocasolano, harto, le espetó: -“Mira, chica. Te estás volviendo paranoica. ¿Tú que te crees?” Vuelta a la discusión y nueva orden. -“Te ruego que a partir de ahora no vuelvas a traer la cámara aquí. ¿Me entiendes?” Según ella, aquellas fotos podían interesar mucho a mucha gente. Y a él podrían robarle la cámara, o él la podría perder…
¿Y qué van a ver? ¿A un niño en un triciclo por un pasillo?”
Rocasolano hizo caso omiso y siguió haciéndole fotografías al crío. “Me había cabreado de verdad, pero aquella primera vez no le di demasiada importancia. Uno de tantos arrebatos histéricos de mi prima”.

Pero la bronca volvió a repetirse, y cada vez de peores modos, con cada nueva visita. La foto más “comprometedora” que Rocasolano había tomado nunca en Zarzuela era la del Príncipe haciendo el ganso con un triciclo infantil, rodeado de críos. “Una estampa de un buen padre y un buen tío (en los dos sentidos) divirtiendo a su familia”. La paranoia letiziera con las fotos, y su obsesión por controlar de modo asfixiante los aspectos más nimios de la existencia de sus familiares, hizo que Rocasolano y su familia empezarán a visitarla con menos frecuencia, poniendo todo tipo de excusas para justificar sus ausencias.

Aunque las decepciones al final llevaron a Rocasolano a romper con su prima, es evidente que durante unos años él cometió el pecado de chupar rueda del nuevo estatus social de L.O. y de meterse de hoz y coz en el ambiente de las oligarquías. Así por ejemplo, matriculó a su hijo en el Colegio Los Rosales, (“la matricula cuesta 850 euros mensuales”). “Yo pensaba, reconozco que un poco palurdamente, que las relaciones que hiciera allí Nano con los hijos de nuestra oligarquía le podrían ser útiles en el futuro. No sólo están las infantas. Una larga lista de gente de cierto poder –empresarios, banqueros, profesionales de nivel alto- también creen que podrán acercarse a la Casa Real por la relación con los niños. Además, yo veía una ventaja adicional. Podía pedirle a los guardaespaldas de las niñas de Letizia que le echaran un ojo a Nano”.

Y lo hizo, con dos narices. El colegio está lleno de guardaespaldas (se supone que miembros de las fuerzas de seguridad) y Rocasolano se tomaba las atribuciones de decirles “échale un ojo al mío, que no te cuesta nada”. Lo cuenta con toda naturalidad, como si eso fuera normal. Pero el caso es que a los otros padres también les llamaba la atención. “¿Y quién coj*nes será ese niño que salta encima de los guardaespaldas?”.

Al infante Rocasolano las visitas palaciegas, los colegios oligárquicos y los guardaespaldas principescos empezaron a causarle problemas de ubicación. El crío iba diciendo por ahí cosas como estas: “¿Y sabes? Yo soy nieto del rey Juan Carlos y sobrino de Felipe. Y el domingo estuve en el palacio ¿sabes? Y la Reina nos dio helados para todos los niños”. En Los Rosales el crío era, para todos, el primo de las infantas.

Mientras, la obsesión de Letizia por perseguir a sus familiares y evitar cualquier filtración, no remitía. Sus hermanas, sus padres y su abuela Menchu “vivían en un estrés permanente, instalados en un terror constante. Cualquier cosa que hicieran podía ser castigada con una bronca clamorosa. Si un paparazzo le robaba a alguno una foto en la calle, si trascendía que había visitado tal o cual tienda, o habían asistido a cualquier fiesta, Letizia los reprendía con ferocidad. En público o en privado. Sin importarle el daño que pudiera hacer”.

Para ver si había algún topo en la familia, durante su primer embarazo les dijo que espera un varón y que se iba a llamar Pelayo. Poco después aquel bulo empezó a correr por la prensa del corazón. El topo, en verdad, existía, pero al mismo tiempo las manías persecutorias de L.O. amenazaban con convertirse un trastorno grave.

