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Re: Libro "Adiós princesa" de David Rocasolano - Capítulos. Ferrea censura contra el Libro "Adios, Princesa" III Parte
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Los anteriores capítulos están en el enlace inferior, en las siguientes páginas:
1 (pag 1), 2 (pag 6), 3 (pag 18), 4(pag 30),5 (pag 32), 6y listado 1 de material gráfico (pag 34), 7(pag 60). http://www.cotilleando.com/showthrea...-Princesa-quot
El capítulo 8 está en la página 15 de este mismo hilo.
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LIBRO
CAPITULO 9. FELIPE, CRISTINA, ELENA
En este capítulo el autor cuenta que su pareja y él frecuentaron la casa del Príncipe (la llamada popularmente Zarzuela II) y que pasaron allí muy buenos momentos. Su prima se encargó de enseñarles toda la casa y así puede dar fe de que la legendaria biblioteca principesca no existe y que no hay más de 200 o 300 libros en la mansión de tan empedernidos lectores.
Lo que sí tienen, en el sótano, es una espectacular e inmensa bodega llena de vinos carísimos. Un laberinto de pasillos de anaqueles con el suelo cubierto de arena de playa. Pero no es arena de playa de Almería ni de Vizcaya. En palabras del propio Felipe “la traen expresamente de una playa del Índica porque tiene las condiciones perfectas para mantener la humedad”. Su prima debía de ser consciente de que el lujo asiático de aquella bodega resultaba un tanto obsceno pagado con dinero del contribuyente. “Oye, hazme un favor. Aunque te parezca una tontería, sed discretos con esto de la bodega. No lo contéis por ahí, ¿vale?”.
Rocasolano hace un retrato muy favorable del Príncipe. Dice que es “una persona mucho más inteligente, mucho más formada y con mucha más humanidad y humildad que su padre”. No le importaría que reinara. Su padre poco menos que le tiene celos y no le permite gestos espontáneos en público, ni que el hijo le robe el protagonismo. Por el encorsetamiento a que lo someten los españoles no hemos logrado percibir todas esas cualidades que, supuestamente, lo adornan. Rocasolano cree que su primo político está mal asesorado. Lo presenta, también, como prudente a la hora de hablar de política con sus huéspedes e invitados.
Ahora bien, reproduce una conversación con él en la que el Príncipe admite que en Zarzuela “estamos más cómodos cuando gobierna el PSOE. Nos dejan bastante más libertad que el PP”. Además, en Zarzuela quieren dar imagen de “una monarquía progresista y desvinculada de su algo vergonzoso pasado franquista”. Y como, según Rocasolano, en el PP son “tan reticentes a condenar el franquismo”, pues está claro hacia quién prefieren inclinarse.
Según el primísimo, Felipe tampoco quiere que se haga ninguna modificación de la Constitución sólo para eliminar la prelación del hijo varón sobre la hija mujer en la sucesión al trono mientras él no sea rey. Si va en un paquete con otras reformas, tal vez. Aunque ahora el heredero es él, que no es el primogénito, y la reforma de la sucesión en estos momentos sería una bofetada a su hermana Elena. Pero lo más importante para Felipe es que si hay que refrendar con un referéndum sólo esa reforma, aquello se convertiría en un plebiscito sobre la continuidad de la monarquía. Si un número importante de españoles decidiera abstenerse podría interpretarse como un rechazo a la institución. Así que mientras él no toque trono, mejor no menearlo.
Sobre su prima dice, curiosamente, que nunca le ha interesado la política. “Ni siquiera creo que la comprenda”, apostilla. “Su discurso en ese sentido fue siempre bastante impropio de una persona que se dedica a la profesión periodística. Se limitaba a generalizar y a decir los tópicos habituales: que todos los políticos, del color que sean, están ahí sencillamente para chupar del bote. Que los sindicatos viven de la jeta y de la subvención… Y extendía esta idea, como no, a los miembros de la Casa Real. Hasta que conoció a Felipe, por supuesto”.
Habla luego de las Infantas y sus maridos. Ya se ha citado en el hilo previo un pasaje relativo a Elena donde la pone de imbécil. Y casi de autista. “Lo que yo he visto es una persona callada, parsimoniosa, inalterable, ausente, ensimismada”. Por lo menos admite que a su pareja y a él “siempre nos trató con una educación magnífica y sin altivez”. Cristina es todo lo contrario: “maja, agradable, dicharachera, ágil, cercana, nada clasista”.