Una escena para terminar este resumen. La de la familia invitada a Zarzuela II una tarde de domingo para tomar café o merendar. Todos sentados en un salón, muy modosos, y la prima triunfadora ejerciendo de anfitriona, preguntándoles qué deseaban tomar. A continuación tocaba el timbre que avisa a los sirvientes y estos, impecablemente uniformados, entraban en el salón a recibir órdenes y a traer las viandas. Los Ortiz-Rocasolano se quedaban cohibidos y mudos. “Aún nos resultaba impresionante aquello del mando a distancia para los criados, las pajaritas y el tratamiento de señora…”
 
Re: Libro "Adiós princesa" de David Rocasolano - Capítulos. Ferrea censura contra el Libro "Adios, Princesa" III Parte

CAPÍTULO 12. ASCENSO Y CAÍDA

En este capítulo Rocasolano cuenta el momento culminante de su ascenso social y su caída en desgracia, que produjo la ruptura de relaciones con su prima e, incluso, con el resto de su familia.

Empieza lamentándose del “papanatismo” del pueblo español ante la Familia Real y los poderosos en general. Estar relacionado con alguien de la realeza (en su caso el Príncipe y su esposa) o del poder “te otorga un plus de estatus social y hasta económico” en España. No es ya que tú seas un aprovechado en tal caso, dice, sino que otros “te ofrecen trabajo o negocios por el simple hecho de que tengas esas relaciones. Nunca te facilitarían esas gangas, o esas informaciones privilegiadas, si esas relaciones no existieran, aunque tú seas la misma persona. Así es nuestra sociedad. Así es el juego”.

En su caso, ese juego hizo que lo invitaran a entrar en un bufete de abogados de postín: Ledesma y Asociados, bufete de la familia de Fernando Ledesma, ministro de justicia en los gobiernos socialistas de Felipe González. Rocasolano se incorporó como socio inmediatamente y trabajó con ellos cuatro años.

El bufete de los Ledesma fue su perdición. Primero, no fue tan rentable como podía parecer: se hizo la mayor parte de la cartera de clientes solo y tenía que entregar al 30% de la facturación al despacho. Pero además, “aquel era un despacho político socialista, demasiado relacionado con cuestiones filosocialistas. Era la época dorada del ladrillo, de las recalificaciones sistemáticas, de las grandes promociones… Una marea que me salpicó de forma abrupta en 2009 con un caso de corrupción en Ciempozuelos”.

El 23 de octubre el periódico La Gaceta sacó un titular que decía: “Un primo de Letizia Ortiz, implicado en el Caso Ciempozuelos”. Rocasolano no disimula su resentimiento con el grupo Intereconomía por la forma tendenciosa en que manejaron aquel asunto y destruyeron su reputación. A La Gaceta lo llama periódico “filofranquista” y el retrato que hace del director Carlos Dávila y de su más directa colaboradora, una tal Maite (¿Alfajeme?), es ácido. Su versión de los hechos (que La Gaceta nunca quiso públicar) es la siguiente: “Yo ni estuve imputado (fue llamado a declarar como testigo) ni soy consciente de ser un delincuente. Yo soy consciente de haber retirado 385.000 € de una cuenta de un señor que luego resultó implicado en un caso de corrupción. Soy consciente de que con ese dinero compré un inmueble por encargo de un tercero. Y soy consciente de que, cuando compramos el inmueble y pasó un tiempo, este señor, me dijo que ya no le interesaba la operación y que si podía devolverle el dinero. Y yo le dije que a mí la operación me seguía interesando. Me quedo el inmueble yo, te devuelvo el dinero y a correr. Fui al banco, pedí la hipoteca, me dieron el dinero y lo devolví. En ningún momento pude pensar que estos señores iban a ser imputados (que no sentenciados) por apropiación indebida y cohecho como testaferro de dos ex-alcaldes de la localidad”.

El vendaval mediático lo pilló por sorpresa. Y las consecuencias fueron desastrosas. “Estaba perdiendo clientes. Estaba perdiendo amigos. Estaba perdiendo mi reputación, esa que a día de hoy me importa un bledo”. En medio de la tormenta esperaba una llamada, la llamada: la de la primísima implacable.Le sorprendió que no llamara el primer día del escándalo. Pero más sorprendente fue que no lo llamó nadie de la familia, ni siquiera sus padres. Todos estaban a la espera de que Letizia ordenará si era conveniente dirigirle o no la palabra, de que sentenciara o absolviera al reo. “Antes nadie se iba a atrever a mover un dedo. Y yo, por supuesto, no iba a ser el primero en descolgar el teléfono y ponerme a gimotear”.

En “El gato al agua” de Intereconomía Radio y TV vio como lo calificaban, falsamente, de imputado en el caso y como lo llamaban “trincón”, como hacían “chistes malos alrededor del texto mendaz de La Gaceta” e incluso de la plebeyez de la familia de Letizia. Pasó a Telecinco y en el programa G20 vio como lo ridiculizaban y repetían la mentira de la imputación: “…Y es que este pijín que ven, además de ser primo hermano y amigo íntimo de doña Letizia, es uno de los implicados en el Caso Ciempozuelos” etc. Rocasolano se sentía “solo, asqueado y acorralado”.

La llamada terrible llegó dos días después. La primísima, en “tono seco y agresivo” quería saber si “esto me va a manchar a mí”. Rocasolano estalló: “¿Qué si te va a manchar a ti? ¿Qué si te va a manchar a ti? A quien está manchando es a mí, joder. Si yo no fuera tu primo, esto no me estaría pasando…”.

No recibió ningún apoyo personal, ninguna acogida emocional. Al contrario: la orden fue aislarlo completamente. Y la cumplió hasta su padre. “Los exculpo, porque soy consciente de que fue por miedo”.

Dos días después recibió un mensaje del Príncipe, “esta vez el elegido por Letizia para hacer de heraldo negro había sido él”. Dice que conserva ese texto íntegro, pero se lo reserva. Fue más diplomático y cariñoso que su prima. Pero fue el fin. “Me estaban apuñalando. Me estaban abandonando como un perro de caza cuando se cierra la veda. Mis padres. Mis hermanos. Mis primas”.

Y entonces llegó la ruptura: “Letizia, yo con esta historia ya no puedo más. Tu historia es tuya, tus beneficios son tuyos, no quiero saber nada más de tu vida”. Cambió todos sus números de teléfono y rogó a su exmujer que no se los diera a nadie.

Letizia la llamó para pedírselos días después y “se cabreó muchísimo” ante la negativa a dárselos. Dijo que los conseguiría por otra vía. Pero nunca más llamó. Ni ella ni nadie más de la familia. Tampoco los padres del afectado.

Cuenta una reunión que tuvo con el director de la Gaceta y avisa de que la grabó. En ella Carlos Dávila le ofrecía “llamarte cada vez que vaya a escribir sobre ti, si me cuentas todo lo que sabes de la financiación ilegal del PSOE”. Rocasolano se levantó y se marchó. Se verían en los tribunales: él se querellaría contra Intereconomía por difamación.
 
Re: Libro "Adiós princesa" de David Rocasolano - Capítulos. Ferrea censura contra el Libro "Adios, Princesa" III Parte

Creo que os puedo colgar alguna foto del libro.

escanear0005.jpg escanear0006.jpg
 
Última edición por un moderador:
escanear0008.jpg

Re: Libro "Adiós princesa" de David Rocasolano - Capítulos. Ferrea censura contra el Libro "Adios, Princesa" III Parte


....
 
Última edición por un moderador:
Re: Libro "Adiós princesa" de David Rocasolano - Capítulos. Ferrea censura contra el Libro "Adios, Princesa" III Parte

Va el resumen del último capítulo


_____


CAPÍTULO 13. LOS DESPROTEGIDOS



En el último capítulo del libro recuerda que esta es la historia del choque de una humilde caravana gitana (los Ortiz-Rocasolano) con un tren expreso que se los llevó por delante (los Borbones), sin que estos tuvieran “la decencia o la humanidad de volver la cabeza tras arrollarnos”.

Él es uno de los damnificados, excluido de su familia como un apestado, roto todo el contacto con ella, con “acusaciones de corrupción infundadas” y metido en peleas judiciales con varios medios de comunicación. “Gano ante los tribunales, pero he perdido cosas que nunca voy a recuperar”.