Sobre los duques consortes, ya dejó su descripción negativa de Marichalar en un capítulo anterior. De Urdangarín, en cambio, dice que es “un tío normal, de trato”. Explica las tribulaciones presentes del Duque Empalmado por el diferente trato que ambos yernos recibieron de la Casa Real. Y los atribuye al hecho de que Jaime de Marichalar pertenece a la nobleza y Urdangarín, no, “esta gente piensa así”.
A Marichalar enseguida se le buscaron consejos de administración donde ganar unos buenos duros. A Urdangarín, no: “se debía de sentir bastante desplazado en el aspecto económico”. De modo que poco menos que lo obligaron a buscarse la vida y se dejó llevar por la “inercia corruptora” que impera en “este país”. “Resulta muy fácil calificar de chorizo a Iñaki. No seré yo quien lo haga”. Y añade que, a izquierdas y a derechas, “en este país uno no se hace rico trabajando, se hace rico de otra manera”.
En fin, los miembros de la Casa Real, dice Rocasolano, “están acostumbrados a vivir en palacetes, pilotar barcos o conducir coches de alta gama sin pensar de dónde habrá salido el dinero para comprarlos”. Y cuenta la anécdota de su visita a un concesionario de vehículos de la marca Volvo que sirve a la Casa Real y donde, según él, trabaja un amigo. El tal amigo le mostró el Volvo V50 plateado que tenían preparado para la colección de Letizia. Él telefoneó a su prima para decirle que había visto su nuevo automóvil. “La respuesta fue contundente, categórica y nada cordial”: [FONT=&]- [/FONT]“David, a nosotros nadie nos regala nada –silabeó muy rotunda. Nadie nos regala coches. Esos coches son de Patrimonio Nacional”.
O sea, concluye, que “todo es lícito, siempre que se traduzca justificando que se hacen las cosas “al servicio de los españoles”. O que se adquieren bienes que pasan a ser propiedad del “Patrimonio Nacional”. A Urdangarín, yo creo, lo mató el hecho de haber querido también usar ese lenguaje, sin tener derecho a hacerlo”.
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Los anteriores capítulos están en el enlace inferior, en las siguientes páginas:
1 (pag 1), 2 (pag 6), 3 (pag 18), 4(pag 30),5 (pag 32), 6y listado 1 de material gráfico (pag 34), 7(pag 60). http://www.cotilleando.com/showthrea...-Princesa-quot
El capítulo 8 está en la página 15 de este mismo hilo.
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LIBRO
CAPITULO 9. FELIPE, CRISTINA, ELENA
En este capítulo el autor cuenta que su pareja y él frecuentaron la casa del Príncipe (la llamada popularmente Zarzuela II) y que pasaron allí muy buenos momentos. Su prima se encargó de enseñarles toda la casa y así puede dar fe de que la legendaria biblioteca principesca no existe y que no hay más de 200 o 300 libros en la mansión de tan empedernidos lectores.
Lo que sí tienen, en el sótano, es una espectacular e inmensa bodega llena de vinos carísimos. Un laberinto de pasillos de anaqueles con el suelo cubierto de arena de playa. Pero no es arena de playa de Almería ni de Vizcaya. En palabras del propio Felipe “la traen expresamente de una playa del Índica porque tiene las condiciones perfectas para mantener la humedad”. Su prima debía de ser consciente de que el lujo asiático de aquella bodega resultaba un tanto obsceno pagado con dinero del contribuyente. “Oye, hazme un favor. Aunque te parezca una tontería, sed discretos con esto de la bodega. No lo contéis por ahí, ¿vale?”.
Rocasolano hace un retrato muy favorable del Príncipe. Dice que es “una persona mucho más inteligente, mucho más formada y con mucha más humanidad y humildad que su padre”. No le importaría que reinara. Su padre poco menos que le tiene celos y no le permite gestos espontáneos en público, ni que el hijo le robe el protagonismo. Por el encorsetamiento a que lo someten los españoles no hemos logrado percibir todas esas cualidades que, supuestamente, lo adornan. Rocasolano cree que su primo político está mal asesorado. Lo presenta, también, como prudente a la hora de hablar de política con sus huéspedes e invitados.
Ahora bien, reproduce una conversación con él en la que el Príncipe admite que en Zarzuela “estamos más cómodos cuando gobierna el PSOE. Nos dejan bastante más libertad que el PP”. Además, en Zarzuela quieren dar imagen de “una monarquía progresista y desvinculada de su algo vergonzoso pasado franquista”. Y como, según Rocasolano, en el PP son “tan reticentes a condenar el franquismo”, pues está claro hacia quién prefieren inclinarse.
Según el primísimo, Felipe tampoco quiere que se haga ninguna modificación de la Constitución sólo para eliminar la prelación del hijo varón sobre la hija mujer en la sucesión al trono mientras él no sea rey. Si va en un paquete con otras reformas, tal vez. Aunque ahora el heredero es él, que no es el primogénito, y la reforma de la sucesión en estos momentos sería una bofetada a su hermana Elena. Pero lo más importante para Felipe es que si hay que refrendar con un referéndum sólo esa reforma, aquello se convertiría en un plebiscito sobre la continuidad de la monarquía. Si un número importante de españoles decidiera abstenerse podría interpretarse como un rechazo a la institución. Así que mientras él no toque trono, mejor no menearlo.
Sobre su prima dice, curiosamente, que nunca le ha interesado la política. “Ni siquiera creo que la comprenda”, apostilla. “Su discurso en ese sentido fue siempre bastante impropio de una persona que se dedica a la profesión periodística. Se limitaba a generalizar y a decir los tópicos habituales: que todos los políticos, del color que sean, están ahí sencillamente para chupar del bote. Que los sindicatos viven de la jeta y de la subvención… Y extendía esta idea, como no, a los miembros de la Casa Real. Hasta que conoció a Felipe, por supuesto”.
Habla luego de las Infantas y sus maridos. Ya se ha citado en el hilo previo un pasaje relativo a Elena donde la pone de imbécil. Y casi de autista. “Lo que yo he visto es una persona callada, parsimoniosa, inalterable, ausente, ensimismada”. Por lo menos admite que a su pareja y a él “siempre nos trató con una educación magnífica y sin altivez”. Cristina es todo lo contrario: “maja, agradable, dicharachera, ágil, cercana, nada clasista”.
Sobre los duques consortes, ya dejó su descripción negativa de Marichalar en un capítulo anterior. De Urdangarín, en cambio, dice que es “un tío normal, de trato”. Explica las tribulaciones presentes del Duque Empalmado por el diferente trato que ambos yernos recibieron de la Casa Real. Y los atribuye al hecho de que Jaime de Marichalar pertenece a la nobleza y Urdangarín, no, “esta gente piensa así”.
A Marichalar enseguida se le buscaron consejos de administración donde ganar unos buenos duros. A Urdangarín, no: “se debía de sentir bastante desplazado en el aspecto económico”. De modo que poco menos que lo obligaron a buscarse la vida y se dejó llevar por la “inercia corruptora” que impera en “este país”. “Resulta muy fácil calificar de chorizo a Iñaki. No seré yo quien lo haga”. Y añade que, a izquierdas y a derechas, “en este país uno no se hace rico trabajando, se hace rico de otra manera”.
En fin, los miembros de la Casa Real, dice Rocasolano, “están acostumbrados a vivir en palacetes, pilotar barcos o conducir coches de alta gama sin pensar de dónde habrá salido el dinero para comprarlos”. Y cuenta la anécdota de su visita a un concesionario de vehículos de la marca Volvo que sirve a la Casa Real y donde, según él, trabaja un amigo. El tal amigo le mostró el Volvo V50 plateado que tenían preparado para la colección de Letizia. Él telefoneó a su prima para decirle que había visto su nuevo automóvil. “La respuesta fue contundente, categórica y nada cordial”: [FONT=&]- [/FONT]“David, a nosotros nadie nos regala nada –silabeó muy rotunda. Nadie nos regala coches. Esos coches son de Patrimonio Nacional”.
O sea, concluye, que “todo es lícito, siempre que se traduzca justificando que se hacen las cosas “al servicio de los españoles”. O que se adquieren bienes que pasan a ser propiedad del “Patrimonio Nacional”. A Urdangarín, yo creo, lo mató el hecho de haber querido también usar ese lenguaje, sin tener derecho a hacerlo”.