La gran damnificada fue Erika, la hermana de L.O. que se suicidó en febrero de 2007. Rocasolano recuerda cómo se enteró de la muerte de su prima. Y rememora cómo fue su triste vida. Antonio Vigo, su compañero, y ella se habían conocido en la Escuela de Bellas Artes y la suya era una historia de penuria económica y sufrimiento, de fracaso permanente. Como suele ocurrir en aquellos que tienen un temperamento artístico, “eran dos personas con demasiada sensibilidad como para encontrar en sí mismos un mínimo sentido práctico. Todo les salía mal. Sistemáticamente”. Malvivían con trabajos precarios a la vez que intentaban, sin éxito, abrirse camino en el mundo del arte. No tenían ni para pagarse un alquiler decente, a veces ni para comer. Su despensa vacía movía a compasión hasta a la tacaña Letizia (“una agnóstica que sólo profesaba adoración a la Virgen del Puño”). “Recuerdo la cara que se le quedaba a Antonio Vigo mientras descargábamos las bolsas de la compra. Su expresión humillada de hombre incapaz de mantener a su mujer y su hija”.

La presión mediática sobre esta pareja, puesta ya a dura prueba por años de fracaso y precariedad económica, acabó llevándolos a la separación. El detonante fue una beca que le habían concedido a Vigo en Uruguay. Erica por fin tenía un trabajo decente y no quería dejarlo todo para seguirlo al otro lado del océano.

En el momento de su muerte, su estado de ánimo no era bueno. Estaba crispada e irascible por sentirse foco de la presión mediática. Tenía un buen trabajo ahora, pero se sentía insegura y frágil en el desempeño. La relación entre las tres hermanas se había deteriorado mucho y estaba triste. Un día confesó a su primo que se sentía sola, que sus hermanas la habían dejado sola. “Ya antes de convertirse en lo que ahora es, Letizia había llevado la voz cantante en aquella familia. Pero la vida en palacio la había transformado en una persona más controladora y más cruel”.

Rocasolano habla de todo lo que rodeó al funeral. Letizia vetó a su hermana Abigail y le impidió asistir a las honras fúnebres. Cuando él le dijo que Abigail estaba en Madrid y quería asistir, L.O. replicó, cortante, que “nadie le ha dicho a tu hermana que venga”. Iba a ser un funeral “en la estricta intimidad. No quiero Rocasolanos”. David dice que ya estaban acostumbrados a “las fascistadas de Letizia”, pero aquella ruindad era demasiado. Su hermana se quedó desolada: “Pero, no puede ser. Erika es mi prima. Ella no es nadie para impedirme ir”. Pero lo impidió.

Luego, en el funeral, había treinta Borbones, muchos de los cuales apenas había cambiado con la difunta una palabra. Pero esos eran los “íntimos”. Rocasolano dice que L.O. se comportó en todo momento “como un cubo de hielo”. Los llevaron a Palacio y allí ella iba y venía, dando órdenes. No mostraba ninguna conmoción. En privado no la vio verter ni una lágrima. Sólo lloró, con “lágrimas de princesa”, cuando se acercó a la prensa. Aquel momento en el que el Príncipe soltó el famoso “sentimos el remojón que estáis sufriendo”…

El momento más estremecedor del funeral lo protagonizó el humilde Antonio Vigo, cuando se acercó al ataúd para despedirse. Rompió a llorar con “un llanto desgarrador, un llanto macho que resonaba en las bóvedas de la pequeña iglesia. El silencio en que se quedó el templo acrecentaba aún más la ferocidad de aquellos gemidos, casi gritos”. Fue entonces cuando se volvió hacía el Rey y gritó: “¡Vosotros! ¡Vosotros tenéis la culpa! ¡Tú tienes la culpa, hijo de put*! ¡Vosotros la habéis matado!”. Rápidamente se lo llevaron de allí. Rocasolano dice que en aquel momento se sintió orgulloso de ser su amigo. Había tenido el valor de decir lo que él también pensaba.

Letizia se arrodilló ante el Rey a la vista de todos para pedir disculpas por la escena. Dice Rocasolano que “fue un gesto claro que demostraba a quién pertenecía ya mi prima”. No se había arrodillado ante los padres de la difunta, ante sus propios padres. Se había arrodillado ante SM el Rey. “Sentí asco”, dice Rocasolano.

No mucho después L.O. intentó arrebatarle a Antonio Vigo la custodia de su hija Carla y dejarlo, simplemente, con un régimen regulado de visitas. Vigo acudió a David Rocasolano. “No te lo vas a creer, David… Me quieren quitar a la niña. Quieren la custodia para ellas…” Ellas eran L.O y su madre. Rocasolano le dijo a Vigo que no le podían quitar a su hija “por muy princesa de Asturias que sea Letizia”. Le aconsejó amenazarlas con una batalla legal, “sin cortarte un pelo”. “Ni siquiera te sientes a negociar”. Fue la última vez que hablaron. Antonio Vigo siguió sus recomendaciones. Y Letizia “se agarró un buen cabreo” al no conseguir separar a la niña de su padre.

El libro concluye con un recordatorio a Carla, que ya tiene 12 años. Y a su madre muerta. Y al gesto de valor de Antonio Vigo ante los poderosos Borbones. Y a una familia humilde, que tenía sus luces y sus sombras, pero que ya no existe, porque ha quedado destruida. Y dos adioses: “Adiós, Erika. Adiós, Princesa”.
 
Re: Libro "Adiós princesa" de David Rocasolano - Capítulos. Ferrea censura contra el Libro "Adios, Princesa" III Parte

Y un listado de lo que hay en el 2º bloque documental del libro.

BLOQUE DOCUMENTAL 2


El segundo bloque documental del libro contiene: foto de Erika con su último acompañante; foto de Antonio Vigo en el funeral de Erika; L.O. arrodillada ante el Rey tras la escena de Vigo; foro de las tres hermanas Ortiz Rocasolano tomada por su primo.

Documentación diversa sobre el matrimonio de Alonso Guerrero y L.O. Y documentación sobre su divorcio.

Facturas de la Clínica abortista Dator emitidas el 13 y el 20 de octubre (ecografías) y el 27 de octubre (I.V.E = Interrupción voluntaria del embarazo y anestesia local). [FONT=&amp]

Partidas de nacimiento de las tres hermana Ortiz Rocasolano

_____

Con esto, colorín colorado. Por fin....
[/FONT]
 
Re: Libro "Adiós princesa" de David Rocasolano - Capítulos. Ferrea censura contra el Libro "Adios, Princesa" III Parte

Si algún forer@ desea colgar su propio capitulo o resumen de capitulo, fotos del libro etc por favor contácteme vía mensajería privada o cotilleandoweb @ yahoo.com
 
Iniciado por bizi
Hola, SuperCotilla:

He terminado de leer el libro de David Rocasolano. Quería que unieras el contenido del mensaje de abajo al hilo cerrado sobre los capítulos del libro.

¡Muchas gracias!

Bizi

------------------------

Ya he terminado de leer el libro. La verdad es que no cuenta nada nuevo y, además, se olvida de varios temas trascendentales, como por ejemplo Tejera. Os dejo un análisis del libro:

* PISO DE VALDEBERNARDO:

David Rocasolano dice que Letizia se compró ese piso con el dinero que sacó al vender, para el divorcio, el piso que compró con Alonso Guerrero a medias. Se lo compró cuando ella estaba en CNN. Al parecer, es un "cuchitril" del que Letizia se sentía avergonzada y, por eso, las cenas de amigos las hacía siempre en el apartamento de Tejera.
Me da la sensación de que David le llama el "piso de Vicálvaro" porque para la gente de Madrid suena peor que Valdebernardo. O al revés: la prensa le llama Valdebernardo, para intentar dar un poco de lustre.

* DOMICILIO FAMILIAR ORTIZ-ROCASOLANO:
Cuando ascendieron un poco en Madrid, el matrimonio Ortiz-Rocasolano adquirió un adosado en Rivas-Vaciamadrid (c/ Río Guadarrama, 23). Sin embargo, como a veces les faltaba trabajo, David cuenta que no solía haber calefacción y que las tres hermanas dormía con capas de pijamas y batas.

* RELACIÓN CON EL PREPA:

David cuenta que en verano de 2001, ya en TVE, Letizia le comenta que sale con un tal Juan, "diplomático". Según ha recogido Duque Gagá en el foro, el Prepa anunció que renunciaba a Eva Sannum el 14 de diciembre de 2001. ¿Se enrollaban ya Leti y el Prepa? En julio del 2003 ya quedaban el Prepa, Leti y David para comer. Sin embargo, David no habla de Tejera...

* NIVEL-MARIBEL DE JUANCAR:

David se queja de que al abuelo Paco no le dejen ser campechano, pero que Juancar lo sea es lo más cool. Toda la razón del mundo mundial.
Cuenta un día que estaban cenando en Zarzuela con Juancar y éste recibió una llamada, seguramente del presidente del equipo de fútbol de Valencia que había ganado la liga o la copa (no me acuerdo). Juancar le cuenta que se alegra mucho, que lo han estado viendo en Zarzuela en directo: MEN-TI-RA.
David también subraya que en Zarzuela no hay casi libros, ni siquiera el Prepa es muy leído. De ahí que metieran la pata hasta el fondo cuando recomendaron a Letizia que para la pedida le comprara el bodrio de Larra al Prepa. Me imagino que lo harían para fardar de premio a la periodista joven y futura Prepa o "premio preparado".

* ERRATAS:
Pág. 31: "[...] Estaba profundamente enamorada que de aquel señor alto al que todos llamaban príncipe."
Pág. 96: "[...] Así que esos son parte de la elite élite."
Pág. 280: "A Chus, Paloma Menchu y Henar también parecen haberlos pillado en un tema de alzamiento de bienes."
Pág. 298: "Adiós, Princesa Princesa."

Último apunte: entre las fotos, también sale la de la pedida, donde aparece David. Sin embargo, teniendo en cuenta que se acreditaron 350 periodistas, todos los medios que intentan desacreditar a David sacan una única foto de esa pedida: la que aparece él tocándose la nariz. En el libro, por supuesto, aparece otra del mismo momento, en la que David sale bien.
 
Última edición:
Un pequeño extracto, espero que a David no le importe:


Durante aquellas semanas, recibía llamadas de Letizia a diario. Estaba cada vez mas nerviosa. Mas crispada. Mas autoritaria. Siempre había sido así con sus cosas, pero en esta ocasión empezaba a hacerse insufrible. Yo la soportaba porque la comprendía Y, por que no, porque la quería. Letizia estaba profundamente enamorada de aquel señor alto al que todos llamaban príncipe. Necesitaba mi ayuda y yo estaba dispuesto a concedérsela. A muerte.

No se trataba únicamente de ocultárselo a Juan Carlos, a Sofia y a la opinión publica. Yo creía, y aun creo, que Felipe estaba en situación de suficiente fuerza y popularidad como para superar el escándalo. Letizia no es tonta y sabia, como yo , que el problema mas grave era la Iglesia. Según el Derecho canónico mi prima estaba excomulgada. El canon de 1938 referido a los casos de excomunión es explicito: "Quien procura el aborto, si este se produce, incurre en excomunión latae sententiae". Oficialmente, una pena de latae sententiae sigue automáticamente por fuerza de ley en si misma, sin necesidad de declaración por una autoridad eclesiástica Letizia podría haber solicitado la absolución a monseñor Rouco Varela, pero por la forma en que se desarrollaron los hechos no creo ni que se planteara seguir esta vía Una opción demasiado comprometida, ademas, para el ultraconservador Rouco, el adalid de los antiabortistas, capaz de comparar la interrupción voluntaria de un embarazo con el genocidio nazi. Textual. Si se llegara a saber que Rouco había absuelto a la princesa abortista, hubieran temblado los cimiento de los templos españoles. En resumen, que yo estoy convencido de que el 22 de mayo de 2004, en la catedral de la Almudena, Rouco caso a una princesa excomulgada. Aunque, sinceramente, a mi todo aquello me daba igual. Yo me debía a mi prima, uno de los míos Eso era lo único que me importaba.
 
IMAG1814.jpg

Navidades de 2004 en Zarzuela. De arriba abajo y de izquierda a derecha: Felipe, Paloma, Erika, Telma, Letizia, Patricia, el abuelo Paco, Kety, Antonio Vigo y Carla, la hija de Erika. Cuando su hermana murió, Letizia quiso arrebatarle la custodia de Carla a Antonio Vigo.
 
Última edición:

Temas Similares

2
Respuestas
20
Visitas
4K
Back